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A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
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A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
2:00 am. Aquella era una noche bastante tranquila, el cielo cubierto de estrellas y una suave brisa corría por aquel lugar. En concreto, la plaza de Storybrooke. Violette había llegado hasta allí sin planearlo, no conseguía conciliar el sueño. No paraba de moverse de un lado a otro de la cama, hasta que cuando terminó tirada en el suelo, decidió ir a dar un paseo por algún lugar del pequeño pueblo.
El pasear por aquel lugar a esas horas de la madrugada era una idea acertada, a esas horas no solía haber nadie por allí y tendría tranquilidad. Se había llevado con ella su cuaderno en el que escribía sus novelas. Últimamente no había tenido un rato tranquilo después del jaleo que se había montado en su casa, pero la noche era larga y quería terminar aquella novela que tenía a medias.Se podía tirar horas y horas escribiendo y así podía estar hasta que se le gastara la última fuerza para escribir y muriera su última neurona.
Se sentó en un lado de la fuente, le gustaba ver el reflejo de la luna, las estrellas, y hasta su mismo reflejo en el agua. La tranquilizaba y eso le gustaba. Abrió su cuaderno por la página en la cual la última vez se había quedado y cojió un bolígrafo para continuarla. Empezó a escribir varias palabras, frases pero llegó un momento en el que se paró. Su inspiración parecía que se había esfumado y no tendría más remedio que dejarlo a un lado hasta que volviera a tener algo que poner en la novela.
- Es extraño cuando te encuentras mirando desde afuera. Yo estoy aquí, pero sólo quiero estar allí. No sé por que dejé de creer que los milagros pueden suceder.. Ahora tengo que fingir que realmente no me importa... - Leía en voz alta lo que había escrito, era uno de los diálogos de la protagonista. Aunque más de Violette, porque era una de las frases que solía decir a menudo.
El pasear por aquel lugar a esas horas de la madrugada era una idea acertada, a esas horas no solía haber nadie por allí y tendría tranquilidad. Se había llevado con ella su cuaderno en el que escribía sus novelas. Últimamente no había tenido un rato tranquilo después del jaleo que se había montado en su casa, pero la noche era larga y quería terminar aquella novela que tenía a medias.Se podía tirar horas y horas escribiendo y así podía estar hasta que se le gastara la última fuerza para escribir y muriera su última neurona.
Se sentó en un lado de la fuente, le gustaba ver el reflejo de la luna, las estrellas, y hasta su mismo reflejo en el agua. La tranquilizaba y eso le gustaba. Abrió su cuaderno por la página en la cual la última vez se había quedado y cojió un bolígrafo para continuarla. Empezó a escribir varias palabras, frases pero llegó un momento en el que se paró. Su inspiración parecía que se había esfumado y no tendría más remedio que dejarlo a un lado hasta que volviera a tener algo que poner en la novela.
- Es extraño cuando te encuentras mirando desde afuera. Yo estoy aquí, pero sólo quiero estar allí. No sé por que dejé de creer que los milagros pueden suceder.. Ahora tengo que fingir que realmente no me importa... - Leía en voz alta lo que había escrito, era uno de los diálogos de la protagonista. Aunque más de Violette, porque era una de las frases que solía decir a menudo.
Violette Holloway- Chicas de Storybrooke
- Soy : Intenta adivinarlo/ Escritora e ilustradora
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Empleo /Ocio : Escritora e ilustradora de libros.
Localización : En alguna parte de Storybrooke escribiendo ^^
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Re: A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
La emergencia de la casa de los Gilbert me ha dado uno de esos días que me gustaría congelar para siempre. Lucas ha llamado al teléfono del que me he provisto recientemente gracias a un dinero que no estoy seguro de merecerme mientras alarmado me preguntaba si podía quedarme en su casa haciendo de niñera porque no tenía a nadie más a quien pedírselo. Al principio me desconcertó tanto que ni siquiera tuve tiempo de contestar de modo coherente, solo balbuceos que él dio por hecho de que eran afirmaciones y luego colgó. No hice gran cosa en realidad. Cuando llegué a la enorme mansión los Gilbert ya se habían marchado y Daenerys dormía así que me pasé al menos unas cuatro horas sentado en el sofá junto a su cama con la vista puesta en su cara, en sus gestos, en sus suspiros y sintiendo que se me escapaban de vez en cuando suspiros al mismo tiempo que los suyos y por mis labios asomaba alguna que otra sonrisa.
Pasadas las dos de la mañana volvieron a casa, la emergencia consistía en recoger a los padres de Lucas en el Aeropuerto. Me ha pegado un susto y si fuera un amigo de esos al que puedes hacerle cualquier cosa, le habría matado, pero me limito a negar fingiendo que no ha sido ningún problema para mi venir a hacer un trabajo que ni siquiera me corresponde y a marcharme.
No se como acabo en la plaza con las manos dentro de los bolsillos y la vista perdida a pocos metros delante de donde voy sin ver por donde voy exactamente sino que moviéndome por inercia. Las ganas de volver a casa han desaparecido por completo y el silencio en aquel lugar es tal que me he sumido en un completo sueño del que casi preferiría no despertar. Desde que vivo en casa de Michael las cosas son bastante más fáciles en mi mundo, empezando porque ya no me muero de frío por las noches sentado en un parque ni me clavo las piedras cuando me veo obligado a dormir en el césped. Ahora tengo una cama, un montón de mantas para el frío y la nevera siempre llena.
Una voz hace que todos mis pensamientos se detengan de golpe. No hay mucha gente que se pase la vida en un parque de madrugada. Por instinto sigo la voz solo por el hecho de que es una chica y me suena vagamente familiar deteniéndome a varios pasos de ella cuando la localizo. Ahogo una leve risa que se transforma en un suspiro en algún punto y chasco la lengua un par de veces a modo de llamar su atención. - ¿Que haces a las dos de la mañana desvariando en un parque?
Pasadas las dos de la mañana volvieron a casa, la emergencia consistía en recoger a los padres de Lucas en el Aeropuerto. Me ha pegado un susto y si fuera un amigo de esos al que puedes hacerle cualquier cosa, le habría matado, pero me limito a negar fingiendo que no ha sido ningún problema para mi venir a hacer un trabajo que ni siquiera me corresponde y a marcharme.
No se como acabo en la plaza con las manos dentro de los bolsillos y la vista perdida a pocos metros delante de donde voy sin ver por donde voy exactamente sino que moviéndome por inercia. Las ganas de volver a casa han desaparecido por completo y el silencio en aquel lugar es tal que me he sumido en un completo sueño del que casi preferiría no despertar. Desde que vivo en casa de Michael las cosas son bastante más fáciles en mi mundo, empezando porque ya no me muero de frío por las noches sentado en un parque ni me clavo las piedras cuando me veo obligado a dormir en el césped. Ahora tengo una cama, un montón de mantas para el frío y la nevera siempre llena.
Una voz hace que todos mis pensamientos se detengan de golpe. No hay mucha gente que se pase la vida en un parque de madrugada. Por instinto sigo la voz solo por el hecho de que es una chica y me suena vagamente familiar deteniéndome a varios pasos de ella cuando la localizo. Ahogo una leve risa que se transforma en un suspiro en algún punto y chasco la lengua un par de veces a modo de llamar su atención. - ¿Que haces a las dos de la mañana desvariando en un parque?
Christian A. Monardi- Chicos de Storybrooke
- Soy : No lo sé... ¿y tú?
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Re: A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
Seguía con su novela sin importarle nada ni si alguien pudiera estar paseando en aquellas horas en ese lugar. Quería estar en un sitio tranquilo sin ningún ruido que la molestara y acabara disipando su inspiración. Últimamente admitía que se aislaba de todo el mundo que la rodeaba, pero el ser sociable como lo había sido meses atrás, ahora ya no se dejaba ver mucho. Se había reservado más para ella sus cosas y no quería llenarle la cabeza a sus amigos contándole sus pensamientos y demás.
Paró por un momento de leer y escribir, escuchó el silencio que aún invadía aquel lugar. Suspiró. La mayoría de veces odiaba la soledad, pero no le quedaba más remedio sino quería que el trabajo se le amontonara y ya le bastaba con todo el que tenía, que era más que suficiente. Bajó la vista de nuevo hacía su cuaderno, pasó un dedo por la blanca hoja con nostalgia. La verdad que no sabía que giro darle a su vida. Días y meses atrás, su vida, había sido la misma de siempre, aunque cambió desde que comenzó a tener diversas pesadillas que no la dejaban conciliar el sueño por las noches. Pero ahora quería darle un cambio totalmente nuevo y diferente, aunque desconociera el como lo haría.
Se calló cuando se sobresaltó por un ruido, en concreto, la voz de alguien que le había estado acompañando a lo largo de su escritura. Sabía que tenía que girarse para ver de quien se trataba. Y así lo hizo. Se giró un poco para poder ver bien al individuo, que se trataba de uno de sus mejores amigos.
- ¿Desvariando? No podía dormir y vine a hacer lo que me gusta, escribir. Buscaba un sitio tranquilo, en el que no viniese nadie a estas horas, pero al parecer hay gente que no puede conciliar el sueño, como yo. -Le sonrió levemente - Y tú, ¿Sueles espiar a los demás a estas horas? -
Paró por un momento de leer y escribir, escuchó el silencio que aún invadía aquel lugar. Suspiró. La mayoría de veces odiaba la soledad, pero no le quedaba más remedio sino quería que el trabajo se le amontonara y ya le bastaba con todo el que tenía, que era más que suficiente. Bajó la vista de nuevo hacía su cuaderno, pasó un dedo por la blanca hoja con nostalgia. La verdad que no sabía que giro darle a su vida. Días y meses atrás, su vida, había sido la misma de siempre, aunque cambió desde que comenzó a tener diversas pesadillas que no la dejaban conciliar el sueño por las noches. Pero ahora quería darle un cambio totalmente nuevo y diferente, aunque desconociera el como lo haría.
Se calló cuando se sobresaltó por un ruido, en concreto, la voz de alguien que le había estado acompañando a lo largo de su escritura. Sabía que tenía que girarse para ver de quien se trataba. Y así lo hizo. Se giró un poco para poder ver bien al individuo, que se trataba de uno de sus mejores amigos.
- ¿Desvariando? No podía dormir y vine a hacer lo que me gusta, escribir. Buscaba un sitio tranquilo, en el que no viniese nadie a estas horas, pero al parecer hay gente que no puede conciliar el sueño, como yo. -Le sonrió levemente - Y tú, ¿Sueles espiar a los demás a estas horas? -
Última edición por Violette Holloway el Lun Ene 14, 2013 7:31 am, editado 1 vez
Violette Holloway- Chicas de Storybrooke
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Re: A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
Asiento confirmando lo de desvariar porque para mi, eso es lo que ha estado haciendo hasta que la interrumpí y además como parece confusa con la palabra aprovecho para afirmar que no se ha equivocado al escuchar. Bajo mi vista hacia las cosas que tiene en las manos y luego me encojo de hombros como respuesta a su pregunta. - Me encanta espiar a la gente. Después de no poder dormir es mi deporte preferido - Acabo aquella frase cargante de ironía pero a veces tengo la sensación de que suelo ser suficientemente serio cómo para que a la gente se le pasen desapercibidas mis ironías. - Era una broma, por cierto - Añado al final arrugando la nariz y murmurando por lo bajo.
Meto las manos dentro del bolsillo cuando una ráfaga de viento me hiela hasta los huesos y solo puedo maldecir un poco por lo bajo antes de decidir que hoy pondré la quinta o sexta manta extra en mi cama solo por si acaso. - Vengo de trabajar. O algo por el estilo - No creo que cuidar de mi hija, que ni siquiera sabe de mi existencia, sea un trabajo. Sin embargo dada la situación no puedo decirlo de otra forma. - ¿no crees que estarías más cómoda en tu casa? Hace mucho frío fuera cómo para encima quedarte premanentemente - El trayecto de la casa de los Gilbert hacia la mía no está tan lejos, pero en definitiva me estoy helando y voy a mitad de camino. Eso es lo que odio del otoño, dificulta mucho la vida en general, tardas más vistiéndote por culpa de las capas de ropa y además te pasas la mitad del invierno sobreviviendo a catarros.
Meto las manos dentro del bolsillo cuando una ráfaga de viento me hiela hasta los huesos y solo puedo maldecir un poco por lo bajo antes de decidir que hoy pondré la quinta o sexta manta extra en mi cama solo por si acaso. - Vengo de trabajar. O algo por el estilo - No creo que cuidar de mi hija, que ni siquiera sabe de mi existencia, sea un trabajo. Sin embargo dada la situación no puedo decirlo de otra forma. - ¿no crees que estarías más cómoda en tu casa? Hace mucho frío fuera cómo para encima quedarte premanentemente - El trayecto de la casa de los Gilbert hacia la mía no está tan lejos, pero en definitiva me estoy helando y voy a mitad de camino. Eso es lo que odio del otoño, dificulta mucho la vida en general, tardas más vistiéndote por culpa de las capas de ropa y además te pasas la mitad del invierno sobreviviendo a catarros.
Christian A. Monardi- Chicos de Storybrooke
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Re: A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
sonrió divertida. No le gustaba que los demás pensaran que era seria, borde o cualquier cosa parecida. Ella era amable, simpática, agradable… aunque a veces también podía ser todo lo contrario. - Vaya.. ¡qué buen humor tienes hoy! - Dijo irónicamente ella también. Se notaba que no había sido un buen día para el muchacho, quizás es que sólo se había levantado con el pie izquierdo por la mañana y había sido un día desastroso, pero tampoco tenía que pagarlo con Violette. Ella no tenía la culpa de lo que le hubiera pasado ni de el por qué él estaba así, simplemente no tenía que pagar los platos rotos con ella.
Desvió la mirada hacia el lado contrario al que segundos atrás estaba mirando. Le gustaba ver las estrellas. Le relajaban y le hacía olvidarse por unos momentos de todo lo malo que le molestaba. Pero sobre todo de la soledad. Escuchó atenta las cosas que él le contaba, Violette no solía ser una persona de buenos consejos, pero el escuchar a los demás se le daba bastante bien y además le gustaba. El simple hecho de apoyar a una persona cuando más lo necesita, era un gesto bonito para ella. Era una buena chica y una buena amiga, y estaba tanto para lo bueno como para lo malo. Le gustaba preocuparse por los demás, ya que lo veía necesario. A ella también le gustaba que cuando le pasaba algo malo, los demás estuvieran preocupados por ella. Pero la mayoría de veces, en su caso, no era así. Siempre se guardaba para ella sus cosas, tanto las buenas como las malas, y no le gustaba que los demás sintieran lástima de ella. Normalmente, día a día, solía ser demasiado reservada hacia los demás. Casi nunca hablaba con los demás habitantes porque optaba por guardarse sus cosas para ella. Pero a veces sentía la necesidad de poder tener alguien a su lado para contarle alguna de sus preocupaciones y penas.
Le asintió con la cabeza cuando le preguntó si estaría más cómoda en su casa que donde estaba en ese mismo momento, pero es que el frío poco le importaba esa noche, lo único que le importaba a la joven Holloway, era acabar el trabajo que tenía pendiente.
- Sólo buscaba un sitio tranquilo para poder hacer mi trabajo, ya que el insomnio no me dejaba dormir. Pero estoy protegida ante el frío. - Le dijo señalandole el abrigo, la bufanda, los guantes y el gorro que llevaba puestos. - Así que no te preocupes por mí, no me quedaré mucho más tiempo por aquí. - Cerró su cuaderno y se puso de pie, aguantando con sus brazos sus hojas y demás material que llevaba cuando solía trabajar, aunque esa noche iba algo más ligera que lo de costumbre. - Un chocolate caliente no vendría nada mal para estas ocasiones de frío, pero es una lástima que a estas horas Granny's no esté abierto. - Suspiró lentamente dejando que su aliento se formara como un humo blanco a causa del frío, como si estuviera fumando. Pero segundos más tarde una idea fugaz pasó por su cabeza. - Te invitaría a tomar un chocolate caliente en casa, pero no es buena idea entrar a hurtadillas a estas horas.. y la verdad que no se me ocurre otra cosa mejor que hacer.. - Le dijo sonriendo fugazmente.
Desvió la mirada hacia el lado contrario al que segundos atrás estaba mirando. Le gustaba ver las estrellas. Le relajaban y le hacía olvidarse por unos momentos de todo lo malo que le molestaba. Pero sobre todo de la soledad. Escuchó atenta las cosas que él le contaba, Violette no solía ser una persona de buenos consejos, pero el escuchar a los demás se le daba bastante bien y además le gustaba. El simple hecho de apoyar a una persona cuando más lo necesita, era un gesto bonito para ella. Era una buena chica y una buena amiga, y estaba tanto para lo bueno como para lo malo. Le gustaba preocuparse por los demás, ya que lo veía necesario. A ella también le gustaba que cuando le pasaba algo malo, los demás estuvieran preocupados por ella. Pero la mayoría de veces, en su caso, no era así. Siempre se guardaba para ella sus cosas, tanto las buenas como las malas, y no le gustaba que los demás sintieran lástima de ella. Normalmente, día a día, solía ser demasiado reservada hacia los demás. Casi nunca hablaba con los demás habitantes porque optaba por guardarse sus cosas para ella. Pero a veces sentía la necesidad de poder tener alguien a su lado para contarle alguna de sus preocupaciones y penas.
Le asintió con la cabeza cuando le preguntó si estaría más cómoda en su casa que donde estaba en ese mismo momento, pero es que el frío poco le importaba esa noche, lo único que le importaba a la joven Holloway, era acabar el trabajo que tenía pendiente.
- Sólo buscaba un sitio tranquilo para poder hacer mi trabajo, ya que el insomnio no me dejaba dormir. Pero estoy protegida ante el frío. - Le dijo señalandole el abrigo, la bufanda, los guantes y el gorro que llevaba puestos. - Así que no te preocupes por mí, no me quedaré mucho más tiempo por aquí. - Cerró su cuaderno y se puso de pie, aguantando con sus brazos sus hojas y demás material que llevaba cuando solía trabajar, aunque esa noche iba algo más ligera que lo de costumbre. - Un chocolate caliente no vendría nada mal para estas ocasiones de frío, pero es una lástima que a estas horas Granny's no esté abierto. - Suspiró lentamente dejando que su aliento se formara como un humo blanco a causa del frío, como si estuviera fumando. Pero segundos más tarde una idea fugaz pasó por su cabeza. - Te invitaría a tomar un chocolate caliente en casa, pero no es buena idea entrar a hurtadillas a estas horas.. y la verdad que no se me ocurre otra cosa mejor que hacer.. - Le dijo sonriendo fugazmente.
Violette Holloway- Chicas de Storybrooke
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Re: A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
Mi definición de casa es precisamente un lugar tranquilo donde puedes hacer cualquier cosa sin que nadie te recrimine. De puertas para afuera debes adaptarte a una sociedad que va tan de prisa que a veces te atropella sin piedad la gente que está adecuada a su velocidad mientras que tú haces lo imposible por sobrevivir, pero de puertas para adentro puedes ir a tu ritmo. El tiempo puede detenerse si te da la gana porque para eso, es TU casa. Ella no parece compartir eso. Frunzo un poco el entrecejo resguardando mis manos en los bolsillos y encogiéndome un poco mientras me entra el tembleque. Cuando salí de casa aún era de día por lo que llevarme un Jersey puesto no estaba dentro de mis preocupaciones. - No me preocupo. Solo lo digo - Me encojo de hombros mirando el jersey que lleva y deseando haber sido precavido y traer el mío propio.
Suspiro mirando hacia Granny's y acabo por arrugar la nariz. - Pues no, hoy descansa todo el mundo - Incluido yo. Por eso tengo la noche libre que al final he gastado trabajando. Supongo que cuidar de mi propia hija que desconoce que soy su padre no se puede considerar un trabajo precisamente. La mayor parte de los trabajos que suelen hacer las personas los odian, y yo no odio hacer tal cosa.
Ahogo una risa con lo del chocolate caliente y niego. Si tomara algo que me hiciera entrar en calor ahora mismo no sería chocolate precisamente. - Es igual. Es bastante tarde y no quiero molestar - En mi casa suele haber movimiento de madrugada, especialmente de Megan que no para de estudiar por ésta época que empiezan sus exámenes. Siendo sincero no se como lo aguanta; pero también sé que eso solo pasa en mi casa porque hay estudiantes. Michael también trasnocha en época de exámenes por las mismas razones que Megan. - Morirnos de frío tal vez. Eso sería una buena opción. - Ironizo de tal forma que por un momento parece que voy en serio. Acabo por soltar una risa y hacer una mueca. - En fin. Días como hoy no son días para refugiarse en la calle. - Hay pocas personas con capacidad para entender el verdadero significado de la casa. Refugio es una palabra que incluye un hogar, pero pocos conocen que la calle, también es un hogar. - Tal vez debería dejarte. Pareces calentita y no quiero estropear lo de tu trabajo. Ya sabes. El trabajo te da de comer y eso... - En mi mundo no existe nada más importante que el dinero. Básicamente es para lo único que tienes tiempo. - Aunque tengo curiosidad... ¿que escribes exactamente?
Suspiro mirando hacia Granny's y acabo por arrugar la nariz. - Pues no, hoy descansa todo el mundo - Incluido yo. Por eso tengo la noche libre que al final he gastado trabajando. Supongo que cuidar de mi propia hija que desconoce que soy su padre no se puede considerar un trabajo precisamente. La mayor parte de los trabajos que suelen hacer las personas los odian, y yo no odio hacer tal cosa.
Ahogo una risa con lo del chocolate caliente y niego. Si tomara algo que me hiciera entrar en calor ahora mismo no sería chocolate precisamente. - Es igual. Es bastante tarde y no quiero molestar - En mi casa suele haber movimiento de madrugada, especialmente de Megan que no para de estudiar por ésta época que empiezan sus exámenes. Siendo sincero no se como lo aguanta; pero también sé que eso solo pasa en mi casa porque hay estudiantes. Michael también trasnocha en época de exámenes por las mismas razones que Megan. - Morirnos de frío tal vez. Eso sería una buena opción. - Ironizo de tal forma que por un momento parece que voy en serio. Acabo por soltar una risa y hacer una mueca. - En fin. Días como hoy no son días para refugiarse en la calle. - Hay pocas personas con capacidad para entender el verdadero significado de la casa. Refugio es una palabra que incluye un hogar, pero pocos conocen que la calle, también es un hogar. - Tal vez debería dejarte. Pareces calentita y no quiero estropear lo de tu trabajo. Ya sabes. El trabajo te da de comer y eso... - En mi mundo no existe nada más importante que el dinero. Básicamente es para lo único que tienes tiempo. - Aunque tengo curiosidad... ¿que escribes exactamente?
Christian A. Monardi- Chicos de Storybrooke
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Re: A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
- ¿Molestar? No molestas, así que deja de pensar eso. Además de que voy a dejar por hoy la escritura, que ya he tenido bastante. - Llevaba desde tempranas horas de la mañana con aquella dichosa novela romántica que le habían pedido y su cabeza ya no daba para más, así que ya podría seguir mañana o pasado. Total habían más días y no tenía una fecha límite para entregar el pedido, simplemente ella quería terminarla cuanto antes y así poder quitarse uno de los pesos que tenía de encima.
Negó con la cabeza cuando le dijo que días como ese no eran días para refugiarse en la calle y sonrió fugazmente aunque por la parte de él parecía que el ser irónico, sarcástico y borde o malhumorado, formaban parte de su día a día, al menos es lo que pensaba Violette desde que lo conocía. Ya que algunas veces había sido amable y simpático con ella y en cambio, otras todo lo contrario; y ese era uno de esos días en los que ella pensaba que él había tenido un día de perros. Volvió a negar con la cabeza cuando Christian le dijo que tal vez debería dejarla tranquila haciendo su trabajo. - Estoy escribiendo una novela de esas pastelosas, en los que los protagonistas pasan por todo tipo de pesadumbres para después de tanto luchar, al final consigan estar juntos queriéndose. - Suspiró bajando la vista hacia el suelo, mirando sus botas. No es que le incomodara la presencia del muchacho, pero había algo en él que no la terminaba de convencer acerca de si tenía que seguir con la conversación o coger sus cosas y marcharse para que él hiciera lo mismo. - Ya que me has despreciado "amablemente" el chocolate caliente, pues que te parece vodka, whisky, tequila o alguna bebida que le tengas un especial cariño o que te guste más que otras y propongo un reto. - Dijo mientras alargaba su brazo y tendía su mano para estrechársela a modo de aceptar el reto. - A ver quién bebe más y tumba antes al otro, ¿qué me dices, aceptas? - Le sonrió divertida y le dedicó una mirada desafiante, guiñándole un ojo.
Negó con la cabeza cuando le dijo que días como ese no eran días para refugiarse en la calle y sonrió fugazmente aunque por la parte de él parecía que el ser irónico, sarcástico y borde o malhumorado, formaban parte de su día a día, al menos es lo que pensaba Violette desde que lo conocía. Ya que algunas veces había sido amable y simpático con ella y en cambio, otras todo lo contrario; y ese era uno de esos días en los que ella pensaba que él había tenido un día de perros. Volvió a negar con la cabeza cuando Christian le dijo que tal vez debería dejarla tranquila haciendo su trabajo. - Estoy escribiendo una novela de esas pastelosas, en los que los protagonistas pasan por todo tipo de pesadumbres para después de tanto luchar, al final consigan estar juntos queriéndose. - Suspiró bajando la vista hacia el suelo, mirando sus botas. No es que le incomodara la presencia del muchacho, pero había algo en él que no la terminaba de convencer acerca de si tenía que seguir con la conversación o coger sus cosas y marcharse para que él hiciera lo mismo. - Ya que me has despreciado "amablemente" el chocolate caliente, pues que te parece vodka, whisky, tequila o alguna bebida que le tengas un especial cariño o que te guste más que otras y propongo un reto. - Dijo mientras alargaba su brazo y tendía su mano para estrechársela a modo de aceptar el reto. - A ver quién bebe más y tumba antes al otro, ¿qué me dices, aceptas? - Le sonrió divertida y le dedicó una mirada desafiante, guiñándole un ojo.
Violette Holloway- Chicas de Storybrooke
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Re: A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
Hago una mueca cuando me dice que no molesto sabiendo que solo está siendo amable conmigo por un motivo que no comprendo. La gente suele tener motivos para ser amables con los demás por culpa del egoísta mundo en el que nos movemos, es por eso que me fastidia que se comporten de esa forma, de alguna u otra manera acabo sintiendo que le debo algo a alguien. No me gusta deberle nada a nadie. - Espero que no por mi culpa - Intento bromear respecto a eso de que deja de escribir metiendo las manos dentro de los bolsillos sintiendo el frío calarme hasta el más interno de mis huesos.
Hago una mueca oyendo aquello de lo que escribe que en primera instancia suena realmente deprimente. - ¿Siendo una escritora no deberías estar escribiendo sobre cosas que no pudieran pasar en el mundo real? - Dejo que sea ella quien va delante porque de todas maneras decide por mi lo de ir a su apartamento, y no me vendría nada mal ese chocolate caliente. - No se... como, familias felices y cosas de esas. Cuentos de hadas - Recuerdo que mi hija es de las que prefiere que le lean y relean las mismas historias una y otra vez. Historias que cuentan aventuras enormes en mundos que no existen. Tiene 3 años, su opinión no es realmente muy válida pero es de las pocas personas que conozco que se apasione tanto con una historia que ha leído diez mil veces y se sabe de memoria, se sabe los personajes, sus características, incluso como acaba. Pero sigue pidiendo que se la lean.
Acordarme de ella en ese momento no me ayuda demasiado y acabo bajando la vista al suelo andando por inercia. Siempre he pensado que sería yo quien le leería esas historias alguna vez, al menos que tendría la oportunidad de hacerlo. No la tuve, obviamente y ahora probablemente nunca la tendré. - No desprecie el chocolate - Ahogo una risa porque me parece realmente dramática. - Pero Vodka está bien. Cualquier cosa que me quite el frío está bien - Dejo de caminar cuando lanza aquel reto, alzando la vista del suelo únicamente para asegurarme de que va en serio y no me está tomando el pelo. Chasco la lengua no muy convencido y me limito a plantar mi mirada sobre su mano realmente divertido con el panorama. - ¿Que gano yo si te tiro primero?
Hago una mueca oyendo aquello de lo que escribe que en primera instancia suena realmente deprimente. - ¿Siendo una escritora no deberías estar escribiendo sobre cosas que no pudieran pasar en el mundo real? - Dejo que sea ella quien va delante porque de todas maneras decide por mi lo de ir a su apartamento, y no me vendría nada mal ese chocolate caliente. - No se... como, familias felices y cosas de esas. Cuentos de hadas - Recuerdo que mi hija es de las que prefiere que le lean y relean las mismas historias una y otra vez. Historias que cuentan aventuras enormes en mundos que no existen. Tiene 3 años, su opinión no es realmente muy válida pero es de las pocas personas que conozco que se apasione tanto con una historia que ha leído diez mil veces y se sabe de memoria, se sabe los personajes, sus características, incluso como acaba. Pero sigue pidiendo que se la lean.
Acordarme de ella en ese momento no me ayuda demasiado y acabo bajando la vista al suelo andando por inercia. Siempre he pensado que sería yo quien le leería esas historias alguna vez, al menos que tendría la oportunidad de hacerlo. No la tuve, obviamente y ahora probablemente nunca la tendré. - No desprecie el chocolate - Ahogo una risa porque me parece realmente dramática. - Pero Vodka está bien. Cualquier cosa que me quite el frío está bien - Dejo de caminar cuando lanza aquel reto, alzando la vista del suelo únicamente para asegurarme de que va en serio y no me está tomando el pelo. Chasco la lengua no muy convencido y me limito a plantar mi mirada sobre su mano realmente divertido con el panorama. - ¿Que gano yo si te tiro primero?
off: lamento la tardanza, demasiados trabajos acumulados
Christian A. Monardi- Chicos de Storybrooke
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Re: A la luz de la luna entre pensamientos púrpuras. {Christian}
Negó levemente con la cabeza cuando dijo que esperaba que no fuera por su culpa el que ella hubiera dejado de escribir. - He gastado todas las reservas de inspiración que tenía, así que continuaré mañana o pasado. La verdad es que no me corre tanta prisa. - Dijo sonriendo mientras caminaba a su lado, aunque un poco alejada. No quería incomodarlo más de lo que ya estaba o eso era lo que le parecía a Violette. Vio como se metía las manos en sus bolsillos, lo que generó que la ojiazul hiciera una leve mueca; debía de tener mucho frío y aquello podría suponer que enfermara, cosa que Violette no iba a permitir. Así que aceleró un poco su paso, esperando que él también la imitara.
Escuchó su pregunta sobre si no escribía libros que tuvieran que ver con los cuentos de hadas y la fantasía, a lo que la ojiazul respondió con una sonrisa divertida en su rostro. - Sí, he escrito varias pero ahora demandan más este tipo de novelas. Aunque te he de confesar que me gustan más la de fantasía y los cuentos de hadas es una parte, al menos no es tan duro vivir en esos mundos de fantasía como lo es aquí. - Esa parte demostraba lo risueña y fantasiosa que a veces era Violette.
- No un desprecio en sí no era, dejémoslo mejor en que era una manera delicada de decirme que prefieres algo mejor que un chocolate caliente; porque de la otra forma queda algo feo. ¿Mejor? - Quedaron frente a frente uno del otro, esperando a que el aceptara o rechazara - como lo había hecho con el chocolate - el reto que ella había propuesto. No pasaron muchos minutos cuando por fin el ojiazul dio una contestación, lo que le hizo reír divertida a Violette. - Ganarías muchas cosas como: uno, estarías en un sitio resguardado sin pasar este terrible frío. Dos, beberías todo lo que quisieras entrando rápidamente en calor gracias a el alcohol y no a el chocolate. Tres, pasarías un rato agradable; aunque más bien no sería ni cinco minutos porque no aguantarás mucho. Y cuatro, ¿hay algo que quieras? - En ningún momento apartó su mirada desafiante de la de él, ni siquiera su divertida sonrisa se desdibujó. - Pero, ¿acaso piensas que podrás conmigo tan fácilmente? No me subestimes, a veces las apariencias engañan. No soy la chica pija y mimada que algunos piensan, soy muchas cosas menos eso; y tengo mi lado macarrilla por decirlo de alguna manera. - Guiñó un ojo mientras que volvía a ponerse en camino, dirigiéndose por un atajo más corto para llegar a su casa.No tardaron mucho puesto que la casa de los Holloway estaba cerca.
Sacó de su bolsillo las llaves cuando llegaron al porche y las metió en la cerradura, abriendo así la puerta que conducía al recibidor de la casa. Cerró la puerta cuando pasó Christian y con la luz del flash que el móvil tenía a modo de linterna, fue alumbrando el camino hasta llegar al pequeño despacho que su padre tenía. Volvió a cerrar la puerta ya que no quería que sus padres se despertaran y menos que la vieran acompañada por un chico; aquello le traería problemas si la pillaran y era lo que menos necesitaba Violette en ese momento. Se acercó hasta la gran libreria que había en la habitación, abrió las puertas del armario donde se guardaban las bebidas alcohólicas y fue cogiendo: dos de vodka, una de whisky y otra de tequila; dejándolas sobre el escritorio y cogiendo después los dos vasos que su padre acostumbraba a dejar para alguna que otra reunión con algún compañero de trabajo o amigo. Suerte de ella que no estaban usados.
Los llenó hasta arriba aunque no era mucha cantidad, puesto que eran vasos de tamaño mediano, como los típicos vasos de whisky que salian en las películas. Se sentó en el filo del escritorio, cruzando una pierna sobre la otra y cogiendo su vaso; alzándolo al aire a modo de brindis. - Por que te tumbe, Monardi. Aunque aún estás a tiempo de retirarte. - Le guiñó un ojo y bebió cuando él también lo iba a hacer.
Escuchó su pregunta sobre si no escribía libros que tuvieran que ver con los cuentos de hadas y la fantasía, a lo que la ojiazul respondió con una sonrisa divertida en su rostro. - Sí, he escrito varias pero ahora demandan más este tipo de novelas. Aunque te he de confesar que me gustan más la de fantasía y los cuentos de hadas es una parte, al menos no es tan duro vivir en esos mundos de fantasía como lo es aquí. - Esa parte demostraba lo risueña y fantasiosa que a veces era Violette.
- No un desprecio en sí no era, dejémoslo mejor en que era una manera delicada de decirme que prefieres algo mejor que un chocolate caliente; porque de la otra forma queda algo feo. ¿Mejor? - Quedaron frente a frente uno del otro, esperando a que el aceptara o rechazara - como lo había hecho con el chocolate - el reto que ella había propuesto. No pasaron muchos minutos cuando por fin el ojiazul dio una contestación, lo que le hizo reír divertida a Violette. - Ganarías muchas cosas como: uno, estarías en un sitio resguardado sin pasar este terrible frío. Dos, beberías todo lo que quisieras entrando rápidamente en calor gracias a el alcohol y no a el chocolate. Tres, pasarías un rato agradable; aunque más bien no sería ni cinco minutos porque no aguantarás mucho. Y cuatro, ¿hay algo que quieras? - En ningún momento apartó su mirada desafiante de la de él, ni siquiera su divertida sonrisa se desdibujó. - Pero, ¿acaso piensas que podrás conmigo tan fácilmente? No me subestimes, a veces las apariencias engañan. No soy la chica pija y mimada que algunos piensan, soy muchas cosas menos eso; y tengo mi lado macarrilla por decirlo de alguna manera. - Guiñó un ojo mientras que volvía a ponerse en camino, dirigiéndose por un atajo más corto para llegar a su casa.No tardaron mucho puesto que la casa de los Holloway estaba cerca.
Sacó de su bolsillo las llaves cuando llegaron al porche y las metió en la cerradura, abriendo así la puerta que conducía al recibidor de la casa. Cerró la puerta cuando pasó Christian y con la luz del flash que el móvil tenía a modo de linterna, fue alumbrando el camino hasta llegar al pequeño despacho que su padre tenía. Volvió a cerrar la puerta ya que no quería que sus padres se despertaran y menos que la vieran acompañada por un chico; aquello le traería problemas si la pillaran y era lo que menos necesitaba Violette en ese momento. Se acercó hasta la gran libreria que había en la habitación, abrió las puertas del armario donde se guardaban las bebidas alcohólicas y fue cogiendo: dos de vodka, una de whisky y otra de tequila; dejándolas sobre el escritorio y cogiendo después los dos vasos que su padre acostumbraba a dejar para alguna que otra reunión con algún compañero de trabajo o amigo. Suerte de ella que no estaban usados.
Los llenó hasta arriba aunque no era mucha cantidad, puesto que eran vasos de tamaño mediano, como los típicos vasos de whisky que salian en las películas. Se sentó en el filo del escritorio, cruzando una pierna sobre la otra y cogiendo su vaso; alzándolo al aire a modo de brindis. - Por que te tumbe, Monardi. Aunque aún estás a tiempo de retirarte. - Le guiñó un ojo y bebió cuando él también lo iba a hacer.
Violette Holloway- Chicas de Storybrooke
- Soy : Intenta adivinarlo/ Escritora e ilustradora
Mensajes : 42
Empleo /Ocio : Escritora e ilustradora de libros.
Localización : En alguna parte de Storybrooke escribiendo ^^
Fecha de inscripción : 04/07/2012
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