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El Pequeño Zoo {Libre}
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El Pequeño Zoo {Libre}
Ambrose es un hombre que come poco. No es que no disfrute de la comida, todo lo contrario; disfruta tanto de ella que la prefiere en pequeñas cantidades para no saciarse. Dice que así la saborea más.
No es lo más extraño que dice, la verdad.
Como ventaja adicional, tiene mucho tiempo libre. El herborista es además soltero y vive sólo, así que es un parroquiano asiduo del grannys; Para sacarle partido a la pausa de la comida suele llevarse un buen libro con el que acompañar la(s) taza(s) de té de la sobremesa.
Salvo que esta vez es un libro muy especial. No es una novela de aventuras, ni de terror, ni romántica. No es, de hecho, una novela. Tampoco un poemario, ni un atlas ni un manual de instruc...
En realidad sí que es un manual de instrucciones. Uno especial, de papirofléxia. Origami, para los que han viajado. El gran libro de tapas pardas y hermosas ilustraciones, tan intrincadas como elegantes, se sostenía en precario equilibrio contra el servilletero. Por toda la mesa en caótica formación se iban apilando pequeños animales de papel.
Había empezado por los más básicos: Ranitas, moscas, pajaritas... hasta alcanzar la figura clásica, la grulla. A partir de ahí había progresado despacio, primero con un elaborado conejo que había requerido dos cuartillas. Luego una especie de ciervo que... bueno, no estaba muy logrado. Si lo tumbaba parecía un patito... ¿Eso no contaba doble? Mejor, ¿no?
Ahora bregaba con uñas y dient... con uñas y la tapa del bolígrafo, que dobla los folios muy bien, no como los dientes, que terminan humedeciendo el folio y entonces no hay manera de...
Ehem.
Ahora se esmeraba con una figurita complicada, cuarto intento a juzgar por las bolas de papel desperdigadas entre los animalitos. Era, supuestamente, un león. Había algún paso que no hacía bien, ya que de ser un león sería uno que había intentado hacerle el amor a un cortacésped en postura misionero.
Se estaba poniendo realmente nervioso.
No es lo más extraño que dice, la verdad.
Como ventaja adicional, tiene mucho tiempo libre. El herborista es además soltero y vive sólo, así que es un parroquiano asiduo del grannys; Para sacarle partido a la pausa de la comida suele llevarse un buen libro con el que acompañar la(s) taza(s) de té de la sobremesa.
Salvo que esta vez es un libro muy especial. No es una novela de aventuras, ni de terror, ni romántica. No es, de hecho, una novela. Tampoco un poemario, ni un atlas ni un manual de instruc...
En realidad sí que es un manual de instrucciones. Uno especial, de papirofléxia. Origami, para los que han viajado. El gran libro de tapas pardas y hermosas ilustraciones, tan intrincadas como elegantes, se sostenía en precario equilibrio contra el servilletero. Por toda la mesa en caótica formación se iban apilando pequeños animales de papel.
Había empezado por los más básicos: Ranitas, moscas, pajaritas... hasta alcanzar la figura clásica, la grulla. A partir de ahí había progresado despacio, primero con un elaborado conejo que había requerido dos cuartillas. Luego una especie de ciervo que... bueno, no estaba muy logrado. Si lo tumbaba parecía un patito... ¿Eso no contaba doble? Mejor, ¿no?
Ahora bregaba con uñas y dient... con uñas y la tapa del bolígrafo, que dobla los folios muy bien, no como los dientes, que terminan humedeciendo el folio y entonces no hay manera de...
Ehem.
Ahora se esmeraba con una figurita complicada, cuarto intento a juzgar por las bolas de papel desperdigadas entre los animalitos. Era, supuestamente, un león. Había algún paso que no hacía bien, ya que de ser un león sería uno que había intentado hacerle el amor a un cortacésped en postura misionero.
Se estaba poniendo realmente nervioso.
Ambrose De Iellazory- Chicos de Storybrooke
- Soy : Adívinalo
Mensajes : 93
Empleo /Ocio : Amante del Té
Fecha de inscripción : 21/07/2012
Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Había salido temprano del trabajo gracias a la gripa que se le atormentaba. Con las vias respiratorias congestionadas, Becca respiraba pausadamente con cierto dolor y trabajo. De su garganta salía un silbido, ese típico de los enfermos cuando están en el apogeo de la enfermedad. Seguramente eso se ganaba por no comer bien y desvelarse, además de asear por la fría playa en la noche...nada contagioso, una simple baja de defensas.
Caminaba sigilosamente con la nariz metida en su bufanda tejida de colores mientras sus manos juguetaaban con su chamarra. Su voz apenas y le salía y se la pasaba tosiendo, por lo que Savannah la habia mandado a comer algo, por medicina y a relajarse por lo que quedaba del día. OBviamente, Katherine volvería después de comer. Necesitaba fuerzas, las cuales encontraría en Granny's.
Al momento de entrar, la campanilla se hizo notar. una camarera le sonrió y le indicó que en un momento le tomaba la orden. becca asintió, sonriendo debilmente y mientras caminaba por el pasillo, suspiró. Habían pocas personas y cerró sus ojos, dejándose guiar por el sonido y sus sentidos. Así, atinó a sentarse sin errores en uno de esos sillones corredizos. Aún con los ojos cerrados, hechó su cabeza para atrás y murmuró algo incomprensible. Vaya, se sentía bastante mal. Antes de que pudiera abrir sus ojos verdes, lo cuales estaban lagrimeando sin parar, estornudó suavemente. Los abrió lentamente y se quedó apenada y sin habla. Se había sentado enfrente de un chico que estaba haciendo papiroflexia. El chico de cabellos cafés se le quedó mirando.
Sus mejillas se encendieron y se levantó torpemente.- perdón, no me fije que estaba ocupado- murmuró mientras mordia su labio inferior y se disponia a sentarse en otro lugar.
U: espero que no te moleste que haya respondido :3
Caminaba sigilosamente con la nariz metida en su bufanda tejida de colores mientras sus manos juguetaaban con su chamarra. Su voz apenas y le salía y se la pasaba tosiendo, por lo que Savannah la habia mandado a comer algo, por medicina y a relajarse por lo que quedaba del día. OBviamente, Katherine volvería después de comer. Necesitaba fuerzas, las cuales encontraría en Granny's.
Al momento de entrar, la campanilla se hizo notar. una camarera le sonrió y le indicó que en un momento le tomaba la orden. becca asintió, sonriendo debilmente y mientras caminaba por el pasillo, suspiró. Habían pocas personas y cerró sus ojos, dejándose guiar por el sonido y sus sentidos. Así, atinó a sentarse sin errores en uno de esos sillones corredizos. Aún con los ojos cerrados, hechó su cabeza para atrás y murmuró algo incomprensible. Vaya, se sentía bastante mal. Antes de que pudiera abrir sus ojos verdes, lo cuales estaban lagrimeando sin parar, estornudó suavemente. Los abrió lentamente y se quedó apenada y sin habla. Se había sentado enfrente de un chico que estaba haciendo papiroflexia. El chico de cabellos cafés se le quedó mirando.
Sus mejillas se encendieron y se levantó torpemente.- perdón, no me fije que estaba ocupado- murmuró mientras mordia su labio inferior y se disponia a sentarse en otro lugar.
U: espero que no te moleste que haya respondido :3
Rebecca K. Campbell- Humanos
- Soy : Caperucita Roja
Mensajes : 199
Empleo /Ocio : Pastelera.
Fecha de inscripción : 25/06/2012
Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Ya casi desistía. El quinto león no había salido taaaaaaaaaan mal. Ya sólo parecía que hubiese tenido un accidente de tráfico... Al parecer la cosa estaba en el paso 17. Él hacía doblez-diagonal-giro-doblez-giro-doblez y tal vez fuese doblez-giro-diagonal-giro-doblez-doblez...
Se frotó los ojos y suspiró. Tomó al felino de papel por el lomo y lo hizo corretear por el borde de la mesa, rugiendo bajito. Fue entonces cuando una señorita se sentó frente a él con todo el sosiego del mundo y los ojos cerrados.
-¿Rawr? rugió en un susurro aún con el leoncito en la mano. Acto seguido se puso en pie y extendió la mano cortés hacia el asiento libre hasta hace un momento. - No no, por favor, no es molestia. Ha sido la mejor manera de elegir mesa que he visto en meses. Insisto.-
Tomó asiento para alentarla a imitarle y sonrió. La muchacha le resultaba familiar. Juraría haberla visto no una si no muchas veces... Era... Eeeera...
- ¿Puedo ofrecerle algo? ¿Una ranita? ¿Una grulla?- Miró sus ojos enrojecidos y su aspecto algo enfermizo y se disparó su profesional interior... -De hecho le recomiendo un té fuerte... mmm... oolong , o tal vez negro, con miel y limón. Haría maravillas con su garganta -
Se frotó los ojos y suspiró. Tomó al felino de papel por el lomo y lo hizo corretear por el borde de la mesa, rugiendo bajito. Fue entonces cuando una señorita se sentó frente a él con todo el sosiego del mundo y los ojos cerrados.
-¿Rawr? rugió en un susurro aún con el leoncito en la mano. Acto seguido se puso en pie y extendió la mano cortés hacia el asiento libre hasta hace un momento. - No no, por favor, no es molestia. Ha sido la mejor manera de elegir mesa que he visto en meses. Insisto.-
Tomó asiento para alentarla a imitarle y sonrió. La muchacha le resultaba familiar. Juraría haberla visto no una si no muchas veces... Era... Eeeera...
- ¿Puedo ofrecerle algo? ¿Una ranita? ¿Una grulla?- Miró sus ojos enrojecidos y su aspecto algo enfermizo y se disparó su profesional interior... -De hecho le recomiendo un té fuerte... mmm... oolong , o tal vez negro, con miel y limón. Haría maravillas con su garganta -
Ambrose De Iellazory- Chicos de Storybrooke
- Soy : Adívinalo
Mensajes : 93
Empleo /Ocio : Amante del Té
Fecha de inscripción : 21/07/2012
Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Rebecca vaciló un poco y se sentó de nuevo. El muchacho tenía, al menos, 3 años más que ella. Y no parecía molesto ante la torpeza de la pobre, así que no se sintió demasiado incómoda. Entrecerró sus ojos mientras respiraba lenta y profundamente un par de veces. Escuchó a su acompañante y fijó su atención al catálogo de animalitos en origami. Frunció el ceño mientras agarraba un mapache con sus dedos índice y pulgar de la mano derecha. Ladeó la cabeza y esbozó una sonrisa más cálida.
Escuchó el leve "rawr" y sonrió más. Todo parecía ir bien apesar de sentirse bastante agripada. Aclaró su voz y trató de hablar sin dar lástima. - Una jirafa, si es posible. O un lobo. O un canguro.- comentó divertida al ver las figuritas, ojeó con su mirada los pasos y gruñó por lo bajo. En cuanto a cosas manuales, lo mejor que le salía eran sus pasteles y brownies. Y pintar, dibujar y coser a veces. pero eso de papel...no mas no.
Alzó sus cejas, curiosa y se inclinó hacia su acompoñante. ¿Tés? Katherine era asidua al té de menta y al de manzanilla si tenía gripa, si estaba enferma del estómago era té de romero y si queria descansar, té de tila. Arrugó su nariz en señal de astucia y rió ligeramente, - ¿Tés? Me encantan los tés. ¿Cuál es el té oolong?- preguntó como niña pequeña.
Antes de que él pudiera responderle, Becca abrió sus ojos y se disculpó, apenada de nuevo. - No te he dicho quién soy, perdón- murmuró. Todos en Storybrooke se conocían pero no llegó a recordar el nombre de ese muchacho. Le sonaba pero no acudía su nombre a su boca. Sonriendo de nuevo, habló. - Soy Rebecca- a veces su primer nombre bastaba. Ah, y una pista que solía iluminar a casi todos. - trabajo en la pastelería- finalizó con un tono cortés y emocionado, como siempre le ocurría al contar sobre su trabajo.
Entornó sus ojos en él y torció la boca. -Estoy segura de que te he visto por alguna parte- comentó despreocupadamente mientras dirigia su mirada hacia la ventana que tenia a su derecha. Algunas personas pasaron corriendo, otras oban acompañadas y uno que otro perro paso con singular calma. Recordó a su cachorra, que seguramente habia destrozado ya la mitad de su jardín. suspiró y le sonrió al chico nuevamente mientras esperaba respuesta.
Escuchó el leve "rawr" y sonrió más. Todo parecía ir bien apesar de sentirse bastante agripada. Aclaró su voz y trató de hablar sin dar lástima. - Una jirafa, si es posible. O un lobo. O un canguro.- comentó divertida al ver las figuritas, ojeó con su mirada los pasos y gruñó por lo bajo. En cuanto a cosas manuales, lo mejor que le salía eran sus pasteles y brownies. Y pintar, dibujar y coser a veces. pero eso de papel...no mas no.
Alzó sus cejas, curiosa y se inclinó hacia su acompoñante. ¿Tés? Katherine era asidua al té de menta y al de manzanilla si tenía gripa, si estaba enferma del estómago era té de romero y si queria descansar, té de tila. Arrugó su nariz en señal de astucia y rió ligeramente, - ¿Tés? Me encantan los tés. ¿Cuál es el té oolong?- preguntó como niña pequeña.
Antes de que él pudiera responderle, Becca abrió sus ojos y se disculpó, apenada de nuevo. - No te he dicho quién soy, perdón- murmuró. Todos en Storybrooke se conocían pero no llegó a recordar el nombre de ese muchacho. Le sonaba pero no acudía su nombre a su boca. Sonriendo de nuevo, habló. - Soy Rebecca- a veces su primer nombre bastaba. Ah, y una pista que solía iluminar a casi todos. - trabajo en la pastelería- finalizó con un tono cortés y emocionado, como siempre le ocurría al contar sobre su trabajo.
Entornó sus ojos en él y torció la boca. -Estoy segura de que te he visto por alguna parte- comentó despreocupadamente mientras dirigia su mirada hacia la ventana que tenia a su derecha. Algunas personas pasaron corriendo, otras oban acompañadas y uno que otro perro paso con singular calma. Recordó a su cachorra, que seguramente habia destrozado ya la mitad de su jardín. suspiró y le sonrió al chico nuevamente mientras esperaba respuesta.
Rebecca K. Campbell- Humanos
- Soy : Caperucita Roja
Mensajes : 199
Empleo /Ocio : Pastelera.
Fecha de inscripción : 25/06/2012
Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Tan pronto la muchacha decidió sentarse recogió todas las figuritas de papel. Con gestos veloces y precisos las fue sosteniendo en su mano izquierda para, una vez todas recogidas, abrirlas en abanico con un gesto de muñeca que Dana (¿o fue Tallulah?) le había enseñando. Fue acariciando las puntas a medida que las reconocía...
- Oso, rana, cerdo, patito, patito, patito... Ah, lobo! - Sacó una figura, dejó el resto en la esquina y adecentó al pobre bicho enderezándole las orejas, hinchándole un poco el pecho y estirando la cola. - Listo, como recién salido del... ¿árbol? Dijo al ofrecérselo a la señorita.
Sus ojos se iluminaron ante la pregunta del té, pero antes de poder meterse en su tema favorito la muchacha recordó que se habían saltado unos cuantos protocolos sociales. Cuando por fin se presentaron algo hizo "click" en su mente al reconocerla.
- ¡Ahá! ¡De ahí te tengo vista! Voy cada dos lunes a vuestra pastelería, me llevo pastas para el té y os dejo esos saquitos de infusiones... - Hizo un gesto con la mano, parecía estar dibujando en el aire -¿Los de la pequeña estantería de madera en el extremo del mostrador...? ¡Esos!
Con una sonrisa satisfecha al saciar su curiosidad extendió la mano para presentarse algo más formalmente -Ambrose, pero por favor llámame de alguna otra forma- Inclinó la cabeza durante un instante - Tengo una tiendecita a un par de calles, el Tras el Banquete. Es mitad herboristería, mitad tetería... Y hablando de eso...-
Felicitándose por su astucia para reconducir el tema hacia su brebaje favorito se inclinó hacia adelante. Casi podía palparse su deleite ante el tema...
-Té Oolong, o "Té del Dragón Negro" es té recolectado de una forma especial que lo deja... - Cerró los ojos e inspiró, como si lo pudiese paladear de memoria - con el color de té negro y el sabor del té verde. Sencillamente delicioso, no tan intenso como el rojo y bien preparado deja un regusto dulce muy apreciado. Además, como es un té claro si lo acompañas de miel y limón va de lujo para resfriados e irritaciones de garganta, algo que sospecho te vendría bien... -
Llamó a la camarera con un gesto. Tanto hablar del Oolong le había despertado el apetito por una taza.
- Y dime, en la pastelería, ¿Cuál es tu especialidad? ¿Tienes una pasta preferida, un, no sé, un tipo de croissant o algo así? - preguntó ingenuamente interesado.
- Oso, rana, cerdo, patito, patito, patito... Ah, lobo! - Sacó una figura, dejó el resto en la esquina y adecentó al pobre bicho enderezándole las orejas, hinchándole un poco el pecho y estirando la cola. - Listo, como recién salido del... ¿árbol? Dijo al ofrecérselo a la señorita.
Sus ojos se iluminaron ante la pregunta del té, pero antes de poder meterse en su tema favorito la muchacha recordó que se habían saltado unos cuantos protocolos sociales. Cuando por fin se presentaron algo hizo "click" en su mente al reconocerla.
- ¡Ahá! ¡De ahí te tengo vista! Voy cada dos lunes a vuestra pastelería, me llevo pastas para el té y os dejo esos saquitos de infusiones... - Hizo un gesto con la mano, parecía estar dibujando en el aire -¿Los de la pequeña estantería de madera en el extremo del mostrador...? ¡Esos!
Con una sonrisa satisfecha al saciar su curiosidad extendió la mano para presentarse algo más formalmente -Ambrose, pero por favor llámame de alguna otra forma- Inclinó la cabeza durante un instante - Tengo una tiendecita a un par de calles, el Tras el Banquete. Es mitad herboristería, mitad tetería... Y hablando de eso...-
Felicitándose por su astucia para reconducir el tema hacia su brebaje favorito se inclinó hacia adelante. Casi podía palparse su deleite ante el tema...
-Té Oolong, o "Té del Dragón Negro" es té recolectado de una forma especial que lo deja... - Cerró los ojos e inspiró, como si lo pudiese paladear de memoria - con el color de té negro y el sabor del té verde. Sencillamente delicioso, no tan intenso como el rojo y bien preparado deja un regusto dulce muy apreciado. Además, como es un té claro si lo acompañas de miel y limón va de lujo para resfriados e irritaciones de garganta, algo que sospecho te vendría bien... -
Llamó a la camarera con un gesto. Tanto hablar del Oolong le había despertado el apetito por una taza.
- Y dime, en la pastelería, ¿Cuál es tu especialidad? ¿Tienes una pasta preferida, un, no sé, un tipo de croissant o algo así? - preguntó ingenuamente interesado.
Ambrose De Iellazory- Chicos de Storybrooke
- Soy : Adívinalo
Mensajes : 93
Empleo /Ocio : Amante del Té
Fecha de inscripción : 21/07/2012
Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Rebecca observó como afinaba los detalles al lobuno animal. Sonrió y estiró una mano para que cayera en la palma de esta. Ladeó su cabeza, suspiró y dió las gracias,- Seguramente, acabado de salir de su madriguera- musitó recordando los hábitos de esos hermosos animales, sus favoritos. Escuchó lo que le decía el muchacho. "¿Los de la pequeña estantería de madera en el extremo del mostrador...? " Becca arrugó su nariz y he hizo un recorrido mental de la pastelería hasta recordar esos saquitos, llenos de infusiones que Kat tomaba cada tarde en el trabajo. Había pensando que ella misma los habia comprado. ultimamente sus lagunas mentales se estaban acrecentando, dejandola algo despistada. . oh, claro que recuerdo- musitó aún sin estar completamente segura. Frunció el ceño, sacudió su cabeza y sonrió ligeramente.- gracias por ese detalle, Sav y yo amamos esos tés- comentó alegre mientras pestañeaba un poco para alejar las lágrimas de sus ojos.
Ladeó su cabeza de nuevo, haciendo una mueca curiosa.- ¿Ambrose?- preguntó, repitiendo el nombre que él habia dicho. Nunca de los nunca habia escuchado ese nombre. Alzó una ceja y rió ligeramente. - Te llamaré Ambry, espero que no te moleste- decidió la de ojos verdes echandose hacia atrás y sonriendo ligeramente. negó con un gesto en su cabeza en cuanto a conocer su local de té. - Lo siento, nunca había escuchado sobre él pero definitavamente seré cliente asidua, me encantan los tés y la herbolaria, para ser honesta- comentó sonriente. Una vez habia tenido una discusión con el marido de Grace por la medicina alternativa y esas cosas. Becca creía que si las dos medicinas se juntaban ( tradicional + alternativa) sería un equipazo. William no daba su brazo a torcer así que dejó el asunto por las buenas.
Inclinó su cuerpo hacia delante, recargando su dulce rostro en la palma de su mano y su brazo sobre la mesa. Atentamente escuchaba lo que Ambrose ( si, podria decirle ambrose en su mente) le contaba sobre el té oolong. Genuinamente interesada, no habló ni pío. Esas cosas místicas, provenientes de la naturaleza, le apasionaban aunque no supiera mucho sobre ellas. Ella creía que todo estaba en equilibrio, que todos somos naturaleza.
La camarera llegó con la habitual actitud cortés y les tomó la orden. Katherine se lo pensó un poco y después de repasar la carta mentalmente, se decidió. - ¿Me podría traer un chocolate caliente y un pan frnacés? Ah, y vasito de zarzamoras.- pidió con amabilidad. no traía muchas ganas de comer, así que se limitó a al chocolate que preparaban que era d-e-l-i-c-i-o-s-o, nada comparado con su café y dos rebanadas de pan francés, algo ligero y aguantador. Le ayudaría a sentirse mejor.
Se lo pensó un poco antes de responderle a Ambry. - Bueno, a mi me encanta hacer tartas. De todas las frutas que pueda haber. Y brownies. Y trufas. y TODO lo que tenga chocolate- comentó contenta al hablar de su trabajo. Esas cosas eran las que mas le gustaba hacer y en las que ponia su empeño. - Y por otro lado, me gusta la cocina también- añadió sonriente.
Ladeó su cabeza de nuevo, haciendo una mueca curiosa.- ¿Ambrose?- preguntó, repitiendo el nombre que él habia dicho. Nunca de los nunca habia escuchado ese nombre. Alzó una ceja y rió ligeramente. - Te llamaré Ambry, espero que no te moleste- decidió la de ojos verdes echandose hacia atrás y sonriendo ligeramente. negó con un gesto en su cabeza en cuanto a conocer su local de té. - Lo siento, nunca había escuchado sobre él pero definitavamente seré cliente asidua, me encantan los tés y la herbolaria, para ser honesta- comentó sonriente. Una vez habia tenido una discusión con el marido de Grace por la medicina alternativa y esas cosas. Becca creía que si las dos medicinas se juntaban ( tradicional + alternativa) sería un equipazo. William no daba su brazo a torcer así que dejó el asunto por las buenas.
Inclinó su cuerpo hacia delante, recargando su dulce rostro en la palma de su mano y su brazo sobre la mesa. Atentamente escuchaba lo que Ambrose ( si, podria decirle ambrose en su mente) le contaba sobre el té oolong. Genuinamente interesada, no habló ni pío. Esas cosas místicas, provenientes de la naturaleza, le apasionaban aunque no supiera mucho sobre ellas. Ella creía que todo estaba en equilibrio, que todos somos naturaleza.
La camarera llegó con la habitual actitud cortés y les tomó la orden. Katherine se lo pensó un poco y después de repasar la carta mentalmente, se decidió. - ¿Me podría traer un chocolate caliente y un pan frnacés? Ah, y vasito de zarzamoras.- pidió con amabilidad. no traía muchas ganas de comer, así que se limitó a al chocolate que preparaban que era d-e-l-i-c-i-o-s-o, nada comparado con su café y dos rebanadas de pan francés, algo ligero y aguantador. Le ayudaría a sentirse mejor.
Se lo pensó un poco antes de responderle a Ambry. - Bueno, a mi me encanta hacer tartas. De todas las frutas que pueda haber. Y brownies. Y trufas. y TODO lo que tenga chocolate- comentó contenta al hablar de su trabajo. Esas cosas eran las que mas le gustaba hacer y en las que ponia su empeño. - Y por otro lado, me gusta la cocina también- añadió sonriente.
Rebecca K. Campbell- Humanos
- Soy : Caperucita Roja
Mensajes : 199
Empleo /Ocio : Pastelera.
Fecha de inscripción : 25/06/2012
Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Solo con ese detalle Ambrose ya se sintió pagado por el lobo de papel. En verdad pocos gestos le resultaban más gratos que ese, una sencilla y espontánea sonrisa. Correspondió agradecido al halago por su trabajo; en verdad le dedicaba horas a sus mezclas, y aún cuando era una sencilla 1:1 de té verde puro se molestaba de cribar cuanto tallo era posible...
Escuchó con atención y asintió - La herbolaria es también un mundo por descubrir. No voy nunca a discutir con Doc, pero creo que antes de probar somníferos vale la pena intentarlo con valeriana, ginseng en vez de complejos vitamínicos... esas cosas... -
Se sorprendió al ver su interés, ya que era de la opinión que raramente la gente ya escuchaba. Muchos se limitaban a aguardar su turno para seguir su monólogo, así que a mitad charla sobre el Oolong se encontró casi azorado por la genuina atención.
Por fortuna, le salvó la campana. Bueno, técnicamente la camarera. Ambrose pensaba pedir sólo té, pero al ver que la muchacha pedía algo más sólido se decidió a acompañarla con unas tostadas y una mermelada suave de fresa.
Escuchó atento, sonriendo ante la mención del postre. El chocolate y él mantenían una tormentosa relación en la que Ambrose siempre terminaba despertándose solo en una cama (junto a una caja) vacía y sintiéndose culpable.
- Un inciso, Becca... ¿Puedo llamarte así? ¿o Becky? - preguntó cortés -No te parece curioso que en un pueblo tan pequeño y viéndonos día sí día también no hubiésemos hablado hasta ahora? ¡Es de locos! - Dijo con una sonrisa. Viendo venir a la camarera con el pedido hizo un poco más de espacio y la ayudó a descargar la bandeja. - Volviendo al tema, ¿Qué te gusta cocinar? ¿algún plato predilecto, comida de algún país...? ¿Te haces postres a ti misma cuando estás en casa? quiero decir, yo me hago tés, pero me hago cargo de que no es ni de lejos el mismo esfuerzo y tiempo... - preguntó divertido.
¿La verdad? No sospechó al llegar al Grannys que iba a tener una sobremesa tan interesante...
U: sorry por la demoraaaaa! Sorry!
Escuchó con atención y asintió - La herbolaria es también un mundo por descubrir. No voy nunca a discutir con Doc, pero creo que antes de probar somníferos vale la pena intentarlo con valeriana, ginseng en vez de complejos vitamínicos... esas cosas... -
Se sorprendió al ver su interés, ya que era de la opinión que raramente la gente ya escuchaba. Muchos se limitaban a aguardar su turno para seguir su monólogo, así que a mitad charla sobre el Oolong se encontró casi azorado por la genuina atención.
Por fortuna, le salvó la campana. Bueno, técnicamente la camarera. Ambrose pensaba pedir sólo té, pero al ver que la muchacha pedía algo más sólido se decidió a acompañarla con unas tostadas y una mermelada suave de fresa.
Escuchó atento, sonriendo ante la mención del postre. El chocolate y él mantenían una tormentosa relación en la que Ambrose siempre terminaba despertándose solo en una cama (junto a una caja) vacía y sintiéndose culpable.
- Un inciso, Becca... ¿Puedo llamarte así? ¿o Becky? - preguntó cortés -No te parece curioso que en un pueblo tan pequeño y viéndonos día sí día también no hubiésemos hablado hasta ahora? ¡Es de locos! - Dijo con una sonrisa. Viendo venir a la camarera con el pedido hizo un poco más de espacio y la ayudó a descargar la bandeja. - Volviendo al tema, ¿Qué te gusta cocinar? ¿algún plato predilecto, comida de algún país...? ¿Te haces postres a ti misma cuando estás en casa? quiero decir, yo me hago tés, pero me hago cargo de que no es ni de lejos el mismo esfuerzo y tiempo... - preguntó divertido.
¿La verdad? No sospechó al llegar al Grannys que iba a tener una sobremesa tan interesante...
U: sorry por la demoraaaaa! Sorry!
Ambrose De Iellazory- Chicos de Storybrooke
- Soy : Adívinalo
Mensajes : 93
Empleo /Ocio : Amante del Té
Fecha de inscripción : 21/07/2012
Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Becca sonrió dulcemente y algunos de sus caireles se le movieron al unísono. - Soy de la opinión que la herbolaria y lo tradicional podrían hacer un gran equipo- comentó sonriente mientras agarraba una servilleta para ponerla a su derecha, haciendo notar su pensamiento. Acomodó también su bolsa en su regazo ya que se estaba sentando en ella. En sí, la unica herbolaria que conocía eran los tés y una que otra raíz o planta para malestares especificos. Al crecer en NY, nunca se percató de la perspectiva naturista.
Los sintomas de l gripe seguían ahí y esperaba que se apaciguaran un poco al comer algo. "Enfermo que come y rie, que su madre se lo crea", decía su mamá cuando Becca estaba enferma y comía. Una cosa era enfermarse de cierta cosa sin perder el apetito pero al parecer, Anabelle no se lo tragaba.
Escuchó a Ambry y sonrió con más ganas mientras se acomodaba en su asiento. - Claro, llamame como te acomodes, no hay ningún problema- aceptó amablemente mientras pasaba unos dedos por su cabello que estaba un poco enrededado en esos momentos debido a su estado de ánimo. Rió un poco, ladeando la cabeza y asintiendo a la vez. Era bastante curioso que Katherine no conociera a Ambrose. Debían de haberse topado antes pero no. En fin, bajo cada esquina puedes encontrarte una sorpresa. - ¡Lo sé! Todo el mundo cabe en un pañuelo, es muy curioso e interesante- murmuró la chica ojiverde mientras abria sus ojos, los cuales reflejaban amabilidad.
Escuchó a Ambry sin perder su suave sonrisa, pensando y recordando lo que más le gustaba cocinar. Después de pensarselo un poco, abrió sus labios para externar su opinión. - Pues me encanta la comida italiana, francesa y japonesa. También la mexicana aunque es muy condimentada. - comentó sonriente- De platillos, amo cocinar sopas, cremas, pastas y cosas con verduras. No sé, generalmente cocino bastante sano pero cuando tengo ganas de unos macarrones con queso no hay quien me pare- rió ligeramente mientras pasaba de nuevo una mano por su cabello. - Y de postres, los que mas me gustan los cocino en la pastelería. No soy muy asidua a los pasteles (qué ironía) prefiero hacer tartas, galletas, brownies, mousse...panquecitos...en fin, la imaginación es infinita- comentó ensoñada y embobada con las imágenes mentales de tantas delicias.
Los sintomas de l gripe seguían ahí y esperaba que se apaciguaran un poco al comer algo. "Enfermo que come y rie, que su madre se lo crea", decía su mamá cuando Becca estaba enferma y comía. Una cosa era enfermarse de cierta cosa sin perder el apetito pero al parecer, Anabelle no se lo tragaba.
Escuchó a Ambry y sonrió con más ganas mientras se acomodaba en su asiento. - Claro, llamame como te acomodes, no hay ningún problema- aceptó amablemente mientras pasaba unos dedos por su cabello que estaba un poco enrededado en esos momentos debido a su estado de ánimo. Rió un poco, ladeando la cabeza y asintiendo a la vez. Era bastante curioso que Katherine no conociera a Ambrose. Debían de haberse topado antes pero no. En fin, bajo cada esquina puedes encontrarte una sorpresa. - ¡Lo sé! Todo el mundo cabe en un pañuelo, es muy curioso e interesante- murmuró la chica ojiverde mientras abria sus ojos, los cuales reflejaban amabilidad.
Escuchó a Ambry sin perder su suave sonrisa, pensando y recordando lo que más le gustaba cocinar. Después de pensarselo un poco, abrió sus labios para externar su opinión. - Pues me encanta la comida italiana, francesa y japonesa. También la mexicana aunque es muy condimentada. - comentó sonriente- De platillos, amo cocinar sopas, cremas, pastas y cosas con verduras. No sé, generalmente cocino bastante sano pero cuando tengo ganas de unos macarrones con queso no hay quien me pare- rió ligeramente mientras pasaba de nuevo una mano por su cabello. - Y de postres, los que mas me gustan los cocino en la pastelería. No soy muy asidua a los pasteles (qué ironía) prefiero hacer tartas, galletas, brownies, mousse...panquecitos...en fin, la imaginación es infinita- comentó ensoñada y embobada con las imágenes mentales de tantas delicias.
Rebecca K. Campbell- Humanos
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Re: El Pequeño Zoo {Libre}
"Es curioso" Pensó Ambrose "Por la forma que relumbra su melena cualquiera diría que es... caoba líquida... o un azabache muy claro... ¿tiene sentido eso?"
Su mirada se posó en el destello de sus labios, en la cremosa suavidad que la piel de Rebecca sugería, en cómo sus manos acariciaban suavemente la mesa al hablar, en cómo la muchacha fruncía levemente el ceño cuando recordaba detalles; un gesto que de alguna forma dulcificaba esos ojos cuyo color no sabía identificar...
Respiró profundamente mientras la muchacha hablaba acerca de sus comidas favoritas. El tiempo parecía ralentizarse ante a él sólo por mirarla. Ahora que ya no la veía si no que la miraba... incluso estando resfriada a ojos de Ambrose su hermosura resplandecía, se extendía como las alas abiertas de una mariposa tras la crisálida.
Un instante antes tenía frente a él a una muchacha de pueblo, un instante después la Hermosa irradiaba inocencia y gracia como un halo. Sentía una punzada en el pecho dulce y amarga, un dolor tal que sólo por ello se sabía vivo.
Sabía lo que tenía que hacer en estas circunstancias en las que la belleza lo embestía. Dejó que la majestuosa luz que Rebecca Campbell derramaba generosa le hiriese durante un segundo más. Luego se puso en pie, le dedicó una silenciosa inclinación de cabeza y se marchó sin mirar atrás.
"La Belleza es una melodía que se retiene al no pensar en ella" Pensó sintiéndose agradecido por haberla encontrado de improviso.
Su mirada se posó en el destello de sus labios, en la cremosa suavidad que la piel de Rebecca sugería, en cómo sus manos acariciaban suavemente la mesa al hablar, en cómo la muchacha fruncía levemente el ceño cuando recordaba detalles; un gesto que de alguna forma dulcificaba esos ojos cuyo color no sabía identificar...
Respiró profundamente mientras la muchacha hablaba acerca de sus comidas favoritas. El tiempo parecía ralentizarse ante a él sólo por mirarla. Ahora que ya no la veía si no que la miraba... incluso estando resfriada a ojos de Ambrose su hermosura resplandecía, se extendía como las alas abiertas de una mariposa tras la crisálida.
Un instante antes tenía frente a él a una muchacha de pueblo, un instante después la Hermosa irradiaba inocencia y gracia como un halo. Sentía una punzada en el pecho dulce y amarga, un dolor tal que sólo por ello se sabía vivo.
Sabía lo que tenía que hacer en estas circunstancias en las que la belleza lo embestía. Dejó que la majestuosa luz que Rebecca Campbell derramaba generosa le hiriese durante un segundo más. Luego se puso en pie, le dedicó una silenciosa inclinación de cabeza y se marchó sin mirar atrás.
"La Belleza es una melodía que se retiene al no pensar en ella" Pensó sintiéndose agradecido por haberla encontrado de improviso.
Ambrose De Iellazory- Chicos de Storybrooke
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Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Sonriente, Becca le dió las gracias a la mesera que les traia su pedido. Inhaló el dulce olor del chocolate, el olor del pan y lo cítrico de las zarzamoras. Relamió sus gruesos labios y su estómago rugió en señal de hambre recién despierta. Agarró la taza humeante, inhaló el olor hasta sus pulmones y tomó a sorbitos el líquido café. Agarró sus cubiertos y partió la rebanada de pan en cachitos, espolvoreando algunas zarzamoras arriba. Esperaba que con alimento en su estómago se sintiera un poco mejor, más activa y con los sentidos despejados. Llevó un pedacito de pan a su boca y masticó lentamente. - Está muy bueno- comentó, admitiendo que estaba rico su pan. Empujó unos centimetros su plato hacia la dirección de Ambry, sonriéndole. - ¿Quieres probar?- preguntó amablemente mientras mordía su labio inferior por simple gesto de curiosidad y cortesía.
Katherine fue llamada así por su abuela materna, una elegante señora que era amada por su dulzura y belleza y sentimientos nobles. Su madre siempre le recordaba que tenía las mismas facciones que ella y conforme fue creciendo, que era réplica de su abuela. Becca creía que no le llegaba a los talones a su querida Katty, como le decía de cariño.
Ese pensamiento definitivamente no pasó por la cabeza de la morena. Simplemente vió como su acompañante se levantaba del asiento sin decir pio. No supo que pensar. Titubeó un poco, regresó su plato al lugar enfrente de ella y se levantó, caminando hacia él. Varias cosas pasaron por us mente durante los segundos en los que alcanzaba su paso. Al estar mas cerca de él, estiró su brazo y le jaló su suéter. - lo siento, no tienes que comer del pan si no quieres- habló atropelladamente mientras se rascaba la cabeza con la otra mano y sonreía a modo de disculpa. Sí, sus sonrisas dulces solían mejorar las situaciones por que en ellas se vislumbraba su inocencia. No sabía como o por qué le habia molestado ese acto a Ambry y se sintió mal al haber echado a perder la agradable y amena comida que estaban compartiendo.
Katherine fue llamada así por su abuela materna, una elegante señora que era amada por su dulzura y belleza y sentimientos nobles. Su madre siempre le recordaba que tenía las mismas facciones que ella y conforme fue creciendo, que era réplica de su abuela. Becca creía que no le llegaba a los talones a su querida Katty, como le decía de cariño.
Ese pensamiento definitivamente no pasó por la cabeza de la morena. Simplemente vió como su acompañante se levantaba del asiento sin decir pio. No supo que pensar. Titubeó un poco, regresó su plato al lugar enfrente de ella y se levantó, caminando hacia él. Varias cosas pasaron por us mente durante los segundos en los que alcanzaba su paso. Al estar mas cerca de él, estiró su brazo y le jaló su suéter. - lo siento, no tienes que comer del pan si no quieres- habló atropelladamente mientras se rascaba la cabeza con la otra mano y sonreía a modo de disculpa. Sí, sus sonrisas dulces solían mejorar las situaciones por que en ellas se vislumbraba su inocencia. No sabía como o por qué le habia molestado ese acto a Ambry y se sintió mal al haber echado a perder la agradable y amena comida que estaban compartiendo.
U: le seguimos o ahi se acaba? ^^
Rebecca K. Campbell- Humanos
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Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Se encaró a ella despacio al sentir la suave presa en su ropa. No por que su presencia fuese intolerable iba a ser descortés con Ella.
Enarboló su mejor sonrisa y se enfrentó de nuevo a ese rostro. Su Hermosura parecía poseer ahora un latido propio, un pulso que irradiaba en torno a ella amenazando con hacerle perder el equilibrio.
Ambrose sentíase un hombre ligero, muy ligero en medio de un gran vendaval. En cualquier momento sus pies perderían contacto con el suelo, con aquello que era real. El Sindrome de Stendhal golpeaba prófusamente al herborista.
Deseaba en ese momento llevar puestas unas gafas de sol que le permitiesen romper el contacto ocular que le mantenía cautivo de esa mirada indescifrable. Sencillamente no podía hacer si no perderse en esos ojos, intentar averiguar su color, discernir su propia silueta recortada en la luz que reflejaban ese par de piedras preciosas.
- No, no puedo quedarme. Tengo, tengo cosas que hacer en otra parte, urgentes, se me olvidó - musitó inquieto. Si no se marchaba YA caería desmayado al suelo. - Adiós - Susurró a duras penas mientras salía del grannys a un paso que era casi, apunto pero no del todo, correr.
U: cerramos aquí? Te aviso que Ambrose es un gran velocista xD
Enarboló su mejor sonrisa y se enfrentó de nuevo a ese rostro. Su Hermosura parecía poseer ahora un latido propio, un pulso que irradiaba en torno a ella amenazando con hacerle perder el equilibrio.
Ambrose sentíase un hombre ligero, muy ligero en medio de un gran vendaval. En cualquier momento sus pies perderían contacto con el suelo, con aquello que era real. El Sindrome de Stendhal golpeaba prófusamente al herborista.
Deseaba en ese momento llevar puestas unas gafas de sol que le permitiesen romper el contacto ocular que le mantenía cautivo de esa mirada indescifrable. Sencillamente no podía hacer si no perderse en esos ojos, intentar averiguar su color, discernir su propia silueta recortada en la luz que reflejaban ese par de piedras preciosas.
- No, no puedo quedarme. Tengo, tengo cosas que hacer en otra parte, urgentes, se me olvidó - musitó inquieto. Si no se marchaba YA caería desmayado al suelo. - Adiós - Susurró a duras penas mientras salía del grannys a un paso que era casi, apunto pero no del todo, correr.
U: cerramos aquí? Te aviso que Ambrose es un gran velocista xD
Ambrose De Iellazory- Chicos de Storybrooke
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Re: El Pequeño Zoo {Libre}
Rebecca se quedó pasmada ante lo que acababa de vivir. Cosas urgentes. habia dicho Ambrose para después correr. Parecía que estaba huyendo de algo. ¿pero de qué? Katherine frunció el ceño. ¿Tan descortés había sido ella? Tal vez pudo adivinar que becca podría ser una asesina serial en potencia y eso le dió miedo y corrió. O tal vez la personalidad de ella era demasiado sosa, o demasiado peculiar. No sabía. Es que la velocidad con la que había corrido era bastante preocupante. ¿Era posible la alergia hacia otras personas? Tal vez él era alérgico a ella.
Inmersa en sus conjeturas, la chica joven volvió a su lugar. Se llevó un pedazo grande de pan a su boca y gruñó por lo bajo. Bebió a sorbitos la taza del chocolate que ya se habia entibiado. Se llevó la mitad restante del pan de un solo trago y masticó con fuerza, seguia pensando las posibilidades. Terminó la taza del líquido de cocoa y suspiró audiblemente. Checó la cuenta, la mesera no había traído la comida de Ambrose por que vió como se levantaba y salía del local. -Se levantó y en una servilleta depositó las zarzamoras que quedaban, se levantó y fue a pagar a la caja. - Gracias- musitó a la mesera.
Salió de Granny's y ya no había rastro de Ambrose por ningún lado. Al parece corría bastante rápido. Katherine arrugó la nariz, lo cual le trajo un aire de dulzura. Abrochó su sueter, se hechó su bolsa al hombro y comenzó el camino hacia su casa gracias al catarro que comenzaba a apoderarse de sus sentidos. Estornudó y lamentó que la gripe no huyera de ella.
Inmersa en sus conjeturas, la chica joven volvió a su lugar. Se llevó un pedazo grande de pan a su boca y gruñó por lo bajo. Bebió a sorbitos la taza del chocolate que ya se habia entibiado. Se llevó la mitad restante del pan de un solo trago y masticó con fuerza, seguia pensando las posibilidades. Terminó la taza del líquido de cocoa y suspiró audiblemente. Checó la cuenta, la mesera no había traído la comida de Ambrose por que vió como se levantaba y salía del local. -Se levantó y en una servilleta depositó las zarzamoras que quedaban, se levantó y fue a pagar a la caja. - Gracias- musitó a la mesera.
Salió de Granny's y ya no había rastro de Ambrose por ningún lado. Al parece corría bastante rápido. Katherine arrugó la nariz, lo cual le trajo un aire de dulzura. Abrochó su sueter, se hechó su bolsa al hombro y comenzó el camino hacia su casa gracias al catarro que comenzaba a apoderarse de sus sentidos. Estornudó y lamentó que la gripe no huyera de ella.
Rebecca K. Campbell- Humanos
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