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Ink & Skin {+18}
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Ink & Skin {+18}
Había acordado ir a la casa de Willow ya desde unos días atrás y pues por algunas cosas simplemente no se había dado el tiempo necesario como para poder ir y pasar el tiempo necesario para lo se estaba planeando hacer. Lo de hacerse un tatuaje por más genial que pudiera ser de verdad que no era una decisión que se tomara a la ligera, sino al contrario. En realidad tampoco era tan grave solo que lo más importante de todo era decidir qué era lo que ibas a tener dibujado en la piel por el resto de tus días. Eso de colocarse los nombres de los novios o novias en la piel estaba casi baneado como recomendación personal, y era que a menos que no estuvieras segurísimo de que te ibas a casar, tener hijos y vivir hasta anciano con la misma persona pues un tatuaje de nombre nunca quedaba bien.
Y en todo caso no eran mi estilo, tampoco me gustaba hacerlo y pues si había otros tatuadores en Storybrooke pues podían ir con ellos ¿no? La magia del libre mercado, pero no, en realidad no habían. Los dibujos era lo que más me gustaba hacer, ya sean retratos o cualquier tipo de dibujos. Así no había problemas y uno podía darle el significado e interpretación a cualquier arte, ya sea el novio, novia, hecho importante, algún hito en la vida, que te gustó una figura y querías tenerla en la piel, lo que sea. Con eso no tenía problema y eso era justamente lo que le había dicho a Willow. Ella me había hablado de un hada o algo y era que eso era demasiado amplio y por eso le había dicho que buscara varias opciones de imágenes y ya, dependiendo del sitio, tamaño y demás cosas, se elegía una.
Llevé todo lo necesario, todos los aditamentos y parafernalia para hacer el dibujo, los sombreados y los detalles, la pistolita y agujas. También las plantillas para hacer los bocetos y jugar un poco a estampárselos a Willow en diferentes partes de su cuerpo para ir probando modelos y lugares, oh si, que buena excusa. Esperaba que tuviera una idea lista, pero ir escogiendo algo con ella tampoco era tan malo, de hecho eso se prestaba para varias otras cosas. Dentro de todo también me preguntaba como sería su tolerancia al dolor, y claro, eso dependía de la zona del cuerpo. Parte de eso también debería ir dentro de la recomendación, eso del miedo a las agujas podía ser muy problemático para alguien que quisiera tatuarse.
Toda la idea me gustaba, tatuar me encantaba y que fuera ella la primera en tener algo hecho por mi tenía mayor significancia. Seguro que saldría bien y que ella podía dar muy buenas recomendaciones y todo y sobretodo que ella quedara feliz, pues, nada como una cliente satisfecho. Claro que la intencionalidad escondida era pasar mas tiempo con ella y todo, pero eso ya se vería en ese rato, cuando la tuviera cerca. Sabía bastante bien donde quedaba su casa y realmente no fue problema alguno el poder llegar. Toqué la puerta unas cuantas veces para avisarle que ya estaba ahí. Miré el reloj y estaba puntual, era la hora acordada. Antes que nada primero la saludaría con un beso y un abrazo.
-¿Ya estás lista para perpetuar mi arte sobre tu piel?. Cuéntame que has elegido-
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
- Soy : En mente de las @'s / Profesor de las Artes
Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 16/07/2012
Re: Ink & Skin {+18}
Probablemente no sería el mejor momento para Willow de ponerse a tomar decisiones que tuvieran impactos tan presentes y permanentes como lo era un tatuaje. Que había que sentarse largo y tendido a pensar bien lo que uno se quería grabar en la piel, porque era algo de por vida que te iba a acompañar a donde quiera que fueras y el humor que la rubia había llevado los últimos días no se prestaba a tomar las mejores decisiones…
Oh, lo de Everett aún le dolía, pero ese no era el mayor de sus problemas. No, esos llegaban de noche entre sueños con los sonidos de cañones y gritos de una decena de hombres peleando entre ellos. Y las campanillas, las estúpidas campanillas que no dejaba de escuchar…
Estaba preocupada, demasiado. Eso no era normal, ni siquiera para ella, pero no le había contado a nadie sobre ello aún (salvo a Sydney, que, venga, esa era otra historia…). Estaba contemplando el ir a pedir una cita con William a que le hiciera exámenes o cualquier cosa, porque las alucinaciones sonoras no eran cosa a tomarse a la ligera… ¿y si se estaba volviendo loca? ¿O resultaba que tenía un tumor en el cerebro o alguna de esas cosas horribles? ¡Cómo se suponía que se mantuviera estoica y en calma! Si, definitivamente lo mejor que podía hacer era buscar la ayuda del médico, confiaba en él.
A ojos de sus amigos nada pasaba en realidad, nada grave por lo menos. Todo el mundo asumía que seguía afectada por el rechazo tan colosal que se había llevado y prefería, hasta no tener nada claro, que siguieran pensando así. Ya estaba demasiado asustada por sí misma como para seguir asustando a los demás. Así que seguiría trabajando y haciendo lo suyo como si nada pasara, sin privarse de absolutamente ninguna de las cosas que tenía ganas de hacer, porque aunque no le permitía a su imaginación divagar a escenarios fatales en los que la razón de que ella escuchara campanillas a cada momento fuera algo realmente serio, claro que sentía aquella tensión encima.
Tal vez por eso se había puesto especialmente pesada con Alex en cuanto a lo del tatuaje. Siempre lo había pensado pero nunca se había decidido ni puesto a pensar bien en ello. A decir verdad no tenía una idea muy clara todavía, pero venga, que para algo era amiga del experto, seguro que con algunas de sus ideas y recomendaciones podían lograr algo que se viera muy bien. No le asustaba la aguja ni lo mucho que pudiera doler, y de se sentía demasiado curiosa y también muy entusiasmada al respecto. Para Willow, todas las experiencias nuevas tenían el mismo efecto y podían dejarla fascinada (por no decir obsesionada) por días o hasta semanas.
Habían quedado esa tarde. Azula no estaba en casa y en cuanto al trabajo, pues ella era la jefa y cerraba cuando le diera la gana. Así que había colgado responsablemente su letrerito de “Cerrado” en la puerta de cristal que daba al taller y esperaba ya en el piso de arriba tumbada en el sillón, con su laptop sobre las piernas y el televisor encendido con una película a la que en realidad no prestaba atención pero no quería apagar porque le gustaba escuchar movimiento aún y si estaba sola. Cuando escuchaba que tocaban la puerta supuso por la hora que sería Hawke y por lo mismo fue a recibirlo, bajando las escaleras de dos en dos… cosa que tal vez debería dejar de hacer, porque eran esa clase de movimientos veloces y ágiles los que volvían más insistentes las odiosas campanillas que repiqueteaban en su oído. Gruñó entre dientes, sacudió la cabeza, nada de pensar en eso cuando estuviera con Alex. ¡A poner tu mejor cara, Willow!
Por eso mismo abrió la puerta, y aunque vio al chico cargado de todo su equipo ella rio y lo abrazó con todas sus fuerzas, dándole un largo y sonoro beso en la mejilla. – Más lista que nunca, ¡pero que sepas que me tienes que ayudar a decidirme bien! Yo sola no puedo. – Se encogió despreocupada de hombros mientras se hacía a un lado para que pudiera entrar y subir las escaleras que llevaban al departamento de las chicas en el piso sobre el taller. – Lo único que sé es que quiero que me des alas. ¿Qué? ¿Puedes con eso? -
Oh, lo de Everett aún le dolía, pero ese no era el mayor de sus problemas. No, esos llegaban de noche entre sueños con los sonidos de cañones y gritos de una decena de hombres peleando entre ellos. Y las campanillas, las estúpidas campanillas que no dejaba de escuchar…
Estaba preocupada, demasiado. Eso no era normal, ni siquiera para ella, pero no le había contado a nadie sobre ello aún (salvo a Sydney, que, venga, esa era otra historia…). Estaba contemplando el ir a pedir una cita con William a que le hiciera exámenes o cualquier cosa, porque las alucinaciones sonoras no eran cosa a tomarse a la ligera… ¿y si se estaba volviendo loca? ¿O resultaba que tenía un tumor en el cerebro o alguna de esas cosas horribles? ¡Cómo se suponía que se mantuviera estoica y en calma! Si, definitivamente lo mejor que podía hacer era buscar la ayuda del médico, confiaba en él.
A ojos de sus amigos nada pasaba en realidad, nada grave por lo menos. Todo el mundo asumía que seguía afectada por el rechazo tan colosal que se había llevado y prefería, hasta no tener nada claro, que siguieran pensando así. Ya estaba demasiado asustada por sí misma como para seguir asustando a los demás. Así que seguiría trabajando y haciendo lo suyo como si nada pasara, sin privarse de absolutamente ninguna de las cosas que tenía ganas de hacer, porque aunque no le permitía a su imaginación divagar a escenarios fatales en los que la razón de que ella escuchara campanillas a cada momento fuera algo realmente serio, claro que sentía aquella tensión encima.
Tal vez por eso se había puesto especialmente pesada con Alex en cuanto a lo del tatuaje. Siempre lo había pensado pero nunca se había decidido ni puesto a pensar bien en ello. A decir verdad no tenía una idea muy clara todavía, pero venga, que para algo era amiga del experto, seguro que con algunas de sus ideas y recomendaciones podían lograr algo que se viera muy bien. No le asustaba la aguja ni lo mucho que pudiera doler, y de se sentía demasiado curiosa y también muy entusiasmada al respecto. Para Willow, todas las experiencias nuevas tenían el mismo efecto y podían dejarla fascinada (por no decir obsesionada) por días o hasta semanas.
Habían quedado esa tarde. Azula no estaba en casa y en cuanto al trabajo, pues ella era la jefa y cerraba cuando le diera la gana. Así que había colgado responsablemente su letrerito de “Cerrado” en la puerta de cristal que daba al taller y esperaba ya en el piso de arriba tumbada en el sillón, con su laptop sobre las piernas y el televisor encendido con una película a la que en realidad no prestaba atención pero no quería apagar porque le gustaba escuchar movimiento aún y si estaba sola. Cuando escuchaba que tocaban la puerta supuso por la hora que sería Hawke y por lo mismo fue a recibirlo, bajando las escaleras de dos en dos… cosa que tal vez debería dejar de hacer, porque eran esa clase de movimientos veloces y ágiles los que volvían más insistentes las odiosas campanillas que repiqueteaban en su oído. Gruñó entre dientes, sacudió la cabeza, nada de pensar en eso cuando estuviera con Alex. ¡A poner tu mejor cara, Willow!
Por eso mismo abrió la puerta, y aunque vio al chico cargado de todo su equipo ella rio y lo abrazó con todas sus fuerzas, dándole un largo y sonoro beso en la mejilla. – Más lista que nunca, ¡pero que sepas que me tienes que ayudar a decidirme bien! Yo sola no puedo. – Se encogió despreocupada de hombros mientras se hacía a un lado para que pudiera entrar y subir las escaleras que llevaban al departamento de las chicas en el piso sobre el taller. – Lo único que sé es que quiero que me des alas. ¿Qué? ¿Puedes con eso? -
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Ink & Skin {+18}
Se podían escuchar pasos fuertes, casi como tacones bajando escaleras o golpeteando contra el piso, el sonidito que indicaba que en nada seguramente ella ya abriría la puerta y así fue, y abrió la puerta con estilo. Me gustó todo lo afectuoso del saludo, normalmente algo así viniendo de alguna otra chica me hubiera llevado a leer entre líneas, esas que las chicas manejan tan bien cuando quieren decir algo sin decirlo o algo de eso; el caso es que con Willow era diferente, con ella eso no se podía hacer por más que tuviera ganas de pensar mil y un cosas de ella y yo. Ella me gustaba y parte de eso era justamente la forma de ser que tenía. Alegre, feliz, espontánea, expresiva… claro, la lista mental se hacía mucho más larga y extensa, como de esos papiros interminables.
-Si, si, yo te ayudo, solo necesito algunos parámetros pues. Algo básico: el tamaño. No va a ser lo mismo algo chiquito por el cuello o las caderas que una figura grande en una de las nalgas-
Bromeé con ella y es que mínimo necesitaba eso para ver qué podía dibujar, el estilo, letras (si es que las quería) y todo ese rollo. Casi por regla las cosas que requerían mucho detalle en dibujos algo más intrincados debían ser grandes que sino esos detalles terminaban por perderse y el resultado sería una mancha amorfa de tinta en la piel, nadie quiere eso. Si por mí fuera buscaría que se hiciera un tatuaje que sea como mínimo regular y si era más grande que eso pues mucho mejor. Eso me iba a permitir practicar algo más y ganar más experiencia como tatuador y de paso que sea un trabajo visible ¿no?... Pero vamos, ¿a quién quería engañar?. Quería tocarla, verla con un poco menos de ropa y con algo más de suerte sería un tatuaje que necesitaría de varias sesiones para que quede terminado.
También tenía asumido que no iba a ser de esos tatuajes de cuerpo entero como los que se hacían los miembros de la Yakuza que literalmente tomaban años en completarse así que aprovechar mientras se podía sería mucho mejor. Ella me decía que le diera alas. Eso me hizo acordar de un tatuaje que se hacía en los omoplatos usando su forma, y con un poco de magia, buena mano de dibujante e ingenio quedaba como un par de alas. Podía ser que ella se refiera a eso o no, que podía solo algo como una mariposa o como el hada que había mencionado alguna vez.
-Pero claro que puedo ¿con quién estás?. Pero anda, deja que veo mejor mi futuro lienzo-
Le dije mientras le tomaba de la mano levantándola un poco para que diera una vueltita y se dejara ver mejor mientras que decidía donde hacerle el tatuaje. Ya tenía muchas zonas en mente, vaya que si, y no precisamente teniendo el tatuaje en mente. Solo un par de vueltas, lentas y todo, nada demasiado evidente usando la excusa del ojo clínico y examinador de artista como excusa.
-Hay mucho con qué trabajar, yo te diría que te hagas más de uno, comprométeme de una vez. Por mientras dime donde, a ver si coincidimos…-
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
- Soy : En mente de las @'s / Profesor de las Artes
Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 16/07/2012
Re: Ink & Skin {+18}
- Me parece muy bien, porque yo voy a estar confiando en tu ojo de experto conocedor para que me salves de quedar con un borrón multicolor deforme de por vida, ¿eh? ¡Es mi piel la que te dejo en las manos, Alexander Lawrence Hawke! - Le dijo con teatral dramatismo llevándose una mano al pecho, antes de romper en risas sólo de imaginarse con dicha mancha deforme y de mil colores atravesándole el trasero. A ver, que dejarte tatuar por lo que podría llamarse un "novato" era para ponerse nervioso, pero Willow estaba dispuesta a tomar el riesgo por que, 1, sentía muchísima curiosidad, 2, lo que tenía en mente era algo pequeñito, por lo menos para empezar, y 3, quería mucho a Alex y sabía que por alguien tenía que empezar a practicar y ella era la única lo suficientemente loca como para dejarse.
- Pues no, no quiero nada garabateado en mis nalgas, gracias. Esas me gustan así como están. - Riendo de buena gana se llevó una mano a cada una, y negó suavemente con la cabeza. - Yo sola, Azula no está. - Siendo Willow tan independiente y acostumbrada a ir por su lado, Azula, que era igual, era la compañera de piso ideal. El problema era que últimamente ya no le gustaba tanto estar sola...
- ¿Qué haces, loco? - Volvió a reír cuando la sujetaba de la mano y la hacía girar, siguiéndole el juego y hasta luciéndose un poquito porque así era ella, disfrutaba de la toda la atención que le prestaran y jugando a coquetear se sentía de nuevo como ella misma, aún y si lo último que le cruzaba por la cabeza eran chicos en ese momento. Hizo una pequeña reverencia al detenerse y sin demorar ya más tomó a Alex de la mano para jalarlo a que subiera las escaleras con ella de una vez. - Nooo, estás mal, es mi primera vez y me tienes que tratar con cariñito. ¿Y si me pongo a llorar en la silla, eh? ¿Cómo quieres que me compreta a dejar que me pintarrajees toda como gangster? - Cerró la puerta tras de ellos, invitándolo a subir y acomodarse en el departamento de las chicas.
- No sé, quiero que se vea, pero tampoco que sea muy... ¡bam! ¡en tu cara! Algo bontio, a lo mejor en el hombro, ¿o la muñeca? ¿Cómo lo ves tú? Acomódate donde quieras, ¿te doy algo para tomar? - Ahí, con la serie interminable de preguntas mientras mantenía una sonrisa en el rostro, parecía ser la Willow llena de energía y vitalidad que siempre había sido, a pesar de todos los problemas y dolores que se estaba callando.
- Pues no, no quiero nada garabateado en mis nalgas, gracias. Esas me gustan así como están. - Riendo de buena gana se llevó una mano a cada una, y negó suavemente con la cabeza. - Yo sola, Azula no está. - Siendo Willow tan independiente y acostumbrada a ir por su lado, Azula, que era igual, era la compañera de piso ideal. El problema era que últimamente ya no le gustaba tanto estar sola...
- ¿Qué haces, loco? - Volvió a reír cuando la sujetaba de la mano y la hacía girar, siguiéndole el juego y hasta luciéndose un poquito porque así era ella, disfrutaba de la toda la atención que le prestaran y jugando a coquetear se sentía de nuevo como ella misma, aún y si lo último que le cruzaba por la cabeza eran chicos en ese momento. Hizo una pequeña reverencia al detenerse y sin demorar ya más tomó a Alex de la mano para jalarlo a que subiera las escaleras con ella de una vez. - Nooo, estás mal, es mi primera vez y me tienes que tratar con cariñito. ¿Y si me pongo a llorar en la silla, eh? ¿Cómo quieres que me compreta a dejar que me pintarrajees toda como gangster? - Cerró la puerta tras de ellos, invitándolo a subir y acomodarse en el departamento de las chicas.
- No sé, quiero que se vea, pero tampoco que sea muy... ¡bam! ¡en tu cara! Algo bontio, a lo mejor en el hombro, ¿o la muñeca? ¿Cómo lo ves tú? Acomódate donde quieras, ¿te doy algo para tomar? - Ahí, con la serie interminable de preguntas mientras mantenía una sonrisa en el rostro, parecía ser la Willow llena de energía y vitalidad que siempre había sido, a pesar de todos los problemas y dolores que se estaba callando.
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Ink & Skin {+18}
Y además que estaban muy bien, a sus nalgas me refiero, yo no le veía necesidad de ponerle nada más a algo que ya estaba perfecto de por si, pero vamos, siguiendo esa línea de pensamiento también era que tampoco debería tatuarse nada así que había que escoger entre todas las opciones. El dato que Azula no estuviera era bueno por varias razones, primero porque era mejor trabajar uno solo y tranquilo, solo yo y la cliente y en segundo lugar pues porque con ella prefería mil veces privacidad, eso seguramente por todas las cosas que tenía en la cabeza.
En la vueltita la pude ver mucho mejor y además parecía que ella le había gustado ser el centro del universo en ese momento. ¿No se había dado cuenta que conmigo más o menos siempre era así? Podía ser que yo fuera el que estuviera mal o que yo no dejaba que ella lo supiera de manera tan evidente como yo lo tenía percibido internamente. Mal, pues, mal, ya iba siendo hora que se diera cuenta un poco más, tampoco era que pensaba decir algo así de la nada y lo bueno era que había tiempo. La idea era más ver que pasaba de manera espontánea que andar forzando las cosas. Le sonreí mientras la tomaba de la mano subiendo las escaleras y que me deje ver un poco más donde iba a trabajar y cual sería la improvisada estación de tatuado.
-Claro, contigo siempre será con cariño. Si te duele un poquito va a ser culpa de la aguja, no mía. Yo voy a ser gentil-
Comenté en tono de broma sobre lo “virginal” de Willow en todo el asunto de los tatuajes mientras iba abriendo y sacando algunas cosas del maletín y de paso mirar mejor el entorno. Los departamentos de solo chicas me producían muchísima curiosidad, sobre qué era lo que guardarían en las gavetas, la ambientación y demás variables. Claro, también la pulcritud (en la mayoría de los casos) con la que mantenían su casa, o departamento o lo que fuere. Si, no le iba a hacer un tatuaje a lo Yakuza pero la idea era que fuera interesante y bastante artístico. La pregunta que hizo inevitablemente me hizo volver a verla nuevamente de arriba – abajo, cual scanner. No le iba a dejar que se lo haga en la muñeca, no había mucha gracia (para mi menos, joder).
-A ver, depende del tamaño y eso peeeeero yo creo que mejor sería en el cuello por la nuca, o también en el hombro como dices o también en la cadera o ahí en la espalda baja, quedarás todavía mas sexy de lo que ya eres, mujer-
Comenté mientras ya sacaba las cosas aunque no sabía todavía donde la iba a tatuar aunque había lugares y zonas donde no podía ser, ni hablar. La cocina una de ellas así como también cuartos pequeños donde no hubiera mucho espacio o salidas de electricidad.
-¿Dónde lo hacemos? ¿En tu cuarto o en el sofá?… y un poco de agua o una cerveza estarán bien, gracias-
Y claro, lo dije con todo el doble sentido del mundo a ver como tomaba la broma y eso. Obvio que no se ella no se iba a escandalizar pero lo que yo buscaba eran las sutilezas.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
- Soy : En mente de las @'s / Profesor de las Artes
Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 16/07/2012
Re: Ink & Skin {+18}
- Así me gusta. Y si me pongo a llorar, tú igual hazme quedar bien cuanto cuentes la historia y di que aguanté todo como guerrera amazona hasta sin parpadear, ¿de acuerdo? – Volteó a verlo por encima de su hombro y le guiñó un ojo con picardía, riendo por lo bajo. Su resistencia al dolor no creía que fuera la de una niña pequeñita pero tampoco era, en definitivo, la de un soldado. Además no tenía idea de lo que se sentiría tener la aguja clavándose en la piel una y otra y otra vez. Por lo menos, si en serio sí se ponía a llorar, tenía la confianza suficiente con Alex como para no sentirse haciendo el ridículo. A lo mejor hasta le serviría para practicar su manejo de crisis con los clientes.
Willow se sacó las sandalias mientras lo observaba desempacar toda su indumentaria, asomándose de vez en cuando con mucha curiosidad, preguntándose para qué servía cada cosa y además de eso también el cómo. Manía suya, pero siempre le había fascinado todo lo que involucrara el funcionamiento de las máquinas, no por nada se dedicaba a lo que hacía.
El departamento de Azula y Willow no era muy impresionante a decir verdad. Era pequeño, pero para ellas dos bastaba, y ella por lo menos estaba orgullosa d poder decir que antes de los 20 años ya tenía un lugar y negocio propio. Vamos, que Willow Abbigail Swartz era asombrosa aunque no todo el mundo – profesores de física incluidos – lo supiera ver. Era ordenado sin llegar a los extremos de lo obsesivo, pero sobretodo muy colorido. No soportaba ver los muros blancos y beige como si fueran de hospital. No, ella había pintado todo de diferentes tonos de verde intenso y le gustaba así como estaba.
¿El cuello o los hombros? No sonaba mal. Se acercó entonces al espejo de cuerpo completo que tenían a la venta, porque en sus habitaciones no daba suficiente espacio para tener uno cada una. Se puso de espaldas y observando su reflejo por encima de su hombre se levantó un poco la camiseta por detrás, dejando parte de su espalda descubierta. No se le había escapado el halago, y la verdad que con lo mal que se había estado sintiendo, iba a tomarlo sin protestar y probablemente hasta saldría a la cacería de más. – Pero arriba del culo nadie me lo va a ver. Bueno, ok, sí, pero no por los motivos que quiero que lo vean. – Agregó riéndose. Pensativa se volteó de frente y jaló entonces el cuello de la camiseta hacia abajo para descubrirse el hombro… si, ahí le gustaba más.
- Donde tú quieras, no soy difícil. – Le respondió en un susurro sugerente antes de sacudir su melena rubia en ademán sensual (y sobreactuado) antes de echarse a reír. Claro que había detectado el doble sentido, pero como todo, se lo tomaba a broma al pensar que Alex eso mismo hacía, bromear y nada más.
El problema con Willow eran que las sutilezas no eran lo suyo. Ella era intensa, extrema, apasionada, de gestos espontáneos y grandiosos que no se preocupaban por nada ni se dejaban amedrentar por las consecuencias. Y por lo mismo no sabía detectar las sutilidad ni aunque la tuviera frente a la nariz…
Si supiera hacerlo, habría entendido que Everett no sentía por ella lo mismo antes de llegar al punto en el que su rechazo le hubiera casi matado. Y también, si supiera hacerlo, se habría dado cuenta mucho atrás que no era tan indiferente para Alex como ella pensaba.
- ¿Pretendes que te dé licor cuando estás por clavarme una aguja entintada en mi pielecita virgen e inmaculada? ¡Que escándalo, Hawke! – Decía con dramatismo pero a la vez iba hacia el refrigerador para sacar una lata y ofrecérsela. Téeeeecnicamente tenía que pedirle a alguien más que se la comprara porque a ella no se la venderían hasta tener 21. Por lo general era Mordekhai quien le hacía el favor… pero desde aquella noche en su casa no se hablaban. Tan sólo pensar en ello le hizo sentir el estómago hecho de plomo. Y por lo mismo tomó también una cerveza para ella.
- Quiero que sea… algo bonito. Discreto, ¿si sabes? No muy grande… como así… – Se acercó a él y volvió a jalar del cuello de su camiseta para descubrirse el hombro y la clavícula, marcando el tamaño que se le venía a la mente con los dedos. – Quiero… sonreír y sentirme feliz cada vez que lo mire en el espejo. Creo que últimamente lo necesito. – Negó suavemente con la cabeza y le entregó su cerveza. Aquello último lo dejó salir ya junto con una risa algo triste y apagada, pero nunca había sido muy buena ocultando sus sentimientos.
Willow se sacó las sandalias mientras lo observaba desempacar toda su indumentaria, asomándose de vez en cuando con mucha curiosidad, preguntándose para qué servía cada cosa y además de eso también el cómo. Manía suya, pero siempre le había fascinado todo lo que involucrara el funcionamiento de las máquinas, no por nada se dedicaba a lo que hacía.
El departamento de Azula y Willow no era muy impresionante a decir verdad. Era pequeño, pero para ellas dos bastaba, y ella por lo menos estaba orgullosa d poder decir que antes de los 20 años ya tenía un lugar y negocio propio. Vamos, que Willow Abbigail Swartz era asombrosa aunque no todo el mundo – profesores de física incluidos – lo supiera ver. Era ordenado sin llegar a los extremos de lo obsesivo, pero sobretodo muy colorido. No soportaba ver los muros blancos y beige como si fueran de hospital. No, ella había pintado todo de diferentes tonos de verde intenso y le gustaba así como estaba.
¿El cuello o los hombros? No sonaba mal. Se acercó entonces al espejo de cuerpo completo que tenían a la venta, porque en sus habitaciones no daba suficiente espacio para tener uno cada una. Se puso de espaldas y observando su reflejo por encima de su hombre se levantó un poco la camiseta por detrás, dejando parte de su espalda descubierta. No se le había escapado el halago, y la verdad que con lo mal que se había estado sintiendo, iba a tomarlo sin protestar y probablemente hasta saldría a la cacería de más. – Pero arriba del culo nadie me lo va a ver. Bueno, ok, sí, pero no por los motivos que quiero que lo vean. – Agregó riéndose. Pensativa se volteó de frente y jaló entonces el cuello de la camiseta hacia abajo para descubrirse el hombro… si, ahí le gustaba más.
- Donde tú quieras, no soy difícil. – Le respondió en un susurro sugerente antes de sacudir su melena rubia en ademán sensual (y sobreactuado) antes de echarse a reír. Claro que había detectado el doble sentido, pero como todo, se lo tomaba a broma al pensar que Alex eso mismo hacía, bromear y nada más.
El problema con Willow eran que las sutilezas no eran lo suyo. Ella era intensa, extrema, apasionada, de gestos espontáneos y grandiosos que no se preocupaban por nada ni se dejaban amedrentar por las consecuencias. Y por lo mismo no sabía detectar las sutilidad ni aunque la tuviera frente a la nariz…
Si supiera hacerlo, habría entendido que Everett no sentía por ella lo mismo antes de llegar al punto en el que su rechazo le hubiera casi matado. Y también, si supiera hacerlo, se habría dado cuenta mucho atrás que no era tan indiferente para Alex como ella pensaba.
- ¿Pretendes que te dé licor cuando estás por clavarme una aguja entintada en mi pielecita virgen e inmaculada? ¡Que escándalo, Hawke! – Decía con dramatismo pero a la vez iba hacia el refrigerador para sacar una lata y ofrecérsela. Téeeeecnicamente tenía que pedirle a alguien más que se la comprara porque a ella no se la venderían hasta tener 21. Por lo general era Mordekhai quien le hacía el favor… pero desde aquella noche en su casa no se hablaban. Tan sólo pensar en ello le hizo sentir el estómago hecho de plomo. Y por lo mismo tomó también una cerveza para ella.
- Quiero que sea… algo bonito. Discreto, ¿si sabes? No muy grande… como así… – Se acercó a él y volvió a jalar del cuello de su camiseta para descubrirse el hombro y la clavícula, marcando el tamaño que se le venía a la mente con los dedos. – Quiero… sonreír y sentirme feliz cada vez que lo mire en el espejo. Creo que últimamente lo necesito. – Negó suavemente con la cabeza y le entregó su cerveza. Aquello último lo dejó salir ya junto con una risa algo triste y apagada, pero nunca había sido muy buena ocultando sus sentimientos.
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
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Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Ink & Skin {+18}
Yo esperaba que si tuviera que contar la historia en algún momento del futuro, el hecho de la resistencia al dolor de Willow no fuera lo más interesante que decir, vamos, se entiende a qué me refiero. De todos modos el tema me hizo pensar, no me imaginaba a Willow llorando de dolor ni nada pero tampoco esperaba que no se quejase o así. Lo normal pues, lo normal. Claro que de alguna manera la cadena de pensamiento fue desde la tolerancia al dolor de Willow a preguntarme si de verdad le gustaba un poco de rudeza en otros aspectos mucho más entretenidos. En eso preguntarle le quedaba un poco la magia de no saber, mejor era averiguarlo por los propios medios de uno. Claro que si, a ver como me iba.
Tuve que resígname un poco, parecía que sería el hombro el lugar de elección a pesar de todo. Vamos, que tampoco estaba tan mal y era mucho mejor y menos aburrido que simplemente la muñeca, el lienzo se ampliaba. Solo asentí sonriendo y ya terminaba de preparar todo lo que se iba a necesitar. Ella también bromeó con lo del lugar donde lo “haríamos” y pues tal como se veía parecía que no había nada más que la respuesta a una broma con otra broma y nada que dejara pistas. Eso me dejaba dos opciones… O dejarlo estar y no insistir hasta otra vez que se me ocurriera o ya dejar las bromitas y ser más directo. Por el momento me inclinaba mucho más por la segunda opción.
-Vamos a tu habitación pues. Supongo que estarás más cómoda ahí y de paso no me van a faltar conexiones-
Me refería a las eléctricas. Igual, la manera en que me siguió el juego me gustó, así era ella y era sexy inclusive al fingirlo. Recibí la cerveza mientras ella trataba de explicarme lo que quería y a ver si podía hacer algún bosquejo de lo que ella quería. Lo mejor sería darle varias opciones y que escogiera o que si tenía algún diseño por ahí mejor que lo fuera mostrando de una vez. Esa ultima sonrisa envuelta de un matiz de tristeza que hasta antes de ese momento no había estado ahí hizo que arqueara la ceja preguntándome el por qué. Curiosidad.
-Mi pulso es de los mejores que vas a ver eh, de cirujano. Pude haber sido doctor. Pero a ver, dime que te parecen estos…-
Dije mientras extendía algunos dibujos o mejor dicho, bocetos de lo que podría querer. Me había dicho lo de unas hadas así que eso es lo que había traído, si había cambiado de opinión. Una en blanco y negro que podría quedarle bastante bien. Un poco grande pero se podía hacer la escala. Había otra de los contornos de otra hada. Unas a color por si prefería así. Un delineado de hada más, otras en varias poses que había dejado como work in progress y una hada medio gótica que alguna vez había visto por ahí. Que ella mirara lo que más le gustara y si ninguna de esas le llamaba la atención lo suficiente pues yo le podía diseñar algo ya más a pedido, no había problemas.
Saqué todo lo necesario para dejar listo todo antes de empezar a tatuar dando un par de sorbos a la cerveza antes de iniciar todo.
-¿Me vas a contar por qué hace rato te pusiste algo triste de repente? Dijiste que necesitabas felicidad y todo, soy perceptivo, no se me pasó por alto el detalle. Anda, cuéntame… bueno, si quieres puede ser mientras dibujo en ti. -
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
La habitación de Willow era uno de aquellos lugares en los que cada rincón gritaba a todo pulmón a quien pertenecían. Desde los colores de los muros hasta el diseño de sus sábanas, el casco de su motocicleta colgando de un gancho en la pared y por supuesto la computadora de escritorio que había ensamblado ella misma parte por parte, con una meticulosidad casi médica. Le hizo una señal de que se pusiera cómodo, preguntándose si acaso sería mejor traer un par de sillas o algo aunque estuvieran un poco apretados de espacio, pero definitivamente conexiones eléctricas no le iban a faltar, no tanto porque Willow fuera muy asidua de tenazas para el cabello o cualquier otra cosa, sino que para la cantidad de aparatos electrónicos que tenía enchufados había tenido que hacer magia con el cableado eléctrico de su habitación y abrir un par de terminales más.
Se sentó sobre la cama, cerveza en mano, observando los bosquejos que llevaba. Había varios que le gustaban, otros que no tanto, como el hada gótica que por poco y le arranca una carcajada. ¿En serio se la imaginaba a ella con algo así grabado en la piel? ¡Cuando la había visto alguien vistiendo de negro!
- Me gustan estas, los contornos... ¿y si son dos? Una chica, y un chico, y están felices porque vuelan y son libres y hacen lo que quieren. - Y de dónde había sacado aquella idea, pues ni idea, pero se le veía entusiasmada con aquella historia que acababa de sacar de un cajón oculto en su imaginación... o mejor dicho de sus recuerdos...
- ¿Mmm? - Alzó un poco el rostro cuando le preguntaba el por qué estaba triste. Le sonrió. La verdad no se sentía lista para hablar bien sobre sus sueños y lo que oía y como Sydney le tenía medicada para tratar de controlar el problema, pero las pastillas no parecían estar funcionando porque seguía escuchando las campanitas. Ya no sabía si resignarse, acostumbrarse, ir a verla con intenciones de comenzar terapia en serio o hablar con William a que le hiciera una tomografía o algo...
- Vamos, ¿me vas a decir que no sabes? ¿Que soy una desgraciada en el amor? - Mejor tomarlo lo mejor que pudiera y tratar de reír. Algo tendría que haber escuchado, que después de prácticamente declararse muy públicamente a Everett en la fiesta de la alcaldesa el chisme se había extendido como pólvora por Storybrooke, de que él la había rechazado y ella iba completamente miserable por eso. Tan mentira no era, pero vamos, ahora mismo tenía problemas más graves por los qué preocuparse que su corazón roto, entre secretos turbios de sus amigas, distanciamiento de sus amigos, y el temor por estar perdiendo su salud, su cordura o ambas cosas.
- No me he sentido muy yo últimamente... como que me hace falta algo... como... como incompleta...¿si sabes? Seguro que sí, tu eres artista, estas dudas existenciales te deben de encantar. A lo mejor es que emito feromonas que repelen a los chicos, ya no sé.. - Pero igual dolía, y mucho. - Anda, a ver, dibújame algo para quitarme la camiseta y ponerme a prueba yo solita. Si ni lloro ni grito yo invito la pizza después. Tú dime que tengo que hacer. -
Se sentó sobre la cama, cerveza en mano, observando los bosquejos que llevaba. Había varios que le gustaban, otros que no tanto, como el hada gótica que por poco y le arranca una carcajada. ¿En serio se la imaginaba a ella con algo así grabado en la piel? ¡Cuando la había visto alguien vistiendo de negro!
- Me gustan estas, los contornos... ¿y si son dos? Una chica, y un chico, y están felices porque vuelan y son libres y hacen lo que quieren. - Y de dónde había sacado aquella idea, pues ni idea, pero se le veía entusiasmada con aquella historia que acababa de sacar de un cajón oculto en su imaginación... o mejor dicho de sus recuerdos...
- ¿Mmm? - Alzó un poco el rostro cuando le preguntaba el por qué estaba triste. Le sonrió. La verdad no se sentía lista para hablar bien sobre sus sueños y lo que oía y como Sydney le tenía medicada para tratar de controlar el problema, pero las pastillas no parecían estar funcionando porque seguía escuchando las campanitas. Ya no sabía si resignarse, acostumbrarse, ir a verla con intenciones de comenzar terapia en serio o hablar con William a que le hiciera una tomografía o algo...
- Vamos, ¿me vas a decir que no sabes? ¿Que soy una desgraciada en el amor? - Mejor tomarlo lo mejor que pudiera y tratar de reír. Algo tendría que haber escuchado, que después de prácticamente declararse muy públicamente a Everett en la fiesta de la alcaldesa el chisme se había extendido como pólvora por Storybrooke, de que él la había rechazado y ella iba completamente miserable por eso. Tan mentira no era, pero vamos, ahora mismo tenía problemas más graves por los qué preocuparse que su corazón roto, entre secretos turbios de sus amigas, distanciamiento de sus amigos, y el temor por estar perdiendo su salud, su cordura o ambas cosas.
- No me he sentido muy yo últimamente... como que me hace falta algo... como... como incompleta...¿si sabes? Seguro que sí, tu eres artista, estas dudas existenciales te deben de encantar. A lo mejor es que emito feromonas que repelen a los chicos, ya no sé.. - Pero igual dolía, y mucho. - Anda, a ver, dibújame algo para quitarme la camiseta y ponerme a prueba yo solita. Si ni lloro ni grito yo invito la pizza después. Tú dime que tengo que hacer. -
- Spoiler:
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Ink & Skin {+18}
Por alguna razón la idea de un hado no le pareció tan aberrante a pesar que no recordaba haber leído ni oído nunca alguna referencia a un ser de esa especie en la que en su mente hasta hace un momento atrás, era solamente femenina. Le pareció algo divertido y hasta chistoso, tanto que tampoco pensaría demasiado ya en poder cambiar una u otra cosa. Esa idea que le había dado Willow sería la base para poder cambiar y diseñar más detalles pero con eso mente, un hada y un hado bailando y volando en el aire inexistente de la piel de la rubia, no era mala idea en lo absoluto. Eso le sacó una sonrisota al artista novato de tatuajes a pesar que seguía intrigado por lo otro que le había preguntado.
Quizás Alex podía ser que no de los que escuchaba los rumores del pueblo tan pequeño en que vivían, que solo andaba siempre en su propio mundo pero tampoco podía ser que no había escuchado nada. Y esa era noticia de un tiempo atrás, eso que había pasado y el rollo de Everett tenía ya algún tiempo y por la manera en que veía a Willow y como aparentemente había puesto a la rubia pues seguro que a ella le había pegado mucho más duro que lo que él hubiera pensado antes. Y en ese momento aborreció a Everett por ser así de idiota, por rechazar y no corresponder a una mujer como Willow, menudo imbécil. Puto. También no pudo evitar alivio y que lo de Willow era una especie de mal necesario, casi como una nueva oportunidad para él.
Eso si era mejor, pensarlo por esa perspectiva. En definitiva era Everett quien se lo perdía y era mejor que Will también lo pensara así, pero la contradicción se formaba por odiarlo por dejarla así de triste. Sacudió un poco la cabeza para enfocarse en el mundo real nuevamente, llevar a la realidad todo lo que estaba pensando joder, o por lo menos intentarlo.
-Pues si me explicas un poco más quizás te suelte alguna razón filosófica, o quien sabe, quizás hasta metafórica para tu problema. Lo otro de las feromonas de repulsión o whatever, ya te digo que no es así eh. El que sea el culpable de ponerte así es un imbécil y habemos quienes sabríamos apreciarte. Te mereces a alguien así, que se desviva por hacerte feliz… y bueno, si quieres hablamos de eso o como veas…-
Ya había sacado el papel especial para ir dibujando la plantilla de lo que Will le había pedido y no pudo evitar sonreír. Lo que le había pedido no era para nada complicado, los contornos sencillos, no había demasiado detalle y apenas salía de un tatuaje monocromático negro, habían colores en algunas sombras pero igual, todo bastante sencillo. Para estar seguro de hacer un buen trabajo se tomó su tiempo y le tomó algunos minutos más hacerlo, tampoco quería hacerla esperar.
-Es acá en el hombro ¿no? Si lloras la pizza te la invito yo por hacerte llorar, pues. Siéntate… o échate, como te sea más cómodo, yo me adapto-
Dijo rompiendo la barrera del contacto con toda la naturalidad del mundo tocando (acariciando) la zona de su hombro mientras armaba la temible pistola que tenía el poder de hacer llorar a algunos y sacaba la tinta para imprimir la historia de amor perfecto entre un hado y su hada, volando eternamente felices.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
- Oh, me muero por escuchar tu filosofía de tatuador, esa que vas a compartir con tus clientes cuando te pidan que les dibujes tal o cual cosa. Esos que salen en la tele lanzan discursos muy profundos. - Rio un poco antes de dar un nuevo trago a su cerveza bien helada, asomándose a lo que el dibujaba porque la curiosidad que le provocaba era demasiado. De artista ella no tenía ni un solo cabello rubio. A lo sumo lo que dibujaba eran figuritas de palitos y bolitas, eso sí, muy expresivas. Que va, sus talentos eran otros. Cosas más técnicas, más físicas, todo lo que pudiera tomar entre sus manos, armar y desarmar, moldear deconstruir y volver a pegar. Si a hasta de mecánica y carpintería básica sabía, pero vamos, que no quería dejar sin trabajo a los chicos del taller. Y es que si se ofertara para reparar averías en coche, ¿a quién iban a acudir? ¿A tres monos sudados y cubiertos de grasa de pies a cabeza o a ella que era sencillamente adorable? Tenía un buen plan de marketing entre manos, si señor.
- Ok ok, feromonas no pues. ¡Pero en serio que alguien me hizo brujería o algo! Que tan mala suerte no se puede tener. - Ya mejor se reía, porque otra cosa no le quedaba. ¿Sumirse en su miseria por siempre y para siempre? Eso no era propio de ella. Pero aún así, mantenerse entera costaba, costaba y demasiado. Era extraño pensar que según Sydney - oh ironía, estar tomando la palabra de ella entre todas las personas del pueblo - no era la única que se había estado sintiendo tan extraña pero... aún así...
Era bien sabido que Willow iba siempre a la cacería de un cumplido cuando lo podía conseguir, y no mostraba ningún decoro al momento de hacerlo. Pero esta vez se quedó escuchando atentamente a las palabras de Alex, porque le llegaron, porque en ese momento realmente necesitaba escucharlas. Que en algún lado iba a haber alguien que supiera apreciarla, que se desviviría por hacerla feliz de la misma manera en que ella lo haría. Sabía que tenía tantísimo por dar, si sólo encontrara a la persona adecuada...
El pequeño problema era que había pasado por alto el detalle de que Alex hablaba en plural, incluyéndose a sí mismo en aquel supuesto grupo de personas que sabrían valorarla si tan sólo les diera la oportunidad.
Tardó un momento en procesar todo aquello, despertando de su ensoñación al sentir que le acariciaba el hombro. Willow asintió en ese momento y, en uno de esos gestos espontáneos tan propios de ella, besó la frente del rubio con una ternura que no habría mostrado con él hasta ahora, no de esa manera. La verdad era que le hacía bien estar con él.
- Si, ahí mismo. Ojalá tuviera un espejo bien grande, me da mucha curiosidad el ver cómo lo haces. - Se fue a sentar entonces a la cama, porque le pareció que así tendría más estabilidad que recostada y sin mucha ceremonialidad se quitó la camiseta. Que Alex ya la había visto en traje de baño decenas de veces y no iba a poder tatuarla con tanta tela estorbando.
- No sé... ¿no te has sentido a veces cómo que te hace falta algo? ¿Cómo que estás incompleto?... Tengo rato sintiéndome así, es extraño... - Se detuvo para aguantarse la risa que le dio el sentir como le aplicaba la plantilla. Agachó un poco la mirada, y lo que alcanzó a mirar se veía muy bonito, ya tenía muchísimas ganas de verlo todo terminado.
El sonido de la pistolilla encendida le hizo morderse los labios, nerviosa. Ahora sí, no hay vuelta atrás. ¿En serio quería tener a dos hadas grabadas de por vida en la piel? Pues sí, no veía por qué no. Sería una historia interesante para contar. Y en un futuro cuando Alex fuera tatuador famoso y le dieran su propio programa de televisión ella podría decir que fue la primera en un despliegue de orgullo casi machista. - Es en serio eh, ¡con cariñito que es mi primera vez! - Ahí la risa nerviosa, que no tardó nada en volverse un quejido ante los primeros roces de la aguja. - Aaaaaaahhhhhh jooooodeeeerrrrrrr... -
- Ok ok, feromonas no pues. ¡Pero en serio que alguien me hizo brujería o algo! Que tan mala suerte no se puede tener. - Ya mejor se reía, porque otra cosa no le quedaba. ¿Sumirse en su miseria por siempre y para siempre? Eso no era propio de ella. Pero aún así, mantenerse entera costaba, costaba y demasiado. Era extraño pensar que según Sydney - oh ironía, estar tomando la palabra de ella entre todas las personas del pueblo - no era la única que se había estado sintiendo tan extraña pero... aún así...
Era bien sabido que Willow iba siempre a la cacería de un cumplido cuando lo podía conseguir, y no mostraba ningún decoro al momento de hacerlo. Pero esta vez se quedó escuchando atentamente a las palabras de Alex, porque le llegaron, porque en ese momento realmente necesitaba escucharlas. Que en algún lado iba a haber alguien que supiera apreciarla, que se desviviría por hacerla feliz de la misma manera en que ella lo haría. Sabía que tenía tantísimo por dar, si sólo encontrara a la persona adecuada...
El pequeño problema era que había pasado por alto el detalle de que Alex hablaba en plural, incluyéndose a sí mismo en aquel supuesto grupo de personas que sabrían valorarla si tan sólo les diera la oportunidad.
Tardó un momento en procesar todo aquello, despertando de su ensoñación al sentir que le acariciaba el hombro. Willow asintió en ese momento y, en uno de esos gestos espontáneos tan propios de ella, besó la frente del rubio con una ternura que no habría mostrado con él hasta ahora, no de esa manera. La verdad era que le hacía bien estar con él.
- Si, ahí mismo. Ojalá tuviera un espejo bien grande, me da mucha curiosidad el ver cómo lo haces. - Se fue a sentar entonces a la cama, porque le pareció que así tendría más estabilidad que recostada y sin mucha ceremonialidad se quitó la camiseta. Que Alex ya la había visto en traje de baño decenas de veces y no iba a poder tatuarla con tanta tela estorbando.
- No sé... ¿no te has sentido a veces cómo que te hace falta algo? ¿Cómo que estás incompleto?... Tengo rato sintiéndome así, es extraño... - Se detuvo para aguantarse la risa que le dio el sentir como le aplicaba la plantilla. Agachó un poco la mirada, y lo que alcanzó a mirar se veía muy bonito, ya tenía muchísimas ganas de verlo todo terminado.
El sonido de la pistolilla encendida le hizo morderse los labios, nerviosa. Ahora sí, no hay vuelta atrás. ¿En serio quería tener a dos hadas grabadas de por vida en la piel? Pues sí, no veía por qué no. Sería una historia interesante para contar. Y en un futuro cuando Alex fuera tatuador famoso y le dieran su propio programa de televisión ella podría decir que fue la primera en un despliegue de orgullo casi machista. - Es en serio eh, ¡con cariñito que es mi primera vez! - Ahí la risa nerviosa, que no tardó nada en volverse un quejido ante los primeros roces de la aguja. - Aaaaaaahhhhhh jooooodeeeerrrrrrr... -
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Ink & Skin {+18}
-Claro, profundo siempre es. Lo abstracto de todo te dejar hablar y hablar y todo siempre suena profundo. Por ejemplo podría empezar y decir que ahora el tatuaje que quieres represente la manifestación de la libertad que quieres o que te sientes. Una hada por lo mágico y alegre que esperas de la vida y el hado de compañía porque esperas esa mitad perfecta que te complementa y al mismo tiempo tenga muchas cosas en común contigo… ¿Qué tal me quedó?-
Y si pues, ese había sido un discursito de lo más improvisado pero tampoco sonaba mal ¿no?. Era más bien una deducción que algo realmente filosófico pero que esperaba que fuese relativamente acertado al final de cuentas y si no pues quedaba mal.
Pero ya Will estaba ya aligerándose de ropas, un poco menos de la cantidad que le hubiera gustado sin duda pero si lo suficiente como para dejarle el lienzo de piel lo suficientemente amplio como para poner la plantilla y que de ese modo empezase a delinear, primero contornos y dibujo fino y sutil y luego los fondos y terminar los arreglos. Igual, no pensaba tomarse poco tiempo y así que tampoco tenía planeado hacerla aburrir demasiado.
Le jodió un poco que ella no mostrara nada acerca de lo que él le había dicho, eso de incluirse de la manera totalmente premeditada en que lo había dicho pero vamos, tampoco tenía que desesperarse. El beso en la frente lo tomó por sorpresa, le gustó pero seguro que había quedado con una sonrisa inmensa de tonto enamorado que no se le borraría del rostro en un buen rato. Esos efectos que tenía Willow sobre él en cosas tan simples. ¿Se daría cuenta?
Mas bien, la que seguro debía estar empezando a desesperarse y con la tensión en crescendo debía ser Willow. Vamos, el ruido de la pistola podía ser bastante desagradable porque con solo oírla sabías que ya venía. Para muchos era casi al maldito instrumento ese de los dentistas, el taladro del mal que podía hacer realidad los dolores mas intensos… claro, para Alex no era así, nada que ver con la tortura masoquista de tener que ir al dentista. Así empezó a colocar la pistola en la tersa piel de la rubia.
-¿Estás bien? ¿Te dolió mucho?-
Preguntó bastante preocupado por ella. Sacó la pistola de inmediato del hombro de Willow y bajó un poco las revoluciones de la velocidad de la pistola, si, seguro que ya no le dolería tanto pero en sacrificio tardarían un poquito más. De pronto se inclinó y la besó, así de improviso en el hombro cerca de donde había estado la pistola momentos atrás. Estuvo a punto de soltar un chiste (o el intento de uno) para explicar lo que acababa de pasar, decir algo como que sus besos eran sanadores o así, pero no, no cometería el mismo error dos veces. No bromearía ni tampoco era de disimular nada.
-Bueno, ya arregle un poco la pistola, si te duele me dices. -
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
- Nada mal. – Tuvo que confesar con una sonrisa. No importaba que la interpretación de aquel dibujo que estaba por grabarse en la piel Alex se la acabara de sacar improvisada por debajo de la manga. Le gustaba como se escuchaba, y si se ponía a meditarlo con cuidado, todo lo que decía era verdad. No se había puesto nunca a pensar el por qué tenía la idea del tatuaje de un hada tan metida en la cabeza, pero todo lo que él decía…. Era cierto. Y mucho, mucho más bonito, que decir que se había hecho el tatuaje nada más porque se veía bien. Sostuvo una sonrisa tierna en el rostro por un instante. A lo mejor hasta resultaba que Alex le entendía mejor de lo que ella misma hacía, y eso era una verdadera proeza si se tenía en cuenta lo voluble que era. Porque vamos, ella misma era la primera en reconocer que era explosiva y de mal genio. Sostenía que no era un defecto, sino parte de lo que (en su imaginación) le hacía ser tan adorable.
Y en efecto, el trasto aquel que le grababa la piel dolía como los mil demonios. Willow era una persona muy activa y no era ajena a lastimarse por andar haciendo las cosas que le gustaba hacer. Varios golpes dados en la motocicleta y otros tantos por brincar de aquí para allá, pero nada parecido a eso. Que si, que se había perforado las orejas y el ombligo también, pero aquello había sido rápido, apenas un pinchazo y listo, gema colgando. Pero claro, no era como si el que el tatuaje le fuera a doler era algo que la estaba tomando por sorpresa. Era parte del trato. Si quería el dibujo en la piel se aguantaba como Amazona y ya.
- Noooooo como creeeeeessss… – Arrastraba las palabras, siséandolas para aguantarse los quejidos. Se mordió los labios, tratando de aguantar por todos los medios aquella risa nerviosa que se apoderaba de ella siempre en los peores momentos, y es que si le daba por comenzar a carcajearse ahora iba a desestabilizarlo, y claro, el lienzo sobre el que Alex trabajaba era nada menos que su hombro. No quería terminar con un hada cabezona y deforme acompañándola de por vida.
Lo que sí la tomó por sorpresa fue la manera en que él reaccionaba a su dolor. Había anticipado alguna broma como las de antes, algo sobre que la primera vez siempre dolía pero terminaría gustándole o cualquier otra cosa para seguir riendo y tonteando como hacían. En vez de eso le besaba el hombro. Fue un gesto tan tierno y dulce que inmediato sintió como sus mejillas se encendían y la piel se le erizaba a causa del estremecimiento que eso le causó.
Willow era una persona testaruda y obstinada. Hablaba demasiado y por eso a veces le costaba escuchar. Normal que no reaccionara siempre a las palabras ni supiera leer entre líneas las cosas que le decían. Pero nunca se le pasaba por alto la tristeza oculta en una sonrisa o un chispazo reluciente en la mirada. Un roce, una caricia, esas eran la clase de cosas que si podía interpretar. Tal vez no tan bien como creía, porque al final había malinterpretado cada una de las sonrisas de Everett y por eso había terminado de alguien que simplemente no la veía de la misma manera, pero ahora misma sentía una súbita calidez en su pecho, y se encontró sintiéndose algo tímida e insegura...
… que va, era una tontería. Ella iba de luto por un amor que no había sido y por eso veía cosas, de nuevo, donde no las había. Como las campanillas que escuchaba. Había sido un gesto cariñoso de amigos y nada más, que a fin de cuentas Alex nunca le había dicho nada ni hecho nada tampoco como invitarla a salir o cualquier cosa.
Asintió tras que le pidiera avisarle si seguía doliéndole mucho. Lo hizo suave, casi imperceptiblemente, deteniéndose a observar la expresión de su rostro, en como tensaba el entrecejo al concentrarse y la aguja volvía a introducirse en su piel. Contrajo los labios en una nueva mueca de incomodidad, pero ya no dolía tanto como hacía unos instantes.
- …¿y vas a besar así a todas tus clientas también? – Preguntó bajito en un hilo de voz, sintiéndose repentinamente inquieta por su cercanía, aunque tenía que decir que no de una mala manera.
Y en efecto, el trasto aquel que le grababa la piel dolía como los mil demonios. Willow era una persona muy activa y no era ajena a lastimarse por andar haciendo las cosas que le gustaba hacer. Varios golpes dados en la motocicleta y otros tantos por brincar de aquí para allá, pero nada parecido a eso. Que si, que se había perforado las orejas y el ombligo también, pero aquello había sido rápido, apenas un pinchazo y listo, gema colgando. Pero claro, no era como si el que el tatuaje le fuera a doler era algo que la estaba tomando por sorpresa. Era parte del trato. Si quería el dibujo en la piel se aguantaba como Amazona y ya.
- Noooooo como creeeeeessss… – Arrastraba las palabras, siséandolas para aguantarse los quejidos. Se mordió los labios, tratando de aguantar por todos los medios aquella risa nerviosa que se apoderaba de ella siempre en los peores momentos, y es que si le daba por comenzar a carcajearse ahora iba a desestabilizarlo, y claro, el lienzo sobre el que Alex trabajaba era nada menos que su hombro. No quería terminar con un hada cabezona y deforme acompañándola de por vida.
Lo que sí la tomó por sorpresa fue la manera en que él reaccionaba a su dolor. Había anticipado alguna broma como las de antes, algo sobre que la primera vez siempre dolía pero terminaría gustándole o cualquier otra cosa para seguir riendo y tonteando como hacían. En vez de eso le besaba el hombro. Fue un gesto tan tierno y dulce que inmediato sintió como sus mejillas se encendían y la piel se le erizaba a causa del estremecimiento que eso le causó.
Willow era una persona testaruda y obstinada. Hablaba demasiado y por eso a veces le costaba escuchar. Normal que no reaccionara siempre a las palabras ni supiera leer entre líneas las cosas que le decían. Pero nunca se le pasaba por alto la tristeza oculta en una sonrisa o un chispazo reluciente en la mirada. Un roce, una caricia, esas eran la clase de cosas que si podía interpretar. Tal vez no tan bien como creía, porque al final había malinterpretado cada una de las sonrisas de Everett y por eso había terminado de alguien que simplemente no la veía de la misma manera, pero ahora misma sentía una súbita calidez en su pecho, y se encontró sintiéndose algo tímida e insegura...
… que va, era una tontería. Ella iba de luto por un amor que no había sido y por eso veía cosas, de nuevo, donde no las había. Como las campanillas que escuchaba. Había sido un gesto cariñoso de amigos y nada más, que a fin de cuentas Alex nunca le había dicho nada ni hecho nada tampoco como invitarla a salir o cualquier cosa.
Asintió tras que le pidiera avisarle si seguía doliéndole mucho. Lo hizo suave, casi imperceptiblemente, deteniéndose a observar la expresión de su rostro, en como tensaba el entrecejo al concentrarse y la aguja volvía a introducirse en su piel. Contrajo los labios en una nueva mueca de incomodidad, pero ya no dolía tanto como hacía unos instantes.
- …¿y vas a besar así a todas tus clientas también? – Preguntó bajito en un hilo de voz, sintiéndose repentinamente inquieta por su cercanía, aunque tenía que decir que no de una mala manera.
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Re: Ink & Skin {+18}
Si, Alex sabía que le había dolido pero esperaba que lo que acababa de hacer compensase de algún modo lo que la aguja de su pistola había creado de ese modo. Había tratado de evitar errores anteriores, ya sea por omisión, falta de claridad, bromear cuando no debía y demás cosas que terminaban por hacer que se mantengan las cosas como se habían venido manteniendo cuando en realidad a él ya no quería eso, no precisamente eso.
Pero había mantenido la neutralidad, no había bromeado y había agregado el efecto adicional de un beso inesperado y que le había nacido de una manera tan natural y espontánea que hasta le resultaba sorpresivo. Ella estaba de espaldas y no la veía directamente por lo que las reacciones que había tenido o no le eran desconocidas. Maldita sea.
Luego se dio una idea más clara cuando le preguntó eso de las clientas. Ya sea para reafirmar o solo para disipar alguna duda Alex supo que tenía que responder bien si es que quería hacer el paso de ser solamente su amigo a algo mas y no esperaba que fuese tan difícil pero si, los hechos probaban que si lo era.
Podía ser la costumbre del trato con confianza que parecía demostrar que no había cambios y que nada había cambiado cuando en realidad internamente todo era diferente para Alex, mas intenso que solamente amistad.
-No, nada de eso. Solamente a ti, por ser tu y a nadie más. No se si te parezca raro pero…-
Iba a seguir hablando pero prestó atención otra vez al tatuaje porque parecía moverse un poco, quizás por el miedo de que le volviera a doler como en la vez anterior, seguro que en el momento en que la aguja la volviera a tocar se daría cuenta que de hecho sería mucho menos que lo anterior, lo que molestaba era recuerdo de lo de antes.
Parecido a lo que le pasaba con ella, podía ser que el puto de Everett había causado un daño para el resto. Pintó un poco más, manteniendo el pulso firme prestando atención al hacer su trabajo, y pronto los contornos ya estaban hechos, ahora faltaban los fondos y para ello era necesario ese primer cambio de agujas. El proceso de cambiar toda la parafernalia le tomaría varios minutos que podrían servir para retomar lo anterior.
-Antes decías que te sentías diferente ¿Te acuerdas? La verdad es que yo también me he sentido diferente desde hace algún tiempo… pero no en un mal sentido sino lo contrario. Y es que nosotros siempre nos hemos llevado muy bien pero es que últimamente como que… ¿tienes idea a qué me refiero?-
Sintió la necesidad de aclarar el panorama de la conversación por última vez porque después ya no lo haría porque estaba al punto de decirlo sin más. Y claro, era un riesgo ver como podría cambiar la amistad que había de esa manera pero ya había decidido que lo tomaría. Eso y el tatuaje eran cosas que no iba a dejar de hacer. Y ya, que ella le dijera si sabía por donde vendría el resto de lo que tenía que decir y atar un poquito los cabos lo haría más fácil y sino pues no, pero adelante.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
Willow se mordió los labios al escucharlo, alcanzando a pasarse unos mechones rebeldes de cabello rubio tras la oreja. Como quisiera poder mirarlo a la cara en esos momentos, pues tenía que decir que la respuesta que le daba le descolocaba y la llevaba a un terreno que no sabía muy bien qué tan sólido era al pisar. Solamente a ti, por ser tú, nadie más. Si tan sólo Alex supiera que lo único que Willow quería era que alguien le dijera justo eso: que quería besarla solamente a ella y nadie más. Cada vez se convencía más de que aquello del amor estaba resultando ser una vil mentira con la que se engañaban creciendo y al llegar a la adultez se daban cuenta de que no valía de nada. Tal vez por eso parte de ella se negaba a crecer. Pero es que ya se había dado de golpes tantas veces.... Everett el más reciente y el más duro, pero solo había que echar un vistazo a todos los chicos por los que había llegado a sentir algo en serio. Siempre salía perdiendo.
Pero podía no significar nada, ¿verdad? Que fuera simplemente Alex siendo cariñoso con ella y haciéndolo sentir especial. El problema con el tatuador es que no era directo, ni concreto, ni decía las cosas tal cual eran y de la manera en que ella necesitaba escuchar. Willow era una persona de acciones, no de palabras.
Cerró los ojos al sentir de nuevo la aguja. No, ya no dolía tanto como hacía unos instantes, aunque no pudiera decir que lo que sentía era precisamente una caricia. De cualquier manera se había decidido a ya no quejarse. Respiraría profunda y lentamente y tensaría los puños hasta dejarse los nudillos blancos, pero ni un solo quejido que saliera de sus labios. Y es que con tan solo un gesto y una frase Alex había conseguido volverla un verdadero caos interno.
Cuando la aguja se detenía lo primero que sintió fue alivio, aunque dudaba por mucho que ya hubiera terminado porque de haberlo hecho se lo hubiera dicho. Volteó a verlo y lo encontró manejando material, y ella se encontró en la encrucijada sobre que le urgía más, si seguir indagando sobre lo que habría querido decirle, o correr al espejo más cercano para ver el progreso del dibujo. Era el mismo Alex quien tomaba la decisión por ella al retomar la palabra.
- ... creo que... sí, pero igual creo que necesito escucharlo. Alex, yo... - No se atrevía a mirarlo a la cara. Así, en un instante, un miedo atrás la atacaba. No sólo a volver a salir lastimada porque no creía soportarlo de nuevo, sino que no sabía siquiera si estaba sana... o cuerda...
- No estoy ni tan segura de que yo valga la pena... - Ahogó un amago de risa bastante pobre, aún sentada sobre la cama. Mantenía los brazos apoyados sobre sus muslos aunque la cabeza le colgaba en actitud derrotada. En serio que quería creer... que no había nada mal en ella, que las cosas tan extrañas que soñaba y escuchaba tenían un por qué, que el amor si existía en verdad y había alguien para ella, alguien a quien iba a entregarle todo, pero con tantas cosas que le habían pasado últimamente...
Quizá, además de todo lo que Alex le había dicho sobre la interpretación de su tatuaje, era que además de libertad lo que ella necesitaba era volver a creer...
¿O no decía el cuento que las hadas morían cuando perdían la fe en ellas?
Pero podía no significar nada, ¿verdad? Que fuera simplemente Alex siendo cariñoso con ella y haciéndolo sentir especial. El problema con el tatuador es que no era directo, ni concreto, ni decía las cosas tal cual eran y de la manera en que ella necesitaba escuchar. Willow era una persona de acciones, no de palabras.
Cerró los ojos al sentir de nuevo la aguja. No, ya no dolía tanto como hacía unos instantes, aunque no pudiera decir que lo que sentía era precisamente una caricia. De cualquier manera se había decidido a ya no quejarse. Respiraría profunda y lentamente y tensaría los puños hasta dejarse los nudillos blancos, pero ni un solo quejido que saliera de sus labios. Y es que con tan solo un gesto y una frase Alex había conseguido volverla un verdadero caos interno.
Cuando la aguja se detenía lo primero que sintió fue alivio, aunque dudaba por mucho que ya hubiera terminado porque de haberlo hecho se lo hubiera dicho. Volteó a verlo y lo encontró manejando material, y ella se encontró en la encrucijada sobre que le urgía más, si seguir indagando sobre lo que habría querido decirle, o correr al espejo más cercano para ver el progreso del dibujo. Era el mismo Alex quien tomaba la decisión por ella al retomar la palabra.
- ... creo que... sí, pero igual creo que necesito escucharlo. Alex, yo... - No se atrevía a mirarlo a la cara. Así, en un instante, un miedo atrás la atacaba. No sólo a volver a salir lastimada porque no creía soportarlo de nuevo, sino que no sabía siquiera si estaba sana... o cuerda...
- No estoy ni tan segura de que yo valga la pena... - Ahogó un amago de risa bastante pobre, aún sentada sobre la cama. Mantenía los brazos apoyados sobre sus muslos aunque la cabeza le colgaba en actitud derrotada. En serio que quería creer... que no había nada mal en ella, que las cosas tan extrañas que soñaba y escuchaba tenían un por qué, que el amor si existía en verdad y había alguien para ella, alguien a quien iba a entregarle todo, pero con tantas cosas que le habían pasado últimamente...
Quizá, además de todo lo que Alex le había dicho sobre la interpretación de su tatuaje, era que además de libertad lo que ella necesitaba era volver a creer...
¿O no decía el cuento que las hadas morían cuando perdían la fe en ellas?
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Ink & Skin {+18}
Parecía que si, por lo menos mas o menos. Que la levedad del beso anterior y lo que le había dicho la habían hecho pensar y es que la notaba diferente. Todo el ambiente había cambiado de un momento a otro y todo se había puesto un poco más tenso, tensión y ciertas dudas que tenía que sacarse de la cabeza de una vez por todas. Por eso le había preguntado eso, para ver si es que ella tenía alguna idea de lo que se estaba refiriendo cuando le decía eso. Lo decía pero al mismo tiempo el artista no pudo encontrar sus ojos cuando los buscó, no lo miraba. ¿Sentía miedo, nervios o duda? Era la opción mas palpable considerando los hechos pasados y cada vez se arrepentía más de no haber abierto antes la boca y también de ese mismo momento por hacerlo así de largo y no hablar las cosas con todas sus letras.
Lo último que Willow lo hizo fruncir el ceño y negar con la cabeza ¿Cómo podía decir algo como eso? Claro que valía la pena, por supuesto que lo hacía, solo la idea de poder estar con ella en un futuro era razón suficiente para ilusionar a Alex, hacerlo feliz además de toda la inmensa lista mental que tenía el profesor de las cosas que le gustaban de ella. Era demasiado pero esas cosas no se podían decir, se tenían que demostrar. Sintió una necesidad incontenible de demostrárselo ese mismo momento casi como si se tratara de aire.
-Ya no digas mas-
Giró a verla y notó su cabeza gacha y empezó a actuar guiado simplemente por lo que sentía. Dejó la pistola por ahí y se acercó sentándose todavía más cerca de ella. Llevó su mano hacia el mentón de la rubia acariciándolo y para poder levantarlo con claridad. La tuvo al frente y buscó sus ojos para verla y que ella lo viera, que ya no dudara y tuviera en claro lo que él sentía por ella. Acarició su rostro pasando la mano por detrás de su oreja para acomodar la rebeldía de alguno de sus rubios cabellos y dejar libre su rostro. Le sonrió e incapaz de extender el preámbulo un segundo redujo en un movimiento la escasa distancia que los separaban para poder besarla.
La tomó con suavidad por el rostro colocando sus manos allí mientras sus labios se acomodaron con los de ella y mantuvo el beso, entreabriendo los labios y explorando toda su boquita con los mismos. Le gustó muchísimo poder finalmente besarla y solo se separó cuando le hizo falta el aire para seguir, para poder hablar.
-Me gustas… me gustas mucho-
Le dijo separándose apenas de ella y casi hablando como en un susurro contra sus labios, casi paladeando un beso más, deseándolo. Volvió a eliminar distancias y dejar que sus labios sintieran los de ella nuevamente. Y es que en ese momento era imposible desbrozar todas cosas que Willow le hacía sentir por lo que era mejor dejar que sus besos y labios hablaran en su lugar.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
- Ya no digas mas. -
¿Estás seguro?, pensó. Porque si las cosas iban por el rumbo que intuía bien podía ser que Alex estuviera interesándose más de lo que le convenía en una persona que quizá en cuestión de unos meses estaría ocupando una habitación permanente en el pabellón psiquiátrico del hospital. No importaba desde qué ángulo lo miraran ni las pastillas que Sydney le diera, lo que a ella le estaba pasando no era normal y no sabía si merecía la pena arrastrar a alguien más junto con ella a... pues lo que fuera eso que le pasaba. Watson le había dicho no ser la única atravesando por cosas tan extrañas como sus campanillas y cañones, pero hasta donde tenía entendido, nadie más en el pueblo escuchaba cosas que no existían además de ella.
¿No era justo advertirle antes de que alguien saliera lastimado ahí? Alex, creo que estoy enferma. 5 palabras, no más que eso, pero decirlas en voz alta le estaba costando horrores. No podía hacerlo, menos si él se sentaba a su lado y le alzaba el rostro de aquella manera.
Perdió el aliento al mirarlo así, tan cerca, y tuvo que cerrar los ojos al sentir sus caricias. Le preocupaba mucho el que en cuestión de unos instantes había pasado de bromear con él con toda la naturalidad del mundo a de repente sentir aquel cosquilleo en su pecho. ¿Y si estaba confundiendo las cosas? ¿O si estaba tan desesperada que iba a lanzarse a los brazos de cualquiera que se acercara y le dijera dos cosas bonitas? No quería lastimarlo, por dios que no, pero acababan de romperle el corazón. Necesitaba tiempo, necesitaba...
Tenía dudas, demasiadas, pero aunque todas ellas le atacaban al mismo tiempo en el peor momento posible y de la manera más cruel de todas, no pudo retroceder ni un sólo milímetro cuando la besaba. Gentil en un principio, como si fuera apenas una caricia dulce, para luego profundiza aquel beso no de una manera salvaje ni frenética pero que igual la hizo estremecerse.
Willow quedó paralizada por un instante, dubitativa, temerosa al no saber qué hacer. Y justo en ese momento odio a Everett al recordad cómo se había sentido ella cuando había estado en la posición de Alexander, aventurándose a declarar sus sentimientos, y como al notar que el profesor correspondía a su beso se había elevado casi hasta las nubes, tan sólo para que la azotaran contra el suelo de la manera más dolorosa.
Por eso a aquel primer beso no correspondió, porque tenía pavor a hacer las cosas mal. No obstante no se separó, ni tampoco lo detuvo, sino que cuando él recobraba distancia para recuperar el aliento Willow apoyó su frente sobre la de él, manteniendo los ojos cerrados y tratando de domar el nudo en su garganta.
El segundo beso fue el que se encontró respondiendo porque cada fibra de su ser se lo pedía. Colocó una mano sobre la mejilla del artista y la otra en su cuello, tomándose primero un momento para re descubrir su rostro antes de fundir sus labios en aquel beso en el que al entreabrir sus labios iba cobrando cada vez más y más intensidad porque así lo necesitaba: sentirlo tan cerca de ella como pudiera, escucharlo decir de nuevo que le gustaba y la quería y que no besaría a nadie más. A sólo ella por ser ella, sin tener que compartirlo, que para variar aunque fuera una sola vez alguien le escogiera por sobre todas las demás.
Sin detenerse a reparar en que no llevaba camiseta o que el hombro le dolía horrores se acercó más a él de ser posible, viró para sentarse sobre sus piernas y quedarlo mirando de frente, acercando sus dedos a peinarle los cabellos rubios de la frente con ternura, para luego besarlo de nuevo y terminar refugiando el rostro en la curvatura de su cuello. - Por qué no me lo dijiste antes... - ¿Desde cuándo? ¿Cuánto tiempo tenía estando tan ciega y dándose contra pared una y otra vez, lastimándose ella sola porque no se daba cuenta de lo que tenía frente a sí?
¿Estás seguro?, pensó. Porque si las cosas iban por el rumbo que intuía bien podía ser que Alex estuviera interesándose más de lo que le convenía en una persona que quizá en cuestión de unos meses estaría ocupando una habitación permanente en el pabellón psiquiátrico del hospital. No importaba desde qué ángulo lo miraran ni las pastillas que Sydney le diera, lo que a ella le estaba pasando no era normal y no sabía si merecía la pena arrastrar a alguien más junto con ella a... pues lo que fuera eso que le pasaba. Watson le había dicho no ser la única atravesando por cosas tan extrañas como sus campanillas y cañones, pero hasta donde tenía entendido, nadie más en el pueblo escuchaba cosas que no existían además de ella.
¿No era justo advertirle antes de que alguien saliera lastimado ahí? Alex, creo que estoy enferma. 5 palabras, no más que eso, pero decirlas en voz alta le estaba costando horrores. No podía hacerlo, menos si él se sentaba a su lado y le alzaba el rostro de aquella manera.
Perdió el aliento al mirarlo así, tan cerca, y tuvo que cerrar los ojos al sentir sus caricias. Le preocupaba mucho el que en cuestión de unos instantes había pasado de bromear con él con toda la naturalidad del mundo a de repente sentir aquel cosquilleo en su pecho. ¿Y si estaba confundiendo las cosas? ¿O si estaba tan desesperada que iba a lanzarse a los brazos de cualquiera que se acercara y le dijera dos cosas bonitas? No quería lastimarlo, por dios que no, pero acababan de romperle el corazón. Necesitaba tiempo, necesitaba...
Tenía dudas, demasiadas, pero aunque todas ellas le atacaban al mismo tiempo en el peor momento posible y de la manera más cruel de todas, no pudo retroceder ni un sólo milímetro cuando la besaba. Gentil en un principio, como si fuera apenas una caricia dulce, para luego profundiza aquel beso no de una manera salvaje ni frenética pero que igual la hizo estremecerse.
Willow quedó paralizada por un instante, dubitativa, temerosa al no saber qué hacer. Y justo en ese momento odio a Everett al recordad cómo se había sentido ella cuando había estado en la posición de Alexander, aventurándose a declarar sus sentimientos, y como al notar que el profesor correspondía a su beso se había elevado casi hasta las nubes, tan sólo para que la azotaran contra el suelo de la manera más dolorosa.
Por eso a aquel primer beso no correspondió, porque tenía pavor a hacer las cosas mal. No obstante no se separó, ni tampoco lo detuvo, sino que cuando él recobraba distancia para recuperar el aliento Willow apoyó su frente sobre la de él, manteniendo los ojos cerrados y tratando de domar el nudo en su garganta.
El segundo beso fue el que se encontró respondiendo porque cada fibra de su ser se lo pedía. Colocó una mano sobre la mejilla del artista y la otra en su cuello, tomándose primero un momento para re descubrir su rostro antes de fundir sus labios en aquel beso en el que al entreabrir sus labios iba cobrando cada vez más y más intensidad porque así lo necesitaba: sentirlo tan cerca de ella como pudiera, escucharlo decir de nuevo que le gustaba y la quería y que no besaría a nadie más. A sólo ella por ser ella, sin tener que compartirlo, que para variar aunque fuera una sola vez alguien le escogiera por sobre todas las demás.
Sin detenerse a reparar en que no llevaba camiseta o que el hombro le dolía horrores se acercó más a él de ser posible, viró para sentarse sobre sus piernas y quedarlo mirando de frente, acercando sus dedos a peinarle los cabellos rubios de la frente con ternura, para luego besarlo de nuevo y terminar refugiando el rostro en la curvatura de su cuello. - Por qué no me lo dijiste antes... - ¿Desde cuándo? ¿Cuánto tiempo tenía estando tan ciega y dándose contra pared una y otra vez, lastimándose ella sola porque no se daba cuenta de lo que tenía frente a sí?
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Ink & Skin {+18}
Seguramente ella podría sentir una ligera curvatura y es que de pronto se encontró sonriendo mientras la besaba. Y si, no quería parar, había esperado cierto tiempo para estar con ella de ese modo por lo que ya no tenía pensado detenerse ni dejar las cosas poco claras como le había pasado en anteriores veces, inclusive en ese mismo día cuando enmascaraba palabras e intenciones dentro de bromas o chistes. Pero eso ni si quiera estaba en la mente del artista en ese momento, todo se sentía mejor, todo se sentía tan bien y sabía que ella podría atribuirse el hecho que ello ocurriese.
Pero el segundo beso iba envuelto en algo más, cada caricia que ella le regalaba mientras le correspondía quería decir que a ella le pasaba igual que a él. Sentía la necesidad de explorar sus labios con besos y el momento iba tomando más y más intensidad casi como tratando de compensar todo el tiempo que había perdido, en el que había preferido callarse y no decir nada.
Se acercó más pudiendo captar su aroma delicioso y embriagante que solo lo hacía querer besarla más. Y ella se acercó sentándose en sus piernas siendo únicamente la escasez de aire lo que hizo que sus labios se separaran de ella. Sus ojos se perdieron en ella, en lo hermosa que era y en lo tantísimo que le gustaba en todos los sentidos. Su personalidad, sus ojos, su rostro, su forma de ser, los gestos, las expresiones, los detalles… todo.
Era él quien recibía esos gestos de ternura en esos momentos, un beso más y la mano de ella pasearse sobre los cabellos del rubio. Willow se encontraría con una gran sonrisa al verlo, y es que toda la cantidad de cosas que estaba sintiendo también podían ser resumidas en una palabra: Felicidad. Lo había dicho, estaba claro, y todo lo que se había preguntado antes sobre las posibles consecuencias de hacerlo se habían desvanecido con la facilidad de una casa hecha de naipes ante una brisa. No quedaba rastro de esa duda que tanto lo había incomodado en el pasado. Escuchó la pregunta de Willow con claridad y eso mismo se había preguntado él. Solo había una respuesta. Se pegó más a ella, después de haber estado cerca ya no quería separarse.
-Por idiota…-
Musitó apenas mientras se inclinaba un poco buscando su rostro para volverla a besar y luego dirigirse a su cuello. Atrapó el pabellón de la oreja de la rubia suavemente con los labios y lo haló levemente jugando un poco después de decirle aquello que era total y completamente verdad.
Hizo un caminito de besos desde su cuello a sus labios acomodándola mejor sobre si, acariciando su rostro mientras la besaba entreabriendo los labios y dejando que su lengua explorara boca ajena. Deslizaba sus dedos sobre su piel por su cintura, sus caderas, tratando de no rozar la zona sensible de sus hombros en el tatuaje que había dejado a medio terminar. Y en ese momento quería decirle tantas cosas, eran demasiadas así que decidió empezar por lo más importante.
-Te quiero mucho, me encantas… debí habértelo dicho hace tiempo…-
Le dijo sonriendo, mirándola directamente a los ojos y sin una pizca de duda en sus palabras ni dentro de si después de haberse separado de ella un momento para decirle aquello entre besos y luego retomar lo pendiente con más intensidad. Quería extender los momentos que estaba viviendo con ella para siempre.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
[+18]
"Por idiota", decía, y ella no pudo hacer otra cosa más que reír; muy bajito, porque en verdad que no quería separarse ni un mísero centímetro. Quería quedarse así, abrazándolo, por tanto como pudiera. Podía identificarse con esa sensación, claro que sí. Muchas de las cosas que ella hacía, y también las que dejaba de hacer, sobretodo las que terminaban en desastre catastróficos se convencía resultaban así porque ella debía ser imbécil.
Pero es que a pesar de la más que contundente carga sexual al estar sentada sobre su regazo y con el torso semidesnudo, encontraba reconfortante el estar entre sus brazos. Se sentía protegida y segura, como si ni las pesadillas ni aquella sensación de angustia que se negaba a dejarla tranquila pudieran tocarla.
Por eso decidió no pensar más. Porque si lo hacía iba a encontrar un millón de razones que le dijeran que aquello no era buena idea y se estaba precipitando, pero en su impulsividad Willow no creía que nada que pudiera hacerla sentir así de bien cuando estaba tan triste pudiera ser malo. Siempre se había guiado por lo que el instinto le decía, y era cierto, no siempre salía bien librada, pero si hacía el balance su método le funcionaba. No era ella quien meditaba detenidamente todas las posibilidades antes de actuar, sino quien se lanzaba de lleno a enfrentar la situación porque había algo que le llamaba a hacerlo. Tomaba el riesgo, desafiándose a sí misma y a los demás.
Así era que mantenía su mano sobre la mejilla del artista mientras lo besaba en un gesto más bien dulce, o esto a que sintió los labios de Alexander atrapando el lóbulo de su oreja. Contuvo entonces un suspiro al morderse el labio, exhalando de manera acelerada cuando el rubio desviaba sus atenciones hacia su cuello. La piel de su nuca y su espalda, ahí por donde él iba pasando los dedos se le erizó al acto. Cada caricia era una nueva descarga eléctrica que le recorría por entero, alimentada por las palabras que le dirigía al decirle que la quería. Se aferró a él con más fuerza. Al final del día, eso era lo único que Willow anhelaba con toda el alma escuchar, que era querida.
Respondía a sus besos con la misma intensidad, sin decir ni una sola palabra, lo que no era necesariamente malo pues lo dicho, prefería por mucho actuar a hablar. Entreabría sus labios para recibir su beso, acariciando su lengua con la propia mientras se dejaba acomodar sobre sus piernas como mejor le placiera a él. El hombro le dolía, no iba a decir que no, pero ahora mismo lo necesitaba a él más que a cualquier otra cosa.
Con los brazos rodéandole el cuello se dejó caer hacia un costado para que el peso de sus cuerpos y la gravedad hiciera lo suyo y quedaran recostados sobre la cama, ella debajo de él. Una mueca de incomodidad apareció en su rostro por cuestión de un breve instante al apoyarse sobre su hombro, pero no demoró nada en volver a tomar el rostro del artista y atraerlo hacia ella. No pensaba realmente en si sería prudente llevar las cosas a más, o si quiera si eso era lo que estaba buscando. Para ella esas cuestiones surgían de manera natural y se daban solas, lo único que podía asegurar a ciencia cierta era que quería seguir besándolo tanto como pudiera.
- Eres un tonto. - Fue lo último que le dijo en un susurro antes de volver a pasarle los dedos por el cabello. Y la verdad es que ella también lo era, para que negarlo. Pero ni su estupidez ni las campanillas que estaban volviéndose locas iban a arruinarle esto, eso no lo iba a permitir.
"Por idiota", decía, y ella no pudo hacer otra cosa más que reír; muy bajito, porque en verdad que no quería separarse ni un mísero centímetro. Quería quedarse así, abrazándolo, por tanto como pudiera. Podía identificarse con esa sensación, claro que sí. Muchas de las cosas que ella hacía, y también las que dejaba de hacer, sobretodo las que terminaban en desastre catastróficos se convencía resultaban así porque ella debía ser imbécil.
Pero es que a pesar de la más que contundente carga sexual al estar sentada sobre su regazo y con el torso semidesnudo, encontraba reconfortante el estar entre sus brazos. Se sentía protegida y segura, como si ni las pesadillas ni aquella sensación de angustia que se negaba a dejarla tranquila pudieran tocarla.
Por eso decidió no pensar más. Porque si lo hacía iba a encontrar un millón de razones que le dijeran que aquello no era buena idea y se estaba precipitando, pero en su impulsividad Willow no creía que nada que pudiera hacerla sentir así de bien cuando estaba tan triste pudiera ser malo. Siempre se había guiado por lo que el instinto le decía, y era cierto, no siempre salía bien librada, pero si hacía el balance su método le funcionaba. No era ella quien meditaba detenidamente todas las posibilidades antes de actuar, sino quien se lanzaba de lleno a enfrentar la situación porque había algo que le llamaba a hacerlo. Tomaba el riesgo, desafiándose a sí misma y a los demás.
Así era que mantenía su mano sobre la mejilla del artista mientras lo besaba en un gesto más bien dulce, o esto a que sintió los labios de Alexander atrapando el lóbulo de su oreja. Contuvo entonces un suspiro al morderse el labio, exhalando de manera acelerada cuando el rubio desviaba sus atenciones hacia su cuello. La piel de su nuca y su espalda, ahí por donde él iba pasando los dedos se le erizó al acto. Cada caricia era una nueva descarga eléctrica que le recorría por entero, alimentada por las palabras que le dirigía al decirle que la quería. Se aferró a él con más fuerza. Al final del día, eso era lo único que Willow anhelaba con toda el alma escuchar, que era querida.
Respondía a sus besos con la misma intensidad, sin decir ni una sola palabra, lo que no era necesariamente malo pues lo dicho, prefería por mucho actuar a hablar. Entreabría sus labios para recibir su beso, acariciando su lengua con la propia mientras se dejaba acomodar sobre sus piernas como mejor le placiera a él. El hombro le dolía, no iba a decir que no, pero ahora mismo lo necesitaba a él más que a cualquier otra cosa.
Con los brazos rodéandole el cuello se dejó caer hacia un costado para que el peso de sus cuerpos y la gravedad hiciera lo suyo y quedaran recostados sobre la cama, ella debajo de él. Una mueca de incomodidad apareció en su rostro por cuestión de un breve instante al apoyarse sobre su hombro, pero no demoró nada en volver a tomar el rostro del artista y atraerlo hacia ella. No pensaba realmente en si sería prudente llevar las cosas a más, o si quiera si eso era lo que estaba buscando. Para ella esas cuestiones surgían de manera natural y se daban solas, lo único que podía asegurar a ciencia cierta era que quería seguir besándolo tanto como pudiera.
- Eres un tonto. - Fue lo último que le dijo en un susurro antes de volver a pasarle los dedos por el cabello. Y la verdad es que ella también lo era, para que negarlo. Pero ni su estupidez ni las campanillas que estaban volviéndose locas iban a arruinarle esto, eso no lo iba a permitir.
Última edición por Willow Swartz el Mar Ago 14, 2012 3:45 am, editado 1 vez
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Ink & Skin {+18}
La sentía respirar de manera mucho más agitada, la tenía tan cerca que hasta le parecía poder oír el pulso acelerado que tenía su corazón en aquellos momentos, o bien podía ser el propio pulso que parecía salir de control o el de ambos, esa opción era la mas posible en ese instante. La sentía vibrar y lo único que sabía y el pensamiento que dominaba en su mente por sobre todos los demás era que lo único que tenía en claro era que quería desvivirse en ella. Besarla, acariciarla… era tanto y al mismo tiempo sabía que quería demostrarlo todo. Y eso era lo que trataba de hacer al estar con ella así, dándole caricias y envueltos en un beso que sea hacía mas intenso con el pasar de los minutos.
Pasaba los dedos por su piel, por cuello y la necesidad de sentir más de su piel se hacía más palpable a cada momento. A Alex le habían gustado otras chicas si, pero eso que estaba sintiendo en aquel instante era totalmente nuevo. Demasiado profundo e intenso, Willow pasaba a ser la parte más importante de su mundo y sabía que los días a partir de ese no serían los mismos para él, y sabía que tampoco para ella. Podía ser que había tardado en decirle eso, si, pero ya no importaba porque la tenía de esa manera y quería enfocarse únicamente en el presente y el futuro. Y en ese momento solo la necesitaba a ella.
Sintió el abrazo y río un poco tras la pequeña caída que los dejaba echados en la cama. Le pareció sentir un quejido casi inaudible y estuvo a punto de preguntar si es que le dolía mucho pero no pudo hacerlo porque se encontró con los besos de Willow en su lugar, le agradó que ella lo callase de esa manera. La nueva postura invitaba a más y el profesor de arte no pondría excusas ni nada parecido, dejaría que fueran los instintos los que tomaran las riendas y todo fluyera como debía fluir. Lo único que si permanecía constante y que no cambiaría era que sabía que la quería a ella, solamente a ella y que no quería separarse ni siquiera por un momento.
La envolvió con sus brazos atrayéndola más a él acariciando cuanta piel tuviera al contacto con su mano. La pudo escuchar en medio de todo aquello y tenía razón. Era tonto por haber dejado pasar tanto y por mantener algo tan complejo e intenso sin ser expresado. Asintió sonriendo a lo que ella decía mientras se acomodaba mejor sobre ella. Extendió sus manos pasando por toda la longitud de sus piernas subiendo sin detenerse pasando por sus caderas y su cintura hasta poder acomodar mejor su cabello retirando de su rostro aquellos que no le dejaban besarla bien. Pasó la mano por su abdomen y sonrió divertido al sentir un poco de la ropa que todavía quedaba en aquella zona.
-Creo que esto ya está sobrando ¿no?-
Dijo al separarse un poco de ella después de besarla y morder ligeramente su labio inferior mientras sus manos jalaban su camiseta casi exigiendo que aquella prenda debía desaparecer en ese mismo instante. Jalaba un poco mientras la besaba en el cuello y yendo arriba y abajo en besos sobre este, retiro un poco de la tela que le impedía seguir bajando y dejar el rastro de besos que quería sobre la fina hendidura del hueso de su clavícula. Sentía más de su piel y cada beso le sabía más delicioso que el anterior. Ya era un adicto, ya se había enganchado por completo. Así empezó a desnudarla, la deseaba en ese momento, eso estaba más claro que nunca.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
Seguramente alguien que supiera medirse más y que fuera de carácter más apocado consideraría aquello como apresurado. No Willow, quien desde que había descubierto lo reconfortante y excitante que resultaba el sentir su piel contra la de alguien más había decidido que aquello que se sentía bien no podía ser, de ninguna manera, algo incorrecto. Nada de complejos ni arrepentimientos, ni tampoco dudas sobre si acaso iría Alex a creer que era demasiado fácil. Haría lo que a ella le pareciera sin importarle nada más, lo que le hiciera sentir bien en medio de tanta confusión. Nadie dijo que el cariño y la ternura no tenían nada en común con el placer y el abandono en otra persona.
Por eso se dejaba desnudar, cerrando los ojos y suspirando cada vez que la tocaba. Defintivamente las ropas comenzaban a incordiar y mientras él se encargaba de ella Willow llevaba las manos por debajo de la camiseta del profesor, acariciando su espalda y sus costados para luego descender hacia su trasero y empujarlo un poco más hacia ella, que se acomodara mejor entre sus piernas.
Entre suspiros y besos por su cuello iba tirando de la prenda hasta pedirle en silencio con sus caricias que se separara tan solo lo necesario para despojarlo de esta. El cuerpo del rubio no es que le fuera un secreto recién revelado cuando tan a menudo iban a la playa para pasear su perro o simplemente estarse un rato, pero era la primera vez que lo contemplaba y lo tocaba con intenciones que iban más allá de lo platónico. Le recorrió el pecho con la punta de los dedos mientras sus labios se acercaban reclamando un nuevo beso, y ella misma se llevó las manos a la espalda para abrir el seguro de su sujetador.
Incapaz de quedarse quita a causa de aquel fuego que comenzaba a quemarla se movía debajo de él, recorriendo con sus manos tanto como podía. La necesidad de tocarlo y hacerlo tan suyo como Alex la haría de él era demasiado poderosa y llevada por eso desabrochó el botón de sus pantaloncillos así como el de los jeans del profesor. Enganchó los dedos en la cintura de sus pantalones y tiró de ellos hacia abajo, tomándose toda la calma posible en desnudarlo pero sin perder de vista ni un instante que lo deseaba, que lo necesitaba ahora mismo más que nunca.
- ¿Vas a cobrarme el tatuaje aún después de esto? – Le sonrió con picardía y rio muy bajito antes de lamer su cuello y darle un ligero mordisco, nada realmente doloroso, sino lo justo para que se sobresaltara y sintiera aquella corriente eléctrica recorrerle entero. Y allá iba su pequeña mano a deslizarse por dentro de sus pantalones y tocarlo sin ningún ápice de duda por encima de su ropa interior, lenta y suavemente pero sin titubear, en una caricia que era tanto para ella como para él.
Por eso se dejaba desnudar, cerrando los ojos y suspirando cada vez que la tocaba. Defintivamente las ropas comenzaban a incordiar y mientras él se encargaba de ella Willow llevaba las manos por debajo de la camiseta del profesor, acariciando su espalda y sus costados para luego descender hacia su trasero y empujarlo un poco más hacia ella, que se acomodara mejor entre sus piernas.
Entre suspiros y besos por su cuello iba tirando de la prenda hasta pedirle en silencio con sus caricias que se separara tan solo lo necesario para despojarlo de esta. El cuerpo del rubio no es que le fuera un secreto recién revelado cuando tan a menudo iban a la playa para pasear su perro o simplemente estarse un rato, pero era la primera vez que lo contemplaba y lo tocaba con intenciones que iban más allá de lo platónico. Le recorrió el pecho con la punta de los dedos mientras sus labios se acercaban reclamando un nuevo beso, y ella misma se llevó las manos a la espalda para abrir el seguro de su sujetador.
Incapaz de quedarse quita a causa de aquel fuego que comenzaba a quemarla se movía debajo de él, recorriendo con sus manos tanto como podía. La necesidad de tocarlo y hacerlo tan suyo como Alex la haría de él era demasiado poderosa y llevada por eso desabrochó el botón de sus pantaloncillos así como el de los jeans del profesor. Enganchó los dedos en la cintura de sus pantalones y tiró de ellos hacia abajo, tomándose toda la calma posible en desnudarlo pero sin perder de vista ni un instante que lo deseaba, que lo necesitaba ahora mismo más que nunca.
- ¿Vas a cobrarme el tatuaje aún después de esto? – Le sonrió con picardía y rio muy bajito antes de lamer su cuello y darle un ligero mordisco, nada realmente doloroso, sino lo justo para que se sobresaltara y sintiera aquella corriente eléctrica recorrerle entero. Y allá iba su pequeña mano a deslizarse por dentro de sus pantalones y tocarlo sin ningún ápice de duda por encima de su ropa interior, lenta y suavemente pero sin titubear, en una caricia que era tanto para ella como para él.
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Re: Ink & Skin {+18}
Se separó un poco pero bien valía la pena sabiendo lo que pasaría un momento después. Todas las capas de ropas que tenían encima se habían convertido en una molestia terrible para poder tocarla y besarla del modo que él quería. Se alejó lo suficiente para que ella pudiera terminar de quitarle la camiseta que ya estaba a medio subir y que no hacía más que interrumpir, Willow ayudaba a acelerar un poco el proceso terminando de quitarse el sujetador. Alex tomó aquella prenda y simplemente la arrojó a una parte desconocida de la habitación ya que supo que quería llevar sus labios a esa zona en ese mismo instante. Se acomodó mejor en ella bajando un poco para poder hacerlo bien y que ella lo disfrutara plenamente.
Podía sentir sus caricias en todo el cuerpo, sus dedos recorrer con suavidad su piel y aquello no hacía más que encenderlo y buscar todavía más de ella. Tenerla así se le hacía un nuevo descubrimiento que pensaba explorar al máximo y a pesar que siempre había sabido que Willow era increíblemente hermosa, la opinión y el saberlo no se comparaba al tenerla entre sus brazos con el deseo inagotable de besarla sin parar y hacerla suya en ese momento. Y quería que ella disfrutara mucho ese momento, que ambos lo hicieran, después de todo lo que habían pasado se lo merecían, se merecían el uno al otro y al amor y la pasión que podían compartir expresada en todas sus formas.
Sintió como desabrochaba su pantalón e hizo lo mismo con los de ella, aquellas palabras combinadas con la sensual mordida le sacaron un leve gemido de placer. Su tacto encima de su ropa interior hizo que se excitara mucho mas, ella misma se daría cuenta de ello.
Alex se inclinó ligeramente para poder empezar a besar su pecho a gusto ahora totalmente a su disposición sin ningún tipo de estorbo. Le besó el cuello y fue bajando en dejando el rastro de contacto de sus labios contra su piel hasta que sus labios sintieron la suavecísima piel de sus pechos, empezó a besar la hendidura entre ellos riendo de manera lujuriosa y casi buscando decidir con cual empezar. Llevó la diestra a acariciar el derecho mientras sus labios ya besaban el otro.
Atrapó sus pezones con los labios jalando un poco, sintiendo como se excitaban y endurecían con cada contacto y movimiento de su lengua. Pero incapaz de detenerse siguió bajando cada vez mas.
Lamía su abdomen y su vientre intercalando con besos y pequeñas mordidas en aquel camino descendente que se había propuesto porque la piel y el aroma de Willow lo volvían sencillamente loco. Llegó al límite de sus pantaloncillos y se separó solamente el tiempo que le tomó terminar de desabotonarlos y lanzarlos por algún lado, regresando luego inmediatamente a su piel dejándola en bragas. Sonrió ante la idea de todo lo que le apetecía hacer con ella, de lo mucho que la deseaba. La miró por un momento extasiado por la visión de belleza que tenía al frente, debajo suyo y todo lo que le provocaba, todo lo que tenerla le hacía sentir.
Se inclinó levemente y bajó todavía más alzando un poco sus piernas mientras besaba la parte interior de las mismas al mismo tiempo que deslizaba las manos por debajo de sus bragas para quitárselas.
-No sé, puede que te haga un descuento-
Continuó la broma que le había hecho antes para empezar a besar su intimidad un segundo después. Jugó con su lengua sintiendo su humedad y su sabor en los labios mientras sus dedos acompañaban la faena. Y si, se la quería comer… literalmente.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
Cerró los ojos en cuanto comenzaba a descender con los labios por su cuerpo, pues de alguna manera el no verlo le hacía estar un poco más consciente todos sus otros sentidos y lo que provocaba en ellos. Del sabor que había dejado en sus labios, y la manera en que su respiración se agitaba, hasta el aroma al que nunca había prestado tanta atención como hasta ahora. Y sus manos no dejaban de tocarlo, de acariciar su cabello y ceñirse sobre su miembro, masajéandolo por encima de la tela cada vez con un poco más de insistencia, pues aunque el ritmo que marcaba no era uno propio de un arranque de lujuria salvaje no era por ello menos sensual. Pretendía llevarse su tiempo en disfrutar plenamente de aquello, en memorizar cada una de sus expresiones y descubrir dónde y cómo era que le gustaba que lo tocaran.
Un suspiro escapó de sus labios en cuanto llegaba a sus pechos. Escucharlo reír de aquella manera le hizo reír a ella también pero esa risa se volvió pronto un gemido en cuanto llevaba la boca a uno de sus pezones. Aquel delicioso e inconfundible cosquilleo le hizo removerse bajo él de manera sinuosa, aventurándose finalmente a adentrar su mano por dentro de los boxers. Sentirlo así, ya endurecido a causa de lo que ella le provocaba, era el mejor halago de todos.
Su piel continuaba erizándose tras cada beso mientras él seguía descendiendo, y ella se humedeció los labios al darse cuenta de qué era lo que buscaba cuando después de sentirlo besar su obligo continuaba por aquel trayecto. Sólo de imaginarlo de esa manera, con el rostro entre sus piernas aumentaba su excitación y con ello su humedad. Alzó las caderas para ayudarlo a desvestirla, aferrándose con los puños a las sábanas cuando comenzaba a recorrerle los muslos con sus besos y caricias.
En cuanto él llevaba los labios a su intimidad y comenzaba a besarla le fue imposible contener sus gemidos, aquella tenía que ser la primera vez que agradecía el que Azula no estuviera, puesto que no tenía ninguna intención de contenerse con tal de ser silenciosa. Pasó las manos por su cabello, tirando de él cuando alguna de sus caricias le hacían estremecer de manera especial, mientras que con la que tenía libre se tocaba ella misma los pechos, empujando las caderas hacia su boca con vehemencia.
Decía su nombre entre suspiros agitados, notando que su corazón galopaba como pocas veces. Era demasiado intenso, demasiado placentero, aún y si nunca hubiera imaginado estar experimentando tanto precisamente a causa de él. No se medía en la manera en que su voz temblaba con cada roce de aquella hábil lengua, ni en el cómo era que enterraba los dedos en su cabello como si se tratara de arena, tirando de él al mismo tiempo que lo acariciaba con infinita ternura. Y entonces lo sintió, el primer orgasmo que era por obra de él y que llegaba a sacudirla entera, haciéndole arquear la espalda en una curva perfecta cuando sus caderas se mecían buscándolo con desesperación. - Alex, oh Alex... - Llamó su nombre una y otra vez entre gemidos, incorporándose como pudo sobre sus codos y tratando de alcanzarle el rostro con la punta de los dedos. Necesitaba besarlo, probarse a sí misma en sus labios, pues cada uno de sus besos era una ráfaga de viento que avivaba ese fuego que ahora mismo la consumía sin miras a detenerse pronto.
Un suspiro escapó de sus labios en cuanto llegaba a sus pechos. Escucharlo reír de aquella manera le hizo reír a ella también pero esa risa se volvió pronto un gemido en cuanto llevaba la boca a uno de sus pezones. Aquel delicioso e inconfundible cosquilleo le hizo removerse bajo él de manera sinuosa, aventurándose finalmente a adentrar su mano por dentro de los boxers. Sentirlo así, ya endurecido a causa de lo que ella le provocaba, era el mejor halago de todos.
Su piel continuaba erizándose tras cada beso mientras él seguía descendiendo, y ella se humedeció los labios al darse cuenta de qué era lo que buscaba cuando después de sentirlo besar su obligo continuaba por aquel trayecto. Sólo de imaginarlo de esa manera, con el rostro entre sus piernas aumentaba su excitación y con ello su humedad. Alzó las caderas para ayudarlo a desvestirla, aferrándose con los puños a las sábanas cuando comenzaba a recorrerle los muslos con sus besos y caricias.
En cuanto él llevaba los labios a su intimidad y comenzaba a besarla le fue imposible contener sus gemidos, aquella tenía que ser la primera vez que agradecía el que Azula no estuviera, puesto que no tenía ninguna intención de contenerse con tal de ser silenciosa. Pasó las manos por su cabello, tirando de él cuando alguna de sus caricias le hacían estremecer de manera especial, mientras que con la que tenía libre se tocaba ella misma los pechos, empujando las caderas hacia su boca con vehemencia.
Decía su nombre entre suspiros agitados, notando que su corazón galopaba como pocas veces. Era demasiado intenso, demasiado placentero, aún y si nunca hubiera imaginado estar experimentando tanto precisamente a causa de él. No se medía en la manera en que su voz temblaba con cada roce de aquella hábil lengua, ni en el cómo era que enterraba los dedos en su cabello como si se tratara de arena, tirando de él al mismo tiempo que lo acariciaba con infinita ternura. Y entonces lo sintió, el primer orgasmo que era por obra de él y que llegaba a sacudirla entera, haciéndole arquear la espalda en una curva perfecta cuando sus caderas se mecían buscándolo con desesperación. - Alex, oh Alex... - Llamó su nombre una y otra vez entre gemidos, incorporándose como pudo sobre sus codos y tratando de alcanzarle el rostro con la punta de los dedos. Necesitaba besarlo, probarse a sí misma en sus labios, pues cada uno de sus besos era una ráfaga de viento que avivaba ese fuego que ahora mismo la consumía sin miras a detenerse pronto.
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Ink & Skin {+18}
La manera en que le halaba sus cabellos en la proporción perfecta jugando entre la suavidad de las caricias propias del momento con la fuerza con la que tiraba de ellos en ciertos momentos le hacía saber que en ese momento su lengua había tocado cierta zona que le producía un placer más intenso que a ella le gustaba y él se dedicaba a complacerla más de esa manera. Me mantenía así y buscando excitarla cada vez más, podía oír como ella suspiraba y gemía y así se sentía cada vez mas cálido y húmedo en los lugares en los que dejaba libre a su lengua. La deseaba tanto en esos momentos y llevaba su lengua cada vez mas profundo, en una cadencia que se hacía más rápida en intensa en ciertos momentos cuando sentía que necesitaba darle más.
Pasó la lengua por su clítoris y notó lo excitado que estaba. Jugó con él pasando primero los dedos con suavidad y luego su lengua en un ritmo lento al principio y luego hacer notorio el contraste cuando lo atrapa con los labios y comenzaba a ir cada vez más rápido. Levantaba la mirada cada cierto tiempo buscando verla y notando todo lo excitada que estaba, su voz y su propio cuerpo también se lo decían. Le dedicó un tiempo más cuando de pronto sintió la descarga de sus jugos en su boca, en sus labios, en su lengua, todas llenas de su sabor al saber que se había venido. Escuchó como ella lo llamaba y le era imposible negarse a algo que ella le dijera.
Subió a su altura en un momento buscando desenfrenadamente sus labios, porque de verdad sentía que no podía vivir sin besarla de ese modo, sin tener su piel pegada siempre a la de él. Recorrió toda su boca en besos, cada uno más apasionado que el anterior y llenos de su sabor. Susurró su nombre varias veces mientras lamía y besaba su cuello teniendo en claro que quería hacerla suya en ese momento, quería poseerla. Se acomodó mejor entre sus piernas levantándolas un poco para poder hacerse el espacio necesario y para poder acomodarse mejor. Besaba cada centímetro de piel que podía tener al alcance y la miró intensamente a los ojos en una mirada llena de lujuria para avisarle de manera silente y sin palabras lo que estaba a punto de hacer.
Esa primera sensación de sentirse dentro de ella le sacó un gemido que no pudo acallar. La estrechez de su interior, lo húmedo y cálido que la sentía, era un placer demasiado intenso. Empezó a moverse dentro de ella aumentado la velocidad y el ritmo de la cadencia de sus caderas al entrar cada vez más en ella. No podía dejar de acariciarla mientras la hacía suya y él ya era de ella.
-Eres hermosísima, Willow, te quiero tanto...-
Le dijo en medio de gemidos cuando pudo inclinarse lo suficiente para besar más su cuello y pasar la lengua provocativamente por el lóbulo de su oreja. Le dijo lo mucho que la quería varias veces, susurraba su nombre con deseo y es que en realidad el momento que vivían trascendía la pasión y toda la intensidad que de hecho estaban indudablemente presentes, pero también tenía en claro que le estaba haciendo el amor.
Entraba y salía de ella con más fuerza y medio de ello llevó sus manos a la espalda baja de la rubia, cargándola un poco y pegándola más a él para girar de ese modo y que ella quedara arriba. Rió un poco ante lo divertida que se le hizo aquella maniobra mientras se inclinaba mientras ella estaba sentada en él y besaba sus senos nuevamente intercalando besos y lamidas cuando sus manos subían arriba y abajo por su espalda y acariciando su trasero. Quería saber qué era lo que más le gustaba a ella y lo descubriría experimentándolo todo, esa era definitivamente la mejor forma.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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Re: Ink & Skin {+18}
Entre decidir qué era lo más vital en ese instante, si respirar o besarlo, le era imposible escoger. El aliento le faltaba y trataba de retomarlo en bocanadas agitadas y atropelladas, pero ni aunque el instinto le ordenara que respirar era lo primordial ella parecía dispuesta a apartarse de sus labios. Lo besaba con intensidad, sin contenerse en la manera en que su lengua exploraba aquella boca de la que pretendía conocer todos sus secretos, percibiendo su propio sabor mezclado con el de él.
Willow también buscaba con ansiedad aquella unión para laque él se preparaba al abrirse espacio entre sus piernas. La ternura con que acariciaba su rostro contrastaba con la manera en que sus ojos se encontraron con los de él, casi exigiéndole con la mirada que la tomara ya cuando él la preparaba justo para eso. Al instante enroscó sus piernas alrededor de la cintura del profesor, atrayéndolo un poco más hacia ella, suspirando al sentirlo tan cerca de su sexo que ella misma levantaba las caderas para alcanzarlo. Ni siquiera tomó en cuenta lo irresponsable de aquella desesperación, olvidando incluso que tan solo con alcanzar adentro del cajón en su mesita de noche aquel frente quedaría cubierto. No pensaba. Lo único que tenía en claro era que quería sentirlo así tal cual era. Ya se preocuparía por ello después.
Enterró los dedos en su espalda cuando comenzaba a moverse, arrebatándole un suspiro con cada estocada. Willow no era ninguna ingenua criaturilla en la cama. Muchos amores que no habían llegado a nada al final, muchas aventuras pasajeras con tal de hacer más llevaderas esas noches que pasaba sola. Si tenía que decirlo quizá con quien más se había entendido en un sentido físico había sido Ian, pero estar ahora con Alex lo sentía distinto. No sabía ni cómo ni por qué, pero todo le llegaba con más fuerza, como más nítido y vibrante y sus cuerpos a pesar de no haberse conocido de aquella manera tan íntima hasta ese momento ya estuvieran amoldados el uno. Misticismo o alguna maravillosa coincidencia, no importaba en realidad.
Casi muere de amor al escuchar sus declaraciones en voz ronca y entrecortada. Lo abrazó con más fuerza, así como lo apretó entre sus piernas, queriendo que en ese momento en verdad se hicieran uno solo. Su corazón vibraba de alegría y aquella cálida sensación se extendió veloz por todo su cuerpo. Al final, a pesar de todas sus locuras y la manera en que se comportaba, eso era lo único que Willow estaba esperando que alguien le dijera: Te quiero. Te escojo a ti.
- Te quiero, te quiero… – Le respondía entre susurros, incapaz de contener la sonrisa en sus labios salvo cuando estos se abrían para gemir. Acariciaba su rostro y su espalda, manteniendo los ojos bien abiertos para beber cada una de sus expresiones. Era una certeza que llegaba de súbito, como si alguien hubiera llegado a arrancarle la venda de los ojos, y lo sentía tan real como el estar ahí con él y sus respiraciones acompasadas.
Rio junto con él cuando la cargaba y giraban hasta invertir posiciones, sacudiendo el cabello para quitárselo del rostro al inclinarse a besarlo con aquella sonrisa en los labios mientras le sujetaba el rostro con ambas manos, de nuevo, con ese despliegue de gestos tiernos a pesar que lo que movía a su cuerpo era una pasión como nunca antes la había conocido. Le llevó las manos hacia sus caderas para que sintiera como era que se movía, incansable como el oleaje, aunque la manera en que llevaba la boca hacia sus pechos y se desvivía en ellos sumado a todas las demás sensaciones la tenía al límite. No iba a resistir mucho tiempo más.
Apoyó entonces su frente sobre la de él, mirándole fijamente a los ojos cada vez que se alzaba y se volvía a deslizar para dejarlo adentrarse tan profundo como fuerza. Con el rostro perlado de sudor y las mejillas teñidas de rubor volvía a besarlo, perdiéndose en el aroma de su piel que ahora percibía a bosque y rocío. Las campanillas en su oído enloquecían y el vaivén de sus caderas era cada vez más violento, sacrificando uniformidad y cadencia por la búsqueda desesperada de su placer y el de él.
Willow también buscaba con ansiedad aquella unión para laque él se preparaba al abrirse espacio entre sus piernas. La ternura con que acariciaba su rostro contrastaba con la manera en que sus ojos se encontraron con los de él, casi exigiéndole con la mirada que la tomara ya cuando él la preparaba justo para eso. Al instante enroscó sus piernas alrededor de la cintura del profesor, atrayéndolo un poco más hacia ella, suspirando al sentirlo tan cerca de su sexo que ella misma levantaba las caderas para alcanzarlo. Ni siquiera tomó en cuenta lo irresponsable de aquella desesperación, olvidando incluso que tan solo con alcanzar adentro del cajón en su mesita de noche aquel frente quedaría cubierto. No pensaba. Lo único que tenía en claro era que quería sentirlo así tal cual era. Ya se preocuparía por ello después.
Enterró los dedos en su espalda cuando comenzaba a moverse, arrebatándole un suspiro con cada estocada. Willow no era ninguna ingenua criaturilla en la cama. Muchos amores que no habían llegado a nada al final, muchas aventuras pasajeras con tal de hacer más llevaderas esas noches que pasaba sola. Si tenía que decirlo quizá con quien más se había entendido en un sentido físico había sido Ian, pero estar ahora con Alex lo sentía distinto. No sabía ni cómo ni por qué, pero todo le llegaba con más fuerza, como más nítido y vibrante y sus cuerpos a pesar de no haberse conocido de aquella manera tan íntima hasta ese momento ya estuvieran amoldados el uno. Misticismo o alguna maravillosa coincidencia, no importaba en realidad.
Casi muere de amor al escuchar sus declaraciones en voz ronca y entrecortada. Lo abrazó con más fuerza, así como lo apretó entre sus piernas, queriendo que en ese momento en verdad se hicieran uno solo. Su corazón vibraba de alegría y aquella cálida sensación se extendió veloz por todo su cuerpo. Al final, a pesar de todas sus locuras y la manera en que se comportaba, eso era lo único que Willow estaba esperando que alguien le dijera: Te quiero. Te escojo a ti.
- Te quiero, te quiero… – Le respondía entre susurros, incapaz de contener la sonrisa en sus labios salvo cuando estos se abrían para gemir. Acariciaba su rostro y su espalda, manteniendo los ojos bien abiertos para beber cada una de sus expresiones. Era una certeza que llegaba de súbito, como si alguien hubiera llegado a arrancarle la venda de los ojos, y lo sentía tan real como el estar ahí con él y sus respiraciones acompasadas.
Rio junto con él cuando la cargaba y giraban hasta invertir posiciones, sacudiendo el cabello para quitárselo del rostro al inclinarse a besarlo con aquella sonrisa en los labios mientras le sujetaba el rostro con ambas manos, de nuevo, con ese despliegue de gestos tiernos a pesar que lo que movía a su cuerpo era una pasión como nunca antes la había conocido. Le llevó las manos hacia sus caderas para que sintiera como era que se movía, incansable como el oleaje, aunque la manera en que llevaba la boca hacia sus pechos y se desvivía en ellos sumado a todas las demás sensaciones la tenía al límite. No iba a resistir mucho tiempo más.
Apoyó entonces su frente sobre la de él, mirándole fijamente a los ojos cada vez que se alzaba y se volvía a deslizar para dejarlo adentrarse tan profundo como fuerza. Con el rostro perlado de sudor y las mejillas teñidas de rubor volvía a besarlo, perdiéndose en el aroma de su piel que ahora percibía a bosque y rocío. Las campanillas en su oído enloquecían y el vaivén de sus caderas era cada vez más violento, sacrificando uniformidad y cadencia por la búsqueda desesperada de su placer y el de él.
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Ink & Skin {+18}
Escuchaba lo que ella le decía con total claridad, eran muchas cosas en combinación eran demasiado profundas. Sentir su cuerpo de la manera en que lo hacía y oír su voz vibrando de la manera en que lo hacía diciéndole aquello era una sensación que realmente nunca había experimentado, definitivamente a ese nivel, así de intenso.
Al mismo tiempo sabía que “querer” era un verbo que se quedaba corto, que no expresaba lo total y lo complejo de lo que le estaba pasando, lo que sentía en ese momento y todo lo quería decirlo, quizás por eso era que quería repetírselo tantas veces. No solo a través de las palabras sino también con sus acciones, con sus actos, con el sentimiento y pasión que le imprimía a cada uno de sus besos y de la manera en que ella le correspondía.
La tenía sentada de esa manera y disfrutaba de cada pulgada de su piel que parecía encenderse con él contacto ajeno, de todo lo que tu tacto podía recorrer con cada una de sus caricias, a él le pasaba igual. Dejó que sus manos fueran guiadas hacia las caderas de ella que le dejaban sentir de esa forma cada sinuoso movimiento de sus caderas cuando ella controlaba los movimientos y el ritmo. La sensación llegaba a ser terriblemente placentera y no quería que ella parara un segundo.
Cada vaivén vertical traía consigo una sensación mas clara e viva, como electricidad entremezclada con un impulso de placer adicional. La sentía más húmeda y caliente por dentro mientras que percibía llegar cada vez mas profundo con cada movimiento de ella, yendo más allá y explorándola más con cada penetración.
La intensidad de sus ojos y de la mirada que ella le regala era inédita hasta ese momento, notó detalles en sus ojos, un brillo especial y que seguramente los propios compartían; la miraba fijamente y con todo el amor expresado en ellos siguiendo con la mirada su ojos y su rostro mientras ella se movía, notaba con atención los detalles de su rostro, cada gesto que ella dibujaba, cada expresión de placer. El deseo incontenible e irrefrenable de buscar sus labios otra vez para poder besarla no tardó nada en tomar el control de sus actos, la pasión que sentía era la que dominaba cada acción, dominaba ya desde hace un buen rato.
-Me encantas...-
Le dijo sonriendo con total amplitud. Acariciaba su rostro y retiraba los cabellos rubios de ella que quedaban pegados a su piel por las gotas de sudor en su frente en el gesto de la ternura y el amor dentro de la intensidad de la intimidad entre los dos. La besaba con tal intensidad que parecía querer devorar sus labios, mordió el inferior antes de separarse y seguir por su cuello y sus pechos sin ser demasiado ordenado sintiéndose mas y mas embriagado por ella, por su aroma, por su piel, todo por ella. El mismo empujaba un poco con las caderas para hacer que el contacto fuera aún mas placentero si es que eso era posible, quizás lo era. Se restableció un poco para poder envolverla en un abrazo besando y lamiendo sus hombros diciéndole lo mucho que la quería.
Sentía que estaban llegando a la cúspide, a ese clímax que estaban buscando con desesperación y que estaban a punto de hallarlo. Iba a acabar en cualquier momento y el ritmo frenético que veían llevando por bastante tiempo aumentó todavía más, Alex la tomó de las caderas para aumentar la cadencia todavía mas sintiendo que iba más profundo dentro de ella que ya no lo resistía. Entre gemidos le dijo que iba a venirse en ese momento porque sabía que en medio de toda la pasión no habían tomado ningún tipo de precauciones y al mismo no le importó. Se desvivía besándola comiéndole la boca como si no hubiera un mañana y al mismo tiempo todavía quería más de ella. Ella lo había vuelto un insaciable.
Alexander L. Hawke- Chicos de Storybrooke
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