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Lunch time
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:: Storybrooke :: Urbanización :: Mansón Gilbert
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Lunch time
Se desperezó en la cama mientras daba un gran bostezo. Le dolía la cabeza y no recordaba haberse metido en la cama, lo último que recordaba era un vaso a medio llenar de whisky delante suyo y una voz que le retaba a acabarlo. Se dio la vuelta en la cama quedando boca abajo maldiciendo a Benjamín y al sol que entraba por la ventana.
- ¿Por qué siempre acabo haciéndole caso? – Murmuró contra la almohada.
Intentó volver a dormirse, pero su estomago no se lo permitió. Estiró el brazo para coger el reloj y descubrió que ya casi era la hora de comer, normal que estuviera muerto de hambre, sobre todo después de pasarse casi toda la noche bebiendo. Se levantó despacio, no del todo seguro de que no iba a marearse, y se quedó un rato sentado en el borde de la cama para asegurar su equilibrio. Bien, parecía que no sería uno de esos horribles días de resaca.
Repasó su habitación con la mirada, había dejado la ropa de la noche anterior tirada por el suelo; ¿porque le gustaba dormir desnudo cuando bebía? Mientras no se enterara nadie no pasaba nada. Mientras rebuscaba una camiseta y unos pantalones cómodos para ponerse apartó con el pie a un rincón la ropa sucia, ya pasaría alguien a recogerla.
Andó rápidamente hacia la cocina, con su estomago recordándole que no había comido nada desde la cena anterior, y unos trozos de pizza no se consideraban una cena contundente en el estomago de Lucas. No había nadie allí, ni tampoco había comida preparada en la nevera, ni restos de la cena, ni nada que pudiera calentar en el congelador. Malhumorado cortó un trozo de pan y empezó a mordisquearlo mirando al jardín.
De repente se le ocurrió la idea que quizás en la cocina de Grace sí que habría algo que pudiera comer y ella seguramente ya estaba despierta, así que podrían hablar un poco porque, aunque vivían en la misma casa, como esta era tan grande pocas veces se cruzaban. Y Lucas quería indagar sobre la visita de Sebastian.
Pero cuando llegó allí tampoco había nada comestible inmediatamente, así que siguió con su trozo de pan mientras se dedicaba a abrir armarios para ver que podía improvisar. Sacó un paquete de macarrones y rebuscó por la nevera.
- Bien Lucas, vamos a impresionar a Grace. – Colocó todos los ingredientes sobre la encimera y puso a calentar el agua. Se tiró el trapo de cocina al hombro y sonrió satisfecho; Lucas no era un gran cocinero, más bien era pésimo en la cocina, básicamente sabía lo mínimo para sobrevivir. Pero si de algo estaba orgulloso era de cómo hacía los macarrones a la carbonara. – Espero que se quede a comer en casa.
- ¿Por qué siempre acabo haciéndole caso? – Murmuró contra la almohada.
Intentó volver a dormirse, pero su estomago no se lo permitió. Estiró el brazo para coger el reloj y descubrió que ya casi era la hora de comer, normal que estuviera muerto de hambre, sobre todo después de pasarse casi toda la noche bebiendo. Se levantó despacio, no del todo seguro de que no iba a marearse, y se quedó un rato sentado en el borde de la cama para asegurar su equilibrio. Bien, parecía que no sería uno de esos horribles días de resaca.
Repasó su habitación con la mirada, había dejado la ropa de la noche anterior tirada por el suelo; ¿porque le gustaba dormir desnudo cuando bebía? Mientras no se enterara nadie no pasaba nada. Mientras rebuscaba una camiseta y unos pantalones cómodos para ponerse apartó con el pie a un rincón la ropa sucia, ya pasaría alguien a recogerla.
Andó rápidamente hacia la cocina, con su estomago recordándole que no había comido nada desde la cena anterior, y unos trozos de pizza no se consideraban una cena contundente en el estomago de Lucas. No había nadie allí, ni tampoco había comida preparada en la nevera, ni restos de la cena, ni nada que pudiera calentar en el congelador. Malhumorado cortó un trozo de pan y empezó a mordisquearlo mirando al jardín.
De repente se le ocurrió la idea que quizás en la cocina de Grace sí que habría algo que pudiera comer y ella seguramente ya estaba despierta, así que podrían hablar un poco porque, aunque vivían en la misma casa, como esta era tan grande pocas veces se cruzaban. Y Lucas quería indagar sobre la visita de Sebastian.
Pero cuando llegó allí tampoco había nada comestible inmediatamente, así que siguió con su trozo de pan mientras se dedicaba a abrir armarios para ver que podía improvisar. Sacó un paquete de macarrones y rebuscó por la nevera.
- Bien Lucas, vamos a impresionar a Grace. – Colocó todos los ingredientes sobre la encimera y puso a calentar el agua. Se tiró el trapo de cocina al hombro y sonrió satisfecho; Lucas no era un gran cocinero, más bien era pésimo en la cocina, básicamente sabía lo mínimo para sobrevivir. Pero si de algo estaba orgulloso era de cómo hacía los macarrones a la carbonara. – Espero que se quede a comer en casa.
Lucas R. Gilbert- Realeza
- Soy : Príncipe Thomas / Asquerosamente rico
Mensajes : 156
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Lunch time
No había que ser un genio para darse cuenta que su humor había mejorado considerablemente desde hacía un par de días, sin embargo ella se había mantenido fiel a lo que le había pedido a Sebastian acerca de mantenerlo en secreto hasta que normalizara las cosas con William o encontrara el modo de contárselo. Al menos esa vez sería ella quién se lo diría, antes de que se enterara por segundas personas.
Dormía mejor, aún cuando a veces las pesadillas seguían visitándola, eran mucho menos frecuentes, aunque siempre aparecía aquel duende que le reclamaba a su bebé. Seguramente una parte de su subconsciente seguiría atrapado en aquello probablemente para siempre... Pero el que todo lo demás fuera un poco mejor se reflejaba en su aspecto: sus mejillas habían recuperado un poco el color, las ojeras oscuras apenas se veían y ella misma ponía un poco más de cuidado en su aspecto. En muchos aspectos parecía haber vuelto a la vida de un modo sutil pero apreciable.
¿La verdad? Se moría de ganas de contárselo a alguien, pero no es que contara con muchos amigos que siguieran dispuestos a escucharla. Estaba Rebecca, que últimamente parecía muy ocupada con algo (aunque ella más bien creía que era un alguien), y Lucas, por supuesto, pero tampoco habían estado coincidiendo demasiado en los últimos días.
Por eso cuando entró en la cocina cargada con las bolsas de lo que acababa de comprar se sorprendió al encontrar al chico allí, precisamente cocinando. Él tenía su propia cocina en su parte de la casa, y además tenía gente que solía cocinar para ellos.
- ¿Lucas Gilbert cocinando? ¿El mundo se va a terminar y nadie me ha dicho nada? - le dijo con una media sonrisa, porque si, con su cambio habían vuelto las bromas, y sus labios habían aprendido a sonreír de nuevo - ¿Que preparas? - preguntó curiosa dejando las bolsas encima de la mesa de la cocina y acercándose a curiosear, porque hasta ella donde sabía Lucas era un poco negado delante de los fogones...
Dormía mejor, aún cuando a veces las pesadillas seguían visitándola, eran mucho menos frecuentes, aunque siempre aparecía aquel duende que le reclamaba a su bebé. Seguramente una parte de su subconsciente seguiría atrapado en aquello probablemente para siempre... Pero el que todo lo demás fuera un poco mejor se reflejaba en su aspecto: sus mejillas habían recuperado un poco el color, las ojeras oscuras apenas se veían y ella misma ponía un poco más de cuidado en su aspecto. En muchos aspectos parecía haber vuelto a la vida de un modo sutil pero apreciable.
¿La verdad? Se moría de ganas de contárselo a alguien, pero no es que contara con muchos amigos que siguieran dispuestos a escucharla. Estaba Rebecca, que últimamente parecía muy ocupada con algo (aunque ella más bien creía que era un alguien), y Lucas, por supuesto, pero tampoco habían estado coincidiendo demasiado en los últimos días.
Por eso cuando entró en la cocina cargada con las bolsas de lo que acababa de comprar se sorprendió al encontrar al chico allí, precisamente cocinando. Él tenía su propia cocina en su parte de la casa, y además tenía gente que solía cocinar para ellos.
- ¿Lucas Gilbert cocinando? ¿El mundo se va a terminar y nadie me ha dicho nada? - le dijo con una media sonrisa, porque si, con su cambio habían vuelto las bromas, y sus labios habían aprendido a sonreír de nuevo - ¿Que preparas? - preguntó curiosa dejando las bolsas encima de la mesa de la cocina y acercándose a curiosear, porque hasta ella donde sabía Lucas era un poco negado delante de los fogones...
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: Lunch time
Bien, estaba ya casi todo listo, solo le faltaba unos diez minutos para que acabara de cocerse y se podría comer. Solo había que esperar a que Grace apareciera por la cocina antes de que se enfriara la comida, sino aparecía iría a ver si estaba en alguna habitación de esa parte de la casa. Y si no estaba… pues se lo comería todo él, que para algo estaba muerto de hambre.
- ¡No! Has llegado antes de tiempo. – La apuntó con la cuchara con que mezclaba la pasta como si la acusara de algún crimen. – No es tan raro que cocine… - Puso los ojos en blanco para quitarle importancia, aunque ni él se lo creía.
Le puso la mano en la cabeza para evitar que Grace llegara hasta los fogones. No quería pelos ni nada por el estilo en sus preciosos macarrones; con lo que le costaba hacerlos, no quería encontrarse más tropezones a parte del bacon.
Parecía que estaba mejor que la última vez que la había visto, sin color en la cara y con ojeras, seguía sin ser la Grace de antes, pero cada vez se le acercaba más; hasta incluso había vuelto a sonreír. Lucas habría querido aprovechar esa mejoría para intentar hablar con ella, saber como estaba, que le pasaba, porque había mejorado de repente… poco después de que apareciera Sebastian; claro que eso él no lo sabía en teoría. Pero no quería que ella se entristeciera de nuevo recordando a la hija que había perdido. Y con el estomago vacio no era ni el mejor momento para recibir preguntas, ni el mejor para formularlas.
- Es mi especialidad. – Dijo orgulloso omitiendo el pequeño detalle que era casi lo único que podía cocinar y que era comestible. – Macarrones con salsa carbonara. – Sonrió triunfante, aunque no era un plato extremadamente complicado ni muy elaborado, era lo que sabía hacer. – Ea, ea, tu siéntate. – Le hizo señas con las manos para que se quedara sentada en una silla.
La empujó para que le hiciera caso y movió las bolsas que había traído de la mesa al mármol. Luego se estiró para coger un par de platos de uno de los armarios y seleccionó dos tenedores que pasó a Grace para que los repartiera en la mesa. Lo habría querido tener todo preparado antes de que la chica entrara en la cocina, pero si ya había llegado pues no se podía hacer nada.
Cuando ya estuvo lista la comida cogió la olla con el paño y la plantó en el medio de la mesa, no se dio cuenta que debería haber puesto algo debajo, era la falta de costumbre de prepararse su comida. Empezó sirviendo a Grace, aunque le puso poca comida, tampoco había que obligarla a comer si no le gustaba; después se sirvió un genero plato para él mismo.
- Buen provecho. – Se llevó el primer bocado a la boca, con el estomago ansioso por llenarse. - Creo que son los mejores macarrones que he probado nunca. – Exageró bastante, pero con el hambre que tenía podía haberse comido un plato entero de lechuga, y eso que Lucas la aborrecía.
- ¡No! Has llegado antes de tiempo. – La apuntó con la cuchara con que mezclaba la pasta como si la acusara de algún crimen. – No es tan raro que cocine… - Puso los ojos en blanco para quitarle importancia, aunque ni él se lo creía.
Le puso la mano en la cabeza para evitar que Grace llegara hasta los fogones. No quería pelos ni nada por el estilo en sus preciosos macarrones; con lo que le costaba hacerlos, no quería encontrarse más tropezones a parte del bacon.
Parecía que estaba mejor que la última vez que la había visto, sin color en la cara y con ojeras, seguía sin ser la Grace de antes, pero cada vez se le acercaba más; hasta incluso había vuelto a sonreír. Lucas habría querido aprovechar esa mejoría para intentar hablar con ella, saber como estaba, que le pasaba, porque había mejorado de repente… poco después de que apareciera Sebastian; claro que eso él no lo sabía en teoría. Pero no quería que ella se entristeciera de nuevo recordando a la hija que había perdido. Y con el estomago vacio no era ni el mejor momento para recibir preguntas, ni el mejor para formularlas.
- Es mi especialidad. – Dijo orgulloso omitiendo el pequeño detalle que era casi lo único que podía cocinar y que era comestible. – Macarrones con salsa carbonara. – Sonrió triunfante, aunque no era un plato extremadamente complicado ni muy elaborado, era lo que sabía hacer. – Ea, ea, tu siéntate. – Le hizo señas con las manos para que se quedara sentada en una silla.
La empujó para que le hiciera caso y movió las bolsas que había traído de la mesa al mármol. Luego se estiró para coger un par de platos de uno de los armarios y seleccionó dos tenedores que pasó a Grace para que los repartiera en la mesa. Lo habría querido tener todo preparado antes de que la chica entrara en la cocina, pero si ya había llegado pues no se podía hacer nada.
Cuando ya estuvo lista la comida cogió la olla con el paño y la plantó en el medio de la mesa, no se dio cuenta que debería haber puesto algo debajo, era la falta de costumbre de prepararse su comida. Empezó sirviendo a Grace, aunque le puso poca comida, tampoco había que obligarla a comer si no le gustaba; después se sirvió un genero plato para él mismo.
- Buen provecho. – Se llevó el primer bocado a la boca, con el estomago ansioso por llenarse. - Creo que son los mejores macarrones que he probado nunca. – Exageró bastante, pero con el hambre que tenía podía haberse comido un plato entero de lechuga, y eso que Lucas la aborrecía.
Lucas R. Gilbert- Realeza
- Soy : Príncipe Thomas / Asquerosamente rico
Mensajes : 156
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Lunch time
Era complicado no dejarse contagiar por el buen humor que parecía tener Lucas siempre. De algún modo creía que era justo lo que necesitaba en esos momentos, aprender de su forma de ver siempre el vaso medio lleno, a pesar de que en ciertos aspectos se le hacía realmente complicado... Sin embargo había decidido salir adelante (y la verdad aquella decisión tenia mucho o todo que ver con Sebastian) así que intentaba no pensar constantemente en su niña.
- Oh perdón, no sabía que tuviera una hora predeterminada en que tuviera que volver a casa. Puedo irme y fingir que llego en diez minutos si vas a sentirte mejor. – le dijo con una sonrisa.
Era consciente de que Lucas notaría su repentino cambio de humor y de actitud. En los últimos días ya no había estado paseándose por ahí como muerta en vida, pero seguía durmiendo nada, sin poder obligar a sus labios a curvarse en una sonrisa y apenas hablaba o comía nada. Tal vez le debía una explicación... A fin de cuentas le había dado un lugar donde vivir y en ningún momento se había parado a juzgarla por lo sucedido, y probablemente era uno de los mejores amigos que le quedaba... Su secreto podría estar a salvo con él... Pero tenía la sensación de que si hablaba de aquello su burbuja de felicidad fuera a desaparecer, demasiado bonito para que pudiera ser posible en su mundo o en la realidad.
Por suerte, Lucas trayendo su obra maestra de la cocina a la mesa la distrajo de sus pensamientos antes de que pudiera tomar alguna decisión al respecto. Rió por lo bajo al enterarse que los macarrones a la carbonara eran su especialidad.
- Pues nunca me los preparaste cuando saliamos. Que mal me parece. – le dijo negando ligeramente con la cabeza.
Una semana atrás hubiera considerado los pocos macarrones que él le había servido como demasiado para su estómago, porque vivía a base de galletas, chocolate y otras porquerías, y no comía nada de verdad. Por ese entonces, su estómago rugió reclamándole algo de alimento, así que ella misma tomó un par de macarrones con el tenedor y se los llevó a la boca. Y definitivamente no estaban nada mal.
- Pues no están nada mal. Deberías haberme mostrado tu faceta culinaria antes. – dijo tomando otro poco, luego dejó el tenedor en el plato y levantó la cabeza para mirarle – Oye Lucas... Creo que no te he agradecido todavía por todo lo que has hecho por mi las últimas semanas. Gracias por dejar que me quede aquí... Y por no creer que soy la peor persona del mundo como casi todo el pueblo. Ahora... Ahora ya me siento mejor para empezar a buscarme un sitio para vivir.
Evidentemente no planeaba quedarse ahí para siempre. Había sido una solución provisional y como tal no pensaba alargarla más de lo necesario. Tampoco volvería a casa, pues no quería incomodar a William y... bueno, era terriblemente pronto para irse con Sebastian, y a parte él vivía con su madre. Por eso planeaba alquilar un pequeño apartamento, otro de los pasos de retomar el control de la que ahora era su nueva vida.
- Oh perdón, no sabía que tuviera una hora predeterminada en que tuviera que volver a casa. Puedo irme y fingir que llego en diez minutos si vas a sentirte mejor. – le dijo con una sonrisa.
Era consciente de que Lucas notaría su repentino cambio de humor y de actitud. En los últimos días ya no había estado paseándose por ahí como muerta en vida, pero seguía durmiendo nada, sin poder obligar a sus labios a curvarse en una sonrisa y apenas hablaba o comía nada. Tal vez le debía una explicación... A fin de cuentas le había dado un lugar donde vivir y en ningún momento se había parado a juzgarla por lo sucedido, y probablemente era uno de los mejores amigos que le quedaba... Su secreto podría estar a salvo con él... Pero tenía la sensación de que si hablaba de aquello su burbuja de felicidad fuera a desaparecer, demasiado bonito para que pudiera ser posible en su mundo o en la realidad.
Por suerte, Lucas trayendo su obra maestra de la cocina a la mesa la distrajo de sus pensamientos antes de que pudiera tomar alguna decisión al respecto. Rió por lo bajo al enterarse que los macarrones a la carbonara eran su especialidad.
- Pues nunca me los preparaste cuando saliamos. Que mal me parece. – le dijo negando ligeramente con la cabeza.
Una semana atrás hubiera considerado los pocos macarrones que él le había servido como demasiado para su estómago, porque vivía a base de galletas, chocolate y otras porquerías, y no comía nada de verdad. Por ese entonces, su estómago rugió reclamándole algo de alimento, así que ella misma tomó un par de macarrones con el tenedor y se los llevó a la boca. Y definitivamente no estaban nada mal.
- Pues no están nada mal. Deberías haberme mostrado tu faceta culinaria antes. – dijo tomando otro poco, luego dejó el tenedor en el plato y levantó la cabeza para mirarle – Oye Lucas... Creo que no te he agradecido todavía por todo lo que has hecho por mi las últimas semanas. Gracias por dejar que me quede aquí... Y por no creer que soy la peor persona del mundo como casi todo el pueblo. Ahora... Ahora ya me siento mejor para empezar a buscarme un sitio para vivir.
Evidentemente no planeaba quedarse ahí para siempre. Había sido una solución provisional y como tal no pensaba alargarla más de lo necesario. Tampoco volvería a casa, pues no quería incomodar a William y... bueno, era terriblemente pronto para irse con Sebastian, y a parte él vivía con su madre. Por eso planeaba alquilar un pequeño apartamento, otro de los pasos de retomar el control de la que ahora era su nueva vida.
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: Lunch time
- Eso tiene una explicación muy lógica. – Dijo levantando un dedo como si la advirtiera de algo, lo hizo para ganar tiempo para que su cerebro buscara una excusa rápidamente. Aunque al final tuvo que confesar la verdad que intentaba ocultar. – Bueno, en realidad es porque todavía no sabía hacerlos… - Tampoco hacía tanto tiempo que habían salido, no era un niño que no pudiera valerse por él solo; así que le costó reconocer que dependía bastante de los demás, posiblemente a consecuencia de la familia que tenia. Pero era Grace, había confianza.
Se alegró de que ella se sirviera más pasta, otro signo de su mejoría. Sonrió por la felicitación, se sentía orgulloso de ser capaz de cocinar algo que no fueran las carnes o pescados congelados que hay que poner 30 minutos al horno; no podía vivir toda la vida a base de macarrones carbonara, pero al menos no moriría de hambre.
- ¿Todo? – Repitió medio riendo. – Si no he hecho casi nada. – Se encogió de hombros un poco apenado. – No sabía que podía hacer por ti, como ayudarte o que había que decirte para animarte… - Era verdad que Lucas lo había pasado realmente mal por Grace y también había sentido mucha impotencia al verse incapaz de hacer nada para ayudarla. – Esto fue lo único que pude hacer, me alegro de haber sido útil.
Su agradecimiento le aliviaba mucho porque se había pasado mucho tiempo comiéndose la cabeza intentando encontrar algo que pudiera hacer que Grace saliera del hueco donde se había encerrado; como no podía comprender del todo el dolor que sentía no podía llegar a pensar qué le podría ser de ayuda. Tener a su amiga cerca, viendo como se consumía poco a poco le destrozaba.
Y también odiaba muchos de los comentarios que escuchaba por Storybrooke, aunque últimamente la gente intentaba evitarlos mientras Lucas estaba presente; parecía que las respuestas cortantes y las miradas fulminantes del hijo de la familia con más dinero del pueblo habían hecho efecto. No podían opinar sobre la vida de los demás sin saber los motivos ni la historia completa.
- Tienes derecho a vivir tu vida y, aunque no fue la mejor manera de actuar, al menos se acercaba a lo que querías. Así que tú deja que la gente piense lo que quiera. De mi piensan que soy un niño inmaduro y consentido; ¡pero mírame! ¡Si puedo cocinar y todo! – Hizo un poco de broma porque empezó a notar el decaimiento en el ánimo de Grace.
De nuevo se alegró cuando la chica mostró las intenciones de volver a su vida, pero tampoco le gustaba la idea de que se fuera a vivir sola; aunque estaba mejor que antes, ¿no era posible que volviera a deprimirse? Entonces sería mucho peor si vivía sola. Además, estaba bien lo de compartir “casa” con ella, ahora que era capaz de hablar y sonreír de nuevo.
- Tranquila, puedes quedarte todo lo que quieras. Ya ves que esta parte no la usa nadie. – Se encogió de hombros. Era una de las cosas positivas de tener una casa tan grande, siempre había espacio disponible para invitados o fiestas. – A no ser… - Decidió tentar un poco la suerte, aun a riesgo de que Grace se enfadara o escapara por la tangente. – que prefieras tener un sitio más privado para encontrarte con Sebastian. – Sonrió de lado esperando a ver cuál sería su reacción.
Se alegró de que ella se sirviera más pasta, otro signo de su mejoría. Sonrió por la felicitación, se sentía orgulloso de ser capaz de cocinar algo que no fueran las carnes o pescados congelados que hay que poner 30 minutos al horno; no podía vivir toda la vida a base de macarrones carbonara, pero al menos no moriría de hambre.
- ¿Todo? – Repitió medio riendo. – Si no he hecho casi nada. – Se encogió de hombros un poco apenado. – No sabía que podía hacer por ti, como ayudarte o que había que decirte para animarte… - Era verdad que Lucas lo había pasado realmente mal por Grace y también había sentido mucha impotencia al verse incapaz de hacer nada para ayudarla. – Esto fue lo único que pude hacer, me alegro de haber sido útil.
Su agradecimiento le aliviaba mucho porque se había pasado mucho tiempo comiéndose la cabeza intentando encontrar algo que pudiera hacer que Grace saliera del hueco donde se había encerrado; como no podía comprender del todo el dolor que sentía no podía llegar a pensar qué le podría ser de ayuda. Tener a su amiga cerca, viendo como se consumía poco a poco le destrozaba.
Y también odiaba muchos de los comentarios que escuchaba por Storybrooke, aunque últimamente la gente intentaba evitarlos mientras Lucas estaba presente; parecía que las respuestas cortantes y las miradas fulminantes del hijo de la familia con más dinero del pueblo habían hecho efecto. No podían opinar sobre la vida de los demás sin saber los motivos ni la historia completa.
- Tienes derecho a vivir tu vida y, aunque no fue la mejor manera de actuar, al menos se acercaba a lo que querías. Así que tú deja que la gente piense lo que quiera. De mi piensan que soy un niño inmaduro y consentido; ¡pero mírame! ¡Si puedo cocinar y todo! – Hizo un poco de broma porque empezó a notar el decaimiento en el ánimo de Grace.
De nuevo se alegró cuando la chica mostró las intenciones de volver a su vida, pero tampoco le gustaba la idea de que se fuera a vivir sola; aunque estaba mejor que antes, ¿no era posible que volviera a deprimirse? Entonces sería mucho peor si vivía sola. Además, estaba bien lo de compartir “casa” con ella, ahora que era capaz de hablar y sonreír de nuevo.
- Tranquila, puedes quedarte todo lo que quieras. Ya ves que esta parte no la usa nadie. – Se encogió de hombros. Era una de las cosas positivas de tener una casa tan grande, siempre había espacio disponible para invitados o fiestas. – A no ser… - Decidió tentar un poco la suerte, aun a riesgo de que Grace se enfadara o escapara por la tangente. – que prefieras tener un sitio más privado para encontrarte con Sebastian. – Sonrió de lado esperando a ver cuál sería su reacción.
Lucas R. Gilbert- Realeza
- Soy : Príncipe Thomas / Asquerosamente rico
Mensajes : 156
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Lunch time
Claro que no compartía la opinión que Lucas no hubiera hecho casi nada. A su modo de ver había hecho mucho. Muchísimo. Había estado ahí para ella, sin juzgarla, cuando practicamente todos los demás hacían exactamente lo contrario, le había ofrecido un lugar para vivir y le había dado el espacio necesario para que ella conviviera con su tristeza cuando había necesitado estar completamente sola.
- Has hecho muchisimo aunque a ti no te lo parezca. Y sin presiones, pero ahora mismo tengo la sensación de que eres mi mejor amigo en el mundo. - dijo con una débil sonrisa.
Sabía que no se lo había puesto fácil. Ni a él ni a nadie. Había pasado semanas apenas sin hablar ni comer, simplemente estando encerrada en su habitación ignorando todos los que llamaban o cualquier intento para hacerla volver a la realidad. Todos los que habían intentado animarla se habían topado con su muro de tristeza que era inquebrantable. Así que un agradecimiento era lo mínimo que podía hacer.
- Bueno, en cualquier caso eres un inmaduro y consentido adorable. - dijo riendo por lo bajo. Sus risas todavía no eran super alegres, pero el haber vuelto a reir ya era todo un logro. Y evidentemente la situación actual en su vida privada había ayudado mucho a esto último.
Asintió ante su último comentario de que podía quedarse allí el tiempo que necesitara, y habría continuado comiendo de no ser por lo que siguió a continuación. El tenedor se le cayó al plato y ella se atragantó con los macarrones que tenía a medio comer.
¿¡Como era posible que lo supiera!? Si hacías apenas unos días y no había hablado de eso con nadie.
- ¿Como...? ¿Como sabes que...? Se suponia que... - y con esta reacción toda opción a fingir que no sabía de lo que estaba hablando Lucas había quedado descartada. - No es que no te lo quisiera contar... Es que ibamos a ser discretos... Al menos por ahora. Por... Por toda la situación en si. - dijo al final, sintiendo como inexplicablemente se sonrojaba ligeramente, y sin atreverse a preguntarle que opinaba de todo aquello.
------------
Off: Perdoooon. No tengo vergüenza por haber tardado tantisimo en responder, pero tuve algunos problemillas que me dejaron sin inspiración y sin tiempo XD Ahora ando recuperando la normalidad poco a poco xD
- Has hecho muchisimo aunque a ti no te lo parezca. Y sin presiones, pero ahora mismo tengo la sensación de que eres mi mejor amigo en el mundo. - dijo con una débil sonrisa.
Sabía que no se lo había puesto fácil. Ni a él ni a nadie. Había pasado semanas apenas sin hablar ni comer, simplemente estando encerrada en su habitación ignorando todos los que llamaban o cualquier intento para hacerla volver a la realidad. Todos los que habían intentado animarla se habían topado con su muro de tristeza que era inquebrantable. Así que un agradecimiento era lo mínimo que podía hacer.
- Bueno, en cualquier caso eres un inmaduro y consentido adorable. - dijo riendo por lo bajo. Sus risas todavía no eran super alegres, pero el haber vuelto a reir ya era todo un logro. Y evidentemente la situación actual en su vida privada había ayudado mucho a esto último.
Asintió ante su último comentario de que podía quedarse allí el tiempo que necesitara, y habría continuado comiendo de no ser por lo que siguió a continuación. El tenedor se le cayó al plato y ella se atragantó con los macarrones que tenía a medio comer.
¿¡Como era posible que lo supiera!? Si hacías apenas unos días y no había hablado de eso con nadie.
- ¿Como...? ¿Como sabes que...? Se suponia que... - y con esta reacción toda opción a fingir que no sabía de lo que estaba hablando Lucas había quedado descartada. - No es que no te lo quisiera contar... Es que ibamos a ser discretos... Al menos por ahora. Por... Por toda la situación en si. - dijo al final, sintiendo como inexplicablemente se sonrojaba ligeramente, y sin atreverse a preguntarle que opinaba de todo aquello.
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Off: Perdoooon. No tengo vergüenza por haber tardado tantisimo en responder, pero tuve algunos problemillas que me dejaron sin inspiración y sin tiempo XD Ahora ando recuperando la normalidad poco a poco xD
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: Lunch time
- ¿Solo ahora? – La miró inquisitivamente simulando enfado. - ¿Y antes que era? – Desde que dejaron de salir habían sido amigos, incluso cuando salieron eran más amigos que otra cosa. - Sabes que adorable no es el adjetivo que más nos gusta a los chicos, ¿verdad? – Suspiró para tapar su satisfacción. Aunque no quería reconocerlo, se alegraba de que Grace pensara que era adorable. – De los tres prefiero el inmaduro… pero por ser tú te los paso.
Lucas era de los mejores para decir las cosas con tacto, sabía qué decir, cuando decirlo y como decirlo; aunque le era más fácil hacerlo con personas a las que no conocía o a las que no apreciaba, a los que no le molestaba manipular un poco. Con Grace no había sido capaz de resistir la tentación de hacer un comentario sobre sus encuentros nocturnos, ni había pensado en cómo hacer para que ella no se sintiera incomoda.
Se asustó un poco con la primera reacción de la chica; ya se la imaginaba mirándole con rabia y saliendo hecha una furia de la cocina, seguramente habría algún portazo, algún grito y un día entero de silencio absoluto… Luego se arreglarían sin mucho esfuerzo, como acostumbrava a pasar. Pero nada de eso pasó.
La sonrisa de Lucas se ensanchó con el tartamudeo de ella. Estaba claro que no iba a intentar negarlo, ni decirle mentiroso, ni buscar una excusa, ni nada por el estilo; estaba sorprendida, claro, pero al menos no estaba enfadada.
- Si querías ocultarlo tendrías que haber vigilado un poco más… Muchas veces llego tarde, o me levanto de noche para comer, o no puedo dormir… Si veo luces abiertas es lógico que vaya a ver qué pasa. – Se encogió de hombros porque para Lucas era la cosa más normal del mundo despertarse en mitad de la noche, pocas veces dormía de un tirón. – Además, sabiendo que tú no pasabas por tus mejores momentos me quería asegurar que estabas bien.
Casi se había olvidado de los macarrones, que se estaban quedando ya fríos; les dio otro bocado antes de seguir preguntando. Ahora que sabía que no se iba a enfadar, podía indagar un poco más… después de todos los dos eran amigos suyos.
- ¿Y cuanto hace que estáis… como estéis? – Novios, amigos con derechos, un desliz… ¿Quién sabia como lo querían definir ellos? - ¿Te hace feliz o te complica la vida? – Lucas estaba un poco preocupado de que fuera un poco pronto para esos dos de estar juntos con todo lo que ya había pasado, aunque se alegraba, también veía las partes negativas.
Lucas era de los mejores para decir las cosas con tacto, sabía qué decir, cuando decirlo y como decirlo; aunque le era más fácil hacerlo con personas a las que no conocía o a las que no apreciaba, a los que no le molestaba manipular un poco. Con Grace no había sido capaz de resistir la tentación de hacer un comentario sobre sus encuentros nocturnos, ni había pensado en cómo hacer para que ella no se sintiera incomoda.
Se asustó un poco con la primera reacción de la chica; ya se la imaginaba mirándole con rabia y saliendo hecha una furia de la cocina, seguramente habría algún portazo, algún grito y un día entero de silencio absoluto… Luego se arreglarían sin mucho esfuerzo, como acostumbrava a pasar. Pero nada de eso pasó.
La sonrisa de Lucas se ensanchó con el tartamudeo de ella. Estaba claro que no iba a intentar negarlo, ni decirle mentiroso, ni buscar una excusa, ni nada por el estilo; estaba sorprendida, claro, pero al menos no estaba enfadada.
- Si querías ocultarlo tendrías que haber vigilado un poco más… Muchas veces llego tarde, o me levanto de noche para comer, o no puedo dormir… Si veo luces abiertas es lógico que vaya a ver qué pasa. – Se encogió de hombros porque para Lucas era la cosa más normal del mundo despertarse en mitad de la noche, pocas veces dormía de un tirón. – Además, sabiendo que tú no pasabas por tus mejores momentos me quería asegurar que estabas bien.
Casi se había olvidado de los macarrones, que se estaban quedando ya fríos; les dio otro bocado antes de seguir preguntando. Ahora que sabía que no se iba a enfadar, podía indagar un poco más… después de todos los dos eran amigos suyos.
- ¿Y cuanto hace que estáis… como estéis? – Novios, amigos con derechos, un desliz… ¿Quién sabia como lo querían definir ellos? - ¿Te hace feliz o te complica la vida? – Lucas estaba un poco preocupado de que fuera un poco pronto para esos dos de estar juntos con todo lo que ya había pasado, aunque se alegraba, también veía las partes negativas.
Lucas R. Gilbert- Realeza
- Soy : Príncipe Thomas / Asquerosamente rico
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Re: Lunch time
- Ya sé, tenéis un problema con lo de que se os llame adorables... Pero no pasa nada si quién te lo llama es una chica con la que no tienes intenciones románticas. No puedes tomártelo a mal. - dijo sacándole la lengua, sin duda mostrando un comportamiento que no había mostrado en muchísimo tiempo, incluso antes de que todo se torciera en su vida. Era como si, ahora que ya no se sentía atrapada en un matrimonio al que no le encontraba sentido, le permitieran volver a ser ella misma, alguien que no recordaba la última vez que se había permitido ser.
Hubiera continuado con las bromas de no ser por el descubrimiento de que Lucas lo sabía todo. Más que eso, les había visto la noche en la que Sebastian se había presentado de madrugada. No es que hicieran nada de lo que pudiera sentirse avergonzada, pero tenía miedo de la idea que pudiera hacerse Lucas de todo aquello. Había pasado terriblemente poco desde todo lo sucedido con William, y era precisamente por aquello que de momento lo mantenían como algo exclusivamente entre ellos. Sin embargo no podía no contarle nada a Lucas, no después de todo lo que había hecho por ella, y menos siendo una de las pocas personas a las que quería que quedaban en su vida.
- Pues desde el día que tu nos viste, supongo. Sebastian no... No ha vuelto a venir. Normalmente quedamos en su casa... - dijo mordiéndose levemente el labio inferior. Todavía se sentía rara hablando de aquello en voz alta - Me hace feliz. Muy feliz. En gran parte ha sido gracias a eso que he empezado a encontrarme mejor, y a querer seguir adelante... Antes de esto, no tenía claro si quería esforzarme para hacerlo. No sé, es complicado de explicar... Pero no me complica la vida en absoluto. Al contrario, creo que todo es mejor, y... - se interrumpió cuando se dio cuenta que seguramente estaba hablando de más. Casi sin haber sido consciente de ello, había necesitado casi con desesperación compartir aquello con alguién - Y ya me callo antes de que te suba el azúcar por culpa de mi ñoñez.
Decidida a dejar de hablar, se terminó los macarrones que quedaban en su plato, sin embargo había una pregunta que le quemaba en la punta de la lengua. Por alguna razón sentía que debía preguntárselo a Lucas y que él sería sincero, fuera cual fuera su respuesta. Aunque fuera algo que a ella no le gustara oír. Al final dejó el tenedor en el plato y cruzó los brazos por encima de la mesa.
- ¿Crees que está mal que esté con él? ¿Que deberia haber esperado? Quiero decir, habiendo pasado tan poco de lo de... bueno, de todo lo que pasó... Últimamente tengo la sensación de que haga lo que haga, todo va a parecer mal hecho... Y llevaba mucho tiempo haciendo lo que se suponía que debía hacer y sin ser feliz...
Hubiera continuado con las bromas de no ser por el descubrimiento de que Lucas lo sabía todo. Más que eso, les había visto la noche en la que Sebastian se había presentado de madrugada. No es que hicieran nada de lo que pudiera sentirse avergonzada, pero tenía miedo de la idea que pudiera hacerse Lucas de todo aquello. Había pasado terriblemente poco desde todo lo sucedido con William, y era precisamente por aquello que de momento lo mantenían como algo exclusivamente entre ellos. Sin embargo no podía no contarle nada a Lucas, no después de todo lo que había hecho por ella, y menos siendo una de las pocas personas a las que quería que quedaban en su vida.
- Pues desde el día que tu nos viste, supongo. Sebastian no... No ha vuelto a venir. Normalmente quedamos en su casa... - dijo mordiéndose levemente el labio inferior. Todavía se sentía rara hablando de aquello en voz alta - Me hace feliz. Muy feliz. En gran parte ha sido gracias a eso que he empezado a encontrarme mejor, y a querer seguir adelante... Antes de esto, no tenía claro si quería esforzarme para hacerlo. No sé, es complicado de explicar... Pero no me complica la vida en absoluto. Al contrario, creo que todo es mejor, y... - se interrumpió cuando se dio cuenta que seguramente estaba hablando de más. Casi sin haber sido consciente de ello, había necesitado casi con desesperación compartir aquello con alguién - Y ya me callo antes de que te suba el azúcar por culpa de mi ñoñez.
Decidida a dejar de hablar, se terminó los macarrones que quedaban en su plato, sin embargo había una pregunta que le quemaba en la punta de la lengua. Por alguna razón sentía que debía preguntárselo a Lucas y que él sería sincero, fuera cual fuera su respuesta. Aunque fuera algo que a ella no le gustara oír. Al final dejó el tenedor en el plato y cruzó los brazos por encima de la mesa.
- ¿Crees que está mal que esté con él? ¿Que deberia haber esperado? Quiero decir, habiendo pasado tan poco de lo de... bueno, de todo lo que pasó... Últimamente tengo la sensación de que haga lo que haga, todo va a parecer mal hecho... Y llevaba mucho tiempo haciendo lo que se suponía que debía hacer y sin ser feliz...
Grace E. Sullivan- Realeza
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Re: Lunch time
- ¡Eh! ¿Y porque descartas tan rápido mis intenciones románticas contigo? – Se hizo el ofendido. Era bueno poder volver a bromear con su amiga, la había echado mucho de menos durante ese tiempo.
Pero las bromas quedaron a un lado en cuanto se tocó el tema Sebastian, era una de las consecuencias de preguntar sobre la vida privada a alguien que todavía estaba recuperándose de las desgracias que su vida privada le había provocado. Y Grace había perdido a un matrimonio y a un hijo casi a la vez.
Escuchó el discurso de la chica sin preocuparse en ocultar una sonrisa. Si Sebastian hacia que Grace sintiera que todo era mejor, entonces Lucas le consideraba suficientemente bueno para estar con ella. Justo después de que pasara todo lo que pasó, él llegó a plantearse si no le habría sido mucho más fácil a la rubia superar el trauma de haber perdido a su hija si hubiera tenido a William a su lado; pero ahora se alegraba de que también hubiera acabado su matrimonio. La Grace que veía ahora se parecía muchísimo más a la Grace con la que salió hace tiempo que la que acostumbraba a ver esos últimos meses, y desde luego que le gustaba mucho más.
- No te preocupes por el azúcar… Yo cada vez estoy más ñoño, creo que es culpa de Phoebe. Pero no se lo digas a nadie, tengo una reputación que mantener. – Le guiñó un ojo sonriendo. - Pero me alegra saber que no hacéis indecencias en mi casa. – Bromeó. Se levantó para recoger los platos ya vacios. – Ahora en serio, creo que entiendo cómo te sientes. Es como si supieras que has de estar con él, como si todo tuviera sentido desde ese momento. ¿No? – Asintió y luego se encogió de hombros. - ¿Ves? Phoebe.
Grace era más fuerte de lo que parecía y, aunque le había costado un poco, se estaba recuperando poco a poco. Tendría que ir a hablar con Sebastian seriamente, porque como le hiciera daño y volviera a recular todo el camino de mejora que ya había hecho, no iba a perdonarle ni aunque fuera uno de sus mejores amigos.
Lucas dio la vuelta a la mesa y se apoyó en ella quedando al lado de Grace, y esperó tranquilamente a que ella preguntara, porque se le veía en la cara que había algo que quería decir. Aunque creía que iba a ser algo más sencillo de responder. Se quedó pensando un momento en cómo decir las cosas; Grace le había pedido sinceridad, pero había maneras y maneras de decir la misma frase.
- Grace, quien ha de decidir si está mal o no o si es pronto o no has de ser tú. – Dijo finalmente. – Pero si quieres mi opinión… no, no está mal. Creo que donde metiste la pata fue en casarte tan pronto, pero para eso ya no hay solución. – Se volvió a encoger de hombros. – Además, tú misma has dicho que es gracias a él que estas volviendo a ser tú, ¿no? Y eres feliz. Pues ya está. – Le dio unos toques en el hombro con el dedo índice. - Esto es un pueblo donde nunca pasa nada, es normal que cotilleen cuando pasa algo. Solo hay que esperara a otro escándalo y serás historia. – Sonrió para darle ánimos, era verdad que la gente del pueblo podía resultar cruel. – No les hagas caso, si yo hubiera escuchado todo lo que decían de Phoebe y su madre, nunca habría salido con ella.
Pero las bromas quedaron a un lado en cuanto se tocó el tema Sebastian, era una de las consecuencias de preguntar sobre la vida privada a alguien que todavía estaba recuperándose de las desgracias que su vida privada le había provocado. Y Grace había perdido a un matrimonio y a un hijo casi a la vez.
Escuchó el discurso de la chica sin preocuparse en ocultar una sonrisa. Si Sebastian hacia que Grace sintiera que todo era mejor, entonces Lucas le consideraba suficientemente bueno para estar con ella. Justo después de que pasara todo lo que pasó, él llegó a plantearse si no le habría sido mucho más fácil a la rubia superar el trauma de haber perdido a su hija si hubiera tenido a William a su lado; pero ahora se alegraba de que también hubiera acabado su matrimonio. La Grace que veía ahora se parecía muchísimo más a la Grace con la que salió hace tiempo que la que acostumbraba a ver esos últimos meses, y desde luego que le gustaba mucho más.
- No te preocupes por el azúcar… Yo cada vez estoy más ñoño, creo que es culpa de Phoebe. Pero no se lo digas a nadie, tengo una reputación que mantener. – Le guiñó un ojo sonriendo. - Pero me alegra saber que no hacéis indecencias en mi casa. – Bromeó. Se levantó para recoger los platos ya vacios. – Ahora en serio, creo que entiendo cómo te sientes. Es como si supieras que has de estar con él, como si todo tuviera sentido desde ese momento. ¿No? – Asintió y luego se encogió de hombros. - ¿Ves? Phoebe.
Grace era más fuerte de lo que parecía y, aunque le había costado un poco, se estaba recuperando poco a poco. Tendría que ir a hablar con Sebastian seriamente, porque como le hiciera daño y volviera a recular todo el camino de mejora que ya había hecho, no iba a perdonarle ni aunque fuera uno de sus mejores amigos.
Lucas dio la vuelta a la mesa y se apoyó en ella quedando al lado de Grace, y esperó tranquilamente a que ella preguntara, porque se le veía en la cara que había algo que quería decir. Aunque creía que iba a ser algo más sencillo de responder. Se quedó pensando un momento en cómo decir las cosas; Grace le había pedido sinceridad, pero había maneras y maneras de decir la misma frase.
- Grace, quien ha de decidir si está mal o no o si es pronto o no has de ser tú. – Dijo finalmente. – Pero si quieres mi opinión… no, no está mal. Creo que donde metiste la pata fue en casarte tan pronto, pero para eso ya no hay solución. – Se volvió a encoger de hombros. – Además, tú misma has dicho que es gracias a él que estas volviendo a ser tú, ¿no? Y eres feliz. Pues ya está. – Le dio unos toques en el hombro con el dedo índice. - Esto es un pueblo donde nunca pasa nada, es normal que cotilleen cuando pasa algo. Solo hay que esperara a otro escándalo y serás historia. – Sonrió para darle ánimos, era verdad que la gente del pueblo podía resultar cruel. – No les hagas caso, si yo hubiera escuchado todo lo que decían de Phoebe y su madre, nunca habría salido con ella.
Lucas R. Gilbert- Realeza
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Re: Lunch time
Grace abrió los ojos sorprendida cuando Lucas describió a la perfección la forma en la que ella se sentía con Sebastian. Y que a él le pasara algo parecido con Phoebe, de algún modo la tranquilizó. Eso quería decir que después de todo no era tan mala persona... ¿verdad? Sólo que no había podido evitarlo.
- ¡Exacto! - exclamó, de repente mucho más animada - Como si tuviera que estar con él sin importar nada más. Como si hubiera una fuerza superior a todos nosotros que lo quiere así, y contra la que no se puede luchar. - dijo, asintiendo con la cabeza, dándole a entender que era exactamente lo que él había dicho - Como me alegro que Phoebe te haya vuelto un ñoño. De pronto me siento comprendida.
Una sonrisa de puro alivio se extendió por su rostro ante la la conclusión de Lucas a todo aquello. Si ella era feliz, todo estaba bien. Y lo era, sin duda. Y debía dejar de preocuparse, porque todo volvía poco a poco a su sitio. Casi sin pensarlo, rodeó a Lucas con los brazos, abrazándole, queriendo darle las gracias por todo, pero sabiendo que hiciera lo que hiciera, jamás podría conseguirlo.
- No me gusta repetirme, pero gracias, de verdad. Aunque nunca podré agradecértelo lo suficiente, ni seguramente seas consciente de hasta que punto me has ayudado.
Y a diferencia de todas las veces anteriores que se había abrazado a él, cuando se separaron, ella no lloraba o estaba a punto de hacerlo, sino que sonreía.
- Ahora sólo necesito un escándalo. ¿Te ofreces voluntario para desnudarte en la Plaza? ¿O seria ya abusar mucho de ti?
- ¡Exacto! - exclamó, de repente mucho más animada - Como si tuviera que estar con él sin importar nada más. Como si hubiera una fuerza superior a todos nosotros que lo quiere así, y contra la que no se puede luchar. - dijo, asintiendo con la cabeza, dándole a entender que era exactamente lo que él había dicho - Como me alegro que Phoebe te haya vuelto un ñoño. De pronto me siento comprendida.
Una sonrisa de puro alivio se extendió por su rostro ante la la conclusión de Lucas a todo aquello. Si ella era feliz, todo estaba bien. Y lo era, sin duda. Y debía dejar de preocuparse, porque todo volvía poco a poco a su sitio. Casi sin pensarlo, rodeó a Lucas con los brazos, abrazándole, queriendo darle las gracias por todo, pero sabiendo que hiciera lo que hiciera, jamás podría conseguirlo.
- No me gusta repetirme, pero gracias, de verdad. Aunque nunca podré agradecértelo lo suficiente, ni seguramente seas consciente de hasta que punto me has ayudado.
Y a diferencia de todas las veces anteriores que se había abrazado a él, cuando se separaron, ella no lloraba o estaba a punto de hacerlo, sino que sonreía.
- Ahora sólo necesito un escándalo. ¿Te ofreces voluntario para desnudarte en la Plaza? ¿O seria ya abusar mucho de ti?
Grace E. Sullivan- Realeza
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Re: Lunch time
Asintió a la vez que lo hacía Grace. Realmente a veces le parecía que había una fuerza superior que le impulsara a estar con Phoebe, pero no se lo había dicho a nadie; más de uno se habría reído de él. Por eso le alegró que fuera Grace quien lo dijera y no Lucas, esas cosas siempre quedaban mejor cuando salían de una chica.
- Pues a veces ni me soporto a mí mismo. – Confesó él bajando los ojos avergonzado, cosa rara en él. Cuando estaba con amigos no le importaba que le dijeran que era un ñoño, pero con gente que simplemente conocía le incomodaba mucho decir depende de qué. – ¡Díselo a mis padres! Creen que soy un completo inútil. – Se rió.
Justo cuando acabó su discurso sintió como Grace le abrazaba, y correspondió rodeándola con los brazos, feliz. Ya no lloraba, lo cual era un alivio y un descanso, porque las primeras veces que había notado su camiseta humedecerse con sus lágrimas no había sabido bien cómo reaccionar; se había limitado a abrazarla en silencio y esperar que se calmara.
- De nada supongo… - Como ella decía, Lucas no era consciente de qué era lo que había hecho para ayudar, solo intentó hacerle la vida lo más fácil posible. –Y sea lo que sea que he hecho, lo volvería a hacer, Grace. – Sonrió pensando que de nuevo se estaba poniendo ñoño. – ¿Ahora supongo que voy a tener que compartir estos abrazos con Sebastian? Que fastidio.
Se rió y le dio un beso en la frente a Grace. Luego se dirigió hacia el congelador; había alguna tarta helada, helados y varias carnes congeladas. ¿Cuántas cosas de comer tenía esa chica? Señaló con la cabeza preguntando si quería algo y para él se cogió helado de café.
- ¿En serio crees que eso sería un escándalo? Es lo que todas las habitantes de Storybrooke esperan. Creo que lo que tendríamos que hacer es cobrar entrada y nos haríamos de oro. – Lo dijo medio en broma, pero en parte lo creía de verdad, Lucas sabía que era guapo. – Lo que podemos hacer es liar a alguien. - Habló con la cuchara en la boca. - ¿Alguna amiga desesperada?
- Pues a veces ni me soporto a mí mismo. – Confesó él bajando los ojos avergonzado, cosa rara en él. Cuando estaba con amigos no le importaba que le dijeran que era un ñoño, pero con gente que simplemente conocía le incomodaba mucho decir depende de qué. – ¡Díselo a mis padres! Creen que soy un completo inútil. – Se rió.
Justo cuando acabó su discurso sintió como Grace le abrazaba, y correspondió rodeándola con los brazos, feliz. Ya no lloraba, lo cual era un alivio y un descanso, porque las primeras veces que había notado su camiseta humedecerse con sus lágrimas no había sabido bien cómo reaccionar; se había limitado a abrazarla en silencio y esperar que se calmara.
- De nada supongo… - Como ella decía, Lucas no era consciente de qué era lo que había hecho para ayudar, solo intentó hacerle la vida lo más fácil posible. –Y sea lo que sea que he hecho, lo volvería a hacer, Grace. – Sonrió pensando que de nuevo se estaba poniendo ñoño. – ¿Ahora supongo que voy a tener que compartir estos abrazos con Sebastian? Que fastidio.
Se rió y le dio un beso en la frente a Grace. Luego se dirigió hacia el congelador; había alguna tarta helada, helados y varias carnes congeladas. ¿Cuántas cosas de comer tenía esa chica? Señaló con la cabeza preguntando si quería algo y para él se cogió helado de café.
- ¿En serio crees que eso sería un escándalo? Es lo que todas las habitantes de Storybrooke esperan. Creo que lo que tendríamos que hacer es cobrar entrada y nos haríamos de oro. – Lo dijo medio en broma, pero en parte lo creía de verdad, Lucas sabía que era guapo. – Lo que podemos hacer es liar a alguien. - Habló con la cuchara en la boca. - ¿Alguna amiga desesperada?
Lucas R. Gilbert- Realeza
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