Merienda de hermanos

Ya hacía unos días que en casa se respiraba un aire bastante tenso entre mi madre y yo, yo intentaba disimular todo lo que podía para que mi hermano no se diera cuenta, después de todo él no tenía la culpa de nada y tampoco quería que se preocupara o lo pasara mal por culpa nuestra. Sabía perfectamente que a mi madre no le gustaba nada de nada que pasara tiempo con Keith pero no iba a dejar de verle, lo sentía porque siempre había atendido a sus peticiones e intentado no hacer nada que le desagradara pero no podía dejar de ver a aquel chico. Le quería y por mucho que nos llevaramos once años sabía que nuestra amistad no estaba mal, porque aunque a mi me jodiera no teníamos nada más que amistad. Me trataba muy bien, siempre tenía detalles conmigo y estaba segura de que haría todo lo que estuviera en su mano para ayudarme, por eso mismo no podía alejarme, y no pensaba hacerlo.

Estaba tumbada en la cama con los cascos puestos y escuchando Sonata Arctica, mi grupo de música favorito, cantaba en voz baja la letra de las canciones que sonaban mientras jugaba con el llamador de ángeles, seguramente este pequeño objeto estaría sonando pero al llevar los cascos no podía escuchar aquel sonido tan especial que hacía. De vez en cuando miraba la hora en la pantalla del móvil, el cual estaba a mi lado, no esperaba a nadie pero quería ir a buscar a Jakob a clase para poder invitarlo a merendar. Siempre me gustaba tener algún detallito con mi hermano, aunque fuera algo simple como invitarle a una merienda, de todos modos siempre que podía le preparaba alguna cosita de esas para verle sonreír.

Había llegado la hora así que me levanté apagando por un rato el ipod, dejando los cascos en mi cuello y el reproductor en el bolsillo de mis pantalones. Me puse la chaqueta y cogí el bolso donde guardé el móvil y el monedero con dinero, me puse el colgante y salí de mi habitación tomando aire para encontrarme con mi madre. Bajé las escaleras que llevaban al salon donde debería estar, no me equivocaba así ue me acerqué lentamente. -Me voy... - Dije dudosa de que no me fuera a responder o mirar mal, pero me adelanté a cualquier cosa que pudiera hacer algo más decidida. -Voy a buscar a Jake a clase y luego le llevaré a merendar. - Su mirada lo decía todo, no terminaba de creerme pero, por mucho que pensara, no estaba pegada las veinticuatro horas del día a Keith ni iba a llevar a mi hermano a donde él trabajaba, básicamente porque era cocinero y no camarero, iba a servir de bien poco ir porque no estaría.

Salí de casa y volví a poner la música, no es que el camino fuera muy largo pero así me entretenía, además de que había salido algo antes para llegar al colegio poco antes de que sonara el timbre, para que así no fuera a casa y resultara que nos cruzábamos sin darnos cuenta o ibamos por caminos distintos. No tardé en llegar y allí ya habían algunos padres esperando que salieran sus hijos, poco a poco iban llegando más y poco tiempo más tarde empezaron a salir los alumnos, empezando por los más pequeños. Apagué por segunda vez la música esperando ver a mi hermano salir, no tardaría demasiado, o eso esperaba, la directora tenía la manía de castigar a los niños después de clase sin avisar a las familias antes.

Por suerte aquel día no habían castigos, acababa de verle y una sonrisa se pintó en mi rostro, le llamé con la mano. -¡Jakob! - Dije para que me oyera, no le había dicho nada por lo que aquello sería una sorpresa para él, a pesar de que no era la primera vez que iba a buscarle, esperaba no chafarle ningún plan, aunque si quería ir con los amigos no pasaría nada, podríamos merendar cualquier otro día.