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Sonrisas al amanecer. {Lorianne}
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:: Alrededores :: Parque
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Sonrisas al amanecer. {Lorianne}
Hogar de los McMike, Habitación de William
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Esa noche había comenzado siendo insoportable para el muchacho. No había dejado de removerse en la cama y enredarse con sus sabanas por culpa de aquellas terribles pesadillas que no dejaban de poseer-le haciéndole imposible a Morfeo hacerle caer en un pacífico y tranquilo sueño. Toda la culpa era de su abuelo que desde hacía ya unos días se dedicaba a contarle historias de asesinos y muertos vivientes.
Un minuto después ya se encontraba fuera de la cama, rebuscando entre sus cosas por si encontraba algo que ponerse para salir. No aguantaba más dentro de esa casa por lo que había decidido dar una vuelta para despejarse. Sonrío involuntariamente al toparse con un mono vaquero en el que había una mancha de pintura verde. Todavía recordaba con cariño la última vez que se lo puso, hacía unos meses, cuando se encontró con Lily en el bosque. Oh, la adorable Lilianne. Su mejor amiga. Una joven de la que quizás pudo haber estado enamorado, pero eso jamás lo supo pues no llegaron a aclarar sus sentimientos antes de que ella desapareciera de repente. Todavía la echaba de menos a pesar de que sabía que se había ido para siempre.
Finalmente se puso unos pantalones grises que había encontrado encima de una silla y una camisa a cuadros que sobresalía de entre sus cosas más viejas. Ya estaba listo para dar una vuelta por el parque.
Un minuto después ya se encontraba fuera de la cama, rebuscando entre sus cosas por si encontraba algo que ponerse para salir. No aguantaba más dentro de esa casa por lo que había decidido dar una vuelta para despejarse. Sonrío involuntariamente al toparse con un mono vaquero en el que había una mancha de pintura verde. Todavía recordaba con cariño la última vez que se lo puso, hacía unos meses, cuando se encontró con Lily en el bosque. Oh, la adorable Lilianne. Su mejor amiga. Una joven de la que quizás pudo haber estado enamorado, pero eso jamás lo supo pues no llegaron a aclarar sus sentimientos antes de que ella desapareciera de repente. Todavía la echaba de menos a pesar de que sabía que se había ido para siempre.
Finalmente se puso unos pantalones grises que había encontrado encima de una silla y una camisa a cuadros que sobresalía de entre sus cosas más viejas. Ya estaba listo para dar una vuelta por el parque.
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Storybrooke
Parque
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Parque
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La vida no le ha sonreído últimamente, básicamente porque él mismo no le sonríe. Ha perdido muchas cosas y por eso, si pudiera pedir un deseo, pediría vivir en el pasado. Allí donde siempre eras lo que querías ser. Allí donde los sueños eran capaces de hacerse realidad, donde todo niño podía ser astronauta, espía, rockero o incluso un héroe. Y eso fue William McMike, un héroe. El héroe de cuento que salvaba a la princesa de la malvada bruja o la rescataba de la más alta torre siendo perseguido por un monstruo de tres cabezas.
Mientras él sigue mirando cabizbajo hacía el suelo, las nubes se centran cada cierto tiempo sobre la luna, haciendo la noche más oscura de lo que es. A paso desanimado consigue llegar al parque de Storybrooke. Allí donde los niños juegan y ríen durante horas sin preocuparse por lo que harán, por lo que se convertirán cuando sean mayores. Will se encuentra nostálgico, la mayoría de la gente a la que quiere acaba desapareciendo, él mismo parece haber desaparecido. Hace demasiado tiempo que su sonrisa ha dejado de iluminar al pueblo y eso extraña a sus habitantes pues él siempre ha sido el muchacho más alegre del lugar.
Se acerca a los columpios y se sienta en el que encuentras más cercano, balanceándose cada vez con más fuerza, dejando que la velocidad le nuble los sentidos, olvidándose de todo lo que le rodea.
Mientras él sigue mirando cabizbajo hacía el suelo, las nubes se centran cada cierto tiempo sobre la luna, haciendo la noche más oscura de lo que es. A paso desanimado consigue llegar al parque de Storybrooke. Allí donde los niños juegan y ríen durante horas sin preocuparse por lo que harán, por lo que se convertirán cuando sean mayores. Will se encuentra nostálgico, la mayoría de la gente a la que quiere acaba desapareciendo, él mismo parece haber desaparecido. Hace demasiado tiempo que su sonrisa ha dejado de iluminar al pueblo y eso extraña a sus habitantes pues él siempre ha sido el muchacho más alegre del lugar.
Se acerca a los columpios y se sienta en el que encuentras más cercano, balanceándose cada vez con más fuerza, dejando que la velocidad le nuble los sentidos, olvidándose de todo lo que le rodea.
William E. McMike- Chicos de Storybrooke
- Soy : Pintor.
Mensajes : 126
Empleo /Ocio : Pintor.
Localización : Storybrooke.
Fecha de inscripción : 25/06/2012
Re: Sonrisas al amanecer. {Lorianne}
No sabía cuanto tiempo había pasado desde la última vez que lo había visto, de la última palabra que le había dirigido. Tampoco recordaba cuanto hacía que no lo veía, ni siquiera se acordaba de qué era lo último que había sabido de él. Pero lo que sí sabía, es que todo había cambiado desde aquel tiempo, incluyéndola a ella misma también. Había pasado de estar completamente feliz y tener muchas razones y motivos para vivir día a día, a estar totalmente hundida sin tener ganas de nada. Existía una palabra en el diccionario que la describía perfectamente, una palabra compuesta de cinco letras: Vacía; así se sentía después de que le dijera adiós el que ella había definido como el amor de su vida. Aquel flechazo de amor, pero para ella se había convertido en su mal de amor.
La soledad y la tristeza la invadían y por dentro sentía un agujero inmenso. Pasaban y pasaban los días y ella aún seguía con la misma actitud, ni siquiera el ver a su compañera de piso haciendo la payasa ni la constante presencia de su primo, la hacían cambiar de estado emotivo.
Se pasaba los días paseando de un lugar a otro en soledad, paseaba por aquellos lugares en los que sabía que poca gente visitaba. No quería encontrarse con nadie que la interrogara por su estado anímico que era más que obvio a simple vista, tan sólo que le preguntaran le podía causar más daño del que ya contaba, porque tenía que explicar cosas junto a sentimientos que ni ella entendía. También se tiraba horas y horas encerrada en su habitación, aunque las actividades que realizaba allí dentro no es que fueran muy interesantes o divertidas, sino todo lo contrario. Leía novelas románticas, de desamor e incluso aquellas que no terminaban en un final feliz, también se pasaba la mayor parte del tiempo llorando e incluso, sacaba la cabeza por la ventana y gritaba todo lo fuerte que podía hasta quedarse sin voz.
Cualquiera que la conociese, se podía hacer una idea de por lo que estaba pasando la castaña. Pero estaba claro que nadie podía estar experimentándolo nada más que ella sola. Había tomado la decisión de recoger sus pertenencias y marcharse de Storybrooke, incluso había hecho las maletas, pero todas las veces que lo había intentado algo le había parado los pies. Pero.. ¿Qué pintaba ella allí? Ni siquiera los demás le daban importancia y sólo unos pocos sabían de su existencia. Y para desgracia de ella, no es que le hicieran mucho caso. Los únicos que estaban a su lado día a día eran Katia, Lena y por muy extraño que fuese o que sonara, Aidan también la había estado consolando a su manera. La mayor parte del tiempo no sabía como tomarse la actitud del auxiliar de la protectora, puesto que para él las cosas eran diferentes a cómo lo veían los demás y la verdad es que Lori no estaba para discusiones ni malentendidos ni nada que tuviera que ver con todo un conjunto que pudiera ponerse peor.
"Abrió los ojos y lo primero que se encontró al abrirlos, era que estaba tumbada en una superficie. Al tacto de ella era como unos pinchos puntiagudos que arrancaba con las manos, giró la cabeza para ver de lo que se trataba y pudo comprobar que lo que sus manos habían tocado era césped. Se inclinó un poco hasta estar sentada y observó un prado verde a su alrededor. Cogió un poco de impulso y se levantó, cuando ya estuvo de pie echó a andar.
Aquel lugar le resultaba tan familiar, pero no se acordaba exactamente en donde se encontraba. No pasó mucho tiempo para que se diera cuenta de que no estaba sola y ese hecho la aterrorizaba. Iba a empezar a caminar cuando no le dio tiempo a ver de cerca a esa compañía, ni aunque pasaran muchos años no podría olvidar aquel rostro, aquellos ojos que tanto le gustaban ni siquiera sus dulces labios ni el aroma de sus besos. Su respiración era entrecortada llegando a jadear, pero le costaba mantenerla compensada a su ritmo normal. No podía articular ninguna palabra ni dedicarle ninguna sonrisa, sólo se limitó a mirarle obsequiándole una mirada aterradora. - No podemos estar juntos, no estoy hecho para amar.. - Esa frase que él le dedico se le quedó clavada por dentro y era lo que más se repetía."
¡Otra maldita pesadilla! Últimamente se habían hecho común tener pesadillas constantemente para Lori. No podía pegar ojo y en un descuido parpadeando, se había dormido y se encontraba con pesadillas. Se levantó de la cama sudando por cada poro de su piel y se dirigió al baño para darse una ducha fría. Aún era temprano, era raro verla despierta a esas horas y más siendo su día libre. Se pasaba las noches en vela, sin poder conciliar el sueño y aquello se estaba volviendo una angustia para la joyera. Caminó con sus pequeñas y delicadas piernas que la condujeron hasta el parque de Storybrooke, aquel lugar donde solía ir cada vez que quería estar relajada y tranquila, disfrutando de la suave brisa y el olor a césped recién cortado. Aunque no es que eso pasara en aquellos momentos, ya que eran cerca de las 2 de la madrugada y a esas horas el único olor que había por aquel lugar, era el de césped fresco por los aspersores que solían activarse por la madrugada.
Se subió a la zona de recreo, sentándose en lo alto del tobogán. Cualquiera que la viera podía pensar que era infantil o algo por ese estilo por estar en un tobogán de niños pequeños, pero que más le daba a Lori; había sido su sitio favorito cuando era una niña y aún lo seguía siendo años más tarde. De alguna manera la reconfortaba el estar ahí y agradecía que a esas horas no hubiera nadie en el lugar, o al menos eso era lo que Lori había visto y siempre cabía la posibilidad de que hubiera gente durmiendo en los bancos por carecer de un hogar y techo en el que vivir; o también pudiera haber gente que le gustara pasear a altas horas de la madrugada, como a ella le pasaba cuando no podía dormir.
Silencio. Era lo único que se escuchaba y aunque la castaña se sintiera solitaria aquella noche, parecía que no era tal y como ella pensaba. Ya que de un momento a otro se escuchó el ir y venir de uno de los columpios, cosa que asustó de primeras a Lori. Asomó un poco su cabeza por el lado del tobogán que se encontraba muy cerca de los columpios y dejó asomar una fugaz sonrisa.
- ¿Insomnio? O, ¿algún terror nocturno? - Preguntó curiosa la joyera. Si no era una de las cosas sería la otra, ya que eran las causas más comunes en aquel pequeño pueblo. O al menos eso era lo que ella sabía por la gente a la que conocía, que le había dicho lo mismo que le pasaba a ella también.
La soledad y la tristeza la invadían y por dentro sentía un agujero inmenso. Pasaban y pasaban los días y ella aún seguía con la misma actitud, ni siquiera el ver a su compañera de piso haciendo la payasa ni la constante presencia de su primo, la hacían cambiar de estado emotivo.
Se pasaba los días paseando de un lugar a otro en soledad, paseaba por aquellos lugares en los que sabía que poca gente visitaba. No quería encontrarse con nadie que la interrogara por su estado anímico que era más que obvio a simple vista, tan sólo que le preguntaran le podía causar más daño del que ya contaba, porque tenía que explicar cosas junto a sentimientos que ni ella entendía. También se tiraba horas y horas encerrada en su habitación, aunque las actividades que realizaba allí dentro no es que fueran muy interesantes o divertidas, sino todo lo contrario. Leía novelas románticas, de desamor e incluso aquellas que no terminaban en un final feliz, también se pasaba la mayor parte del tiempo llorando e incluso, sacaba la cabeza por la ventana y gritaba todo lo fuerte que podía hasta quedarse sin voz.
Cualquiera que la conociese, se podía hacer una idea de por lo que estaba pasando la castaña. Pero estaba claro que nadie podía estar experimentándolo nada más que ella sola. Había tomado la decisión de recoger sus pertenencias y marcharse de Storybrooke, incluso había hecho las maletas, pero todas las veces que lo había intentado algo le había parado los pies. Pero.. ¿Qué pintaba ella allí? Ni siquiera los demás le daban importancia y sólo unos pocos sabían de su existencia. Y para desgracia de ella, no es que le hicieran mucho caso. Los únicos que estaban a su lado día a día eran Katia, Lena y por muy extraño que fuese o que sonara, Aidan también la había estado consolando a su manera. La mayor parte del tiempo no sabía como tomarse la actitud del auxiliar de la protectora, puesto que para él las cosas eran diferentes a cómo lo veían los demás y la verdad es que Lori no estaba para discusiones ni malentendidos ni nada que tuviera que ver con todo un conjunto que pudiera ponerse peor.
"Abrió los ojos y lo primero que se encontró al abrirlos, era que estaba tumbada en una superficie. Al tacto de ella era como unos pinchos puntiagudos que arrancaba con las manos, giró la cabeza para ver de lo que se trataba y pudo comprobar que lo que sus manos habían tocado era césped. Se inclinó un poco hasta estar sentada y observó un prado verde a su alrededor. Cogió un poco de impulso y se levantó, cuando ya estuvo de pie echó a andar.
Aquel lugar le resultaba tan familiar, pero no se acordaba exactamente en donde se encontraba. No pasó mucho tiempo para que se diera cuenta de que no estaba sola y ese hecho la aterrorizaba. Iba a empezar a caminar cuando no le dio tiempo a ver de cerca a esa compañía, ni aunque pasaran muchos años no podría olvidar aquel rostro, aquellos ojos que tanto le gustaban ni siquiera sus dulces labios ni el aroma de sus besos. Su respiración era entrecortada llegando a jadear, pero le costaba mantenerla compensada a su ritmo normal. No podía articular ninguna palabra ni dedicarle ninguna sonrisa, sólo se limitó a mirarle obsequiándole una mirada aterradora. - No podemos estar juntos, no estoy hecho para amar.. - Esa frase que él le dedico se le quedó clavada por dentro y era lo que más se repetía."
¡Otra maldita pesadilla! Últimamente se habían hecho común tener pesadillas constantemente para Lori. No podía pegar ojo y en un descuido parpadeando, se había dormido y se encontraba con pesadillas. Se levantó de la cama sudando por cada poro de su piel y se dirigió al baño para darse una ducha fría. Aún era temprano, era raro verla despierta a esas horas y más siendo su día libre. Se pasaba las noches en vela, sin poder conciliar el sueño y aquello se estaba volviendo una angustia para la joyera. Caminó con sus pequeñas y delicadas piernas que la condujeron hasta el parque de Storybrooke, aquel lugar donde solía ir cada vez que quería estar relajada y tranquila, disfrutando de la suave brisa y el olor a césped recién cortado. Aunque no es que eso pasara en aquellos momentos, ya que eran cerca de las 2 de la madrugada y a esas horas el único olor que había por aquel lugar, era el de césped fresco por los aspersores que solían activarse por la madrugada.
Se subió a la zona de recreo, sentándose en lo alto del tobogán. Cualquiera que la viera podía pensar que era infantil o algo por ese estilo por estar en un tobogán de niños pequeños, pero que más le daba a Lori; había sido su sitio favorito cuando era una niña y aún lo seguía siendo años más tarde. De alguna manera la reconfortaba el estar ahí y agradecía que a esas horas no hubiera nadie en el lugar, o al menos eso era lo que Lori había visto y siempre cabía la posibilidad de que hubiera gente durmiendo en los bancos por carecer de un hogar y techo en el que vivir; o también pudiera haber gente que le gustara pasear a altas horas de la madrugada, como a ella le pasaba cuando no podía dormir.
Silencio. Era lo único que se escuchaba y aunque la castaña se sintiera solitaria aquella noche, parecía que no era tal y como ella pensaba. Ya que de un momento a otro se escuchó el ir y venir de uno de los columpios, cosa que asustó de primeras a Lori. Asomó un poco su cabeza por el lado del tobogán que se encontraba muy cerca de los columpios y dejó asomar una fugaz sonrisa.
- ¿Insomnio? O, ¿algún terror nocturno? - Preguntó curiosa la joyera. Si no era una de las cosas sería la otra, ya que eran las causas más comunes en aquel pequeño pueblo. O al menos eso era lo que ella sabía por la gente a la que conocía, que le había dicho lo mismo que le pasaba a ella también.
Lorianne S. Signoret- Seres Mágicos
- Soy : Nova, el hada
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Localización : En la joyería o por Storybrooke.
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