Teníamos que conocernos. {Tabby

Llevaba desde las 9:30am corriendo y aun no me sentía cansado. ¿Porqué? Bueno, imaginaba que después de las pruebas físicas para bombero, había adquirido bastante fondo físico y con ello debía conservarlo corriendo cada día. Después de 1h haciendo footing su camiseta si se había dado cuenta de aquel esfuerzo, completamente empapada de sudor, hacía que se ajustaba a su cuerpo perfectamente.
Llegó al pequeño paseo marítimo y lo recorrió un par de veces. Si no fuera por otro par de corredores y unos cuantos pescadores, podía decir que estaba completamente solo en la playa. Se quitó las zapatillas hasta llegar a la orilla, donde se deshizo de su camiseta para dejar todo apilado en el suelo.
Era raro que no se hubiera traído a su perro 'Roco' hoy, cada día aprovechaba este par de horas para hacer deporte con el. Hoy era sábado, fin de semana por lo tanto no trabajaba. Le encantaba su trabajo pero un día que otro no lo despreciaba para relajarse. Era joven y en el fondo le encantaba salir de copas 'aunque no bebiera alcohol', bailar 'aunque fuera un poco patoso' y conocer a chicas ' aunque no fuese ese tipo de hombre que va de rollos por noche'.

Después de unas cuantas respiraciones para estabilizarse el pulso y recuperar el aliento, se calzó de nuevo las zapatillas y empezó a correr por la orilla. Estas playas no eran las típicas europeas, si te descuidabas podías comerte las bigas de madera de los pequeños muelles, que se colocaban a lo largo de la costa.
En una fracción de segundo, cuando iba a cambiar la música de su móvil choca con alguien. Antes de caer sobre la chica apoya los brazos en la arena, de tal manera que parecía que hacía flexiones sobre ella. -dios- se aparta . - Estas bien?- mira a la joven un par de veces y la intenta ayudar a levantarse- lo siento.- Recoge su camiseta del suelo y se la pone- te hice daño? - dije preocupado. Por mi constitución en comparación con la de la chica, yo era un gigante y si le había ocasionado un mal golpe, francamente , me sentiría fatal.

Un día libre, aunque libre quería decir a expensas de que mi querida alcaldesa me pudiera llamar para algo que necesitara. Sabía que podía contar conmigo en un santiamén. Pero decidí irme a la playa temprano, sobre las 10. Llevaba conmigo un precioso bolso de playa con todo lo indispensable. Debajo de mi vestido de playa un precioso trikini negro. Era mi favorito, cabía añadir. Me hacía sentirme sexy y deseada por todos los hombres. Eso era tremendamente genial. Me gustaba llamar la atención de aquella forma y sabía que lo conseguía.

Caminé hacia la arena buscando el sitio perfecto. Después de andar un poco por la ardiente y suave arena encontré el lugar indicado para depositar mi toalla. Me quité el vestido y deje relucir mi trikini. Anduve hasta el agua sin dudar en darme el primer chapuzón de la mañana. Nadar me relajaba, hacia que me olvidase casi de quien era, el mismo efecto que el placer hacía en mi. Me estuve un buen rato nadando incluso llegué bien lejos, pero cuando me cansé dejé que las olas me condujesen a la orilla de nuevo.

Salí del agua toda mojada y al caminar por la orilla algo o alguien chocó contra mí. Miré como aquel patoso rubio caía sobre mi quedandose muy cerca. Me había llenado entera de arena... Dios que asco! Le miré con rabia mientras que se apartaba lo empujé para que se quitara. -No, no estoy bien! ¿Acaso no puedes mirar? Dije haciendo que todo el pelo mojado me viniera a la cara. Me levanté con su ayuda, qué menos pero al observarle bien no pude resistir morderme el labio inferior, estaba salado, como dato sin significado. -No creas que con eso me vas a hacer daño Le guiñé el ojo y sonreí de lado. -No pasa nada, pero la próxima vez te aconsejo que te estés más atento. Has tenido suerte de chocar conmigo. Meneé mi melena haciendo que esta le diera en la cara y caminé contoneandome un poco en dirección hacia mi toalla. -Por cierto si te tapas menos estás mejor. Me giré para decirle eso y le guiñé nuevamente el ojo.

Se queda callado observándola, para que nos íbamos a engañar, tenia un cuerpo de infarto y yo no podía dejar de mirar. Eh! para el carro vaquero ¿de que vas? Tosí ligeramente por el comentario - esto...- sonreí sacudiendo me la tierra de las manos - seguro que estas bien ?- . Me sorprendía no haberle hecho daño, de ser así la chica era bastante dura de roer. No sabía muy bien que mas decir, ya me había disculpado y ella me suelta un piropo. Otra chica me había dicho de todo menos guapo, después de tirarla de golpe a la arena.
Tenía el resto del día libre, me acababa de cruzar con una joven preciosa.¿Perdía algo si la invitaba a salir? Si, que tuviera novio y quedara como un estúpido.
Me froté la nuca y la miré - ¿podría invitarte a comer?- me encojo de hombros con una sonrisa- no se otra forma de recompensarte esto- volví a pensarlo y creo que iba a quedar como un imbécil de las dos formas. - Creo que me precipité , olvida lo que dije - dije con cierto nerviosismo. Y me di la vuelta , estaba perdiendo la práctica con las mujeres, joder, cada vez me parecía mas a un cangrejo, yendo de culo. Camino a paso rápido. ¿Que haces, ahora tienes 15 años ?

Me quedé mirandole mientras alzaba una ceja, parecía más cortado que otra cosa. "Este chico..." Pensé negando con la cabeza. Suspiré agachando la mirada para luego alzarla con una sonrisa y mirarle a él apartando mi pelo. Me resultaba curioso que un hombre pareciera así dulce y no directo como los solían ser todos. Quizás por eso no me mostré borde con él. -No, no estoy bien solo, estoy buenísima Comenté bromeando mientras me reía divertida. No podía negarlo y ambos lo sabíamos.

Le miré atentamente dejando que el sólo se montara sus películas, no entendía por qué si me había pedido ir a comer, luego se arrepentía. No me dio tiempo a decir nada cuando se estaba dándo la vuelta para irse. Corrí dos o tres pasos detrás suyo hasta coger su brazo para que parara. -¿Qué tal si me dejas opinar? Comenté con una dulce sonrisa mientras volvía a echar mi pelo hacia atrás. -Bien, creo que te falta práctica con las mujeres, pero... me gustaría aceptar esa invitación, vamos, si no es mucha molestia. Aunque había traído comida, si quieres comemos en la playa y me invitas mejor a una cena... Dije llendo al grano, me gustaba ser directa. Sin darme cuenta ya estaba cogiendole de la mano y tirando de él para llevarlo hasta dónde tenía la toalla. -Traigo un par de sandwich y eso... Comenté por si era poco, pero me apetecía estar un rato en la playa.

Olvidando la metedura de pata de antes me centre en lo que me decía- me parece perfecto- Tenía la sensación de que no solo me bastaría una comida con ella para disculparme, tampoco tenía pensado dejar escapar a una preciosidad así. Caminé a su lado para acabar sentándome a un lado de la toalla. - Te importaría si primero me doy una ducha?- suspire sonriente - es que este sudor me esta matando- Deje mis cosas de valor y me dirigí hacia las duchas de la playa, un poco de agua dulce me despejaría después de aquella mañana.
Quedándome en un pantalón bañador volví hacia ella - creo que ahora soy mas persona- me sequé las manos en su toalla y esperé a ver que tenía preparado en aquellos sandwiches, el sol ya pegaba lo bastante fuerte para que no me hiciera falta secarme el cuerpo. Pilla uno de los emparedados y la mira con una pequeña sonrisa - creo que debería presentarme- le extiende la mano - soy John- Después de todo no nos habíamos presentado y ya comíamos juntos. Mordí el sandwich agradeciendo el buen sabor de este. - por cierto están deliciosos.

Al menos había aceptado pasar el rato en la playa conmigo, así no me aburriría sola allí. Aunque era extraño comportarse de aquella manera, es decir, normalmente era una persona borde y fría, pero en tres encuentros que había tenido con gente del pueblo me había mostrado más condestataria de lo que me hubiera gustado. En cierto modo aquellas tres personas me habían caído en gracia por h o por b. Caminamos hasta la toalla en la cual me senté cruzando mis piernas felxionadas y echando mi cuerpo hacia atrás apoyandome con las manos. Así dejaba que el sol bronceara mi piel que falta me hacía. -Por supuesto que no, si fuera privada te acompañaría, pero está a la vista de todos Le guiñé el ojo con una sonrisa pícara. Ni tan si quiera sabía si tenía dinero... No tenía pinta de ser un chico pobre. Observé como el sudor perlaba su piel, lo cual lejos de parecerme repugnante, me resultaba sexy. Observé cómo se duchaba, reseguí todo su cuerpo de arriba a abajo sin perderme detalle.

Al volver sonreí amablemente y mientras él se secaba las manos, yo sacaba del bolso un par de sandwiches, traía una botella de agua congelada, la cual con el calor se había deshecho un poco. -Será poco para ti, pero no pensé encontrarte Dije como excusa por la comida pobre que traía. -Tabbatha Dije cogiendo su mano y tirando un poco de él hacia mí para darle un par de besos en las mejillas. -Gracias, les he echado un poco de ársenico... me van las emociones fuertes Bromeé mientras me reía y esperando ver su cara de sorpresa o susto. Después de todo si él fuera enemigo mío, sería capaz de hacerlo sin contemplaciones. No era de esas mujeres que se andaban con chiquitas, ni era débil por más que lo pareciera. -Es broma, no llevan nada raro. Me reí nuevamente y comencé a comer de mi otro bocadillo. -Si quieres agua tengo en el bolso. Comenté nuevamente mientras miraba al cielo comiendo. -¿Y de qué trabajas John? Pregunta del millón, si trabajaba de algo cutre como camarero, ya se podía estar olvidando de mí.