Dum dum da-dum... {Libre}

Hoy era un día lento. Lento hasta la saciedad, uno de esos días en los que Ambrose mira fijo el reloj y cuenta hasta diez entre los tics y los tacs.

Por supuesto, era domingo. Algo tiene ese día de la semana que se hace especialmente pastoso, ¿Verdad? Como que todas las horas que pasan volando durante la semana se esconden y apilan ese día para emboscar a inocentes y hacerles sufrir una jornada interminable...

Afortunadamente Ambrose tenía un remedio infalible, uno posible gracias a la calidez casi veraniega que acariciaba Storybrooke. En circunstancias como estas combatía el fuego contra el fuego sin piedad alguna... Ahora mismo se encontraba echado a la sombra de un gran olmo del bosque sobre una mantita a cuadros, con medio cuerpo apoyado cómodamente en el tronco.

A su derecha descansaba sobre el caballete Ruggina, su vieja bicicleta de paseo. En su cestillo aguardaba un termo con té caliente y unas pastas de Camembert de Normandie con mermelada de arándanos, una delicia que Savannah le preparaba especialmente.

Tomaría el té a las cinco como era de rigor, pero aún era temprano. Por el momento Ambrose dormitaba bajo el gran olmo con su gastado sombrero de cuero ocultando medio rostro. Rasgueaba suavemente su guitarra, ahora un acorde de sol, un re, un punteado aquí... lo que le dictase el canto del viento entre las hojas...

Era un día caluroso, insoportablemente caluroso y Dandelion solo tenia una idea en mente irse al bosque para dirigirse directamente al lago a darse un buen baño, por eso caminaba tranquilamente, aun asi a paso rápido, deseosa de sentir el agua en su piel. Por ello solo llevaba un pantalón corto vaquero y por la parte de arriba solamente la parte de arriba de su bikini, negro y rojo, que remalcaba la palidez de su piel y su belleza.

La verdad es que los domingos eran siempre un día de aburrimiento, y normalmente los pasaba sola, si podia en su estudio practicando ballet, pues aunque lo hacia todos los días los domingos solian ser especialmente intensivos. Pero ese día le apetecia relajarse, estar tranquila, aun obviamente la danza la relajaba. En estos pensamientos estaba cuando escucho el ruido de una guitarra sonando. Con intriga volvio sobre sus pasos en busca de su origen, y lo encontro, debajo de un olmo había un joven de unos 26 años tocando levemente la guitarra. Ella por un momento, sintiendose intrusa de la situación se quedo a la sombra de un árbol cercano, y le observo durante largo rato, hasta que se decidio a salir, estaba algo avergonzada por haber estado espiando, pero su exterior supo ocultarlo, asi que dejo que la luz del sol la revelara, aunque no hizo ningun ruido. Simplemente se quedo observando, hasta que el se diera cuenta de su presencia.

Arrullado por el canto del bosque, Ambrose tocaba. A medida que desgranaba acordes sentía una extraña paz, la sensación de que... todo iba a salir bien.

De alguna manera, ese grito de angustia y pena que agitaba su mente, esa espina clavada en su psique que emborronaba la realidad... De alguna forma, sentía que se iba a solucionar. Que dejaría de sentirse un extranjero en su propia piel.

Se sintió observado. Lentamente, como quien despierta de un sueño, dejó de tocar. Alzó el sombrero que ocultaba sus ojos en busca de quien fuese y se encontró con una muchacha rubia. Durante un segundo la creyó sílfide del bosque o tal vez una dríada, hasta que su indumentaria más prosaica terminó por hacerle volver al mundo real.

Creyó reconocerla. Creyo recordar que tenía una mala impresión de ella, aunque no sabía por qué, ya que no le venía a la memoria haber tenido una conversación de verdad con la muchacha.

Tampoco es que fuese importante... Ahora mismo no tenía ni un ápice de discordia en su interior. Tocó un largo acorde Sol y sonrió. - Magnífico día... ¿Verdad? -

Inspiró profundamente, cerró los ojos y alzó el rostro al cielo durante un instante preguntándose qué hora sería. La verdad, se le había desajustado su ya de por si poco fiable reloj interno, así que no tenía ni idea. Pero... bueno... siempre era la hora adecuada para eso.

- ¿Le apetece un poco de té? - Preguntó sin inquietarse siquiera por saber su nombre. En un sentido, la melodía del bosque seguía sonando en él.

Se quedo quieta, pues no quería romper el encanto que en ese momento reinaba en el lugar, dejo que el joven la observara, hasta que poco a poco fue saliendo del embrujo en el que ella no estaba incluida. Entonces cuando el último acorde de guitarra cesó, Dandelion comenzó a moverse despacio, con cuidado, a la vez que se ponia la camiseta blanca que dejaba la espalda al descubierto y la cual llevaba atada a la cintura, pues no sabía porque, sentía un leve pudor ha estar solo con la parte de arriba del bikini. Y asi acabo de acercarse al joven, contestando a la pregunta formulada.

- Un día espléndido sin duda.- le dijo al joven con una sonrisa.- Perfecto para adentrarse en el bosque y dejarse llevar. O al menos eso es lo que a mi me grita. .- Rio levemente, pues no se atrevía ha hacerlo muy fuerto para no romper la paz de aquel lugar te mágico.-

Entonces vio como el joven elevaba el rostro hacia el cielo, con tal relajación que incluso ella se sintio invadida por esa paz. Y por un impulso, se sentó al lado del joven e hizo lo mismo, mirar el cielo, azul tan azul que tentaba el perderse en el. Entonces una voz interrumpio la calma que la envargaba, ella se giro levemente hacia el joven y con una leve sonrisa acepto la invitación.

- Encantada me tomaria un té. Por cierto, aun no me he presentado, soy Dandelion Dollanganger. Y usted? - Termina, y esta vez no puede aguantar una dulce carcajada, que lejos de romper la magía se une a esta.-

Asintió con una sonrisa divertida. - Eso es algo que he pensado muchas veces, sobre todo en los días como hoy... o en Otoño, cuando aún no hace frío pero el bosque ya se viste de rojo....- Dejó que su mirada vagase sin rumbo por entre los árboles, apreciando los pequeños detalles. - ¿Qué no cerraré mi tiendecita y me mudaré al bosque? Una cabaña pequeña, lejos de todo...- Miró a los ojos a la mujer, invitándola a ser partícipe de su ensueño.

Dejó la guitarra a su lado al tiempo que la muchacha se sentaba al otro. Se alegró de que aceptara su invitación, y ya iba a girarse a tomar el cestillo cuando cayó en lo de la presentación.

- Ambrose De Iellazory - dijo alzando su sombrero - Pero por favor, llámame de cualquier otra forma - Ahora si, con un poco de contorsionismo alcanzó el cestillo y lo dejó entre ambos. El herborista era de la opinión de que si algo había que mejorase el té era la compañía, así que siempre que preparaba un picnic el servicio era para cuatro aún cuando saliese solo de casa.

No es un hombre extraño haciendo cosas extrañas, es un hombre previsor, que es muy diferente. Aunque tal vez previese situaciones inverosímiles muy a menudo, pero... ¿Quienes somos nosotros para juzgar las frías posibilidades de que algo suceda? Eso pensaba yo.

Volviendo a ellos...

Ambrose dispuso despacio el servicio para los dos; Tazas de té de porcelana con su platillo a juego, envueltas cuidadosamente en servilletas para evitar que se dañasen con el traqueteo de la bicicleta. Pasó algo curioso mientras lo preparaba; se mostraba renuente a mirar a Dandelion. No era timidez, en absoluto. Tal vez no hubiese toreado en plazas mayores, pero Ambrose no era una virginal florecilla en estas lides. Lo que pasaba era....

¿Qué pasaba, exáctamente?

Sacó el termo y lo destapó. Aspiró profundamente. Té verde con un pellizco de jazmín y madreselva. No tenía un té predilecto, pero este se le acercaba. Fue a decirle algo, pero en el último momento desvió la mirada hacia las briznas de hierba que se mecían al son de la danza de la brisa.

Sacó las pastas y las descubrió frente a Dandelion con la misma grandiosidad que un mago mostraría un truco final. Por fin volvió a él su sonrisa y la pudo mirar diréctamente.

- Cammembert y mermelada de arándanos. Una delicatessen para acompañar nuestro té - Dijo orgulloso mientras dejaba el plato sobre el mantel a cuadros - Y, dígame... ¿Qué la ha traido por el bosque hoy? ¿alguna zona favorita para pasear?