True North

La Reina era poderosa, de eso no cabía duda, pero a Hansel eso no le echaba hacia atrás. Cuando comentó sobre que no podían comer nada y miró a Gretel, no pudo evitar ponerse entre ellas dos. No, ni siquiera tenía derecho a echarle en cara aquello. Casi... casi morían y ella les decía eso tan tranquilamente. Entonces la mujer de cabellos rubios les aseguró que habían acabado con una amenaza para otros niños, lo que no aminoró ese sentimiento de culpa que había invadido a Hansel. Igualmente, habían encerrado viva a una mujer ciega en el horno. ¿Orgullo por ello? Él creía que no.

Gretel le había dado la bolsa por la que casi perdían la vida, pero que les podía llevar hasta su padre. Por lo tanto, después, cuando la Reina extendió la mano para recibir aquella bolsa de color negro, Hansel hizo una mueca al observar su sonrisa. Una sonrisa falsa, ¿qué era lo que pretendía con aquella bolsa? ¿Qué había en su interior? Por el tacto, Hansel podría asegurar que era algo redondo y pequeño. No quería indagar más, no lo deseaba, aquellos eran asuntos de la Reina y si preguntaba para saciar su curiosidad recibiría una respuesta que no sería de su gusto. Lo que los dos hermanos querían conseguir era... era el camino hasta llegar a su padre.

-Ahora nos tiene que llevar hasta nuestro padre -pero nada más pronunciar aquellas palabras, la Reina hizo lo que Hansel se esperaba en su interior pero que en verdad no quería pensar. Desapareció utilizando sus poderes y Hansel volvió a pensar: nunca confíes en una bruja.

Hansel dio unos pasos hacia delante sin poder créerselo aún y cayó de rodillas contra el suelo. No, no se había vuelto invisible, había desaparecido, dejándolos solos, desamparados en aquel maldito bosque. En aquellos instantes, en el interior de Hansel nació un odio hacia el bosque donde los dos hermanos habían crecido. El bosque los había separado de su padre y el bosque los había dejado solos. Se levantó del suelo, llevándose consigo unas hojas muertas y miró su alrededor. Todo estaba en calma, menos ellos dos. Gretel lloraba por fuera y Hansel por dentro. Se dio la vuelta y abrazó a su querida hermana. Todo esto había sido por su culpa, quizás si no hubiera aceptado aquel trato... quizás habrían sido capaces de encontrar a su padre.

-Solos, compeltamente solos -acabó la frase de su hermana. Ahora su destino sería deambular por aquel inhóspito bosque, buscando pistas que le condujeran a su padre. Pero el bosque encantado era grande, inmenso, ¿dónde se podría encontrar su padre? Esta vez ni su brújula podría ayudarles.

Estaban solos, abandonados, pero al menos se tenían el uno al otro.