Gimme another shot [Ian C. F.]

Bien. Las cosas no habían terminado como se habían planificado desde un principio, se suponía que a esa hora ya todos sus amigos estarían tan borrachos que ni siquiera se sabrían los nombres de cada uno. Pero no, todo por una niña, por un orgullo, por no querer aceptar consejos, por demasiada volubilidad... por... por ¡Todo!, al parecer lo que había servido de ese día era para terminar de sacar los trapos al sol. Se sentía un tanto decepcionada, ha decir verdad, pero no podía estar así, ya que Ian había accedido a acompañarla, por lo menos para no terminar de arruinar el día ya que había sobrado tanto alcohol.

Había de todo un poco, en cuanto a licor se trataba, había desde vodka, unas cervezas que nadie se tomó, una botella de Tequila que había sacado de la despensa de Charlie. Sin dudar, sacó unos cuantos limones y mucha sal, ya que de todo era lo que más le había llamado la atención. Y pues, no había nada mejor que hacer en la Sala después de semejante escena, así que sin más llevó al chico a su habitación, ¿Irían de verdad a conversar?, ella no suponía nada, ya que en vista a lo que había visto hace menos de veinte minutos cualquier cosa podía pasar.

En cualquiera de los casos, lo que se que pasara la noche ahí -porque no tenía ninguna intención de irse temprano a dormir y aburrirse nuevamente en la oficina junto con la rutina- sería igualmente un tema jugoso para hablarlo con Willow. ¡Pero bueno!, no se podía adelantar a los hechos, así que se mentalizaría de que sería una muy buena oportunidad de conocer mejor al chico.

- Y bien, ¿Qué hay de nuevo? - Dijo de forma casual como si nada hubiera pasado mientras se sentaba en uno de los poof que estaban al lado de su cama, una vez dentro junto que ponía al frente de ella la botella y los vasos, Sonrió divertida - Eso sonó muy falso, pero bueno, no podemos hacer nada, al menos ya por hoy murió el tema - Sirvió primero unos shot de vodka y le dio un vaso lleno a Ian - ¡Salud para aquellos que todavía quieren continuar la fiesta! -

En realidad su cuarto no era la gran cosa. Ella era un tanto dejaba en cuanto a personalizar las cosas al extremo. Claro, tener algunos accesorios y objetos personales era lo lógico, pero no había algo exorbitante. Simplemente el cuarto estaba pintado en un crema amarillo, muy bonito y refinado que hacía una excelente armonía con sus sábanas beige y marrón. En su mesa de noche, estaba un cofrecito donde ponía todos sus accesorios desde pulseras, zarcillos y demás y por supuesto, aunque no estuviera a la vista, en una de las gavetas de la misma mesa de noche, tenía un estuche de maquillajes. Al otro lado de su cama estaba otra mesa de noche con su lámpara y una que otra pintura de uñas por ahí.

Ella era muy ordenada con sus cosas, así que no había nada a la vista que fuera visualmente perturbador. Puede que uno que otro objeto por allí y por allá pero nada extraordinario. Lo único resaltante de todo eran los poof en los que estaban sentados de un rojo escalarta, que hacía los objetos lo más animado de la habitación.

Le sonrió cuando fue franco que le alegraba que ambos estuvieran solos para conocerse mejor. A decir verdad, a ella también le agradaba aquello, ya que desde que se lo presentó Willow, ha tenido una extraña fijación en él. Claro, que, no estaba consciente si era que de verdad se estaba engañando, pero trataba de evitar pensar que quizás le había gustado un poco más de lo que esperaba, pero tenía que admitir que alguien tan atractivo como él, era casi imposible que no le gustara. Por eso mismo quería conocerlo mejor, para saber si era como los demás que había conocido o si había un poco de esperanza y de repente era alguien que sí valía la pena.

De cierta forma era un tanto tedioso y odioso ser tan metódica en ese aspecto, pero tenía que cuidarse mucho las espaldas, ya que la reputación es algo inestable y pues, ya tenía cierta famita de man eater, cosa que tampoco iba a desmentir, porque sí había tenido sus encontronazos con diversos chicos, pero tampoco los deslices superaban a las citas o encuentros como los que tenía en ese momento con Ian... aunque claro, que los rechazados por ella hayan confabulado para armar mentiras contra ella, siempre pasaba y no les daba importancia, al fin y al cabo ella era fiel a lo que era.

- Sabes... a mi también me alegra estar contigo a solas. Tengo que admitir que también tenía la curiosidad de conocerte mejor - Le sonrió y más cuando vio la expresión que tenía el chico cuando probó el licor. Dio de esa forma, un sorbo, su primer sorbo en la noche que se asomaba larga (o al menos eso quería). Su expresión cambió a una más pícara, cuando escuchó hablar que el chico preguntaba acerca de su estatus amoroso. Dio un sorbo más antes de responder e irse a la primera pregunta planteada - ¿A qué jugaremos?, no podrás creerlo pero no me se muchos "juegos etílicos" - Revolvió un poco su trago -... No tengo pareja y sinceramente, estoy esperando el indicado - Pero tras eso no pudo evitar lanzar una carcajada ligera; ella de verdad que no creía en los príncipes azules que venían y rescataban a las doncellas en peligro - ... No, ya en serio, simplemente he visto mucho de lo mismo, como si viviera en una misma película una y otra vez... ¡Y vamos! que nadie me ha puesto un desafío o por lo menos intenciones de hacer una relación interesante, divertida... Así que, bueno, he optado por cosas más fáciles - No iba a decir abiertamente que favorecía las relaciones de una noche en esas cosas fáciles, quizá en otro momento - ... ¿Y qué hay de ti?, ¿Alguien en mente?... ¿o después de Will, se te quitaron las ilusiones? jaja es que suele suceder -

No esperaba menos esa noche, pero podía asegurar era que tenía una agradable sensación cuando estaba con él por alguna manera. Ella había pasado por todo tipo de relación y ciertamente, había un punto en la ecuación que le dejaba mal sabor en la boca. Incluso, aunque no buscaba desesperadamente a su Príncipe Azul como muchas chicas, no había duda que sentía un gran vacío dentro de sí. Por supuesto, ella se había dejado totalmente de querer buscar su alma gemela, llegando al punto que no creía en algo como tal... pero era humana y quizá esa negación le hacía sentirse muy solitaria. Pero, la compañía del chico en ese momento, le hacía muy bien, le sentaba de maravilla en ese momento y a pesar de que estaban con juegos coquetos, que era un tanto inevitable no hacer dada las circunstancias, quería saber un poco más de él.

¿Se iba a tomar las cosas con más calma?, bueno ciertamente un chocolate se disfrutaba mejor cuando se comía despacio. Le sonrió; quizá esa noche se estaba dando para hacerlo más despacio de lo normal; aunque no estaba tan segura si sus impulsos iban a seguir la corriente como se lo estaba planteando en ese momento, ya que el comentario con doble sentido hacía que una pequeña chispa se encendiera de forma volátil en ella.

- Yo creo... - Dijo mientras ponía una de sus manos en el pecho del chico, a su vez que sus dedos empezaron a recorrerle esa área como si fueran dos pequeñas piernas que ascendían hasta sus labios-... que ya estamos jugando - Terminó de responder, mientras su dedo índice recorría su labio inferior momentaneamente, hasta quitarlo una vez terminado su frase. Le dirigió entonces, una mirada coqueta, mientras sus labios estaban curvados por una media sonrisa.

Tras eso, se hizo la desinteresada y agarró su trago, para darle un sorbo, mientras le miraba hablar. Decía que él y Willow había terminado de una buena forma; ya su amiga le había dicho anteriormente lo mismo, pero por alguna manera cuando él lo dijo, le dio un poco más de alegría. Era cierto, que desde que había conocido a Ian, bien sea por su físico o quizá por la manera de interactuar en su pequeño círculo de amigos, le había llamado la atención y quería acercarse a él. sin embargo, nunca había tenido la oportunidad de hacerlo, puesto que a pesar de que Will le había dicho una y otra vez -en broma- que no le importaba si se intercambiaba novios y que le dejaba el camino a Ian, tenía cierto respeto hacia la situación, ya que aunque anteriormente había salido con el mismo chico (muchas veces por diversión), nunca había sido el chico un ex novio oficial y, pues, Felle no sabía como actuar en dicha situación.

- Sí, solo un par de cosas - Dijo con tono inocente, mientras veía divertida al chico que se acercaba más lentamente hacia ella, mientras le decía que tenía alguien en mente. Si no fuera porque de inmediato le dedicó un sensual beso en el cuello, ya se hubiera volteado arqueando una ceja, nada más por ser un tanto desconfiada. Sin embargo, aquel y diminuto beso le hizo un ligero cosquilleo en todo el cuerpo, y quizá una sonrisita estúpida de la cual no se dio cuenta - Hummm... quizá si me dieras otra pista, que todavía no me figuro quien sea - Y tras eso se hizo la que no sabía, simplemente como excusa de que el chico empezara a jugar coquetamente con ella.

Intentaba muy en lo profundo de ella de hacer como si de verdad lo que estuviera a punto de decir el chico sobre ella fuera algo de lo más normal, pero lo cierto del caso es que no era así. Quería que su rostro estuviera inmutable ante cualquier palabra que dijera, sin embargo, aún cuando todavía no comenzaba a decir una palabra sus labios se curvaron todavía más y lo peor del caso es que no estaba del todo consciente de lo que había hecho. Felle estaba acostumbrada a lucir siempre perfecta, con los movimientos más amenos y elegantes, que iban en una perfecta sincronía con su expresión... pero en ese momento, aunque nada más estuviera reflejando una sonrisa una tanto entusiasta para ser ella, por dentro sentía que era una niña a punto de abrir un gran regalo. Sin querer se acercó más a él, para que las palabras las pudiera escuchar un poco más; deleitarlas, si se podía hablar de eso.

Y ahí comenzó el pequeño juego que ella había comenzado. Nuevamente, así como el beso, cuando sintió los dedos en sus labios del chico, otro cosquilleo recorrió su cuerpo y sus ojos le miraron atenta, mientras sus sentidos se ampliaban para disfrutar de cada tacto. Muchas personas decían que ella era quizá demasiado frívola, empezando que le costaba decir ampliamente lo que sentía, puesto que sus sentimientos se lo reservaba tan al fondo de su ser, que prefería decir cualquier cosa plana como "Estoy bien", "genial" antes de hablar de lo que de verdad sentía. Sin embargo, lo que el resto no notaba era que, Felle trabajaba con detalles, mínimos, muy chiquitos; que si personas detallistas se fijaban bien, podían de hecho sacar a relucir una amplia gama de expresiones que pudiera hacer en cuestión de minutos... porque sí, sí se expresaba más de los que demás pensaran. Y detalles como ese roce en sus labios, hacía que un destello imparable en sus ojos comenzara a sacar a relucir, más allá del control que ella misma se imponía.

Era así, como él se acercó todavía más a donde estaba ella, dejando una distancia llena de tensión. Le había comentado entonces que su cuerpo era semejante al de una diosa... ya había escuchado muchos comentarios de su cuerpo, por diferentes bocas, con diferentes entonaciones y sentidos, pero todas y cada una de ellas le causaban repulsión y asco incomparable sumado a una sensación de incomodidad que le llenaba cada centímetro de su ser, ¿Sorpresa? si se trataba de una de las chicas más sensuales, conocida por sus conquistas y grandes aventuras sexuales... eso decían, pero la gente dice muchas cosas y se preocupa muy poco por conocer, nadie se daba cuenta que ella era una chica y quizá una de las chicas más frágiles de todas. Sin embargo, las de él... eran diferentes, no había repulsión, ni asco, ni nada que le incomodara; incluso su sonrisa se terminó de completar para sacar una ligera risita casi inaudible... de alguna manera le hacía sentir cómoda y hasta cierto punto valorada.

Buscó a ciegas el trago que había dejado a un lado. Se sentía algo nerviosa, pero no en el mal sentido; al contrario, se sentía como una niña de primaria que por primera vez le decían que era linda. Dio un sorbo, uno de los más grandes que había tomado en la noche. Y le miró fijamente, quedando cara a cara. Se atrevió a rodearle el cuello y acercó su rostro lentamente hasta la comisura de sus labios dándole un beso pequeño e inocente, quizá uno de los primeros gestos más sinceros que pudo hacer en mucho tiempo.

- Tú también me gustas... mucho - Le dijo suavemente mientras su otro brazo le rodeaba y darle así un abrazo. Bajó sus brazos deslizándolos del cuello hacia su pecho, mientras su cabeza en su hombro. Quería saber cómo se sentía un abrazo sincero y totalmente correspondido. Eso era algo que sinceramente no estaba acostumbrada hacer, pero un gesto espontaneo nunca estaba demás.

Había muchas cosas que no podía explicar con palabras corrientes la manera en cómo se sentía estar en sus brazos y simplemente su mente completamente en blanco, sin ninguna preocupación que hiciera interferencia, sin ningún pensamiento que asaltara la capacidad de sentir, solamente estaba sintiendo de su calor mientras saboreaba el momento. Cómoda no era la palabra correcta para manifestar la sensación que le brindaba estar al lado del muchacho, quizá la palabra que más se le acercaba era "magia", "mágico", puesto que, podía llamarse un tanto exagerada, pero no recordaba que en ningún otro momento su corazón le empezara a latir con afán.... de hecho podía sentir que era la primera vez que sentía que su corazón se le desbordaba de la emoción con tan solo un abrazo, con tan solo un toque. Estar rodeaba en sus brazos, era algo que la sentía estar en paz, simplemente.

Su rostro se encontró con el de él, y sin ninguna explicación, sus labios rozaron, Sus besos comenzaban a tomar más intensidad y solo sentía su cuerpo totalmente electrizado, pudo sentir su respiración agitarse un poco más, y una sensación embriagadora llenó todo su cuerpo; de pronto comprendió que no quería parar nunca, ese momento quería congelarlo y que se perdiera en los confines del tiempo. Su emoción le llegaba a un punto en que sentía como una sensación cálida la llenaba de punta en punta, y algo que casi nunca le pasaba era que un tenue color carmesí aparecía en sus pómulos... Se estaba sonrojando. ¿Era posible que Felle fuera más blanda de lo que antes hubiera pensar?... no estaba segura de esa respuesta, pero lo que sí era que estaba totalmente segura que un muro denso y grueso había caído en ese momento. Sus besos se tornaban un poco más intensos y... era realmente gracioso todo... porque sentía que se había excitado... ¡Ay Felle tonta!, ¡Que cosas le pasaban por la mente!

Llegó momento de separarse y esa cadena de besos cortos podía morir y revivir en cada uno de ellos con gusto. Le miró... se había quedado absorta, no tenía palabras que decir ya que todo su aliento se lo había robado el chico en esa sesión. Siguió moviendo los labios y los humedeció, sin duda estaba un poco intranquila, había sido la primera vez que se manifestaba casi en totalidad en un beso y no sabía muy bien cómo reaccionar ya que nunca le había pasado algo así en su vida. Vio entonces como el chico servía del licor, y ella había cerrado el puño, es que ¡ya no sabía que hacer! como si nunca hubiera existido la Felle "devora hombres", sino Ophelie, "la tierna chica en su primera cita de la vida".

Aclaró la garganta, le dirigió una sonrisa un tanto nerviosa y tomó el vaso, brindó por un... "nosotros"... eso... sí la había tomado por sorpresa, tanto que se congeló sin saber por qué. De pronto le aterraba ese "nosotros", de pronto le aterraba una relación y de pronto... le aterraba herirle. Tal vez no le había visto, pero no bebió nada de ese vaso... no comprendía por qué estaba tan asustada, porque estaba más que segura que le gustaba el chico y le gustaba mucho... pero quizá esa sensación tan vulnerable que la invadía era lo que le aterraba. Sabía que en el pasado la habían herido estrepitosamente por creer ciegamente en el amor y ahora, que lo tenía nuevamente aún sin buscarlo y escribir un nuevo capítulo en su vida, tenía miedo.

Pero ahí vino, un beso más de Ian y todo se le borró. Su mente se puso en blanco y solo quedó morderse el labio. Entonces comprendió... comprendió que no podía vivir en una sombra del pasado, ni revivir las sobras del dolor para reabrir sus heridas, por lo que tenía que tomar un riesgo si quería algo diferente, el que no apuesta para ganar es como si ya hubiera perdido y en definitiva, Felle no era una perdedora. Eso sí, Ian tendría que tenerle paciencia, ya que abrirse al amor es un concepto que Felle ya casi se le olvidaba que existía... pero estaba dispuesta a tomar esa aventura aunque sea con pasitos de bebé.

- Ay Ian... - Exclamó divertida ¡Por fin! - Más te vale que esto cuente como la tercera cita, porque dentro de nada te quitaré los pantalones si sigues besándome así - Le dijo con picardía y con algo de verdad entre palabras.

J'adore