Tarta de frambuesas {libre}

No habia nada mejor y nada mas dulce que una sabrosa tarta de frambuesas de Granny, se me hacia la boca agua solo de pensarlo.
Me habia pasado la mañana fotografiando ¿ el que? pues primero habia ido al ayuntamiento para sacarle una foto a la alcaldesa para la primera plana de mañana que tendría que revelar en cuanto llegara a casa. Si, mis fotos no eran digitales, no me gustaba, yo lo hacia todo a la antigua usanza en mi cuarto oscuro, era una romantica para esas cosas y aparte de hacer fotos revelarlas era la guinda del pastel, la magia de la fotografia.

Aunque ver aparecer la cara de la alcaldesa no fuera tan magico.

Por eso solía pasar mis ratos libres haciendo fotos a las flores, a la gente del pueblo en general y en las fiestas hacia un colage gigante que colocaba en un mural para que todos se vieran, trabajando, jugando, ayudandose los unos a los otros, los fotografiaba sin que se dieran cuenta y eso hacia que la foto fuera mas real, la ultima que acababa de sacar era una de Granny poniendo otro pastel en la fresquera, era una mujer fantastica, me habría gustado tenerla como abuela.
Me acerqué desde la puerta a la barra - me pones un trozo de pastel? - no hizo falta que le dijera cual, sabía cual era el que me gustaba y le puso una cuchara de nata junto a él y un batido fresquito de turron , dejé la camara sobre el mostrador- vas a tener que adoptarme algun dia - sonrei satisfecha - muchas gracias Granny - bebí un poquito de batido y cogi el tenedor probando un poco de tarta

Era otro día como cualquiera. Tenía que levantarse para ir a la cafetería, puesto que su trabajo era el del cocinero, aunque claro, era más que si dando el menú ejecutivo del día o un almuerzo. En resumen, su papel era de las cosas saladas, pero para que el local siempre tuviera ese toque familiar, que la abuela enfatizaba era que ella se encargaba de las cosas dulces. Igual, no era un trabajo tan pesado y había buena paga, porque eso, hasta donde el sabía se había quedado un buen tiempo con ella, a pesar que sea más del tipo de personas que saltan de trabajo en trabajo.

Era aún temprano y por lo general la clientela llegaba más atorrante a las horas de la tarde, así que por lo general hacía las cosas temprano para que en la tarde no se le acumularan de sobre manera. Y una vez terminado su cometido, siempre le gustaba salir a tomar un aire fresco, puesto que la cocina condensaba tanto calor y a él no le gustaba sentirse tan sofocado en un lugar y con semejante temperatura.

Al salir, sintió tan relajante y liberador aquella brisa fresca que le daba al salir de la cocina. Y vio que no había muchas personas, como era costumbre a esas horas, hubiera dado una vuelta a la cuadra de no ser porque vio una mujer super guapa y sensual. Si se veía un poco mayor que él ¿Pero que importaba?, Savannah era el amor de su vida y siempre la visitaba cuando era posible. Así que se quitó el delantal y se acomodó un poco los cabellos, para dirigirse a la mujer.

- Este lugar no sería lo que es, de no ser por el toque de la abuela - Dijo sentándose a su lado - Un gusto, me llamo Mordekhai, pero todos me dicen Khai. Soy el cocinero de aquí y si te quedas para el almuerzo te doy un descuento - Le sonrió algo bromista.

Giré la cabeza al oir que se dirigian a mi y observé como el muchacho se sentaba a mi lado- te doy toda la razón, no sería lo mismo porque el sabor de estas tartas es único - le sonreí cuando se presentó - encantada, Yo soy Silvia y... - me rei levemente- no tengo diminutivo - sonrei de nuevo - la verdad es que nunca vengo a almorzar, siempre vengo sobre esta hora y me marcho a trabajar, pero hoy puedo hacer una excepcion , todo sea por ese descuento y bueno, como no, por probar tu comida, estoy segura de que si Granny te ha contratado como cocinero es porque tienes que tener buenas manos - apoyé el codo en la barra sin dejar de mirarlo - que me recomiendas?

- Encantado igual - Dijo igual de sonriente cuando la chica se presentó - Aunque no es necesario tener diminutivo, puesto que tú nombre es fácil de recordar. No como el mío, ya más de uno se le enreda la legua cuando quiere llamarme. Así que para facilitarle la vida y ocasionar menos mordeduras de lengua, lo dejamos simplemente en Khai - Argumentó y vaya que era verdad, puesto que más de una persona le tenía que repetir más de una o dos veces como se llamaba. Si bien, eso le hacía preguntarse en qué estarían pensando sus padres cuando le pusieron ese nombre.

Siguió escuchando a Silvia, quien estaba diciendo que no era muy común verla por esos lares, ya que casi nunca tenía tiempo de comer. Entonces por dentro, él se sintió bastante afortunado de tener la oportunidad de conocerla, ya que ¡oh hell! era bastante sensual. Lo cual sonrió halagado cuando dijo que tenía que tener buenas manos si era aprobado por Granny. Él particularmente no se sentía más especial que cualquier otro chef, pero, en ese pueblo, la abuela era muy respetada, así que tenía que darse aunque sea un poquito de crédito.

- Pues, muy bien que lo mencionas, Silvia - Dijo al tiempo que le daba una palmada a la mesa en un gesto alegre - El especial de hoy es un salmón con salsa blanca, cuyo toque de la abuela en dicha salsa hará derretir hasta el más duro paladar - En realidad no había plato del día como tal, de hecho lo estaba improvisando, pero podía hacerlo en cuestión de instantes nada más para impresionar a la mujer - ¿Y qué me dices?, ¿Te quedarás para probarlo? -