Un brillante amanecer [Ophelie]

Era una de esas mañanas frescas pero con un sol agradable, perfectas para pasear con una camiseta de manga larga no muy gruesa porque a medida que las horas pasaban, el frescor dejaba paso al calor del sol, un calor que se me hacía agradable. Aquella mañana salí de casa con unos pantalones tejanos y una sencilla camiseta de manga corta, gris, con un logo en el pecho algo descolorido por el paso del tiempo. Agarré la cámara que siempre dejaba colgada en un perchero de la entrada de la casa y me eché un panuelo al cuello, de esos de tela fina que más que abrigar lo que hacen son quedar bien. Lo enrosqué a mi cuello tras pasar la correa de la cámara y salí de casa en dirección al paseo maritimo.
Apenas había amanecido todavía, por lo que andé con pasos lentos, disfrutando del paseo, con un cigarro entre los labios, aspirando el humo.

Apenas me crucé con gente en mi camino, pues a esas horas la mayoría de la gente todavía dormía, o se estaba empezando a despertar para ir a trabajar. Por suerte para mi, ese día no trabajaba hasta despues del mediodía, así que podía tomarme la mañana libre, disfrutar de un fresco baño, aunque había olvidado la toalla, y hacer unas cuantas fotos. Ultimamente había dejado la cámara un poco abandonada, y eso no me gustaba.

Llegué al puerto cuando el sol había aparecido por completo por el horizonte, y flotaba encima de la limpia y clara superficie del mar, creando un reflejo anaranjado y rojizo simplemente espectacular. Destapé el objetivo de la cámara y enfoqué al mar, calibrando un poco antes de disparar varias fotos y contemplarlas en la pantalla de la cámara, sonriendo de medio lado.

Volví a pegar la cámara a mi rostro, mirando a través del objetivo, repasando la playa a traves de la abertura de la cámara hasta que me topé con una cabellera oscura. Había puesto el zoom al máximo, así que tuve que alejarlo para poder contemplar el rostro de una chica joven que estaba sentada en la playa, contemplando el amanecer. Mantuve la cámara unos segundos, contemplandola y disparé varias fotos de su semblante serio y de su perfil. La chica era hermosa, al menos eso parecía desde aquella distancia, estaba seguro que si me acercaba más, lo comprobaría.

Dejé la cámara colgando de mi cuello y me agaché, sacandome los zapatos, anudando los cordones de un zapato con los del otro, de forma que estuvieran unidos y me los eché al hombro para tener las manos libres, bajando por unas escalerillas del paseo hasta que mis pies se hundieron un poco en la fina arena de la playa. Era agradable sentir ese tacto, ese calorcito, pero pasear en pleno mediodia por la playa era una tortura, el sol hacia que la arena quemase como si fuera mismisima lava.
Caminé varios pasos, sin prisas, con las manos en los bolsillos delanteros del pantalón en actitud relajada y llegué hasta la chica, quedando a un par de metros de ella. -Creo que eres la única persona que he visto que viene a ver un amanecer en muchos meses.. le dije con una sonrisa en mi rostro, observando como el viento movía y hacía danzar a su antojo su pelo oscuro.

Neutral. En ese momento, su estado de ánimo estaba completamente neutral ante cualquier circunstancia. De hecho, no tenía muchas confusiones al respecto de lo que había vivido esos últimas semanas, ni tampoco estaba buscando respuestas de ningún tipo; sin embargo, su sueño se había interrumpido un par de veces en la madrugada, seguramente era nuevamente era algún animalejo nocturno que no conseguía otro refugio que su casa y es que al fin y al cabo, vivía casi entrando al bosque, así que cosas de ese tipo eran de lo más común.

Pero algo pretendía no hacerle seguir durmiendo aquella noche. Miró su reloj que estaba encima de su mesa de noche y marcaban las 4:30 am. Se había echado en su cama, mirando al techo sin saber mucho qué hacer. Intentó en lo que pudo volver a dormir, pero ya se le hacía imposible puesto que no estaba somnolienta ni nada por el estilo, estaba bien despierta y sumamente fastidiada de estar esperando a volverse a dormir. Así que tomó una decisión y se levantó de ahí para vestirse, quizá tomarse un café, para luego ir a pasear un rato... hasta que luego se le había ocurrido que era mejor pasear un rato por la playa.

También veía una buena forma de despejarse un poco y sentarse a meditar sobre lo que quería con su vida, ya que estaba en un momento en que tenía que trascender en muchos sentidos ¿Y por qué no?, se daría ese gusto en la playa que era quizá un lugar perfecto y mítico para aquello. Se dispuso entonces en ir hacia el lugar, y una vez llegado a su destino, cerca del puerto, apreció la belleza del mismo ya que nunca había visto la playa en esa etapa en que daba la sensación que todo estaba en una aura "púrpura".

Se había sentado, apoyando los brazos en las rodillas y de inmediato, se quitó las sandalias, nada más con el único objetivo de sentir la arena placentera entre sus dedos. Se sentía como una niña pero aquello le gustaba tanto, que se quedó un rato moviendo sus dedos de los pies y tocando deliberadamente la arena, para después enterrarlos siendo esta su parte favorita de todo. Y así, empezó a ver como el día se iba aclarando, de verdad que le gustaba haber tomado aquella decisión ya que estaba viendo uno de los eventos más hermosos de todo.

A lejos, pudo divisar a un chico rubio que se iba acercando a ella. Sin embargo, el amanecer le envolvía así que no vio cuando ni en que momento ya el chico estaba a tan solo unos metros de ella hablándole.

- Sí, bueno, no hago esto muy a menudo. Pero hoy me levanté más temprano de lo usual y decidí venir por acá... ya sé que lo haré con más frecuencia ya que todo por aquí y a estas horas es muy relajante - Dijo mirando el horizonte, para luego voltearse al chico - Ophelie, un placer - Se presentó, parándose y estirando la mano.

Poco a poco, cada segúndo que iba transcurriendo, el sol iba elevándose un poco más en el horizonte, pero le costaba levantarse, supongo que como a todos por la mañana, que se nos pegaban las sábanas. Lo que más me gustaba de estos momentos, de estos paisajes, era tener mi cámara en las manos, para poder capturarlos y manenerlos eternamente, para así cada vez que mirase la foto, recordar la sensación de calidez del sol, recordar en la mente el tacto de la arena bajo los pies... Pequeñas sensaciones y emociones que se quedan grabadas en la foto con la misma imagen. Si es que ya lo dicen, que una foto vale más que mil palabras. Describir este amanecer con palabras sería como intentar explicarle con palabras a qué sabe el chcolate a alguien que no lo ha probado en lugr de darle una onza para degustarla.

Ladeé la cabeza cuando la voz de la chica se superpuso por encima del suave murmullo que creajaba el oleaje que iba a morir a la arena, empapandola y traía consigo pequeños guijarrillos blancos que se incrustaban en la playa. Escuché, con una sonrisa ladeada y sincera en mis labios, como hablaba, como se movían sus labios de una manera lenta y suave para dejar paso a las palabras. Se me hacía extraño no haber conocido a la chica antes, si bien es cierto que algo me sonaba de vista, pero no la conocía no había entablado conversa alguna con ella.

-Entonces tendré que levantarme más temprano yo también, creo que los paseos matutinos a la playa se van a convertir en una costumbre diaria si la encuentro por aquí... observé como se ponía de pie, con un movimiento sencillo, agil pero de esos movimientos femeninos que te capturan un segundo. Deseé hacerle una foto y capturar ese momento en que se levantaba, ese momento en que todo su cuerpo perfecto se estiraba. Pero no lo hice, no iba a sacarle una foto así a la descarada, no más de las que ya le había sacado al menos desde el paseo.

Tomé su mano con la mía pero no para estrechara y sacudirla como sería la presentación adecuada entre dos hombres, sino que la tomé delicadamente con la mía y la volteé ligeramente, inclinandome un poco para llegar a darle un beso en los nudillos, aunque más que un beso, fue simplemente presionar mis labios contra su piel unos segundos, dejando allí el beso, volviendome a erguir tan alto como era y dedicandole de nuevo una sonrisa que se extendía por todo mi rostro.
-Edmond. Pero me gusta más que la gente me llame Eddie, es menos... anticuado. añadí soltando su mano tras unos segundos, sin quitarle la vista de encima a la joven muchacha, que tenía ese caracteristico atractivo de las veinteañeras, rodeada de un aura de juventud, de ganas de hacer locuras, de sensualidad irresistible. Lo cierto es que era una joven hermosa, con unos ojos que llamaban mucho la atención.

Todo en conjunto era algo simplemente refrescante: la brisa, el sonido del mar, la arena suave sobre sus pies, un sol que estaba poniéndose cada vez más en la cima del cielo. Era incluso hasta poético y aunque no conocía muy bien al hombre que le acompañaba a esos momentos, podía percibir intuitivamente que quizá él encajaba más en ese ambiente tan lírico, que ella misma. Sus labios se curvaron halagada cuando le dijo aquel cumplido de ver el amanecer siempre si la encontraba ahí.

Ciertamente la atención masculina era una de las cosas cotidianas de las cuales la chica tenía que lidiar y a veces, en más de una ocasión se sentía cansada cuando esa atención se ponía pesada; más sin embargo, aquellas palabras, aquel halago le encontraba refrescante, como todo aquello que le rodeaba. Deseó en su interior que se encontrara con más personas así, eso haría que las cosas fueran mucho más fáciles. Sobre todo cuando la sorprendió con un elegante beso en los nudillos, como si se tratara de algún caballero de antaño; su rostro no pudo ocultar un ligero tono carmesí que se notaba en sus pómulos... ¡Es que era algo poco inusual! no la podían culpar.

- Vaya, eso no se ve todos los días - Mencionó y era que tenía que hacerlo, puesto que era digno de que su memoria guardara aquel fragmento en su mente y lo pusiera siempre como el ejemplo a seguir que todos los chicos deberían tener y decirle a cualquier otro perdedor que le intentara poner pesado su día: "Mira así se trata una mujer" - ¿Te puedo llamar Ed?, es que Eddie me recuerda a alguien pequeño por alguna extraña razón - Dijo ladeando su cabeza para caer en la realidad y se acomodó sus cabellos detrás de la oreja que ya por el viento le estaban molestando su vista. Aparte de todo eso, "Ed" a su parecer le representaba más.

Miró a un lado y vio como tenía una cámara en una de sus manos. Eso la emocionó un poco ya que en cuanto a la fotografía, le parecía una carrera y un hobby muy hermoso.
- ¿Eres fotógrafo? Me encanta la fotografía y todo el arte que le conlleva - Le mencionó, expectativa a cualquier cosa que dijera. La verdad era que Edmond le parecía un hombre bastante interesante en su primera impresión, esa mañana estaba segura que sería bastante cautivadora.