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Mensaje por Michael C. Tallhart Sáb Sep 22, 2012 4:11 am

Como siempre, me tocaba lo mismo. Salir tarde de trabajar. Agradecía que me dejasen autonomía para aprender a desenvolverme mejor en el ámbito sanitario, cómo tratar a los pacientes sin ayuda y a resolver mayores complejidades sin tener a nadie tras de mí indicándome el qué hacer. No era algo tan bueno cuando lo hacían para poder escaquearse para llegar antes a casa y a mi me tocaba pringar más. Pero lo cierto es que todo el mundo me había advertido, nadie me había engañado diciéndome que la residencia fuese un camino de rosas. Así que no es como si me pudiese quejar a estas alturas de la película.

Normalmente solía acatar sin ningún problema, pero en aquella ocasión había hecho planes para la cena. Y lo cierto es que la puntualidad era una de mis manías, por lo que el llegar tarde era algo que no me permitía a mi mismo. Al fin y al cabo, no puedes exigirle algo a alguien si tu no lo haces ¿no?

Con eso en mente salí a prisas del hospital tras haberme cambiado y cogí mi Impala poniendo dirección a mi casa. Una vez hube aparcado en el garaje y entré, observé un inusitado silencio en su interior. Seguramente estuviese solo, lo cual me extrañaba. Pero en aquel momento ni tenia tiempo para hacerme ese tipo de preguntas. Me dirigí raudo hacia la cocina para sacar de la nevera, en donde el día anterior había guardado unos trozos de salmón que había comprado el día anterior en la pescadería, para comenzara cocinar. No tenía demasiado tiempo para hacer nada demasiado sofisticado ya que suponía que Lorraine no tardaría en llegar, así que sin perder demasiado tiempo se dispuso a su tarea a la par que fregaba unos platos que había en el fregadero y ponía la mesa. A veces me sorprendía de lo eficiente que podía llegar a ser en situaciones de estrés.

Una vez hube terminado, me dispuse a colocar sobre una bandeja el salmón a la plancha recién hecho y aderezado con perejil y ajo, en un bol el puré de patata y en otro un poco de ensalada que había arreglado con unas cuantas cosas que había arreglado. Como aún faltaban unos minutos para que llegase, cogí unas tostas de pan y comencé a hacer canapés con mantequilla y salmón, otros con paté y otros con queso de untar con algo de albahaca por encima. Siempre me excedía un poco a la hora de cocinar, pero era de los que prefería que sobrase a que faltase comida en la mesa. Además, si alguien llegaba más tarde y no le apatecía cocinar siempre podría coger algo de lo que había sobrado y, sino, podría llevárselo mañana al trabajo en un tupper. en un momento de lucidez, extraje del frigorífico la botella de vino blanco que había puesto la noche anterior para no servirlo tan frío.

viendo que aún me sobraba algo de tiempo, extraje unos candelabros que guardaba en uno de los muebles del comedor y coloqué unas velas rojas sobre él para darle al ambiente un toque más elegante y refinado.Quien viera todo lo que había dispuesto podría pensar que preparaba una cena elegante para mi pareja en vez de para mi querida prima, pero eso no era lo importante. Mientras esperaba a que llegase, volví a la cocina a fregar alguna de las cosas que había ensuciado para hacer tiempo. Estaba extrañamente hiperactivo aquella tarde-noche, pero seguramente era porque sabía que en el momento en el que me sentase todo el cansancio acumulado aparecería de golpe.
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Mensaje por Lorianne S. Signoret Sáb Sep 22, 2012 2:56 pm

¡Vaya día tan ajetreado que llevaba! Se había tirado toda la mañana en su casa, limpiando, organizando la casa y poniendolo todo en su sitio, ya que con el trabajo que tenía no le daba tiempo a mucho. Eso no quería decir que tuviera el día libre, si no todo lo contrario, claro que tenía que trabajar pero le tocaba el turno de tarde y por eso tenía que hacer lo que había estado haciendo toda la mañana. Cuando terminó de sus quehaceres, se puso manos a la obra en la cocina, llevaba ya varios días sin ponerse con una de sus pasiones y eso no podía ser, a Lori no le gustaba tirarse días y días sin tocar ni un sólo rodillo ni manusear todo tipo de masas para hacer cualquier postre. Se puso su delantal rojo de lunares blancos, al cual le tenía aprecio porque se lo había regalado su primo y siempre que cocinaba tenía la costumbre de ponerselo. No sabía muy bien el que iba a cocinar, pero un postre o una tarta, de eso no cabía duda.

Después de debatirse varios minutos sobre que cocinar, sacó todas las cosas que hacían falta para hacer un pudding de chocolate, acompañado de unos muffins de chocolate y un mouse de limón. Todo eso lo había hecho en poco tiempo, ya que se le daba de maravilla la cocina a la castaña, pero sobre todo los postres. Sonrió de oreja a oreja cuando ya tubo los tres postres sobre la encimera de la cocina y sacó varias bandejas para ponerlos, cualquiera que la viera hubiera dicho que se iba a poner las botas, pero no se lo iba a comer ella sola, pensaba en compartirlo con alguien y que mejor alguien que su primo de sangre.

Su turno comenzó a las 13 pm y terminó a las 20 pm. Cuando tuvo su descanso para comer, le llegó un sms al móvil, era de Mike que la invitaba a cenar a su casa. Lori le respondio diciendole que estaria encantada de asistir y que esperaría impaciente a que se pasaran las horas volando, aunque la verdad es que cuando esperaba algo impaciente, las horas pasaban lentas y más lentas aún.

Adoraba a Mike, le tenía un cariño grandisimo y tan sano que jamás se le pasaría por la cabeza el traicionarle o defraudarle, estaba a su lado desde hace 24 años y aunque la diferencia de edad era de 2 años, Lori le iba a querer igual o incluso más por encima de todo. Estaban bastante unidos, siempre estaban juntos el uno con el otro, se contaban todo hasta lo incontable y se apoyaban tanto en los buenos momentos como en los malos. En su caso, no se podía decir que dos primos no se podían querer tanto, demasiado como ellos lo hacían.

Cuando por fin salió de trabajar, se fue a toda prisa a su casa ya que no quería desperdiciar ni un sólo segundo del tiempo, no le gustaba llegar tarde porque aquello quería decir que sería impuntual y eso con Lori no iba. Le mandó un sms a su primo cuando abrió la puerta de su casa, diciendo que aunque llegara unos pokos minutos más tarde, que la esperara y que lo sentía por si lo iba a hacer esperar. Subió hasta el baño y se dió una ducha rápida, desvistiendose y vistiendose a toda la velocidad que podía, cuando estubo lista bajó hasta la cocina y cogió las dos bandejas que contenían el pudding de chocolate y el mouse de limón y en una bolsa llevaba la caja de los muffins y un vino reserva que tenía conservando en su despensa mucho tiempo, lo reservaba para la mejor ocasión y ésta pensaba que era una de ellas.

Metió todo en el maletero del coche y condujo hasta la casa de Mike, cuando aparcó, cogio la bolsa se la puso en el brazo y en las dos manos llevaba las bandejas. De camino al porche iba mirando por donde caminaba, porque por un tonto tropezón podría acabar todo en el suelo y no quería que pasara eso. Como no podía llamar al timbre con las manos, optó por acercar su cara y tocar el timbre con la punta de la nariz, después de tanto esfuerzo dio sus frutos, sonó el timbre anunciando la llegada de Lorianne.

- ¿Un poco de compañía? Y.. ¿De ayuda? No me vendría nada mal, puesto que he traido el postre. - Le dijo con una amplia sonrisa en su rostro cuando Mike le abrió la puerta. Enseñandole lo que traía en sus manos.

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Mensaje por Michael C. Tallhart Miér Sep 26, 2012 11:01 am

Lori parecía retrasarse más de lo que normalmente hacía y, por mi mente, pasó la duda de que le hubiese ocurrido algo malo. Evidentemente me preocupé bastante así que inmediatamente agarré el móvil para llamarla, no para apurarla sino que simplemente le bastaba con saber que estaba bien. Mi rostro se relajó al ver un sms que decía que tardaría. Emití un largo suspiro sin tan siquiera molestarme lo más mínimo. Era de aquellas personas a las que les perdonaba todo, dentro de unos límites razonables evidentemente. El mensaje era de hacía ya unos cuantos minutos: seguramente estaba tan enfrascado preparando la cena que ni se había percatado de que su prima le había enviado aquel aviso, así que apartó a un lado las preocupaciones y se sentó en el sofá, finalmente rindiéndose ante aquel cansancio que lo había perseguido desde que había llegado a casa.

Justo al hacerlo, sonó el timbre de la puerta. No pude evitar sonreír irónicamente mientras negaba con la cabeza "Ni que tuviese cámaras en la casa y supiese exavctamente cual era el momento exacto para hacerlo" Pensó de broma. Se levantó del sofá de un salto y apuró el paso hacia la puerta, abriéndola de par en par. Al ver el rostro de su prima del otro lado del marco no pudo reprimir una gran sonrisa. Sus palabras me hicieron reaccionar ya que ni me había percatado de que llevaba algo - Sí, claro.. ni cuenta me había dado - dije mientras cogía con cuidado las dos bandejas que traía y daba unos pasos hacia atrás para que pudiese entrar en mi casa. - No me digas que es lo que creo que es... Por que entonces, definitivamente tendré que invitarte a cenar más veces - Dije bromeando, aunque realmente me alegraba el sostener aquellos manjares sobre las manos. Sino me engañaba, seguramente fuese algún tipo e pastel o otro tipo de repostería y nadie podía negar que esa mujer cuando cocinaba realizaba verdadera magia.

Me dirigí hacia la cocina, apoyando las tartas sobre la encimera para abrir la nevera y, tras ello, las guardó en su interior. Regresó tras sus pasos para regresar con su prima y después de asegurarse que no cargaba nada más le dio un fuerte abrazo. - Lori... Estás guapísima. Vamos, como siempre - Me separé unos centímetros para mirarla dulcemente a los ojos y, tras ello le di un dulce beso en la frente - ¿Sabes? No había leído el mensaje y creía que te había pasado algo.. Me llevé un susto de muerte - Mi rostro se ensombreció un poco al recordarlo, aunque en seguida recuperó mi habitual sonrisa amable - Que por cierto, lo de antes era broma. No era necesario que trajeses nada... Si te he invitado a cenar fue para que precisamente no te esforzases tu en nada. Aunque he de decir que eres muy oportuna porque a mi se me había pasado por completo - Acabé puntualizando y lancé unas suaves risotadas. Después de ello, dirigí mi vista hacia la mesa del comedor - Por favor, siéntate donde quieras ¿eh? Sabes que estás en casa, creo que no necesitas que te lo repita más veces - Pese a que eramos primos-hermanos, para mi era mi hermana. Siempre habíamos pasado mucho tiempo juntos y era una de las personas que tenía en más alta estima. En verdad, la adoraba. Siempre habíamos sido muy cercanos y no creía que aquellas palabras fuesen necesarias. - De todas formas me remito a lo de antes, cuando te invite no me traigas nada.. Esos formalismos déjalos para cuando vayas con alguien que conozcas menos.. Conmigo, no. Ya sabes, como dice el dicho... la confianza da asco

Tras haberla saludado como solo ella se merecía, me acerqué junto a la chimenea para encender un cálido fuego. Adoraba hacerlo cuando disfrutaba de buena compañía, como era el caso, y además acabaría de dar el tono adecuado a la velada.La chimenea y las velas le daban aquel toque de distinción que solía utilizar cuando ella acudía a cenar a casa. Era quizás una costumbre que había adquirido de mis padres peo no me importaba ni lo más mínimo A mi no me suponía ningún esfuerzo a mayores y había que reconocer que le daba otro ambiente más bonito.- Creo que si supongo que el motivo del retraso fue el trabajo, no estaría muy desencaminado, ¿no? - Acerqué mis pasos hacia ella para mirarla mientras terminaba mis palabras. - Si te sirve de consuelo, tampoco hace mucho que he regresado a casa. Estuve casi 12 horas encerrado en el hospital trabajando. Creo que si contasen las horas a mayores que me quedo al terminar mi jornada laboral, podría colmar las paredes de oro - Bromeé, puesto que estaba exagerando. Pese a que si que creía que podría cobrar poco menos que el doble de su sueldo actual. Aún así, no se quejaba. Otra gente no tenía tanta suerte como él: trabajaba las mismas horas y su sueldo era bastante inferior. Además, jamás le había faltado de nada gracias a sus padres. Y, al fin y al cabo, el motivo por el que había hecho su carrera no era otro que ayudar a los demás. Sería un poco falso no admitir que la idea de cobrar bien le atraía, pero al menos no lo era todo como para otras personas.
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Mensaje por Lorianne S. Signoret Jue Sep 27, 2012 10:33 am

Dejó que su primo cogiera las dos bandejas que ella había traído y pasó al recibidor de la casa, cerrando tras de ella la puerta. Sonrió a Mike y le guiñó un ojo al mismo tiempo en que veía que él se dirigía hacia la cocina.

- Sabes perfectamente lo que puedo traer, aunque hoy toca cambiar de postre. Un pudding de chocolate y un mousse de limón es lo que llevas sobre las manos. - Lori tenía por costumbre el traer algún que otro pastel o todo tipo de repostería cuando iba a ver a su primo, y esa vez no iba a ser menos. - Espero que te guste y sabes que puedes invitarme a cenar cuando quieras que yo estaré encantada. -Le dijo alzando un poco la voz cuando él se encontraba en la cocina.

Lori se dirigió al comedor y sacó de la bolsa que había traído con ella, la caja que contenía los muffins de chocolate y el vino de reserva, era un pequeño detalle en comparación con el detalle que había tenido su primo. Se quedó fascinada al contemplar aquel elegante, bonito y delicado panorama que tenía delante de sus ojos. Siempre le pasaba cuando iba a cenar con su primo, pero esta vez le parecía más impactante que las demás. Le correspondió al abrazo que le dio Mike y le dedicó una dulce sonrisa cuando la besó en la frente. Le encantaba que la mimaran y más que fuera una persona tan especial como lo era su primo.

- No exageres primo, que para guapo ya estás tú. - Le dijo rodeandolo por la cintura con sus brazos y subiendo la mirada para mirarle a los ojos. - No te preocupes primo, estoy ya aquí, no tienes de que preocuparte. He llegado sana y salva y eso es lo que importa, ¿no? - Le dijo alargando el brazo y acariciandole la mejilla con la mano. Aquel gesto le gustaba hacerselo a las personas que más aprecio les tenía y una de ellas no era nada más y nada menos que Mike. - No importa, sabes que no es ninguna molestia el ponerme a cocinar algo y más cuando se trata de elaborar pasteles y cosas por el estilo. Que la cocina junto a la repostería es algo que me encanta y me gusta hacer muchas y variadas recetas. - Era tan verdad lo que le decía como que el "don" para la cocina era cuestión de genes, puesto que su madre era una excelente cocinera y eso a Lori, le corría por las venas.

- Los hombres primero. -Le dijo con una amplia sonrisa en la cara mientras que se dirigía a una de las sillas y la apartó, invitando a su primo a que se sentara en ella. ¿Y qué más daba si era al revés? Ella no hacía caso a esos protocolos de que si las mujeres iban primero o no, sólo quería que su primo tuviera prioridad en sentarse, ya que él se había molestado en organizarlo todo más en cocinar la cena y preparar aquella velada tan mágica que iban a tener. - Y sí. - Le dijo al mismo tiempo que asentía con la cabeza. - Sé que estoy como en mi casa, que por cierto.. al final optaré por mudarme aquí contigo y con los demás aunque creo que con lo que tenéis ya es bastante. -

A Lori no le costaba para nada el hacerle ningún tipo de pastel o dulces a su primo, porque amaba la cocina y más los postres y si llevaban chocolate aún más. - No son formalismos, lo hago porque quiero y sabes que lo que se trate de cocinar o de elaborar postres y dulces, me encanta. Y además así no tienes que gastar dinero, ya te los hace tu prima y lo hago encantadísima. - Le dijo con una amplia sonrisa dibujada en su rostro y le guinó un ojo.

Quitó la servilleta que estaba sobre la mesa y se la puso en las piernas, aquel gesto de educación había sido gracias a su madre que se lo había enseñado desde pequeña, aquel gesto y otros muchos más que según Stephany eran modales de señorita. Cuando ya vio que estaba todo listo, le sirvió un poco de salmón a su primo y luego se puso ella en su plato. Después descorchó el vino de reserva que había traído ella con el sacacorchos que había sobre la mesa y le puso en la copa de su primo y volvió a imitar el gesto en la de ella.
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Mensaje por Michael C. Tallhart Lun Oct 01, 2012 10:51 am

Al escuchar desde la cocina lo que me decía mi prima, tuve que reprimir un fuerte deseo de descubrir los pasteles y probarlos antes de guardarlos. Tras una mostrar una gran fuerza de voluntad y cerrar la nevera tras de mí, suspiré y sonreí, contento por el logro que acababa de lograr - No puedes hacer estas cosas, que después como mucho y engordo - Dije nuevamente mientras entraba por la puerta del comedor, observándola fijamente mientras arqueaba una ceja y me golpeaba el abdomen con la palma de la mano derecha - Y sabes que puedes venir a cenar a mi casa cuando te de la gana, lo sabes de sobras. Mientras que me avises para que haga suficiente comida para los dos.- Le guiñé un ojo. No me gustaba que la gente apareciese sin avisar, pero simplemente por aquel motivo.

Me fije en que mi prima sacaba una caja y una botella de vino. Fruncí el ceño y me crucé de brazos ante ella - ¿Has traído todo el supermercado? - Le pregunté bromeando mientras observaba que era todo. La confianza daba asco y con ella no tenía reparos de aquel tipo. Si fuese otra persona hubiese esperado a que me dijese ella misma lo que era. Pero Lori era diferente. Me tomaba más libertades. -No sé si poner un control en la puerta de casa, una aduana como un aeropuerto para que no hagas de estas cosas - Volví a bromear y volví a darle un beso en la frente - Gracias cielo, pero no hacía falta. Además, yo también compré una botella de vino.. Ahora tendremos que beber las dos - Dije esto último como fastidiado, aunque en mi rostro se dibujaba una sonrisa pícara - Con lo poco que me gusta.

Ladeé la cabeza cuando mi prima me llamó guapo. - No exagero prima, digo lo que salta a la vista - Ciertamente siempre había tenido mucha elegancia la hora de vestirse, era de las personas más estilosas que conocía en Storybrooke. Si a eso le añadíamos que tenía un rostro angelical y un cuerpo de infarto... Si, es de mi familia. Pero una cosa o quita la otra. Tenía ojos en la cara. - Bueno, obviamente eso no te lo voy a discutir. Aunque también fue mi culpa por dejar como siempre el móvil tirado por ahí y no darme cuenta de cogerlo - Me reí por lo que acababa de decir. Era cierto, la verdad es que no sé ni porque lo tenía. Jamás lo tenía a la vista y siempre en silencio, así que la mayoría de las veces me enteraba tarde de las cosas. - Lo sé mi pequeña, pero si te invito es para que tu no pases trabajos y me encargue yo de todo. Sabes que cuando me pongo en ese plan soy muy controlador y no quiero que se me escape ningún detalle. - Muchas veces me refería a ella como pequeña, un apelativo cariñoso que hacía mención a que era más bajita que yo pese a los taconazos que normalmente llevaba y, a su vez, a que era más joven.

Cuando nos íbamos a sentar a la mesa prácticamente me obligó a sentarme a mi primero, obligando a que me saltase todo el protocolo que se me había enseñado desde que era pequeño. Sabía que esas cosas no iban con ella y que muchas veces se las saltaba cuando estaba conmigo. No pude ni reprimir una sonrisa mientras hacía lo que me mandaba. - Pues.. queda una habitación libre, así que está en tu mano. Me encantaría que estuvieses aquí. Será como en los viejos tiempos cuando dormíamos juntos - Dije emocionado mientras recordaba alguna noche que habíamos pasado tanto en su casa como en la mía, jugando y contándonos historias hasta altas horas de la noche. Normalmente, siempre le contaba historias de miedo hasta que tenía miedo y, al día siguiente, me echaban la bronca porque no había podido dormir. Siempre habíamos tenido como esa relación de casi hermanos donde yo cumplía con el papel de hermano mayor.

Le sonreí tiernamente mientras hablaba. Cuando terminó sacudí la cabeza - Ya sé que no lo haces por formalimos y creeme, me encantan. No hay nada que se les iguale tan si quiera. Es una cosa anormal lo ricos que están. No te vayas a pensar que no te gusten - dije antes de que se llevase la impresión equivocada por mis palabras - Pero simplemente es eso, me gusta que si te invito pueda hacerlo yo. A no ser... que no te gusten mis postres por que sí, lo admito. La maña que tengo cocinando no la tengo en el arte de la repostería. Aún se me sigue resistiendo. - Dije en tono de broma aunque era completamente cierto. Los pasteles era algo que nunca había sido capaz de lograr cocinar - De todas formas, hoy se me habían olvidado así que... No diré que sobran. - Descorché la botella de vino y le llené por la mitad su copa primero, y posteriormente la mía. - Bueno, espero que te guste. No me ha dado tiempo a hacer nada fuera de lo común que salí algo tarde... pero es de lo más rico que sé hacer. todo el mundo dice que mi puré de patata es inigualable
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Mensaje por Lorianne S. Signoret Mar Oct 02, 2012 3:00 pm

- Venga primo, no te quejes. Que tampoco es para tanto, sólo que me gusta tener varios detalles contigo, así que no tienes que decir nada ni darme las gracias, porque lo hago porque quiero, ya te lo dije. - Le dijo dedicandole una dulce sonrisa. - Bueno, no pasa nada. Nos bebemos las dos si queremos, que un capricho de vez en cuando no viene mal. Además si bebo, ya sabes que me quedo a dormir aquí porque no voy a coger el coche bebida. -

Suspiró casi inconscientemente cuando le dijo que no exageraba, sino que decía lo que veía y le echó una mirada de esas que casi mataban, alzando la ceja a su vez. - De verdad primito, exageras demasiado. Ni que fuera alguna diosa o algo por el estilo, soy una persona normal, como las demás. Bueno.. la única persona que no es normal aquí es Siobhan, pero sshh.. - Le dijo al mismo tiempo en que gesticulaba el "sshh" poniendose el dedo índice sobre sus labios, haciendo el sonido del silencio. - ¡Es un secreto! - Le dijo riendose divertida.

Se cruzó de brazos cuando Mike le dijo que él era el que se encargaba de todo para que ella no trabajara y le hizo una burla algo infantil aunque después se dibujó una amplia sonrisa en su rostro. - Las mujeres también nos podemos encargar y más yo, que se me da de maravilla la cocina, según los que han probado mis platos, postres y dulces. -

El que él le dijera que le gustaría que Lori viviera con ellos y le recordó la infancia de ambos, cuando se pasaban horas y horas el uno con el otro, jugando, divertiendose y sobre todo, cuando Mike le contaba historias de miedo y luego Lori se pasaba la noche sentada sobre su cama, agarrándose las piernas y cubierta de cabeza a pies con la sábana, y como no acompañándose de su linterna y su peluche. Eran unos bonitos recuerdos a pesar de que la pequeña Lorianne se había pasado noches y noches sin dormir, y Stephany le regañara al pequeño Michael por haberla traumado con sus historietas. - Pues no me lo digas dos veces, que sabes que por mí encantada. Aunque me gustaría saber también la opinión de los demás, que no sólo conviviría contigo. -

Le devolvió la sonrisa y le negó con la cabeza cuando vio que Mike se estaba pensando que Lori pensaba que a él no le gustaban sus postres y se rió divertida. - No te preocupes sé que te gustan, si no te resistirías a probarlos antes de meterlos a la nevera, que sé que casi no te puedes resistir a darle uno que otro bocado. Pero a tí te ha tocado tener el "don" para elaborar riquísimos platos y a mí el de los pasteles y los dulces, por lo menos está bien repartido. - Le dijo mientras que veía como descorchaba la botella de vino y le echaba en la otra copa que tenían ambos sobre la mesa, que Lori no entendía para que había puesto dos copas a cada uno, si agua no es que bebieran precisamente. Pero les venía bien, porque una contenía el vino de reserva que Lori había echado antes y en la otra el vino que Mike le había echado. Cogió la copa con el vino de su primo y la alzó para brindar. - Brindemos por nosotros, por esta velada tan mágica y porque siempre estemos juntos. - Le dijo con una amplia sonrisa en su rostro, mirando a Mike y esperando que él hiciera lo mismo.
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Mensaje por Michael C. Tallhart Lun Oct 08, 2012 7:52 am

Ladeé la cabeza mientras la miraba fijamente escuchaba la retahíla de explicaciones que le daba por haber traído sus postres. Finalmente acabé cediendo, mostrando una suave risa - De acuerdo, no hace falta que me des más explicaciones. Juro solemnemente que no volveré a protestar si traes alguno de tus maravillosos postres. Sino creo que me acabarás dando una charla magistral demasiado larga con tus múltiples razones para hacerlo - Añadí bromeando. Sabía que ella lo había porque quería pero me sentía mal porque no me gustaba que cuando invitaba a alguien se sintiese obligado a llevar nada. De todas formas debería haberse acordado de que dijese lo que dijese, no podría hacer cambiar de opinión a su testaruda prima. No pude evitar sonreírle cuando mencionó lo de la y negar con la cabeza - Creo que estoy siendo una mala influencia para ti. Por mi, sabes que perfecto. No puedo decirle que no a unas botellas de vino tan exquisitas - Dije mientras cogía la botella con mi mano derecha y observaba lo que rezaba la botella.

Acompañé a mi prima en su risa con la mia propia tras haber escuchado sus palabras. Seguía creyendo que era una chica guapa, pero no se lo iba a discutir porque ella jamás se lo admitiría así que sería una forma estúpida de perder el tiempo. Lo que si me sorprendió fueron las palabras sobre Siobhan. La verdad es que pocas veces había hablado con la alcaldesa, pero siempre le había parecido una persona educada y muy recta en lo que a modales se refería. Sin embargo, desprendía la esencia de una mujer madura hermosa. - Pues.. a mi no me importaría estrechar lazos al menos alguna vez con la alcaldesa - Dije mientras colocaba mis dos manos tras la cabeza y pensaba en la esbelta figura de la mujer y su cabellera rubia - No puedes negar que tiene mucho atractivo.

Suspiré cuando dijo lo de las mujeres y me rasqué la nuca antes de dejar que mis brazos cayeses y se colocasen de nuevo en paralelo a mi tronco - Lo sé perfectamente, no era ningún tipo de ataque para vosotras. Sé que lo hacéis muy bien, al menos hablo por ti que eso lo sé a ciencia cierta. De todas formas, es eso, simplemente quería que no te esforzases en nada. Pero viendo que es como hablarle a una pared, creo que no volveré a decírtelo - Me reí nuevamente. Pese a que yo me consideraba una persona bastante terca, mi prima cuando se lo proponía podía llegar a superarme.

Verdaderamente me hacía ilusión que ella viniese a casa con nosotros. A todos los que vivían conmigo les había pillado un cariño especial: Ian, Megan y Christian. Pero mi prima era diferente; pese a que me parecía una tontería el tener que querer a alguien más por ser miembro de tu familia, en el caso de mi prima no era ese el motivo. Quizás si la causa, ya que aquello había acabado desembocando en pasar mucho tiempo juntos y convertirse ya desde pequeños en inseparables. - No creo que tengan problema, por eso no te preocupes. Además por suerte esta casa tiene bastantes habitaciones. Nunca me expliqué porque mis padres habían comprado una casa tan grande si solo éramos tres... Aunque bueno, ahora tienen su función - Me encogí de hombros y no decidí darle más vueltas a aquella decisión de mis padres.

Sonreí ante las palabras de mi prima e, incluso, habría jurado que me había sonrojado levemente ante sus palabras. Sí, la verdad es que de siempre todo el mundo le había dicho que cocinaba bastante bien. Era algo que desde pequeño le había llamado y, por tanto, que había realizado siempre que había podido con la ayuda de su madre - De todas formas, creo que a ti cocinar tampoco se te da nada mal primita, no te deshagas tanto en elogios para mi cuando tu también deberías estar incluida en ellos - Le sonreí nuevamente de forma dulce mientras cogía la copa del vino que había traído Lorianne. Agité suavemente la copa antes de acercarlo a mis labios y lo olí. Ciertamente el olor que desprendía era exquisito. - Exactamente, por nosotros y porque estas reuniones se repitan mucho más frecuentemente, sobre todo si al final vivimos juntos - Choqué mi copa suavemente con la suya para realizar el brindis y le di un corto trago al vino, saboreándolo. - Exquisito - Dije en voz baja, como pensando en voz alta. Después cogí el cuchillo y el tenedor y comencé a degustar el salmón que había elaborado. - Por cierto, ¿qué tal en el trabajo? ¿Alguna novedad?
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Mensaje por Lorianne S. Signoret Mar Oct 16, 2012 9:20 am

- Así me gusta, eso está mejor. - Le dijo riendo también al igual que su primo cuando le dijo que no iba a protestar más cuando trajera algo de postre para la cena. - De mala influencia nada que eres el único hombre con el que paso la mayor parte de los días y el único también que me comprende, con el que más me divierto también. - Todo lo que le estaba diciendo era la verdad, ya que Lori no es que se relacionara con muchos hombres, sólo con los que iban a comprar alguna que otra joya a la joyería y alguno que otro con el que había intercambiado algunas palabras.

- Yo mejor me mantengo al margen del camino de esa mujer, ya que no me da buenas vibraciones. Creo que algo oculta, pero no estoy segura.. sólo que no me da buena espina. - No todo el mundo podía ver con buenos ojos a la alcaldesa o le podía caer bien, no a todo el mundo le caía en gracia y Lori era una de esas personas que no simpatizaban con aquella importante figura para el pequeño pueblo en el que vivían.

Miró a Mike, prestando atención a lo que le estaba diciendo y se llevó un sorbo grande de vino a su boca. - No estaba a la defensiva, sólo hablaba por lo que me toca de parte, pero sabes que no me supone ningún esfuerzo y siempre que quieras podemos hacerlo los dos, cuando tengas tiempo y quieras nos ponemos a elaborar postres y dulces que yo te enseño encantada lo que no sepas. - Le miró de reojo con una expresión seria que a los pocos segundos tuvo que cambiar porque le entraba la risa. La verdad era que con su primo no se podía enfadar nunca, por mucho que pasara lo que pasara.

- Porque sabían que tarde o temprano acabaríamos viviendo bajo el mismo techo, ya que desde siempre nos han visto inseparables y eso nunca va a cambiar por mucho que viviéramos lejos o el trabajo nos ocupara las 24 horas del día. - Le tenía un cariño especial a sus tíos, sobre todo a su tía que era la que había cuidado de la pequeña Lori cuando Stephany trabajaba y no podía ocuparse de ella, de ahí que la relación de ambos primos se hiciera tan inseparables.

- Lo sé, ambos tenemos el don culinario, eso son los genes primito. Siempre que quieras y puedas se repetirán, de eso no tengas duda. - Le dijo chocando su copa con la de él y se la llevó hasta sus labios para darle un nuevo sorbo. - Bien, como siempre. No me puedo quejar, todo en orden y en su sitio. ¿Y tú? ¿Más jaleo que del normal en el hospital? ¿Algún fichaje nuevo al que le has echado el ojo? - Le preguntó riendo divertida con una sonrisa pícara.
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Mensaje por Michael C. Tallhart Miér Oct 24, 2012 11:03 am

Parecía conforme con mi declaración de que iba a dejar de discutir con ella y afiancé mis palabras con una amplia sonrisa. Desde luego, cada vez que a escuchaba sabia perfectamente que la testarudez era de herencia familiar. Ambos habíamos heredado aquel peculiar a la par que común rasgo en cuanto a personalidad. Eso era algo que nadie podía discutirnos. – Eso es porque tu no quieres amor, pero… Yo soy mucho más feliz así – A veces me daba la sensación de comportarme con ella más como un hermano mayor que como otra cosa, al fin y al cabo siempre le lanzaba algún comentario como aquel y no es que me hiciese especial gracia saber que podía ser del interés de otros chicos. Ya no porque tuviese intereses románticos por ella ni muchísimo menos, eso sería muy enfermizo de mi parte, simplemente no lo podía evitar – Todos son unos cerdos, no los necesitas – sentencié firmemente y no pude evitar carcajearme por lo que acababa de decir.

Me encogí de hombros tras escuchar la opinión que tenía de la alcaldesa. Parecía haber mucha gente con una opinión parecida a aquella pero yo no lograba ver el motivo. Sí era una persona dura en ocasiones, pero entendía que en aquellas situaciones de poder necesitaba mostrarse aquel tipo de personalidad para o permitir que nadie se rebelase. Al menos, aquella era mi opinión – yo creo que lo exageráis un poco, no veo a la alcaldesa como una bruja. Vosotros lo pintáis como una mala persona y yo… no veo que le haya hecho nada malo al pueblo.

Su proposición sonaba tentadora. Me rasqué la nuca con la mano derecha mientras ladeaba la cabeza y entrecerraba mi ojo derecho – Como me quieras enseñar todo lo que no sé hacer de repostería, creo que las clases podrían llegara eternizarse durante meses porque mi base es bastante… escasa – Acabé con una risa mientras volvía a colocarme en una postura normal. Además de no tener demasiada idea siempre que intentaba llevar a cabo algo, acababa con catastróficos resultados. Lo último había sido casi prenderle fuego a la casa intentando hacer un bizcocho en el horno.

Me reí cuando dijo aquello; la mente de mi prima cuando dejaba volar su imaginación era realmente prodigiosa aunque ¿quién sabe? Igual estaba en lo cierto – Dudo que aquel fuese el motivo aunque eso no es lo importante. Lo importante es que podemos sacarle provecho viniendo tu a vivir aquí y así poder cumplir ese ficticio sueño que tenían – le saqué la lengua en una muestra del carácter infantil que a veces asomaba en mi personalidad, sobre todo en presencia de ésta.

Me quedé unos segundos en silencio, como intentando hacerme el interesante antes de acabar de responder a aquella pregunta. De hecho, antes de hacerlo corté un trozo de salmón y me lo llevé a la boca, degustándolo con lentitud para acentuar la espera – Pues lo cierto es que mi vida ha estado algo solitaria últimamente, no he fichado a nadie.. por el momento – Puntualicé de forma divertida y le guiñé un ojo – En el hospital más o menos lo de siempre, lo positivo es que cada vez permiten que me ocupe de más responsabilidades y supongo que eso quiere decir que estoy haciendo bien mi trabajo. Sino no creo que se jugasen el cuello dejándome hacer todo lo que hago – Volví a encogerme de hombros ya que desconocía el motivo oficial, jamás me lo habían transmitido y yo tampoco lo había preguntado por considerarlo una pregunta poco apropiada. – Pero ahora lo importante es que comamos y, obviamente, bebamos para eludir un poco estos días estresantes que estamos teniendo.
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Mensaje por Lorianne S. Signoret Sáb Nov 10, 2012 12:19 pm

- No es que no quiera amor, es que estoy mejor sola que mal acompañada. Me refiero que no me hace falta un hombre que me tenga que decir lo que tengo que hacer, lo que me tengo que poner o que me trate como si fuera su chacha y tenga que hacer yo todas las tareas domésticas. Prefiero ser libre y hacer lo que me plazca siempre que quiera, sin tener a nadie que me tenga que estar mandando o manejando a su antojo. -Estaba claro que Lori no necesitaba a un hombre en su vida que estuviera mandándola ni manejándola como él quisiera, ya que ella era muy independiente y se sabía valer por sí misma, además de que tampoco quería volver a pasarlo tan mal como lo había pasado años atrás. Ella era un alma libre y nada ni nadie le impedía hacer lo que quisiera cuando quisiera, eso la castaña lo tenía más que claro.

¿Qué no veía a la alcaldesa como una bruja? Hombre visto así sonaba mal, pero Lori en ningún momento le había dicho que le pareciera una bruja, simplemente no le daba buenas vibraciones y por mucho que ella quisiera confiar en aquella mujer, le era imposible porque si alguien no te da confianza, por mucho que hagas, nunca te la dará. - No exagero, no he dicho para nada que sea una bruja o la mala del cuento, simplemente que no me da buenas vibraciones y ya está. Cuanto menos me encuentre la presencia de la alcaldesa mejor.. es que no sé, me incomoda su presencia.No tengo ni idea por lo que es, pero algo me dice que no puedo confiar mucho en ella, no me preguntes lo que es primito porque tampoco lo sé.. - Dijo encogiéndose de hombros ante lo que acababa de soltar.

- Bueno, por algo se empieza, ¿no? Yo estoy para ayudarte y si es haciendo lo que más me gusta pues que mejor, así que si algún día quieres hacer algún postre o dulce que no sepas, me avisas y yo encantada te ayudo. - Le dedicó la mejor de sus sonrisas y siguió comiendo aquel delicioso manjar que le había preparado su primo. Se rió cuando Mike le sacó la lengua a modo de burla infantil y para compensar que a veces eran dos niños pequeños como en antaño, Lori imitó el bonito gesto de su primo, riéndose después al ver la cara de bobos que debían de tener. - Pues mañana mismo me ayudas con la mudanza, que hay muchas cosas que traer y esto no acaba más que empezar. - Le dijo con una sonrisa de oreja a oreja, aunque aquello se lo decía en parte en broma, por otra parte no resultaba ser una idea del todo mala.

- Bueno.. pero sabes que siempre me tendrás a mi y cariño no te va a faltar, aunque no sea del que tú quieres. - Le dijo riéndose y guiñándole un ojo ella también. Se llevó varios bocados más del delicioso salmón a la boca y le asintió con la cabeza ante el comentario de Mike. - Sí, eres un gran médico y es normal que quieran disponer de tu gran trabajo, dándote mayores responsabilidades. Pero eso te hará crecer más y enfrentarte con el tiempo a mayores retos y saber actuar bien en todos los casos a los que tengas que ponerte frente a ellos. - Le sonrió divertida y alzó la copa de vino, para que volvieran a brindar. - Brindemos por pasarlo bien, disfrutar y olvidar todo lo malo que nos afecte en nuestra vida. ¿Qué tal si.. bebemos hasta la última gota? Al menos por esta noche.. - Tampoco tenía nada de malo que se bebieran dos botellas de vino entre ellos dos, porque contaban con que si les pasaba algo Mike podía ponerle remedio y si no ya se apañarían ellos para ir al hospital, el caso era divertirse y evadirse de los problemas y los malos rollos que llenaban sus vidas al menos por aquella noche.
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Mensaje por Michael C. Tallhart Mar Nov 27, 2012 1:42 pm

La miré ligeramente sorprendido por la retahíla de cosas que acababa de decir mientras que parpadeaba varias veces. No pude evitar emitir una sonora carcajada mientras negaba con la cabeza - Eres incorregible, Lori - logré decir tras haber recuperado la seriedad ligeramente - Ni que todos los hombres fuésemos unos retrógradas machistas que no sabemos valorar a las mujeres. Seguro que hay alguno ahí fuera que cumple las expectativas que te impones, esperando a que aparezcas. Aunque con esos ideales, difícilmente lo vas a descubrir. - La miré fijamente a los ojos mientras torcía los labios. No sabía porque le estaba diciendo aquellas cosas, ya que con mi prima era bastante sobreprotector con el tema de los hombres - Bueno, ¿sabes qué? Mejor olvida todo lo que acabo de decir y sigue con tu visión fatal de los hombres. Sí, todos caca - terminé riéndome por mis últimas palabras.

Escuché en silencio,mientras comía, las palabras de mi prima sobre la alcaldesa. No era la primera vez que lo escuchaba, sobre todo en el hospital ya que la gente solía hablar de muchas cosas mientras estaban en las consultas o ingresados. - Entiendo lo que quieres decir, a veces cuando una persona te da mala espina desde el primer momento no hay nada que hacerle. A mi me ha pasado, por ejemplo, con el señor Gold. Aunque personalmente no suelo ir diciéndolo por ahí, te lo digo a ti porque hay confianza - Le sonreí amablemente y le guiñé un ojo en señal de complicidad. Si había algo que mi prima no sabía acerca de mí, es que nadie la sabía. Solía ser bastante sincero con ella ya que el habernos criado casi juntos había creado una gran relación entre ambos.

Me quedé pensativo, sopesando las palabras que me había dirigido acerca de las clases de repostería - Bueno, teniendo en cuenta que vas a vivir aquí seguramente más de una vez nos regalaras alguno de tus ricos postres para amenizar las comidas.. - dije mirando hacia ella con una sonrisa pícara, viendo su reacción a lo que acababa de decir para saber si sería posible - Supongo que podría aprender con lo que hagas, simplemente prestaré mucha atención. Prometo no molestar, que sé que puede ser algo incordiante que mientras cocinas te anden molestando - aquello era algo que odiaba a muerte; no soportaba que nadie metiese sus manos en mi cocina mientras la estaba utilizando, lo creía realmente innecesario y era una de las cosas que hacía saber cuando vivía con alguien. Megan y Chris ya lo sabían. - Bueno querida prima, tendremos que ponernos entonces manos a la obra. No puedo esperar a tenerte bajo mi mismo techo - Dije amablemente y de corazón. No me importaba ayudarla en lo que estuviese en mis manos. Sabía lo pesada que se podía volver una mudanza, y no permitiría que lo sufriese ella sola.

La miré dulcemente al escuchar sus palabras y asentí, queriendo decir con aquello que era mutuo - Por supuesto, sabes que en mi caso es igual. Mi amor sin finalidad sexual será eterno hacia tu persona - dije mientras me ponía una mano sobre el corazón y con tono solemne, como si estuviese haciendo un juramento. No pude evitar que mis mejillas se tiñesen levemente de un tono carmesí ante sus amables palabras - Gracias, como siempre tu concepción sobre mi supera las expectativas. Aunque en lo de crecer te doy toda la razón, llevaba tiempo esperando esa oportunidad. Pese a que tener más autonomía a veces asusta, siempre lo hace más llevadero y agradecido - Después de todo, al tratarlos por completo te hacía sentir más implicación con el paciente y que hacías bien tu trabajo. - Entonces... ¿mañana como haremos la mudanza? - Me reí al imaginarnos a ambos trabajando con resaca, ya que seguramente acabásemos viendo tirados en el sofá viendo una película mientras devorábamos una pizza.
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Mensaje por Lorianne S. Signoret Jue Dic 06, 2012 7:07 am

Negó con la cabeza riéndose al mismo tiempo en que le contestaba a su primo. - No lo he dicho en general, lo he dicho por la mayoría de los casos que se conocen. Hay muchos hombres por ahí sueltos que son unos machistas y sí hacen lo que yo estoy diciendo. - Alzó una ceja y le dio un sorbo a la copa. - No, no quiero que aparezca nadie. No me hace falta por el momento, estoy bien como estoy. - Le sonrió al mismo tiempo que dejaba la copa en la mesa y cogía el tenedor junto con el cuchillo y cortaba otro trocito de salmón para llevárselo a la boca. No pudo comerse el trozo que se había partido, ya que lo siguiente que dijo Mike le hizo reír a carcajadas. - Sí, a veces pienso que sería mejor que me cambiara de bando (?) - Le dijo sin parar de reír.

Le asintió levemente con la cabeza cuando dijo lo de que cuando una persona te da mala espina desde el primer momento, siempre te la va a dar por mucho que no quieras que sea así. - Sí, de hecho creo que a casi la mayoría no le da buena espina ese hombre. Pero supongo que es normal, es muy estricto con los alquileres y demás cosas, hay gente que le llega a tener miedo. Aunque no sé porqué, no se ve tan mal hombre como lo pintan, sólo hace su trabajo. - Al menos a ella no le daba tanto miedo, la verdad es que tampoco tenía un local o una casa alquilados como la mayoría del pueblo, pero sí que le había tocado varias veces darle el sobre que contenía el dinero del alquiler, pero eso sólo habían sido dos o tres veces cuando Evelyn no estaba en la tienda y había dejado a Lori a cargo de ella y de darle el sobre al señor Gold.

- Seguro que serás un buen alumno, sabes que yo te enseñaré lo mejor que pueda. - Le dijo sonriendole de oreja a oreja. Contaba con dos virtudes, la repostería y el ayudar a los demás que se le daba de maravilla, así que Lori no dudaba en que iba a enseñarle todo lo que sabía y de la mejor forma, y Mike aprendería mucho. - Pero Mike, ¡lo decía en broma! Sabes que me gusta pasarme la mayor parte del tiempo aquí contigo, pero esta semana puse un anuncio en el periódico y estoy buscando una casa para compartir ya que tuve que ajustarme el cinturón y pensé en que sería mejor eso, además que así no viviría sola.- - Le dijo riendo, alargando el brazo y acariciándole una de las mejillas a su primo. - Pero sabes que vendré a verte siempre que puedas y quieras, que de mí no te libras fácilmente, ¡eh! - Se rió divertida mientras que lo miraba dulcemente.

Le hubiera gustado levantarse y darle un abrazo, pero no quería que su primo pensara que no le gustaba el plato que le había preparado o algo por el estilo, así que se quedó donde estaba, siguiendo acariciándole. - Siempre sabes aprovechar las oportunidades que te dan, eso es una cosa buena de las tantas que tienes primito. - Conocía tan bien a su primo, que sabía que todo lo que se proponía, siempre lo conseguía. - Mañana cuando nos levantemos, desayunaremos uno de nuestros desayunos de siempre que ya lo echaba de menos, hace tiempo que no lo tomamos y mañana será el día perfecto. - Hacían varios días que no se habían visto, pero no es porque no quisieran si no por el trabajo de ambos y por lo ocupados que a veces estaban. Pero el vivir tan cerca era una ventaja en ellos.
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Mensaje por Michael C. Tallhart Mar Dic 25, 2012 1:56 pm

Escuché con tranquilidad la explicación que me daba por lo que había dicho. - Está bien, eso no te lo voy a discutir.. pero generalizar también es malo, Lori - arqueé las cejas divertido. - Seguro que tu amor verdadero está esperándote ahí fuera mientras que hablas de él de esta forma - arqueé todavía más las cejas mientras me reía. Siempre me habían hecho gracia las formas que los cuentos nos enseñaban como moraleja que no había que dejar de luchar por encontrarlo, como si realmente fuese tan sencillo. Aclarse en aquel tipo de pensamientos no hacía más que darte quebraderos de cabeza. - sonreí completamente complecido por sus palabras - Y eso es lo que quería escuchar, así me gusta. Así es como tiene que ser. Somos demasiado jóvenes todavía - Sin quererlo, recordé la conversación que había mantenido aquel día con Sydney en la que había insinuado que se me estaba pasando el arroz y negué sutilmente con la cabeza, deshechando aquella idea de mi mente. - Creo que si hicieses eso, entonceslos hombres te perseguirían como abejas a la miel - me reí ante aquel pensamiento. Yo no era partidario de aquello, pero si que había muchos hombres que se excitaban solo con ver a dos mujeres juntas. Aquello me parecía algo enfermizo.

Me encogí de hombros por su respuesta sobre el señor gold. No le faltaba razón, ya que el simplemente se limitaba a cumplir con su trabajo. De todas formas, si bien era cierto que era demasiado estricto, aunque de no serlo seguramente no tendría tanto dinero como el que mantenía en sus arcas - Supongo que porque a muchas personas les cuesta desprenderse de sus ahorros. Porque nosotros no nos podemos quejar, pero... si nos fuese un poquito peor y no tuviésemos ni para comer por tener que pagar los altos alquileres que exige, supongo que lo veríamos con los mismos ojos - Me encogí de hombros mientras intentaba ponerme en aquella situación. Podía comprenderlo y, de hecho, opinaba que si los redujese un poco tampoco sería el fin del mundo. Estaba podrido de dinero y como dice el refrán: "La avaricia rompe el saco". Yo jamás lo había sido, ni pensaba que fuese caprichoso aunque seguramente por la educación que me habían proporcionado mis padres, intentando criarme humildemente.

Escuché sus palabras receloso y la miré desafiante y con cara de: te arrepentirás de haber dicho eso. Estaba seguro de que no me había visto cocinar ese tipo de comidas, una vez lo hiciera confirmaría mis palabras. La miré extrañado por sus palabras y me encogí de hombros - ¿Broma? Pues yo lo decía en serio.. Las puertas de esta casa siempre estarán abiertas para ti.. si necesitas cualquier cosa... - dejé inacabada la frase. Evidentemente me refería al dinero. Era mi prima y, obviamente, no quería que le faltase de nada. El dinero para mi era lo de menos, más si con eso podía arrancarle una sonrisa a ella. Sino me gustaba ver a gente mal a mi alrededor, a ella menos todavía. - Tendrás que hacerlo sino quieres que aparezca un día en tu trabajo y te rapte. Tu verás... - arrugué la nariz después de haber fingdo un tono amenazador y le sonreí cariñosamente.

La miré entre sorprendido y dubidativo, sin acabar de creerme lo que decía - ¿Lo dices en serio? ¿Desayuno? - miré hacia la botella de vino que estaba casi terminada. Sentía la cara más caliente de lo normal y estaba seguro de que unos coloretes carmesís comenzaban a materializarse en estos - Si nos vamos a acostar tarde y borrachos, dudo que mañana seamos capaces de levantarnos para desayunar. A menos.. que hagamos el desayuno en la hora de la comida - Me reí ante aquella idea aunque no me parecía del todo descabellada. Cuando tenía resaca o no comía, o me alimentaba base de cosas suaves como yogures u otras cosas que normalmente solía desayunar. Descorché la otra botella de vino después de haber vaciado la otra en nuestras copas y le di un trago largo. Supuestamente siempr eme habían dicho que había que darle tragos cortos para saborearlo mejor, aunque esa bebida jamás había sido una delicatessem para mí. - ¿Y ya has tenido alguna oferta de compañeros de piso?
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Mensaje por Lorianne S. Signoret Mar Ene 29, 2013 1:25 pm

- Mejor, la verdad es que lo que menos quiero ahora es discutir, ya he tenido bastante hoy en el trabajo como para que tuviera doble o triple enfado. - Dijo arrugando la nariz al recordar el espectáculo que le había montado un cliente por culpa de una de sus compañeras de trabajo. Alzó una ceja y puso los ojos en blanco cuando su primo le mencionó lo de que su amor verdadero estaba fuera esperándola y meneó la cabeza en varias direcciones, negando a lo que le estaba diciendo Mike. - Vas a tener que dejar de ver esas películas de niños pequeños y de leer los cuentos de hadas, hace mucho tiempo que pasamos esa edad, Michael. - Le dijo con el semblante serio a modo de regañina, aunque segundos después no pudo evitar que leves carcajadas salieran de su boca. - A veces dices muchas tonterías y no, no creo que exista el amor verdadero y todas esas pamplinas que suele decir la gente. -

Ella no tenía tiempo para estar pensando en todas esas tonterías que los demás decían, tenía demasiado ya con todas las cosas del trabajo, más el anuncio en el periódico para buscar una vivienda nueva, como para tener que sumarsele aquellas palabrejas de ilusos. Aquello era la vida real y jamás se podía decir que todo fuera como en los cuentos de hadas, la vida en sí era realmente dura y tenías que forjarte tu propio futuro si querías seguir en ese mundo. Para nada era todo de rosa como en los libros, películas y cuentos ponía, en ninguno de los casos iba un príncipe azul o un caballero andante a rescatar a ninguna princesa, ni siquiera existía la magia, aunque si lo pensaba mejor, por una parte sí que existían las brujas malvadas como la mayoría del pueblo veía a la alcaldesa, aunque Lori no compartiera esa opinión, la verdad es que si que no le daba buena espina aquella mujer.

- Sólo hace su trabajo, como cada trabajador del pueblo. Aunque a algunos no les guste el trabajo que desempeñan, lo tienen que hacer si no quieren acabar sin empleo. - Imitó el gesto de su primo y se encogió de hombros ella también, restándole importancia al asunto, como si estuvieran hablando del tiempo o del telediario, era algo normal en la vida cotidiana y aunque la mayoría del pueblo veía al Señor Gold como una mala persona, él solo hacía lo que tenía que hacer, cobrar los alquileres de las viviendas y locales de Storybrooke y Lori para nada veía que fuese nada malo.

Le asintió levemente con la cabeza y apartó poco a poco su mano de la mejilla de él, volviendo a coger los cubiertos y dándole varios bocados al delicioso manjar que había cocinado para ella. - Lo sé, yo también lo digo en serio. Siempre que quieras y aunque no quieras, estaré aquí para hacerte compañía hasta que no tengas paciencia para aguantarme y te canses de mi, optando por echarme a patadas. - Sonrió de oreja a oreja, dejando que se le escaparan varias carcajadas. - Pero sólo lo haré, si tú me prometes que cuando tenga mi casa nueva, vendrás a verme y a pasar nuestras juergas allí. Será divertido y siempre podrás traer a algunos amigos, eso si mi compañero/a de piso no me echa antes. - No es que Lori fuera muy fiestera, pero de vez en cuando nunca estaba de más divertirse con un poco de música, bebidas, comida, compañía y bailes. Y que menos que con la compañía de alguien tan querido como lo era Mike para la castaña. Por nada podía aguantar sin verlo, sin estar cerca de su compañía, porque con tan sólo estar frente a el sin hablarse, hacía que Lori tuviera una sonrisa en la cara, siempre la tenía para él y todo aquello junto con todo lo que su primo había hecho por ella, podía significar mucho más que infinito más infinito por infinito al infinito. No habían palabras para que pudiera expresar todo lo que quería a su primo. - No hace falta que me raptes, porque ya vengo yo por mi propio pie, lo sabes de sobra. -

Le dedicó una tierna mirada y siguió comiendo a la vez que le daba varios sorbos a su copa. - Y sí, lo digo totalmente en serio. Nuestros desayunos favoritos no pueden acabar, es nuestra costumbre y eso nunca se debe de extinguir como los dinosaurios. - Dejó su copa en la mesa y negó con uno de sus dedos en dirección a Mike. - No te preocupes, déjalo todo en mis manos que de los desayunos ya me encargo yo. Tu desayuno favorito sé perfectamente cual es y no siempre me tienes aquí para poder hacértelo, así que ya que estoy aquí, aprovecha. - Le guiñó un ojo mientras que se terminaba de comer la cena y fijó su mirada en cómo su primo descorchaba la otra botella de vino que estaba en la mesa y le daba un trago largo. Lori alargó el brazo hacia la botella, arrebatándosela de las manos y dando un trago más largo de lo que él le había dado. - ¡Comparte, que a mí también me gusta! - Le dijo como si le quitara una golosina a un niño pequeño y cogiera una rabieta por ello, aunque Mike sabía que era más en plan broma que en verdad, porque Lori para nada es que tuviera un comportamiento infantil aunque algunas personas pensaran que sí. Negó a la última pregunta que su primo le había echo mientras que seguía bebiendo de la botella, dándole tragos largos, parándose a respirar entre trago y trago, aunque después volvía a beber. - Creo que tú ya has bebido mucho por el momento, ahora es mi turno. - Dijo sacándole la lengua a modo de burla.

Se levantó de la mesa con la botella en la mano, dirigiéndose por todo el comedor, contemplando centímetro a centímetro y metro a metro, cada parte de la estancia. Había estado tantas veces allí que se sabía de "pe a pa" cada parte de la casa, pero le gustaba recorrerla cada vez que iba. Mientras que hacía el tour turístico por el comedor, iba bebiéndose lo que quedaba de la botella y cuando se la terminó la dejó a un lado en el suelo. No es que bebiera mucho, pero una o dos veces al año nunca hace daño y esa noche era especial, era una de esas noches que podía sentirse relajada, en una de las mejores compañías que podía haber y eso Lori lo agradecía bastante. Se acercó hasta la ventana y contempló el cielo estrellado acompañado de la gran esfera blanca que era la luna y sonrió para sus adentros, qué más daba si estaba sola en cuanto al tema amoroso se refería, porque aunque así fuera, sentía que estaba colmada de amor por dentro. Se sentía desbordada y aunque muchas veces no le diera explicación a por qué sentía esa sensación, era feliz así, sintiéndose plenamente querida por alguien tan cercano como lo era Mike.

- A veces no hay persona que no envidie más a la luna que yo, porque siempre está acompañada de las estrellas.. - Intentó decirlo más que en un leve susurro para sólo escucharlo ella misma,pero no supo a ciencia cierta si Mike también lo había escuchado. Aunque era de esperar puesto que había oído unos pasos, arrastrar la silla y algunos ruidos más, pero no quiso dedicarle mucha atención puesto que se la estaba dedicando a las hermosas vistas que tenía delante.

Estaba empezando a ver las cosas de otra forma, a hacerle gracia todo lo que veía y seguro que incluso, estaba hablando un poco más de la cuenta mientras que contemplaba el paisaje, pero aunque le hiciera caso omiso a todo eso, todo era por la bebida y seguro que su primo se estaba dando cuenta de ello, aunque seguro que él no le sacaría mucha ventaja a Lori en cuanto a ver quién iba más chispado que quien. Pensó que ya era más que suficiente el estar contemplando por la ventana y pensó que debería ir a por otra botella para seguir con la fiesta, pero cuando se fue a girar para ponerse a caminar hacia la cocina, no se había dado cuenta de que Mike estaba justo detrás de ella y chocó con su primo, dándose un leve beso en los labios al chocarse. Sonrió fingidamente y rodó los ojos por todas direcciones, intentando fijar en un punto la vista. - Estabas demasiado cerca y yo.. yo no te he visto venir.. no sabía que estabas detrás.. - La verdad es que no hubiera querido hacer tal cosa si estuviera sobria, pero ya que estaba hecho tenía que apechugar con las consecuencias. Para nada es que fuera algo malo ni hubiera cometido un crimen, pero seguro que a los ojos de los demás aquello estaba mal y más siendo familia, aunque de familia biológica tenían poco. Lori y Mike no llevaban la misma sangre, pero sus padres habían sido muy buenos amigos desde pequeños y desde que Lori y Mike eran bebés, habían estado juntos. Tenían ese lazo tan cercano pero no porque llevaran un apellido igual o porque tuvieran parte de la misma sangre, así que prácticamente no debería de estar mal visto.. o al menos, así pensaba ella.
Lorianne S. Signoret
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