She's too young for you, bro!

El amor no era para ella, así tal cual, ya se había convencido. Se sentía como la más hipócrita de todas tratando de convencer a Felle de que no tenía porque perder la esperanza de que en algún lado había un chico para ella que la iba a tratar bien y querer incondicionalmente por ser como era y no por cuantas posiciones sexuales conocía, pero ahora mismo le era difícil sostenerlo si se había dado por vencida ya. ¿Qué tan triste era eso? Cumpliría los 20 en un par de meses y estaba ya hecha a la idea de que no encontraría a nadie. Había tenido algo que ver ya con la mayoría de los solteros del pueblo, ¿y que sacaba de ello? Nada más que heridas en su corazón. Mejor dejar de intentarlo. Las cosas en el mundo real no funcionaban como en las películas de Grace.

Se sentía sola, se sentía fea, se sentía torpe y se sentía ingenua. Se sentía hecha un desastre que andaba y respiraba pero que por lo menos ya había tenido el valor de regalar tanta tira cómica acumulada que le hacía pensar en Everett cada vez que las veía. Pensó en tirarlas y también en quemarlas (¿radical? bueno, Willow era así), pero seguro a algún niño le servirían más enteras que hechas ceniza, en fin...

Iba a convencer a Azula de conseguir un gato, y así comenzaría a hacerse de su manada de felinos (¿los gatos iban en manada? ¿En grupo? ¡Bah!) para hacer oficial su estado como la Loca Forever Alone de los gatos. Por lo menos ellos le harían compañía en esas noches en las que todo el mundo tenía plan y ella no tenía ganas de hacer otra cosa más que sentarse en frente al televisor a atragantarse con helado y llenarse las caderas de grasa, porque igual no iba a volver a follarse a nadie. ¡No señor! ¡No más Willow gratuita para nadie! Oficialmente declaraba sus piernas cerradas. Total, menos complicación para ella al no tener que depilarse tan seguido. ¡Los hippies iban al natural! ¿Por qué ella no?

... con esa imaginación hiperactiva que tenía no era difícil que su mente comenzara a viajar a lugares o muy oscuros, o muy extraños. Ya para cuando comenzaba a verse a sí misma como una especie extraña de Yeti rubio cubierta de pelos por todos lados, se convenció de que era hora de salir de casa. A. Donde. Fuera. Cualquier opción era mejor que quedarse viendo el techo autocompadeciéndose de lo desdichada que era y la mala suerte que tenía y qué tan descabellado sería marcharse ya de monja.

Pues bien, era relativamente temprano. Además miércoles. Nadie salía de fiesta los miércoles por la tarde noche (que tampoco era que en Storybrooke hubiera muchos lugares a los que ir a entregarse a la perdición). Esa era garantía segura de que fuera a donde fuera, alguno de sus amigos iba a estar en casa. Ya había tenido su tarde de llantos y revelaciones escandalosas con Grace, ¿pero la verdad? Lo que sentía que necesitaba era emborracharse hasta vomitar, hacer la idiota como si no hubiera mañana y mandar al carajo todo lo demás.

Así que tomó su motocicleta y tras una parada reglamentaria en la tienda de licores se dirigió hacia donde Felle y Khai. Le iría bien encontrarse con cualquiera de los dos. Y si era con ambos al mismo tiempo, ¿pues qué mejor? Seguro que con el par de botellas de vodka que llevaba podrían montarse algo bien; reírse un rato, bailar y cantar intoxicados, ir a bañarse a la playa en pelotas o simplemente fastidiarse el uno al otro de esa manera en que los amigos hacían... que acá entre nos, siendo muy francos, había notado a Khai bastante rarito últimamente...

- Que alguien me abra que sé que están ahíiiiiiiiiiiii. - Gritó al tocar el timbre con la puerta, haciendo malabares para sostener el casco y las botellas al mismo tiempo que llamaba. - Les traigo licor gratis, par de ingratos, ¡ni por eso me dejan pasar! -

Habían sido unos días bastante aburridos, sí. Charlie, dijo que quería pasar un tiempo a solas... bueno, no había salido de Storybrooke, pero sí quería un tanto de soledad, por lo que decidió mudarse de la casa a buscarse un departamento de soltero, había dicho que quería arreglar unas cuantas situaciones que lo tenían una tanto desiquilibrado emocionalmente. Ella no era nadie para detenerlo y decirle que no.

Por supuesto, lo extrañaría bastante. No sabía a la final qué era lo que sentía por él, pero después de haber pasado unas cuantas noches con él, pues supuso que si lo apreciaba al final del día. Los primeros días sin él, pues, sí fueron bastante silenciosos, ya que su otro compañero de piso, Khai, pues también había salido en un par de ocasiones y lo notaba más callado y pensativo que de costumbre. Usualmente él era el que se levantaba temprano de los tres por su trabajo, y no se iba del lugar no sin prender la radio y de repente golpear unas cuantas tazas o hacerlas caer, y eso era así todo el tiempo que se decidió comprar tazas de metal puesto que las de cerámica se rompían y por un momento, pensó que había hecho millonarios a los artesanos del pueblo.

En fin, a pesar de que Felle no había cruzado la línea con Khai, ellos de vez en cuando coqueteaban, ya se por costumbre o por broma interna que tenían, ya ella decía que él coqueteaba hasta con una escoba con peluca. Sí y aquellos días lo habían unido, ya que les había falta un tercero en la casa.

Sin embargo, de unas semanas hacia atrás Khai se estaba comenzado a comportar extraño. Más callado, ya no coqueteaban en broma y cuando llegaba se la pasaba en su cuarto, escuchando música... empalagosa. Algo tenía y nada se lo quitaba de la cabeza.

Y fue en ese momento cuando, el timbre sonó, y una vocecita muy familiar se asomó por la puerta. Era Will! era otra amiga en común con quien compartía con Khai y no solo una amiga cualquiera, sino la mejor amiga de ambos.

Le abrió y le dio un abrazo. Tomó las botellas que cargaba para ponerlas en la mesa de la sala y la ayudó con el casco.
- WILL!!! Menos mal que apareciste!! - Su voz casi sonó a desespero, ya que pensaba que ella podía ayudarla con la situación del chico. Así que la tomó del brazo sin siquiera dejarle poner su chaqueta en el perchero para llevarla directamente al cuarto de Khai, el cual estaba inhundado por una música bastante singular. Abrió la puerta del cuarto y lo señaló, que estaba ahí tumbado en la cama - Mira, ¡Está así desde hace una semana y 3 días! -

En las últimas semanas, y se podría decir que, desde que hizo las paces con Nereida, las cosas se habían complicado. Ahora tenía un torbellino de emociones, que hacían que se desequilibrara en más de un sentido, tal cual como se había sentido Charlie hace un par de semanas atrás, solo que él no se iba a mudar como lo hizo su amigo.

Se había sumergido en sus pensamientos, ahora sentía que veía a la chica en todas partes. Cada canción le recodaba a ella, cada chica castaña le recordaba a Nereida. Incluso cada vestidito de la clase alta, le hacía recordar a la chica. Se quería dar contra la pared y de hecho eso había hecho en más de una ocasión, aunque claro sin aplastar su cráneo, simplemente se daba golpecitos en la pared cada que sentía que la frustración le iba a alcanzar.

Nunca debió hacer eso, nunca debió tratar de ser lindo con ella, ya que ahora no se la podía quitar de la cabeza. ¡Qué desespero!. Así que lo único que había hecho últimamente era trabajar, ir a la cama, y a la computadora a desestrezarse en un par de ocasiones.


Y demás babosadas así ponía como estados de Facebook o Twitter. Ahora se la daba de poeta, aunque francamente el último estado que había puesto no le terminaba de convencer, y por ende sus contactos le jodían con eso

- "aaaaay... mariquita te has puesto o.O" - Le había puesto Ian
- "¿Inflarte el corazón o soplarte el tu-ya-sabes-qué?" - Le había puesto Charlie desde su nueva residencia. Al menos sabía que no estaba tan mal el idiota aquel

- "Dejen de las pendejeras manada de monos @IanFer @ChuckJH ¬¬" Esa fue su única respuesta en el asunto. Sí quizás dejaría las redes sociales por un tiempo, hasta que resolviera sus asuntos internos.

Y fue de pronto cuando se consiguió una canción perfecta por internet "Halo" de Beyoncé que describía perfectamente, así que la descargó y la puso a todo volumen ese día

- I can feel your halo halo halo. I can see your halo halo halo. I can feel your halo halo halo. I can see your halo halo halo. Hit me like a ray of sun, Burning through my darkest night. You're the only one that I want Think I'm addicted to your light - Cantaba a todo pulmón desde su cama y su laptop a un lado.

Fue tanto el esmero en lo que cantaba que no se había dado cuenta que había llegado Felle y Willow a su habitación.

- Will!!, ¿Hace cuánto llegaste? - Dijo levantandose de su cama para ir a saludar a su rubísima amiga.

Por supuesto que se dejó abrazar por Ophelie cuando esta le recibía y de hecho extendió la duración de dicho abrazo tanto como pudo, pues aunque no quería ponerse demasiado sentimental ya que iba con ellos precisamente a evitar ese comportamiento, lo necesitaba y le hacía bien sentirla cerca. Le entregó las cosas cuando se ofrecía a ayudarla y entró con la confianza de quien ha estado ahí incontables veces. Sabía que Charlie se había mudado y a decir verdad se preguntaba que irían a hacer ellos dos sin un tercer compañero, pues la casa era demasiado grande (y apostaba cualquier cosa a que cara también), como para solventar los gastos entre tan solo dos personas que tenían empleos comunes y para nada extraordinarios.

- ¿Y esa efusividad? Digo, ya sé que sin Charlie no tienes a quien mirarle el trasero y obviamente el mío es bastante bonito pero no esperaba ese tipo de recibimiento. - Se permitió bromear un poco pero casi al instante la morena ya la llevaba alarmada a la habitación de Mordekhai, advirtiéndole del extraño estado en el que el chico estaba sumido desde hacía semana y media.

La quijada de Willow casi se desencaja al verlo tirado y cantando a todo pulmón una de las canciones más cursis jamás escritas. Error suyo, tal vez, por no haber estado tan al pendiente de sus notificaciones en redes sociales últimamente, pero estaba tan hecha un lío que poca atención prestaba a ello. De haberse cuenta de lo que pacía, las burlas de Ian y Charlie serían insignificancias en comparación al acoso que Khai recibiría por parte de la joven rubia.

- Cómo desde antes de tu falsetto... ¡ingrato! ¡Yo toque y toque tu puerta como loca con dos botellas de alcohol y tú que no me escuchas por estar dando serenata al techo! - Se fingió indignada y hasta se cruzó de brazos volteando el rostro hacia otro lado cuando él se levantaba de la cama para saludarla. ¡Ahí! ¡Justo lo que esperaba! - ¡Felle! ¡Deténlo! - Corrió entonces a lanzarse ella a la cama cual jugadora de beisbol barriéndose para llegar al home, tirarse sobre el colchón y apoderarse ni más ni menos de la laptop. Que entre amigos no había secretos...

... y bueno, tenía ganas de fastidiar. Pero mejor eso a quedarse toda la noche triste, ¿no? Tan sólo un rápido vistazo a la actividad reciente y entonces... y entonces... y entonces....

La carcajada no se hizo esperar. - ¡JA! ¡NO! ¡NO ES CIERTO! ¡A QUE NIÑA DE 16 AÑOS SECUESTRASTE A ESCRIBIERA ESTO POR TI! - ¡No lo podía creer! ¡No lo podía creer! - ¿¿Pero quien te puso correa al cuello así?? Feeeeeelle, ¿tú sabías de esto? - Oro puro, ¡oro puro!

Quién sabe cuanto tiempo habría estado así, en ese estado, tan concentrado en lo que cantaba que ya al voltearse la cara de Willow era de una expresión, como si estuviera viendo basura descomponerse ahí mismo. ¿Tan malo era escuchar a Beyoncé?. Parecía que estuviera en un encanto, que no le permitía ver la realidad de la situación.

Fue entonces, cuando la chica se lanzó a su cama, a su lado para quitarle la laptop, no sin antes un forcejeo de por medio. Sí, todavía no comprendía la gravedad del asunto que le hacía escuchar a la morenaza del pop, pero lo que sí estaba completamente consciente era de que sus estados en las redes sociales habían estado un tanto... ridículos, he ahí el por qué no quería dejar que su amiga viera esas cosas. Sin embargo, bien sea por agilidad o por otra cosa, la chica alcanzó su laptop y de una vez vio los patéticos estados que había estado lanzando las últimas semanas.

Se agarró la nuca algo avergonzado de por medio, sobre todo porque las risas escandalosas de ella le hacían despertar de la idiotez en la que estaba sumergido, como si fuera agua fría por la mañana. Y fue entonces, cuando soltó la palabra detonante de todo su malestar: "Chica de 16 años". Fue tal el asunto que se tapó la cara frustrado, se paró de la cama y se dio unos cuantos golpecitos en la pared.

- ¡ESE ES EL ASUNTO! UNA CHICA DE 16 AÑOS ME SECUESTRÓ POR COMPLETO - Ahora se había dado la vuelta, donde sus manos fueron resbalando por su cara y ahora parecía que se estuviera estirando los ojos. Dio unos saltos en su mismo eje y luego soltó sus manos que quedaron guindando mientras hacía esos saltos, dignos de un niño de ocho años que no quiere hacer algo que no le gusta. Si, muchas veces Khai rayaba en la inmadurez, a pesar de que él era el mayor entre sus dos amigas.

- ¡Es que de la nada ella apareció!, en un día libre, yo también estaba libre... la estaba molestando como era lo usual, pero ¡OH! Khai el bueno, tuvo que hacer las paces con ella y como si se tratara de arte de magia, una vez hecho las paces con ella descubrí que me gustaba y... y... ahora pasé de "Jackass" a "Twilight" ¡solo que sin vampiros y hombres lobos gays! - Soltó de repente, mientras hablaba rápido y su mirada se iba al techo, para luego regresar al piso y concluir con las presentes, mientras daba pequeñas caminatas por el espacio libre de su habitación en círculos y terminar sentándose en un rincón de la habitación.

- Y tiene 16 años, 16 f*ckings años... Dios me siento como ... un pedófilo o algo -Se volvió a tapar el rostro y luego cuando se quitó las manos de encima y vio una botella que todavía cargaba Felle, llena de licor se levantó de inmediato - VAMOS A BEBER, SI QUIERO DESHACERME DE ESTE SENTIMIENTO LOCO -

Toda la carcajada y mala intención de Willow se cortó en el instante en el que Khai confesaba que, en efecto, el problema en cuestión era una niña de 16 años. Una. Niña. De 16 años. Enarcó lentamente una ceja, luego la otra y clavó los ojos claros en él fijos y penetrantes como cinceles mientras Mordekhai montaba un berrinche de proporciones colosales al saberse completamente idiotizado por una cría.

Que Willow con sus 19 (¡casi 20 años!) no era el estandarte de la madurez y muchos de sus compartimientos tenían matices de adolescente aún. Ni siquiera era legal que bebiera aún y de no ser por esa identificación falsa que llevaba en la cartera comprar las botellas de vodka le hubiera sido imposible. La cuestión es que a ella, al igual que a muchos otros, pensar en alguien de 16 años era pensar en un niño, más si se tomaba en consideración que Khai tenía ya 23 bien cumplidos. Y podrían alegar que ella estaba enamorada de un hombre de 26 y que la diferencia de edades era la misma... pero no, había de matices a matices. ¿Para empezar? Que la ley no consideraba ilegal que alguien se metiera en tus pantalones después de haber cumplido los 18 años?

- ¿Vas de broma, no? - Preguntó incrédula, pero no, aquel desplante de león enjaulado con referencias a vampiros homosexuales dejaba en claro que Mordekhai hablaba muy en serio. Y justo entonces la sonrisa malvada comenzaba a aflorar en el rostro de la rubia... 16 años, really??

- Nooo nonononono, ¡es que eres un pedófilo! ¿Quieres saber qué tanto? ¡Cuando tú andabas manoseando tu primer culo ella apenas iba perdiendo su último diente de leche! ¡Cuando tú andabas bebiendo cervezas clandestinas a ella todavía le empacaban lechita en su almuerzo escolar! ¿O qué? ¿Sus papás la dejan estar fuera después de las 10 de la noche? - Era ruin, muy muy ruin estarse riendo de la desgracia de un amigo, pero es que en cierta parte se reía de la propia: tal vez si se convencía que cualquier romance pedófilo que Khai creyera tener estaba destinado al fracaso se convencería de una vez por todas que lo de Everett y ella nunca había tenido ni pies ni cabeza por más que hubiera deseado lo contrario, porque en efecto, mientras O'Connor construia su primera turbina de Tesla, Willow aún jugaba con muñecas.

- ¡16 años! ¡Eso está TAN mal! ¡Ni las tetas le han terminado de crecer! ¿¿Pero es que en qué líos te andas metiendo?? - Sin aguantar la risa se acercó a Khai, le dedicó una de esas sonrisas descaradas que decían ahora mismo me odias pero no puedes vivir sin mí y le echó un brazo sobre los hombros. - Ya ya, te vamos a dar tu alcohol y te desahogas con nosotras... aunque me temo que no traje biberón para servírtelo de una manera más acorde. - ¡Y que le mirara todo lo mal que quisiera que igual la amaba con locura!

Estaba tan sumergido en lo que le afectaba que no vio en ningún momento el rostro de maldad pura que ponía Willow al ver su lado vulnerable. Agradeció mucho que cuando la invitó a salir por primera vez, todo terminó en una simple amistad, más que en una relación... ¡Porque de verdad no se imaginaba a Willow siendo su novia!, puesto que lo más seguro era que ya le habría chupado toda su juventud, de ser posible.

Preguntó que si era broma, conocía ese tono de pregunta, casi sentía como sus dientes se revelaban ante él con una sonrisa malévola entre manos. Fue entonces cuando empezó a darle imágenes gráficas de la diferencia de edad que ambos tenían. Eso le cayó como cuando alguien rayaba un pizarrón y el chirrido quedaba taladrando el cerebro. Tanto fue así que volteó a ver a Willow con una mirada alarmada, puesto que lo peor del caso es que no era tan lejos de la realidad todo lo que estaba diciendo.

Y lo peor es que era que él mismo también se estaba saboteando: ¿Hace cuanto fue que estuvo con Violette?, hace tres años. Hace tres años, él estaba a punto de mudarse con la chica, cuando ella... cuando ella posiblemente experimentaba por primera vez su primer beso. Ya era demasiado tarde ¡Ya lo era!, ya Willow se había metido en su cabeza vulnerable como una araña en un zapato. Tenía que encontrar una manera de bloquear las palabras de Will en su cabeza, como cuando Harry Potter utilizó la oclumancia para proteger sus pensamientos de Voldemort.

- Lalalalala, soy de palo, soy de palo y tengo orejas de pescado. Lalalalalaa soy de palo, soy de palo y tengo orejas de pescado - Dijo en tono de voz alta, mientras sus manos tapaban sus oídos. Ciertamente no era algo tan "guay" como lo explicaban en los libros pero funcionaban correctamente.

Sin embargo, lo último, que si la dejaban salir hasta las diez, Khai iba a replicarle, pero se quedó con el verbo en la boca y con el índice apuntándola, pero sin decir algo más, puesto que luego cerró abruptamente su boca y el dedo índice pasó de apuntarla a poner a su barbilla en posición de pensamiento. De verdad no se le había ocurrido eso.

- ¡Eso!... ¡Eso!... ¡Eso no lo sabes! - Fue lo único que se le ocurrió contestarle, puesto que él tampoco lo sabía. Y luego pasó sus manos por sus cabellos desesperados, para luego recibir el abrazo de su amiga. Luego de lanzarle una mirada de odio, pero de esa mirada que le respondía a ella Si es verdad, te odio, pero sin ti no vivo - Ya me las pagarás, desgraciada - Sí, había un nivel muy grande de confianza entre ellos, que les permitía insultarse mutuamente. Se giró a Felle - Vamos a la sala... siento que no salgo de mi habitación en años.

Ahí había dejado a Willow, encargarse del asunto como solo ella podía hacer. Tras los siguientes minutos solo los miró divertida a ambos. Por su parte, la rubia solo gozaba de una manera un tanto retorcida del sufrimiento del chico, así como también como se dejaba influenciar por ella.

Si no los conociera y no estuvieran en su casa, sino en un escenario, pensaría que son los diálogos de alguna obra de teatro. No pudo, simplemente no pudo con ellos, así que se tapó la boca para ocultar una grande sonrisa, una divertida que vino acompañada con una risita ahogada, ya que no quería sonar descortés en el asunto. Aunque al demonio, Will le estaba haciendo la vida imposible a Khai en esos segundos, así que puso sus manos en su estómago y hizo una sonora carcajada.

¡Qué par! sin duda esa tarde se iba a poner bastante emocionante y unas cuantos tragos lo harían poner mejor. Suspiró, de verdad que el amor todo lo complicaba, por eso estaba "feliz" con esa frivolidad con la que llevaba las relaciones. Muchos decían que era incorrecto, que era mal para su "salud", pero la verdad era que hasta los momentos ella no había tenido ningún tipo de drama y eso SÍ era bueno para su salud.

De pronto la conversación terminó y se giraron a ella, para ir a la sala a beber con mayor comodidad.
- Pensaba que nunca lo ibas a decir - Dijo sonriendo - Vengan - Los llamó con la mano - Espero que con esto, usted... - Dijo apuntando con su dedo y llevándolo hasta el pecho de Khai para empujarlo - ... Vuelvas a ser nuevamente un macho, porque, chico, sigues cantando Béyonce y te lo juro por dios que en las noches me meteré a tu cuarto, pero para pintarte las uñas y hablar de los chicos guapos de Storybrooke - Tras eso inevitablemente se rió con una carcajada más estruendosa que la anterior. Sentía en el fondo, un poco de lástima por Khai, pero al menos tenía la esperanza que eso, lo que estaban haciendo, hiciera volver a la normalidad al chico; y con volver a la normalidad no se refería a que dejara de gustarle la niña, si era por ella que estuviera con quien quisiera, pero que dejara esas cosas cursis que le hacían perder virilidad.

Tras eso, escuchó que alguien más estaba en la puerta.Ya que era la que menos colapsada se encontraba, pues se dirigió hasta ella y abrió la puerta. Para su sorpresa -bueno, no era tanta la sorpresa, pero por algún motivo le extrañó un poco su presencia- se encontraba Ian parado, con más licor para pasarla mejor ese día. Le sonrió instantáneamente.

- Menos mal que trajiste más licor, porque me parece que vamos a tener que dopar a Khai con mucho de eso - Dijo a Ian señalando las botellas - Ven pasa - Lo llamó con la mano - ¡CHICOS LLEGÓ IAN! Y TRAJO LICOOOOR - Lo dijo en voz alta para que de inmediato ambos fueran a la sala.

- Ni tú, aparentemente. - Respondió con toda la malicia posible cuando a Khai se le trababa la lengua al tocar el tema sobre el supuesto toque de queda de su amorcito ilegal. Escuchar a Ophelie uniéndose a las carcajadas no hacía otra cosa más que alimentar sus ánimos de fastidiar. ¿Le volvía una persona horrible el estarse riendo de aquella situación cuando a él obvio que le sentaba tan mal? Hombre, que si alguien se hubiera reído así de su desgracia amorosa con Everett le hubiera reventado la primera silla que tuviera al alcance contra su espaldota. Por otro lado, Willow era literalmente una nena, Khai necesitaba recuperar los puntos perdidos en el medidor de testosterona así que podría aguantar algo de bromas pesadas.

Le revolvió el cabello al muchacho y después plantó un sonoro beso tronador en su mejilla entusiasmándose bastante cuando al fin se decidía a salir de la cueva aquella para irse a emborrachar como era justo y necesario. - ¿Lo ves? Necesitas volver a ser macho de nuevo, escucha a Felle y ahorranos el trabajo de tener que arreglarte la manicura cada viernes porque la freidora de Granny's te la va a arruinar por completo. -

Escuchó también que llamaban a la puerta pero dejó que Felle se encargara porque para empezar ni su casa era para andar abriéndole a extraños. Se dirigió con Khai a la cocina para sacar vasos y cuanto jugo o refresco les pudiera servir de mezclador y también botellas de licor olvidadas por ahí. O podían, claro, sentirse muy machos todos y beberse el vodka puro de la botella, que de todas maneras Willow se había autoinvitado a pasar la noche ahí, que su intención era desquiciarse por completo y obviamente no iba a conducir de vuelta a casa así.

- Entonces qué, ¿te haces a la idea de que estás pero si mal de la cabeza o necesito darte más ejemplos? ¿Quién es? Quiero decir, no es lo mismo una cría de 16 años de la calaña de la puta de Abigail Márquez a una tipo... no sé... de esas mosquitas muertas que no se arrugan nunca los holanancitos de sus medias. - Radicalizaba por que le divertía, claro, aunque no tenía que ser necesariamente un extremo a otro. Es decir, Willow a sus 16 años era... pues... era...

Vaya, le costaba recordarlo.

No había tiempo para preocuparse por la ausencia de recuerdos por que Felle anunciaba que Ian se les iba a unir. No era que a Willow le matara de alegría tenerlo ahí pero tampoco le desagradaba. Si es más, que en esos momentos se sentía sola y vulnerable y para nada deseable, ¿y no era en esos casos un lío con el ex novio una de las mejores maneras de elevar el autoestima rota? Ya se vería. Igual y terminaba tan borracha que se dormía antes de que su maquiavelo interno se pusiera a planear cosas.

- ¡Ohhh Ian! ¿Más alcohol? Te acabas de volver mi persona favorita de la noche. Algo me dice que vamos a necesitar de todo el que podamos conseguir. - Se dirigió a la sala cargando con los vasos y entonces le guiñó un ojo al recién llegado. Pues qué decir, no le parecía tan mala idea después de todo...

... naaaaah. Piernas cerradas Willow, piernas cerradas.

Si tenía que decir algo, era una cosa bastante sencilla: ni el más grande batallón podía vencer el poder de dos arpías reunidas contraatacando. Ya entendía por qué los hombres hacían guerras, ya entendía por qué había mafias y por qué nos matábamos entre nosotros; la respuesta era muy sencilla, porque había una mujer metiendo cizaña detrás. Aunque claro, sus amigas lo decían por... por recuperar su honor, cual samurai se tratase y eso si es que quería verle el lado positivo de la situación , ya que el comentario de Felle de tener que pintarle las uñas todos las noches hizo darse cuenta que quizá si se había pasado un poquito de ridículo.

- Bueno, bueno.... ¡Va! ya entendí!. Al menos déjenme creer que estaba escuchando a Beyoncé en un lapsus en el que me dio por extrañar a Simone - Y en cómo agitaba sus caderas ¡Hell yeah!. Por unos segundos le hizo irse de la realidad y esbozar una pequeña sonrisa pícara, ya que eso sí se le podían llamar buenos recuerdos y mucho bow chicka bow wow de por medio.

¡Pero no era el asunto! regresó a la realidad cuando sintió la mano de Will revolverle sus cabellos y luego era plantado un beso en su mejilla, diciendo que necesitaba ser un macho otra vez.
Arrgg.... Arrrg... ¡Beyoncé del mal! claro que él era un macho, pero uno bastante confundido por una menor de edad, ya que poniéndolo simple: si ella se sentía acosada por él, por algún motivo u otro, fácilmente podía llamar al Sherif y encerrarlo en la cárcel. Por otra parte, si ella también sentía lo mismo que él, y decidían estar juntos, Khai quedaba como el asaltacunas del pueblo y ¡Cómo vuelan las cosas por este pueblo!, entonces de manera positiva o de manera negativa, él quedaba como el villano del cuento.

Tras eso, su celular vibró indicando que había un mensaje para él. Cuando revisó se trataba de Ian, diciendo que iba llegando a su casa. Y con eso concluyó que esa tarde, a menos que empezaran a beber desde ya y perder la conscienca, pues sería el juicio de Khai, ya que conocía muy bien al chico, él solo iba a llegar para poner la cerecita al asunto.

"Afirmativo, alce cornudo de la montaña a.k.a Ian... Tenemos deliciosos ejemplares femeninos en la madriguera"

Le envió el mensaje. No había necesidad de explicar, ambos se entendía en un lenguaje que si lo viera Will o Felle, pensarían que si ya antes eran idiotas, eso les daría un plus a ello. Así que se sentó en el sofá, en la sala ya por fin saliendo de su cuarto y la rubia le interrogó acerca de cómo era la chica, si una verdadera arpía como Abigail o una todo lo contrario.

- Ehhh... No sé en qué clasificación ponerla - Dijo rascándose la barbilla, ya que no era ni una mosquita muerta, pero sabía que ella se respetaba lo suficiente como para que nadie en su vida se le ocurriera pensar que ella era un ser malvado como la chica ya antes mencionado. Tras esto, antes de poder continuar, Felle anuncia que ya había llegado el "Alce cornudo de la montaña" para unirse a ellos.

- ¡Hombre! deja el licor en la mesa y ... - Miró a las muchachas, lo miró nuevamente y no habló más. Iba a decir "dame amor" como siempre lo hacía, pero viendo los hechos pasados, lo mejor era quedarse sin decir algo ambiguo que hiciera hacerle quedar peor - ... y pasa a reírte un rato de mi desgracia -

- ¿Qué quieres decir con que no sabes? Digo, algo ha de tener para que te traigo así de idiota, ¿no? - Y esa era la manera de Willow de expresar genuina curiosidad al respecto de la misteriosa niñita. En afán de la verdad no llevaba muy bien el que sus amigos se consiguieran pareja porque luego eso implicaba que tenían menos tiempo para dedicarle a ella, pero vamos, que le gustaba verlos felices. Ahora, ¿que si creía que pudiera ser feliz en aquella situación? ¿Pues con la información que tenía hasta el momento? Eeeeeeeehh...

A su interrogatorio se sumaba Ian que estaba también más que interesado por saber exactamente qué había pasado. -Ni idea de quién sea. Sólo sabemos... y agárrate de algo.. - Hizo una pausa dramática al aceptar la cerveza que le ofrecía para luego con todo y reverencia teatral acotar el dato más crítico. - ... que tiene dieciséis años. - A ver, que tarde que temprano Ian se iba a enterar. Ni siquiera tenía que pedirle que les diera la perspectiva de macho sobre el por qué era mala idea, porque estaba seguro que iba a intervenir de igual manera.

Willow se estiró entonces como gato para quitarse la pereza del cuerpo y lo siguiente que perdió fueron los zapatos que de igual manera no iba a durar mucho con ellos puestos. Muy propio de Willow, incluso llevaba las uñas de los pies de un púrpura intenso y lleno de brillos. Manías que tenía: entre más brillante fuera algo, más le gustaba.

- ¿Saben qué? No es justo que nos pasemos toda la noche riéndonos hasta la demencia del pobre Khai. - Rio entre dientes mientras se apoyaba un poco contra el sillón, mirando a los chicos y luego a Felle. La verdad era que ella opinaba que la tontería se le pasaba al cocinero la próxima vez que follara y ya. En fin, que como amigos era su deber apoyarlo y ayudarle a pasar el mal rato de la mejor manera posible. - ¡Yo propongo un juego y que nos burlamos de las estupideces mutuas. Es más, comienzo yo... - Y alzó su cerveza, llevándose los dedos a los labios como si estuviera pensando mucho mucho que decir.

- Yo nunca he... tenido ideas raras con colegialas 5 años después de haberme graduado del instituto. - Miro a Khai batiendo sus pestañas de aquella manera traviesa y adorable tan suya antes de reír. Ya conocían el juego, alguien lanzaba una afirmación al aire y el que en efecto fuera culpable de haberlo hecho, bebía. Bebía y bebía y beberían todos hasta desmayarse, que para cuando la cerveza acabara quedaba el vodka. Y vale, sí, empezaba el jueguito con toda la malicia del mundo para forzar a Khai a beber el primer trago, ¡pero venga! Los mejores amigos eran los que sabían ayudarse a la vez que se fastidiaban entre sí.

Sí, así era la situación. En cualquier aspecto de la vida, que él le guste una niña -porque sí, todavía no alcanzaba la mayoría de edad- se veía tan, pero tan mal. Incluso en su imaginación, si llegaba a convencerla de que la situación era la correcta, pues seguro quedaba él como el manipulador ¡Qué problema!. Y realmente se quedó pensando lo que le había dicho la rubia en cuanto a lo de algo habría que tener, que le haya gustado y puesto de esa manera. ¿Pero qué? porque pensándolo muy seriamente, no era de esas superdotadas chicas de la actualidad... ¿Tal vez le cautivaba que tuviera una cara... de ... niña? NO!! Eso jamás, él no era un pedófilo, de todas las cosas por las cuales él podía estar seguro, esa era una de ellas.

No quiso hacerlo, pero tuvo que hacerlo: buscó una brecha en común con sus antiguas ex novias. A ver Violette = niña perfección, agria de actitud. Simone =Morenaza súper sexy, independiente y totalmente decidida a lo suyo.... Entonces ¿Nereida = Chica joven de gran vitalidad y de mucha actitud?. ¡Mordekhai! eres tan obvio, todas tienen en común un carácter fuerte. Tienes una peligrosa atracción con mujeres de actitud y arraigadas, como si tuvieras buscando a tu compañera de aventuras desesperadamente.

Y una vez entrado Ian, no era de esperarse que se pusiera al tanto de todo por medio de Willow. El simplemente giró los ojos y con su mano alcanzó la primera botella que vio, se sirvió sin importar que no estuviera frío: si se emborrachaba de buenas a primeras, incluso mejor, así no tenía que estar tan preocupado. Además, lo más probable era que en un futuro se reiría de esto... esperaba.

Dio el primer trago y sacudió la cabeza, el alcohol era más fuerte sin hielo así que se levantó un momento de ahí, fue hasta el refrigerador y sacó la hielera, para ponerla en la cubeta especial para el hielo. Sí, era algo que no podía faltar en una casa habitada por dos hombres jóvenes... bueno, en la que antes habitaba dos hombres jóvenes y rigorosos de energía.

Se volvió y se hundió nuevamente en su puesto, mientras escuchaba la dinámica de Willow de jugar el "Yo nunca..." así que preparó su vaso atento y luego le miró de una manera, en la que estuviera agotado del asunto, pero igualmente divertido por todo.

- ¡Ok!, ¡YA! La niña misteriosa es Nereida Mellington, ¿Felices con sus vidas? - Igualmente dio un trago para continuar el juego y luego miró con malicia a Willow, quiso tocar ese tema... pero luego se retractó; es decir, la situación que tenía con Nereida no era tan dolorosa como la que había entre Willow y Everett, así que no, prefirió limitarse a tocar eso - Yo nunca he... estado con dos personas al mismo tiempo - A ver quién bribón había sido engañoso por aquí.

Así que después de mirarle un rato de arriba-abajo, le sonrió coquetamente, con cierto brillo en los ojos y lo dejó pasar, sin poderle quitarle la mirada de encima. Y en lo que Ian le dio la espalda para continuar saludando a los presente, ella apretó el puño tratando de contener las ganas de darse unas cuantas bofetadas así misma ¡Le estaba coqueteando tan descaradamente al ex-novio de su mejor amiga y en prácticamente su cara!; suspiró, tenía que tratar de calmarse, así que antes de sentarse tomó un vaso y se sirvió.

Aprovechó de que Khai trajera la cubeta con hielo, así que se sirvió y se echó vodka. Sí, esa sería una larga noche y era mejor no estar consciente al final, simplemente por el hecho de querer pasar por delante de todas las cosas vergonzosas que pudiera estar pensando con Ian. ¿Y por qué él?, si había tantos chicos en Storybrooke que seguro matarían por estar a su lado. Suspiró una vez más y trató de concentrarse en lo que estaba diciendo el chico, no sin antes estar siendo atacado por la buena de Willow, que le hacía sacar más de una sonrisa totalmente divertida por las cosas que decía.

Fue entonces cuando comenzó la dinámica de la noche, mucho antes de que ella comenzar el juego dio uno o dos sorbos para entrar en "calor" un poco antes. Pero nuevamente se rió por el reto: de tener ideas raras sobre colegialas luego de haberse graduado 5 años después... ¡Era un caso!, sin importa mucho el juego dio otro sorbo y vaya que le urgía olvidarse de ideas libidinosas sobre ex novios de mejores amigas. Así fue, que entre tanto Khai soltó que se trataba de la chica Nereida.

Casi se ahoga con un hielo cuando dijo aquello
- ¿Es en serio Khai? - Le preguntó escéptica al chico, pero no veía ningún rastro de que estaba vacilando - ¡Khai! ¿¡Qué quieres hacerle a esa pobre niña!? mira que esa no es la no romperían ni un plato, aunque le pagara un millón de dólares - Algo debería de tener esa chica que haya atrapado tan feamente a su compañero de piso, porque la verdad, hasta donde ella sabía, era una chica que nunca se vería en las noticias locales o que mínimo fuera expulsada de su escuela.

Dicho eso, Khai siguió la dinámica... y la puso bastante picante. Se quedó expectante a ver quien tomaba del vaso; ella había tenido muchos romances y deslices con uno que otro... sí, era bastante inquieta en ese aspecto, pero lo que nunca, nunca haría era engañar a alguien, puesto que al fin y al cabo a ella le rompieron el corazón cuando tenía... hace un tiempo como... ¡Bueno! sólo sabía que hace algún tiempo le habían roto el corazón de tal manera que decidió hacer su vida amorosa un tanto superficial.

A Willow en especial... pues vaya, que Khai se confesara un idiota enamorado de Nereida Mellington...

Si había algo que Willow no sabía hacer y nunca se iba a molestar en aprender a hacerlo, era el disimular sus emociones. Eso de poder contenerse con una sonrisa en el rostro o una expresión de absoluta calma cuando en realidad por dentro estás hecho una furia o un mar de lágrimas no era algo que se le diera bien. Lo de ella era la visceralidad: o blanco o negro, o izquierda o derecha y todo siempre de frente y bien claro.

Que era una persona encantadora y con muchísimo carisma que sabía ganarse a los demás a pesar de sus defectitos (que ella justificaba como excentricidades adorables) nadie podía negarlo. Así como tampoco se podía negar que era una chica muy, muy celosa, no solo en cuanto a sus relaciones amorosas, sino a sus amigos en general. Y ahora mismo, escuchando a Mordekhai, por la manera en que se arqueó sentada en el sillón parecía más bien gato que comienza a erizar los pelos de la espalda.

¿¿Nereida?? ¡Nereida! ¿Así que esa era la que tenía a Khai publicando cursiladas a los cuatro vientos? Felle e Ian ya vocalizaban algunas de las cosas que le cruzaban por la mente a Willow, sobre exactamente qué le habría visto su amigo para estar así y que la niñita tenía toda la pinta de ser de esas de las que no salen ni a recoger el correo sin pedirle permiso a sus papás. Una aburrida mosca muerta total. Una aburrida mosca muerta que de alguna manera se las había arreglado para usurpar el cerebro de su mejor amigo y reemplazarlo con aquella masa gelatinosa y asquerosamente empalagosa que tenía en la cabeza en esos momentos. ¡Ni siquiera era tan guapa! ¿Y qué? ¿Entonces cuando ella y Khai habían salido y no notaron aquella chispa como para llevar las cosas a otro nivel era por que a él secretamente le iban las santurronas nada interesantes? ¡¡O SEA!!

- Pues yo no lo veo nada de especial. Para mí que se te echó a perder el atún con el que cocinas y andas alucinando cosas. - Comentó con los labios torcidos y poniendo los ojos en blanco, tan de repentino mal humor que ni siquiera se rio por las bromas de Ian. ¡Y es que no! Si esa tontería seguía su curso, Khai con tal de tener a su niñita contenta iba a volverse un aburrido como ella. Nada de salir, nada de beber, nada de esas reuniones improvisadas como la que tenían ahora porque tenía que quedarse de niñera, ¡el horror!

Willow no bebió porque ella nunca había estado con dos personas al mismo tiempo. Ohh no, ella no era ninguna mosca muerta santurrona como esas que a Mordekhai B. Fletcher parecían gustarle taaaaaaaaanto, pero con la personalidad tan, ehm, apasionada obsesiva que tenía una vez se interesaba en serio en alguien no lo soltaba por nada ni tenía ojos para nadie más. Y quien no le creyera que le preguntara a Ian el por qué le preocupaba a su agente el que estuviera bajando tanto de peso.

- Mira, si todos nos portamos bien. Que bonitos somos. - Y como nadie bebía ella tomó su vaso para dar un buen trago, que a lo mejor así se le quitaba la cara de limón agrio que le había dejado el asunto de Nereidita. Negó con la cabeza cuando Ian sacaba su reto y lo señaló con su mano libre. - Ah no, así no vale, para eso mejor bebemos todos como vikingos descarriados. - Justo entonces se volvía a servir más licor. Se había mosqueado, pero bueno, Willow era así de voluble.

Bueno, sinceramente la reacción de todos y cada uno de ellos no era la que más se había esperado. Casi parecía que estaban esperando que dijera el nombre de alguna adolescente con el aspecto físico que podía competir fácilmente con Dandelion Dollanganger, pero no, sentía como si él les hubiera fallado en algo. Pero Khai sentía que con ella era diferente, quizá hasta una mejor persona si se es posible ¿Acaso ese no era el punto al tratar de encontrar una pareja?, así por más idiota que le haya puesto esa chica, ni por el historial de mujeres mala muerte que ha tenido que registrar en su expediente amoroso. Hizo una mueca de enfado.

- ¡Ja!, esto es increíble - Fue lo único que dijo mientras seguía escuchando como desprestigiaban el nombre de Nereida en frente de él. Tomó su vaso y le dio vueltas al hielo sobre su propio eje, por lo que sus ojos se quedaron posados en ellos un buen rato, mientras dejaba a las personas hablar. Parecía que esa noche no iba a terminar también como fue planificado. Dio un sorbo de una manera bastante distraída, sin enfocarse en el juego de "yo nunca", porque realmente necesitaba que su estómago dirigiera algo ya que le empezaba a revolver las cosas por el enfado.

Sentía que cada palabra de ellos era un pinchazo en su pecho, ¿Y qué tenía de malo estar prendado de la chica?, esa era la única pregunta que rondaba por su cabeza en esos momentos. Ian, continuó con el juego, pero para él ya había finalizado hace mucho.

- ¿Y si les dijera que la que me trae loco es Dandellion y no Nereida? - Dijo sin vacilar aquella pregunta con unos ojos afilados y viendo a cada uno de sus acompañantes - ¿Sería más aceptado para ustedes?, ¿AH? - Bien, su reacción venía en crescendo - ¡¿Acaso si les dijera que me gusta una puta los haría felices o qué!?, ¿no se supone que estarían un poco más aliviados del no haberme buscado una arpía esta vez?, OK, tiene 16 años, sí, soy 7 años mayor que ella, sí todavía no tiene la mayoría de edad... pero... ¿Y si todo funciona por primera vez en mi vida, estando con ella? porque si no les parece correcto, mejor me busco nuevamente al demonio a.k.a Indiana Keiliff...-Su romance y/o amistad tóxica que una vez le había llevado a tocar fondo, como nunca y aquella persona que le había hecho cambiar de opinión de que una vida llena de excesos no era el camino que le correspondería, de que jugar con fuego solo dejaría quemada su piel y la que posiblemente haya hecho que prefiera chicas más tranquilas a las más dinámicas. Y todos sabían de ella, ya que fue un episodio oscuro en su vida - ¡BAH!... al demonio con todos ustedes...- Dejó su vaso para regresar a su habitación, al parecer, una noche con sus amigos no le ayudaría a disipar sus emociones

((Aaaay futuro esposo, te amo *-*))

Todo. Acaba de irse. Al cuerno.

En qué momento la noche se había torcido de aquella manera, comenzando como un grupo de amigos bebiendo entre risas hasta acabar con Khai explotando de aquella manera, difícil de decir. Sí, se habían puesto pesados con el asunto, particularmente ella, pero ahí comenzaban a moverse sentimientos que, ninguno de ellos eran capaces de entender aún, pero iban más allá de un simple romance complicado.

Todos tenían un lado oscuro, decían. Por más noble o cariñosa que fuera una persona, siempre había una cara oculta que guardaba los peores aspectos de uno mismo, y quien presumiera de ser distinto, de ser solo bondad y compresión, era un vil mentiroso. El de Willow venía, entre otras cosas, en aquella habilidad que tenía para justificarse siempre, para tergiversar las cosas y convencerse de que no era ella la que estaba mal, sino que los demás eran incapaces de comprender su punto de vista. Y ahora mismo sentía unos celos que no eran absoluto en nada parecidos a cualquier otra cosa que hubiera experimentado jamás, ni siquiera los celos que sentía de Sydney quemaban de aquella manera…

Porque había algo que volvía el solo pensamiento de Khai y Nereida A. Mellington juntos que encontraba tan angustiante que hasta temblaba, que la preocupación se transformaba indignación y teñía sus mejillas. ¿De dónde había salido ella? ¿Cómo era que de un día a otro Fletcher estaba tan rotundamente perdido por ella? Aparecía de la nada, hipnotizaba a su amigo y se los arrebataba. Porque eso había hecho. De no haber llegado ella seguramente Khai seguiría encerrado en su habitación haciendo cualquier estupidez mientras Felle moría de la preocupación preguntándose qué hacer porque el otro no había ni salido a tomar sol en una semana, ¡una semana!

- Ay por Dios, no te pongas de Diva ahora. – Y así, con ese simple comentario, la bomba acababa de estallar. Ni se detuvo a contemplar que estarían pensando Felle o Ian, si ellos sí se sentirían mal por las bromas o algo, pero ella definitivamente no lo hacía. – ¿Entonces contigo es o irse a buscar a la puta más puta del pueblo o a columpiar niñitas en el parque? - ¡Qué podía tener ella, carajo! ¡Qué! No lo entendía, no podía hacerlo y la verdad es que ni siquiera quería, y hacerse esas preguntas le tenía agitando la respiración a causa de una ansiedad que tenía su corazón latiendo desbocado. – Dime una cosa Khai, una sola cosa que puedas tener en común con ella, ¡qué demonios vas a hacer tú con una mocosa que su única experiencia de vida es la que tiene si sus papás la dejan salir de su habitación! -

Lo que realmente le hizo enfurecer, y con eso se iba al demonio cualquier posibilidad de hacerla entrar en razón o tal vez hasta disculparse con él, fue que se refiriera a Nereida como tal vez la primera cosa que le funcionara en la vida. ¿Y ellos, sus amigos, qué? ¿Y ella qué? Ella misma llevaba el corazón hecho trizas en ese mismo momento a causa de alguien más, se sentía triste como nunca y completamente miserable, pero nunca, nunca, se atrevería a insinuar que nada nunca salía bien para ella, porque tenía personas a su alrededor que los significaban todo para ella y por las que haría cualquier cosa, incluido, como ahora se veía, explotar a causa de celos venenosos y corrosivos…

El pálido rostro se enrojeció a causa de la rabia y se levantó con violencia del sillón porque sentía que hasta le piel le quemaba, tirando de paso su bebida a causa de la brusquedad de sus movimientos. No lo podía creer, no lo podía creer… - ¿Sabes que puta cosa me daría gusto para variar? ¡Que no fueras de cabeza a meterte en un maldito choque de trenes! ¡POR QUE NO VA A FUNCIONAR! ¡Esos 7 años te van a pesar por mucho que intentes convencerte que no! ¡¡Y el que va a terminar más jodido vas a ser tú!! ¡Porque este condenado pueblo se los va a comer vivos y a lo mejor a ti te importa un cuerno lo demás pero no me vas a decir que ella va a saberlo manejar! – Pero aunque dijera que no… Willow ya no estaba hablando solamente de Khai y Nereida…

Todo le cayó encima en ese momento. El nudo en su garganta que se negaba a dejarla en paz a causa del amor que había ofrecido y que habían rechazado, la rabia que sentía hacia Khai en esos momentos, aquellos celos espantosos en contra de su mocosa…

Entonces él se levantaba ya llevado a su límite y eso, lejos de hacerla recapacitar, alimentaba todo ese torbellino de sentimientos oscuros que se arremolinaba en su pecho. A la mierda con Khai, con Nereida y con Everett, a la mierda con todos. – No, ¡al diablo contigo! Fóllatela o ponte a jugar a las muñecas con ella, da igual. Que te diviertas jugando a la niñera. – Apenas y atinó a hacerle un gesto a Ophelie de que mejor se iba, tomó sus llaves y su casco y azotó la puerta tras de sí y al hacerlo…

Ding…

Se sobresaltó. Miró hacia atrás extrañada…

Esa fue la primera vez que escuchó las Campanillas.

Estaba distraídamente riendo de lo que decían los demás, sobre todo por el comentario de Ian, ¿Buscando fama?, ¿Doctor Phil? de donde sacaba esas barbaridades, pero fuera donde estuviera su mente para esas ideas, le dieron mucha risa así que no pudo evitar lanzar una que otra carcajada pequeña, tratando de que no fuera tan sonora ya que sentía que si lo hacía se veía como una lunática.. Parecía que esa noche prometía y bastante.

Sin más dio un trago furtivamente cuando Ian dijo para quien haya sufrido de amor, sin duda los cuatro reunidos podían hacer un libro de una comedia dramática o de esas películas que hacen llorar mucho si de amor sufrido se trataba. Recordaba fielmente cómo la había engañado su novio cuando ella tenía... ¿Cuántos años tenía?, el asunto era que le habían engañado seguramente desde una edad bastante vulnerable, presumía que unos 15 años y pues a partir de eso, su punto de vista radicalmente, tanto así que su decepción con el romance era tan profunda que prefería mucho las cosas físicas a que estar cediendo emocionalmente por alguien.

Le intercambió unas miradas al chico, coqueta, sin preocuparse demasiado en lo que estaba haciendo Khai en esos momentos. Y cuando dio un trago más, de manera relajada, todo explotó. De repente Khai empezó a decir barbaridades, que si por qué no estaban felices por él, que si esperaban a que fuera con una puta cualquiera, que si regresaba nuevamente a sus orígenes trágicos con las mujeres... ¿Eh?, ¿De dónde había salido eso?, arqueó una ceja, puesto que el tema explotó tan repentino que realmente no captaba nada de lo que decía.

- No, Khai, yo de verdad no me estoy refiriendo a... - Y sus palabras quedaron colgando, pues tras eso la rubia se levantó y empezó a contestarle; de esa manera comprendió que no era su pelea, ni siquiera su influencia la que le había causado algo en el comportamiento de Khai. Nuevamente se sintió como al principio, cuando había llegado Willow, tan separada del asunto, tan echada un lado y por el feedback que tenía, más bien parecía que la discusión era entre ellos.

¿Tanta pelea por una niña de 16 años?, eso era lo que no lograba entender. Felle era bastante liberal con sus relaciones, puesto que ella sencillamente no era un buen ejemplo de "Y vivieron felices para siempre", ella simplemente disfrutaba del aquí y del ahora, con el chico que estuviera en frente y listo, y si se llegaba a enganchar con alguien, pues no era suficiente como para que su cerebro captara que estaba "totalmente enamorada", más bien lo captaba como un "capricho". Aparte que sí, ella había salido con hombres un tanto mayores, con una diferencia de edad tal vez un tanto cercana a la que tenía Khai con Nereida. Sin embargo, lo único que le parecía polémico, a sus adentros es que quizá Nereida no estuviera al mismo ritmo que Khai.

Y seguía la guerra de palabras, con una Willow cada vez más enojada... hasta que... los dos se alejaron y se fueron. Quiso detener a Willow, decirle que se calmara y se quedara un rato, más pero sabía que era imposible, ya que la rubia era como una dinamita: explotaba y ya no había vuelta atrás, así que.. se había quedado sola, con su trago en mano y como si estuviera congelada, ya que se quedó viendo el horizonte un tanto, hasta que luego parpadeó y miró a Ian, el único miembro que quedaba en la sala.

- Estoy segura que se van a reconciliar más adelante... - Dijo y dio un sorbo bastante grande esta vez. No era que le quería dar importancia al asunto, pero es que simplemente ya no podía hacer nada más y tampoco iba a pasar toda la noche tratando de contentar a dos personas enojadas. Sabía que en algún momento sería la mediadora, pero hoy no sería, las heridas estaban muy frescas como para echarles alcohol. Se giró donde Ian - ¿Te quedarás o también te irás? -