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Pensamientos
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Pensamientos
El atardecer de un nuevo día, normalmente a él le gustaba vagar por el bosque, sentir el aire fresco, el olor a pino, las hojas sobre sus pies. Sin embargo ese día en específico decidió ir a la playa al término de su odiosa jornada laboral. ¿Por qué era un mecánico? Ni siquiera le gustaba o sentía que supiera lo suficiente para poder arreglarlos. Aun que claro, las cosas que llegaban siempre eran igual, llantas por arreglar, algún termostato descompuesto, cambio de bujías, simplezas del hombre regular en StoryBrooke.
Justo antes de llegar a la playa se quito los zapatos tenis que llevaba consigo, quería sentir la arena en sus pies, se los colgó en el hombro y siguió adelante. Sus ropas, pantalones de mezclilla en específico, estaban algo llenas de grasa de automóvil ya vieja, era difícil de quitar. Tenía una camisa interior blanca y sobre ella una de cuadros abierta, parecía el típico pueblerino, con el cabello alborotado.
No tardó mucho tiempo en llegar a una cercanía de rocas, por donde las olas chocaban y el viento soplaba con fuerza, tomo unas cuantas rocas circulares y empezó a lanzarlas con fuerza, queriendo pensar, queriendo descubrir que era lo que estaba mal en él. ¿Sería acaso ese vacío que tenía en el pecho? ¿Sería acaso la soledad que le quedaba después de una noche de parranda? ¿Sería tal vez el rostro de Becca que no podía sacarse de la cabeza por más que lo intentara? … Quién sabe, tal vez en la noche habría de hacerle una visita a la alcaldesa Mills, por alguna razón se sentía atado a esa mujer más que a cualquier otra, eso le molestaba, vaya que lo hacía.
Suspiro, tal vez aquel día se había puesto a pensar en muchas cosas que no debería, así que simplemente siguió lanzando piedras con fuerza, hasta que escucho el quejido de alguien… De inmediato se preocupo, así que corrió hasta allá.
Discúlpame, no era mi intención golpearte…
Justo antes de llegar a la playa se quito los zapatos tenis que llevaba consigo, quería sentir la arena en sus pies, se los colgó en el hombro y siguió adelante. Sus ropas, pantalones de mezclilla en específico, estaban algo llenas de grasa de automóvil ya vieja, era difícil de quitar. Tenía una camisa interior blanca y sobre ella una de cuadros abierta, parecía el típico pueblerino, con el cabello alborotado.
No tardó mucho tiempo en llegar a una cercanía de rocas, por donde las olas chocaban y el viento soplaba con fuerza, tomo unas cuantas rocas circulares y empezó a lanzarlas con fuerza, queriendo pensar, queriendo descubrir que era lo que estaba mal en él. ¿Sería acaso ese vacío que tenía en el pecho? ¿Sería acaso la soledad que le quedaba después de una noche de parranda? ¿Sería tal vez el rostro de Becca que no podía sacarse de la cabeza por más que lo intentara? … Quién sabe, tal vez en la noche habría de hacerle una visita a la alcaldesa Mills, por alguna razón se sentía atado a esa mujer más que a cualquier otra, eso le molestaba, vaya que lo hacía.
Suspiro, tal vez aquel día se había puesto a pensar en muchas cosas que no debería, así que simplemente siguió lanzando piedras con fuerza, hasta que escucho el quejido de alguien… De inmediato se preocupo, así que corrió hasta allá.
Discúlpame, no era mi intención golpearte…
Charlie J. Hudson- Soy : El Cazador
Mensajes : 67
Empleo /Ocio : Mecánico
Edad : 37
Localización : En el taller
Fecha de inscripción : 23/06/2012
Re: Pensamientos
Justo cuando creía que podía comenzar a reparar su corazón hecho pedazos, algo pasaba que le hacía añicos de nuevo y le dejaba sintiéndose una vez más como una flor triste y marchita que empieza a perder pétalos poco a poco y de la que pronto no quedaría nada, absolutamente nada. Era una muñeca rota, o peor aún completamente vacía por dentro.
No debió haberlo besado, nunca. Debió haber aceptado las cosas y convencerse de que sus sospechas respecto a él y la loquera eran ciertas. Que nunca iba a fijarse en ella ni ocuparía su pensamiento como algo más que no fuera una antigua alumna, una chiquilla a la que una vez enseñó y nada más. Culpa de ella por intentar hacerse su amiga, por tratar de que la tomara en cuenta, por pasar tantas tardes con él escuchándolo hablar de todo y de nada y sintiendo que su corazón aleteaba de alegría pura cada vez que lo escuchaba reír.
Probablemente debería dejar de ir a la playa, porque ahí los había visto la última vez juntos y de la mano, y ella por poco se moría. Pero sin poder explicarse el por qué siempre regresaba a ese mismo lugar, como si hubiera algo en ella que le calmara y le ayudara a aminorar el dolor de sus heridas, o por lo menos entumecerlas un poco para darle oportunidad a sentarse en paz por un par de horas.
Nada de cometas ni trajes de baño ni cualquier otro juego que pudiera jugarse a la orilla de la playa. Solamente quería estar ahí, en silencio, a ver si así lograba callar todas las cosas que le cruzaban por la cabeza y le oprimían aún más el pecho. Tan triturado había quedado su corazón que de él no quedaba nada más que polvo, y quería tomarlo todo, guardarlo en una cajita de cristal y escóndela entonces para que nadie volviera a tocarlo, para que nada volviera a lastimarla así.
Se sentía… perdida. Perdida y sola, a pesar de estar rodeada de tanta gente que la quería y no dejaban de demostrárselo una y otra vez. Grace, Savannah, Felle, Steffan y Khai, Grace y Azula, todos estaban al pendiente de ella y tratando de animarla aunque fuera un poquito, de conseguir hacerla sonreir, pero seguía regresando en las noches a su cama a abrazar la almohada y sentir que le faltaba algo, que tenía un vacío en lo más hondo de su ser. Y no sabía por qué se sentía así, porque en cuestión de unas semanas todo había cambiado tanto para ella, si no hacía ni siquiera un mes que era perfectamente feliz besándose y acostándose con quien quisiera aún y con sus sentimientos secretos hacia Everett.
Se detuvo en la orilla de la playa justo donde la marea se detenía y ella se mojaba los dedos de los pies descalzos. Cerró los ojos. Hacía un par de noches que había comenzado a soñar con una playa. Una que no era la de Storybrooke, pero sentía como si la conociera a la perfección. Eso no podía ser posible, porque ella nunca había salido del pueblo. Sería cosa de algún simbolismo extraño de su subconsciente, tal vez se animaría a consultar algún sitio web sobre el significado de los sueños, pero aquella era la playa más hermosa que había visto jamás.
Le gustaría estar ahí.
La mirada fija en el horizonte y sus cabellos rubios siendo mecidos por el viento no pensaba en nada más que en el horizonte. En el horizonte, y Everett. Pero justo entonces registraba una punzada de dolor en su espalda, una muy fuerte, y casi al instante en el que se quejaba Charlie Hudson aparecía pidiéndole disculpas. ¡Que afán el de estar recibiendo golpes! De frisbees, de zapatos, de rocas.
No lo conocía mucho. El ex de Becca que le había hecho daño. El compañero de piso de Khai y Felle. El mecánico con el que llevaba su motocicleta cuando había algo que arreglar. Y alguna fiesta en la que hubieran coincidido, porque la fama que él tenía no venía por nada. Hasta ahí llegaba su trato con él.
- No te preocupes, no pasa nada. – Le aseguró aunque el golpe le dolía bastante, pero no siquiera tenía ánimos de discutir para defenderse. Total, había sido un accidente, ¿qué más podía hacer? Lo que le llamó la atención era que el rostro del muchacho tenía una expresión casi tan mala como la de ella, y decía casi, porque estaba convencida que no había en ese momento nadie más miserable en el pueblo que ella misma. – Que, ¿también vienes a reclamarle a la suerte que se está poniendo muy abusiva contigo? – Sonrió a medias, mirándole de reojo. Que para esas alturas ya se habría extendido por todo el pueblo que la loca de Willow Swartz había besado a Everett O’Connor en el baile de Mills y este le había mandado a volar.
No debió haberlo besado, nunca. Debió haber aceptado las cosas y convencerse de que sus sospechas respecto a él y la loquera eran ciertas. Que nunca iba a fijarse en ella ni ocuparía su pensamiento como algo más que no fuera una antigua alumna, una chiquilla a la que una vez enseñó y nada más. Culpa de ella por intentar hacerse su amiga, por tratar de que la tomara en cuenta, por pasar tantas tardes con él escuchándolo hablar de todo y de nada y sintiendo que su corazón aleteaba de alegría pura cada vez que lo escuchaba reír.
Probablemente debería dejar de ir a la playa, porque ahí los había visto la última vez juntos y de la mano, y ella por poco se moría. Pero sin poder explicarse el por qué siempre regresaba a ese mismo lugar, como si hubiera algo en ella que le calmara y le ayudara a aminorar el dolor de sus heridas, o por lo menos entumecerlas un poco para darle oportunidad a sentarse en paz por un par de horas.
Nada de cometas ni trajes de baño ni cualquier otro juego que pudiera jugarse a la orilla de la playa. Solamente quería estar ahí, en silencio, a ver si así lograba callar todas las cosas que le cruzaban por la cabeza y le oprimían aún más el pecho. Tan triturado había quedado su corazón que de él no quedaba nada más que polvo, y quería tomarlo todo, guardarlo en una cajita de cristal y escóndela entonces para que nadie volviera a tocarlo, para que nada volviera a lastimarla así.
Se sentía… perdida. Perdida y sola, a pesar de estar rodeada de tanta gente que la quería y no dejaban de demostrárselo una y otra vez. Grace, Savannah, Felle, Steffan y Khai, Grace y Azula, todos estaban al pendiente de ella y tratando de animarla aunque fuera un poquito, de conseguir hacerla sonreir, pero seguía regresando en las noches a su cama a abrazar la almohada y sentir que le faltaba algo, que tenía un vacío en lo más hondo de su ser. Y no sabía por qué se sentía así, porque en cuestión de unas semanas todo había cambiado tanto para ella, si no hacía ni siquiera un mes que era perfectamente feliz besándose y acostándose con quien quisiera aún y con sus sentimientos secretos hacia Everett.
Se detuvo en la orilla de la playa justo donde la marea se detenía y ella se mojaba los dedos de los pies descalzos. Cerró los ojos. Hacía un par de noches que había comenzado a soñar con una playa. Una que no era la de Storybrooke, pero sentía como si la conociera a la perfección. Eso no podía ser posible, porque ella nunca había salido del pueblo. Sería cosa de algún simbolismo extraño de su subconsciente, tal vez se animaría a consultar algún sitio web sobre el significado de los sueños, pero aquella era la playa más hermosa que había visto jamás.
Le gustaría estar ahí.
La mirada fija en el horizonte y sus cabellos rubios siendo mecidos por el viento no pensaba en nada más que en el horizonte. En el horizonte, y Everett. Pero justo entonces registraba una punzada de dolor en su espalda, una muy fuerte, y casi al instante en el que se quejaba Charlie Hudson aparecía pidiéndole disculpas. ¡Que afán el de estar recibiendo golpes! De frisbees, de zapatos, de rocas.
No lo conocía mucho. El ex de Becca que le había hecho daño. El compañero de piso de Khai y Felle. El mecánico con el que llevaba su motocicleta cuando había algo que arreglar. Y alguna fiesta en la que hubieran coincidido, porque la fama que él tenía no venía por nada. Hasta ahí llegaba su trato con él.
- No te preocupes, no pasa nada. – Le aseguró aunque el golpe le dolía bastante, pero no siquiera tenía ánimos de discutir para defenderse. Total, había sido un accidente, ¿qué más podía hacer? Lo que le llamó la atención era que el rostro del muchacho tenía una expresión casi tan mala como la de ella, y decía casi, porque estaba convencida que no había en ese momento nadie más miserable en el pueblo que ella misma. – Que, ¿también vienes a reclamarle a la suerte que se está poniendo muy abusiva contigo? – Sonrió a medias, mirándole de reojo. Que para esas alturas ya se habría extendido por todo el pueblo que la loca de Willow Swartz había besado a Everett O’Connor en el baile de Mills y este le había mandado a volar.
Willow Swartz- Seres Mágicos
- Soy : Campanilla
Mensajes : 235
Empleo /Ocio : Técnica reparadora ordenadores
Fecha de inscripción : 26/06/2012
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Lun Jul 29, 2013 12:45 pm por Adah S. Hunter
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Lun Jul 29, 2013 12:41 pm por Adah S. Hunter
» Adah Samantha Hunter {ID}
Lun Jul 29, 2013 12:37 pm por Adah S. Hunter