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What's new pussycat
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:: Storybrooke :: Urbanización
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What's new pussycat
La caminata de regreso a su casa al salir de trabajar tenía que ser uno de los momentos que más le relajaban del día. Terminaba siempre molida de cansancio, era verdad, pero apenas se colocaba los audífonos en lo oídos desconectaba de todo lo demás. Storybrooke era un pueblo bonito, con un clima de aquellos que no te hacía pensarlo dos veces antes de animarte a salir a la calle, la gente era tranquila y se podía andar en paz sabiendo que el riesgo de que te atracaran no era nada comparado con el de las grandes ciudades. Podías saludar a las personas que te encontrabas y ellas te saludarían de vuelta. No era un mal lugar para vivir. Y además, con los horarios tan locos que tenía, nada de plantearse el inscribirse al gimnasio como decía todos los días primero de mes que iba a hacer, así que aquel era su ejercicio del día.
Apenas conseguir trabajo se había independizado y tenía que decir que vivir se le estaba dando mejor de lo que hubiera creído en un principio. Le gustaría un lugar un poco más espacioso, que ahora mismo le tocaba dormir en una caja de zapatos, pero eso ya lo vería más adelante. Para empezar aquel no era un mal sitio, y con suerte en algunos años, si trabajaba lo suficiente y era responsable con sus ahorros podría tener hasta una casa en el barrio bonito de la ciudad. No soñaba con lujos ni excentricidades, sus aspiraciones eran a una vida sencilla y tranquila pero siempre tratando de mejorar.
En su barrio la mayoría de la gente era como ella, joven y empezando a hacerse de una vida propia. Había un par de niños a los que conocía bien y con los que a veces hasta ayudaba a jugar a saltar la cuerda cuando les faltaba alguien para sostenerla. Así que cuando ya estaba a unas cuantas calles de llegar y vio a una de esas niñas de largas trenzas negras llorando junto a un árbol se quitó los audífonos y se acercó a preguntar qué le ocurría.
Ahhh, la historia de toda la vida. Su gato se había escapado, trepado el árbol, y ahora no podía bajar. Curiosos aquellos animalitos en verdad. Simone le dio una palmada a la niña y le prometió que iba a ayudarla. Dejó su bolso al pie del árbol y trepó a este para alcanzar al animal. Aquello no era tan grave como para tener que llamar a los bomberos ni nada.
Tomó al gato y lo ayudó a bajar. La niña se iba feliz después de haberle agradecido y todo estaba de nuevo bien con el mundo, salvo por un detalle: ahora era ella la que no encontraba de dónde apoyarse para bajar también. Ohhh problema...
Ella en lo conreto creía en el karma. No hacía cosas buenas por esperar nada a cambio, pero estaba convencida de que en algún momento cuando necesitaras de quien te echara una mano todo iba a caer en su lugar. Veía acercándose a nada más y nada menos que Radd en el momento más oportuno, porque tras algunos minutos de pensarlo no se animaba a saltar porque si caía mal seguro iba a lastimarse algo y eso no le parecía tan buena idea. - Hola extraño. - Le llamó desde donde estaba sentada en la rama, riéndose porque dudaba que se le fuera a ocurrir voltear hacia arriba como primera opción. - ¿No te quieres ganar unos puntos de buen karma y ayudarme a bajar sin que me rompa algo? -
Apenas conseguir trabajo se había independizado y tenía que decir que vivir se le estaba dando mejor de lo que hubiera creído en un principio. Le gustaría un lugar un poco más espacioso, que ahora mismo le tocaba dormir en una caja de zapatos, pero eso ya lo vería más adelante. Para empezar aquel no era un mal sitio, y con suerte en algunos años, si trabajaba lo suficiente y era responsable con sus ahorros podría tener hasta una casa en el barrio bonito de la ciudad. No soñaba con lujos ni excentricidades, sus aspiraciones eran a una vida sencilla y tranquila pero siempre tratando de mejorar.
En su barrio la mayoría de la gente era como ella, joven y empezando a hacerse de una vida propia. Había un par de niños a los que conocía bien y con los que a veces hasta ayudaba a jugar a saltar la cuerda cuando les faltaba alguien para sostenerla. Así que cuando ya estaba a unas cuantas calles de llegar y vio a una de esas niñas de largas trenzas negras llorando junto a un árbol se quitó los audífonos y se acercó a preguntar qué le ocurría.
Ahhh, la historia de toda la vida. Su gato se había escapado, trepado el árbol, y ahora no podía bajar. Curiosos aquellos animalitos en verdad. Simone le dio una palmada a la niña y le prometió que iba a ayudarla. Dejó su bolso al pie del árbol y trepó a este para alcanzar al animal. Aquello no era tan grave como para tener que llamar a los bomberos ni nada.
Tomó al gato y lo ayudó a bajar. La niña se iba feliz después de haberle agradecido y todo estaba de nuevo bien con el mundo, salvo por un detalle: ahora era ella la que no encontraba de dónde apoyarse para bajar también. Ohhh problema...
Ella en lo conreto creía en el karma. No hacía cosas buenas por esperar nada a cambio, pero estaba convencida de que en algún momento cuando necesitaras de quien te echara una mano todo iba a caer en su lugar. Veía acercándose a nada más y nada menos que Radd en el momento más oportuno, porque tras algunos minutos de pensarlo no se animaba a saltar porque si caía mal seguro iba a lastimarse algo y eso no le parecía tan buena idea. - Hola extraño. - Le llamó desde donde estaba sentada en la rama, riéndose porque dudaba que se le fuera a ocurrir voltear hacia arriba como primera opción. - ¿No te quieres ganar unos puntos de buen karma y ayudarme a bajar sin que me rompa algo? -
Simone Brendan- Chicas de Storybrooke
- Soy : Secreto!/ Veterinaria
Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 15/07/2012
Re: What's new pussycat
Había tenido un largo día en el Hospital, esta vez visitando a los niños que yacían allá de una o diversas formas. Si se veía con otros ojos la situación, podía entristecer a cualquiera, ya que desde tan pequeños estaban pasando por grandes obstáculos de la vida, que uno pudiera esperarse ya a gran avanzada edad. Pero bueno, no tenía que pensar en ellos de esa manera, siempre había posibilidades de mejorar o por lo menos hacer placenteras las horas que quedaban.
Esa era una de las razones por la cual el joven de rastas hacía de voluntariado en el Hospital, ya que sentía que hacía algo por los más necesitados, aquellos infortunados que una vida común se les hacía tan difícil. Su trabajo era muy variado, dependiendo en el área que le tocara; hacía desde un asistente de enfermera, a darle comida a unos pacientes, hasta ser inclusive un payaso para cuando estaba con los niños o a tocarle la guitarra.
Y al final del día, cuando alguno de esos paciente sonreía y se sentía mejor de alguna forma, ese era el verdadero pago de la semana a Radd, aquello le llenaba tanto que con más razón lo hacía siempre y tan seguido, lo cual en varias ocasiones sorprendía a los doctores y enfermeras, ya que por lo visto, los voluntarios eran un tanto inconstantes.
En fin, ya había tenido una larga jornada y sí, estaba un tanto agotado, pero eso no era lo suficiente para quitarle el buen ánimo, por lo que como siempre fue caminando hasta su casa, que era una cómoda cabaña que estaba cerca del parque. Algo tan típico en él, y pues le hacía bastante confortable ya que ahí se vivía un tanto más natural que en otras partes, por lo que era de darle muchos puntos a su hogar.
Todo estaba tranquilo hasta que sintió que alguien lo llamaba. Al principio miró a ambos lados distraido, hasta que después supo que la voz no era de alguien al lado sino hacia arriba ¡Y vaya sorpresa! se trataba de Simonela morenaza de su vida, una chica bastante singular y especial para él. De inmediato le sonrió ¿En qué demonios se había metido esa vez?
- Parece que la valiente guerrera, necesita de un príncipe que la rescate en esta ocasión - Bromeó un tanto - Y no te preocupes, el karma para mí no es problema - Empezó a observar la situación: árbol, atascada, unos cuantos metros para llegar a su casa... aproximadamente demoraría unos 10 minutos. Nah, mucho tiempo. Si se subía era probable que se atascaría también, así que situación cerrada en ese aspecto.
Y como él era práctico, único, aparte que quería quedar como el príncipe, extendió sus manos.
- ¡Lánzate! - dijo y ahí estaba la solución al problema - Yo te agarro... y tranquila, tengo buena puntería - Sí, era extraño pero cuando se trataba de lanzar o atrapar cosas poseía unos buenos reflejos y un buen cálculo que él pensaba que era casi innato.
Esa era una de las razones por la cual el joven de rastas hacía de voluntariado en el Hospital, ya que sentía que hacía algo por los más necesitados, aquellos infortunados que una vida común se les hacía tan difícil. Su trabajo era muy variado, dependiendo en el área que le tocara; hacía desde un asistente de enfermera, a darle comida a unos pacientes, hasta ser inclusive un payaso para cuando estaba con los niños o a tocarle la guitarra.
Y al final del día, cuando alguno de esos paciente sonreía y se sentía mejor de alguna forma, ese era el verdadero pago de la semana a Radd, aquello le llenaba tanto que con más razón lo hacía siempre y tan seguido, lo cual en varias ocasiones sorprendía a los doctores y enfermeras, ya que por lo visto, los voluntarios eran un tanto inconstantes.
En fin, ya había tenido una larga jornada y sí, estaba un tanto agotado, pero eso no era lo suficiente para quitarle el buen ánimo, por lo que como siempre fue caminando hasta su casa, que era una cómoda cabaña que estaba cerca del parque. Algo tan típico en él, y pues le hacía bastante confortable ya que ahí se vivía un tanto más natural que en otras partes, por lo que era de darle muchos puntos a su hogar.
Todo estaba tranquilo hasta que sintió que alguien lo llamaba. Al principio miró a ambos lados distraido, hasta que después supo que la voz no era de alguien al lado sino hacia arriba ¡Y vaya sorpresa! se trataba de Simone
- Parece que la valiente guerrera, necesita de un príncipe que la rescate en esta ocasión - Bromeó un tanto - Y no te preocupes, el karma para mí no es problema - Empezó a observar la situación: árbol, atascada, unos cuantos metros para llegar a su casa... aproximadamente demoraría unos 10 minutos. Nah, mucho tiempo. Si se subía era probable que se atascaría también, así que situación cerrada en ese aspecto.
Y como él era práctico, único, aparte que quería quedar como el príncipe, extendió sus manos.
- ¡Lánzate! - dijo y ahí estaba la solución al problema - Yo te agarro... y tranquila, tengo buena puntería - Sí, era extraño pero cuando se trataba de lanzar o atrapar cosas poseía unos buenos reflejos y un buen cálculo que él pensaba que era casi innato.
Radd Malakhova- Chicos de Storybrooke
- Soy : Secreto / Voluntario en el Hospital
Mensajes : 27
Empleo /Ocio : Estudiante de medicina
Fecha de inscripción : 14/07/2012
Re: What's new pussycat
- Es que a la valiente guerrera le dio por rescatar un león perdido y luego se dio cuenta de que no tenía manera de regresar por donde vino. – Le siguió la broma porque le parecía divertida la situación y estaba muy consciente de que tenía que verse de lo más curioso el que ella estuviera subida en el árbol sujetándose del tronco y con las piernas colgando. – Así que sí, creo que la guerrera se volvió damisela en peligro que necesita que un príncipe le eche la mano. – La risa no le paraba porque estaba muy consciente de que era la cosa más rara que le pasaba en semanas, pero seguro que se iba a volver una muy buena anécdota para contar. La verdad que toda la dinámica de la princesa en peligro y el príncipe que llegaba a salvar el día nunca le había parecido la más atractiva. ¿Y que no la princesa podía cuidarse sola? ¡O es más! ¡Salvar ella al príncipe! Quizá sólo era cosa de ella que siempre había sido muy independiente, pero en fin, que tampoco era tan orgullosa como para no aceptar cuando necesitaba ayuda.
- ¿Qué no presumir de buen karma te resta automáticamente puntos de karma? – Le respondió con una media sonrisa astuta en los labios y el mismo buen humor. No lo decía en serio, ¿considerarlo alguien presumido? Si tenía que ser uno de los chicos más sinceros y genuinos de Storybrooke, si acaso se atrevía a decir que el más. Ese tipo de cosas no eran las que Simone pasara por alto.
Le ganó la carcajada cuando le abría los brazos y le decía que se lanzara. ¡Aquello estaba resultando algo digno de grabarse! Negó con la cabeza entre risas, sacudiendo los voluminosos rizos oscuros de su afro y se aferró con dramatismo al tronco. – ¿Estás loco? Nos vamos a matar los dos. ¿Y si yo tengo peor puntería al lanzar que tú al atrapar? –
Tuvo que tomar aire a bocanadas para aguantar la risa. Se rascó la cabeza por un segundo, considerando la propuesta porque esa parecía ser en verdad la mejor opción, o por lo menos la más inmediata. – Pero me tienes que atrapar, Radd. No sé si mi seguro dental cubra dientes perdidos por caer de árboles que trepaste a mitad de la calle, para empezar. – Le señaló con el dedo, nerviosa, pero mirando hacia abajo para medir la distancia. Vale, no se veía tan mal, podía hacerlo, ¿verdad?
- ¡Ahí voy!... bueno, no, todavía no. Espera que cuento a 3. 1… 2…3. – Y ya, a lanzarse y no pensarlo más o nunca lo iba a hacer. Se soltó y tomó impulso para tratar de caer hacia donde él estaba, sintiéndose por completo aliviada al sentir que la atrapaba y ella conservaba dientes, pies y piernas intactas. Enlazó los brazos al cuello del chico y al verse tan cerca de él pasaron dos cosas: la primera que sintió un cosquilleo en el vientre, la segunda que le sonrió alzando una ceja con picardía. – Vaya, que atrapada. Si cualquiera diría que te dedicas a rescatar chicas de los árboles todos los días. -
- ¿Qué no presumir de buen karma te resta automáticamente puntos de karma? – Le respondió con una media sonrisa astuta en los labios y el mismo buen humor. No lo decía en serio, ¿considerarlo alguien presumido? Si tenía que ser uno de los chicos más sinceros y genuinos de Storybrooke, si acaso se atrevía a decir que el más. Ese tipo de cosas no eran las que Simone pasara por alto.
Le ganó la carcajada cuando le abría los brazos y le decía que se lanzara. ¡Aquello estaba resultando algo digno de grabarse! Negó con la cabeza entre risas, sacudiendo los voluminosos rizos oscuros de su afro y se aferró con dramatismo al tronco. – ¿Estás loco? Nos vamos a matar los dos. ¿Y si yo tengo peor puntería al lanzar que tú al atrapar? –
Tuvo que tomar aire a bocanadas para aguantar la risa. Se rascó la cabeza por un segundo, considerando la propuesta porque esa parecía ser en verdad la mejor opción, o por lo menos la más inmediata. – Pero me tienes que atrapar, Radd. No sé si mi seguro dental cubra dientes perdidos por caer de árboles que trepaste a mitad de la calle, para empezar. – Le señaló con el dedo, nerviosa, pero mirando hacia abajo para medir la distancia. Vale, no se veía tan mal, podía hacerlo, ¿verdad?
- ¡Ahí voy!... bueno, no, todavía no. Espera que cuento a 3. 1… 2…3. – Y ya, a lanzarse y no pensarlo más o nunca lo iba a hacer. Se soltó y tomó impulso para tratar de caer hacia donde él estaba, sintiéndose por completo aliviada al sentir que la atrapaba y ella conservaba dientes, pies y piernas intactas. Enlazó los brazos al cuello del chico y al verse tan cerca de él pasaron dos cosas: la primera que sintió un cosquilleo en el vientre, la segunda que le sonrió alzando una ceja con picardía. – Vaya, que atrapada. Si cualquiera diría que te dedicas a rescatar chicas de los árboles todos los días. -
Simone Brendan- Chicas de Storybrooke
- Soy : Secreto!/ Veterinaria
Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 15/07/2012
Re: What's new pussycat
Sonrió ampliamente cuando la morena decidió arriesgarse a lanzarse del árbol. Sí, parecía una locura, porque cualquier pequeño error de cálculo y mínimo un collarín. Sin embargo, algo le hacía que confiara de sobremanera en sus habilidades de cálculo y respuesta, así que supuso que eso era lo que le había inspirado de hacer el paso. Y una vez que la tenía en brazos, que vamos, tuvo que tambalearse un poco debido al impacto o sino Isaac Newton quedaba como esquizofrénico inventando historias sobre una tal gravedad.
Una vez que había recuperado la firmeza en todo el asunto, porque no, no podía darse el lujo de caerse, sabiendo que era uno de esos pocos momentos en los cuales podía impresionar a la chica, hizo que sonriera cuando le mencionó el hecho que pareciera que rescatara a chicas todos los días de los árboles.
- Bueno, sí son como tú, lo haría mil veces - Esa no era la actitud de siempre de Radd. De hecho, si la galantería fuera un oficio, seguramente él fuera uno de los más pobres en el asunto, pero se le hacía tan inevitable no hacerlo cuando estaba al lado de Simone, ya que no había visto una chica tan fascinante de una u otra forma antes. Era tan única que irremediablemente le atraía y cada que hablaba con ella parecía que eso se incrementara.
Tras eso se había dado cuenta que todavía sostenía a la chica en brazos. Tragó saliva, ¿Pero qué estaba haciendo?, era uno de esos momentos en que la chica le confundía y sus acciones parecían desconectarse de las órdenes de su cerebro, así que en un intento de seguir manteniendo la compostura, se inclinó a un lado para que la chica bajara.
- ¿Y qué hacía una chica tan encantadora como tú colgada de un árbol?, sabía que tenías un inmenso amor hacia los animales, pero no sabía que ahora hacías consultas a domicilio - Bromeó el chico en un intento de olvidar uno que otros pensamientos libidinosos atípicos en él. No era que tuviera pensamientos puros como un santo, sin embargo, por estar tan sumergido en su voluntariado en el Hospital lo menos que se le ocurría era algo por el estilo, así que de repente salir de su labor para encontrarse a una bombasa sexy, era un choque de contraste bastante tremendo.
Una vez que había recuperado la firmeza en todo el asunto, porque no, no podía darse el lujo de caerse, sabiendo que era uno de esos pocos momentos en los cuales podía impresionar a la chica, hizo que sonriera cuando le mencionó el hecho que pareciera que rescatara a chicas todos los días de los árboles.
- Bueno, sí son como tú, lo haría mil veces - Esa no era la actitud de siempre de Radd. De hecho, si la galantería fuera un oficio, seguramente él fuera uno de los más pobres en el asunto, pero se le hacía tan inevitable no hacerlo cuando estaba al lado de Simone, ya que no había visto una chica tan fascinante de una u otra forma antes. Era tan única que irremediablemente le atraía y cada que hablaba con ella parecía que eso se incrementara.
Tras eso se había dado cuenta que todavía sostenía a la chica en brazos. Tragó saliva, ¿Pero qué estaba haciendo?, era uno de esos momentos en que la chica le confundía y sus acciones parecían desconectarse de las órdenes de su cerebro, así que en un intento de seguir manteniendo la compostura, se inclinó a un lado para que la chica bajara.
- ¿Y qué hacía una chica tan encantadora como tú colgada de un árbol?, sabía que tenías un inmenso amor hacia los animales, pero no sabía que ahora hacías consultas a domicilio - Bromeó el chico en un intento de olvidar uno que otros pensamientos libidinosos atípicos en él. No era que tuviera pensamientos puros como un santo, sin embargo, por estar tan sumergido en su voluntariado en el Hospital lo menos que se le ocurría era algo por el estilo, así que de repente salir de su labor para encontrarse a una bombasa sexy, era un choque de contraste bastante tremendo.
Radd Malakhova- Chicos de Storybrooke
- Soy : Secreto / Voluntario en el Hospital
Mensajes : 27
Empleo /Ocio : Estudiante de medicina
Fecha de inscripción : 14/07/2012
Re: What's new pussycat
Sonrió al halago que le hacía disfrazado de respuesta a su broma, ignorando que a él mismo le sorprendía actuar de esa manera. La verdad era que Radd le parecía uno de los chicos más agradables y dulces de todo Storybrooke. ¿Cuántas personas se conocían que se ofrecieran de voluntarios en el hospital y tomaran la tarea con la misma entrega que él lo hacía? Eso hablaba mucho de la persona que era. No negaba tampoco que le pareciera demasiado atractivo, pero Simone no creía que estuviera en momento de andar buscando romance. Tenía demasiado trabajo ahora que por fin había conseguido el empleo que deseaba, no obstante sus sueños no terminaban ahí y la única manera de alcanzarlos era justamente esforzándose y dedicándose aún más, ¿no era así? De esa manera se había pagado los estudios, con dos empleos de medio tiempo, a pesar de saber que todo eso había influido muchísimo a que las cosas entre Khai y ella al final no terminaran como le hubiera gustado. En fin…
- Es el ejercicio de moda, ¿no lo sabías? – Bromeó un poco más con él cuando la bajaba y entonces ella tomaba el enorme bolso en el que llevaba sus cosas y que había dejado al pie del árbol al creerse experta trepadora. – Bueno, no. Es que venía llegando a mi casa y estaba esta niña desconsolada porque su gato no podía bajar. No podía dejar a la niña ni al gato así, ¿no? Aunque por lo visto una vez dueña y minino reunidos la buena samaritana se dio cuenta de un pequeño fallo en su plan. – Lo más sano le parecía reírse siempre de uno mismo, que además había que admitir que aquellas ridiculeces le pasaban solo a ella. No lo podía evitar, si el gato hubiera estado colgando de un poste de luz igual hubiera intentado hacer algo. Si de Simone dependiera ella se llevaba a todos los perros que encontrara solos y hambrientos en la calle y se montaba un refugio ilegal en su pequeñísimo departamento. Ya le había dado por adoptar alguno que otro pichón de alas heridas hasta que sanaran y pudieran volver a volar.
- ¿Qué hay de ti? Hacía tiempo que no te veía. ¿Va todo bien? Si no has cenado yo te invito, anda, considéralo el pago del príncipe por salvar a la damisela. – Entre risas le dio un levísimo empujoncito con la cadera. Así era el carácter de Simone, de hacer las cosas en el momento y con una confianza a la que pocas veces se le podía decir que no.
- Es el ejercicio de moda, ¿no lo sabías? – Bromeó un poco más con él cuando la bajaba y entonces ella tomaba el enorme bolso en el que llevaba sus cosas y que había dejado al pie del árbol al creerse experta trepadora. – Bueno, no. Es que venía llegando a mi casa y estaba esta niña desconsolada porque su gato no podía bajar. No podía dejar a la niña ni al gato así, ¿no? Aunque por lo visto una vez dueña y minino reunidos la buena samaritana se dio cuenta de un pequeño fallo en su plan. – Lo más sano le parecía reírse siempre de uno mismo, que además había que admitir que aquellas ridiculeces le pasaban solo a ella. No lo podía evitar, si el gato hubiera estado colgando de un poste de luz igual hubiera intentado hacer algo. Si de Simone dependiera ella se llevaba a todos los perros que encontrara solos y hambrientos en la calle y se montaba un refugio ilegal en su pequeñísimo departamento. Ya le había dado por adoptar alguno que otro pichón de alas heridas hasta que sanaran y pudieran volver a volar.
- ¿Qué hay de ti? Hacía tiempo que no te veía. ¿Va todo bien? Si no has cenado yo te invito, anda, considéralo el pago del príncipe por salvar a la damisela. – Entre risas le dio un levísimo empujoncito con la cadera. Así era el carácter de Simone, de hacer las cosas en el momento y con una confianza a la que pocas veces se le podía decir que no.
Simone Brendan- Chicas de Storybrooke
- Soy : Secreto!/ Veterinaria
Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 15/07/2012
Re: What's new pussycat
Le parecía simplemente adorable el motivo por el cual ella estaba atrapada como el mismo gato que intentaba rescatar, ¿Qué otra chica haría eso?, nadie hasta donde tenía conocimiento y era por eso que le encantaba la chica. Aunque claro, lanzó una pequeña risa, puesto que tenía que admitir que la historia era tan cliché que pareciera sacada de un cuento infantil, pero incluso podía escucharla hablar toda la tarde si fuera por él.
Y al parecer, la recompensa era una cena con la morena. Sin embargo, estuvo a punto de rechazarla, puesto que no le parecía correcto, que luego de que ella estuviera un largo tiempo atascada en la rama de un árbol, fuera a cocinarle. Pero ahí apareció, un rugido que nada más él pudo escuchar y se trataba de su estómago, como harte de magia, que le había despertado el hambre; aunque claro pudo recordar que estando en el hospital lo más que había hecho era tomar agua, ya que se había sumergido tanto en las canciones para los niños que el tiempo el pasó muy rápido, por lo que no le dio mucho tiempo de almorzar... bueno, tampoco es que en su casa le estuviera esperando un delicioso estofado; con suerte conseguiría una lata de atún y un poco de pan. Le miró con algo de pena, ya que la idea le parecía que podía matar dos pájaros de una sola vez, puesto que comería algo delicioso pero también pasaría tiempo con ella.
- Hummm te voy a hacer una nueva propuesta: acepto la cena, pero con la condición en la que aceptes salir otro día... el que puedas o el que quieras... o tal vez un feriado mejor - Sí, es que recordaba que ambos tenían una vida un tanto ocupada, así que el feriado se veía más factible - ... ¡Claro!, por supuesto esto lo digo porque de verdad me parece algo vergonzoso que te pongas a cocinar nada más porque vine - Soltó de la manera más sincera que podía ser.
Él siempre era muy fiel a lo que era y decía las cosas como le parecía, aunque claro, siempre trataba de hacerlo de la manera más asertiva posible, puesto que el tratar con niños, tanto tiempo ya que era el área que más le daba tenía que hacerlo de una manera suave y por supuesto, tampoco le importaba lo que dijeran los demás, ya que había escuchado uno que otro comentario diciendo que él era un ñoño, cosa que no creía, pero bueno... cada quien tenía su propia visión del asunto.
Y al parecer, la recompensa era una cena con la morena. Sin embargo, estuvo a punto de rechazarla, puesto que no le parecía correcto, que luego de que ella estuviera un largo tiempo atascada en la rama de un árbol, fuera a cocinarle. Pero ahí apareció, un rugido que nada más él pudo escuchar y se trataba de su estómago, como harte de magia, que le había despertado el hambre; aunque claro pudo recordar que estando en el hospital lo más que había hecho era tomar agua, ya que se había sumergido tanto en las canciones para los niños que el tiempo el pasó muy rápido, por lo que no le dio mucho tiempo de almorzar... bueno, tampoco es que en su casa le estuviera esperando un delicioso estofado; con suerte conseguiría una lata de atún y un poco de pan. Le miró con algo de pena, ya que la idea le parecía que podía matar dos pájaros de una sola vez, puesto que comería algo delicioso pero también pasaría tiempo con ella.
- Hummm te voy a hacer una nueva propuesta: acepto la cena, pero con la condición en la que aceptes salir otro día... el que puedas o el que quieras... o tal vez un feriado mejor - Sí, es que recordaba que ambos tenían una vida un tanto ocupada, así que el feriado se veía más factible - ... ¡Claro!, por supuesto esto lo digo porque de verdad me parece algo vergonzoso que te pongas a cocinar nada más porque vine - Soltó de la manera más sincera que podía ser.
Él siempre era muy fiel a lo que era y decía las cosas como le parecía, aunque claro, siempre trataba de hacerlo de la manera más asertiva posible, puesto que el tratar con niños, tanto tiempo ya que era el área que más le daba tenía que hacerlo de una manera suave y por supuesto, tampoco le importaba lo que dijeran los demás, ya que había escuchado uno que otro comentario diciendo que él era un ñoño, cosa que no creía, pero bueno... cada quien tenía su propia visión del asunto.
Radd Malakhova- Chicos de Storybrooke
- Soy : Secreto / Voluntario en el Hospital
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Empleo /Ocio : Estudiante de medicina
Fecha de inscripción : 14/07/2012
Re: What's new pussycat
Ella no creía que Radd fuera un bobo o un ñoño, o cualquier otra cosa. Creía que debía ser uno de los chicos más dulces y genuinos de todo el pueblo y eso, a su parecer, eran cualidades que nadie debería tratar de hacer a menos. No soportaba a los Hawthornes y a los Hudsons del pueblo y no le cabía en la cabeza como podía haber tantas chicas dispuestas hasta a arrancarse el cabello entre ellas con tal de pasar la noche con alguno. Simone nunca había sido así, tal vez tenía los pies demasiado plantados sobre la tierra para la edad que tenía. Que prefería por mucho el quedar a ver películas con algún amigo que perderse en fiestas salvajes y alcohol todas las noches, y no creía de sí misma ser aburrida ni que sus amigos lo fueran. Simplemente buscaba cosas más importantes que una noche pasajera de excesos.
El gruñido en el estómago del chico fue algo casi imperceptible, pero algo alcanzó a escuchar. No queriendo ridiculizarlo trató de hacer como que no se hubiera dado cuenta de nada, pero ahí estaba apretando los labios en una mueca graciosa antes de que la risa la venciera y ella le permitiera salir con suavidad. Negó con la cabeza y se cruzó de brazos, observándole bastante divertida y atenta a lo que respondía. ¡Ah! ¿Así que aceptaba su invitación pero sólo bajo sus condiciones?
- A ver Tigre, dispara. – Le invitó a exponer su propuesta gesticulando con las manos al hablar, abriendo bien grandes los ojos por un segundo al quedarse sorprendida por lo que pedía. ¿Aquello era una petición a una cita? ¿Si? ¿No? Porque eso era lo que parecía, aunque Radd era una de esas personas tan bondadosas y abiertas que igual y malinterpretaba una simple salida de amigos como algo más. Nunca había estado en esa situación. Con Khai el chico había sido más que claro en cuanto a su interés, mientras que con Keith había sido ella la que dio el primer paso. Oh confusión.
- Hecho. – Le estrechó la mano como quien acabara de firmar un contrato o algo parecido, pero antes de cualquier otra cosa se inclinaba rápidamente y dejaba un fugaz y beso en la mejilla del muchacho, porque aunque no le quedaran muy claras sus intenciones – en serio, a ella le había sonado a cita – él le agradaba, mucho, y pasar tiempo con él n o podía ser algo malo. Simone era así; muy expresiva, muy asertiva, muy directa. Nunca grosera, pero siempre yendo de frente a todo.
- En serio, no te preocupes, la verdad es que prefiero cocinar para dos que para mí sola. Así que si lo piensas bien me estás haciendo dos favores, bajarme de los árboles en los que me quedo atrapada y ayudándome a pasar una tarde mucho menos aburrida de lo que pensaba. Además seguro te vienes muriendo de hambre de pasar todo el día en el hospital. Creo que es muy bonito lo que haces. ¿Nos vamos entonces? – Se sujetó entonces de su brazo y sonriéndole le ánimo a que emprendieran camino, su departamento no estaba muy lejos de ahí.
El gruñido en el estómago del chico fue algo casi imperceptible, pero algo alcanzó a escuchar. No queriendo ridiculizarlo trató de hacer como que no se hubiera dado cuenta de nada, pero ahí estaba apretando los labios en una mueca graciosa antes de que la risa la venciera y ella le permitiera salir con suavidad. Negó con la cabeza y se cruzó de brazos, observándole bastante divertida y atenta a lo que respondía. ¡Ah! ¿Así que aceptaba su invitación pero sólo bajo sus condiciones?
- A ver Tigre, dispara. – Le invitó a exponer su propuesta gesticulando con las manos al hablar, abriendo bien grandes los ojos por un segundo al quedarse sorprendida por lo que pedía. ¿Aquello era una petición a una cita? ¿Si? ¿No? Porque eso era lo que parecía, aunque Radd era una de esas personas tan bondadosas y abiertas que igual y malinterpretaba una simple salida de amigos como algo más. Nunca había estado en esa situación. Con Khai el chico había sido más que claro en cuanto a su interés, mientras que con Keith había sido ella la que dio el primer paso. Oh confusión.
- Hecho. – Le estrechó la mano como quien acabara de firmar un contrato o algo parecido, pero antes de cualquier otra cosa se inclinaba rápidamente y dejaba un fugaz y beso en la mejilla del muchacho, porque aunque no le quedaran muy claras sus intenciones – en serio, a ella le había sonado a cita – él le agradaba, mucho, y pasar tiempo con él n o podía ser algo malo. Simone era así; muy expresiva, muy asertiva, muy directa. Nunca grosera, pero siempre yendo de frente a todo.
- En serio, no te preocupes, la verdad es que prefiero cocinar para dos que para mí sola. Así que si lo piensas bien me estás haciendo dos favores, bajarme de los árboles en los que me quedo atrapada y ayudándome a pasar una tarde mucho menos aburrida de lo que pensaba. Además seguro te vienes muriendo de hambre de pasar todo el día en el hospital. Creo que es muy bonito lo que haces. ¿Nos vamos entonces? – Se sujetó entonces de su brazo y sonriéndole le ánimo a que emprendieran camino, su departamento no estaba muy lejos de ahí.
Simone Brendan- Chicas de Storybrooke
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:: Storybrooke :: Urbanización
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Jue Nov 14, 2013 11:52 pm por Invitado
» fairy tales returns elite
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