Un traje de revista - Lena -

Después de haber ayudado a Siobhan a quitar la mesa y a limpiar los platos la muchacha se dirigió a la habitación de invitados que durante esos días era suya. Tenía suerte de que a la alcaldesa no le hubiese molestado el hecho de que tuviera que quedarse más tiempo del planeado en su hogar aunque tampoco es que a la rubia le disgustara tener que hospedarse en el único hostal, porque para ese tipo de cosas Lena era bastante conformista y no le buscaba los tres pies al gato. No obstante, si le daban a elegir no dudaría un instante en decir que prefería quedarse en la casa de la alcaldesa, pues era bastante espaciosa y cómoda y, ¿quién iba a negarse a la comodidad y el bienestar? Ella desde luego no.

Tomó asiento en el escritorio que había en el dormitorio y extrajo unos papeles de una carpeta. Llevaba días, mejor dicho semanas trabajando en un nuevo diseño que le había encargado un cliente. No le había fijado ninguna fecha límite pero al paso que iba no se extrañaría si la mujer volvía un día de estos para meterle prisa, aunque llevaba tanto tiempo siendo cliente suya que ésta debía de suponer que si tardaba era por algo y no por pura vaguería. Y lo cierto es que así era, Lena sentía que le faltaban las ideas y que empezaba a pasar por una crisis creativa y no había forma de avanzar. La muchacha supuso que se debía al cambio de entorno el que estuviera poco inspirada y pensó que si introducía algunos pequeños cambios en la habitación tal vez su inspiración regresaría porque a veces era el lugar en sí el que no dejaba que uno se concentrara. Sin embargo, al no tratarse de su casa no se atrevió a tocar nada y lo dejó todo tal y como estaba. Golpeó la mesa repetidamente con la parte posterior del lápiz esperando a que sus musas volvieran de las vacaciones que parecían estar dándose. Pero nada, su cabeza seguía con falta de ideas y ella comenzaba a desesperarse. Ya había intentado dar un paseo por el pueblo, pararse en el Granny’s a tomar algo, incluso había acudido a la biblioteca y es que uno nunca sabe dónde puede estar la inspiración que necesitas y puede llegar de cualquier parte y en cualquier instante.

Dejó escapar un largo suspiro seguido del lanzamiento del lápiz sobre el escritorio. Estaba frustrada y en ese estado no le iba a salir nada decente, pero tampoco quería darse por vencida tan pronto. ¡Menudo estrés! Y encima había empezado a sonar el teléfono móvil y no lo encontraba – ¿Dónde estás? – exclamó a sabiendas de que el aparato no iba a responderle. Y tampoco es que tuviese el dormitorio desordenado, pero con el agobio que llevaba encima ya no sabía dónde estaba cada cosa. Enseguida que lo encontró –lo había dejado olvidado en su bolso– contestó a la llamada. El hombre le preguntó si podía hacerle un traje a medida y ella no se lo pensó dos veces antes de aceptar. Puede que no tuviese inspiración suficiente para el diseño del vestido pero quizás el trabajo que le proponía el nuevo cliente estimulara nuevamente su creatividad.

Tras concretar la hora y el lugar, Lena se apresuró para darse una ducha y preparar aquello que creía poder necesitar. Una vez repasado que lo llevaba todo salió de casa y se dirigió al lugar que le habían indicado. Cuando llegó miró el reloj y suspiró aliviada por haber llegado con puntualidad porque, a pesar de que Storybrooke no fuese demasiado grande, la muchacha se había pasado una calle y tras darse cuenta de su error tuvo que dar marcha atrás y volver a situarse para encontrar el gimnasio.

– ¡Buenas tardes! – saludó con una gran sonrisa después de que el joven le abriese la puerta. La muchacha pasó al interior cuando él le permitió el paso y se quedó contemplando durante unos segundos la estancia antes de volverse nuevamente hacía el chico – Siento que no hayamos podido quedar en mi casa, pero como le dije por teléfono ahora mismo está inhabitable… Por cierto, ¡enhorabuena por la boda! – le felicitó esbozando otra sonrisa sincera. Con lo de rápido que se extendían las noticias por Storybrooke y ella no había escuchado nada sobre una boda.

– ¿De verdad? No creo que sea para tanto – dijo entre risas la rubia al oírle decir que le estaba salvando la vida y que se había olvidado por completo de que para la boda debía vestir con traje. Al principio pensó que estaba de broma pero luego se dio cuenta de que ciertamente parecía habérsele olvidado. La joven pensó que en parte era normal, pues el muchacho debía de estar bastante emocionado e ilusionado con tal ceremonia. Pocos eran los que mantenían la calma y no se agobiaban planificándolo todo para que saliera perfecto. No eran pocas las películas que la chica había visto con sus amigas sobre bodas y en todas, los involucrados estaban de los nervios. Que si había que llamar al catering, pedir la tarta nupcial, los trajes de los novios, el de las damas de honor, la lista de invitados… Solo de pensar en ello hasta Lena se estresaba.

–Un poco de té helado no estaría mal, gracias –

Mientras el futuro esposo de alguien se dirigía a la cocina para servir el té frío, Lena tomó asiento y aguardó a que el chico regresara con la bebida. Volvió a darle las gracias cuando se la ofreció y le dio un pequeño sorbo. Asintió con la cabeza a todo lo que le comentaba mientras su mente se ponía a trabajar. Así que quería algo original pero no muy alejado de lo tradicional. No sería muy complicado encontrar algo así pero tendría que gustar al cliente y como ella no sabía mucho acerca de él tendría que mirar cuál era su estilo.

– Supongo que tienes razón. Uno decide casarse cuando cree realmente que está con la persona con la que quiere pasar el resto de su vida y con ninguna otra – Claro que luego nunca se sabía lo que podría pasar y en Storybrooke había un claro ejemplo. Actualmente había dos parejas en vías de separación y nadie se hubiera imaginado nunca ese final, pues no parecía que hubiese problemas en ninguno de los dos matrimonios. No obstante, nunca se sabía – En cuanto al traje no tienes de qué preocuparte porque estoy cien por cien segura de que encontraremos algo ideal. Ya lo verás – Lena era muy optimista, a veces podía decirse que incluso demasiado pero, ¿por qué frustrarse y verlo todo de color negro? Con esa actitud no se llegaba a ningún lado, así que ella prefería adoptar una perspectiva más positiva – Por lo que me has estado diciendo deduzco que no has consultado ningún catálogo ¿verdad? Pero no te preocupes porque estamos de suerte. He traído conmigo unos cuantos para que los mires y señales cuales son de tu agrado y cojas ideas – a la par que le iba diciendo esto la muchacha extrajo de un maletín que había traído consigo una serie de catálogos de trajes de novio y se los ofreció a Ender – A la hora de elegir el traje también deberías tener en cuenta el lugar donde se celebrará la ceremonia y la hora, ya que eso determinará un poco el tipo de traje y los colores. Por ejemplo, para bodas de etiqueta que se celebran por la noche el novio viste frac en lugar de chaqué – le explicó la rubia. Algunos podrían pensar que lo que marcaba el protocolo era una tontería pero dependiendo de dónde tendría lugar la boda el traje podía quedar totalmente deslucido y eso era algo que los novios no querían ¿verdad?