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Antiques(James)
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Antiques(James)
En la tienda de antiguedades puedes encontrar diversas cosas de diferentes culturas y es alli donde he comprado varias cosas acerca de la cultura egipcia; y aun me falta un buen tanto para que llegara a ser una coleccion. Mi trabajo como periodista me ayuda mucho a alimentar varias bocas, la mia y la de mis dos gatos perezosos que cuando salgo de casa y llego a ella estan en su quinto sueño. Y tambien me da para gastarmelo en lo que yo quiera o en ayudar a alguien mas, pues no todo el dinero es para desperdiciar en uno mismo.
Otras veces trabajo que no me toca hacer me ofrezco y no solo por tener mas lleno el "cochinito" sino porque tambien me gusta lo que hago, por ello trabajo ahi. Investigar, entrevistar, fotografear, escribir, no es tan sencillo ser una periodista mucho menos cuando abundan tantos y si quieres sobresalir tienes que ser la mejor.
Con un bolso de lo mas sencillo, unos pantalones de mezclilla, tenis y una blusa super x me encamine al lugar en busca de algo nuevo de que apoderarme y no necesariamente tenia que tratarse de algo sobre Egipto. Mis ojos se posaron en diferentes figuras de todo tamaño, con una luz tenue y en completo silencio que hasta mi propia respiracion podia escuchar, no mucha gente se acercaba a esos sitios ya que preferian un bar o un lugar con mucho escandalo donde reir y divertirse, yo soy todo lo contrario aunque aparento estar entre aquellos que gusta de estar de fiesta en fiesta. Unas partes del suelo cubierto por alfombra y la que no se podia notar el brillo del piso, un lugar super tranquilo.
Cuando subi las escaleras para ir al otro nivel donde estaban los objetos mas grandes me encontre con quien menos pense, aunque por su actitud suponia que aquel lugar es uno de los que le es pasable.
-Ey, James...-le saludé en voz baja para no hacer escandalo ya que se podria escuchar hasta abajo-No crei verte por aqui-no podia ser descortes e ignorarlo, hacer como si no lo hubiera visto y solo pasaria si aquella persona la odiara con toda mi alma y este no era el caso, aunque tampoco nos llevamos del todo bien.
Otras veces trabajo que no me toca hacer me ofrezco y no solo por tener mas lleno el "cochinito" sino porque tambien me gusta lo que hago, por ello trabajo ahi. Investigar, entrevistar, fotografear, escribir, no es tan sencillo ser una periodista mucho menos cuando abundan tantos y si quieres sobresalir tienes que ser la mejor.
Con un bolso de lo mas sencillo, unos pantalones de mezclilla, tenis y una blusa super x me encamine al lugar en busca de algo nuevo de que apoderarme y no necesariamente tenia que tratarse de algo sobre Egipto. Mis ojos se posaron en diferentes figuras de todo tamaño, con una luz tenue y en completo silencio que hasta mi propia respiracion podia escuchar, no mucha gente se acercaba a esos sitios ya que preferian un bar o un lugar con mucho escandalo donde reir y divertirse, yo soy todo lo contrario aunque aparento estar entre aquellos que gusta de estar de fiesta en fiesta. Unas partes del suelo cubierto por alfombra y la que no se podia notar el brillo del piso, un lugar super tranquilo.
Cuando subi las escaleras para ir al otro nivel donde estaban los objetos mas grandes me encontre con quien menos pense, aunque por su actitud suponia que aquel lugar es uno de los que le es pasable.
-Ey, James...-le saludé en voz baja para no hacer escandalo ya que se podria escuchar hasta abajo-No crei verte por aqui-no podia ser descortes e ignorarlo, hacer como si no lo hubiera visto y solo pasaria si aquella persona la odiara con toda mi alma y este no era el caso, aunque tampoco nos llevamos del todo bien.
Yelena M. Rothem- Chicas de Storybrooke
- Soy : Secreto / Periodista
Mensajes : 152
Empleo /Ocio : Periodista
Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Antiques(James)
Llevaba tiempo buscando un nuevo ajedrez. Pero no se conformaba con cualquiera, quería uno de los buenos, de los delicados. Y, sobre todo, que no fueran de plástico. Odiaba el plástico para ese tipo de cosas. Joder, que el ajedrez era un juego elegante, como él, y tenerlo de plástico era impensable. La gente solía comprarlos así porque era más rentable, porque no era lo mismo pagar treinta y dos piezas de plástico que de cuidada madera. O porcelana. Y, desde luego, jugar no era lo mismo con esas mierdas plásticas que con gran calidad. Quería lo bueno, lo mejor, lo que se merecía. Quería las cosas que estuvieran a su altura, nada inferior. Por eso, al salir de trabajar (o más bien de no hacer nada), camino a su casa, se detuvo frente a la tienda de antigüedades. No había caído en que ahí podría encontrar lo que buscaba. Así que sin pensárselo dos veces, entró dentro.
Se entretuvo mirando cosas varias, curioseando un poco ya que había entrado. La verdad es que nunca antes había reparado en el lugar y había cosas que realmente le interesaban. Una tienda curiosa, sin duda. Pero no había ni rastro de algún ajedrez. Y se sintió frustrado. ¿Qué clase de tienda de antigüedades no vendía un puñetero ajedrez? Lo quería. Después de que su precioso juego acabara destruido por culpa de algún idiota que había decidido llamar al teléfono cuando pasaba con el ajedrez en la mano cerca de la chimenea de su casa. El atronador y molesto sonido del teléfono le hizo tropezar contra el sofá y al final acabó quemando el ajedrez en la chimenea. Había intentado salvarlo, pero fue imposible. Sólo había logrado salvar la ficha del caballo. Justo del odioso caballo. Como odiaba a esos bichos. Así que tras llamar incompetente a la empleada del lugar, subió indignado a la segunda planta para seguir cotilleando. Investigando, mejor dicho.
Acarició algunos muebles con la punta de los dedos, encantado con el lugar. No es que le gustaran las antigüedades y esas cosas, pero eran bonitas, debía reconocerlo. Se acarició la barbilla con una mano, pensando en comprarse una pequeña mesita. Serviría para colocar el juego cuando se lo comprara, si es que lo conseguía. Todos y cada uno de esta gente era idiota como para no valorar algo así. Entonces una voz captó su atención y se dio la vuelta lentamente, esperando descubrir a la persona que osaba molestarlo. Tenía un día tranquilo, no quería que se le estropeara. Hoy era "feliz", estaba de "buen humor". Chasqueó la lengua y soltó un bufido de molestia al toparse con la periodista. Había tratado con ella unas cuantas veces antes.
-Buenas -saludó educadamente, como hacía siempre-. La sorpresa es verte a ti por aquí. Creía que sin noticia no salías de tu casa. Como los buitres, sólo a la carnada-. Respondió tan amable como lo era siempre.
Se entretuvo mirando cosas varias, curioseando un poco ya que había entrado. La verdad es que nunca antes había reparado en el lugar y había cosas que realmente le interesaban. Una tienda curiosa, sin duda. Pero no había ni rastro de algún ajedrez. Y se sintió frustrado. ¿Qué clase de tienda de antigüedades no vendía un puñetero ajedrez? Lo quería. Después de que su precioso juego acabara destruido por culpa de algún idiota que había decidido llamar al teléfono cuando pasaba con el ajedrez en la mano cerca de la chimenea de su casa. El atronador y molesto sonido del teléfono le hizo tropezar contra el sofá y al final acabó quemando el ajedrez en la chimenea. Había intentado salvarlo, pero fue imposible. Sólo había logrado salvar la ficha del caballo. Justo del odioso caballo. Como odiaba a esos bichos. Así que tras llamar incompetente a la empleada del lugar, subió indignado a la segunda planta para seguir cotilleando. Investigando, mejor dicho.
Acarició algunos muebles con la punta de los dedos, encantado con el lugar. No es que le gustaran las antigüedades y esas cosas, pero eran bonitas, debía reconocerlo. Se acarició la barbilla con una mano, pensando en comprarse una pequeña mesita. Serviría para colocar el juego cuando se lo comprara, si es que lo conseguía. Todos y cada uno de esta gente era idiota como para no valorar algo así. Entonces una voz captó su atención y se dio la vuelta lentamente, esperando descubrir a la persona que osaba molestarlo. Tenía un día tranquilo, no quería que se le estropeara. Hoy era "feliz", estaba de "buen humor". Chasqueó la lengua y soltó un bufido de molestia al toparse con la periodista. Había tratado con ella unas cuantas veces antes.
-Buenas -saludó educadamente, como hacía siempre-. La sorpresa es verte a ti por aquí. Creía que sin noticia no salías de tu casa. Como los buitres, sólo a la carnada-. Respondió tan amable como lo era siempre.
Última edición por James H. Downey el Dom Ago 19, 2012 4:54 am, editado 1 vez
James H. Downey- Villanos
- Soy : Hades
Mensajes : 105
Empleo /Ocio : Médico Forense
Localización : El Inframundo
Fecha de inscripción : 26/07/2012
Re: Antiques(James)
Me cruce de brazos esperando una respuesta sincera y amable de su parte, y la recibí, no fue agradable para mí pero lo que esperaba de él así sucedió, siempre con esa manera burlona de responder pero con “clase”. Me mordí el labio inferior bajando la mirada levemente hacia la alfombra, realmente no estaba concentrada en aquel objeto, solo fue un instinto natural.
Fue un lapso de segundos para respirar profundamente y alzar la mirada para verle de nuevo, yo soy alguien que se toma las cosas con calma y que puede soportar unos cuantos niveles de soberbia de cualquier persona, pero todos tenemos un límite y el mío se estaba acabando con el tipo que tenía enfrente y no solo por ese momento en la tienda de antigüedades, sino por todo lo demás cuando nos cruzábamos. Siempre era así, yo teniendo la esperanza en que en uno de nuestros encuentros fuera de verdad amable y no solo un disfraz; pero tenía claro que para conseguir eso se necesitaría toda la vida y seguro yo moriría y jamás vería un cambio en su persona.
Digo, no quiere decir que con esa actitud sea una mala persona por completo, aun no lo conozco tan bien para opinar pero por lo poco que he visto de él e intercambiando palabras con él mismo es un caso difícil de resolver, no sé porque se volvió así, solo él lo sabe y no me voy a meter en su vida porque peor la tendría con James y no quiero ganarme a enemigos, solo aliados y nada más.
-Oh vamos!, ¿por quien me tomas?...¿crees que no tengo una vida que disfrutar para solo estar detrás de un micrófono o una cámara?-Preguntaba con toda franqueza sin importarme lo que opinara, más si me molestaba en ocasiones, no lo podía negar
-Pero tú!,¿ si te sientes mejor cuando alguien muere?, es decir, tienes más trabajo, no?-ladeé el hombro izquierdo dando unos pasos hacia atrás con mucho cuidado para no hacer un desastre ahí mismo, ya que aunque el espacio es grande las cosas que allí venden son muy delicadas
-Pero no hablemos de nuestro trabajo, sino de algo mucho mejor y tratando de llevarnos bien aunque sea por hoy…¿te parece?-Le comenté con una actuada dulzura, en realidad así lo quería, no me gusta llevarme mal con las personas, con nadie pero también tenía mi carácter y mañas.
-Me extraña verte por aquí, solo vengo una vez al mes pero no nos hemos topado hasta ahora, y tampoco he visto que salgas o entres cuando paso por aquí rumbo a mi casa-le dije con con cierta curiosidad. Quizá ya hace tiempo que lo hacía pero no tenía la “suerte” de verlo o tal vez si era su primera y extraña vez en tal lugar.
Fue un lapso de segundos para respirar profundamente y alzar la mirada para verle de nuevo, yo soy alguien que se toma las cosas con calma y que puede soportar unos cuantos niveles de soberbia de cualquier persona, pero todos tenemos un límite y el mío se estaba acabando con el tipo que tenía enfrente y no solo por ese momento en la tienda de antigüedades, sino por todo lo demás cuando nos cruzábamos. Siempre era así, yo teniendo la esperanza en que en uno de nuestros encuentros fuera de verdad amable y no solo un disfraz; pero tenía claro que para conseguir eso se necesitaría toda la vida y seguro yo moriría y jamás vería un cambio en su persona.
Digo, no quiere decir que con esa actitud sea una mala persona por completo, aun no lo conozco tan bien para opinar pero por lo poco que he visto de él e intercambiando palabras con él mismo es un caso difícil de resolver, no sé porque se volvió así, solo él lo sabe y no me voy a meter en su vida porque peor la tendría con James y no quiero ganarme a enemigos, solo aliados y nada más.
-Oh vamos!, ¿por quien me tomas?...¿crees que no tengo una vida que disfrutar para solo estar detrás de un micrófono o una cámara?-Preguntaba con toda franqueza sin importarme lo que opinara, más si me molestaba en ocasiones, no lo podía negar
-Pero tú!,¿ si te sientes mejor cuando alguien muere?, es decir, tienes más trabajo, no?-ladeé el hombro izquierdo dando unos pasos hacia atrás con mucho cuidado para no hacer un desastre ahí mismo, ya que aunque el espacio es grande las cosas que allí venden son muy delicadas
-Pero no hablemos de nuestro trabajo, sino de algo mucho mejor y tratando de llevarnos bien aunque sea por hoy…¿te parece?-Le comenté con una actuada dulzura, en realidad así lo quería, no me gusta llevarme mal con las personas, con nadie pero también tenía mi carácter y mañas.
-Me extraña verte por aquí, solo vengo una vez al mes pero no nos hemos topado hasta ahora, y tampoco he visto que salgas o entres cuando paso por aquí rumbo a mi casa-le dije con con cierta curiosidad. Quizá ya hace tiempo que lo hacía pero no tenía la “suerte” de verlo o tal vez si era su primera y extraña vez en tal lugar.
Yelena M. Rothem- Chicas de Storybrooke
- Soy : Secreto / Periodista
Mensajes : 152
Empleo /Ocio : Periodista
Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Antiques(James)
Nunca le había gustado que le hicieran preguntas, que lo atosigaran a que respondiera. Prefería ser siempre él el que hiciera las preguntas, el que intimidara hasta que salieran de la boca de los demás las palabras que quería escuchar. Tampoco le gustaba que le molestaran cuando trabajaba, aunque más que trabajar, vagueaba la mayor parte del tiempo, siempre que no lo obligaran a subir a los niveles superiores del hospital a hacer cosas que no eran SU trabajo, pero que aún así debía hacer. Odiaba esas horas más que otra cosa. Mataba el aburrimiento ideando pequeños planes de venganza y pensando en lo escrito en su libreta, esa libreta en la que se lo tenía jurado a casi todos los habitantes de Storybrooke, aquellos que lo sacaban de sus casillas. El nombre de la periodista no recordaba haberlo anotado aún, pero esperaba que le diera suficientes motivos ahora como para hacerlo. No apuntaba por apuntar, necesitaba razones, que lo molestaran mucho más que con simples preguntas. Bueno, aunque no es que fuera por ahí buscando que la gente le diera motivos para vengarse. Simplemente sabía que los demás eran estúpidos, que en cualquier momento cometerían algún error, que acabarían riéndose de él. Siempre era así.
-¿Quieres que sea sincero? Creo que vives para tu trabajo. Tu trabajo influye en ti, siempre tienes que saberlo todo. Te gusta ser así, saberlo todo sobre los demás. ¡Los trapos sucios! Es el morbo de un trabajo como el tuyo- la juzgó, más que nada por joder, por hacer daño y buscarle la lengua, ya que él no sabe exactamente cómo es ella, no la conoce lo suficiente como para hacer suposiciones. ¿Que busca pelea? Puede ser, le encantan las peleas verbales, pero pocas veces a contado con personas capaces de hacerle frente de ese modo. Y físicamente no suele meterse en peleas, por lo menos no normalmente, pero no es algo que se le de muy bien. Tiene buen cuerpo, es alto, pero prefiere no mancharse las manos directamente. Además, el daño físico se recupera con facilidad, pero el daño en la mente es mucho más complicado de eliminar-. Me siento mejor cuando alguien muere, sí. Tengo trabajo y siempre pienso positivamente en que una persona menos que me amarga la vida. Creo que todos salimos ganando con una muerte, ¿no crees?-. Suspiró y juntó las manos, acariciándoselas-. ¿Llevarnos bien? Yo siempre soy amable y caballeroso, no es mi problema que a los demás os dé por joderme y hacerme cabrear. Sólo soy sincero, Yelena.
Sonrió con falsedad por sus palabras. Le divertía lo que había dicho, porque todo le sonaba tan extrañamente mal que la rubia le había dado un motivo para pincharla aún más. Quería comprobar hasta donde estaba dispuesta la rubia a llegar, cuánto sería capaz de contenerse y aguantarlo a él y a sus preciosos comentarios. Darle la vuelta a las palabras era algo que se le daba muy bien, y esta vez podría aprovecharlo bien, quizás para avergonzarla, molestarla, enfadarla…Lo que fuera con tal de que la rubia hiciera algo.
-¿Oh, es así? Cualquiera diría que vigilas mis movimientos. ¿Piensas mucho en mí, Yelena? Quizás me has visto hoy entrar aquí y me has seguido. ¿Me seguías? ¿Me esperabas? Sabes que puedes encontrarme en la sala de autopsias, aunque supongo que no tienes motivos para pasarte por allí, ya que todos parecen tener una salud de hierro últimamente. Siempre podrías matar a alguien o matarte a ti misma, que así seguro que acabas sí o sí en mi mesa. Ya tendrías la excusa perfecta. O puedes dejarte de excusas directamente. Pero tengo que decir que da muy mal rollo. Empiezo a tenerte miedo-. Se abrazó a sí mismo y tembló adrede, fingiendo sentir miedo para molestar.
-¿Quieres que sea sincero? Creo que vives para tu trabajo. Tu trabajo influye en ti, siempre tienes que saberlo todo. Te gusta ser así, saberlo todo sobre los demás. ¡Los trapos sucios! Es el morbo de un trabajo como el tuyo- la juzgó, más que nada por joder, por hacer daño y buscarle la lengua, ya que él no sabe exactamente cómo es ella, no la conoce lo suficiente como para hacer suposiciones. ¿Que busca pelea? Puede ser, le encantan las peleas verbales, pero pocas veces a contado con personas capaces de hacerle frente de ese modo. Y físicamente no suele meterse en peleas, por lo menos no normalmente, pero no es algo que se le de muy bien. Tiene buen cuerpo, es alto, pero prefiere no mancharse las manos directamente. Además, el daño físico se recupera con facilidad, pero el daño en la mente es mucho más complicado de eliminar-. Me siento mejor cuando alguien muere, sí. Tengo trabajo y siempre pienso positivamente en que una persona menos que me amarga la vida. Creo que todos salimos ganando con una muerte, ¿no crees?-. Suspiró y juntó las manos, acariciándoselas-. ¿Llevarnos bien? Yo siempre soy amable y caballeroso, no es mi problema que a los demás os dé por joderme y hacerme cabrear. Sólo soy sincero, Yelena.
Sonrió con falsedad por sus palabras. Le divertía lo que había dicho, porque todo le sonaba tan extrañamente mal que la rubia le había dado un motivo para pincharla aún más. Quería comprobar hasta donde estaba dispuesta la rubia a llegar, cuánto sería capaz de contenerse y aguantarlo a él y a sus preciosos comentarios. Darle la vuelta a las palabras era algo que se le daba muy bien, y esta vez podría aprovecharlo bien, quizás para avergonzarla, molestarla, enfadarla…Lo que fuera con tal de que la rubia hiciera algo.
-¿Oh, es así? Cualquiera diría que vigilas mis movimientos. ¿Piensas mucho en mí, Yelena? Quizás me has visto hoy entrar aquí y me has seguido. ¿Me seguías? ¿Me esperabas? Sabes que puedes encontrarme en la sala de autopsias, aunque supongo que no tienes motivos para pasarte por allí, ya que todos parecen tener una salud de hierro últimamente. Siempre podrías matar a alguien o matarte a ti misma, que así seguro que acabas sí o sí en mi mesa. Ya tendrías la excusa perfecta. O puedes dejarte de excusas directamente. Pero tengo que decir que da muy mal rollo. Empiezo a tenerte miedo-. Se abrazó a sí mismo y tembló adrede, fingiendo sentir miedo para molestar.
James H. Downey- Villanos
- Soy : Hades
Mensajes : 105
Empleo /Ocio : Médico Forense
Localización : El Inframundo
Fecha de inscripción : 26/07/2012
Re: Antiques(James)
A veces he pensado irme lejos de aquí y trabajar en un lugar mucho mejor, no digo que este sea malo ya que últimamente han pasado muchas cosas que me son de utilidad para aumentar mi sueldo, pero algún día decidiría tomar las maletas e ir a otra parte, a una ciudad más grande y no quedarme a esta pequeña pero bella comunidad con habitantes amables y otros no tanto. Y hablando de aquellas personillas que son todo un “caso” ahí se encuentra presente James, que tan solo por hacer preguntas que no le afectan en nada se pone a la defensiva. No podía olvidar el mal momento que pase cuando tuve que ir a visitarlo a su lugar de trabajo ya que requería de cierta información valiosa para saber la causa de la muerte de uno de los habitantes y quien mejor que un forense para determinar la causa del deceso. No pregunté nada, absolutamente nada de su vida privada que poco me interesa, solo cuestiones del trabajo.
- ¿Me pregunto cómo alguien elige un trabajo donde tiene que dar tantas explicaciones si no le gusta?-Pregunté al aire refiriéndome a él obviamente
-Te equivocas, no todo se trata de sacar lo negativo de la situación, algunas veces es así, que gano con decirte que no, pero no todo se basa en ello, no creas que solo me interesa encontrar los secretos más profundos y malos de las personas, hay otras cosas igual de importante que hago, a menos que claro…lo digas porque te sientes identificado-hice una mueca de disgusto
Como demonios podría hablar así acerca de la muerte, trabajaba con ella pero ¿quién desea la muerte de todo mundo estando en sus cabales?. Ni siquiera está bien que desees la muerte de una persona aunque no puedo negar que alguna vez he pensado eso pero no al grado de deseárselo a cada persona que ni siquiera se ha cruzado contigo, solo a aquellos que te hayan dañado y aun así tendría que ser muy fuerte la herida que tardó en curar o aun no lo logra.
-¿Es en serio?-pregunté con seriedad y apretando los labios tratando de no soltar palabras nada decentes para una mujer.-Así que si por ti fuera aniquilas al mundo entero para solamente existir tú,¿ no?-ladeé los labios al mismo tiempo que fruncí el ceño.
Cada una de sus palabras estaba cubierta por una falsa amabilidad, se notaba en su mirada y en su tono de voz, hablaba como un caballero respetuoso pero solo se trataba de una maldita mascara que aún no se puede quitar, o más bien no quiere. Me quedaba claro que es de esas personas que prefieren ser odiadas que amadas.
-Claro que eres amable…solo una actuación-comenté con voz firme y molesta. Mi intención no es cambiarlo, no estoy aquí para volverlo un hombre diferente, ese es su problema y no el mío pero me daban ganas de hacerlo, sinceramente; claro está que no me esforzaría y perdería el tiempo.
Reí levemente mordiéndome los labios y tratando de ocultar mi sonrisa al escuchar sus preguntas
-Uno, no..no pienso mucho en ti, solo cuando te encuentro y cada quien da la media vuelta si lo hago, porque me es inevitable no recordar un mal momento aunque haga lo imposible por no tenerlo en la mente, 2; no te seguía, yo entre primero, seguro que así fue y 3 tampoco te esperaba por aquí y por ningún lado, nunca he esperado nada de ti ya que conozco lo que me espera siempre que nos topamos-bufé
Al hacer su pequeña actuación caminé hacia él a paso lento pero sin una pizca de amabilidad en mi rostro, podría ser muy buena si se lo merecen pero también muy mala si se lo ganaban.
-Pues deberías-apreté los dientes-no me provoques, tú tienes tu carácter, yo también tengo el mío, que te quede claro Downey, siempre has visto a la Yelena buena, amable y que quiere lo mejor para todos, pero…-di unos pasos más adelante hasta cortar distancia-no creas todo lo que ves-le guiñé el ojo acompañado de una sonrisa ladina
- ¿Me pregunto cómo alguien elige un trabajo donde tiene que dar tantas explicaciones si no le gusta?-Pregunté al aire refiriéndome a él obviamente
-Te equivocas, no todo se trata de sacar lo negativo de la situación, algunas veces es así, que gano con decirte que no, pero no todo se basa en ello, no creas que solo me interesa encontrar los secretos más profundos y malos de las personas, hay otras cosas igual de importante que hago, a menos que claro…lo digas porque te sientes identificado-hice una mueca de disgusto
Como demonios podría hablar así acerca de la muerte, trabajaba con ella pero ¿quién desea la muerte de todo mundo estando en sus cabales?. Ni siquiera está bien que desees la muerte de una persona aunque no puedo negar que alguna vez he pensado eso pero no al grado de deseárselo a cada persona que ni siquiera se ha cruzado contigo, solo a aquellos que te hayan dañado y aun así tendría que ser muy fuerte la herida que tardó en curar o aun no lo logra.
-¿Es en serio?-pregunté con seriedad y apretando los labios tratando de no soltar palabras nada decentes para una mujer.-Así que si por ti fuera aniquilas al mundo entero para solamente existir tú,¿ no?-ladeé los labios al mismo tiempo que fruncí el ceño.
Cada una de sus palabras estaba cubierta por una falsa amabilidad, se notaba en su mirada y en su tono de voz, hablaba como un caballero respetuoso pero solo se trataba de una maldita mascara que aún no se puede quitar, o más bien no quiere. Me quedaba claro que es de esas personas que prefieren ser odiadas que amadas.
-Claro que eres amable…solo una actuación-comenté con voz firme y molesta. Mi intención no es cambiarlo, no estoy aquí para volverlo un hombre diferente, ese es su problema y no el mío pero me daban ganas de hacerlo, sinceramente; claro está que no me esforzaría y perdería el tiempo.
Reí levemente mordiéndome los labios y tratando de ocultar mi sonrisa al escuchar sus preguntas
-Uno, no..no pienso mucho en ti, solo cuando te encuentro y cada quien da la media vuelta si lo hago, porque me es inevitable no recordar un mal momento aunque haga lo imposible por no tenerlo en la mente, 2; no te seguía, yo entre primero, seguro que así fue y 3 tampoco te esperaba por aquí y por ningún lado, nunca he esperado nada de ti ya que conozco lo que me espera siempre que nos topamos-bufé
Al hacer su pequeña actuación caminé hacia él a paso lento pero sin una pizca de amabilidad en mi rostro, podría ser muy buena si se lo merecen pero también muy mala si se lo ganaban.
-Pues deberías-apreté los dientes-no me provoques, tú tienes tu carácter, yo también tengo el mío, que te quede claro Downey, siempre has visto a la Yelena buena, amable y que quiere lo mejor para todos, pero…-di unos pasos más adelante hasta cortar distancia-no creas todo lo que ves-le guiñé el ojo acompañado de una sonrisa ladina
Yelena M. Rothem- Chicas de Storybrooke
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Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Antiques(James)
No lo comprende. A James le gusta su trabajo precisamente porque tiene que dar pocas explicaciones, y esas pocas que tiene que dar normalmente son a trozos de papel que nadie, o casi nadie, leerá. Su vida en el lúgubre sótano había sido siempre tranquila, cumpliendo con su trabajo o simplemente tirado en el sillón del escritorio, leyendo, durmiendo o jugando al ajedrez consigo mismo. Pero su tranquilidad se había visto interrumpida no solo por los idiotas que le obligaban a salir de su lugar de trabajo par subir una o dos plantas más a cumplir un trabajo que no era el de él, pasando de un lugar peor a uno mucho peor, sino también por la periodista. Desde que la había visto entrar a la sala de autopsias le había dado mala espina, sabía que no podría estar tranquilo y eso solo había ocasionado más mal humor para él. Juraría que tanta pregunta por parte de la rubia le había ocasionado más de un dolor de cabeza. Y encima tener que explicar las cosas. Asco. Lo odiaba.
-¿Explicaciones? Eres tú la que altera mi monotonía para preguntarme cosas que no le interesan y no tiene por qué saber. No tienes que juzgar por qué hago mi trabajo o por qué dejo de hacerlo. ¿Qué me guste no es una justificación suficiente? Los muertos siempre guardan silencio- responde tranquilo, sin alzar la voz en ningún momento. No se siente ofendido, para nada. Las palabras siempre le salen a la defensiva, es algo que no puede remediar y ni siquiera intenta solucionarlo, le da igual cómo se lo tomen los demás-. No puedes negarme que por cada noticia buena hay por lo menos veinte malas. No veinte, pero me refiero a que hay una exageración de noticias malas con respecto a las buenas. Os encanta lo malo. No somos tan diferentes, beneficiándonos de aquello que parece perjudicial y con lo que sufren los demás.
Su boca hace una ligera mueca, parecida a una sonrisa, pero de forma muy débil, casi imperceptible. La idea de encontrarse solo en el mundo le resulta tentadora, no tendría que aguantar más idioteces, no se reirían de él, nadie lo menospreciaría. El problema llegaba cuando se aburriera y no tuviera a quien molestar. Necesitaba que le discutieran las cosa, leer miedo, confusión e ira en ojos ajenos, todo causado por él. Disfrutaba con las malas sensaciones, con los enfados, peleas y demás. A fin de cuentas necesitaba a las personas para ello. Pero con una le bastaba, una que le hiciera levemente frente, pero que al final acabara cayendo como todas. Eso sí que sería interesante. Se aclara la garganta antes de volver a hablar.
-No a todo el mundo. Dejaría a alguien para que me entretuviera. Como una mascota, ya sabes. Quizás dos personas, para que mientras que una hace lo que le ordeno, molestar a la otra. Creo que te he rebelado mi visión de un paraíso en la tierra-. Se cruza de brazos, escucha con una ceja alzado, mostrando un leve interés, después de todo casi que es como si hablara de él, de su interés hacia él-. No piensas mucho en mí, pero piensas. Entraste primero, pro yo no te había visto, por lo que no puedo fiarme de tus palabras. Y por último, si sabes lo que te espera, ¿qué haces todavía aquí? -. Pregunta burlón, con una sonrisa burlona y calculadora. Observa sus movimientos, sin moverse del sitio. No se siente intimidado, no siente nada. Simplemente observa y espera que haga lo que sea que está pensando. Como si es golpearle o insultarle-. Yelena, no me intimidas. No sé lo que es el miedo y cree que no pienso sentirlo y menos antes una amenaza tan pobre como esa. ¿Qué otra cosa debo creer? Me apetece ver esa otra cara que ocultas.
-¿Explicaciones? Eres tú la que altera mi monotonía para preguntarme cosas que no le interesan y no tiene por qué saber. No tienes que juzgar por qué hago mi trabajo o por qué dejo de hacerlo. ¿Qué me guste no es una justificación suficiente? Los muertos siempre guardan silencio- responde tranquilo, sin alzar la voz en ningún momento. No se siente ofendido, para nada. Las palabras siempre le salen a la defensiva, es algo que no puede remediar y ni siquiera intenta solucionarlo, le da igual cómo se lo tomen los demás-. No puedes negarme que por cada noticia buena hay por lo menos veinte malas. No veinte, pero me refiero a que hay una exageración de noticias malas con respecto a las buenas. Os encanta lo malo. No somos tan diferentes, beneficiándonos de aquello que parece perjudicial y con lo que sufren los demás.
Su boca hace una ligera mueca, parecida a una sonrisa, pero de forma muy débil, casi imperceptible. La idea de encontrarse solo en el mundo le resulta tentadora, no tendría que aguantar más idioteces, no se reirían de él, nadie lo menospreciaría. El problema llegaba cuando se aburriera y no tuviera a quien molestar. Necesitaba que le discutieran las cosa, leer miedo, confusión e ira en ojos ajenos, todo causado por él. Disfrutaba con las malas sensaciones, con los enfados, peleas y demás. A fin de cuentas necesitaba a las personas para ello. Pero con una le bastaba, una que le hiciera levemente frente, pero que al final acabara cayendo como todas. Eso sí que sería interesante. Se aclara la garganta antes de volver a hablar.
-No a todo el mundo. Dejaría a alguien para que me entretuviera. Como una mascota, ya sabes. Quizás dos personas, para que mientras que una hace lo que le ordeno, molestar a la otra. Creo que te he rebelado mi visión de un paraíso en la tierra-. Se cruza de brazos, escucha con una ceja alzado, mostrando un leve interés, después de todo casi que es como si hablara de él, de su interés hacia él-. No piensas mucho en mí, pero piensas. Entraste primero, pro yo no te había visto, por lo que no puedo fiarme de tus palabras. Y por último, si sabes lo que te espera, ¿qué haces todavía aquí? -. Pregunta burlón, con una sonrisa burlona y calculadora. Observa sus movimientos, sin moverse del sitio. No se siente intimidado, no siente nada. Simplemente observa y espera que haga lo que sea que está pensando. Como si es golpearle o insultarle-. Yelena, no me intimidas. No sé lo que es el miedo y cree que no pienso sentirlo y menos antes una amenaza tan pobre como esa. ¿Qué otra cosa debo creer? Me apetece ver esa otra cara que ocultas.
James H. Downey- Villanos
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Re: Antiques(James)
Movía el pie derecho de arriba-abajo, de un lado al otro haciendo muecas con los labios y tocando mis dientes con mi lengua. Respire profundo y exhale calmada para contestar a su pregunta, no me gusta quedarme callada como tampoco dar la media vuelta y darme por derrotada ante lo que fuera, aun así fuera una estupidez que no valía la pena.
-¿De verdad?...Yo solo intento hacer mi trabajo, a veces me mandan a buscar información sobre las muertes y tengo que buscar por todos los medios y asi estar satisfecha conmigo misma, por ello es que te interrumpo a ti y a quien sea con tal de obtener lo que deseo, además…no importa, ¡te daré una buena noticia!-aclaré la garganta colocando mi puño en los labios para proseguir
-¿Ya no me tienes porque ver más!, al menos no en tu madriguera-le afirmé-Como veras habia una vacante y ya fue ocupada por una linda chica que puede agradarte o quizá le toque mi “suerte”-añadí entre comillas-Y lo más probable es que ella se encargue de lo que sucede fuera, incluyendo a tus “amigos” mientras yo trabajo en oficina, asi que no dudes que algun dia te hara una visita-Comenté con optimismo aunque esa es la parte mala para mí, el hecho de que ahora el jefe me quiera sentada para solo teclear y no poder salir como antes, no había duda que tendría algo de envidia a la chica, pero solo seria temporalmente, eso espero.
-Es cierto, lo malo tiene mas presencia en esta vida que lo bueno, para prueba tú…pero yo no soy quien hace las noticias, yo no hago que las cosas sucedan a mi beneficio, al menos no esas; solo recojo información valiosa y útil que me pueda servir a mi y al público en general, de eso me encargo yo sea una noticia positiva o negativa, solo eso-finalicé aclarando bien las cosas pues por su comentario me hizo pensar en que cree que solo soy una periodista que busca las noticias morbosas, malas y algo parecido
-No soy tan amarillista-concluí refiriéndome a mi trabajo
Sonreí levemente negando con la cabeza mientras le escuchaba decir su valiosa visión del futuro, su futuro.
-Vaya!, veamos si se te cumple…lo dudo, de verdad que si, pero todo puede suceder en esta vida, pero dime…¿quiénes serían aquella pareja desafortunada que elegirías?-hice una pausa
-Espero no ser yo ya que me imagino que tienes a otros que detestas más que a mi o me equivoco-sonreí ligeramente
-Así como tú también piensas en mí, de mala manera, detestándome, odiándome, pero ahí estoy presente y no digo que todos los días, solo cuando nos cruzamos, como ahora-asentí serena
-Porque soy masoquista, no lo niego, a pesar de todo siento una leve atracción al auto sufrimiento-verdaderamente ni yo misma comprendía ese sentimiento en mí.
-Todos los seres han de sentir miedo, a menos que seas una maquina sin sentimientos y aun así sientes sentimientos, malos pero al fin sentimientos-arqueé una ceja-Quizá aún no lo haz experimentado pero algún día lo harás y ese día te darás cuenta que estabas equivocado, no tengo la menor idea que o quien te pueda producir esa emoción, pero te aseguro que ya le sentirás antes de dejes de respirar-le miré seria poniéndome más suave
-Mi otro rostro solo aparece cuando alguien de verdad quiere verlo, haciendo lo imposible para dejarlo al descubierto y en tu caso estas ganando puntos para revelar esa faceta-me giré y me quede contemplando arquitectura romana, bella y elegante, las estatuas de las diosas son divinas.
-¿De verdad?...Yo solo intento hacer mi trabajo, a veces me mandan a buscar información sobre las muertes y tengo que buscar por todos los medios y asi estar satisfecha conmigo misma, por ello es que te interrumpo a ti y a quien sea con tal de obtener lo que deseo, además…no importa, ¡te daré una buena noticia!-aclaré la garganta colocando mi puño en los labios para proseguir
-¿Ya no me tienes porque ver más!, al menos no en tu madriguera-le afirmé-Como veras habia una vacante y ya fue ocupada por una linda chica que puede agradarte o quizá le toque mi “suerte”-añadí entre comillas-Y lo más probable es que ella se encargue de lo que sucede fuera, incluyendo a tus “amigos” mientras yo trabajo en oficina, asi que no dudes que algun dia te hara una visita-Comenté con optimismo aunque esa es la parte mala para mí, el hecho de que ahora el jefe me quiera sentada para solo teclear y no poder salir como antes, no había duda que tendría algo de envidia a la chica, pero solo seria temporalmente, eso espero.
-Es cierto, lo malo tiene mas presencia en esta vida que lo bueno, para prueba tú…pero yo no soy quien hace las noticias, yo no hago que las cosas sucedan a mi beneficio, al menos no esas; solo recojo información valiosa y útil que me pueda servir a mi y al público en general, de eso me encargo yo sea una noticia positiva o negativa, solo eso-finalicé aclarando bien las cosas pues por su comentario me hizo pensar en que cree que solo soy una periodista que busca las noticias morbosas, malas y algo parecido
-No soy tan amarillista-concluí refiriéndome a mi trabajo
Sonreí levemente negando con la cabeza mientras le escuchaba decir su valiosa visión del futuro, su futuro.
-Vaya!, veamos si se te cumple…lo dudo, de verdad que si, pero todo puede suceder en esta vida, pero dime…¿quiénes serían aquella pareja desafortunada que elegirías?-hice una pausa
-Espero no ser yo ya que me imagino que tienes a otros que detestas más que a mi o me equivoco-sonreí ligeramente
-Así como tú también piensas en mí, de mala manera, detestándome, odiándome, pero ahí estoy presente y no digo que todos los días, solo cuando nos cruzamos, como ahora-asentí serena
-Porque soy masoquista, no lo niego, a pesar de todo siento una leve atracción al auto sufrimiento-verdaderamente ni yo misma comprendía ese sentimiento en mí.
-Todos los seres han de sentir miedo, a menos que seas una maquina sin sentimientos y aun así sientes sentimientos, malos pero al fin sentimientos-arqueé una ceja-Quizá aún no lo haz experimentado pero algún día lo harás y ese día te darás cuenta que estabas equivocado, no tengo la menor idea que o quien te pueda producir esa emoción, pero te aseguro que ya le sentirás antes de dejes de respirar-le miré seria poniéndome más suave
-Mi otro rostro solo aparece cuando alguien de verdad quiere verlo, haciendo lo imposible para dejarlo al descubierto y en tu caso estas ganando puntos para revelar esa faceta-me giré y me quede contemplando arquitectura romana, bella y elegante, las estatuas de las diosas son divinas.
Yelena M. Rothem- Chicas de Storybrooke
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Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Antiques(James)
Genial, otra idiota a la que aguantar. James no sabía si acabar ya con su vida, golpearse la cabeza con la punta de alguno de los muebles hasta morir. Vale, no le gustaba Yelena, era pesaba y le molestaba la gente que no lo dejaba en paz. Pero por lo menos ya la conocía, pero tener que conocer a otra nueva, joderla, tener que quitársela de encima era más agotador. Encima otra persona más de la que vengarse. Últimamente no daba abasto y dentro de poco tendría que comprarse una nueva libreta. A gastar dinero por culpa de ellos, de nuevo. Siempre igual, no lo dejaban en paz. Descartó la idea de golpearse hasta la muerte, porque eso era lo que querían ellos, que él desapareciera. Y no les daría esa satisfacción.
-Buscar información de las muertes. ¿Te estás escuchando? Es aprovecharse de una desgracia ajena. ¿No va eso en contra de tus principios? Me juzgas a mí por lo mismo y eres igual. Que hipócrita- Mete las manos en los bolsillos y la mira sin darle mucha importancia-. Otra inútil más. Espero que esta sea lo suficientemente inteligente para saber a quién molestar y a quién no. No como tú. ¿Sabes cuánto es uno más dos? Bueno, gracias por decir que soy importante de forma implícita. Me alegras el día. Claro, que la noticias de muertes traen beneficios. Sobre todo a los que se pelean por las herencias. ¿De verdad estás pensando antes de hablar?
Nunca se había parado a pensar en algo así, en que haría si llevaba a cabo sus venganzas y si desaparecía todo el mundo d ella faz de la tierra y tuviera que elegir a dos personas con las que quedarse. Aquellas que le traigan más diversión. Alguien a quien dominar, pero a la vez que resulte complicado gobernar. Qué complicado. En lo único que solía pensar era en quedarse solo, no tener a dos mascotas. La idea resultaba tentadora, pero aún así seguía prefiriendo la soledad. Y ya se encargaría de encontrar algo de diversión de otra forma.
-¿Desafortunada pareja? Serían más que afortunados, después de todo elegiría a esas personas yo mismo, lo cual sería un gran regalo teniendo en cuenta quién soy. Y no depende de detestar más o detestar menos, depende del entretenimiento que me ofrezcan. Y tú, querida, me ofreces más bien poco. Más bien eres como una mosca, siempre molestando. Pero bueno, por lo menos admites que te atrae el sufrimiento y, por lo tanto, yo. No te pasa solo a ti, tranquila, es algo normal.
James no sentía temor, no. Sólo sentía ira, rabia, celos, sed de venganza, incluso a veces felicidad. ¿Pero miedo? La verdad es que nunca lo había sentido. No sabía tampoco exactamente lo que era, por mucho que lo viera en los ojos de otras personas. ¿Eso lo convertía en extraño? Quizás lo había sentido en algún momento, no lo descartaba, pero si era así, él no lo recordaba. Y ni falta que hacía, no necesitaba sentir algo así, sino que lo sintieran los demás. Pero no miedo a cualquier cosa, sino a él. Miedo a sus comentarios, a sus venganzas y a su propia presencia.
-Puede que tengas razón, pero desde luego no será gracias a ti-. Se acercó lentamente a ella, colocándose a su espalda, pegándose a ella para hablarle al oído-. Me alegra escuchar eso, porque de verdad que me interesa descubrirlo-. Susurró lentamente mientras acariciaba su brazo con los dedos hasta llegar a su muñeca. Se la agarró con cuidado y mientras tenía la cabeza apoyada en el hombro de ella, distrayéndola, colocó su mano en torno a un jarrón antiguo y luego tiró de él, haciendo que cayera al suelo y se rompiera en mil pedazos. Rió levemente todavía contra la oreja de Yelena-. ¡Yelena, que toooorpe eres!-. Dijo suavemente y luego se alejó de ella, dándose la vuelta para mirar otras de las antigüedades expuestas, dejando que ella se comiera el marrón con los empleados de la tienda.
-Buscar información de las muertes. ¿Te estás escuchando? Es aprovecharse de una desgracia ajena. ¿No va eso en contra de tus principios? Me juzgas a mí por lo mismo y eres igual. Que hipócrita- Mete las manos en los bolsillos y la mira sin darle mucha importancia-. Otra inútil más. Espero que esta sea lo suficientemente inteligente para saber a quién molestar y a quién no. No como tú. ¿Sabes cuánto es uno más dos? Bueno, gracias por decir que soy importante de forma implícita. Me alegras el día. Claro, que la noticias de muertes traen beneficios. Sobre todo a los que se pelean por las herencias. ¿De verdad estás pensando antes de hablar?
Nunca se había parado a pensar en algo así, en que haría si llevaba a cabo sus venganzas y si desaparecía todo el mundo d ella faz de la tierra y tuviera que elegir a dos personas con las que quedarse. Aquellas que le traigan más diversión. Alguien a quien dominar, pero a la vez que resulte complicado gobernar. Qué complicado. En lo único que solía pensar era en quedarse solo, no tener a dos mascotas. La idea resultaba tentadora, pero aún así seguía prefiriendo la soledad. Y ya se encargaría de encontrar algo de diversión de otra forma.
-¿Desafortunada pareja? Serían más que afortunados, después de todo elegiría a esas personas yo mismo, lo cual sería un gran regalo teniendo en cuenta quién soy. Y no depende de detestar más o detestar menos, depende del entretenimiento que me ofrezcan. Y tú, querida, me ofreces más bien poco. Más bien eres como una mosca, siempre molestando. Pero bueno, por lo menos admites que te atrae el sufrimiento y, por lo tanto, yo. No te pasa solo a ti, tranquila, es algo normal.
James no sentía temor, no. Sólo sentía ira, rabia, celos, sed de venganza, incluso a veces felicidad. ¿Pero miedo? La verdad es que nunca lo había sentido. No sabía tampoco exactamente lo que era, por mucho que lo viera en los ojos de otras personas. ¿Eso lo convertía en extraño? Quizás lo había sentido en algún momento, no lo descartaba, pero si era así, él no lo recordaba. Y ni falta que hacía, no necesitaba sentir algo así, sino que lo sintieran los demás. Pero no miedo a cualquier cosa, sino a él. Miedo a sus comentarios, a sus venganzas y a su propia presencia.
-Puede que tengas razón, pero desde luego no será gracias a ti-. Se acercó lentamente a ella, colocándose a su espalda, pegándose a ella para hablarle al oído-. Me alegra escuchar eso, porque de verdad que me interesa descubrirlo-. Susurró lentamente mientras acariciaba su brazo con los dedos hasta llegar a su muñeca. Se la agarró con cuidado y mientras tenía la cabeza apoyada en el hombro de ella, distrayéndola, colocó su mano en torno a un jarrón antiguo y luego tiró de él, haciendo que cayera al suelo y se rompiera en mil pedazos. Rió levemente todavía contra la oreja de Yelena-. ¡Yelena, que toooorpe eres!-. Dijo suavemente y luego se alejó de ella, dándose la vuelta para mirar otras de las antigüedades expuestas, dejando que ella se comiera el marrón con los empleados de la tienda.
James H. Downey- Villanos
- Soy : Hades
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Localización : El Inframundo
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Re: Antiques(James)
Haciendo memoria de el porque seguir en Storybrooke me venían a la mente los amigos que había hecho, amigos muy especiales para mí y que de verdad me daría tristeza perder por salir del pueblo, un trabajo ya establecido, quizá si llegara a una ciudad no tendría la misma suerte, más competencia, más trabajo pero si eres bueno en lo que haces, lo harás donde sea. Mi mente divagaba mientras le escuchaba, pero aun así también le ponía atención a todo lo que me decía.
Veía su rostro de fastidio y me daba risa, por dentro parecía una fiesta llena de cómicos pero por fuera trataba de parecer estar presente en un velorio y dejar mi risilla dentro de mi y solo para mi.
-Oh vamos!, tengo mis principios muy bien definidos y además eso no me hace menos ni más que nadie, tampoco me vuelve la villana de la historia. Y no, si así lo quieres ver, está bien, no peleare acerca de tu visión sobre mi, solo que ¿qué te digo?. Es mi trabajo y tengo que hacerlo, ¿de verdad crees que me es agradable tomar fotos de gente destripada, quemada, llena de sangre por todo el cuerpo?, no lo es, pero ya me acostumbre y por mucho que no me agrade tengo que hacerlo porque decidí convertirme en periodista y alguien que se dedica a eso no todo es fotografiar paisajes, gente importante, eventos y cosas donde solo hay alegría y diversión, también donde hay un negro panorama. E inconscientemente vivo por ellos-finalicé
Eché una risita exhalando un poco de aire-No lo sé, no se como sea, pero ya la conocerás pronto-añadí dejando atrás sus comentarios ofensivos, se que no soy lo que él piensa y eso me hace no me preocuparme por lo que digan los demás, si les caigo bien, perfecto y si no, también.
-Y si, se cuánto es uno más dos-le respondí con ironía cerrando los ojos con lentitud y una sonrisa para relajarme y continuar con mi visita por el lugar y salir con algo entre las manos.
-Hehe, me alegra escuchar que no te divierto, asi me queda mas que claro que no tendré que ser de las elegidas-bromeé-aunque si asi fuera, seguro encuentro algo con que quitarme la vida antes de dar tu primera orden-arqueé la ceja derecha haciendo una mueca
-Los periodistas somos muy molestos, siempre lo he sabido, pero tú eres fácil de irritar…asi es, y entre todo estas tú metido en todo ello-no ganaba ni perdía nada con ocultar lo que sentía, tampoco estaba enamorada como para que sus palabras me quebrantaran.
Rodeé los ojos resoplando y elevando uno de mis cabellos que se posicionaban en mi frente
-Oh no!, tampoco estoy diciendo que yo voy a causarte ello, solo te decía que algún día lo experimentaras de la manera que sea, lávate los oídos y escucha bien, ¿si?-o quizá quería recalcarlo muy bien para hacerme sentirme inferior, pero desgraciadamente tengo un autoestima elevado que no es fácil desaparecer pero si irritar.
Mientras admiraba las artesanía sentí su presencia muy cerca de mi así como su respiración chocar con mis cabellos, alcé la mirada sin ver a un punto en realidad. Al escuchar sus palabras solo le ofrecí una sonrisa ladina sin decir absolutamente nada, no podía evitar sentir un encuentro de diferentes emociones y todo por su culpa, y me detestaba a mí misma por ello, por creer en cosas que no existen, por creer en que la gente puede cambiar cuando no es así.
Mi respiración se aceleró cuando realizo contacto conmigo tratando de mantener la respiración tranquila, pero todo eso se volvió en un detestable momento cuando hizo lo que hizo, miré lo que se había caído con sorpresa, estaba claro que todo lo hace con un propósito más allá de solo salirse con la suya. Me mordí el labio y volteé rápidamente mirándole serio y refunfuñando
-En serio que te gusta ser odiado, de verdad que mis respetos, no cualquiera quiere darse ese hobbie-todos o al menos la mayoría queremos ser amados y tratados de buena manera pero este no era el caso. El sonido podía escucharse fácilmente desde abajo y dirigirse inmediatamente de dónde provino el sonido, pero como el señor no es caballeroso jamás aceptaría su culpa y no habían pruebas donde la verdad saliera a la luz, y si también las hubiera nos harían pagar a ambos por que los dos estábamos muy cerca de aquel jarrón. Asi que mejor emplear la huida antes de que la señora encargada subiera a ver quién había sido, de las pocas personas que se encontraban en ese instante allí.
-Bien, por ti me voy con las manos vacías esta vez, gracias-haciendo una leve reverencia volteé y camine hacia las escaleras bajando rápidamente de ellas sin hacer ruido mientras al parecer él seguia mirando las cosas y luego escondiéndome detrás de una gran figura de Anubis más alta que yo, ya que la persona encargada se acercaba hasta donde yo estaba, una vez que pasara por aquella representación egipcia y subiera las escaleras seria el momento perfecto para seguir mi camino rumbo a la salida.
Veía su rostro de fastidio y me daba risa, por dentro parecía una fiesta llena de cómicos pero por fuera trataba de parecer estar presente en un velorio y dejar mi risilla dentro de mi y solo para mi.
-Oh vamos!, tengo mis principios muy bien definidos y además eso no me hace menos ni más que nadie, tampoco me vuelve la villana de la historia. Y no, si así lo quieres ver, está bien, no peleare acerca de tu visión sobre mi, solo que ¿qué te digo?. Es mi trabajo y tengo que hacerlo, ¿de verdad crees que me es agradable tomar fotos de gente destripada, quemada, llena de sangre por todo el cuerpo?, no lo es, pero ya me acostumbre y por mucho que no me agrade tengo que hacerlo porque decidí convertirme en periodista y alguien que se dedica a eso no todo es fotografiar paisajes, gente importante, eventos y cosas donde solo hay alegría y diversión, también donde hay un negro panorama. E inconscientemente vivo por ellos-finalicé
Eché una risita exhalando un poco de aire-No lo sé, no se como sea, pero ya la conocerás pronto-añadí dejando atrás sus comentarios ofensivos, se que no soy lo que él piensa y eso me hace no me preocuparme por lo que digan los demás, si les caigo bien, perfecto y si no, también.
-Y si, se cuánto es uno más dos-le respondí con ironía cerrando los ojos con lentitud y una sonrisa para relajarme y continuar con mi visita por el lugar y salir con algo entre las manos.
-Hehe, me alegra escuchar que no te divierto, asi me queda mas que claro que no tendré que ser de las elegidas-bromeé-aunque si asi fuera, seguro encuentro algo con que quitarme la vida antes de dar tu primera orden-arqueé la ceja derecha haciendo una mueca
-Los periodistas somos muy molestos, siempre lo he sabido, pero tú eres fácil de irritar…asi es, y entre todo estas tú metido en todo ello-no ganaba ni perdía nada con ocultar lo que sentía, tampoco estaba enamorada como para que sus palabras me quebrantaran.
Rodeé los ojos resoplando y elevando uno de mis cabellos que se posicionaban en mi frente
-Oh no!, tampoco estoy diciendo que yo voy a causarte ello, solo te decía que algún día lo experimentaras de la manera que sea, lávate los oídos y escucha bien, ¿si?-o quizá quería recalcarlo muy bien para hacerme sentirme inferior, pero desgraciadamente tengo un autoestima elevado que no es fácil desaparecer pero si irritar.
Mientras admiraba las artesanía sentí su presencia muy cerca de mi así como su respiración chocar con mis cabellos, alcé la mirada sin ver a un punto en realidad. Al escuchar sus palabras solo le ofrecí una sonrisa ladina sin decir absolutamente nada, no podía evitar sentir un encuentro de diferentes emociones y todo por su culpa, y me detestaba a mí misma por ello, por creer en cosas que no existen, por creer en que la gente puede cambiar cuando no es así.
Mi respiración se aceleró cuando realizo contacto conmigo tratando de mantener la respiración tranquila, pero todo eso se volvió en un detestable momento cuando hizo lo que hizo, miré lo que se había caído con sorpresa, estaba claro que todo lo hace con un propósito más allá de solo salirse con la suya. Me mordí el labio y volteé rápidamente mirándole serio y refunfuñando
-En serio que te gusta ser odiado, de verdad que mis respetos, no cualquiera quiere darse ese hobbie-todos o al menos la mayoría queremos ser amados y tratados de buena manera pero este no era el caso. El sonido podía escucharse fácilmente desde abajo y dirigirse inmediatamente de dónde provino el sonido, pero como el señor no es caballeroso jamás aceptaría su culpa y no habían pruebas donde la verdad saliera a la luz, y si también las hubiera nos harían pagar a ambos por que los dos estábamos muy cerca de aquel jarrón. Asi que mejor emplear la huida antes de que la señora encargada subiera a ver quién había sido, de las pocas personas que se encontraban en ese instante allí.
-Bien, por ti me voy con las manos vacías esta vez, gracias-haciendo una leve reverencia volteé y camine hacia las escaleras bajando rápidamente de ellas sin hacer ruido mientras al parecer él seguia mirando las cosas y luego escondiéndome detrás de una gran figura de Anubis más alta que yo, ya que la persona encargada se acercaba hasta donde yo estaba, una vez que pasara por aquella representación egipcia y subiera las escaleras seria el momento perfecto para seguir mi camino rumbo a la salida.
Yelena M. Rothem- Chicas de Storybrooke
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Re: Antiques(James)
No había emociones ocultas para él, mucho menos cuando ellas dejaban ver tan bien las reacciones que provocaba su cercanía. La tenía comiendo de su mano y eso le hizo sonreír con suficiencia y altanería. ¿Qué persona no siente su ego ascender hasta límites peligrosos cuando tiene en la palma de su mano a otra persona utilizando únicamente la seducción? Más que cualquier chantaje, aunque realmente adoraba el chantaje porque implicaba gobernar a los demás usando únicamente palabras, lo que era realmente efectivo era el coqueteo. No se consideraba excesivamente guapo, sabía se sobra que había mucha más gente mucho más atractiva que él en el jodido pueblo (y por eso los odiaba a todos), pero sabía jugar bien sus cartas. Sabía como sacar provecho de las cosas buenas que tenía. La miré con una sonrisa zorruna en los labios, muy divertido.
-No me eches la culpa de tu torpeza. Si te fijaras dónde pones las manos en lugar en lugar de comportarte como una zorra-. Por supuesto que ahora le echaría las culpas a ella, faltaría más. Había caído de lleno en su trampa y el jarrón se había roto por culpa de ella, por se incapaz de controlarse. Él no había hecho nada, salvo darle la mayor alegría de su vida a la rubia acercándose tanto a ella-. Que rápido faltas a tus principios, que cobarde. Paga lo que has roto. Y luego el capullo soy yo, por supuesto.
Una cosa tenía clara, y era que él no iba a pagar el jodido y feo jarrón. Incluso roto parecía más bonito y todo. Deberían agradecérselo incluso. Bueno, había sido la mano de Yelena la que había tocado el jarrón, no la de él. Escuchaba pasos subiendo por las escaleras, así que trazó una vía de escape. Por la ventana. Joder, las cosas que tenía que hacer para no soltar un jodido duro. Corrió hacia la ventana y se sentó en ella, pasando primero un pie y luego el otro. La distancia no era tan grande, por suerte, y debajo había un pequeño jardín, así que en el caso de caer mal (que no creía hacerlo) no se haría mucho daño. O eso esperaba. Una vez en el exterior se agarró a la ventana para caminar lentamente hasta una tubería en el esquina para usarla como punto de apoyo. Antes de llegar a tocarla, resbaló y cayó de espaldas sobre las flores. Se quedó quieto un rato, dolorido, sorprendido por el golpe. Sabía que su torpeza no lo dejaría en paz incluso entonces. Hizo acopio de su fuerza y logró levantarse, dispuesto a salir corriendo.
-No me eches la culpa de tu torpeza. Si te fijaras dónde pones las manos en lugar en lugar de comportarte como una zorra-. Por supuesto que ahora le echaría las culpas a ella, faltaría más. Había caído de lleno en su trampa y el jarrón se había roto por culpa de ella, por se incapaz de controlarse. Él no había hecho nada, salvo darle la mayor alegría de su vida a la rubia acercándose tanto a ella-. Que rápido faltas a tus principios, que cobarde. Paga lo que has roto. Y luego el capullo soy yo, por supuesto.
Una cosa tenía clara, y era que él no iba a pagar el jodido y feo jarrón. Incluso roto parecía más bonito y todo. Deberían agradecérselo incluso. Bueno, había sido la mano de Yelena la que había tocado el jarrón, no la de él. Escuchaba pasos subiendo por las escaleras, así que trazó una vía de escape. Por la ventana. Joder, las cosas que tenía que hacer para no soltar un jodido duro. Corrió hacia la ventana y se sentó en ella, pasando primero un pie y luego el otro. La distancia no era tan grande, por suerte, y debajo había un pequeño jardín, así que en el caso de caer mal (que no creía hacerlo) no se haría mucho daño. O eso esperaba. Una vez en el exterior se agarró a la ventana para caminar lentamente hasta una tubería en el esquina para usarla como punto de apoyo. Antes de llegar a tocarla, resbaló y cayó de espaldas sobre las flores. Se quedó quieto un rato, dolorido, sorprendido por el golpe. Sabía que su torpeza no lo dejaría en paz incluso entonces. Hizo acopio de su fuerza y logró levantarse, dispuesto a salir corriendo.
James H. Downey- Villanos
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Re: Antiques(James)
La mujer se detuvo por segundos justo delante de la estatua egipcia pero dándole la espalda mirando hacia arriba, por un momento pensé que se habría dado cuenta de mi presencia; pero no, no fue así ya que mientras la mujer a pasos rápidos subía por las escaleras para buscar a la persona culpable de ello, me dirigía a la puerta para salir de inmediato antes de que me echaran la culpa cuando yo no hice nada. Deseaba que James hubiera quedado al descubierto pero conociéndolo seguro que habría buscado la manera de salirse con la suya sin importarle nada más que salir libre de todo ello. Con sumo cuidado sin tocar nada camine a paso veloz para salir, con fuerza abrí la puerta y salí no sin antes echarle una mirada al interior del lugar atreves del vidrio. Me acomode el bolso en el hombro y lo sostuve con fuerza siguiendo mi rápido caminar por toda la escarpa hasta dar vuelta. No quería crear sospechas, Storybrooke es un lugar pequeño donde todo mundo se conoce y si salía corriendo de la tienda, la gente que pasaba por allí sospecharía de mí actuar y no necesito de eso, no hice nada malo.
Pero ya me las pagaría ese engendro por haberme llamado así, ¿qué le daba derecho a ofenderme de esa manera? No tenía el tiempo para discutir con él en ese momento sabiendo que nos descubrirían a ambos y yo no pagaría nada. Solo le dirigí una mirada de desaprobación antes de desaparecer.
Al dar vuelta pude fijarme que entre las flores alrededor de la casa de antigüedades estaba James tirado ahí por salir de la ventana como un vil ladrón. Vi su reacción y no cabía duda que estaba adolorido pero no me acerque sino hasta que se levanto fue cuando me acerque molesta y con ambas manos le empuje fuertemente para que cayera de nuevo encima de las flores, aprovechando que estaba débil como para pararse y seguir firme
-Los rateros acostumbran a salir por la ventana-mencioné fríamente entrecerrando los ojos cruzándome de brazos. Y aquellos que se dedican a robar no solo entran y salen por ahí, también por otros lugares como la puerta o la puerta del perro, pero las ventanas son más características cuando nos referimos a ellos. Sabía que él había disfrutado los segundos al ver mi reacción cuando se acercó a mí y eso me cabreaba más.
Pero ya me las pagaría ese engendro por haberme llamado así, ¿qué le daba derecho a ofenderme de esa manera? No tenía el tiempo para discutir con él en ese momento sabiendo que nos descubrirían a ambos y yo no pagaría nada. Solo le dirigí una mirada de desaprobación antes de desaparecer.
Al dar vuelta pude fijarme que entre las flores alrededor de la casa de antigüedades estaba James tirado ahí por salir de la ventana como un vil ladrón. Vi su reacción y no cabía duda que estaba adolorido pero no me acerque sino hasta que se levanto fue cuando me acerque molesta y con ambas manos le empuje fuertemente para que cayera de nuevo encima de las flores, aprovechando que estaba débil como para pararse y seguir firme
-Los rateros acostumbran a salir por la ventana-mencioné fríamente entrecerrando los ojos cruzándome de brazos. Y aquellos que se dedican a robar no solo entran y salen por ahí, también por otros lugares como la puerta o la puerta del perro, pero las ventanas son más características cuando nos referimos a ellos. Sabía que él había disfrutado los segundos al ver mi reacción cuando se acercó a mí y eso me cabreaba más.
Yelena M. Rothem- Chicas de Storybrooke
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Re: Antiques(James)
Le duele mucho la espalda por la caída, aunque fortuitamente las flores llegaron a frenar levemente el impacto. Aún así está enfadado, muy enfadado. Odia la ventana, su torpeza, a sí mismo, a la estúpida y molesta periodista rubia que corresponde al nombre de Yelena, la tienda de antigüedades, al puto jarrón roto (aunque ya a tenido su merecido), a las encargadas de la tienda por obligarlo a salir por la ventana y por no tener un puto tablero de ajedrez a vender en la tienda, odia a su antiguo ajedrez por caer al fuego, odia su teléfono por haber provocado que el ajedrez cayera al fuego. Lo odia todo y siente su cara arder rojo de ira. ¿Que si es capaz de matar a alguien en esos momentos? Por supuesto. Y si es la rubia la que se le mete por delante en aquellos momentos para agarrarla por el cuello y estrangularla, mejor que mejor. Aunque no sabe si prefiere matarla o no volver a verla, librarse de ella de una vez por todas.
La suerte no le sonríe, porque la ve acercarse. Qué valiente. Porque viendo la cara que traía James en aquellos momentos muchos se lo pensarían antes de acercarse a hablar con él, a molestarlo o lo que fuera. No tiene ganas de andarse con juegos, no ahora que se ha llevado tal golpe. Otro golpe más en el día. Quería marcharse a casa de una vez, porque desde luego que no pensaba volver al estúpido sótano del hospital ahora. Aún así la cara de malos amigos de Yelena hizo que se quedara quieto, para escuchar lo que tenía que decirle. A saber qué burrada le soltaba ahora. La miró desde encima de las flores con el entrecejo arrugado, ocultando la molestia que le invadía. No se había esperado ese empujón, lo había pillado desprevenido, pensando en la comodidad de su bañera y en el baño con el agua prácticamente ardiendo que pensaba darse.
-Sí, sí, sí. Claro que sí, Yelena. La próxima vez busca algo con lo que realmente ofenderme. ¿O es que realmente no quieres ofenderme? Atraer mi atención desde luego que es algo que quieres. ¿Quieres que te toque como ahí arriba, querida? -repuso burlón, tratando de humillarla. Se levantó de nuevo de las flores y pasó junto a su lado, golpeándole el hombro con el suyo propio y se dispuso a andar de vuelta a casa.
La suerte no le sonríe, porque la ve acercarse. Qué valiente. Porque viendo la cara que traía James en aquellos momentos muchos se lo pensarían antes de acercarse a hablar con él, a molestarlo o lo que fuera. No tiene ganas de andarse con juegos, no ahora que se ha llevado tal golpe. Otro golpe más en el día. Quería marcharse a casa de una vez, porque desde luego que no pensaba volver al estúpido sótano del hospital ahora. Aún así la cara de malos amigos de Yelena hizo que se quedara quieto, para escuchar lo que tenía que decirle. A saber qué burrada le soltaba ahora. La miró desde encima de las flores con el entrecejo arrugado, ocultando la molestia que le invadía. No se había esperado ese empujón, lo había pillado desprevenido, pensando en la comodidad de su bañera y en el baño con el agua prácticamente ardiendo que pensaba darse.
-Sí, sí, sí. Claro que sí, Yelena. La próxima vez busca algo con lo que realmente ofenderme. ¿O es que realmente no quieres ofenderme? Atraer mi atención desde luego que es algo que quieres. ¿Quieres que te toque como ahí arriba, querida? -repuso burlón, tratando de humillarla. Se levantó de nuevo de las flores y pasó junto a su lado, golpeándole el hombro con el suyo propio y se dispuso a andar de vuelta a casa.
James H. Downey- Villanos
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Localización : El Inframundo
Fecha de inscripción : 26/07/2012
Re: Antiques(James)
No me iba a dejar así como así, después de todo, después de considerarme una chica que nunca le ha gustado los problemas, ahora yo misma no me comprendía al estar al “tú por tú” con él, siempre que los problemas se acercaban a mi trataba de escaparme de ellos, fueran provocados por mi o no, aunque fuera parte de ellos o no, pero una vez alguien me dijo que zafarse de ellos es significado de cobardía, de no afrontarlos e irte derrotada con la cabeza cabizbaja, tampoco su intención fue que hiciera cualquier cosa por ganar, siempre siendo yo misma y ¿Por qué no?, utilizando lo necesario para salir libre de ellos, sin llegar a extremos o de que cosas que pudieras arrepentirte. Pero entre tanta oscuridad siempre habrá una luz que iluminara tu camino y esa luz puede tener diversos significados pero siempre guiándote a lo mejor. Detestaba el hecho de que alguien se creyera superior a los demás como si fuera un Dios o algo parecido, como cuando fui a hablar con la madre de uno de los niños que estudian aquí y es que aunque aquella chica de oscuros cabellos no fuera de mi familia, tampoco podría dejar que cualquiera le hablara con desprecio y burla como el mocoso con la que me la encontré en un parque, los conocía de vista y ahora sus nombres pero hasta allí. Mi intención solo era que se dieran cuenta de las cosas, tampoco quiero hacer el papel de una guía espiritual pero es terrible como desde pequeños empiezan a tener ese mal comportamiento y lo más chistoso de todo es que no siempre los padres se tienen la culpa como suele decirse.
Mientras él se paraba y dejaba de aplastar a las pobres flores que pagaban el jarrón roto le miraba cruzada de brazos guardando la calma y muy bien que podría largarme en ese momento pero seguro que eso se lo tomaría como una victoria a su favor y quizá al final él termine ganando pues está más acostumbrado a pelear por cualquier cosita que ya tiene experiencia, pero al menos no será tan rápido haciendo que se la pase mal y provocando su rencor hacia a mí. Una vez listo para emprender el camino pasó junto a mí chocando nuestros hombros, le recorrí con la mirada arrugando la nariz para luego
-Y lo logré, llamar tu atención…de la manera que lo quieras ver, para bien o para mal lo he hecho-así es, esta claro que le caigo mal pero sabe que existo, que estoy en la lista negra, así que al final si he captado su atención
Camine velozmente tomándolo del brazo derecho y haciendo que se diera vuelta para luego colocar mi mano en su nuca y apretar con fuerza, sí, soy mujer pero eso no significa que tenga que actuar como una dama todo el día cuando la situación requiere de algo muy diferente a la amabilidad.
-¿Quieres ver lo zorra que puedo ser?-le gruñí acercándome a su rostro y mirando sus labios conteniendo las ganas de probar de ellos.
-Ya estás haciendo florecer una nueva personalidad mía…Downey-le dije con advertencia a la par que le solté pasando mi mano por su cuello y alejándome de él con una media sonrisa por no caer en la tentación que me producía.
Mientras él se paraba y dejaba de aplastar a las pobres flores que pagaban el jarrón roto le miraba cruzada de brazos guardando la calma y muy bien que podría largarme en ese momento pero seguro que eso se lo tomaría como una victoria a su favor y quizá al final él termine ganando pues está más acostumbrado a pelear por cualquier cosita que ya tiene experiencia, pero al menos no será tan rápido haciendo que se la pase mal y provocando su rencor hacia a mí. Una vez listo para emprender el camino pasó junto a mí chocando nuestros hombros, le recorrí con la mirada arrugando la nariz para luego
-Y lo logré, llamar tu atención…de la manera que lo quieras ver, para bien o para mal lo he hecho-así es, esta claro que le caigo mal pero sabe que existo, que estoy en la lista negra, así que al final si he captado su atención
Camine velozmente tomándolo del brazo derecho y haciendo que se diera vuelta para luego colocar mi mano en su nuca y apretar con fuerza, sí, soy mujer pero eso no significa que tenga que actuar como una dama todo el día cuando la situación requiere de algo muy diferente a la amabilidad.
-¿Quieres ver lo zorra que puedo ser?-le gruñí acercándome a su rostro y mirando sus labios conteniendo las ganas de probar de ellos.
-Ya estás haciendo florecer una nueva personalidad mía…Downey-le dije con advertencia a la par que le solté pasando mi mano por su cuello y alejándome de él con una media sonrisa por no caer en la tentación que me producía.
Yelena M. Rothem- Chicas de Storybrooke
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Re: Antiques(James)
Que actitud tan osada para una chica que había estado en sus manos minutos atrás. Y aún lo estaba, lo sabía. Cierto era que James le había mostrado más atención de la que él mismo consideraba correcto. Tenía comprobado que cuanta más atención le ofrecía a una persona, esa persona más lo buscaba. Y él quería deshacerse de ella de una vez y estaba empezando a perder la paciencia. Ignora sus palabras y hace un gesto con la mano que indica claramente indiferencia y sigue andando. Le importa una mierda lo que quiera, no piensa volver a responderle para darle el gusto. Por supuesto que no. Entonces, mientras volvía a pensar en la bañera, un tirón en el brazo hizo que se detuviera y se diera la vuelta en el acto, impulsado. No le gustaba que le tocaran, más bien lo detestaba. Era él el que tenía derecho y podía tocar a todo el mundo porque era superior a ellos. Pero gente inferior no tenía por qué tocarlo. Lo odiaba.
La miró sin una pizca de sorpresa cuando lo agarró por el cuello, más bien se leía en su rostro la indiferencia, siempre mirándola desde arriba, altanero y confiado. ¿Pretendía asustarlo? Porque si era eso lo que intentaba, su plan se estaba yendo a la mierda, no funcionaba, no con él. Más bien le parecía todo ridículamente divertido. Una pequeña sonrisa cruel se formó en sus labios, una sonrisa que además era satisfecha. Le encantaba provocar así a las mujeres. O simplemente no mover ni un dedo y ver lo que provoca en ellas. No sabía que con cada una de sus palabras aumentaba su ego.
-Ya veo lo zorra que eres. ¿Qué se siente al tener frente a ti algo que no puedes tocar en el modo que deseas? No te tocaría ni con un palo.- replicó dañino.
La miró sin una pizca de sorpresa cuando lo agarró por el cuello, más bien se leía en su rostro la indiferencia, siempre mirándola desde arriba, altanero y confiado. ¿Pretendía asustarlo? Porque si era eso lo que intentaba, su plan se estaba yendo a la mierda, no funcionaba, no con él. Más bien le parecía todo ridículamente divertido. Una pequeña sonrisa cruel se formó en sus labios, una sonrisa que además era satisfecha. Le encantaba provocar así a las mujeres. O simplemente no mover ni un dedo y ver lo que provoca en ellas. No sabía que con cada una de sus palabras aumentaba su ego.
-Ya veo lo zorra que eres. ¿Qué se siente al tener frente a ti algo que no puedes tocar en el modo que deseas? No te tocaría ni con un palo.- replicó dañino.
James H. Downey- Villanos
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Re: Antiques(James)
Una vez lejos pero a una distancia cómoda para escucharle y viceversa, así como para ver sus expresiones humedezco mínimamente mis labios que ya estaban secos, aquel brillo labial que tanto me costó no sirvió de nada, dinero perdido, según resistente por horas y todo lo contario; así pasa, lo que parece ser mejor es lo peor que puede existir. El viento se volvió más más fuerte de un segundo a otro, el sol ya no iluminaba la calle tapado por grises nubes que podían soltar una que otra gota y daba gracias por eso, es de las cosas que más detesto en este mundo, los días calurosos son un horror para mí, me gusta más estar envuelta de un frio clima, estar bajo el agua, refrescarme. Cuando llueve me pongo feliz cual pájaro cantor, sentir como caen las gotas de lluvia en mi rostro es estúpidamente encantador, claro que solamente cuando no hay rayos para no exponerme a quitarme la vida. Y cuando es así suelo salir más y chapotear en los charcos que se forman en la calle, pasar la mano por los arbustos dejando caer de sus hojas las gotas que se deslizan en mis dedos hasta secarse. Mientras unos se sienten completamente tristes cuando el tiempo esta nublado, yo soy todo lo contrario, me dan más ganas de hacer las cosas y disfrutar de lo que me guste sea dentro o fuera de casa.
-Corrección, ya lo hiciste…allí adentro y no hubo palo-miré hacia la ventana que aún seguía abierta como cuando entré, seguro que la mujer ni pensado tenía que alguien pudo tirarse desde esa altura que sinceramente no es tan elevada pero tiene sus dificultades
-¿Qué se siente?...veamos, impotencia, si… ¿pero quien dice que algún día no lo hare?-contesté sintiendo una gota en mi mano, miré hacia el cielo y otra cayo en mi nariz que me agarro desprevenida parpadeando velozmente, una sonrisa aliviada se dibujó en mi rostro aun con la cabeza elevada donde los cielos.
-Bueno, que disfrutes el resto de tu día-me acomode el bolso en el hombro dando media vuelta para retirarme y disfrutar mi caminata hasta casa.
-Corrección, ya lo hiciste…allí adentro y no hubo palo-miré hacia la ventana que aún seguía abierta como cuando entré, seguro que la mujer ni pensado tenía que alguien pudo tirarse desde esa altura que sinceramente no es tan elevada pero tiene sus dificultades
-¿Qué se siente?...veamos, impotencia, si… ¿pero quien dice que algún día no lo hare?-contesté sintiendo una gota en mi mano, miré hacia el cielo y otra cayo en mi nariz que me agarro desprevenida parpadeando velozmente, una sonrisa aliviada se dibujó en mi rostro aun con la cabeza elevada donde los cielos.
-Bueno, que disfrutes el resto de tu día-me acomode el bolso en el hombro dando media vuelta para retirarme y disfrutar mi caminata hasta casa.
Yelena M. Rothem- Chicas de Storybrooke
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Re: Antiques(James)
La pobre, creía que la había tocado porque así lo deseaba. Aún no se había dado cuenta de las estrategias que usaba James para conseguir lo que quiere, para jugar y dejar mal a los demás. Ya le había quedado claro que Yelena se sentáis atraída por él y no lo ocultaba, más bien la había desenmascarado. Pero no importaba, que pensara lo que ella quisiera mientras él se saliera con la suya, que era eso precisamente lo que quería por encima de todo. Como si quería ir diciendo por el pueblo cualquier cosa sobre él, eso le traía sin cuidado siempre que no fuera algo que provocara risas hacia su persona. Porque entonces sí que declararía la guerra abiertamente a todos los habitantes de Storybrooke. Por idiotas. Joder, como los odiaba. Por culpa de ellos, que se resistían a morir, no tenía nada de trabajo y se pasaba los días encerrado en el sótano sin hacer nada.
-Pobre e ingenua chica- se burló, negando con la cabeza levemente, como si fuera una joven que acababa de morir y se lamentara por ello. Aunque estaba claro que desde que alguien la palmara en el pueblo el más feliz de todos sería James. Aunque puede que se burlara un poco con el mismo gesto. Le gustaba ser odiado y temido. Miró el cielo con una mueca. Odiaba la lluvia, la detestaba con todo su ser. Era demasiado fría, prefería el calor, permanecer en la chimenea acomodado en su sofá jugando al ajedrez consigo mismo, aunque ahora solo tenía uno de imanes y plástico para niños. Además, la lluvia le mojaba el pelo y eso no le gustaba para nada. Quería marcharse de allí corriendo antes de que empeorara y se empapara-. ¿Es eso una amenaza de violación? Ahora sí que tengo miedo- dijo irónicamente.
Tenía que tomar el mismo camino que Yelena, pero por ahorrarse el camino dio media vuelta y se fue en dirección contraria a la rubia.Que asco, que asco de lluvia. Alzó la cabeza mirando el cuelo cubierto de nubes, mojando su rostro con pequeñas gotas que cada vez aumentaban más de tamaño.Y no vio la farola que había enfrente, comiéndosela de lleno. Gritó fuertemente alzando la cabeza, molesto con las jodidas nubes, con la farola, con Yelena por obligarle a tomar un camino distinto y con todo ser viviente. Se repuso y se marchó furioso, rojo de ira, a casa.
-Pobre e ingenua chica- se burló, negando con la cabeza levemente, como si fuera una joven que acababa de morir y se lamentara por ello. Aunque estaba claro que desde que alguien la palmara en el pueblo el más feliz de todos sería James. Aunque puede que se burlara un poco con el mismo gesto. Le gustaba ser odiado y temido. Miró el cielo con una mueca. Odiaba la lluvia, la detestaba con todo su ser. Era demasiado fría, prefería el calor, permanecer en la chimenea acomodado en su sofá jugando al ajedrez consigo mismo, aunque ahora solo tenía uno de imanes y plástico para niños. Además, la lluvia le mojaba el pelo y eso no le gustaba para nada. Quería marcharse de allí corriendo antes de que empeorara y se empapara-. ¿Es eso una amenaza de violación? Ahora sí que tengo miedo- dijo irónicamente.
Tenía que tomar el mismo camino que Yelena, pero por ahorrarse el camino dio media vuelta y se fue en dirección contraria a la rubia.Que asco, que asco de lluvia. Alzó la cabeza mirando el cuelo cubierto de nubes, mojando su rostro con pequeñas gotas que cada vez aumentaban más de tamaño.Y no vio la farola que había enfrente, comiéndosela de lleno. Gritó fuertemente alzando la cabeza, molesto con las jodidas nubes, con la farola, con Yelena por obligarle a tomar un camino distinto y con todo ser viviente. Se repuso y se marchó furioso, rojo de ira, a casa.
James H. Downey- Villanos
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