El chocolate salvavidas [Mordekhai]

Me arrastro por las calles sin demasiada prisa. No tengo a donde ir y lo primero que pienso es en ocupar una de mis esquinas y ponerme a tocar... pero el frío invernal es tal que mis manos estan congeladas y paralizadas en el agarre de la funda de la guitarra. Necesito entrar en calor, cosa que no es fácil. ¿Qué tengo que hacer, como aquel viejo del parque que enciende hogueras por todas partes? No quiero acabar asi... y menos aun cuando todo el mundo sabe que ese hombre ha causado mas de un incendio.
No me lo pienso demasiado y entro en el Granny's. Allí nunca me han tratado mal incluso cuando no tomo nada. Siempre que tengo unas pocas monedas procuro tomar algo allí como compensación, pero esta vez mis bolsillos estan totalmente vacíos. Cuando hace mas frío la gente se queda en casa y por mucho que toque no saco mucho.
Me siento en uno de los taburetes de la barra y el olor de los cruasanes y las porras casi me marea. Hace lo menos dos días que no pruebo bocado. Algun que otro hombre me mira raro y me percato de que debo presentar un aspecto horrible, asi que me levanto de nuevo y me acerco al lavabo, lavandome la cara como mínimo, peinandome un poco de paso y limpiandome bien las manos y los brazos hasta los codos, secandome con el aire calentito que sale del secador automático. Al menos ya me he calentado un poco.
Intento dar con la abuelita en cuanto salgo del servicio, pero ultimamente no hay quien de con ella. Me gustaría que me dejara tocar aqui, y si de paso es tan amable de darme de vez en cuando algo de comer o unas monedas a cambio... al menos no tendría que pasar el invierno en la calle mas que por las noches.
Estor perdido en mis pensamientos cuando un tazón humeante lleno de chocolate caliente se planta frente a mis brazos doblados y elevo la mirada, viendo a Khai haciendome un gesto cómplice para que me calle. No es la primera vez que hace algo asi, asi que simplemente le sonrío de medio lado. Es suficiente para que sepa que me callaré. No me gusta este tipo de caridad, no si puedo ponerlo en problemas... pero automáticamente llevo las manos a la taza, dejando que el calor de la cerámica pase a mis piel. Goh... que gustito. Gracias.

La verdad era como cualquier otro día en el Granny's y cuando se decía cualquier día, podía rozar en ser muy literal ya que estar todo el día en la calurosa cocina casi ni sentía el frío invernal que azotaba afuera, por lo que incluso Khai tenía que utilizar franela sin mangas ya que la verdad era común que se asara entre tanto vapor caliente y más por esas fechas que todos los clientes pedían algo sumamente caliente para restaurar su calor corporal.

Y no solo eso, sino que también por las fechas, la gente solía a desesperarse un poco más ya que lo que querían, lo querían en la menor cantidad de tiempo que se les era posible, casi como si se tratara de algún restaurante de comida rápida, pero bueno, se hacía lo que podía. Así que, básicamente así era su día a día. Muchas veces moría de aburrimiento por la falta de clientela, pero otras veces estaba hasta la coronilla y ya con el tiempo que había tenido en ese lugar se había adaptado a lo visceral de la clientela.

Por supuesto tenía un tiempo de descanso, que usualmente se daba cuando la cosa comenzaba a bajar y ese día en particular pues los pedidos estaban en un nivel normal, por lo que al salir vio a lo lejos a Noah, aquel chico que no tenía un techo para dormir todos los días y se preocupó un poco por su estado en particular ya que lo veía más pálido de lo normal. Así que sin más fue a la cocina y sin que nadie se diera cuenta le trajo un tazón sopero de puro y delicioso chocolate caliente; además tampoco se preocupaba demasiado si le decían algo, muy fácilmente podría decir que le descuenten el chocolate a su cuenta y no es que fuese un delito o algo, pero ya muchas veces por los pedidos le quedaba poco tiempo para comer, por lo que comía de la comida del Granny's en más de una ocasión y se le era descontado de su cuenta... aunque claro el término "descontar" sonaba muy alarmante, porque básicamente se trataba de una compra.

Claro, que lo ideal era que por esa ocasión el chico no dijera nada, así que le hizo esa seña mientras le dejaba el tazón en donde estaba y aprovechando que no había nadie que estuviera pidiendo comida, se sentó al frente de él.

- No hay de qué - Respondió ante el agradecimiento de Noah - Creo que lo necesitas más de lo que pensaba - Dijo mientras lo veía con un poco más de detalle - Si quieres te traigo un sandwich, en esta ocasión es cortesía de la casa y no, no te lo estoy diciendo por decir, de verdad hoy es por cortesía de la casa - Tras eso le señaló el letrero que certificaba sus palabras y es más, se levantó de ahí para luego traerle el sandwich y ponerselo de frente al lado del tazón. Khai le tenía un especial cariño al chico, ya que en parte le recordaba a él mismo cuando tenía su edad... por supuesto, que él muchas veces se jactaba de ser un vagabundo y decir lo mucho que se sabía defender en las calles cuando en realidad estaba tocando fondo. Lo único que podía decir que era diferente de él era la modestia en la que se tomaba la situación que vivía y eso era algo que admiraba profundamente y vamos, que a veces lo consideraba como un hermano menor.

Sonreí cuando lo ví sentarse frente a mi al otro lado de la barra. Era una de las pocas personas del pueblo que me gustaba de verdad. Pocas y contadas, pero Khai estaba en ese grupo. Siempre tenía una conversación agradable y algun detalle conmigo y no lo trataba como los demás, que si, había mucha gente que lo ayudaba, pero siempre con palabras de pena o de asco. No le gustaban esas cosas. No dejaba de ser una persona. No se si sabes el frío que hace fuera, pero hace un rato que se ha levantado un viento realmente helador. El agua fria de los grifos de los lavabos me ha resultado hasta caliente. Metí un dedo dentro del tazón y se rompió la capa mas solida que se había formado arriba del todo, llevandome parte de ella conmigo a la boca. Todavía ardía demasiado como para comerselo.
Apenas le dió tiempo a protestar cuando le dijo que le iba a traer también un sandwitch. Siempre que sabía que un pedido iba para él se lo cargaba mas de la cuenta y eso era algo que agradecía. Si de normal un desayuno de tostadas constaba de dos tostadas él siempre desayunaba cuatro. Pero hay ocasiones que le parecía hasta excesivo. Sin embargo tenía tanta hambre que esta vez ni protestó cuando puso el sandwitch al lado del tazón. Eso tiene una pinta estupenda...¿vegetal con pollo? Lo adiviné por la mayonesa. Siempre era salsa rosa cuando añadía pollo, pero solo mayonesa si era de atún. No esta muy lleno esto hoy, ¿no? Es la hora de las madres. Bueno, en realidad la mañana entera se podría considerar la hora de las madres. Muchas acudían después de dejar a los niños en la escuela y otras tantas aparecían un rato antes de ir a recogerlos al mediodía. Las horas de las madres. Subí la vista hasta el reloj y ví que eran las diez y media. Bueno, demasiado tarde para unas y demasiado temprano para otras.

Cuando el muchacho le había comentado sobre la brisa helada que golpeaba las afueras de Storybrooke, fue que cayó en cuenta -nuevamente- de que se avecinaba el invierno. Y es que sí, en más de una ocasión Khai se le iban los tiempos por estar todo el tiempo en la calurosa cocina, porque si bien, sino fuese así, estuviera utilizando como el resto de las personas ropas más abrigadoras. Que por cierto, las tenía bien guardadas en el locker de la entrada que va a la calle.

- Cierto... - Dijo tomando un poco de realidad al clima - ... Y solo a mi se me ocurre traerme un abrigo cualquiera cuando mi casa está casi llegando al bosque - Suspiró resignado, imaginando que iba a tener casi que correr para no congelarse en el intento de llegar a casa.

Por lo que también eso le recordó que el chico no tenía en donde dormir; claro, en más de una ocasión le había invitado a que se quedara un par de días con él, si quería ya que Charlie, pues parecía que tenía su casa como un hostal, ya que llegaba dormía y luego salía otra vez el resto del día. Pero por supuesto, también en esas ocasiones Noah le había rechazado la oferta ya que le decía que era demasiado y tal vez sí lo era, pero para los amigos Khai era de esos que prestaban hasta los huesos si se pudiera.

- ¿Y ya tienes donde dormir? - Pues por ahí venía la cosa, otra vez - Sí, es de pollo con vegetales - Respondió después ante la pregunta que le había hecho el chico sobre el sandwich. Luego se encogió de hombros mientras levantaba las manos como en gesto de decir "Así son las cosas" cuando Noah le dijo si la clientela había estado baja, así como también si se trataba de la hora de las madres - Yo más bien diría la hora de los ancianos, he visto más viejitos con sus periódicos que otros días... ¿Raro, no? - Al parecer ese cartel del sandwiches gratis era el responsables de la atracción de los adultos mayores de la tercera edad al local, a Khai en particular le parecía eso gracioso - En fin... ¿Sabes quien es Michelle Evans? - Le preguntó de repente cambiando el tema - Bueno, ella recientemente (o tal vez no tan recientemente) adquirió los derechos del Granny's y del Hostal, siendo la nueva dueña... Ella trabajaba conmigo... bueno de hecho nos conocemos y hemos hablado en un par de ocasiones ¡En fin!, en estos días me comentó que sería genial tener música en vivo bien sea aquí o en el hostal, pero que está haciendo casting... o algo así para las personas que quieran postularse...¡Deberías hablar con ella! esa debe ser tu gran oportunidad - Khai tenía más que entendido que el chico buscaba tocar en algún momento, así que esa noticia debía ser bien transmitida para que el chico tomara vuelo sobre el asunto.

Llevo un par de días durmiendo donde siempre y despertando con estalactitas de hielo en la nariz. Creo que nunca había pasado tanto frío. Se me escapa una leve risita, pero la verdad es que es cierto. No recordaba otro invierno. Es como si el tiempo hubiese estado tan congelado como la escarcha que adorna cada mañana mi "hogar". Lo observé echarle un ojo al local y si que era cierto que había mas viejos de lo que era habitual. No es tan raro tampoco si te paras a pensarlo... hace frío y supongo que prefieren un periódico y un café calentito que estar en la calle helandose de frío por observar una obra que no avanza. Además de que hoy es un día especialmente malo con este viento. O quizá sea por los sandwitches gratis. No los tendrías que hacer tan blanditos amigo, son demasiado fáciles de comer. Reí levemente, observando de reojo a uno de los viejitos chuparse uno de los dedos.
Sin embargo en cuanto volvío a hablar desvié la mirada hacia él al instante. ¿Una dueña que quiere música?¡Eso sería una pasada! Es por lo que llevo siglos rogando. No estoy muy seguro de saber quien es, pero si, creo que me hago una idea. Acaricié de forma automática la funda de mi guitarra, debidamente apoyada contra el taburete a mi lado. Bueno... solo esperemos que no busque una banda de rock o algo asi de cañero... Reí levemente. La verdad es que ahora me había puesto un poco nervioso. Si tenía suerte podía conseguirlo. Mi música no era nada descompensada para ser tocada en un bar. Suficientemente llamativa para que te des cuenta de que está allí pero no tan ruidosa como para molestar en una conversación. ¿Tienes idea de donde vive?

Merezco latigazos u.u

Era simplemente admirable como el chico afrontaba con humor la situación, aún cuando no había dado una respuesta en concreta a la pregunta de si tenía para dormir. En fin, no quiso hacer más presión con respecto al asunto, ya que en más de una ocasión tenía que recordarse que Noah siempre sabía como manejarselas, pero bueno, quizá su instinto de "older bro" a veces sacaba a relucir en más de una ocasión.

Rió ante el comentario de los sandwiches blandos y fáciles de comer.
- Por supuesto, si no fuera así creo que tuviéramos más de un viejo ahogándose en este momento - Respondió siguiendo la bola de lo blando de los panes. Tras eso, se recostó un poco en el espaldar del asiento ya que la verdad, todavía le quedaban unos minutos más y su jefa no andaba por ahí merodeando, que por cierto era la misma Michelle de la que le estaba comentando al chico con respecto a la búsqueda de los locales para que él cumpliera su más grande sueño.

- Ja, ja, no realmente, estoy casi seguro que ella no disfruta tanto de ese género de música - Sí, podía apostar por eso, que desde que tenía trabajando por esos lares, no había escuchado ni una sola vez guitarras estridentes que pudieran alterar la psique de cualquiera que fuera hasta allí. Luego estiró su brazo sobre el espaldar del asiento mientras miraba hacia arriba intentando recordar donde vivía - Je... es un poco loco, pero no recuerdo muy bien donde vive.. - Dijo rascándose la cabeza, él y Michelle eran buenos amigos, pero en ningún momento se habían encontrado en la casa de alguno de los dos para hacer cualquier tipo de cosas extras como las personas comunes. - ¡Pero!... - Dijo antes de que el muchacho se le quitara el entusiasmo o algo así - ... Pero y solo pero... ella trabaja en el hostal, bueno de hecho, como te dije es la dueña practicamente de todo lo que tiene que ver con Granny's, así que si una cosa es segura es que siempre se va a encontrar por estos lares, pero todavía más, en el hostal - Dio una pausa- Te diría cada mañana nos encontramos y caminamos juntos hasta llegar acá, pero quien sabe si mañana te encuentro congelado como hombre de las cavernas, mañana - Sonrió mientras siguió con la broma.

No pude retener una carcajada, repasando con la mirada a los viejecitos que había en el local. ¿Crees que van a ahogarse por un sandwich duro, en serio? Reí de nuevo al imaginarme una dentadura clavada de tanto toser en el sofá del asiento de enfrente al abuelo en cuestión. A veces mi imaginación me jugaba mas de una mala pasada. Suspiré dandole otro bocado al bocadillo, con mi estómago rugiendo feliz por poder engullir algo. Llevaba demasiado tiempo sin comer algo y se me empezaban a ver las costillas. Por suerte la ropa lo disimulaba bastante.
Alcé una ceja cuando Khai aseguró que la dueña no era muy de bandas de rock... quizá sería lo ideal si el granny's fuera un club nocturno, pero para lo que es de diario tampoco es que sea lo mas adecuado, concuerde o no con los gustos del contratante. Cuando alguien busca algo asi para un local tiene que adaptarse a las necesidades del negocio, no a los gustos propios. ¿Crees que puede gustarle mi música? Sabía que Khai me había escuchado algunas veces. En muchas ocasiones solía tocar en la esquina del Granny's. Y otras tantas le había tocado alguna canción nueva cuando me había dejado pasar a la cocina en días de poco trabajo. No es gran cosa, pero al menos es música y no es estridente... puede estar bien para la cafetería, ¿no? Cachís... lástima que no supiera donde vive. Sino era capaz de presentarme en la puerta, aunque tampoco creo que eso fuera lo mas eficaz. Sonreí conforme me dió pistas para poder dar con ella, completamente agradecido. No sería de extrañar... ultimamente ya te digo, me despierto con estalactitas colgando de mi nariz. Creo que he pescado un resfriado... asi que te debo la vida dos veces por el chocolate, una por librarme del frio y otra por retrasar un poco el resfriado inminente. No se como narices pagaré el hospital como tenga que acabar allí. Solté un suspiro aún mas grande. Era algo que realmente me preocupaba. De momento no había tenido encontronazos con la justicia, pero si iba al hospital por una gripe o por algo mas grave no tendría modo de pagarlo... y entonces tendría que escaparme y probablemente me denunciarían y estaría en un lio. Necesito trabajo ya. Oye y esta Michelle...¿qué aspecto tiene? Porque por mucho que la busque si no se como es la puedo tener delante y no darme ni cuenta...

Sonrió y hasta soltó una que otra carcajada con el cuento de los viejitos que se ahogaban por el pan duro. Bueno, en parte si tenían una dentadura postiza para poder comer normalmente, pobre serían de aquellos que se olvidaran de dicha prótesis dental. Regresando a otros temas, el hizo un ademán con su mano, la que no estaba apoyando el espaldar del asiento, acompañado de un "baaah" cuando el chico le preguntó si Michelle le gustaría su música. Khai se sorprendía en más de una ocasión cuando el chico resultaba tan modesto, él por supuesto lo había escuchado tocar algunas canciones y de verdad tenía talento, y así el que no le gustara el género que tocaba Noah, al menos podría estar seguro que le hubiera prestado atención aunque sea unos segundos.

- Vamos Noah, zapatero a su zapato. ¡Estás hecho para este negocio!, tienes el talento y estoy más que seguro que a Michelle le agradará tu música - Le decía, más que intentando animarle, se lo decía con total sinceridad ya que creía en él y sabía que podía lograrlo.

Sin embargo, su sonrisa se le borró casi de inmediato cuando escuchó sobre la situación actual de la salud de su amigo, de verdad era la parte que más le preocupaba de todo, porque por más que sea Storybrooke no era una gran metrópolis caníbal, de la cual si no tenías empleo y no tenías como mantenerte, terminabas en la calle casi como regla. Sabía que como toda economía del país estaba dura, pero hasta donde el tenía claro, habían muchas oportunidades, él mismo era una vivo testigo de aquello.

- ¡Hombre!, ¿Y cuándo pensabas decírmelo? - Inquirió con total seriedad - De verdad, Noah, para mi no es ninguna molestia darte alejo temporal, por lo menos hasta que te sientas mejor. Tienes suerte de que mi compañera de casa, Ophelie, siempre me da pastillas para bajar fiebre y todas esas cosas, "por si acaso" - Y sin más fue a hasta donde estaba su abrigo y buscó en uno de sus bolsillos. La verdad, en más de una ocasión le había dicho a Felle que esas pastillas de acetaminofen le era inútil ya que su sistema inmunológico era más fuerte que la de un toro, pero de ahora en adelante iba a asaltar el botiquín de primeros auxilios de su amiga, nada más por Noah.

Luego de buscar dicha píldora regresó y se la puso en frente al chico
- Ten y no digas que no - Le dijo un poco severo, pero es que tampoco quería ver a su amigo en una esquina tirado titiritando del frío por una hipotermia - Esto te salvará del hospital y en general también... Es más - Sacó la cajita completa de dos láminas de pastillas de acetaminofen - Es mejor que tengas esto -

Le dediqué una tímida sonrisa cuando aseguró que a la dueña del local le gustaría mi música. Sabía que a él no es que precisamente le agradara, pero al menos hacía buen acto y no se lo reprochaba. Tenía esa extraña capacidad de hacerlo sentir bien siempre, por eso cuando conseguía algo de dinero para echarse algo a la boca recurría siempre a Granny's cuando no había demasiada gente. Con suerte lograba colarse en la cocina y podían hablar largo y tendido si no había demasiado trabajo.
Ví, en el mismo momento en que pronuncié lo del frio y el hospital que no debería haber mencionado el tema. Él siempre se preocupaba en demasía por mi, como si fuera un hermano pequeño al que proteger. En cierto modo lo agradecía, pero la parte de él que no gustaba de recibir limosnas estaba reprochandole continuamente. Sabía que solo intentaba hacerle bien, pero aun asi eso le hacía sentir mal. Mal porque siempre le daban cosas que no le pertenecían, o que los demás habían comprado para si mismos. La gente nunca compra cosas para llevar en los bolsillos pensando "si veo a un chaval vagabundo se lo daré". Me ofrecen cosas que la gente necesita, o que compra para si mismos aunque no sea mas que un capricho. Por eso observé la caja de medicamentos arrugando la nariz. ¿Y si te hacen falta a ti qué? Se tomó la pildora suelta que le había pasado, bebiendo un trago largo de su botella de agua. Notaba el malestar de los resfriados en su interior y si podía mitigarlo un poco no iba a decir que no... pero otra cosa es dejar a su amigo sin la caja entera del antibiotico. Sabía que esas cosas resultaban costosas. No le parecía justo. Movió la cajita de vuelta en dirección a su dueño. Estaré bien, en serio. ¿No lo estoy siempre? Mas de una vez esa semana había estado tentado de ir al albergue del pueblo, pero sabía que estaría en serios problemas si aparecía por allí. No tenía edad para estar vagando las calles... pero era demasiado mayor para el orfanato de Storybrooke. Prefería morir congelado en su caseta del parque que que se lo llevaran de su hogar. Porque pese a no tener un techo ni una familia Storybrooke es todo lo que conoce... y ni loco lo cambia por un lugar frío y desconocido.

Suspiró resignado, sabía que muy para sus adentros tal vez aquella reacción no fue la más indicada ya que su amigo presente era de esos que siempre intentaba en lo que se podía, rechazar cualquier tipo de ayuda que él consideraba como “más de la cuenta” rozando con el abuso. Khai se lo había dicho una y otra vez que para él no había ningún tipo de problemas en darle las cosas, ofrecerle casa aunque sea un tiempo, pero bueno, si es por testarudez, él también pecaba por eso.

Khai no tenía familia, ni hermanos, por algún motivo siempre se ha visto en un orfanato –De lo cual no está del todo seguro que tan cierto sea eso, pero al saber que sus padres nunca han aparecido ni estado con él, esos recuerdos confusos le hacen pensar que son la realidad- Y ha sabido que es lo que pasar las noches en las calles, valerse por su cuenta y Noah, le resultaba alguien con una historia muy parecida a la de él, solo que el chico tenía mejor actitud de la que él tenía a su edad y por lo tanto, muy en el fondo, Khai lo estimaba como lo más cercano que tenía de un hermano, por lo que bueno, a veces también se le olvidaba lo muy independiente que una podía ser, por lo que para eso estaba el chico para recordarle aquello, que a pesar de la adversidad iba a lograr estar bien.

Nuevamente dio un suspiro, y le sonrió ameno, porque la verdad es que había captado que tal vez se le estaba pasando la mano con él y era mejor no presionarlo.

- Si, es verdad, tienes razón – Le dijo cuando vio que le devolvía la cajita de antibióticos. Pero es que Khai tenía un buen tiempo que no le caía ningún tipo de resfriado, aunque bueno, tampoco quería tentar al destino por ello – Entonces déjame hacer algo – Y no, no se iba a rendir; lo gracioso del asunto es que a veces pareciera que estuvieran haciendo una competencia para ver quién de los dos era el más cabezota. De forma que la lámina de antibióticos que tenía la dobló en la mitad, primero hacia arriba y luego para el lado inverso; repitió este movimiento un par de veces hasta que las mitades se desprendió, por lo que le ofreció la mitad a él – Así tú tienes para el resfriado y si a mí me da cualquier cosa, pues también tengo, ¿Capisci? – Le dijo terminando la frase como aquel personaje enigmático de las películas de gángster, “El Padrino”.

Solo así, y nada más así sería la única forma de que Khai estuviera más tranquilo. Porque si no, agárrense que nadie lo podrá detener.
- Sí. Perdóname, Noah, a veces olvido que también tienes inmunidad de callejero – Le dijo con una sonrisa al frente - ¿Quieres más chocolate?, sobra bastante-

Rodó los ojos cuando vió lo que se proponía con la caja de antibioticos. Sabía que por mucho que dijera, con Khai nunca lo tenía fácil para escaquearse de las cosas que él quisiera darle. Mas de una vez había terminado durmiendo en su casa con todas las comodidades y mas de una discusión por el hecho de que se las estuviese dando y encima no le dejara hacer nada a cambio. Era como el hermano mayor independizado que refugiaba al pequeño la noche que había una rabieta en casa y que acababa escapando, mandandolo de vuelta a la mañana siguiente para arreglar las cosas. Se sentía como un crio cuando hacía todo eso por él. Y no le gustaba nada pese a saber que no dejaba de ser eso, un crio. Aun asi, pese a todos los enfados, discusiones -que siempre acababa ganando Khai- le apreciaba demasiado como para dejar de recurrir a él. No a su caridad, ni a su dinero, ni a su comida... sino simplemente a él, a su presencia. Le ayudaba mas que todo lo demás que pudiera proporcionarle. Cogió la media ración de pastillas y se las guardó en el bolsillo, encogiendose de hombros. Tu ganas... pero no te acostumbres. Le dedicó una media sonrisa y le dió un último gran sorbo al chocolate, resistiendo la tentación de repasar los restos del bol con el dedo. No sería de buena educación y estaba en un lugar público. Sonrío algo mas ante lo de la inmunidad de callejero, mirandose las puntas de los zapatos. Bueno, quizá si que es algo de eso, ¿eh? No es como si me resfriara a menudo... Aunque también es cierto que no recuerdo una temporada tan fría como esta que se acerca... y encima parece que solo va a ir a peor. Crucemos los dedos para que tu jefa me contrate y pueda cambiar la caseta del parque por algo mas refugiado. Le guiño un ojo pero me muerdo el labio por dentro cuando me ofrece mas chocolate. No debería, pero entre lo bueno que está y lo bien que sienta al estar tan calentito no puedo hacer otra cosa que asentir, avergonzado. Te superas cada vez que lo preparas, Khai. No le puedo decir que no a un poco mas.