Reunión vegetariana [Sydney Watson/libre]

Sintió la vibración del móvil sobre la mesita de noche, cosa que hizo que tuviese que apartar la mirada del libro que estaba leyendo y dejarlo abierto sobre su abdomen para poder coger el móvil. Se preguntó quién la llamaría a aquellas horas, pues tanto Matthew como Everett (que eran los que la llamaban con mayor frecuencia) así como también Pheebs estaban trabajando. Su duda se aclaró en el instante en que vio el nombre de Anja apareció en la pantalla iluminada.

- ¡Anja! – Exclamó mientras se incorporaba en la cama, haciendo que el libro se deslizara hasta quedar en su regazo – ¿Cómo estas? – Una sonrisa cruzó en su rostro mientras cerraba el libro con la mano libre y lo dejaba sobre la mesilla donde momentos antes estaba el móvil, escuchando y atendiendo a cada una de las palabras de su amiga – ¿En el bosque? ¡Me parece una idea genial! – Asintió varias veces mientras escuchaba a Anja a través del teléfono y aunque podría haberse levantado de la cama y empezar a buscar que ponerse para aquel encuentro, simplemente se quedó sentada encima de la cama con las piernas cruzadas. – Nos vemos dentro de un rato, entonces…

Colgó el teléfono y se levantó prácticamente al instante para dirigirse a su armario y después de estar unos minutos pasando perchas y perchas y más perchas, se decantó por unos pantalones cortos y una camisa. Total, solo iba de picnic con una de sus mejores amigas y además en el bosque, no era plan de ir emperifollada si total se podía ensuciar estando en alguna parte del bosque, aunque lo de ensuciarse la ropa tampoco le importaba demasiado, se metía en la lavadora y ya estaba, limpia como una patena.

No le había preguntado a Anja si debía llevar algo y en aquel momento se arrepintió de ello. Se mordió ligeramente en labio inferior mientras meditaba en ello y al final decidió meter en una cesta que sacó de uno de los armarios de la cocina (y no recordaba que estaba allí) unas cuantas frutas, que para el postre siempre venían bien. Salió por la puerta de atrás y se dirigió hasta su bicicleta, sujetando la cesta en la parte de atrás. Tomó la bicicleta por el manillar y caminó hasta llegar a la calle y subirse a la misma para encaminarse hasta el bosque.

Pedaleaba con tranquilidad, pues sabía que tenía tiempo de sobras como para llegar y volver dos veces hasta su casa. Al final llegó a la linde del bosque donde dejó la bicicleta, en un pueblo tan pequeño nunca les quitaban las cosas, y si lo hacían sabría que había sido Gary. Era el único ladronzuelo del pueblo y el único de sus pacientes que la sacaban de quicio. El único que podía conseguir que estuviese el resto del día de mal humor, cosa que ni Nathanaël conseguía.

Reconoció la melena pelirroja de Anja a distancia – ¡Anja! – Exclamó mientras se encaminaba hasta ella. Se inclinó hacia su amiga, dándole un beso en la mejilla y manteniéndola abrazada unos segundos – No sabía que ibas a traer así que… traje un poco de fruta. – Esbozó una sonrisa al tiempo que observaba la manta y todo lo que tenía - ¡Vaya! Has venido bien preparada… ¿Qué tal te va todo? ¿Cómo va el trabajo? Hace tiempo que no nos vemos…

Contemplé mi “obra” con ojo crítico, y cuando creí que estaba presentable me di por satisfecha. Tenía una manía de buscar la perfección para todo; para colocar las macetas, para poner la mesa, incluso para organizar libros o revistas a la hora de colocarlos en los estantes de algún mueblo. En cuanto oí unos pasos cerca de donde estaba, inmediatamente tuve la intuición de que era Sydney, aunque podía haber sido cualquier otra persona que hubiera decidido dar una vuelta por el bosque. Sin embargo, mi intuición no solía fallarme en cosas como estas.
-¡Sydney! –Exclamé emocionada saludándola con una mano con cierta efusividad. Le correspondí al abrazo, emocionada de volver a verla, ya que hacía tiempo que ni siquiera me la encontraba por la calle.
-Tranquila, he traído bastante de cada cosa por si acaso –Dije con una sonrisa, tal vez me había pasado, o quizás incluso nos quedábamos con ganas de mas.
-No va mal, aunque podría estar mejor. Últimamente la gente no esta muy interesada en las plantas. –Contesté un tanto desilusionada, acariciando la hierva sobre la que estaba sentada con una mano.
-¿Y tu que tal? ¿Muchos pacientes?

(off: siento que haya salido tan mal el post, pero no se me ocurría anda)

Por supuesto que Anja lo tenía todo preparado si en algo se parecían era en la manía de dejarlo todo perfecto, al menos Sydney no podía salir de casa sin dejarlo todo perfectamente ordenado. Una maldita manía que por mucho que lo intentase no se quitaba de encima y mira que lo había intentado. Ver a la pelirroja supuso toda una alegría, su efusividad a la hora de saludarla y la forma como que le correspondió el abrazo arrancó una sonrisa en el rostro de Sydney que se balanceó unos segundos con la muchacha en brazos.

- Ya veo ya… - Volvió a decir mientras repasaba con sus ojos marrones todo lo que había sobre el mantel a cuadro. El típico mantel de picnic de las películas que la hizo sentirse como si estuviese metida dentro de una. Rió durante unos segundos por aquel pensamiento ligeramente estúpido que se había colado en su mente – ¿Crees que seremos capaces de comérnoslo todo? Eres una chica quizá demasiado precavida – Apuntó mientras dejaba la fruta sobre el mantel y se sentaba cruzando las piernas.

Estar de aquella manera al aire libre y con una amiga lo consideraba todo un lujo en muchos sentidos. En primer lugar por estar compartiendo el momento con una buena amiga pero también por el simple hecho de estar haciéndolo en un sitio hermoso, natural y para nada artificial como lo eran los espacios interiores de las casas, que no es que no le gustarán, pero siempre se había sentido en comunión con la naturaleza, como si algo la uniera a ella aunque no podía decir con seguridad que era.

- ¿Cómo es posible que la gente deje de interesarse en las plantas? – Preguntó de súbito sin saber realmente de donde había salido aquella pregunta, ni tampoco la forma como la había formulado, como si de alguna manera le molestase el hecho de que la gente hubiese dejado de interesarse en aquello. En algo tan hermoso y tan sencillo a la vez – Alegran las habitaciones, no sé… Nunca está de más tener alguna planta en casa – Eso sí, tenías que ser capaz de cuidarlas, porque sino, pobre de ellas. – Pues sí, lo normal, vamos. Aunque por algún extraño motivo parece que la gente últimamente tiene más problemas que antes… Es raro, ¿no? Quizá sea el tiempo… - O la alineación de los planetas. ¡Quién sabía! Si alguien se paraba a pensarlo seriamente, había muchas cosas que podían afectar e influir en el comportamiento de las personas, pero que casi todas las personas en Storybrooke estuvieran teniendo problemas así de repente como que era extraño – Espero no volverme loca o algo… ¿qué sería de ellos? – Bromeó ligeramente al tiempo que se alisaba la ropa y levantaba la mirada hasta su amiga.

Volví a pasar mi mirada de ella a todo lo que había traído llevándome uno de los dedos a los labios quedándome pensativa mientras mis ojos barrían todo lo que había traído – No me decido así que… - Pasó la mirada a Anja – Vas a decidir tú que es lo primero que pruebe – Sonrió divertida, siempre había sido una persona que adoraba los retos, los riegos. – ¡Venga! ¡Decide, decide por mí! Lo probaré, lo juro. – Ahora solo le quedaba esperar a ver qué manjar decidía su amiga que tomase en primer lugar.