Conectarse
¿Quién está en línea?
En total hay 79 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 79 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 165 durante el Jue Nov 21, 2024 11:27 pm
Últimos temas
All by myseeeelf♪♫
2 participantes
:: Storybrooke :: Urbanización :: Residencia Sullivan
Página 1 de 1.
All by myseeeelf♪♫
¿Había mencionado ya lo miserable que iba desde que Everett le había dado una patada en el culo y destrozado el corazón con un martillo?
Vale, las cosas no habían sido literalmente así, pero era esa la manera en la que se sentía. Cuando Willow amaba, amaba de verdad. Cuando odiaba, lo hacía con todas sus fuerzas. La suya era una personalidad radical, de polos opuestos y nada de puntos medios. Así que cuando lastimaban a Willow… esas heridas le dolían como si estuvieran a carne viva. En serio que a veces le dolía tanto el pecho, justo donde su corazón debía estar, que le costaba hasta respirar. Le desesperaba hasta lo indecible sentirse así, que una desilusión amorosa fuera capaz de arrebatarle hasta los deseos de salir de la cama, pero es que así de tanto lo había querido… lo quería… no iba a olvidarlo en cosa de un par de días.
Era una desgraciada en el amor, así tal cual. Nunca le tocaba ganar. Iba a terminar sola, gorda y arrugada en su taller con nada más que gatos y sus amigos de facebook haciéndole compañía y ya. Mejor se rendía. Se metía a monja. Convencía a Felle de hacerse lesbianas de una vez. Porque en serio, era como si ya hubiera puestos los ojos en casi todos los hombres del pueblo y ella… pues seguía igual de sola. Sabía que si se enredaba con alguien poco serio no podía esperar seriedad, ¿pero cuando se enamoraba de alguien tan dulce y bueno? Eso dolía. Sentirse que no era… lo suficientemente buena…
Por lo menos le quedaba el Consuelo de poder decir que donde no era una desgraciada total era en su relación con sus amigos. Sabía que estaban preocupados por ella. Y lo agradecía. Aunque no iba a hacer ninguna estupidez irremediable por despecho, era bonito sentir que por lo menos ellos si la querían. No quería saber nada de romance, ya no quería volver a enamorarse porque siempre acababa mal. Pero sus amigos nunca le habían fallado.
Así que ahí estaba frente al porche de Grace y William. De todos sus amigos, quien más le había insistido en el teléfono era Grace, y Willow confesaba que había dejado las llamadas sonar y sonar sin tomarlas. Quien sabía, tal vez había despertado algo de los instintos maternales de la rubia después de que la viera hecha añicos marcharse de la fiesta, o quizá eran sus hormonas las que la tenían tan insistente por mucho que Willow intentara dejar claro que no quería ver a nadie. Que le dieran tiempo, por piedad…
Pero no quería angustiar a Grace más. Así que había medio vestido con una camiseta vieja y unos jeans rotos, cogió el casco de su motocicleta y emprendió camino. Primera parada: el supermercado a comprar un cubetón de helado de chocolate con trozos de galleta y nuez. Destino: la residencia Sullivan.
Sabía que Grace estaría en casa y que William estaría de turno. Así que aparcó en la cochera asegurándose de dejar espacio para el vehículo del doctor. Puso el candado a su motocicleta y se acercó a tocar el timbre, sin prisas porque sabía que con la barriguita de embarazada costaba más ponerse en pie y correr a atender la puerta. Cuando Grace al fin le abría, ahí estaba Willow con ojos de tristeza, pero intentando esbozar una tenue sonrisa mientras alzaba la cubeta de helado
Vale, las cosas no habían sido literalmente así, pero era esa la manera en la que se sentía. Cuando Willow amaba, amaba de verdad. Cuando odiaba, lo hacía con todas sus fuerzas. La suya era una personalidad radical, de polos opuestos y nada de puntos medios. Así que cuando lastimaban a Willow… esas heridas le dolían como si estuvieran a carne viva. En serio que a veces le dolía tanto el pecho, justo donde su corazón debía estar, que le costaba hasta respirar. Le desesperaba hasta lo indecible sentirse así, que una desilusión amorosa fuera capaz de arrebatarle hasta los deseos de salir de la cama, pero es que así de tanto lo había querido… lo quería… no iba a olvidarlo en cosa de un par de días.
Era una desgraciada en el amor, así tal cual. Nunca le tocaba ganar. Iba a terminar sola, gorda y arrugada en su taller con nada más que gatos y sus amigos de facebook haciéndole compañía y ya. Mejor se rendía. Se metía a monja. Convencía a Felle de hacerse lesbianas de una vez. Porque en serio, era como si ya hubiera puestos los ojos en casi todos los hombres del pueblo y ella… pues seguía igual de sola. Sabía que si se enredaba con alguien poco serio no podía esperar seriedad, ¿pero cuando se enamoraba de alguien tan dulce y bueno? Eso dolía. Sentirse que no era… lo suficientemente buena…
Por lo menos le quedaba el Consuelo de poder decir que donde no era una desgraciada total era en su relación con sus amigos. Sabía que estaban preocupados por ella. Y lo agradecía. Aunque no iba a hacer ninguna estupidez irremediable por despecho, era bonito sentir que por lo menos ellos si la querían. No quería saber nada de romance, ya no quería volver a enamorarse porque siempre acababa mal. Pero sus amigos nunca le habían fallado.
Así que ahí estaba frente al porche de Grace y William. De todos sus amigos, quien más le había insistido en el teléfono era Grace, y Willow confesaba que había dejado las llamadas sonar y sonar sin tomarlas. Quien sabía, tal vez había despertado algo de los instintos maternales de la rubia después de que la viera hecha añicos marcharse de la fiesta, o quizá eran sus hormonas las que la tenían tan insistente por mucho que Willow intentara dejar claro que no quería ver a nadie. Que le dieran tiempo, por piedad…
Pero no quería angustiar a Grace más. Así que había medio vestido con una camiseta vieja y unos jeans rotos, cogió el casco de su motocicleta y emprendió camino. Primera parada: el supermercado a comprar un cubetón de helado de chocolate con trozos de galleta y nuez. Destino: la residencia Sullivan.
Sabía que Grace estaría en casa y que William estaría de turno. Así que aparcó en la cochera asegurándose de dejar espacio para el vehículo del doctor. Puso el candado a su motocicleta y se acercó a tocar el timbre, sin prisas porque sabía que con la barriguita de embarazada costaba más ponerse en pie y correr a atender la puerta. Cuando Grace al fin le abría, ahí estaba Willow con ojos de tristeza, pero intentando esbozar una tenue sonrisa mientras alzaba la cubeta de helado
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Nunca había podido estarse quieta por mucho rato sin nada que hacer, y era precisamente por eso que aborrecía aquellas tardes ociosas en casa. Le habían reducido la longitud de los turnos en el hospital (era lo único a lo que ella había accedido, esperando a firmar la baja definitiva), Will se había empeñado a no dejara ni poner una mísera lavadora, porque se suponía que debía descansar y ya todos la trataban como si fuera una pobre inválida, cosa que seguramente la tenía más alterada de la cuenta.
Sabía que estaba irritable. Sabía que Will la trataba tan bien como sabía y que no merecía sus constantes riñas, y sabía que no se lo estaba poniendo fácil a nadie... Pero evidentemente todo era culpa de las hormonas. Ella no era así, todo eso era culpa del monstruoso lio de hormonas en que se había convertido los últimos meses.
Precisamente a esas hormonas atribuía también el interés que despertaba en ella Sebastian. No podía ser más que eso, porque ella quería a Will... ¿cierto? Se mordió el labio cuando volvió a descubrirse pensando en él; por suerte el timbre de la puerta la salvó de hundirse sin remedio en esos pensamientos de los que no podía salir nada bueno.
Se levantó con dificultades del sofá y se acercó a la puerta. Y la verdad es que la última persona a la que esperaba encontrar era a Willow. La rubia había estado ignorando sistematicamente todas sus llamadas, y al final Grace había terminado por comprender que necesitaba su espacio. Aún así no pudo reprenderle nada al verle esa expresión triste en el rostro, tan poco típica de ella.
Se adelantó unos pasos para abrazarla, sin decir nada. No pudo estrecharla todo lo que habría querido por culpa de la maldita barriga que ocupaba más espacio vital del que le habría gustado.
- Todo va a estar bien, ya lo verás. - le susurró al oído antes de tirar de ella hacía el interior de la casa y cerrar la puerta detrás de ellas.
Agradeció que Will tuviera turno hasta muy tarde en el hospital, lo que las dejaba a ambas con una larga tarde de chicas por delante. Y dios sabía lo que agradecía que hubiera otra persona en Storybrooke que hubiera decidido tomarse la tarde libre y llegar a compartirla con ella.
- Hay una persona adecuada para ti. Todos la tenemos. Y cuando la encuentras simplemente lo sabes. - le dijo con una sonrisa mientras la conducía al sofá, la obligaba a sentarse, iba a la cocina y traía dos cucharas grandes - Y hasta que la encuentres, el chocolate es un substituto maravilloso, y a mi ya no me viene de unos quilos de más, estoy hecha una ballena igualmente. - dijo intentando bromear para quitarle importancia al momento, aunque sabía que para su amiga, en realidad, si que tenía importancia.
Delante de ellas, en la mesita, había una selección de películas ñoñas entre las cuales planeaba escoger una para pasar la tarde. La realidad era que según ella, lo último que necesitaba Willow era ponerse a ver una de aquellas películas. Quizás pudiera encontrar algo de sangre o zombies entre las películas de Will...
Sabía que estaba irritable. Sabía que Will la trataba tan bien como sabía y que no merecía sus constantes riñas, y sabía que no se lo estaba poniendo fácil a nadie... Pero evidentemente todo era culpa de las hormonas. Ella no era así, todo eso era culpa del monstruoso lio de hormonas en que se había convertido los últimos meses.
Precisamente a esas hormonas atribuía también el interés que despertaba en ella Sebastian. No podía ser más que eso, porque ella quería a Will... ¿cierto? Se mordió el labio cuando volvió a descubrirse pensando en él; por suerte el timbre de la puerta la salvó de hundirse sin remedio en esos pensamientos de los que no podía salir nada bueno.
Se levantó con dificultades del sofá y se acercó a la puerta. Y la verdad es que la última persona a la que esperaba encontrar era a Willow. La rubia había estado ignorando sistematicamente todas sus llamadas, y al final Grace había terminado por comprender que necesitaba su espacio. Aún así no pudo reprenderle nada al verle esa expresión triste en el rostro, tan poco típica de ella.
Se adelantó unos pasos para abrazarla, sin decir nada. No pudo estrecharla todo lo que habría querido por culpa de la maldita barriga que ocupaba más espacio vital del que le habría gustado.
- Todo va a estar bien, ya lo verás. - le susurró al oído antes de tirar de ella hacía el interior de la casa y cerrar la puerta detrás de ellas.
Agradeció que Will tuviera turno hasta muy tarde en el hospital, lo que las dejaba a ambas con una larga tarde de chicas por delante. Y dios sabía lo que agradecía que hubiera otra persona en Storybrooke que hubiera decidido tomarse la tarde libre y llegar a compartirla con ella.
- Hay una persona adecuada para ti. Todos la tenemos. Y cuando la encuentras simplemente lo sabes. - le dijo con una sonrisa mientras la conducía al sofá, la obligaba a sentarse, iba a la cocina y traía dos cucharas grandes - Y hasta que la encuentres, el chocolate es un substituto maravilloso, y a mi ya no me viene de unos quilos de más, estoy hecha una ballena igualmente. - dijo intentando bromear para quitarle importancia al momento, aunque sabía que para su amiga, en realidad, si que tenía importancia.
Delante de ellas, en la mesita, había una selección de películas ñoñas entre las cuales planeaba escoger una para pasar la tarde. La realidad era que según ella, lo último que necesitaba Willow era ponerse a ver una de aquellas películas. Quizás pudiera encontrar algo de sangre o zombies entre las películas de Will...
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Que Grace hiciera el intento por abrazarla aunque la física dijera que no iba a ser muy factible por el volumen extra que cargaba en el vientre, le enterneció. No obstante, por la manera en que la enfermera tenía que inclinarse para poder rodearla con los brazos Willow terminó casi con el rostro enterrado en su escote en vez de apoyado en su hombro. Probablemente de estar de mejor humor ya habría hecho algún chiste merecedor de un golpe sobre los obvio beneficios del embarazo y si acaso William estaría contento por ellos, pero no, se limitó simplemente a sonreír.
Que si todo estaría bien... pues bueno... en el panorama más amplio tenía que estarlo. No iba a ir a lanzarse frente al primer autobús que pasara ni creía que iba a pasarse la vida entera sufriendo así... ¡esperaba no pasarse la vida entera sufriendo así! Estaría bien, sí, pero a largo plazo. Lo más triste era que quizá ya no podría volver a conversar igual con Everett sin que le doliera.
Que había una persona para ella en algún lado. - Pues se está tardando. - Suspiró. Ni ligues en las fiestas, ni besos en la playa con escritores inventivos, nada de eso era lo que sentía por el profesor. Eso había sido más grande, más sincero. Por eso le dolía tanto que no hubiera llegado a nada.
Que todos tenían a ese alguien especial. Que en cuanto lo encontrara, lo sabría. Y ahí sentándose en el sofá no pudo evitar preguntar un tímido y melancólico - ¿Como tú y Will? - Por que claro, ¿a quién más iba a tomar por ejemplo? No le gustaba Robert. No le gustaba como trataba a Savannah. Era horrible decirlo - que principalmente por eso no lo mencionaba en voz alta a nadie - pero Willow creía que lo mejor era que se separaran, que Savannah no podía vivir cuidándose de todo lo que hacía y de con quién hablaba porque "no fuera que Robert se molestara". Pero Grace y William eran distintos. Siempre la había tratado bien. Un amor de esos fulminantes, una boda exprés y de lo más romántica, un bebé en camino.
- ¡Que ballena ni que nada! Lo que pasa es que vas a tener un jugador de basketball de dos metros con diez, eso es todo. - Aquello, milagrosamente, la hizo reír. No le parecía que Grace estuviera gorda, en lo absoluto.
- Podemos ver una de tus películas, en serio. - Que si a Grace le preocupaba lo que los romances irreales y Hollywoodenses le pudieran hacer a ella, a Willow le preocupaba que las explosiones y el destripadero le pudieran poner mala, que con lo sensible que la tenía el embarazo mejor no correr riesgos. - Digo, si no te importa que le grite a la tele de vez en cuando... por lo menos ahí se quedan con el chico... - Ceñó fruncido. Labios torcidos. Mejillas enrojecidas. Explosión en 5...4...3...
- ... ¿¿Pero es que como NO se había dado cuenta?? ¡Todo el mundo lo sabía! ¡Su compañero de piso y mejor amigo lo sabía! ¿Cómo no se dio cuenta hasta que me lancé a besarlo? ¿¿Hola?? - Se hincó sobre el sillón observándola escoger una película. Estaba bien, ella seguiría hablando para desquitarse en lo que Grace se decidía. - ¡Es que no lo entiendo! ¿Por que yo no? ¿Es que soy más joven? Es tan, tan, tan... - ¡No podía más! Cogió un cojín y hundió el rostro en él para amortiguar su grito en él antes de dejarse caer en el sofá.
Que si todo estaría bien... pues bueno... en el panorama más amplio tenía que estarlo. No iba a ir a lanzarse frente al primer autobús que pasara ni creía que iba a pasarse la vida entera sufriendo así... ¡esperaba no pasarse la vida entera sufriendo así! Estaría bien, sí, pero a largo plazo. Lo más triste era que quizá ya no podría volver a conversar igual con Everett sin que le doliera.
Que había una persona para ella en algún lado. - Pues se está tardando. - Suspiró. Ni ligues en las fiestas, ni besos en la playa con escritores inventivos, nada de eso era lo que sentía por el profesor. Eso había sido más grande, más sincero. Por eso le dolía tanto que no hubiera llegado a nada.
Que todos tenían a ese alguien especial. Que en cuanto lo encontrara, lo sabría. Y ahí sentándose en el sofá no pudo evitar preguntar un tímido y melancólico - ¿Como tú y Will? - Por que claro, ¿a quién más iba a tomar por ejemplo? No le gustaba Robert. No le gustaba como trataba a Savannah. Era horrible decirlo - que principalmente por eso no lo mencionaba en voz alta a nadie - pero Willow creía que lo mejor era que se separaran, que Savannah no podía vivir cuidándose de todo lo que hacía y de con quién hablaba porque "no fuera que Robert se molestara". Pero Grace y William eran distintos. Siempre la había tratado bien. Un amor de esos fulminantes, una boda exprés y de lo más romántica, un bebé en camino.
- ¡Que ballena ni que nada! Lo que pasa es que vas a tener un jugador de basketball de dos metros con diez, eso es todo. - Aquello, milagrosamente, la hizo reír. No le parecía que Grace estuviera gorda, en lo absoluto.
- Podemos ver una de tus películas, en serio. - Que si a Grace le preocupaba lo que los romances irreales y Hollywoodenses le pudieran hacer a ella, a Willow le preocupaba que las explosiones y el destripadero le pudieran poner mala, que con lo sensible que la tenía el embarazo mejor no correr riesgos. - Digo, si no te importa que le grite a la tele de vez en cuando... por lo menos ahí se quedan con el chico... - Ceñó fruncido. Labios torcidos. Mejillas enrojecidas. Explosión en 5...4...3...
- ... ¿¿Pero es que como NO se había dado cuenta?? ¡Todo el mundo lo sabía! ¡Su compañero de piso y mejor amigo lo sabía! ¿Cómo no se dio cuenta hasta que me lancé a besarlo? ¿¿Hola?? - Se hincó sobre el sillón observándola escoger una película. Estaba bien, ella seguiría hablando para desquitarse en lo que Grace se decidía. - ¡Es que no lo entiendo! ¿Por que yo no? ¿Es que soy más joven? Es tan, tan, tan... - ¡No podía más! Cogió un cojín y hundió el rostro en él para amortiguar su grito en él antes de dejarse caer en el sofá.
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
- Eres una impaciente. Encontrar a tu media naranja lleva un tiempo.- dijo entre risas cuando Willow se quejó de que su chico ideal se estaba tardando. Ojalá fuera algo tan fácil como esperar a que alguien se apareciera en tu camino y que todo se volviera de color de rosa de repente...
"Como tú y Will". La siguiente frase de su amiga debería haberla hecho sonreír de verdad, y no tener que esbozar aquella sonrisa tensa de circunstancias, porque aunque no lo había hablado con nadie y tampoco tenía la intención de hacerlo, sentía que la época en la que se sentía como si hubiera encontrado su media naranja hacía tiempo que había quedado atrás.
- Sí, como Will y yo. - dijo, y solo esperaba que no le hubiera salido un tono de voz demasiado raro. Lo último que necesitaba era un interrogatorio de Willow, además aquella tarde no se trataba de ella, sino de su amiga. Así que agradeció tremendamente el cambio de tema - Pues más le vale al jugador de basket de dos metros diez salir pronto, porque mi espalda no va a aguantarlo. - dijo riendo por lo bajo, siguiendo con la broma.
Habría seguido de no ser porque Willow, tras aceptar ver una de sus películas, explotó con, seguramente, todo lo que tenía dentro. reclamandole al aire explicaciones por lo que había pasado con Everett. Grace esperó sentada a su lado, con una mano apoyada en su rodilla.
- Son hombres, Wills. Nuuuunca entienden nada si no es algo clarisimo que les da directamente contra su cabezota dura. - y gracias a dios que era así, no quería ni pensar lo que pasaría si los hombres fueran más intuitivos y Sebastian hubiera comprendido algunas de esas faltas de respiración que le daban de vez en cuando, estando con él.
Poco a poco, y intentando mantener su mente lejos de esos pensamientos, le quitó el cojín de las manos, acercándole una cuchara sopera llena de helado y poniendosela casi en la boca como a una niña pequeña.
- Hay montones de chicos en Storybrooke que estarian encantados que los besaras. ¿Que tal Lucas? O mejor, ¿Aita? - vale, había mencionado a los dos primeros que le habían pasado por la cabeza, pero hasta donde sabía, los dos eran bastante guapos y estaban solteros, ¿cierto?
"Como tú y Will". La siguiente frase de su amiga debería haberla hecho sonreír de verdad, y no tener que esbozar aquella sonrisa tensa de circunstancias, porque aunque no lo había hablado con nadie y tampoco tenía la intención de hacerlo, sentía que la época en la que se sentía como si hubiera encontrado su media naranja hacía tiempo que había quedado atrás.
- Sí, como Will y yo. - dijo, y solo esperaba que no le hubiera salido un tono de voz demasiado raro. Lo último que necesitaba era un interrogatorio de Willow, además aquella tarde no se trataba de ella, sino de su amiga. Así que agradeció tremendamente el cambio de tema - Pues más le vale al jugador de basket de dos metros diez salir pronto, porque mi espalda no va a aguantarlo. - dijo riendo por lo bajo, siguiendo con la broma.
Habría seguido de no ser porque Willow, tras aceptar ver una de sus películas, explotó con, seguramente, todo lo que tenía dentro. reclamandole al aire explicaciones por lo que había pasado con Everett. Grace esperó sentada a su lado, con una mano apoyada en su rodilla.
- Son hombres, Wills. Nuuuunca entienden nada si no es algo clarisimo que les da directamente contra su cabezota dura. - y gracias a dios que era así, no quería ni pensar lo que pasaría si los hombres fueran más intuitivos y Sebastian hubiera comprendido algunas de esas faltas de respiración que le daban de vez en cuando, estando con él.
Poco a poco, y intentando mantener su mente lejos de esos pensamientos, le quitó el cojín de las manos, acercándole una cuchara sopera llena de helado y poniendosela casi en la boca como a una niña pequeña.
- Hay montones de chicos en Storybrooke que estarian encantados que los besaras. ¿Que tal Lucas? O mejor, ¿Aita? - vale, había mencionado a los dos primeros que le habían pasado por la cabeza, pero hasta donde sabía, los dos eran bastante guapos y estaban solteros, ¿cierto?
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Vale, sí, era una impaciente, pero no era que eso sorprendiera a nadie, ¿verdad? Willow Abbigail Swartz era conocida por ser impulsiva, espontánea, voluble e impaciente. O a lo mejor simplemente se daba aires de grandeza por asumir que todos la conocían y la quería. Pero es que lo que tenía de radical lo tenía de adorable, ¿qué no? Entonces, porque re ca***** era tan condenadamente difícil encontrar a alguien?
Notó un poco de la tensión en la voz de Grace al responder sobre lo de William y ella. Desconocía, por supuesto, que su amiga estaba tan conflictuada por encontrarse sintiendo cosas por alguien más siendo que llevaba en su dedo un anillo que representaba mil promesas y en su vientre una vida que resultaba de esos mismos votos. Willow no tenía idea de lo que pasaba entre Grace y Sebastian. Tampoco tenía conocimiento de nada referente a Savannah y William. ¿Si lo supiera? Se moría. Sería todo… tan.. raro, tan… trágico. ¡Tremendo lío! Un catástrofe total. Eso es lo que sería.
Sabía que las cosas entre los Sullivan no iban precisamente sobre un lecho de rosas, pero ella, en su inocencia y fe ciega en lo que ellos tenían, creía que no era más que el estrés pre llegada del bebé. Para Willow lo que esos dos necesitaban era: Grace tomarse la baja de una vez, William tomar vacaciones, y dedicarse a estar juntos a solas antes de que tuvieran la casa repleta de pañales y botecitos de puré para bebés. Eso de la paternidad debía de intimidar lo suyo, pero le parecía al mismo tiempo que debía ser maravilloso. No era que pensara embarazarse a los 19 años (si ni tenía con quien, de nuevo, reafirmando su estatus de forever alone), pero algún día, tal vez… bah…
De cualquier forma, no hizo demasiado hincapié en el tema de William. No sabía cómo se tomaría Grace el que a veces ella sirviera de espía para William para contarle de las cosas que molestaban a la enfermera y darle consejos sobre lo que podría hacer, pero a su manera Willow trataba de ayudar.
- Si a él se le ve muy a gusto ahí adentro. ¿O es una niña? ¿Todavía sigues sin querer saber y que sea sorpresa? ¿Se mueve más? ¿Patea mucho? ¿Cuánto te falta? – Ahí, a acribillarle de preguntas emocionadas por la llegada del bebé. Cada que Willow pasaba por una tienda y veía cositas de bebito terminaba por comprarlo y llevárselo a Grace, no importaba que no supiera para qué era, para que servía o si lo podría usar cuando naciera o tendría que esperar a que creciera un poco. Iba a ser la primera vez que sería tía y a ella le entusiasmaba muchísimo el serlo.
Es más, si era niño, ella iba a enseñarle a no ser un idiota total y entender bien a las niñas. Nada de jalarles el pelo en el jardín de infancia para llamarles la atención. Y definitivamente, nada de ser un despistado del mal que no se diera cuenta de que alguien se moría por él. ¡Que va! Su sobrinito Sullivan no iba a andar rompiendo corazones por ahí, no señor.
- Es que creo que la única manera de haber sido más obvia hubiera sido sacándome la ropa y trepándome a su mesa de trabajo. Ahí Everett, ahí, ¡mírame! – Manoteó al aire un par de veces, se dejo quitar el cojín y atrapó la cuchara entre sus labios cuando Grace se la acercaba. Ohh chocolate, dulce remedio.
¿Montones de solteros en Storybrooke? – Ni tantos. ¿Lucas? Está vuelto loco por la chica esta de Granny’s. – Aunque dijera que no, pero es que si ella había sido obvia con Everett, su particular y muy rico, muy rubio y muy guapo socio de negocios lo era aún más con la camarera. – Y Aita el del periódico para mí que es gay. ¿Lo has visto alguna vez con alguien? No es normal para alguien de 20 y tantos, yo te digo. – Suspiró. – Como que… me besé y eso hace un rato con Tomas Olsson, el escritor, ¿si sabes cuál? El del pelo largo que anda por ahí, pero fue antes de esto… y ya sé ya sé, que hago besándome con otra gente si estaba Everett, ¡pero no me hacía caso! Ya no sé. No tengo ganas de nada. Como que fue cosa del rato y ya, pero es que con Everret yo si iba en serio… – Otra cucharada enorme de helado antes de ponerse trágica y miserable de nuevo.
- Podemos ver la que tú quieras. Aprovéchate de tus beneficios de embarazada, anda. -
Notó un poco de la tensión en la voz de Grace al responder sobre lo de William y ella. Desconocía, por supuesto, que su amiga estaba tan conflictuada por encontrarse sintiendo cosas por alguien más siendo que llevaba en su dedo un anillo que representaba mil promesas y en su vientre una vida que resultaba de esos mismos votos. Willow no tenía idea de lo que pasaba entre Grace y Sebastian. Tampoco tenía conocimiento de nada referente a Savannah y William. ¿Si lo supiera? Se moría. Sería todo… tan.. raro, tan… trágico. ¡Tremendo lío! Un catástrofe total. Eso es lo que sería.
Sabía que las cosas entre los Sullivan no iban precisamente sobre un lecho de rosas, pero ella, en su inocencia y fe ciega en lo que ellos tenían, creía que no era más que el estrés pre llegada del bebé. Para Willow lo que esos dos necesitaban era: Grace tomarse la baja de una vez, William tomar vacaciones, y dedicarse a estar juntos a solas antes de que tuvieran la casa repleta de pañales y botecitos de puré para bebés. Eso de la paternidad debía de intimidar lo suyo, pero le parecía al mismo tiempo que debía ser maravilloso. No era que pensara embarazarse a los 19 años (si ni tenía con quien, de nuevo, reafirmando su estatus de forever alone), pero algún día, tal vez… bah…
De cualquier forma, no hizo demasiado hincapié en el tema de William. No sabía cómo se tomaría Grace el que a veces ella sirviera de espía para William para contarle de las cosas que molestaban a la enfermera y darle consejos sobre lo que podría hacer, pero a su manera Willow trataba de ayudar.
- Si a él se le ve muy a gusto ahí adentro. ¿O es una niña? ¿Todavía sigues sin querer saber y que sea sorpresa? ¿Se mueve más? ¿Patea mucho? ¿Cuánto te falta? – Ahí, a acribillarle de preguntas emocionadas por la llegada del bebé. Cada que Willow pasaba por una tienda y veía cositas de bebito terminaba por comprarlo y llevárselo a Grace, no importaba que no supiera para qué era, para que servía o si lo podría usar cuando naciera o tendría que esperar a que creciera un poco. Iba a ser la primera vez que sería tía y a ella le entusiasmaba muchísimo el serlo.
Es más, si era niño, ella iba a enseñarle a no ser un idiota total y entender bien a las niñas. Nada de jalarles el pelo en el jardín de infancia para llamarles la atención. Y definitivamente, nada de ser un despistado del mal que no se diera cuenta de que alguien se moría por él. ¡Que va! Su sobrinito Sullivan no iba a andar rompiendo corazones por ahí, no señor.
- Es que creo que la única manera de haber sido más obvia hubiera sido sacándome la ropa y trepándome a su mesa de trabajo. Ahí Everett, ahí, ¡mírame! – Manoteó al aire un par de veces, se dejo quitar el cojín y atrapó la cuchara entre sus labios cuando Grace se la acercaba. Ohh chocolate, dulce remedio.
¿Montones de solteros en Storybrooke? – Ni tantos. ¿Lucas? Está vuelto loco por la chica esta de Granny’s. – Aunque dijera que no, pero es que si ella había sido obvia con Everett, su particular y muy rico, muy rubio y muy guapo socio de negocios lo era aún más con la camarera. – Y Aita el del periódico para mí que es gay. ¿Lo has visto alguna vez con alguien? No es normal para alguien de 20 y tantos, yo te digo. – Suspiró. – Como que… me besé y eso hace un rato con Tomas Olsson, el escritor, ¿si sabes cuál? El del pelo largo que anda por ahí, pero fue antes de esto… y ya sé ya sé, que hago besándome con otra gente si estaba Everett, ¡pero no me hacía caso! Ya no sé. No tengo ganas de nada. Como que fue cosa del rato y ya, pero es que con Everret yo si iba en serio… – Otra cucharada enorme de helado antes de ponerse trágica y miserable de nuevo.
- Podemos ver la que tú quieras. Aprovéchate de tus beneficios de embarazada, anda. -
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Sonrió ante la abalancha de preguntas de Willow acerca del bebé. Eran muchas pero por lo menos ya no lloraba, gritaba o amenazaba de romper en mil pedazos los cojines de su sofá. Al menos era un avance, por pequeñito que fuera. Mientras pensaba en el bebé no pensaba en su desdicha con Everett y la forma en la que su corazón se había roto en mil pedazos.
- Oh, por supuesto que está a gusto aquí dentro. ¿Calorcito, alimentación gratis y algo blandito que patear constantemente? Yo también estaría a gusto. - bromeó mientras se acomodaba un poco mejor en el sofá, porque otro de los inconvenientes de su enorme volumen era que no estaba cómoda en ninguna parte - Y si, sigo empeñada en no querer saber si es niño o niña. ¿Sabías que la prueba para saberlo tiene un riesgo de un 5% de que algo pueda salir mal y dañar al bebé? - ajá, términos médicos. Alguna ventaja tenía que tener estar casada con uno y trabajar a diario en un hospital - Se mueve mucho y patea como si mi barriga fuera un balón. Mira, dame la mano.
Tomó la mano de Willow y la colocó estrategicamente sobre su barriga, en uno de los puntos donde podía notarse más el movimiento del bebé. No pasó mucho tiempo hasta que el pequeño les obsequió con una de sus pataditas. Grace sonrió sin poder evitarlo. En momentos como aquellos podía olvidarse por unos instantes de sus problemas con Will, de lo que sentía cuando estaba con Sebastian y de todo lo demás.
- Todavía me quedan tres meses de patadas y de ponerme enorme. Parece que no se va a acabar nunca. - dijo mientras negaba levemente con la cabeza.
Sonrió al oírla hablar de los chicos de Storybrooke y sus teorías. Hacía tanto tiempo que no pensaba en ninguno en esos términos que se le hizo casi extraño (en ninguno menos en aquel maldito profesor de primaria que la traía de cabeza).
- Lucas está vuelto loco por una chica distinta cada semana. Se le pasará. Y Aita... Bueno, no estoy segura sobre Aita. Quizás solo es tímido. - iba a seguir enumerando solteros cuando Willow dejó caer como si nada que había besado a Tomas el escritor - ¡Y quien decía que perdías el tiempo! Claro que sé quien es. Bueno, ¿y que tal fue? Nada de maripositas y fuegos artificiales?
Claro que bromeaba. Todo el mundo sabía que las mariposas y los fuegos artificiales estaban sobrevalorados y que en la vida real no se sentían aquellas cosas. Pero era bonito creer que si.
Se hecho hacía delante en el sofá, escogiendo una película al azar de su montón de comedias romanticas. Se la enseñó a Willow con una sonrisa: Love Actually seria perfecta. Un montón de historias diferentes y no todas con final feliz. Para que viera que no era la única con mala suerte en el amor.
- Oh, por supuesto que está a gusto aquí dentro. ¿Calorcito, alimentación gratis y algo blandito que patear constantemente? Yo también estaría a gusto. - bromeó mientras se acomodaba un poco mejor en el sofá, porque otro de los inconvenientes de su enorme volumen era que no estaba cómoda en ninguna parte - Y si, sigo empeñada en no querer saber si es niño o niña. ¿Sabías que la prueba para saberlo tiene un riesgo de un 5% de que algo pueda salir mal y dañar al bebé? - ajá, términos médicos. Alguna ventaja tenía que tener estar casada con uno y trabajar a diario en un hospital - Se mueve mucho y patea como si mi barriga fuera un balón. Mira, dame la mano.
Tomó la mano de Willow y la colocó estrategicamente sobre su barriga, en uno de los puntos donde podía notarse más el movimiento del bebé. No pasó mucho tiempo hasta que el pequeño les obsequió con una de sus pataditas. Grace sonrió sin poder evitarlo. En momentos como aquellos podía olvidarse por unos instantes de sus problemas con Will, de lo que sentía cuando estaba con Sebastian y de todo lo demás.
- Todavía me quedan tres meses de patadas y de ponerme enorme. Parece que no se va a acabar nunca. - dijo mientras negaba levemente con la cabeza.
Sonrió al oírla hablar de los chicos de Storybrooke y sus teorías. Hacía tanto tiempo que no pensaba en ninguno en esos términos que se le hizo casi extraño (en ninguno menos en aquel maldito profesor de primaria que la traía de cabeza).
- Lucas está vuelto loco por una chica distinta cada semana. Se le pasará. Y Aita... Bueno, no estoy segura sobre Aita. Quizás solo es tímido. - iba a seguir enumerando solteros cuando Willow dejó caer como si nada que había besado a Tomas el escritor - ¡Y quien decía que perdías el tiempo! Claro que sé quien es. Bueno, ¿y que tal fue? Nada de maripositas y fuegos artificiales?
Claro que bromeaba. Todo el mundo sabía que las mariposas y los fuegos artificiales estaban sobrevalorados y que en la vida real no se sentían aquellas cosas. Pero era bonito creer que si.
Se hecho hacía delante en el sofá, escogiendo una película al azar de su montón de comedias romanticas. Se la enseñó a Willow con una sonrisa: Love Actually seria perfecta. Un montón de historias diferentes y no todas con final feliz. Para que viera que no era la única con mala suerte en el amor.
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
- ¿¿Que qué?? ¡No sabía! - ¿¿En serio había riesgos sólo por querer saber si tu bebé era niño o niña?? Ay no, que miedo. Si algún día se embarazaba no iba a dejar que nadie le hiciera nada nada que pudiera hacerle daño a su bebé. Y es que si se lo decía una enfermera esposa de un doctor más le valía creerse todo lo que le decía.
En el momento en el que Grace le acercaba la mano a su vientre para poder sentir las pataditas Willow sintió una tremenda curiosidad emoción, que creció como 10 veces más al sentir como, en efecto, la creatura se movía con suavidad. Dio un gritito de sorpresa y por lo que duró ese momento, la mirada se le iluminó y su sonrisa volvía a ser lo de antes. Grace tenía toda la razón, sintiendo cómo esa pequeña vida se movía no podía pensar en nada más que no fueran cosas buenas. ¡Tres meses parecía tanto tiempo!
No pensaba ni siquiera en que sí, Lucas se obsesionaba con una chica distinta cada semana porque podía, pero ni con el ligue de turno se le dejaba de ver por Granny's, según él muy discreto, sólo cuando Kate tenía turno. Tampoco pensaba en Aita y que aunque era ridículamente guapo había algo raro con él. Pero cuando Grace le preguntaba por Olsson, Willow reía con - increíblemente - lo que parecía ser algo de vergüenza.
- Pues las maripositas no eran precisamente en el estómago. - Entornó los ojos. No le daba mucho pudor hablar de sexo por que 1) había confianza entre ellas, 2) Grace era mayor y ni modo que le acusaran de corromperla, 3) ese bebe no estaba dentro de ella por obra y gracia del espíritu santo.
- Pero ese es el punto, ¿sabes? Digo... si, ok, besarse con un extraño es excitante. Y ligarme a un extraño y pasar la noche con él es divertido... ¿pero y luego? Me regreso sola a mi casa y todo bien hasta que se me pasa la risa... y puff, sola otra vez. No sé Grace, estoy como... como que cansada de eso. Como que siento que me hace falta algo. - ¿Lo que le hacía falta? Crecer. Por mucho que tratara de negarse a eso. Pero era algo más, algo más arrollador, más angustiante, algo que venía sintiendo desde hacía... pues un par de semanas, de hecho. Así, de repente. Lo recordaba bien, porque por esos días había empezado a correr el escandaloso rumor de que la forastera Lucy Roberts venía para llevarse a la hija de la alcaldesa o alguna cosa de esas.
Asintió cuando le mostraba la película, la verdad sin prestarle mucha atención al título. Ella las veía todas iguales, pero en fin, que a Grace le gustaban. Y además, ya dándole cuerda a Willow para comenzar a hablar, no conseguían callarla hasta que la mandíbula le doliera por tanto movimiento. - ¿Te sentiste así alguna vez? Como que... como que algo no te termina de encajar, como que tienes un huequito aquí y no lo alcanzas a llenar... - Se llevó una mano al pecho, pensativa. No, obvio que Grace no sabía de lo que hablaba. Ella había encontrado el amor muy joven, y ahora iba a ser mamá.
En el momento en el que Grace le acercaba la mano a su vientre para poder sentir las pataditas Willow sintió una tremenda curiosidad emoción, que creció como 10 veces más al sentir como, en efecto, la creatura se movía con suavidad. Dio un gritito de sorpresa y por lo que duró ese momento, la mirada se le iluminó y su sonrisa volvía a ser lo de antes. Grace tenía toda la razón, sintiendo cómo esa pequeña vida se movía no podía pensar en nada más que no fueran cosas buenas. ¡Tres meses parecía tanto tiempo!
No pensaba ni siquiera en que sí, Lucas se obsesionaba con una chica distinta cada semana porque podía, pero ni con el ligue de turno se le dejaba de ver por Granny's, según él muy discreto, sólo cuando Kate tenía turno. Tampoco pensaba en Aita y que aunque era ridículamente guapo había algo raro con él. Pero cuando Grace le preguntaba por Olsson, Willow reía con - increíblemente - lo que parecía ser algo de vergüenza.
- Pues las maripositas no eran precisamente en el estómago. - Entornó los ojos. No le daba mucho pudor hablar de sexo por que 1) había confianza entre ellas, 2) Grace era mayor y ni modo que le acusaran de corromperla, 3) ese bebe no estaba dentro de ella por obra y gracia del espíritu santo.
- Pero ese es el punto, ¿sabes? Digo... si, ok, besarse con un extraño es excitante. Y ligarme a un extraño y pasar la noche con él es divertido... ¿pero y luego? Me regreso sola a mi casa y todo bien hasta que se me pasa la risa... y puff, sola otra vez. No sé Grace, estoy como... como que cansada de eso. Como que siento que me hace falta algo. - ¿Lo que le hacía falta? Crecer. Por mucho que tratara de negarse a eso. Pero era algo más, algo más arrollador, más angustiante, algo que venía sintiendo desde hacía... pues un par de semanas, de hecho. Así, de repente. Lo recordaba bien, porque por esos días había empezado a correr el escandaloso rumor de que la forastera Lucy Roberts venía para llevarse a la hija de la alcaldesa o alguna cosa de esas.
Asintió cuando le mostraba la película, la verdad sin prestarle mucha atención al título. Ella las veía todas iguales, pero en fin, que a Grace le gustaban. Y además, ya dándole cuerda a Willow para comenzar a hablar, no conseguían callarla hasta que la mandíbula le doliera por tanto movimiento. - ¿Te sentiste así alguna vez? Como que... como que algo no te termina de encajar, como que tienes un huequito aquí y no lo alcanzas a llenar... - Se llevó una mano al pecho, pensativa. No, obvio que Grace no sabía de lo que hablaba. Ella había encontrado el amor muy joven, y ahora iba a ser mamá.
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Puso los ojos en blanco cuando Willow olvidó las mariposas en el estómago y las cambió para algo más físico como eran las mariposas en otra parte. Aún así sonrió. Claro que no se escandalizaria, ya estaba demasiado mayor por andar de remilgada por la vida. Aún así comprendía lo que quería decir, en propia piel nunca había experimentado lo que era un rollo de una noche, porque ella siempre había sido de las que buscaba algo más duradero, pero por lo que había oído no tenía que ser alguna cosa que llenara demasiado. Sí, podía ser divertido, ¿pero a largo plazo? Solo ponía de manifiesto lo solo que se estaba.
Sin embargo lo curioso fue que se sintió plenamente identificada en la descripción que vino a continuación. Vacía, como si hubiera algo en su vida que no temrinara de encajar, algo que no debería ser de ese modo, un hueco que clamaba ser llenado, pero ella simplemente no sabía como.
- Me he sentido así... Y a veces incluso cuando no tenía motivo para sentirme de este modo... Así que sé que es algo complicado y que no siempre es fácil librarte de esa sensación.
Sacudió ligeramente la cabeza mientras pasaba suavemente ambas manos por encima de la barriga, un contacto que siempre hacía que se animara y que todo le pareciera menos grave. Desde luego aquel bebé era lo único que calmaba la sensación de que que le faltaba una parte de ella misma.
- Bueno, dejemonos de sentimentalismos, que ya tengo suficiente con mis hormonas y las ganas de llorar inexplicables que me agarran sin motivo aparente.
Tomó una cucharada de helado y lo saboreó antes de hacer el esfuerzo de levantarse del sofá de nuevo, y poner el dvd que había escogido en el reproductor, antes de volver a sentarse junto a Willow.
- Aquí lo tienes, Love Actually. Hugh Grant está rematadamente atractivo. Si lo hubiera conocido antes que a Will ahora estaría casada con él y seria asquerosamente rica. - bromeó consciente de que sus gustos con lo hombres eran completamente opuestos a los de Willow y nunca se pondrían de acuerdo respecto a aquellos comentarios. Pero en la variedad estaba el gusto... ¿verdad? - ¿Quieres palomitas? ¿Algo para beber? - se ofreció al tiempo que oía a su estómago reclamarle más comida. Arrugó la nariz pensando que parecía tener un monstruo vivo y rugiendo en su interior.
Sin embargo lo curioso fue que se sintió plenamente identificada en la descripción que vino a continuación. Vacía, como si hubiera algo en su vida que no temrinara de encajar, algo que no debería ser de ese modo, un hueco que clamaba ser llenado, pero ella simplemente no sabía como.
- Me he sentido así... Y a veces incluso cuando no tenía motivo para sentirme de este modo... Así que sé que es algo complicado y que no siempre es fácil librarte de esa sensación.
Sacudió ligeramente la cabeza mientras pasaba suavemente ambas manos por encima de la barriga, un contacto que siempre hacía que se animara y que todo le pareciera menos grave. Desde luego aquel bebé era lo único que calmaba la sensación de que que le faltaba una parte de ella misma.
- Bueno, dejemonos de sentimentalismos, que ya tengo suficiente con mis hormonas y las ganas de llorar inexplicables que me agarran sin motivo aparente.
Tomó una cucharada de helado y lo saboreó antes de hacer el esfuerzo de levantarse del sofá de nuevo, y poner el dvd que había escogido en el reproductor, antes de volver a sentarse junto a Willow.
- Aquí lo tienes, Love Actually. Hugh Grant está rematadamente atractivo. Si lo hubiera conocido antes que a Will ahora estaría casada con él y seria asquerosamente rica. - bromeó consciente de que sus gustos con lo hombres eran completamente opuestos a los de Willow y nunca se pondrían de acuerdo respecto a aquellos comentarios. Pero en la variedad estaba el gusto... ¿verdad? - ¿Quieres palomitas? ¿Algo para beber? - se ofreció al tiempo que oía a su estómago reclamarle más comida. Arrugó la nariz pensando que parecía tener un monstruo vivo y rugiendo en su interior.
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
… pues… vaya. Esa no se la esperaba.
El que Grace pudiera entender justo como se sentía. Ingenua e inocente Willow, que ella daba por hecho a que se refería a antes de conocer a William, después de todo la enfermera estaba hablando en pasado. Willow se quedó observándola, atenta a todo lo que tuviera que decirle como si acaso estuviera por revelarle el secreto tras el significado de la vida, la fórmula para transmutar la materia en oro o una de esas cosas que la humanidad había buscado desde tiempos inmemorables y seguía sin encontrar.
No sabía qué hacer para liberarse de esa sensación. ¿Hacer como que no había pasado nada y seguir besando a todos los hombres del pueblo hasta dar con uno que no le fuera a botar? Ya no le sonaba tan atractivo. Estaba muy lastimada y eso no iba a sanar de la noche a la mañana. Estaba, para dejarlo claro y simplemente, completamente perdida. No tenía idea que hacer o por donde comenzar a buscar eso que le faltaba, sin siquiera estar muy segura de exactamente qué era. Lo único que tenía claro era que quería a alguien que se quedara con ella, que la tratara bien y que la abrazara por las noches. No pedía la gran cosa. No le importaba que no fuera tan rico como Lucas o tan guapo cono Matthew.
Sólo quería a alguien para ella.
De alguna manera, saber que no era la única que se sentía o se había sentido así en un momento de su vida le tranquilizaba, cosa de la solidaridad seguramente. Pero comenzaba a sentir un nudo en la garganta porque tenía sus heridas muy frescas aún y cualquier cosa que las rozara, aunque fuera superficialmente, le dolía demasiado. Así que cuando Grace le decía de mejor no habla de sentimentalismos o se iba a echar a llorar ella rió un poco, secándose con las muñecas las lagrimillas que ya se le habían formado en los ojos. En eso tenía razón, y es que si una empezaba a llorar la otra la iba a seguir y William se iba a encontrar con un espectáculo muy extraño para cuando llegara a su casa.
- ¿Qué dices? ¡No! Hugh Grant está viejo y arrugado, tiene los dientes feos y le gustan las prostitutas raras. – Ahí ya no pudo contener la risa. No cabía duda que sus gustos no podían ser más diferentes entre sí. Que si, el inglés tenía ojos bonitos, pero a ella que le pusieran en frente mejor a alguien como Joe Manganiello. Ese SÍ era un hombre rematadamente atractivo.
- Nah, tu tranquila. Yo me paro, tu acomódate. – Total, ya se sabía mover en su cocina. Cuando escuchó que el estómago de Grace reclamaba alimento rió y negando con la cabeza se puso en pie. – ¿No quieres una pizza? Así no batallamos ni haces cena para Will. Yo no sé, pero lo vas a tener a convencer de que me consiga un doctor guapo. ¡O un enfermero! ¡Pero tiene que ser fuerte para que me cargue! ¿Qué te sirvo de tomar? – Ella ya iba en búsqueda de la Coca cola. ¿Refresco, helado, pizza y películas? Pues la tarde no iba tan mal.
El que Grace pudiera entender justo como se sentía. Ingenua e inocente Willow, que ella daba por hecho a que se refería a antes de conocer a William, después de todo la enfermera estaba hablando en pasado. Willow se quedó observándola, atenta a todo lo que tuviera que decirle como si acaso estuviera por revelarle el secreto tras el significado de la vida, la fórmula para transmutar la materia en oro o una de esas cosas que la humanidad había buscado desde tiempos inmemorables y seguía sin encontrar.
No sabía qué hacer para liberarse de esa sensación. ¿Hacer como que no había pasado nada y seguir besando a todos los hombres del pueblo hasta dar con uno que no le fuera a botar? Ya no le sonaba tan atractivo. Estaba muy lastimada y eso no iba a sanar de la noche a la mañana. Estaba, para dejarlo claro y simplemente, completamente perdida. No tenía idea que hacer o por donde comenzar a buscar eso que le faltaba, sin siquiera estar muy segura de exactamente qué era. Lo único que tenía claro era que quería a alguien que se quedara con ella, que la tratara bien y que la abrazara por las noches. No pedía la gran cosa. No le importaba que no fuera tan rico como Lucas o tan guapo cono Matthew.
Sólo quería a alguien para ella.
De alguna manera, saber que no era la única que se sentía o se había sentido así en un momento de su vida le tranquilizaba, cosa de la solidaridad seguramente. Pero comenzaba a sentir un nudo en la garganta porque tenía sus heridas muy frescas aún y cualquier cosa que las rozara, aunque fuera superficialmente, le dolía demasiado. Así que cuando Grace le decía de mejor no habla de sentimentalismos o se iba a echar a llorar ella rió un poco, secándose con las muñecas las lagrimillas que ya se le habían formado en los ojos. En eso tenía razón, y es que si una empezaba a llorar la otra la iba a seguir y William se iba a encontrar con un espectáculo muy extraño para cuando llegara a su casa.
- ¿Qué dices? ¡No! Hugh Grant está viejo y arrugado, tiene los dientes feos y le gustan las prostitutas raras. – Ahí ya no pudo contener la risa. No cabía duda que sus gustos no podían ser más diferentes entre sí. Que si, el inglés tenía ojos bonitos, pero a ella que le pusieran en frente mejor a alguien como Joe Manganiello. Ese SÍ era un hombre rematadamente atractivo.
- Nah, tu tranquila. Yo me paro, tu acomódate. – Total, ya se sabía mover en su cocina. Cuando escuchó que el estómago de Grace reclamaba alimento rió y negando con la cabeza se puso en pie. – ¿No quieres una pizza? Así no batallamos ni haces cena para Will. Yo no sé, pero lo vas a tener a convencer de que me consiga un doctor guapo. ¡O un enfermero! ¡Pero tiene que ser fuerte para que me cargue! ¿Qué te sirvo de tomar? – Ella ya iba en búsqueda de la Coca cola. ¿Refresco, helado, pizza y películas? Pues la tarde no iba tan mal.
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Bien, sus hormonas agradecieron infinitamente que se olvidaran de los temas profundos y sentimentales. Estaba en ese estado precario en el que si insistian demasiado en el tema acabaria confesando entre lágrimas lo inconfesable.
Soltó una sonora carcajada cuando Willow le confirmó lo que había supuesto hacía tan solo unos instantes. Jamás se pondrían de acuerdo con los hombres y en cierto modo era mejor así. Tenía suficiente con sus propios problemas como para preocuparse de compartir obsesiones con alguien.
- ¡Claro que no está viejo y arrugadooooo! Tu solo quieres modelos de revista que parecen de plástico. - exageró ella. Porque evidentemente también le parecían guapos. Y más desde que no era más que un revoltijo de hormonas.
Sus labios se curvaron en una amplisima sonrisa al oír mencionar pizza. La verdad es que Will simpre se ponía pesadisimo con lo de comer sano, y no la dejaba ni acercarse a pizzas, hamburguesas y demás que ella acababa comiendo cuando él no la veía. Estaba harta de las verduras que él le traía todos los días y se quejaba constantemente de que el niño les saldria de color verde.
- Pizzaaaa, si por favor! Con queso, jamón, pepperoni y aceitunas para mi. Pero tiene que ser un secreto entre nosotras. Will no me deja comer más que verduras y cosas sanas. - bufó poniendo los ojos en blanco.
Claro que se guardaria para ella las estadísticas que su marido sacaba a relucir cada vez que ella le reclamaba patatas fritas o alguna otra cosa por el estilo. Sabía que asustaria a Willow y se quedaría sin pizza. Y ni ella ni el monstruo rugiente de su interior estaban dispuestos a eso.
- Pues la verdad es que hay varios médicos que podrían gustarte... Le diré a Will que organice una cena con alguno y así lo conoces. - dijo, emocionada de pronto, porque esas cosas de casamentera la apasionaban - Agua estará bien. Creo que arderia en el infierno si además de la pizza te pidiera una coca-cola. - ¿la verdad? Con gusto se habría tomado una cerveza bien fría, pero no era una embarazada tan irresponsable.
Soltó una sonora carcajada cuando Willow le confirmó lo que había supuesto hacía tan solo unos instantes. Jamás se pondrían de acuerdo con los hombres y en cierto modo era mejor así. Tenía suficiente con sus propios problemas como para preocuparse de compartir obsesiones con alguien.
- ¡Claro que no está viejo y arrugadooooo! Tu solo quieres modelos de revista que parecen de plástico. - exageró ella. Porque evidentemente también le parecían guapos. Y más desde que no era más que un revoltijo de hormonas.
Sus labios se curvaron en una amplisima sonrisa al oír mencionar pizza. La verdad es que Will simpre se ponía pesadisimo con lo de comer sano, y no la dejaba ni acercarse a pizzas, hamburguesas y demás que ella acababa comiendo cuando él no la veía. Estaba harta de las verduras que él le traía todos los días y se quejaba constantemente de que el niño les saldria de color verde.
- Pizzaaaa, si por favor! Con queso, jamón, pepperoni y aceitunas para mi. Pero tiene que ser un secreto entre nosotras. Will no me deja comer más que verduras y cosas sanas. - bufó poniendo los ojos en blanco.
Claro que se guardaria para ella las estadísticas que su marido sacaba a relucir cada vez que ella le reclamaba patatas fritas o alguna otra cosa por el estilo. Sabía que asustaria a Willow y se quedaría sin pizza. Y ni ella ni el monstruo rugiente de su interior estaban dispuestos a eso.
- Pues la verdad es que hay varios médicos que podrían gustarte... Le diré a Will que organice una cena con alguno y así lo conoces. - dijo, emocionada de pronto, porque esas cosas de casamentera la apasionaban - Agua estará bien. Creo que arderia en el infierno si además de la pizza te pidiera una coca-cola. - ¿la verdad? Con gusto se habría tomado una cerveza bien fría, pero no era una embarazada tan irresponsable.
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Le entró la carcajada limpia cuando la acusaba de que sólo le gustaban los hombres que parecían muñecos de plástico. Eso no era enteramente cierto, es decir, Everett le parecía guapísimo pero no era exactamente lo que llamaría galán hollywoodense. Y entre sus exparejas se encontraban los arquetipos más variados posibles. Pero ya puestos a escoger, prefería ver en la pantalla y por mucho alguien que le hiciera hervir la sangre que a alguien como Hugh Grant, por muy guapo que Grace pudiera decir que era.
Que aceptara su propuesta de mandar pedir la cena de alto contenido calórico pero de sabor tan delicioso le complació y bastante. Le miró incrédula cuando aseguraba que Will no le dejaba comer nada que no fuera sano, que en otras palabras, la tenía a dieta de cosas que sabían a cartón y comida para conejos. ¡Qué había de malo con una pizza, caray! Negó vehementemente con la cabeza, ah no, ¡eso si que no!
- Ay, es una pizza por amor al cielo, ni que te estuviera queriendo emborrachar con vodka. No no no, que se le pase lo paranoico llorón. Tu dile que los carbohidratos y las grasas te los pidió el bebé y ya, ¡y que discuta eso! - Entre risas sacó su teléfono del bolsillo del pantalón para llamar a su pizzería de preferencia y hacer el pedido con todo lo que Grace quería, que por Willow, entre más cosas le pusieran encima mucho mejor.
- ¡Bah! Si ya estamos dispuestas a pecar que sea con ganas entonces y coca-cola para ti también. - Y sin dar lugar a réplica regresaba de la cocina con dos enormes vasos de refresco y abundante hielo. Y sí, definitivamente la pizza le hubiera sabido mejor con cerveza, pero no era tan cabrona poco solidaria como para ponerse a beber en frente de ella. Mejor manejar todo sano y libre de tentaciones hasta que el chiquillo (o chiquilla) naciera. Y si William se enojaba por estar atiborrando a su mujer de pura comida chatarra pues que le reclamara a ella, pero por una noche, ¿qué iba a pasar? Además seguro que si le ponía sus ojitos de miserable en el amor que sufría y venía a ver a una amiga para que le consolara, no le iba a decir nada.
- Pues una cita a ciegas nunca he tenido, pero yo no me voy a quejar, ¿eh? Pero luego los doctores trabajan mucho, ¿qué tal un enferemero? Lo que sí se es que ya no quiero nada con profesores. - Entornó los ojos. Si es que parecía tener un patrón, no se lo explicaba. Le entregó su vaso a Grace, cogió el control y le puso Play al DVD mientras se acomodaba en el sillón y retomaba su helado donde lo había dejado. - ¡Además que ya no me quedan profesores solteros con los que salir! Everett, y luego Tristan, parece que el único que me queda es Sebastian Jones pero naaaah... - Rio jocosa llevándose otra cucharada a la boca, ignorante por completo el hecho de que tan solo el nombre del maestro bastaba para alterar a su amiga. Inocente de ella..
- Pero nah, jaja. La verdad es que no le veo el por qué tan especial como para que le llamen Soltero de Oro. ¿Quién dices que actua además de Hugh Grant? - Y despreocupada se encogió de hombros y volteó a ver a su amiga.
Que aceptara su propuesta de mandar pedir la cena de alto contenido calórico pero de sabor tan delicioso le complació y bastante. Le miró incrédula cuando aseguraba que Will no le dejaba comer nada que no fuera sano, que en otras palabras, la tenía a dieta de cosas que sabían a cartón y comida para conejos. ¡Qué había de malo con una pizza, caray! Negó vehementemente con la cabeza, ah no, ¡eso si que no!
- Ay, es una pizza por amor al cielo, ni que te estuviera queriendo emborrachar con vodka. No no no, que se le pase lo paranoico llorón. Tu dile que los carbohidratos y las grasas te los pidió el bebé y ya, ¡y que discuta eso! - Entre risas sacó su teléfono del bolsillo del pantalón para llamar a su pizzería de preferencia y hacer el pedido con todo lo que Grace quería, que por Willow, entre más cosas le pusieran encima mucho mejor.
- ¡Bah! Si ya estamos dispuestas a pecar que sea con ganas entonces y coca-cola para ti también. - Y sin dar lugar a réplica regresaba de la cocina con dos enormes vasos de refresco y abundante hielo. Y sí, definitivamente la pizza le hubiera sabido mejor con cerveza, pero no era tan cabrona poco solidaria como para ponerse a beber en frente de ella. Mejor manejar todo sano y libre de tentaciones hasta que el chiquillo (o chiquilla) naciera. Y si William se enojaba por estar atiborrando a su mujer de pura comida chatarra pues que le reclamara a ella, pero por una noche, ¿qué iba a pasar? Además seguro que si le ponía sus ojitos de miserable en el amor que sufría y venía a ver a una amiga para que le consolara, no le iba a decir nada.
- Pues una cita a ciegas nunca he tenido, pero yo no me voy a quejar, ¿eh? Pero luego los doctores trabajan mucho, ¿qué tal un enferemero? Lo que sí se es que ya no quiero nada con profesores. - Entornó los ojos. Si es que parecía tener un patrón, no se lo explicaba. Le entregó su vaso a Grace, cogió el control y le puso Play al DVD mientras se acomodaba en el sillón y retomaba su helado donde lo había dejado. - ¡Además que ya no me quedan profesores solteros con los que salir! Everett, y luego Tristan, parece que el único que me queda es Sebastian Jones pero naaaah... - Rio jocosa llevándose otra cucharada a la boca, ignorante por completo el hecho de que tan solo el nombre del maestro bastaba para alterar a su amiga. Inocente de ella..
- Pero nah, jaja. La verdad es que no le veo el por qué tan especial como para que le llamen Soltero de Oro. ¿Quién dices que actua además de Hugh Grant? - Y despreocupada se encogió de hombros y volteó a ver a su amiga.
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
La verdad es que no le costó demasiado aceptar aquella coca-cola. Se la bebería antes de que Will llegara, y si la pillaba... Siempre podía servirse de la excusa del antojo que no había podido evitar, ¿cierto?
- Iré al infierno por esto... Pero que buena está y cuantos meses sin poder beberla. - dijo con una sonrisa después de dar un trago a la bebida que Willow acababa de servirle. Solo por eso valía la pena aguantar las malas caras de Will si acababa enterándose.
No es que fuera una embarazada irresponsable. De hecho hacía caso a su marido con la mayoría de las cosas, pero no creía que fuera a pasar nada por una pizza o una coca-cola. Pero como era él quien se encargaba de la compra últimamente (porque el cargar pesos también entraba en la lista de cosas que no podía hacer), simplemente ese tipo de comida había dejado de entrar en su casa.
- Repasaré la lista de enfermeros. Uno con brazos fuertes, de los que cargan pacientes sin dificultad. ¿Te fías de mi criterio? Porque ya sabes que jamás hemos coincidido en gustos relacionados con los hombres. Probablemente el que me guste a mi no te gustará a ti. - bromeó acomodándose mejor en el sofá sin soltar su precíadisimo vaso de coca-cola. Sin duda la tarde había mejorado sustancialmente desde el momento en el que creía que no tendría nada mejor que hacer que estar sola, repasando sus sentimientos.
Sin embargo justo cuando se había relajado del todo el nombre de Sebastian salió en la conversación como si nada, como opción a una futura cita, o al menos eso entendió. Y su reacción fue tan inmediata como exagerada, la coca-cola que estaba bebiendo se atragantó en su garganta, provocandole un violento ataque de tos.
Por su mente no había pasado la posibilidad de que Sebastian pudiera salir con alguien. Era egoista hasta el punto de que ella podía estar casada y esperando un bebé pero él tenía que permanecer solo y soltero esperando nada, cuando en realidad lo más normal es que tuviera una larga lista de chicas con las que poder salir.
Se tranquilizó lo suficiente para poder llegar a entender que lo que Willow le estaba diciendo era justo lo contrario, que no le veía nada especial que le llamara la atención. Y entonces su reacción fue justo lo contrario. ¿Que no le veía nada especial? ¿Como podía no verle nada especial?
- Bueno, es guapo, amable, dulce, educado, gracioso y se puede hablar con él. Es... - su sentido común llegó tarde, y para cuando la avisó que era raro que ella hiciera gala de conocerle lo suficientemente bien como para exponer tal lista de virtudes, ya había soltado más de la mitad. Se mordió la lengua para no volver a hablar más de la cuenta - Bueno... Ya sabes... Es... Es lo que dicen.
Fantástico, y ese tartamudeo final tampoco ayudaría a que Willow creyera que todo era normal y que no pasaba nada extraño. Además por el calor que notaba en las mejillas hubiera apostado una mano en que se había sonrojado. Genial, ¿que inventaria ahora para justifcar todo aquello?
- ¡Me muero de hambre! ¿Cuanto te han dicho que tardarían las pizzas? - si, y ese comentario entusiasta fue su patético intento de cambiar de tema y disimular, aunque antes de empezar a hablar sabía de sobras que no sería efectivo. Había metido la pata y seguramente ahora tendría que dar unas explicaciones que ni ella misma estaba segura de cuales eran...
- Iré al infierno por esto... Pero que buena está y cuantos meses sin poder beberla. - dijo con una sonrisa después de dar un trago a la bebida que Willow acababa de servirle. Solo por eso valía la pena aguantar las malas caras de Will si acababa enterándose.
No es que fuera una embarazada irresponsable. De hecho hacía caso a su marido con la mayoría de las cosas, pero no creía que fuera a pasar nada por una pizza o una coca-cola. Pero como era él quien se encargaba de la compra últimamente (porque el cargar pesos también entraba en la lista de cosas que no podía hacer), simplemente ese tipo de comida había dejado de entrar en su casa.
- Repasaré la lista de enfermeros. Uno con brazos fuertes, de los que cargan pacientes sin dificultad. ¿Te fías de mi criterio? Porque ya sabes que jamás hemos coincidido en gustos relacionados con los hombres. Probablemente el que me guste a mi no te gustará a ti. - bromeó acomodándose mejor en el sofá sin soltar su precíadisimo vaso de coca-cola. Sin duda la tarde había mejorado sustancialmente desde el momento en el que creía que no tendría nada mejor que hacer que estar sola, repasando sus sentimientos.
Sin embargo justo cuando se había relajado del todo el nombre de Sebastian salió en la conversación como si nada, como opción a una futura cita, o al menos eso entendió. Y su reacción fue tan inmediata como exagerada, la coca-cola que estaba bebiendo se atragantó en su garganta, provocandole un violento ataque de tos.
Por su mente no había pasado la posibilidad de que Sebastian pudiera salir con alguien. Era egoista hasta el punto de que ella podía estar casada y esperando un bebé pero él tenía que permanecer solo y soltero esperando nada, cuando en realidad lo más normal es que tuviera una larga lista de chicas con las que poder salir.
Se tranquilizó lo suficiente para poder llegar a entender que lo que Willow le estaba diciendo era justo lo contrario, que no le veía nada especial que le llamara la atención. Y entonces su reacción fue justo lo contrario. ¿Que no le veía nada especial? ¿Como podía no verle nada especial?
- Bueno, es guapo, amable, dulce, educado, gracioso y se puede hablar con él. Es... - su sentido común llegó tarde, y para cuando la avisó que era raro que ella hiciera gala de conocerle lo suficientemente bien como para exponer tal lista de virtudes, ya había soltado más de la mitad. Se mordió la lengua para no volver a hablar más de la cuenta - Bueno... Ya sabes... Es... Es lo que dicen.
Fantástico, y ese tartamudeo final tampoco ayudaría a que Willow creyera que todo era normal y que no pasaba nada extraño. Además por el calor que notaba en las mejillas hubiera apostado una mano en que se había sonrojado. Genial, ¿que inventaria ahora para justifcar todo aquello?
- ¡Me muero de hambre! ¿Cuanto te han dicho que tardarían las pizzas? - si, y ese comentario entusiasta fue su patético intento de cambiar de tema y disimular, aunque antes de empezar a hablar sabía de sobras que no sería efectivo. Había metido la pata y seguramente ahora tendría que dar unas explicaciones que ni ella misma estaba segura de cuales eran...
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
- Que infierno ni qué nada, el bebé necesita azúcar también. - Le daba risa que se mortificara tanto la consciencia por un vaso de coca-cola. A lo mejor y convendría comentarle a William de eso y que bajara un par de rayas a su paranoiómetro. Dejarla comer y tomar lo que quisiera de vez en cuando, carambas. Nadie se había muerto por una rebanada de pizza cuando había el antojo. Ni modo que dijera que a él no le gustaba. Si no disfrutabas la pizza es que no eras humano y tan sencillo como eso.
- ¿Brazos fuertes dices? ¡Por dios que si! ¿Ves? Ya comenzamos a entendernos. Es más, tu vas y te fijas que enfermero tiene el culo mejor paradito en esos uniformes que usan y dices: ese me gusta para Willow. - La verdad era que no tenía ningún patrón en el que encajar a las personas a las que se sentía atraída. Físicamente eran todos distintos entre sí. Tal vez lo único que hallaba en común era que, como ella, eran un poco excéntricos. ¿Pero no era eso parte de lo que los hacía interesantes?
La verdad era que lo decía todo jugando. Creía, sentía, que esta vez iba a tardar en recuperarse. ¿Desde cuando era que estaba enamorada de Everett? Ni siquiera lo recordaba ya...
Ni siquiera tuvo oportunidad de sumergirse en sus deprimentes pensamientos, cosa que hubiera estado bien, sino era porque Grace se le ahogaba con la bebida. Alarmada se acercó a ella y le comenzó a dar golpecitos en la espalda, bastante asustada hasta que pareció que el problema pasaba. - ¡Grace! ¿Estás bien? - ¡Ahhhhh! ¡El horror! ¿¿Y si resultaba que la coca cola si era mala para las embarazadas después de todo??
Lo que le descolocó, y demasiado, era que apenas recuperar el habla lo que saliera de los labios de su amiga era una lista de todas las virtudes y cualidades de porqué Sebastian J. Jones era el hombre más maravilloso de Storybrooke. A ver, que Willow no dudaba que fuera simpático y buena gente, pero dejando muy aparte que ella prefería los físicos comiqueros con nulo sentido de la orientación y barba que hacía cosquillas, pues, algo ahí no encajaba. Y ese algo era el tartamudeo y el sonrojo que Grace mostraba y era justo idéntico al... pues al de ella misma cuando hablaba de O'Connor.
... ay Dios...
Se quedó en silencio, sorprendida y sin saber qué decir, abstraída hasta que escuchaba lo de la pizza y sacudiéndo un poco la cabeza atinó a responder. - Pues... unos 15 o 20 minutos, no ha de tardar mucho. Ya sabes que después de la media hora es gratis. - Eso Willow, ¡eso! Desviando el tema. - No sabía que lo conocías tanto. - Parpadeó perpleja. Ay Dios Ay Dios Ay Dios Ay Dios...
- ¿Brazos fuertes dices? ¡Por dios que si! ¿Ves? Ya comenzamos a entendernos. Es más, tu vas y te fijas que enfermero tiene el culo mejor paradito en esos uniformes que usan y dices: ese me gusta para Willow. - La verdad era que no tenía ningún patrón en el que encajar a las personas a las que se sentía atraída. Físicamente eran todos distintos entre sí. Tal vez lo único que hallaba en común era que, como ella, eran un poco excéntricos. ¿Pero no era eso parte de lo que los hacía interesantes?
La verdad era que lo decía todo jugando. Creía, sentía, que esta vez iba a tardar en recuperarse. ¿Desde cuando era que estaba enamorada de Everett? Ni siquiera lo recordaba ya...
Ni siquiera tuvo oportunidad de sumergirse en sus deprimentes pensamientos, cosa que hubiera estado bien, sino era porque Grace se le ahogaba con la bebida. Alarmada se acercó a ella y le comenzó a dar golpecitos en la espalda, bastante asustada hasta que pareció que el problema pasaba. - ¡Grace! ¿Estás bien? - ¡Ahhhhh! ¡El horror! ¿¿Y si resultaba que la coca cola si era mala para las embarazadas después de todo??
Lo que le descolocó, y demasiado, era que apenas recuperar el habla lo que saliera de los labios de su amiga era una lista de todas las virtudes y cualidades de porqué Sebastian J. Jones era el hombre más maravilloso de Storybrooke. A ver, que Willow no dudaba que fuera simpático y buena gente, pero dejando muy aparte que ella prefería los físicos comiqueros con nulo sentido de la orientación y barba que hacía cosquillas, pues, algo ahí no encajaba. Y ese algo era el tartamudeo y el sonrojo que Grace mostraba y era justo idéntico al... pues al de ella misma cuando hablaba de O'Connor.
... ay Dios...
Se quedó en silencio, sorprendida y sin saber qué decir, abstraída hasta que escuchaba lo de la pizza y sacudiéndo un poco la cabeza atinó a responder. - Pues... unos 15 o 20 minutos, no ha de tardar mucho. Ya sabes que después de la media hora es gratis. - Eso Willow, ¡eso! Desviando el tema. - No sabía que lo conocías tanto. - Parpadeó perpleja. Ay Dios Ay Dios Ay Dios Ay Dios...
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
¿Que Willow no sabía que conocía a Sebastian tan bien? Por supuesto, porque aquello hubiera sido lo normal. Para empezar ni siquiera se tendría que haber interesado por él más de lo estrictamente necesario, del "hola" "adiós" "¿como está tu padre?" que eran las frases de cortesía que tenía para todos los familiares de pacientes en el hospital. Pero todo se había complicado, y ella le conocía lo suficientemente bien como para enumerar sus virtudes, decir en voz alta sus horarios en la escuela y hasta para poder adivinar que días había dormido bien y que días su rostro parecía cansado. Pero evidentemente eso no era algo que pudiera confesar, ni siquiera a Willow. Era tan horrible que sintiera lo que sentía por Sebastian dada su situación que no creía ni que sus mejores amigas pudieran llegar a entenderlo.
- No lo conozco tanto. Solo... Ya sabes... Lo normal... Del hospital. - dijo esperando que sus mejillas no volvieran a delatarla - Su padre hace mucho que está ingresado, en coma. En mi planta. Y él... Lo visita mucho. Pero ya sabes, es... Es lo que dicen de él.
¿En serio esperaba que Willow creyera que lo que había dicho de Sebastian, con aquella convicción y aquel rubor en las mejillas era simplemente lo que había oído que decían sobre él? Pues la verdad era que su mente no daba para inventar nada más, así que aquello era todo lo que tenía.
¿Quince o veinte minutos hasta que llegara la pizza? Que alguien la ayudara. No estaba segura de poder seguir esquivando las preguntas de su amiga, y menos si estas giraban alrededor de Sebastian. Se pondría nerviosa, se sonrojaria, empezaria a tartamudear y... Willow lo sabría todo.
Por unos instantes pensó que pasaria si aquello sucediese. ¿Y si se lo contara? La reacción de Willow le podría servir de referencia para saber quan horrible era todo eso, y entonces actuar en consecuencia. Dejar de pasar rato con Sebastian, dejar sus charlas, dejar lo de las notitas dentro del libro que se turnaban para leerle a su inconsciente padre... Y po la reacción inmediata de su cuerpo, que se encogió dejandola un momento sin aire supo que no estaba preparada para renunciar a todo aquello. A veces creía que eran sus únicos momentos felices del día, dejando a parte las pataditas constantes de su bebé, que le recordaban que estaba ahí, creciendo por momentos.
- Entonceeees... Enfermero de brazos fuertes con buen culo. Eso si puedo encontrartelo, creo. - forzó una sonrisa para soltar el comentario, como si el cambio brusco de tema fuera algo completamente normal.
Desvió un momento la mirada hacía la pantalla, donde la película continuaba reproduciendose sin que ninguna de las dos le prestara la más mínima atención, antes de volver la vista hacía Willow, esperando no ver el tipo de expresión que dejaba claro que no se creía una palabra de sus tonterías y de sus cambios de tema.
Sin duda no estaba preparada para aquello... No podía mantener el tipo de conversación que intuía que venía a continuación. ¿Que le diría? ¿Que Sebastian... qué? Si ni ella misma sabía que estaba sucediendo, ni tenía explicación racional...
Sin duda la tarde había dejado de ser una tarde plácida de películas y helado.
- No lo conozco tanto. Solo... Ya sabes... Lo normal... Del hospital. - dijo esperando que sus mejillas no volvieran a delatarla - Su padre hace mucho que está ingresado, en coma. En mi planta. Y él... Lo visita mucho. Pero ya sabes, es... Es lo que dicen de él.
¿En serio esperaba que Willow creyera que lo que había dicho de Sebastian, con aquella convicción y aquel rubor en las mejillas era simplemente lo que había oído que decían sobre él? Pues la verdad era que su mente no daba para inventar nada más, así que aquello era todo lo que tenía.
¿Quince o veinte minutos hasta que llegara la pizza? Que alguien la ayudara. No estaba segura de poder seguir esquivando las preguntas de su amiga, y menos si estas giraban alrededor de Sebastian. Se pondría nerviosa, se sonrojaria, empezaria a tartamudear y... Willow lo sabría todo.
Por unos instantes pensó que pasaria si aquello sucediese. ¿Y si se lo contara? La reacción de Willow le podría servir de referencia para saber quan horrible era todo eso, y entonces actuar en consecuencia. Dejar de pasar rato con Sebastian, dejar sus charlas, dejar lo de las notitas dentro del libro que se turnaban para leerle a su inconsciente padre... Y po la reacción inmediata de su cuerpo, que se encogió dejandola un momento sin aire supo que no estaba preparada para renunciar a todo aquello. A veces creía que eran sus únicos momentos felices del día, dejando a parte las pataditas constantes de su bebé, que le recordaban que estaba ahí, creciendo por momentos.
- Entonceeees... Enfermero de brazos fuertes con buen culo. Eso si puedo encontrartelo, creo. - forzó una sonrisa para soltar el comentario, como si el cambio brusco de tema fuera algo completamente normal.
Desvió un momento la mirada hacía la pantalla, donde la película continuaba reproduciendose sin que ninguna de las dos le prestara la más mínima atención, antes de volver la vista hacía Willow, esperando no ver el tipo de expresión que dejaba claro que no se creía una palabra de sus tonterías y de sus cambios de tema.
Sin duda no estaba preparada para aquello... No podía mantener el tipo de conversación que intuía que venía a continuación. ¿Que le diría? ¿Que Sebastian... qué? Si ni ella misma sabía que estaba sucediendo, ni tenía explicación racional...
Sin duda la tarde había dejado de ser una tarde plácida de películas y helado.
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Pues... vaya.
Nada más que eso, vaya.
Willow tragó saliva, sin estar muy segura de qué hacer o qué decir, de si su cerebro le estaba jugando una broma pesada y eso le hacía pensar mal sobre Grace o en realidad había algo ahí muy raro, muy turbio y muy muy pero muy incorrecto, no importaba el ángulo por el cual intentara tomárselo, eso simplemente estaba mal.
A sus ojos, Grace lo tenía todo. Una casa bonita, un esposo que la quería, un bebé en camino, la carrera que le apasionaba. Y no sabía como reaccionar a las pistas que Grace iba dejando entrever cada vez que su lengua la traicionaba con aquel balbuceo o además del sonrojo en sus mejillas la comisura de los labios le temblaba un poco y la voz se le quebraba.
Que Willow no era tonta.
Sintió un vacío en su estómago, y después del vacío las naúseas, y después de las nauseas un miedo que no podía explicar muy bien. Miedo a lo que fuera que Grace ocultara, porque no la consideraba capaz de hacer nada realmente malvado, pero ahí la tenía frente a ella, hecha un manojo de nervios y con toda la pinta de estallar en llanto en cualquier instante por tan sólo hacer mención a un hombre que no dejaba de colmar de halagos, y que ni siquiera había que traer a colación no era ni su marido ni el padre de su hijo.
... tuvo un pensamiento horrible, horrible y espantoso, pero deseó que en verdad, en verdad, William fuera el papá del bebé.
Tensó los labios. Estar pensando ese tipo de cosas sobre una amiga a la que quería tanto era de lo más bajo, pero no sabía qué creer ni como manejarlo. A lo mejor no pasaba nada y ella sólo sacaba conjeturas estúpidas a causa de la falta de sueño por estar llorando, pero es que, la mirada tan triste de Grace...
Willow podía ser muy libertina y ligera para lo del sexo, pero nunca había sido infiel a nadie. Así que siquiera sospechar de algo de esa índole sacudiendo el matrimonio de personas a las que quería tanto era... era... ay dios... ¿y si por eso las cosas entre ella y William andaban mal? ¿Y si por eso andaba el otro como loco pidiéndole que le contara cosas de Grace sobre lo que tenía y lo que le pasaba y porqué andaba tan rara...
Tembló un poco. Sintió que la respiración le faltaba. Y luego la tenía ahí a ella en frente, viéndose tan diminuta, y destrozada, y el bebé, ¡el bebé!
Esa situación se escapaba de lo que Willow era capaz de manejar. Era demasiado irreal, demasiado... ¡demasiado no Grace! No sabía que pensar, no sabía que sentir y ni siquiera sabía bien lo que pasaba porque estaba sacando conclusiones basándose en un balbuceó nervioso y unas mejillas carmesí que ella bien podría reconocer en un espejo como propias. No, que complicado, que horrible, que...
La abrazó. La abrazó porque no sabía que otra cosa hacer. Y no se atrevía a preguntar en voz alta un Grace, qué hiciste.
Y Willow pensaba que tenía problemas...
Nada más que eso, vaya.
Willow tragó saliva, sin estar muy segura de qué hacer o qué decir, de si su cerebro le estaba jugando una broma pesada y eso le hacía pensar mal sobre Grace o en realidad había algo ahí muy raro, muy turbio y muy muy pero muy incorrecto, no importaba el ángulo por el cual intentara tomárselo, eso simplemente estaba mal.
A sus ojos, Grace lo tenía todo. Una casa bonita, un esposo que la quería, un bebé en camino, la carrera que le apasionaba. Y no sabía como reaccionar a las pistas que Grace iba dejando entrever cada vez que su lengua la traicionaba con aquel balbuceo o además del sonrojo en sus mejillas la comisura de los labios le temblaba un poco y la voz se le quebraba.
Que Willow no era tonta.
Sintió un vacío en su estómago, y después del vacío las naúseas, y después de las nauseas un miedo que no podía explicar muy bien. Miedo a lo que fuera que Grace ocultara, porque no la consideraba capaz de hacer nada realmente malvado, pero ahí la tenía frente a ella, hecha un manojo de nervios y con toda la pinta de estallar en llanto en cualquier instante por tan sólo hacer mención a un hombre que no dejaba de colmar de halagos, y que ni siquiera había que traer a colación no era ni su marido ni el padre de su hijo.
... tuvo un pensamiento horrible, horrible y espantoso, pero deseó que en verdad, en verdad, William fuera el papá del bebé.
Tensó los labios. Estar pensando ese tipo de cosas sobre una amiga a la que quería tanto era de lo más bajo, pero no sabía qué creer ni como manejarlo. A lo mejor no pasaba nada y ella sólo sacaba conjeturas estúpidas a causa de la falta de sueño por estar llorando, pero es que, la mirada tan triste de Grace...
Willow podía ser muy libertina y ligera para lo del sexo, pero nunca había sido infiel a nadie. Así que siquiera sospechar de algo de esa índole sacudiendo el matrimonio de personas a las que quería tanto era... era... ay dios... ¿y si por eso las cosas entre ella y William andaban mal? ¿Y si por eso andaba el otro como loco pidiéndole que le contara cosas de Grace sobre lo que tenía y lo que le pasaba y porqué andaba tan rara...
Tembló un poco. Sintió que la respiración le faltaba. Y luego la tenía ahí a ella en frente, viéndose tan diminuta, y destrozada, y el bebé, ¡el bebé!
Esa situación se escapaba de lo que Willow era capaz de manejar. Era demasiado irreal, demasiado... ¡demasiado no Grace! No sabía que pensar, no sabía que sentir y ni siquiera sabía bien lo que pasaba porque estaba sacando conclusiones basándose en un balbuceó nervioso y unas mejillas carmesí que ella bien podría reconocer en un espejo como propias. No, que complicado, que horrible, que...
La abrazó. La abrazó porque no sabía que otra cosa hacer. Y no se atrevía a preguntar en voz alta un Grace, qué hiciste.
Y Willow pensaba que tenía problemas...
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Madre de dios... La cara de Willow reflejaba que estaba confundida y horrorizada a partes iguales. Pero era esa última parte la que preocupaba realmente a Grace. Evidentemente Willow había adivinado que había algo extraño entre ella y Sebastian, y la falta de detalles por su parte seguramente la llevaba a imaginar las cosas más horribles.
Y cuando ella se inclinó para abrazarla, parecía tan desesperada y tan apenada por cualquier cosa que estuviera imaginando que Grace tuvo la seguridad que tenía que, al menos, intentar darle alguna explicación.
¿Pero por donde empezar? Ni siquiera era consciente de en que momento había empezado a notar como su corazón se aceleraba imperceptiblemente cuando veía a Sebastian cruzar el umbral de la habitación de su padre, o a buscar excusas para quedarse más tiempo en la habitación, fingiendo que tenía mil y una cosas que comprobar en los monitores a los que estaba constantemente conectado el señor Jones.
- No... No es lo que imaginas, te lo prometo. Me siento bien con él... Muy bien, de hecho. Pero solo hablamos. De su padre, de libros, de la escuela.... Cosas inocentes y seguras. - excepto cuando dejaban de serlo... Pero no iba a mencionar nada de aquello. Tenía que convencer a Willow de que era una cosa completamente platónica, aún sin estar segura que se tratara de algo así - No ha ocurrido nada. Ni ocurrirá. Nunca le haría eso a Will. Me crees... ¿verdad?
No quería llorar. Solo quería que Willow la creyera, y de paso creerse ella misma sus propias palabras. Si algo de todo aquello era verdad es que nunca tendría el corazón de hacerle una cosa así a William. No en esos momentos cuando él intentaba arreglar sus problemas matrimoniales y ella intentaba poner un poco más de su parte.
- Will... Will trabaja mucho. Está poco en casa y yo me paso muchas horas sola. Sebastian estaba ahí. Su padre en coma y también sintiendose muy solo. Hablar nos ha ido bien a los dos. Mi estupidez y el montón de hormonas del embarazo han hecho el resto. Se me pasará... Tiene que pasarse...
Poco a poco su voz se fue convirtiendo en un susurro y antes de que se diera cuenta estaba llorando. Todo el estrés por esa situación que había ido acumulando en las últimas semanas se soltó de golpe, ahí, sobre el hombro de Willow.
- Oh dios... ¿En que clase de persona horrible me convierte esto? - dijo entre sollozos, aferrandose fuerte a Willow. Ahí se sentía segura, a salvo de sus propios pensamientos y de todos los problemas de su vida, mientras notaba al bebé patear más que nunca en su estómago, como si quisiera asegurarse de que su madre estuviera bien. Y eso solo hizo que Grace llorara con más fuerza.
¿En que momento su vida había llegado a tal punto de desesperación?
Y cuando ella se inclinó para abrazarla, parecía tan desesperada y tan apenada por cualquier cosa que estuviera imaginando que Grace tuvo la seguridad que tenía que, al menos, intentar darle alguna explicación.
¿Pero por donde empezar? Ni siquiera era consciente de en que momento había empezado a notar como su corazón se aceleraba imperceptiblemente cuando veía a Sebastian cruzar el umbral de la habitación de su padre, o a buscar excusas para quedarse más tiempo en la habitación, fingiendo que tenía mil y una cosas que comprobar en los monitores a los que estaba constantemente conectado el señor Jones.
- No... No es lo que imaginas, te lo prometo. Me siento bien con él... Muy bien, de hecho. Pero solo hablamos. De su padre, de libros, de la escuela.... Cosas inocentes y seguras. - excepto cuando dejaban de serlo... Pero no iba a mencionar nada de aquello. Tenía que convencer a Willow de que era una cosa completamente platónica, aún sin estar segura que se tratara de algo así - No ha ocurrido nada. Ni ocurrirá. Nunca le haría eso a Will. Me crees... ¿verdad?
No quería llorar. Solo quería que Willow la creyera, y de paso creerse ella misma sus propias palabras. Si algo de todo aquello era verdad es que nunca tendría el corazón de hacerle una cosa así a William. No en esos momentos cuando él intentaba arreglar sus problemas matrimoniales y ella intentaba poner un poco más de su parte.
- Will... Will trabaja mucho. Está poco en casa y yo me paso muchas horas sola. Sebastian estaba ahí. Su padre en coma y también sintiendose muy solo. Hablar nos ha ido bien a los dos. Mi estupidez y el montón de hormonas del embarazo han hecho el resto. Se me pasará... Tiene que pasarse...
Poco a poco su voz se fue convirtiendo en un susurro y antes de que se diera cuenta estaba llorando. Todo el estrés por esa situación que había ido acumulando en las últimas semanas se soltó de golpe, ahí, sobre el hombro de Willow.
- Oh dios... ¿En que clase de persona horrible me convierte esto? - dijo entre sollozos, aferrandose fuerte a Willow. Ahí se sentía segura, a salvo de sus propios pensamientos y de todos los problemas de su vida, mientras notaba al bebé patear más que nunca en su estómago, como si quisiera asegurarse de que su madre estuviera bien. Y eso solo hizo que Grace llorara con más fuerza.
¿En que momento su vida había llegado a tal punto de desesperación?
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
La estrechó entre sus brazos tan fuerte como el cuerpo se lo permitía, y tenía que admitirlo, confesar que escucharla decir que nada grave había pasado fue un alivio tremendo. Se sentía horrible y culpable por si quiera dar cabida a la clase de pensamientos que su imaginación hiperactiva habían hilado en cuestión de apenas unos segundos, pero ni en sus sueños más extraños se habría imaginado así, teniendo que consolar a una amiga por algo similar.
- Te creo Grace, te creo. - Y si ella le decía que no habían hecho otra cosa que charlar, le creía. Sin embargo esperaba que que Grace no se hiciera tonta sola. No importaba que el tema de conversación fuera literatura apropiada para niños de 8 años, o en el caso de Willow la inercia que causaba el movimiento perpetuo de un disco de Euler, todo dejaba de ser inocente en el momento en el que tan sólo escuchar su voz lograba hacer que todo dentro de ti vibrara, hacerte sentir deseos de quedarte por siempre ahí junto a él con tal de poderlo escuchar hablar de todo y de nada a la vez. No había nada de inocente ni seguro en ello.
Asintió a lo que ella le decía sin soltarla ni un segundo mientras trataba de explicar, de justificar el estar sintiendo esa clase de cosas por otro hombre. Willow acarició su cabello, porque aunque no veía su rostro la sentía estremecerse entre sus brazos, y escuchaba cómo su voz iba debilitándose cada vez un poco más.
- Shhhh, está bien Grace, llora y sácatelo del pecho... - Y es que a veces, cuando llegaba el punto en el que todo era tan doloroso y tan grande, que no podías guardarlo dentro de ti por más tiempo y lo único que te quedaba por hacer era llorar. Rogaba a todo lo que hubiera que rogar que a William no se le ocurriera llegar a casa pronto o iban a tener difícil el explicar lo que pasaba, aunque suponía que podría vender el cuento de que se había puesto a llorar como Magdalena en desgracia por Everett y que Grace, empática e hipersensible por sus hormonas vueltas locas, había terminado peor que ella.
- Hey... hey... nonononono, no digas eso... - Se apartó un poco de ella, tomándola de los hombros y tratando de hacer que la mirara. Sólo había que mirarla por un instante para ver que estaba destrozada por la culpa, que estaba consciente de que eso no estaba bien. Una mala persona habría procedido a seguir con el capricho sin importar las consecuencias. Grace no era así.
- Grace, Grace mírame. No eres ninguna persona horrible. Te sientes sola, y estás vulnerable, y Jones te presta atención. ¡Estamos genéticamente programadas para sentir maripositas en el estómago por cualquiera que nos pone atención! Por eso nos hacemos tanto líos y nos gustan los dramas de romance, ¿ves? - Señaló entonces al televisor que mostraba quien sabe que escena de la película que ella había escogido. Bien, quizá el tratar de bromear no era la mejor manera de lidiar con aquel crítico asunto, pero esa era la manera que Willow conocía de enfrentar los problemas. ¿Cuando un poquito de humor había lastimado a alguien?
Lo primordial era que le partía el corazón que Grace se sintiera tan sola como para haber caído en aquel truco. Que se lo dejara a alguien como ella, que iba de chico en chico en Storybrooke tratando de encontrar a esa persona especial que le hiciera sentir la más afortunada del mundo tan sólo por poder despertar a su lado todos los días. Y sintió, justo entonces, una rabia tremenda contra William por haberla descuidado hasta llegar a esos extremos. Willow tenía una idea muy vaga de los problemas que había entre ellos, y era claro ahora que todo iba mucho más profundo de lo que hubiera podido imaginar.
- Así que nada de llenarse la cabeza de mierdas, porque nada más te haces daño tú y luego vas a tener un bebé muy malhumorado. Y vas a hablar con William, y le vas a decir que se deje de tonterías, y pida vacaciones o algo, que tú lo necesitas contigo. Los dos lo necesitan. Y si no quiere pues... pues... tú me dices y me meto al sistema del hospital y le reducimos las horas por las buenas o las malas. ¡O lo que sea! Pero todo va a estar bien, ¿si? Todo va a estar bien... - Que manipular la red del hospital ya era algo mucho más grave que ameritaría más de una noche en la comisaría por perturbar el orden público con fiestas ruidosas, pero lo haría en un parpadeo por Grace. Poniendo todo en orden y dejándose los dos de cosas no había ningún motivo para que las cosas entre ellos no se arreglaran...
... siempre y cuando Grace tomara distancia del tal Sebastian...
- Te creo Grace, te creo. - Y si ella le decía que no habían hecho otra cosa que charlar, le creía. Sin embargo esperaba que que Grace no se hiciera tonta sola. No importaba que el tema de conversación fuera literatura apropiada para niños de 8 años, o en el caso de Willow la inercia que causaba el movimiento perpetuo de un disco de Euler, todo dejaba de ser inocente en el momento en el que tan sólo escuchar su voz lograba hacer que todo dentro de ti vibrara, hacerte sentir deseos de quedarte por siempre ahí junto a él con tal de poderlo escuchar hablar de todo y de nada a la vez. No había nada de inocente ni seguro en ello.
Asintió a lo que ella le decía sin soltarla ni un segundo mientras trataba de explicar, de justificar el estar sintiendo esa clase de cosas por otro hombre. Willow acarició su cabello, porque aunque no veía su rostro la sentía estremecerse entre sus brazos, y escuchaba cómo su voz iba debilitándose cada vez un poco más.
- Shhhh, está bien Grace, llora y sácatelo del pecho... - Y es que a veces, cuando llegaba el punto en el que todo era tan doloroso y tan grande, que no podías guardarlo dentro de ti por más tiempo y lo único que te quedaba por hacer era llorar. Rogaba a todo lo que hubiera que rogar que a William no se le ocurriera llegar a casa pronto o iban a tener difícil el explicar lo que pasaba, aunque suponía que podría vender el cuento de que se había puesto a llorar como Magdalena en desgracia por Everett y que Grace, empática e hipersensible por sus hormonas vueltas locas, había terminado peor que ella.
- Hey... hey... nonononono, no digas eso... - Se apartó un poco de ella, tomándola de los hombros y tratando de hacer que la mirara. Sólo había que mirarla por un instante para ver que estaba destrozada por la culpa, que estaba consciente de que eso no estaba bien. Una mala persona habría procedido a seguir con el capricho sin importar las consecuencias. Grace no era así.
- Grace, Grace mírame. No eres ninguna persona horrible. Te sientes sola, y estás vulnerable, y Jones te presta atención. ¡Estamos genéticamente programadas para sentir maripositas en el estómago por cualquiera que nos pone atención! Por eso nos hacemos tanto líos y nos gustan los dramas de romance, ¿ves? - Señaló entonces al televisor que mostraba quien sabe que escena de la película que ella había escogido. Bien, quizá el tratar de bromear no era la mejor manera de lidiar con aquel crítico asunto, pero esa era la manera que Willow conocía de enfrentar los problemas. ¿Cuando un poquito de humor había lastimado a alguien?
Lo primordial era que le partía el corazón que Grace se sintiera tan sola como para haber caído en aquel truco. Que se lo dejara a alguien como ella, que iba de chico en chico en Storybrooke tratando de encontrar a esa persona especial que le hiciera sentir la más afortunada del mundo tan sólo por poder despertar a su lado todos los días. Y sintió, justo entonces, una rabia tremenda contra William por haberla descuidado hasta llegar a esos extremos. Willow tenía una idea muy vaga de los problemas que había entre ellos, y era claro ahora que todo iba mucho más profundo de lo que hubiera podido imaginar.
- Así que nada de llenarse la cabeza de mierdas, porque nada más te haces daño tú y luego vas a tener un bebé muy malhumorado. Y vas a hablar con William, y le vas a decir que se deje de tonterías, y pida vacaciones o algo, que tú lo necesitas contigo. Los dos lo necesitan. Y si no quiere pues... pues... tú me dices y me meto al sistema del hospital y le reducimos las horas por las buenas o las malas. ¡O lo que sea! Pero todo va a estar bien, ¿si? Todo va a estar bien... - Que manipular la red del hospital ya era algo mucho más grave que ameritaría más de una noche en la comisaría por perturbar el orden público con fiestas ruidosas, pero lo haría en un parpadeo por Grace. Poniendo todo en orden y dejándose los dos de cosas no había ningún motivo para que las cosas entre ellos no se arreglaran...
... siempre y cuando Grace tomara distancia del tal Sebastian...
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Oír que Willow la creía la tranquilizó un poco. Seguramente porque aquello era mucho más de lo que podía decir ella misma. Porque no estaba tan segura de que no hiciera nada malo con Sebastian, o que todo lo que hacían era tan inocente y seguro... Pero le costaba creer que algo que la hacía sentir tan bien pudiera ser tan malo...
Tampoco la convencía la explicación de Willow de que las mujeres estaban programadas para sentir mariposas en el estómago cuando alguien les prestaba atención. A ella nunca le había pasado algo así y a no ser que fuera por culpa del acúmulo de hormonas que acarreaba en los últimos meses, no entendía como había llegado a aquella situación.
- Es que no es solo un problema de mariposas en el estómago... Con es podría lidiar sin demasiados problemas... Es algo más complicado que eso. Con él me siento del modo en que se supone que me debería sentir con William... Es como si de pronto todo volviera a tener sentido en mi vida. Dejo de estar... Perdida. Como si llevara mucho tiempo faltándome algo, que de repente encuentro.
Que liberación era poder hablar al fin de eso con alguien. Seguramente Willow podría ayudar a entender mejor lo que estaba pasando y lo que debía hacer para no terminar cometiendo una estupidez, como la que había estado a punto de suceder la última vez que habían estado a solas en la habitación. No podía volver a perder el control de aquella forma.
Y tenía razón. Asintió levemente cuando Willow le dijo exactamente lo que tenía que hacer. Hablar con Will, pedirle que reduciera sus turnos en el hospital. Para que pudieran pasar más tiempo juntos. El problema era que sabía exactamente lo que él le respondería, porque no era como si no hubiera intentando que se descargara un poco de trabajo otras veces. Él era muy cabezota y no sería tan fácil convencerle.
- Bueno, lo intentaré... Pero Will es como adicto al trabajo, y si le digo me dirá que lo hace para que no nos falte de nada a mi y al bebé. Pero de hecho cada día trabaja más. Ahora incluso se va antes por las mañanas, cuando apenas ha amanecido. Ni siquiera hay consultas que pasar a esa hora todavía, pero debe ir a escribir informes o que sé yo. El caso es que tiene un montón de responsabilidades en el hospital y será complicado que... Bueno. Que pueda trabajar menos.
Y sabía que esa era parte principal del problema. ¿Como iban a intentar arreglar las cosas si apenas se veían más que para cenar y charlar de cuatro cosas sin importancia antes de que él se fuera a la cama, diciéndole lo cansado que estaba?
Se separó un poco de Willow, con intenciones de olvidarse del tema. Ella había venido porque estaba mal por lo de Everett, no para aguantar sus problemas matrimoniales.
- Pero no te preocupes. Estaré bien. Tu ya tienes suficiente con tus problemas para cargar también con los míos... Además, voy a firmar la baja. Si no voy al hospital, ya no veré a Sebastian. Todo va a estar bien.
Todo va a estar bien. Aquello es lo que creía saber. ¿La verdad? El haberse quedado sin el hospital y sin sus charlas clandestinas con Sebastian la hacían sentir más sola y vulnerable que nunca.
Tampoco la convencía la explicación de Willow de que las mujeres estaban programadas para sentir mariposas en el estómago cuando alguien les prestaba atención. A ella nunca le había pasado algo así y a no ser que fuera por culpa del acúmulo de hormonas que acarreaba en los últimos meses, no entendía como había llegado a aquella situación.
- Es que no es solo un problema de mariposas en el estómago... Con es podría lidiar sin demasiados problemas... Es algo más complicado que eso. Con él me siento del modo en que se supone que me debería sentir con William... Es como si de pronto todo volviera a tener sentido en mi vida. Dejo de estar... Perdida. Como si llevara mucho tiempo faltándome algo, que de repente encuentro.
Que liberación era poder hablar al fin de eso con alguien. Seguramente Willow podría ayudar a entender mejor lo que estaba pasando y lo que debía hacer para no terminar cometiendo una estupidez, como la que había estado a punto de suceder la última vez que habían estado a solas en la habitación. No podía volver a perder el control de aquella forma.
Y tenía razón. Asintió levemente cuando Willow le dijo exactamente lo que tenía que hacer. Hablar con Will, pedirle que reduciera sus turnos en el hospital. Para que pudieran pasar más tiempo juntos. El problema era que sabía exactamente lo que él le respondería, porque no era como si no hubiera intentando que se descargara un poco de trabajo otras veces. Él era muy cabezota y no sería tan fácil convencerle.
- Bueno, lo intentaré... Pero Will es como adicto al trabajo, y si le digo me dirá que lo hace para que no nos falte de nada a mi y al bebé. Pero de hecho cada día trabaja más. Ahora incluso se va antes por las mañanas, cuando apenas ha amanecido. Ni siquiera hay consultas que pasar a esa hora todavía, pero debe ir a escribir informes o que sé yo. El caso es que tiene un montón de responsabilidades en el hospital y será complicado que... Bueno. Que pueda trabajar menos.
Y sabía que esa era parte principal del problema. ¿Como iban a intentar arreglar las cosas si apenas se veían más que para cenar y charlar de cuatro cosas sin importancia antes de que él se fuera a la cama, diciéndole lo cansado que estaba?
Se separó un poco de Willow, con intenciones de olvidarse del tema. Ella había venido porque estaba mal por lo de Everett, no para aguantar sus problemas matrimoniales.
- Pero no te preocupes. Estaré bien. Tu ya tienes suficiente con tus problemas para cargar también con los míos... Además, voy a firmar la baja. Si no voy al hospital, ya no veré a Sebastian. Todo va a estar bien.
Todo va a estar bien. Aquello es lo que creía saber. ¿La verdad? El haberse quedado sin el hospital y sin sus charlas clandestinas con Sebastian la hacían sentir más sola y vulnerable que nunca.
Grace E. Sullivan- Realeza
- Soy : Princesa Aurora
Mensajes : 253
Empleo /Ocio : Enfermera
Fecha de inscripción : 04/06/2012
Re: All by myseeeelf♪♫
Se mordía los labios, mortificada, mientras la escuchaba. Ni qué decir que en definitivo aquello de estar sintiendo por otro hombre lo que en teoría deberías sentir por tu marido, según la misma Grace lo definía, no era para nada buena señal. Más le valía a Willow desarrollar dotes de histrionismo que le hicieran merecedora de un Oscar, o la próxima vez que viera a William lo iba a tener muy difícil para fingir que absolutamente nada malo pasaba. ¿Malo? Noooo, ¡qué va! ¡Aquello era una catástrofe en potencia!
Se fue separando poco a poco de Grace cuando la notaba un poco más estable. Por lo menos algo bueno salía de que hubiera rompido en llanto y eso era que se desahogó. Le apartó unas cuantas lágrimas del rostro usando sus dedos de manera delicada porque no soportaba verla llorar y seguramente le haría daño al bebé.
Sintió una punzada dolorosa al escucharla, porque había algo en las palabras de Grace con lo que podía sentirse identificada en su totalidad. El sentirse perdida, el llevar tanto tiempo a la búsqueda de algo que ni siquiera sabías te hacía falta hasta que en el momento menos esperado la claridad llegaba a ti y era justo entonces cuando te volvías plenamente consciente de lo mucho que te dolía la ausencia de "eso" que no sabías que era en verdad.
- No no no, nada de eso. Va a hacer caso porque va a hacer caso, y si no lo vamos a obligar. - Y ya se veía muy capaz de organizar una intervención con todos los que eran cercanos a la pareja con toda la intención de convencer al médico que había que espabilar. Que podía entender que quisiera darle lo mejor a su familia y a nadie le sorprendía que los horarios de un médico fueran de lo más caóticos, ¡pero que estaban en una situación delicada! Y eso no podía seguir así, por ningún motivo.
Tomó su mano y se la apretó, intentando transmitirle algo de apoyo. Guardaría su secreto porque Willow estaba - quizá muy ingenuamente - que todo se solucionaría como debía de ser, más si Grace ya estaba decidida a tomarse la baja y con ello dejar de ver al Profesor.
- No digas tonterías. - Se refería a eso de que no se preocupara por ella. ¿Cómo iba a no hacerlo si era su amiga? Willow tenía sus problemas pero estaba en su naturaleza el ayudar a quien lo necesitara (si es que quien lo necesitaba era alguien a quien apreciara, había que confesar). Le sonrió un poco y volvió a apretar su mano cuando llamaban a la puerta. Entró en pánico por un segundo hasta que recordó que antes de las confesiones escandalosas habían mandado pedir algo de comer. ¡Pues claro! Si fuera William en la puerta no habría tocado el timbre, simplemente habría abierto la puerta con sus llaves que para eso era su casa. Besó a Grace en la frente y fue a recibir el pedido, sacando unos billetes de la billetera que llevaba en el bolsillo de sus pantalones y sin preocuparse por el cambio. El hambre no se le había quitado, solo se había distraído de ello con las tragedias personales.
Regresó al sillón, dejando la caja sobre la mesita y volvió a sentarse junto a Grace, pasándole un brazo por sobre los hombros. - Todo va a solucionarse, ya verás. Pero no quiero que sigas diciéndote que eres la bruja malvada del cuento, ¿vale? - Venga, que tenían que creer que todo tenía solución... que la alternativa no era la más alegre de todas...
¿Por qué tenían que ser tan complicadas las relaciones?
Se fue separando poco a poco de Grace cuando la notaba un poco más estable. Por lo menos algo bueno salía de que hubiera rompido en llanto y eso era que se desahogó. Le apartó unas cuantas lágrimas del rostro usando sus dedos de manera delicada porque no soportaba verla llorar y seguramente le haría daño al bebé.
Sintió una punzada dolorosa al escucharla, porque había algo en las palabras de Grace con lo que podía sentirse identificada en su totalidad. El sentirse perdida, el llevar tanto tiempo a la búsqueda de algo que ni siquiera sabías te hacía falta hasta que en el momento menos esperado la claridad llegaba a ti y era justo entonces cuando te volvías plenamente consciente de lo mucho que te dolía la ausencia de "eso" que no sabías que era en verdad.
- No no no, nada de eso. Va a hacer caso porque va a hacer caso, y si no lo vamos a obligar. - Y ya se veía muy capaz de organizar una intervención con todos los que eran cercanos a la pareja con toda la intención de convencer al médico que había que espabilar. Que podía entender que quisiera darle lo mejor a su familia y a nadie le sorprendía que los horarios de un médico fueran de lo más caóticos, ¡pero que estaban en una situación delicada! Y eso no podía seguir así, por ningún motivo.
Tomó su mano y se la apretó, intentando transmitirle algo de apoyo. Guardaría su secreto porque Willow estaba - quizá muy ingenuamente - que todo se solucionaría como debía de ser, más si Grace ya estaba decidida a tomarse la baja y con ello dejar de ver al Profesor.
- No digas tonterías. - Se refería a eso de que no se preocupara por ella. ¿Cómo iba a no hacerlo si era su amiga? Willow tenía sus problemas pero estaba en su naturaleza el ayudar a quien lo necesitara (si es que quien lo necesitaba era alguien a quien apreciara, había que confesar). Le sonrió un poco y volvió a apretar su mano cuando llamaban a la puerta. Entró en pánico por un segundo hasta que recordó que antes de las confesiones escandalosas habían mandado pedir algo de comer. ¡Pues claro! Si fuera William en la puerta no habría tocado el timbre, simplemente habría abierto la puerta con sus llaves que para eso era su casa. Besó a Grace en la frente y fue a recibir el pedido, sacando unos billetes de la billetera que llevaba en el bolsillo de sus pantalones y sin preocuparse por el cambio. El hambre no se le había quitado, solo se había distraído de ello con las tragedias personales.
Regresó al sillón, dejando la caja sobre la mesita y volvió a sentarse junto a Grace, pasándole un brazo por sobre los hombros. - Todo va a solucionarse, ya verás. Pero no quiero que sigas diciéndote que eres la bruja malvada del cuento, ¿vale? - Venga, que tenían que creer que todo tenía solución... que la alternativa no era la más alegre de todas...
¿Por qué tenían que ser tan complicadas las relaciones?
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
:: Storybrooke :: Urbanización :: Residencia Sullivan
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Nov 14, 2013 11:52 pm por Invitado
» fairy tales returns elite
Vie Oct 18, 2013 9:50 am por Invitado
» Ciudad Silenciosa (Cazadores de Sombras RPG) ~ Afiliación Elite
Dom Ago 04, 2013 4:28 am por Invitado
» ¡REVIVAMOS STORYBROOKE!
Sáb Ago 03, 2013 9:00 am por Evelynn Stratford
» Creando Mundos [Normal]
Vie Ago 02, 2013 2:37 pm por Invitado
» Registro de nombre y apellido
Lun Jul 29, 2013 12:46 pm por Adah S. Hunter
» Registro de Empleo
Lun Jul 29, 2013 12:45 pm por Adah S. Hunter
» Registro de avatar
Lun Jul 29, 2013 12:41 pm por Adah S. Hunter
» Adah Samantha Hunter {ID}
Lun Jul 29, 2013 12:37 pm por Adah S. Hunter