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Solo una tontería
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:: Storybrooke :: Urbanización :: La caja de cartón
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Solo una tontería
Era curiosa la manera en que las cosas sucedían en el momento menos oportuno posible. Todo, sin excepción: la lluvia, las enfermedades, las descomposturas del coche, los desamores y por lo visto el correo también. Cuando Lydia había aparecido en el taller con aquel paquete para ella Willow se había extrañado demasiado. Con todo lo revuelto que había en su vida desde hacía algunas semanas, empezando por sus catástrofes amorosas, siguiendo por ser guardiana de los secretos turbios de una de sus más queridas amigas y terminando por su pequeña incursión ilegal al ayuntamiento, que va, sobra decir que no tenía la cabeza muy puesta sobre los hombros últimamente. Al quitarle el envoltorio amarillo a la caja y ver lo que era, bueno…
Oh ironía, que había ordenado aquello por internet hacía ya un par de semanas, justo antes del baile, pensando en Everett. Lo había olvidado por completo hasta ahora que lo tenía frente a ella y no tenía muy claro qué quería hacer. Le cruzó por la cabeza tirarlo pero esa idea le dejaba muy mal sabor de boca. También pensó condenarlo al olvido de un estante polvoriento en su bodeguita, pero le parecía un genuino. Y la otra opción le ponía nerviosa al punto de hacerle temblar las piernas y creaba un nudo en su garganta.
Esa noche había dejado el paquete ahí oculto en el mostrador. Subió al piso que compartía con Azula y trató de seguir con todo con cuanta normalidad pudiera, cuando la verdad era que se lo había pasado completamente distraída y ausente, indecisa en cuanto lo que sería prudente y lo que quería hacer en realidad. Apenas y había dormido y las cosas le parecían cada vez menos y menos claras.
Al día siguiente había terminado por decidirse, aunque no fuera la opción que más tranquila le dejara. Tomó el paquete y su casco, se montó a la motocicleta y fue hacia el departamento de Matthew y Everett. Parte de ella esperaba que el profesor no estuviera en casa y ella cumpliría con lo suyo haciéndole la entrega a Matt. La otra parte le decía que no podía ocultarse para siempre, menos en un pueblo tan pequeño, y que tarde que temprano iba a tener que enfrentar las cosas por mucho que le lastimaran. No podía desaparecer simplemente y ya. Se lo debía a él y lo mucho que lo quería el cuando menos tratar de, ya no solucionar las cosas porque no estaba ni siquiera convencida de que pudieran arreglarse, pero no dejarlo todo en el aire sin resolver. ¿Una oportunidad de despedirse? Tal vez era eso… si él estaba con Sydney (como Willow estaba convencida que eso era lo que ocurría), o poder tener un cierre que no dejara las cosas inconclusas.
Como fuera, aparcó frente al edificio y suspirando lenta y hondamente, cabizbaja y con los hombros caídos mientras sostenía el paquete bajo su brazo, llamó al timbre de la puerta y se apoyó contra el muro, fijando la vista en el suelo como si acaso la hormiguita que pasaba junto a sus pies fuera la criatura más interesante de todas.
En fin…
Oh ironía, que había ordenado aquello por internet hacía ya un par de semanas, justo antes del baile, pensando en Everett. Lo había olvidado por completo hasta ahora que lo tenía frente a ella y no tenía muy claro qué quería hacer. Le cruzó por la cabeza tirarlo pero esa idea le dejaba muy mal sabor de boca. También pensó condenarlo al olvido de un estante polvoriento en su bodeguita, pero le parecía un genuino. Y la otra opción le ponía nerviosa al punto de hacerle temblar las piernas y creaba un nudo en su garganta.
Esa noche había dejado el paquete ahí oculto en el mostrador. Subió al piso que compartía con Azula y trató de seguir con todo con cuanta normalidad pudiera, cuando la verdad era que se lo había pasado completamente distraída y ausente, indecisa en cuanto lo que sería prudente y lo que quería hacer en realidad. Apenas y había dormido y las cosas le parecían cada vez menos y menos claras.
Al día siguiente había terminado por decidirse, aunque no fuera la opción que más tranquila le dejara. Tomó el paquete y su casco, se montó a la motocicleta y fue hacia el departamento de Matthew y Everett. Parte de ella esperaba que el profesor no estuviera en casa y ella cumpliría con lo suyo haciéndole la entrega a Matt. La otra parte le decía que no podía ocultarse para siempre, menos en un pueblo tan pequeño, y que tarde que temprano iba a tener que enfrentar las cosas por mucho que le lastimaran. No podía desaparecer simplemente y ya. Se lo debía a él y lo mucho que lo quería el cuando menos tratar de, ya no solucionar las cosas porque no estaba ni siquiera convencida de que pudieran arreglarse, pero no dejarlo todo en el aire sin resolver. ¿Una oportunidad de despedirse? Tal vez era eso… si él estaba con Sydney (como Willow estaba convencida que eso era lo que ocurría), o poder tener un cierre que no dejara las cosas inconclusas.
Como fuera, aparcó frente al edificio y suspirando lenta y hondamente, cabizbaja y con los hombros caídos mientras sostenía el paquete bajo su brazo, llamó al timbre de la puerta y se apoyó contra el muro, fijando la vista en el suelo como si acaso la hormiguita que pasaba junto a sus pies fuera la criatura más interesante de todas.
En fin…
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Solo una tontería
Había soñado con el bosque, con árboles a su alrededor, con pájaros cantando cerca de él, era extraño, muy extraño. Se decía que los lugares de los sueños se basaban en lugares en los que una persona había estado, pero Everett no conocía el bosque, sin embargo le invadía tal sensación de nostalgia que le resultaba familiar. Lo que tenía clarísimo era que no era el bosque de Storybrooke, para nada. Abrió los ojos, algo desorientado, porque ni siquiera recordaba que estaba en su propia casa. Pero sí, ahí estaba. Ese era su techo, su habitación... Se incorporó un poco en su cama hasta acabar sentado y observó el resto de su habitación. Se rascó un poco la cabeza confundido. No se había levantado solo, más bien acompañado. Sonrió al ver quien era. ¿O seguía siendo un sueño todo? ¿Imaginaciones suyas?
Salió de la cama lentamente, sin hacer ruido y bajó al primer piso para prepararse el desayuno. Solo entonces, se dio cuenta de que iba completamente desnudo, por lo que tuvo que subir otra vez para ponerse unos calzoncillos y una camiseta vieja. Y aunque hubiera pasado por muchos espejos, no se había percatado de su mala imagen: barba de varios días, completamente despeinado, ojeras y el rostro algo demacrado por los pocos cuidados que había llevado últimamente. Sabía que había dormido porque se había despertado de la cama, pero no lo podía asegurar por la sensación que tenía: de completo cansancio.
Se dejó llevar por sus pies, arrastrándolos por el suelo de la casa que compartía con Matthew que ambos habían apodado "La caja de cartón" por una broma que tenían entre los dos. Llegó a la parte de la cocina (aunque era muy difícil diferenciar el límite entre la cocina y el salón). Abrió la nevera y se llenó un bol con leche para después echar unos cereales cualquiera. Masticó rítmicamente y mirando a la nada. Realmente era como un zombie cuando se levantaba, después cuando salía a correr se transformaba en el chico que era siempre. Entonces, alguien llamó a la puerta. ¿Acaso Matt esperaba visita a esas horas? Porque él no.
-¡Matthew! ¡La puerta! -no recibió respuesta alguna. ¿Estaría en la casa? Everett resopló y se levantó vago de la silla para dirigirse a la puerta.
Se rascó la barba y la mejilla, intentando despertarse, pero le era imposible. Bostezó abiertamente mientras abría la puerta, además, ¿qué horas serían? No lo sabía, tampoco es que le importase mucho cuando estaba recién levantado. Y entonces llegó la sorpresa. Intentó abrir los ojos lo máximo posible (ya que tenía los párpados bastante hinchados por falta de sueño) al ver que la persona que estaba en el portal de Caja de Cartón era nada más y nada menos que Willow. Desconocía los motivos que la habían traído ahí, pero no era un buen momento para invitarla a pasar a casa (como habría hecho en otra ocasión), por lo que cerró levemente la puerta detrás de él y se acercó un poco a ella.
-Buenos días Willow, ¿qué te trae por aquí? -su voz sonó completamente extrañada.
Salió de la cama lentamente, sin hacer ruido y bajó al primer piso para prepararse el desayuno. Solo entonces, se dio cuenta de que iba completamente desnudo, por lo que tuvo que subir otra vez para ponerse unos calzoncillos y una camiseta vieja. Y aunque hubiera pasado por muchos espejos, no se había percatado de su mala imagen: barba de varios días, completamente despeinado, ojeras y el rostro algo demacrado por los pocos cuidados que había llevado últimamente. Sabía que había dormido porque se había despertado de la cama, pero no lo podía asegurar por la sensación que tenía: de completo cansancio.
Se dejó llevar por sus pies, arrastrándolos por el suelo de la casa que compartía con Matthew que ambos habían apodado "La caja de cartón" por una broma que tenían entre los dos. Llegó a la parte de la cocina (aunque era muy difícil diferenciar el límite entre la cocina y el salón). Abrió la nevera y se llenó un bol con leche para después echar unos cereales cualquiera. Masticó rítmicamente y mirando a la nada. Realmente era como un zombie cuando se levantaba, después cuando salía a correr se transformaba en el chico que era siempre. Entonces, alguien llamó a la puerta. ¿Acaso Matt esperaba visita a esas horas? Porque él no.
-¡Matthew! ¡La puerta! -no recibió respuesta alguna. ¿Estaría en la casa? Everett resopló y se levantó vago de la silla para dirigirse a la puerta.
Se rascó la barba y la mejilla, intentando despertarse, pero le era imposible. Bostezó abiertamente mientras abría la puerta, además, ¿qué horas serían? No lo sabía, tampoco es que le importase mucho cuando estaba recién levantado. Y entonces llegó la sorpresa. Intentó abrir los ojos lo máximo posible (ya que tenía los párpados bastante hinchados por falta de sueño) al ver que la persona que estaba en el portal de Caja de Cartón era nada más y nada menos que Willow. Desconocía los motivos que la habían traído ahí, pero no era un buen momento para invitarla a pasar a casa (como habría hecho en otra ocasión), por lo que cerró levemente la puerta detrás de él y se acercó un poco a ella.
-Buenos días Willow, ¿qué te trae por aquí? -su voz sonó completamente extrañada.
Everett N. O'Connor- Humanos
- Soy : Hansel
Mensajes : 339
Empleo /Ocio : Profesor de Ciencias
Localización : Perdido por Storybrooke
Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Solo una tontería
Tenía miedo de que los nervios le traicionaran y fueran a jugarle una muy mala pasada, pero quería suponer que considerando todo el sentirse así de ansiosa tenía que ser normal. Esa era la primera vez que lo vería e intercambiaría palabra con él desde la fiesta en el ayuntamiento. No tomaba en consideración lo que había pasado en la playa con Matthew y Sydney porque no era algo que hubiera buscado ella, sino que había terminado ahí obligada y además sintiendo que se moría al verlo acompañado de la mano de la psicóloga. A Willow le parecía lo más lógico, después de todo la doctora era de su edad y muy bonita y seguro que se sentiría más a gusto con ella que con una ex alumna estúpidamente enamorada.
No pretendía quedarse mucho tiempo, la verdad. Le saludaría, le entregaría el paquete que en realidad siempre había sido suyo por que lo había comprado para él y después de eso se despediría. Quería dar por cerrado aquel tema, tal vez hablar si acaso él quería y dejarle en claro que no lo odiaba ni iba a hacerle dramas de ninguna clase, porque después de todo la del problema era ella. No podía obligarlo a sentir nada por ella, por mucho que deseara que le quisiera aunque fuera un poquito.
No obstante a Willow las cosas nunca le salían como las tenía planeadas. Ella quería un encuentro limpio y sin mayores acontecimientos, pero al verlo tan mal el corazón se le hizo un puño. Las oscuras bolsas debajo de sus ojos no eran de aquellas que llegan tras una noche de desvelo común, sino que se trataban de esas que nacían cuando detrás del insomnio había algo que te angustiaba.
Everett… ¿qué te… – Su pregunta quedó a medias cuando se dio cuenta que iba sin pantalones. Se mordió los labios. Que el professor era despistado, venga, pero eso ya no era normal. – Yo ahm… venía a darte algo, pero igual y quieres vestirte antes. –
Agachó la mirada y se llevó una mano a la nuca. No quería pensar, no quería sacar conclusiones de nada. No iba a dejar contagiarse por las películas de Grace en las que esa era justo la escena en el que el protagonista se da cuenta que no puede ni dormir porque después de todo si ama a la chica. Era obvio que ella no era tan importante, o eso creía, pero más obvio era que había algo más que lo aquejaba y eso le tenía demasiado preocupada
No pretendía quedarse mucho tiempo, la verdad. Le saludaría, le entregaría el paquete que en realidad siempre había sido suyo por que lo había comprado para él y después de eso se despediría. Quería dar por cerrado aquel tema, tal vez hablar si acaso él quería y dejarle en claro que no lo odiaba ni iba a hacerle dramas de ninguna clase, porque después de todo la del problema era ella. No podía obligarlo a sentir nada por ella, por mucho que deseara que le quisiera aunque fuera un poquito.
No obstante a Willow las cosas nunca le salían como las tenía planeadas. Ella quería un encuentro limpio y sin mayores acontecimientos, pero al verlo tan mal el corazón se le hizo un puño. Las oscuras bolsas debajo de sus ojos no eran de aquellas que llegan tras una noche de desvelo común, sino que se trataban de esas que nacían cuando detrás del insomnio había algo que te angustiaba.
Everett… ¿qué te… – Su pregunta quedó a medias cuando se dio cuenta que iba sin pantalones. Se mordió los labios. Que el professor era despistado, venga, pero eso ya no era normal. – Yo ahm… venía a darte algo, pero igual y quieres vestirte antes. –
Agachó la mirada y se llevó una mano a la nuca. No quería pensar, no quería sacar conclusiones de nada. No iba a dejar contagiarse por las películas de Grace en las que esa era justo la escena en el que el protagonista se da cuenta que no puede ni dormir porque después de todo si ama a la chica. Era obvio que ella no era tan importante, o eso creía, pero más obvio era que había algo más que lo aquejaba y eso le tenía demasiado preocupada
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Solo una tontería
En la boca de Everett aún permanecía aquel regusto a cereal, y recordó el bol de cereales con leche que había dejado en la cocina. Pero primero debía atender a Willow. Que estuviera allí, en el portal de su casa tras varios días sin verla (exceptuando en la playa por pura casualidad, justo cuando había salido a pasear con Sydney), decía mucho, signficaba que a ella le había ocurrido algo o que simple y llanamente, quería solucionar las cosas. Esperaba que fuera la segunda opción, porque realmente quería solucionar las cosas.
Abrió bastante los ojos y se miró a él mismo. Era normal que no llevase pantalones. Se encontraba en su casa, recién levantado y para su opinión creía que era lo más cómodo (solo superado por ir completamente desnudo, aunque eso sería de incivilizado). Claramente, después de la noche que había pasado, no tenía muchas ganas de vestirse. Se rascó la cabeza algo confundido, esperando que Willow dijera algo más, pero no fue así. Carraspeó, ¿cuánto tiempo llevaban sin hablarse así tan directamente? Parecía tan lejano que resultaba muy extraño tenerla ahí delante, los dos solos. Bien podría volver a entrar en casa y ponerse unos pantalones, pero aquellos boxers tapaban bastante, eran como un bañador, además la camiseta era bien grande. Además luego estaba el problema de que si subía de nuevo a la habitación la fuera a despertar, y tampoco quería hacer eso, puesto que después tendrían que hablar.
-¿Vestirme? Creo que no es necesario... Me acabo de levantar y dudo que me acuerde como ponerme los pantalones -dijo mientras intentaba colocarse los pelos locos que tenía en la cabeza-. Últimamente no he dormido bien... Pero tranquila... ¿Quieres que hablemos? ¿Has venido por eso? Porque si quieres podemos pasar a la cocina para hablar... Sí, éso -dijo mientras abría levemente la puerta.
Era por la mañana, tenía el día libre, todo el día por delante, así que si solucionaba als cosas con Willow, las cosas a la cara, mejor que mejor. No se percató siquiera del paquete que llevaba la joven, estaba demasiado ensimismado en sus pensamientos. El bosque, el bosque, el bosque... ¿Qué le pasaba con el bosque?
Abrió bastante los ojos y se miró a él mismo. Era normal que no llevase pantalones. Se encontraba en su casa, recién levantado y para su opinión creía que era lo más cómodo (solo superado por ir completamente desnudo, aunque eso sería de incivilizado). Claramente, después de la noche que había pasado, no tenía muchas ganas de vestirse. Se rascó la cabeza algo confundido, esperando que Willow dijera algo más, pero no fue así. Carraspeó, ¿cuánto tiempo llevaban sin hablarse así tan directamente? Parecía tan lejano que resultaba muy extraño tenerla ahí delante, los dos solos. Bien podría volver a entrar en casa y ponerse unos pantalones, pero aquellos boxers tapaban bastante, eran como un bañador, además la camiseta era bien grande. Además luego estaba el problema de que si subía de nuevo a la habitación la fuera a despertar, y tampoco quería hacer eso, puesto que después tendrían que hablar.
-¿Vestirme? Creo que no es necesario... Me acabo de levantar y dudo que me acuerde como ponerme los pantalones -dijo mientras intentaba colocarse los pelos locos que tenía en la cabeza-. Últimamente no he dormido bien... Pero tranquila... ¿Quieres que hablemos? ¿Has venido por eso? Porque si quieres podemos pasar a la cocina para hablar... Sí, éso -dijo mientras abría levemente la puerta.
Era por la mañana, tenía el día libre, todo el día por delante, así que si solucionaba als cosas con Willow, las cosas a la cara, mejor que mejor. No se percató siquiera del paquete que llevaba la joven, estaba demasiado ensimismado en sus pensamientos. El bosque, el bosque, el bosque... ¿Qué le pasaba con el bosque?
Everett N. O'Connor- Humanos
- Soy : Hansel
Mensajes : 339
Empleo /Ocio : Profesor de Ciencias
Localización : Perdido por Storybrooke
Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Solo una tontería
Hubiera reído, pero estaba demasiado nerviosa para hacerlo. Pues nada, si él no quería ponerse pantalones que no lo hiciera que era su casa. Aún y con lo desinhibida que Willow era nunca andaba en bragas por el departamento frente de Azula y nunca se le ocurriría abrir la puerta semidesnuda. En otros tiempos seguro habría hecho alguna broma subida de tono al respecto acompañada de su contagiosa y cantarina risa, pero eso no iba a pasar ahora, no cuando se sentía tan pequeña y derrotada.
- Si, sobre eso… - ¿Qué si quería hablar de ello? En realidad no. Pero era muy consciente de que tendría que hacerlo para poder resolver aquella situación por lo sano. No estaba segura si podrían seguir siendo amigos, no si le lastimaba tanto el saber que no tenía oportunidad con él, pero lo primordial era que no quería lastimarlo a él. ¿Qué tan fácil sería para ella simplemente ignorarlo y no volver a dirigirle la palabra nunca jamás? Era lo que muchos harían. Pero contrario a lo que muchos pensaban de ella, Willow no era ni tan egoísta ni tan inmadura como aparentaba serlo, por algo tenía tantas amistades que guardaba muy cerca de su corazón, ¡las personas horribles no tenían tantos buenos amigos como ella!
- Pues, si… creo que sería bueno. Si tú quieres y eso, claro. – La duda no era necesaria después de todo ya que Connor le invitaba a pasar. Al entrar dejó su casco y las llaves en la mesita de la entrada para quedarse sólo con el paquete entre las manos. Se sentó en la barra de la cocina y aunque mantuvo la vista clavada en el paquete terminó por voltear hacia él sin poder evitarlo.
– ¿Y ese insomnio repentino? ¿Te has estado sintiendo mal? Porque puedo pedirle a William que te eche un vistazo si eso es lo que pasa… – Le sonaba a ella lo más lógico, pues no tenía manera de imaginar que él se sentía justo como ella lo había estado haciendo, completamente perdido y sintiendo que hacía falta una enorme parte de sí mismo en su corazón que le impedía ser feliz, aunque si bien él extrañaba hasta lo indecible a alguien que no sabía siquiera quien era, ella cada día se dejaba vencer un poco más por aquella horrible sentir de que nadie nunca la había amado ni la iba a amar en verdad
- Si, sobre eso… - ¿Qué si quería hablar de ello? En realidad no. Pero era muy consciente de que tendría que hacerlo para poder resolver aquella situación por lo sano. No estaba segura si podrían seguir siendo amigos, no si le lastimaba tanto el saber que no tenía oportunidad con él, pero lo primordial era que no quería lastimarlo a él. ¿Qué tan fácil sería para ella simplemente ignorarlo y no volver a dirigirle la palabra nunca jamás? Era lo que muchos harían. Pero contrario a lo que muchos pensaban de ella, Willow no era ni tan egoísta ni tan inmadura como aparentaba serlo, por algo tenía tantas amistades que guardaba muy cerca de su corazón, ¡las personas horribles no tenían tantos buenos amigos como ella!
- Pues, si… creo que sería bueno. Si tú quieres y eso, claro. – La duda no era necesaria después de todo ya que Connor le invitaba a pasar. Al entrar dejó su casco y las llaves en la mesita de la entrada para quedarse sólo con el paquete entre las manos. Se sentó en la barra de la cocina y aunque mantuvo la vista clavada en el paquete terminó por voltear hacia él sin poder evitarlo.
– ¿Y ese insomnio repentino? ¿Te has estado sintiendo mal? Porque puedo pedirle a William que te eche un vistazo si eso es lo que pasa… – Le sonaba a ella lo más lógico, pues no tenía manera de imaginar que él se sentía justo como ella lo había estado haciendo, completamente perdido y sintiendo que hacía falta una enorme parte de sí mismo en su corazón que le impedía ser feliz, aunque si bien él extrañaba hasta lo indecible a alguien que no sabía siquiera quien era, ella cada día se dejaba vencer un poco más por aquella horrible sentir de que nadie nunca la había amado ni la iba a amar en verdad
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Solo una tontería
-Claro que quiero hablarlo Willow, después de todo, somos amigos, ¿no? -sonrió confiado.
Le costó pronunciar aquellas palabras después de lo que había ocurrido entre ellos. No podía negar que desde que Willow había acabado el instituto y pasaban tanto tiempo juntos lejos de la escuela, se había dado cuenta de que sentía algo extraño hacia su ex-alumna. Pero en cuanto ésta dio el "primer paso" y lo besó en la fiesta de la acaldesa, al fin Everett esclareció todo. Sí, en cierto modo se podía decir que la quería, pero no del mismo modo que la joven esperaba. Por ese mismo motivo, por un lado Everett se sentía egoísta, por querer seguir siendo amigos cuando sabía que la muchacha estaba destrozada (por lo que le habían dicho y echado en cara).
Cerró la puerta detrás de él cuando Willow pasó y la siguió hasta la cocina. Allí se encontraba su bol de cereales, a mitad. Se rascó la nuca bastante nervioso, sin saber muy bien qué hacer. Después de todo, ella había aceptado a hablarlo allí, en Caja de Cartón. Antes de entrar completamente en la cocina, dirigió su mirada a las escaleras que llevaban al segundo piso, esperando escuchar algún ruido o algo parecido. ¿Estaría despierta o seguiría durmiendo? Negó con la cabeza y se sentó donde estaba antes, en frente de su bol de cereales y miró a Willow.
-No, tranquila. No hace falta ir al médico... Simplemente tengo que solucionar un par de cosas que tengo pendiente. Aunque esta noche he dormido -volvió a sonreír para que la joven dejara de preocuparse, después de todo ya le había traído suficientes problemas como para ahora decirle que le quitaba el sueño aquella añoranza y nostalgia que sentía. No sabía a ciencia cierta si había llegado a dormir después de aquella noche con ella, pero bueno, recordaba que había abierto los ojos, algo significaría no. Se levantó de repente de la silla y dijo-. Ay, perdona, sigo durmiendo y no me he dado cuenta... ¿Quieres algo para beber, comer...? Ahora mismo estaba desayunando, así que si quieres algo, dilo. Creo que ayer Matthew hizo la compra y hay bastante comida -sí, la había, lo sabía bien puesto que había preparado la cena. Sí, le había preparado la cena y recordaba perfectamente que había sido una velada perfecta.
Se quedó de pie, esperando la respuesta afirmativa o negativa de Willow.
Le costó pronunciar aquellas palabras después de lo que había ocurrido entre ellos. No podía negar que desde que Willow había acabado el instituto y pasaban tanto tiempo juntos lejos de la escuela, se había dado cuenta de que sentía algo extraño hacia su ex-alumna. Pero en cuanto ésta dio el "primer paso" y lo besó en la fiesta de la acaldesa, al fin Everett esclareció todo. Sí, en cierto modo se podía decir que la quería, pero no del mismo modo que la joven esperaba. Por ese mismo motivo, por un lado Everett se sentía egoísta, por querer seguir siendo amigos cuando sabía que la muchacha estaba destrozada (por lo que le habían dicho y echado en cara).
Cerró la puerta detrás de él cuando Willow pasó y la siguió hasta la cocina. Allí se encontraba su bol de cereales, a mitad. Se rascó la nuca bastante nervioso, sin saber muy bien qué hacer. Después de todo, ella había aceptado a hablarlo allí, en Caja de Cartón. Antes de entrar completamente en la cocina, dirigió su mirada a las escaleras que llevaban al segundo piso, esperando escuchar algún ruido o algo parecido. ¿Estaría despierta o seguiría durmiendo? Negó con la cabeza y se sentó donde estaba antes, en frente de su bol de cereales y miró a Willow.
-No, tranquila. No hace falta ir al médico... Simplemente tengo que solucionar un par de cosas que tengo pendiente. Aunque esta noche he dormido -volvió a sonreír para que la joven dejara de preocuparse, después de todo ya le había traído suficientes problemas como para ahora decirle que le quitaba el sueño aquella añoranza y nostalgia que sentía. No sabía a ciencia cierta si había llegado a dormir después de aquella noche con ella, pero bueno, recordaba que había abierto los ojos, algo significaría no. Se levantó de repente de la silla y dijo-. Ay, perdona, sigo durmiendo y no me he dado cuenta... ¿Quieres algo para beber, comer...? Ahora mismo estaba desayunando, así que si quieres algo, dilo. Creo que ayer Matthew hizo la compra y hay bastante comida -sí, la había, lo sabía bien puesto que había preparado la cena. Sí, le había preparado la cena y recordaba perfectamente que había sido una velada perfecta.
Se quedó de pie, esperando la respuesta afirmativa o negativa de Willow.
Everett N. O'Connor- Humanos
- Soy : Hansel
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Localización : Perdido por Storybrooke
Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Solo una tontería
Si... amigos...
Le tranquilizaba un poco que le dijera no era nada grave; tan solo un poco, pero algo era algo. No prestó atención a la insistencia con la que miraba las escaleras que llevaban hacia la segunda planta. Willow era una persona muy despierta y observadora y tal vez sintiéndose un poco más como ella misma el detalle no le habría pasado por alto, pero ahora mismo, con tal de no mirarlo a él a los ojos, los suyos permanecían clavados en aquel paquete.
- No, no... así está bien... - Respondió distraída cuando le preguntaba si se le ofrecía algo de comer. La verdad era que de todas las cosas que sentía hambre era la última, y tampoco le parecía buena idea extenderse demasiado y arriesgarse a descomponerse en frente de él. Si lo que quería era convencerlo de que estaba bien y entendía las cosas, aunque la realidad fuera completamente distinta.
- Supongo que quería decirte que... lamento haberte puesto en una posición difícil y eso. Es que... - Pues ya Willow, ¿que más quedaba? Más jodida no podía irse de ahí y si iba a tener una oportunidad de sacarse todo aquello del pecho probablemente esa sería la única que tendría. Tan triste...
Suspiró largamente y fue como si su cuello perdiera toda la fuerza para sostener el peso de su cabeza porque esta colgaba como si quisiera ocultarse en sí misma. Era hasta doloroso verla. - Pues es que tengo mucho tiempo enamorada de ti y exploté. Eso fue lo que pasó, no pude más y no lo pensé y... no sé... creí que tu también sentías algo por mi... - Aunque era obvio que no...
Se abrazó a sí misma, sintiéndose vulnerable y expuesta como pocas veces. Era como si deseara poder envolverse con algo que le sirviera de barrera para protegerla de todo eso que le lastimaba, pero era inútil. No existía tal cosa en el mundo real.
Le tranquilizaba un poco que le dijera no era nada grave; tan solo un poco, pero algo era algo. No prestó atención a la insistencia con la que miraba las escaleras que llevaban hacia la segunda planta. Willow era una persona muy despierta y observadora y tal vez sintiéndose un poco más como ella misma el detalle no le habría pasado por alto, pero ahora mismo, con tal de no mirarlo a él a los ojos, los suyos permanecían clavados en aquel paquete.
- No, no... así está bien... - Respondió distraída cuando le preguntaba si se le ofrecía algo de comer. La verdad era que de todas las cosas que sentía hambre era la última, y tampoco le parecía buena idea extenderse demasiado y arriesgarse a descomponerse en frente de él. Si lo que quería era convencerlo de que estaba bien y entendía las cosas, aunque la realidad fuera completamente distinta.
- Supongo que quería decirte que... lamento haberte puesto en una posición difícil y eso. Es que... - Pues ya Willow, ¿que más quedaba? Más jodida no podía irse de ahí y si iba a tener una oportunidad de sacarse todo aquello del pecho probablemente esa sería la única que tendría. Tan triste...
Suspiró largamente y fue como si su cuello perdiera toda la fuerza para sostener el peso de su cabeza porque esta colgaba como si quisiera ocultarse en sí misma. Era hasta doloroso verla. - Pues es que tengo mucho tiempo enamorada de ti y exploté. Eso fue lo que pasó, no pude más y no lo pensé y... no sé... creí que tu también sentías algo por mi... - Aunque era obvio que no...
Se abrazó a sí misma, sintiéndose vulnerable y expuesta como pocas veces. Era como si deseara poder envolverse con algo que le sirviera de barrera para protegerla de todo eso que le lastimaba, pero era inútil. No existía tal cosa en el mundo real.
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Solo una tontería
illow le dijo que no quería nada para comer, algo que le resultó extraño a Everett pero que no quiso darle más vueltas. Lo último que quería hacer era ponerla en una situación más incómoda a la chica. Al darle una respuesta negativa, lo que hizo el joven fue coger su bol de cereales y sentarse sobre la mesa. Se metió una cucharada de cereales con leche mientras escuchaba a Willow.
Realmente su ex-alumna le había metido en una situación tremendamente complicada, puesto que claro, a los ojos del resto de Storybrooke, Willow era la pobre joven que se había confesado a su antiguo profesor y Everett había quedado como el hombre sin sentimientos que le había cortado por completo. Sí que era cierto que él mismo había continuado aquel beso que le había dado la joven rubia, y era porque sentía cierta atracción hacia ella. Sin embargo, tuvo la respuesta en aquella misma fiesta. No era ella esa persona indicada que necesitaba buscar, y desde ese momento había intentado ordenar sus pensamientos, descubrir quién era. ¿Estaría loco acaso? Era lo que a veces pensaba de sí mismo puesto que se estaba destrozando a sí mismo por culpa de una simple sensación, no tenía pistas, ni indicios, nada. Simplemente una sensación. Sí, era un estúpido que se dejaba guiar por sus sueños, pero no perdía nada por hacerlo, ¿no? Al menos eso pensaba él.
Se llevó otra cucharada a la boca y mientras masticaba los cereales, escuchó las palabras de Willow que... casi lo atragantan. ¿Qué andaba enamorada de él? No se lo podría haber figurado. Claro que le parecía extraña toda la atención que le ofrecía, incluso fuera del colegio pero... creía que era simple admiración o atracción. ¿Amor? Aquello era una palabra demasiado fuerte para él, sí, a él le podía gustar la gente bastante rápido, pero... ¿amar? No, aquello sería para la persona indicada. Tosió varias veces, golpeándose en el pecho para recuperar el aliento. Sin lugar a dudas aquello le había trastocado bastante. La miró, sin saber muy bien qué decir, ya que después de todo él había pasado la noche con otra persona. Suspiró.
En cierto modo, la joven había hecho bien en decírselo, decirlo con su voz, explicando las cosas tranquilamente. Cuando vio que ya respiraba con normalidad, dejó el bol de cereales sobre la mesa y bajó al suelo. Caminó hasta ella y posó las manos sobre los hombros de Willow.
-Gracias por haber sido tan sincera Willow... Y siento haberte confundido, de verdad. Te apreciaba y te sigo apreciando, mucho, pero hasta ahí llega la cosa. Lo siento mucho -y sí que era verdad todo aquello. Lo sentía de verdad, porque lo último que quería era ver a alguien triste por su culpa.
[OFF: Siento haber tardado en postear, el sábado y el domingo no estaba y cuando regresé no habían ganas para postear xD]
Realmente su ex-alumna le había metido en una situación tremendamente complicada, puesto que claro, a los ojos del resto de Storybrooke, Willow era la pobre joven que se había confesado a su antiguo profesor y Everett había quedado como el hombre sin sentimientos que le había cortado por completo. Sí que era cierto que él mismo había continuado aquel beso que le había dado la joven rubia, y era porque sentía cierta atracción hacia ella. Sin embargo, tuvo la respuesta en aquella misma fiesta. No era ella esa persona indicada que necesitaba buscar, y desde ese momento había intentado ordenar sus pensamientos, descubrir quién era. ¿Estaría loco acaso? Era lo que a veces pensaba de sí mismo puesto que se estaba destrozando a sí mismo por culpa de una simple sensación, no tenía pistas, ni indicios, nada. Simplemente una sensación. Sí, era un estúpido que se dejaba guiar por sus sueños, pero no perdía nada por hacerlo, ¿no? Al menos eso pensaba él.
Se llevó otra cucharada a la boca y mientras masticaba los cereales, escuchó las palabras de Willow que... casi lo atragantan. ¿Qué andaba enamorada de él? No se lo podría haber figurado. Claro que le parecía extraña toda la atención que le ofrecía, incluso fuera del colegio pero... creía que era simple admiración o atracción. ¿Amor? Aquello era una palabra demasiado fuerte para él, sí, a él le podía gustar la gente bastante rápido, pero... ¿amar? No, aquello sería para la persona indicada. Tosió varias veces, golpeándose en el pecho para recuperar el aliento. Sin lugar a dudas aquello le había trastocado bastante. La miró, sin saber muy bien qué decir, ya que después de todo él había pasado la noche con otra persona. Suspiró.
En cierto modo, la joven había hecho bien en decírselo, decirlo con su voz, explicando las cosas tranquilamente. Cuando vio que ya respiraba con normalidad, dejó el bol de cereales sobre la mesa y bajó al suelo. Caminó hasta ella y posó las manos sobre los hombros de Willow.
-Gracias por haber sido tan sincera Willow... Y siento haberte confundido, de verdad. Te apreciaba y te sigo apreciando, mucho, pero hasta ahí llega la cosa. Lo siento mucho -y sí que era verdad todo aquello. Lo sentía de verdad, porque lo último que quería era ver a alguien triste por su culpa.
[OFF: Siento haber tardado en postear, el sábado y el domingo no estaba y cuando regresé no habían ganas para postear xD]
Everett N. O'Connor- Humanos
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Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Solo una tontería
Y ahí estaba...
Ni siquiera tenía Everett que decirle nada, ni tampoco necesitaba ella alzar el rostro. Escucharlo ahogarse era la única respuesta que necesitaba. Era sorpresa, era incredulidad, y él no se sentiría de esa manera si sintiera por ella aunque fuera un poquito de lo que él sentía por él.
Se sentía estúpida, estúpida como pocas veces en su vida, y aún con la cabeza gacha cerraba los ojos para contener así las lágrimas y se abrazaba con más fuerza. Willow no sabía contener sus emociones y tampoco ocultarlas. Si así fuera, habría actuado distinto al momento de finalmente atrevarse a confesar lo que sentía. Era idiota y era ingenua por creer que él podría llegar a enamorarse de ella también. ¿Una alumna enamorada de su profesor? ¿Cuántas veces había dado eso resultado? Se había confundido, malinterpretado la atención que le prestaba, pero es que la manera en que le hacía sentir... como se reía y todo a su alrededor dejaba de existir, el como podía quedarse por horas escuchándolo...
Si tras abrirse con ese secreto que había guardado por años le hubiera dado cualquier indicio indicio de que sentía algo por ella Willow se hubiera decidido a pelear. Probarle que era sincera, que podía ser eso que buscaba y necesitaba si acaso le diera la oportunidad, pero la manera en que le respondía y colocaba las manos sobre sus hombros, aún si él intentaba ser gentil, para ella no eran más que una muralla fría. No había nada ahí. Era ella la que había malinterpretado las cosas, ¿verdad? Ella tenía la culpa. Estúpida Willow.
Se dobló un poco cuando le sujetaba los hombros y sin poder evitarlo un perqueño gemido de dolor se escapó de sus labios al tiempo que la primera lágrima rodaba por su mejilla. No quería hacerlo, no quería ponerlo en una situación más incómoda aún, pero le estaba costando ya horrores el contenerse, y aún así no lo podía hacer del todo.
- No... no te preocupes. Yo... estaré bien. - Le respondió aún sin mirarlo, secándose las lágrimas con los puños y haciendo un esfuerzo sobre humano por tratar de sonreir aunque fuera un poquito, aunque fuera lo último que se sentía capaz de hacer. - Sólo... sólo quería que lo supieras para que entendieras y me creyeras si te digo que nunca quise ponerte en una situación en la que no quisieras estar y que...bueno... que lo entiendas si me aparto y... eso... - Que ya no iba a ir a buscarlo para hablar de cómics y de máquinas, que ya no iba a invitarle a un helado, que ya no iba a acercarse si lo veía por la calle. No ahora, porque le dolía demasiado. Tal vez después. Era duro porque lo quería y lo iba a extrañar demasiado... pero era lo más sano que podía hacer, ¿verdad? Hablar con tranquilidad, decirle las cosas, explicarle por qué.
- Como sea yo... había visto eso hace algunas semanas y lo pedí para tí. Ya no sé si lo quieras pero... - Suspiró y señaló sin fuerzas al paquete que había traído consigo. - Pensé que iba a quedar bonito en tu escritorio. - Y bueno... ella mejor se iba ya. No quería quedarse ni siquiera a ver si abría el paquete, si le gustaba o no, si decidía quedárselo después de todo o tirarlo por ser una bobada infantil.
---
Paquetitou
Ni siquiera tenía Everett que decirle nada, ni tampoco necesitaba ella alzar el rostro. Escucharlo ahogarse era la única respuesta que necesitaba. Era sorpresa, era incredulidad, y él no se sentiría de esa manera si sintiera por ella aunque fuera un poquito de lo que él sentía por él.
Se sentía estúpida, estúpida como pocas veces en su vida, y aún con la cabeza gacha cerraba los ojos para contener así las lágrimas y se abrazaba con más fuerza. Willow no sabía contener sus emociones y tampoco ocultarlas. Si así fuera, habría actuado distinto al momento de finalmente atrevarse a confesar lo que sentía. Era idiota y era ingenua por creer que él podría llegar a enamorarse de ella también. ¿Una alumna enamorada de su profesor? ¿Cuántas veces había dado eso resultado? Se había confundido, malinterpretado la atención que le prestaba, pero es que la manera en que le hacía sentir... como se reía y todo a su alrededor dejaba de existir, el como podía quedarse por horas escuchándolo...
Si tras abrirse con ese secreto que había guardado por años le hubiera dado cualquier indicio indicio de que sentía algo por ella Willow se hubiera decidido a pelear. Probarle que era sincera, que podía ser eso que buscaba y necesitaba si acaso le diera la oportunidad, pero la manera en que le respondía y colocaba las manos sobre sus hombros, aún si él intentaba ser gentil, para ella no eran más que una muralla fría. No había nada ahí. Era ella la que había malinterpretado las cosas, ¿verdad? Ella tenía la culpa. Estúpida Willow.
Se dobló un poco cuando le sujetaba los hombros y sin poder evitarlo un perqueño gemido de dolor se escapó de sus labios al tiempo que la primera lágrima rodaba por su mejilla. No quería hacerlo, no quería ponerlo en una situación más incómoda aún, pero le estaba costando ya horrores el contenerse, y aún así no lo podía hacer del todo.
- No... no te preocupes. Yo... estaré bien. - Le respondió aún sin mirarlo, secándose las lágrimas con los puños y haciendo un esfuerzo sobre humano por tratar de sonreir aunque fuera un poquito, aunque fuera lo último que se sentía capaz de hacer. - Sólo... sólo quería que lo supieras para que entendieras y me creyeras si te digo que nunca quise ponerte en una situación en la que no quisieras estar y que...bueno... que lo entiendas si me aparto y... eso... - Que ya no iba a ir a buscarlo para hablar de cómics y de máquinas, que ya no iba a invitarle a un helado, que ya no iba a acercarse si lo veía por la calle. No ahora, porque le dolía demasiado. Tal vez después. Era duro porque lo quería y lo iba a extrañar demasiado... pero era lo más sano que podía hacer, ¿verdad? Hablar con tranquilidad, decirle las cosas, explicarle por qué.
- Como sea yo... había visto eso hace algunas semanas y lo pedí para tí. Ya no sé si lo quieras pero... - Suspiró y señaló sin fuerzas al paquete que había traído consigo. - Pensé que iba a quedar bonito en tu escritorio. - Y bueno... ella mejor se iba ya. No quería quedarse ni siquiera a ver si abría el paquete, si le gustaba o no, si decidía quedárselo después de todo o tirarlo por ser una bobada infantil.
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Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Solo una tontería
Ver a Willow en aquel estado de ánimo realmente mataba a Everett. ¿Por qué las relaciones eran complicadas? ¿Por qué las complicaban tanto? Quizás... Si lo hubiera sabido desde un primer momento, él habría intentado... No lo sabía muy bien, pero seguramente haber dejado de darle esperanzas a Willow. Porque era culpa suya, culpa de su maldita cabeza que nunca estaba pendiente de donde tenía que estar. Él se encontraba cansado, débil, desorientado, pero con otro peso menos. Era un adulto, tenía que saber solucionar sus propios problemas y el haber podido hablado con Willow le reconfortaba una parte... Pero sus sentimientos eran demasiado sinceros para él. Y se sentía que los había traicionado, pero no podía hacer otra cosa, aquella era la única solución... Después de lo que había ocurrido entre él y ella, estando ella en su habitación, quizás durmiendo, quizás esperándole o quizás escapando...
Las lágrimas de Willow le dieron entender a Everett que no estaba bien, no, porque aquellas claramente no eran lágrimas de alegría. ¿Cómo iban a serlo? Lo entendía por una parte y por otra no. Aquel era uno de los defectos de Everett, era bastante empático en cuanto observaba los sentimientos de otras personas, pero era demasiado feliz, siempre tenía la cabeza en las nubes. Luego estaba el hecho de que a él le gustaba ser una persona anónima en el pueblo, por supuesto que la gente lo conocía por su gran sentido de la orientación, pero ya está. No quería que supieran que era de su vida sentimental y demás, era bastante receloso con eso y tampoco la iba contando a los cuatro vientos. De todos modos, cuando Willow lo besó en la fiesta de la alcaldesa, todos comenzaron con los chismorreos y cuando veían a Everett, lo miraban y susurraban entre ellos. Y él odiaba que ocurriera eso, pero, ¿a quién debía echarle la culpa? Por ese motivo tuvo que hablar con Sydney, porque se sentía completamente impotente.
-Lo comprendo, sí, claro. Los dos somos adultos, ¿no? -sonrió levemente porque no podía agrandar aquella sonrisa suya tan habitual. En aquellos momentos no podía ni siquiera podía mirarle a los ojos. Sí, lo mejor era apartarse. Entonces repentinamente, señaló un pequeó paquete que al parecer había traído a su casa. ¡Vaya! Él ni se había percatado de ello. Con algo de reparo lo cogió y lo abrió tranquilamente, con los dedos algo torpes y lo que se encontró lo dejó con la poca abierta. Parecía ser un pequeño ratón, vestido como Einstein y entre sus manos la famosa ecuación de él. Miró a Willow y claramente no encontró su mirada, y aún así dijo con voz sorprendida y a la vez emocionada-. Muchas gracias es genial, pero no sé si me lo merezco después de lo que ha pasado... Lo pondré en mi mesa, en la del colegio...
Repentinamente, sin esperárselo apenas, un ruido lo calló. Procedía de arriba, como si algo se hubiera caído. ¿Estaría Matt en casa? ¿Habría colocado un libro mal? ¿O habría sido ella?
Las lágrimas de Willow le dieron entender a Everett que no estaba bien, no, porque aquellas claramente no eran lágrimas de alegría. ¿Cómo iban a serlo? Lo entendía por una parte y por otra no. Aquel era uno de los defectos de Everett, era bastante empático en cuanto observaba los sentimientos de otras personas, pero era demasiado feliz, siempre tenía la cabeza en las nubes. Luego estaba el hecho de que a él le gustaba ser una persona anónima en el pueblo, por supuesto que la gente lo conocía por su gran sentido de la orientación, pero ya está. No quería que supieran que era de su vida sentimental y demás, era bastante receloso con eso y tampoco la iba contando a los cuatro vientos. De todos modos, cuando Willow lo besó en la fiesta de la alcaldesa, todos comenzaron con los chismorreos y cuando veían a Everett, lo miraban y susurraban entre ellos. Y él odiaba que ocurriera eso, pero, ¿a quién debía echarle la culpa? Por ese motivo tuvo que hablar con Sydney, porque se sentía completamente impotente.
-Lo comprendo, sí, claro. Los dos somos adultos, ¿no? -sonrió levemente porque no podía agrandar aquella sonrisa suya tan habitual. En aquellos momentos no podía ni siquiera podía mirarle a los ojos. Sí, lo mejor era apartarse. Entonces repentinamente, señaló un pequeó paquete que al parecer había traído a su casa. ¡Vaya! Él ni se había percatado de ello. Con algo de reparo lo cogió y lo abrió tranquilamente, con los dedos algo torpes y lo que se encontró lo dejó con la poca abierta. Parecía ser un pequeño ratón, vestido como Einstein y entre sus manos la famosa ecuación de él. Miró a Willow y claramente no encontró su mirada, y aún así dijo con voz sorprendida y a la vez emocionada-. Muchas gracias es genial, pero no sé si me lo merezco después de lo que ha pasado... Lo pondré en mi mesa, en la del colegio...
Repentinamente, sin esperárselo apenas, un ruido lo calló. Procedía de arriba, como si algo se hubiera caído. ¿Estaría Matt en casa? ¿Habría colocado un libro mal? ¿O habría sido ella?
Everett N. O'Connor- Humanos
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Re: Solo una tontería
Despertarse en un ambiente extraño no era algo muy normal en ella, pero aquella mañana al abrir los ojos no tuvo que hacer demasiada memoria para recordar. Una sonrisa se dibujó en su rostro al tiempo que movía la cabeza encontrándose con que estaba sola en su habitación. Se quedó tumbada por unos momentos en la cama pasándose con lentitud una de las manos por los cabellos, desde la raíz hasta las puntas antes de incorporarse sujetando las sábanas contra su pecho desnudo. Pudiera ser que Everett ya no tuviese nada por descubrir de ella en el aspecto físico pero eso no significaba que fuese yendo desnuda por doquier.
Se sentía cansada y no por el esfuerzo físico o por no haber dormido bien, sino por no haber dormido las horas que normalmente dormía. Se había quedado despierta cerca de dos horas velando el sueño de Everett a sabiendas de que últimamente no había dormido muy bien, quería asegurarse que al menos dormía un par de horas. Realmente no le había pesado hacerlo y hasta que el sueño no la había invadido por completo no se durmió del todo. Sin sueños. Sin nada que la atormentara y estaba agradecida por ello y todo.
Fue entonces cuando de repente escuchó voces venir del piso de abajo. Primero pensó – puesto que era lo más lógico – que se trataban de Everett y Matt, pero al cabo de unos segundos se dio cuenta de que la segunda voz era de mujer más concretamente de Willow. Se preguntó que estaría haciendo la muchacha allí y no pudo evitar volver la mirada buscando un reloj para comprobar la hora. ¿No era un poco pronto? Como fuera... Estaba claro que no iba a bajar hasta que la rubia no se fuera por varias razones.
1- Porque tanto Everett como ella habían acordado llevar su relación con discreción y presentarse ahora abajo, bajando por las escaleras que llevaban a SU dormitorio, definitivamente no era discreción.
2- Porque no quería hacerle más daño a la muchacha dejándole claro (más claro imposible) que estaba pasando allí.
3- Porque temía que fuese a montar alguna escenita, drama o quién sabe que...
Se dejó caer otra vez sobre el colchón llenando su cabeza con cualquier pensamiento que la distrajera y no obligara a sus oídos a intentar escuchar la conversación que acontecía abajo. Aunque..., antes siempre se lo habían contado todo y ahora eso no creía que fuese a cambiar. No había motivo desde luego. Ella seguiría depositando toda su confianza en él, porque además esa era una de las base de una pareja. Sus ojos marrones entretanto volvieron a recorrer la habitación de la misma manera que habían hecho mientras velaba el sueño del joven, solo que ahora con luz (por la noche no había querido encender la luz para no despertarle) y se dio cuenta de que tal como había declarado aquella noche en silencio, esa habitación reflejaba la personalidad del científico.
Y su desorden, uno en que solo se podría encontrar él, desde luego.
Al final cuando sus ojos pasaron por enésima vez por delante de las dos estanterías, se decidió. Se levantó con cuidado y cogiópor petición popular la camiseta que había llevado Everett el día anterior sintiendo que su olor la embriagaba por completo cuando se la puso, para poder acercarse con más seguridad y soltura hasta las estanterías que estaban repletas de libros. Nathanaël y ella eran devoradores de libros, pero lo de Everett era...
Pasó el dedo índice por encima de los lomos de los diferentes libros inclinando ligeramente la cabeza para leer los títulos. Aún le llegaban los murmullos desde abajo así que eso quería decir que la joven seguía allí. Y ahí fue un ejemplo de la torpeza que a pesar de todo podía tener Sydney que fue a sacar uno de los libros para hojearlo y hacer tiempo, y sin saber bien como acabaron cayéndose otros tantos al suelo (cosa que seguro que ellos habrían oído) además de uno sobre uno de sus pies. Se aguanto las ganas de soltar alguna maldición en voz alta y se limitó a apretar los dientes y murmurar una maldición.
Varias maldiciones.
¿Cómo podía ser tan torpe? ¡Maldita fuera su suerte! Se agachó a coger los libros, para dejarlos en su sitio sin dejar de sentirse lenta y torpe. ¿Sería por haber dormido tan poco? ¿Por no haber descansado lo suficiente? Como fuera hasta tuvo la sensación de que después de haberse caído los libros abajo habían cesado las voces. ¡Seguro que lo habían oído y ahora el pobre de Everett tendría que inventarse una excusa! Se mordió el labio inferior sintiéndose culpable si le ponía en aquel aprieto, sentándose al borde de la cama esperando.
Esperaba volver a oír voces y rezaba por no oír pasos que subían por las escaleras porque entonces seguro que perdía todo el color de su rostro, aunque dudaba que él fuera a dejar que Willow subiera sabiendo que ella estaba allí. Esperaba el sonido de la puerta principal al cerrarse, para así poder suspirar aliviada, bajar y poder soltar toda su frustración – por su torpeza, por supuesto –.
Se sentía cansada y no por el esfuerzo físico o por no haber dormido bien, sino por no haber dormido las horas que normalmente dormía. Se había quedado despierta cerca de dos horas velando el sueño de Everett a sabiendas de que últimamente no había dormido muy bien, quería asegurarse que al menos dormía un par de horas. Realmente no le había pesado hacerlo y hasta que el sueño no la había invadido por completo no se durmió del todo. Sin sueños. Sin nada que la atormentara y estaba agradecida por ello y todo.
Fue entonces cuando de repente escuchó voces venir del piso de abajo. Primero pensó – puesto que era lo más lógico – que se trataban de Everett y Matt, pero al cabo de unos segundos se dio cuenta de que la segunda voz era de mujer más concretamente de Willow. Se preguntó que estaría haciendo la muchacha allí y no pudo evitar volver la mirada buscando un reloj para comprobar la hora. ¿No era un poco pronto? Como fuera... Estaba claro que no iba a bajar hasta que la rubia no se fuera por varias razones.
1- Porque tanto Everett como ella habían acordado llevar su relación con discreción y presentarse ahora abajo, bajando por las escaleras que llevaban a SU dormitorio, definitivamente no era discreción.
2- Porque no quería hacerle más daño a la muchacha dejándole claro (más claro imposible) que estaba pasando allí.
3- Porque temía que fuese a montar alguna escenita, drama o quién sabe que...
Se dejó caer otra vez sobre el colchón llenando su cabeza con cualquier pensamiento que la distrajera y no obligara a sus oídos a intentar escuchar la conversación que acontecía abajo. Aunque..., antes siempre se lo habían contado todo y ahora eso no creía que fuese a cambiar. No había motivo desde luego. Ella seguiría depositando toda su confianza en él, porque además esa era una de las base de una pareja. Sus ojos marrones entretanto volvieron a recorrer la habitación de la misma manera que habían hecho mientras velaba el sueño del joven, solo que ahora con luz (por la noche no había querido encender la luz para no despertarle) y se dio cuenta de que tal como había declarado aquella noche en silencio, esa habitación reflejaba la personalidad del científico.
Y su desorden, uno en que solo se podría encontrar él, desde luego.
Al final cuando sus ojos pasaron por enésima vez por delante de las dos estanterías, se decidió. Se levantó con cuidado y cogió
Pasó el dedo índice por encima de los lomos de los diferentes libros inclinando ligeramente la cabeza para leer los títulos. Aún le llegaban los murmullos desde abajo así que eso quería decir que la joven seguía allí. Y ahí fue un ejemplo de la torpeza que a pesar de todo podía tener Sydney que fue a sacar uno de los libros para hojearlo y hacer tiempo, y sin saber bien como acabaron cayéndose otros tantos al suelo (cosa que seguro que ellos habrían oído) además de uno sobre uno de sus pies. Se aguanto las ganas de soltar alguna maldición en voz alta y se limitó a apretar los dientes y murmurar una maldición.
Varias maldiciones.
¿Cómo podía ser tan torpe? ¡Maldita fuera su suerte! Se agachó a coger los libros, para dejarlos en su sitio sin dejar de sentirse lenta y torpe. ¿Sería por haber dormido tan poco? ¿Por no haber descansado lo suficiente? Como fuera hasta tuvo la sensación de que después de haberse caído los libros abajo habían cesado las voces. ¡Seguro que lo habían oído y ahora el pobre de Everett tendría que inventarse una excusa! Se mordió el labio inferior sintiéndose culpable si le ponía en aquel aprieto, sentándose al borde de la cama esperando.
Esperaba volver a oír voces y rezaba por no oír pasos que subían por las escaleras porque entonces seguro que perdía todo el color de su rostro, aunque dudaba que él fuera a dejar que Willow subiera sabiendo que ella estaba allí. Esperaba el sonido de la puerta principal al cerrarse, para así poder suspirar aliviada, bajar y poder soltar toda su frustración – por su torpeza, por supuesto –.
Sydney J. Watson- Heroínas
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Re: Solo una tontería
Sí... adultos...
No levantó la mirada cuando lo escuchó tomar el paquete y comenzar a romper la envoltura. Era una tontería, apenas un detallito ñoño, pero uno que le había hecho pensar en él apenas verlo en la pantalla de su ordenador. A veces Willow podía ser muy dramática y egoísta y esa necesidad que tenía por ser siempre el centro de atención podrían hacerle parecer alguien que nunca se preocupaba por los demás, pero eso no era cierto. Eran más sus momentos de gestos desinteresados que esos en los que se comportaba como una odiosa total. El ratoncito era tierno, algo excéntrico y muy curioso, justo como él. Claro, hubiera sido un regalo más bonito si no lo estuviera dando como un regalo de despedida...
- ... pues... que bueno que te gustó... - Ni así alzaba el rostro para mirarlo. Apenas y se encogió un poco de hombros, y suspirando bajó del banquillo. Hora de marcharse. Ya había hecho lo que tenía que hacer y alargar más ese momento no sería otra cosa más que echarse sal en la herida ella misma. - Entonces... cuídate y eso, ¿sí?... - Ohhh Willow odiaba despedirse. Más si despedirse implicaba sentirse tan incómoda y miserable. Seguía abrazada de sí misma, pasándose la mano por el brazo como si tratara de reconfortarse a sí misma. Buscó sus llaves dentro de su bolsillo y ya estaba por tomar el casco cuando aquel ruido escandaloso se hizo presente.
Vamos, Willow había estado en caja de cartón muchas veces, y de hecho una vez había pasado la noche con Matt haciendo indecencias, pero ni la memoria ni la cabeza le daban como para identificar, de ninguna manera, que el ruido venía del cuarto de Everett. Por supuesto que no sabía nada de que Sydney estaba arriba, es decir, Willow daba por hecho desde lo de la playa que ellos dos estaban juntos o iban en proceso de ello, basándose sólo en la manea en que se miraban y en que se comportaban el uno como el otro, pero jamás habría imaginado que Everett le dejara pasar estando Sydney allí, no le parecía que fuera alguien tan cruel...
¿Que qué hubiera hecho de saberlo?... ni idea... pero indudablemente le hubieran hecho muchísimo, muchísimo daño...
- ¡Oye Matt! ¡Más fuerte que no te oyeron en el ayuntamiento! - Exclamó, suponiendo, que se trataba del bombero, y es que así se llevaba Willow con sus amigos. Mejor para ella quedarse con esa idea que enterarse de la verdad...
Tomó entonces su casco y se mojó los labios para luego tomar valor de donde pudiera y, ahora sí, mirarlo a los ojos. ¿Qué decir? Ni idea. Nada iba a hacerla sentir mejor en esos momentos, y ella quería marcharse ya.
- ... cuídate. - Sí, esa parecía ser la mejor opción.
No levantó la mirada cuando lo escuchó tomar el paquete y comenzar a romper la envoltura. Era una tontería, apenas un detallito ñoño, pero uno que le había hecho pensar en él apenas verlo en la pantalla de su ordenador. A veces Willow podía ser muy dramática y egoísta y esa necesidad que tenía por ser siempre el centro de atención podrían hacerle parecer alguien que nunca se preocupaba por los demás, pero eso no era cierto. Eran más sus momentos de gestos desinteresados que esos en los que se comportaba como una odiosa total. El ratoncito era tierno, algo excéntrico y muy curioso, justo como él. Claro, hubiera sido un regalo más bonito si no lo estuviera dando como un regalo de despedida...
- ... pues... que bueno que te gustó... - Ni así alzaba el rostro para mirarlo. Apenas y se encogió un poco de hombros, y suspirando bajó del banquillo. Hora de marcharse. Ya había hecho lo que tenía que hacer y alargar más ese momento no sería otra cosa más que echarse sal en la herida ella misma. - Entonces... cuídate y eso, ¿sí?... - Ohhh Willow odiaba despedirse. Más si despedirse implicaba sentirse tan incómoda y miserable. Seguía abrazada de sí misma, pasándose la mano por el brazo como si tratara de reconfortarse a sí misma. Buscó sus llaves dentro de su bolsillo y ya estaba por tomar el casco cuando aquel ruido escandaloso se hizo presente.
Vamos, Willow había estado en caja de cartón muchas veces, y de hecho una vez había pasado la noche con Matt haciendo indecencias, pero ni la memoria ni la cabeza le daban como para identificar, de ninguna manera, que el ruido venía del cuarto de Everett. Por supuesto que no sabía nada de que Sydney estaba arriba, es decir, Willow daba por hecho desde lo de la playa que ellos dos estaban juntos o iban en proceso de ello, basándose sólo en la manea en que se miraban y en que se comportaban el uno como el otro, pero jamás habría imaginado que Everett le dejara pasar estando Sydney allí, no le parecía que fuera alguien tan cruel...
¿Que qué hubiera hecho de saberlo?... ni idea... pero indudablemente le hubieran hecho muchísimo, muchísimo daño...
- ¡Oye Matt! ¡Más fuerte que no te oyeron en el ayuntamiento! - Exclamó, suponiendo, que se trataba del bombero, y es que así se llevaba Willow con sus amigos. Mejor para ella quedarse con esa idea que enterarse de la verdad...
Tomó entonces su casco y se mojó los labios para luego tomar valor de donde pudiera y, ahora sí, mirarlo a los ojos. ¿Qué decir? Ni idea. Nada iba a hacerla sentir mejor en esos momentos, y ella quería marcharse ya.
- ... cuídate. - Sí, esa parecía ser la mejor opción.
Willow Swartz- Seres Mágicos
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Re: Solo una tontería
No le miraba, Willow no era capaz de mirarle a la cara y eso le dolía tremendamente a Everett. Después de haber sido su profesor durante un par de años, después de haber pasado tanto tiempo juntos... Sí, Everett le había hecho bastante daño y eso le dolía muchísimo. Él en cambio sí que la miró, pero no a los ojos porque la muchacha se lo impedía. El ruido le había llevado a otros lugares, recordando la noche anterior, sí, seguramente habría sido ella porque su habitación estaba hecha un desastre (Everett no lo consideraba desastre, más bien orden). Acarició al muñeco y suspiró más tranquilo cuando escuchó a Willow. Había creído que era Matthew, y podría haber sido él, puesto que desconocía donde estaba en aquellos momentos. Ni siquiera sabía si había ido a Caja de Cartón la noche anterior. Lo mejor sería despedirse de Willow y esperar que el tiempo curase las heridas de la muchacha, ya que por mucho que Everett quisiera ayudarla, Willow negaría cualquier tipo de ayuda.
Dedicó una mirada a las escaleras que llevaban a la planta de arriba, y suspiró. Si era ella, seguramente habría decidido no bajar más que nada por no hacer la situación más difícil de lo que ya era. Cuando iba a abrir la boca, al fin, Willow lo miró a los ojos y dijo:
-Lo mismo te digo, y gracias por el detalle -dejó el pequeño ratón en la mesa de la cocina y acompañó a Willow hasta la puerta de Caja de Cartón. Al abrir la puerta sintió un leve escalofrío al recordar que iba en calzoncillos, ya parecía que se estaba despertando. ¿Por qué todos se empeñaban por hacer las relaciones más complicadas? ¿Por qué él era tan ignorante? ¿Por qué lo ignoraba todo? Si bien era cierto que siempre se perdía por Storybrooke, ahora mismo se encontraba perdido en su vida. Parecía una maldición, una terrible maldición que parecía no tener fin.
Suspiró y cerró la puerta cuando vio que Willow estaba llegando a su moto. Todo se había complicado, pero se estaba esforzando en solucionarlo. Todos en aquel pueblo se merecían ser felices. Regresó a su bol de cereales y llamó a Sydney pegando un grito por si quería algo para desayunar.
Dedicó una mirada a las escaleras que llevaban a la planta de arriba, y suspiró. Si era ella, seguramente habría decidido no bajar más que nada por no hacer la situación más difícil de lo que ya era. Cuando iba a abrir la boca, al fin, Willow lo miró a los ojos y dijo:
-Lo mismo te digo, y gracias por el detalle -dejó el pequeño ratón en la mesa de la cocina y acompañó a Willow hasta la puerta de Caja de Cartón. Al abrir la puerta sintió un leve escalofrío al recordar que iba en calzoncillos, ya parecía que se estaba despertando. ¿Por qué todos se empeñaban por hacer las relaciones más complicadas? ¿Por qué él era tan ignorante? ¿Por qué lo ignoraba todo? Si bien era cierto que siempre se perdía por Storybrooke, ahora mismo se encontraba perdido en su vida. Parecía una maldición, una terrible maldición que parecía no tener fin.
Suspiró y cerró la puerta cuando vio que Willow estaba llegando a su moto. Todo se había complicado, pero se estaba esforzando en solucionarlo. Todos en aquel pueblo se merecían ser felices. Regresó a su bol de cereales y llamó a Sydney pegando un grito por si quería algo para desayunar.
Everett N. O'Connor- Humanos
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:: Storybrooke :: Urbanización :: La caja de cartón
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Jue Nov 14, 2013 11:52 pm por Invitado
» fairy tales returns elite
Vie Oct 18, 2013 9:50 am por Invitado
» Ciudad Silenciosa (Cazadores de Sombras RPG) ~ Afiliación Elite
Dom Ago 04, 2013 4:28 am por Invitado
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Sáb Ago 03, 2013 9:00 am por Evelynn Stratford
» Creando Mundos [Normal]
Vie Ago 02, 2013 2:37 pm por Invitado
» Registro de nombre y apellido
Lun Jul 29, 2013 12:46 pm por Adah S. Hunter
» Registro de Empleo
Lun Jul 29, 2013 12:45 pm por Adah S. Hunter
» Registro de avatar
Lun Jul 29, 2013 12:41 pm por Adah S. Hunter
» Adah Samantha Hunter {ID}
Lun Jul 29, 2013 12:37 pm por Adah S. Hunter