¿Será este un buen lugar para huir de las espantosas goteras? [Phoebe]

Maldigo ya por enésima vez en el día de hoy, dando vueltas y mas vueltas, con las manos metidas en los bolsillos y las gafas resbalandome constantemente por el puente de la nariz, amenazando con caer al suelo y romperse. Es la quinta vez este año que las he reparado, no quiero tener que volver a hacerlo.
Una lucecita se ilumina ante mi y por un momento creo que el sueño y el cansancio empiezan ya a hacer mella en mi, pero entonces me percato que es el neón del cartelito de veinticuatro horas abierto del hostal. Bueno... esta claro que a casa no voy a poder volver, al menos por hoy. No si quiero descansar algo. Suspiro, llevandome la mano a la cartera y ojeando los billetes que quedan dentro. No es que el sueldo ultimamente sea algo que alabar, pero al menos se llena justo a tiempo antes de que se acabe el del mes anterior. Esto va a tener que ser clasificado como gasto extra, seguro.
No me lo pienso mucho mas y guardo de nuevo mi cartera, suspirando antes de entrar en el hostal, dandole con la palma abierta a la campanilla que hay sobre el mostrador. El suelo cruje y todas las luces estan a media potencia, como si estuviesen casi fundidas pero se mantuviesen vivas. ¿Hola?¿Hay alguien?

Aquello de quedarse hasta tarde en el hostal no era lo que acostumbraban hacer ni ella ni Michelle, pero qué decir, las cosas en Granny’s ya no eran como se acostumbraba. Porque para empezar tenían dos huéspedes de estadía extendida al mismo tiempo y eso era mucho más de lo que habían tenido en muchísimo tiempo. La mayoría de los clientes llegaban a pasar una noche o dos a lo mucho; una escapada a solar dejando a los hijos con los abuelos, o un lugar en el qué quedarse en lo que el exterminador se encargaba de la infestación de termitas en sus pisos de madera. Era raro que alguien decidiera quedarse una semana o más.

Lucy y Liam eran casos extraordinarios, más ella que iba ya por dos meses casi, aunque algo había escuchado que estaba considerando el quedarse una temporada más o menos larga en el pueblo. La verdad es que ella le agradaba y seguramente querría estarse más tiempo con Paula, que ya todos sabían de la inusual situación y el parentesco que compartía con la pequeña Mills. Para el negocio no era del todo bueno que se decidiera buscar un lugar para vivir más estable, pero si era lo que quería y todos estaban felices no importaba.

Además de que sus dos huéspedes eran algo así como los consentidos del hostal, y es que ella y Michelle hacían de todo por tenerlos contentos y a gusto, estaban los… incidentes que habían tenido con seguridad. Lo de Downey y las cucarachas en la cama de Liam había sido algo por demás traumático, sin mencionar indignante y humillante para ellas que tanto empeño ponían en cuidar aquel negocio.

Ella estaba ya por concluir su turno y marcharse a su casa. Había dejado preparada mezcla para galletas que meter al horno por la mañana y así tenerlas listas para el desayuno recién horneadas. Además había sábanas que lavar y almidonar, así que entre eso y los mensajes que intercambiaba con Lucas de tanto en tanto le habían ayudado a que el tiempo se le fuera rápido. Sin embargo, antes de recoger sus cosas y dar el día por terminado escuchó que las campanitas de la puerta anunciaban la llegada de alguien, por lo que Phoebe se acercó al mostrador inmediatamente. – Sí, claro que sí, pase por favor. – Contestó sonriente. ¿Sería otro cliente? ¡Tres al mismo tiempo! ¡Record de ventas!

Al no recibir respuesta paseo lentamente por las habitaciones, observando lo que parece un bar con todas las luces apagadas. Las únicas bombillas encendidas son las de los frigoríficos. Estoy observando una partida de ajedrez que alguien ha dejado a medias cuando oigo a alguien responder. Sonrío al escuchar la voz y me acerco a lo que parece un pequeño mostrador. Supongo que debe ser la recepción porque hay una caja de llaves tras la chica. Ehm... hola. Vaya, que guapa. Verá, me llamo Haley Nikeos, vivo tres calles mas abajo y con la de agua que esta cayendo ultimamente mi casa no deja de gotear por todas partes y.... digame que tienen alguna habitación libre, por favor... y que aceptan ustedes animales. No se cuantos días voy a estar aqui, pero esta claro que sin Ness prefiero dormir debajo de un puente. Mi perra es la única compañera real que tengo, la que siempre esta ahí en todos los momentos, a las duras y a las maduras.
Por la cantidad de agua que cae en los cubos de casa, yo diría que tardaré varios días en arreglarlo, y hasta que no deje de llover no voy a poder hacerlo porque todo lo que arregle se mojará al instante y no habrá servido de nada, solo para perder dinero.

Lo primero que le llamo la atención en el rostro del joven es que tenía una expresión de cansancio acumulado que hacía sorprenderse de que el pobre no estuviera desplomado en el suelo por agotamiento. Le sonrió afablemente cuando se presentaba y lo escuchó explicarle la situación. La verdad era que aquellas últimas lluvias veraniegas estaban llegando con toda la fuerza posible, parecía que querían despedirse y dar paso al otoño a lo grande. Ella misma tenía detrás del mostrador su paraguas, su impermeable y sus botas para lluvia. No le disgustaba mojarse, si de hecho el olor a lluvia fresca era algo que le encantaba, pero tampoco tenía intenciones de arriesgarse a un resfriado que le dejara tumbada en cama el resto de la semana. Tomaba sus precauciones, claro. Aunque si en realidad el aguacero iba tan fuerte probablemente lo que mejor le convendría sería llamar un taxi. Algún día ahorraría para un coche propio, si.

- Phoebe, un placer. Y sí, sí tenemos cuartos libres, señor Nikeos. – Le volvió a sonreír. Debían ser de la misma edad, pero por cortesía Phoebe nunca llamaba a un huésped por su primer nombre a menos que se lo pidieran expresamente. En Granny’s siempre tenían cuartos disponibles. Aquella estaba siendo la mejor época para el negocio en mucho tiempo según tenía entendido, pero aún así era poca la gente que se hospedaba ahí.

- ¿Le interesaría pasar a ver una habitación? – Hubiera o no huéspedes siempre mantenían los cuartos impecables, nunca se sabía cuando situaciones como esta iban a presentarse. La última pregunta que el joven hizo, sobre si aceptaban o no animales, le tomó por sorpresa y seguramente quedó reflejada en su rostro. Nunca le había tocado que alguien pidiera hospedarse con mascotas, pero entendía que si la casa del fotógrafo estaba hecha tal desastre no quisiera dejar solo a sus animales. No era una situación convencional y no estaba Michelle para consultarle, así que le tocaba confiar en su criterio. Y ese criterio se regía por un corazón bondadoso que no se quedaría tranquilo de saber que había por algún lado un perro o un gato solo y empapado preguntándose donde estaba su amo.

- Bueno, supongo que si el animal es bien portado y no causa desrozos… - Porque limpiar huellitas enlodadas del suelo era lo de menos. Lidiar con cojines destrozados y lámparas rotas era ya otra cosa, pero dudaba que el chico lo estuviera planteado si tuviera una mascota muy revoltosa. – ¿De qué tipo de mascota hablamos? – Por saber. No era lo mismo acomodar a un Chihuahua que a un Gran Danés

Tuerzo la boca en una leve sonrisa cuando afirma que tienen cuartos libres. No me importa que cuando hablo seriamente con alguien, o de temas que aborrezco o simplemente odio, me llamen de señor y me traten con respeto, pero esta joven esta siendo de lo mas amable y parece estar realmente haciendome un favor estando ahora aqui. Que sea solo Haley, por favor. No soy tan viejo como para que me traten de usted. Aunque realmente debería afeitarme, pero nunca tengo tiempo para ello... o cuando lo tengo lo último que pienso es en afeitarme. Me gusta llevar barba. Por supuesto que me gustaría, Phoebe. ¿Esta la puerta abierta por las noches o..? Sabía bien que algunos sitios, sobretodo hoteles, hostales o moteles tienen un toque de queda... y ahora mismo por lo menos debería ir a buscar alguna muda y a Ness, si es que me dejan traerla. Sino debería llevarla a la protectora una temporada y eso me llevará también un rato largo.
Una increíble sensación de alivio se extiende por todo mi pecho hasta la mas lejana de mis extremidades cuando la oigo contestar en lo referente a Ness. No tiene que preocuparse. Ness es una perra algo grande, pero muy bien educada y totalmente obediente. No causa destrozo alguno, como mucho puede soltar pelo, pero me encargaré de cepillarla adecuadamente las veces que haga falta para que eso no suceda. Estoy dispuesto a lo que sea si con ello puedo tener a Ness conmigo. Lleva demasiados años a mi lado para ahora dejarla en la protectora o en casa con todos los charcos. Además tampoco necesitará ningun tipo de prestación diferente ni nada, Ness puede dormir conmigo, o en cualquier alfombra... ella esta contenta con cualquier cosa, de verdad. Nos estas salvando de una buena si podemos quedarnos aqui.