Pasando a por algo de cenar... y unos dulces {Alegna}

Ya faltaba poco para verano y para mi merecido descanso de un mes- por no decir que faltaban unos tres o cuatro días-. Hoy había salido de la estación un poco antes, sobre las siete, y las tiendas aun estaban abiertas. Había llamado a mi hermana Noah para decirle que estaría allí sobre las ocho y que quería de cenar pero, al parecer, ella no estaba en casa. No le pregunté nada, me fiaba de ella, y solo le puse una condición: "No vengas tarde a casa". Y con un "te quiero, enana", le colgué el teléfono y seguí caminando por la calle.

La tiendas aun seguían abiertas y, mientras yo escuchaba la radio por los auriculares de mi móvil, pensaba que podía cenar. Hoy no tenía ganas de cocinar para cenar así que pensé en hacerme algo ya hecho. "¿Una pizza?", pensé, "No, ayer cené pizza.. ¿hoy también?". No tenía ganas de hacer nada, estaba algo.. ¿gandul? Si, bueno, y algo desanimado pues Martha, la enfermera de la estación ya me había engañado. No llevábamos ni una semana cuando me enteré de que se había ido con otro.. cuando yo llevaba por ella mucho tiempo. Estaba harto de estas relaciones "juveniles", de estas que no duraban un día.. quería una relación seria pero, al parecer, como era no conseguiría nada.
Mientras caminaba mirando al suelo escuché una campanilla a mi derecha y gire mi cabeza, reconociendo la campana. La panadería de StroryBroke, donde hacían unos buenos panes y deliciosos pasteles de carne. Una mujer con una niña salían contentas con unas barras de pan y un dulce para la niña. Sonreí y, de pronto, mi cabeza cavilgó. "¿Y un pastel de carne? Hace tiempo que no pruebo uno.", y, enseguida, entré a la panadería. No había mucha gente, me senté en una silla roja esperando a que la gente se desocupase y pudiese pedir uno de los dos pasteles de carne que quedaban. Miraba atentamente al pastel que estaba detrás del cristal.. eramos el pastel y yo.

Salí pronto de casa, mis padres estaban insoportables en ella y solo quería desaparecer un buen rato. Por lo visto, a mi madre no le parecía bien que mi padre caminase descalzo por casa y una cosa llevó a otra y ahora estaba tirándose MIS JARRONES, a la cabeza. Desde el incendio de su casa, estaban en la mía, para comer y sopar, aunque se iban a dormir fuera por la falta de camas.

Ya era tarde y, tras todo un día de trabajo solo esperaba encontrarme algo hecho para cenar, así que decidí salir a comprar algo para tomar, aunque fuese en un banco, lo que sea con tal de comer algo ya que mi estómago se quejaba desde hacía una hora.

Un olor dulce y embriagador me llegó desde el comienzo de la calle. No tuve que esmerarme mucho en saber que haría y que comería…Un delicioso pastel de carne, de los cuales solo me gustaban de la panadería StroryBroke. Solo me gustaban de ese lugar, ya que los congelados me resultaban un tanto fríos y el resto…no los había probado. Entré justo cuando salían una madre y su hija, parecían felices, normal, esto si que eran trocitos de cielo envueltos en masa de bollo. Quizás me comprase un bollo como postre.

Justo al entrar, habían pocas personas, no como de costumbre…y ahí estaba, aquel pastel junto a sus hermanos, de los cuales pocos o ninguno sobrevivirían. La idea de escribir una historia con dos pasteles de carne, hermanos, como protagonistas, me resultaba cómica y resultado de que no había comido nada desde el desayuno de esta mañana. Poco a poco los pasteles desaparecían hasta solo quedar uno, y aún dos personas por delante de mi.

-Por favor que no quieran mi pastel...-Dije, en un tono bajo para que nadie me escuchase, justo cuando vi por el reflejo un ángel…o al menos algo que se asemejaba, por que tal cuerpazo no lo tenía cualquiera.

Su cara me sonaba. Sentado, algo nervioso, en una silla roja en una mesa, quizás esperando turno.
Si…ya sabía de que me sonaba. Mientras imágenes de llamas aparecían en mi mente, su rostro se asomó y me sacó de ellas.

Me levanté, ya era mi turno. La mujer anciana a la que le había cedido el turno con un leve movimiento de mi brazo y una amplia sonrisa, se pidió dos barras de pan y uno de los dos pasteles de carne. "¡PERO SERÁ MALA MUJER, LA MUY...!". Me callé, no dije nada, porque, por suerte, era mi turno. Me levanté de la silla y fui hacía delante dela cristalera donde estaba la jovencita rubia atendiendo mi turno. Solo le sonreí de lado y, apoyando mi mano sobre el cristal, y la mire.. esa mirada que le echaba a las chicas antes de decirle algo bonito.

- Hola, preciosa, ¿me podrías dar un pastel de carne con algo dulce.. como tu en el menú? Eso si que sería un dulce. -Le guiñé un ojo y la chica se echó a reír, dándome mi pastel de carne y, como siempre, para decirme lo mismo: 'que dulce eres'. Sonreí y le guiñé un ojo.- Aquí la dulce eres tu. -Y me gire para irme. Me gire y, al tener tan pegado a una chica por el poco espacio de la panadería, me tropecé con ella y tire la bolsa del pastel. Me arrodille a cogerla y la chica se arrodillo.- Oh, gracias. -Nos levantemos del suelo y me tendió el pastel y lo agarré. Su belleza, por un momento, tan viva, tan joven.. tan.. -Oh, gracias, en serio. -Mi tono sonó tembloroso, mis movimientos temblaban pero, aun así, solo sonreí y me eché unos pasos hacía el lado, no estorbando al a gente. Mire la cola y se le habían colado a la chica.- Creo que se te han colado alguna persona.. -Dije, distraído, mirando alas personas con esa cara aun que flipaba de poder entablar una conversación "normal" con una chica "guapa".

Miré a la cola tras darle la bolsa a aquel chico. Y la decepción se pudo mostrar. Desde lejos, y, pasando un poco durante unos segundos, del muchacho que tenía al frente, observé en la cristalera si quedaba algún dulce de chocolate o de nata. Si le quitas la T a ``Nata´´ y le pones una D es lo que había. Nada, no quedaba nada de mi gusto en dulces. Suspiré y le devolví la mirada a aquel chico.

-Bueno, te debía una.-Solo le sonreí.- No hay de que. Y si... y se ha acabado lo que quería...creo que mejor iré por una pizza...pero ha merecido al pena, al menos no me iré con mal sabor de boca.-Mi sonrisa era irónica.¿Qué estaba haciendo? Ligar...¿yo? jajaja que bien chist...no, enserio.-Al parecer te me adelantaste.-Señalé la bolsa con el pastel de carne y el dulce.- Bueno, que te aproveche...esto....no se tu nombre...


``Y YO MUERTA DE HAMBRE Y VA EL GUAPO Y SE LLEVA MI CENA...SI NO FUESE POR ESOS OJAZOS NO TE LIBRABAS CHAVAL...miau.´´

Mi mente me jugaba malas pasadas cada segundo mientras esperaba saber le nombre del chico, moviéndome a un lado para no estorbar a la gente que se iba acumulando cada segundo.

Me sentí mal cuando me quede callado por un momento y descubrí que era el pastel de carne lo que quería. Fue un acto reflejo en sonreír, cogerle la mano y darle la bolsa, cerrándosela y, con una sonrisa de lado, pensar en si irme o no.

- Me llamo Vick y me voy, que tengo que comprarme una pizza antes de que el super mercado cierre. -Me eché unos pasos atrás. Ella me iba a dar la bolsa y yo solo me negué, ofreciéndole el pastel otra vez.- No voy a dejar que un dulce ángel en llamas se quede sin comer. Creo que tu estómago no le gustará eso. -Reí y, cuando pase por su lado, le guiñé un ojo.- Nos vemos. -Y caminé para salir del local, donde toda la gente nos miraba.

Vale, me había quedado sin cena pero, aun así, había quedado super bien. ¿Solo super bien? Había quedado perfecto.. pero me arrepentía. Había gastado dinero por el único pastel de esa tienda que estaba ilusionado a comer y ahora se lo daba a la chica que hacía unos meses atrás saqué de un incendio y le salvé la vida. Me parecía todo una ironía y solo negué con mi cabeza, intentando no joderme mucho y dejarme llevar.. dejarme llevar por el recuerdo de esa leve sonrisa tan adorable de ella. Ahora estaba intrigado, dudas se pasaban por mi cabeza mientras cogía mis auriculares de mi móvil y los conectaba, poniéndolos en mi oídos y escuchando la radio. "¿Donde vivirá ahora? ¿Se le habrán curado las quemaduras? Yo la veía bien.. ¿Cuantos años tiene? ¿Cómo se llamará? ¿Que talla de...?"
El hilo de pensamientos se cortó cuando escuché la voz de la chica tras de mi justo cuando la canción se cortó. Gire mi cabeza hacía un lado y la vi, de reojo, como venía andando con tranquilidad. Me gire, de nuevo, y me pare en medio de la calle, frente al paso de peatones que iba a cruzar que estaba en frente de un kiosko y al lado de la pastelería.

- No hace falta que me des el pastel. Es una muestra de agradecimiento por ser tan mona. -Le sonreí y, dándole un toque con mi dedo indice en su frente, me volví a girar.- Ya nos vemos. -Y quise irme, pero ella me detuvo.

Si, a ese chico por el cual por fin sabía su nombre, le había estado llamando Héroe a falta de su nombre. Cuando se fue, el corazón me dio un vuelco. Me giré rápida y pedí un cuchillo, partiendo el pastel, y cogí dos servilletas metiendolas en la bolsa. Salí corriendo, detrás de Vick. La bolsa la llevaba sujeta con la mano derecha ya que al izquierda aun me dolía un poco y la llevaba cubierta por una manga. Corrí hasta alcanzarle y llamarle, cambiando mi ritmo, para que no supiese que había ido corriendo. Mientras el me hablaba el semáforo se puso en verde por lo tanto, cuando se volví a girar, solo le cogí de la mano y tiré con la fuerza que tenía.

-Cuidado,- Mi voz estaba un poco apagada.- esta en rojo.-Una risilla apareció en mi mientras metía la mano dentro de la bolsa, y sacaba la mitad del pastel envuelto en una servilleta.- Había pensado que...si me lo das por ser bonita, y te debo una... podríamos tomarnos la mitad cada uno...juntos.

``Genial Alegna...¿eso ha sido una indirecta? De flecha tiene pinta más bien.´´ Solo sonreí levemente y le miré a los ojos.

-Por favor...-Me moví lentamente, muy poquito, como signo de inocencia, y con un si, mi sonrisa es lo único que quería que viese.-Perfecto, se de un sitio donde podemos tomarlo tranquilos.

No me di cuenta de que el semáforo se tornó a verde y, justamente cuando iba a cruzar, la mano salvadora del ángel que había rescatado de las llamas, me salvó. Vi pasar una moto a velocidad sónica y solo suspiré. Su velocidad me hubiera roto algo si no llega a ser por la chica, por eso, cuando me cogió, le gire para verla y le sonreí del a manera más dulce.

- Joder, muchas gracias. La moto de los cojones me hubiera aplastado de no ser por ti. -Le sonreí. Era irónico: el salvador salvado por la chica.- Como se nota que eres un ángel. -Murmuré, mirándola a los ojos en un tono embobado. La chica me tendió el pastel de carne partido por la mitad y me ofreció comernoslo juntos. Yo, sin ni tan siquiera dejar pesar a mi cerebro sobre la situación, asentí con una amplia sonrisa.- Vale, guay. -Dije, con rapidez. Me puse al lado de la chica, frente al paso de peatones y la mire, con una sonrisa de lado.- Pero no me violes en tu casa, ¿eh? Que tengo elegancia y aun no hemos tenido nuestra primera cita ni tenemos confianza.. aunque si me violas, hazlo despacio. -Reí levemente, con un tono de mujer masculina. Lo había dicho de broma pero.. ¿y si llegase a pasar?- Bueno, y, ¿tú como te llamas? Me sabía tu nombre pero se me olvidó por completo.

Solamente me podía reir. Yo no era un ángel, ni mucho menos. Yo era más bien...una pintora que no pintaba nada en ningún sitio. Le sonreí mientras hablaba y me eché a reir con sus comentarios sobre als violaciones.

-Lo primero, no soy un ángel. Soy pintora. Lo segundo...no te voy a violar, no llevo a ningún chico a mi picadero actualmente...mis padres están viviendo en él...a ver no quiere decir que lleve muchos chicos pero...-Le miré.- Lo siento, nervios. ¿Puedo volver a empezar?-Su sonrisa asintiendo me hizo ruborizarme, notablemente.- Uf....no te voy a violar, a mi también me parece de mala educación sin una cita antes...y despacio...en el caso que lo hiciese...despacio no iría que huyes.-Tras las risas, el semáforo se puso en rojo y pudimos pasar sin problemas, mientras le indicaba en camino, yendo delante de él, solo un poco.- Y me llamo Alegna. Aunque mis amigos em llaman Magui. Alegna Adam.-Le extendí una mano, siendo lo más amigable posible.-Bueno...si sigues comiendo así de rápido, no llegaremos a tiempo para comer juntos.

Solo le acompañaba, a su lado, mientras las imágenes de las llamas y el sacándome de ellas volvían a mi cabeza. Jamás supe quien era ese hombre que me había salvado, solo su rostro en mi mente, y su voz diciéndome que me sacaría de ahí.

-Gracias...-se me escapó, dulce y suave, como un suspiro.

Al principio no sabía como tomarme los que dijo pero, a los segundos de dejarla hablar, no podía dejar de reír por lo bajo. Me siguió la gracia y pocas personas me hacían eso... me alegró, al menos, que ella lo hiciese, pues no me gustaba quedar mal delante de alguien tan.. ¿especial? Bueno, parecía especial y apostaría todo mi dinero a que si.
Echemos a andar cuando el semáforo se puso en rojo para los coches y crucemos la calle mientras ella decía su nombre. ¡Alegna! Ese era el nombre de la chica que aparecía en los primeros planos del periódico. Mientras ella se presentó yo estaba dando un mordisco a el pastel de carne, dejándolo por la mitad en ese mordisco.. comía mucho y a bocados enormes.

- Encantada de conocerte, Alegna. -Le estreché la mano cuando crucemos la calle y tragué lo que llevaba en la boca para hablar mejor. Guardé el pastel de carne envuelto en el papel y sonreí.- ¡Es que el pastel de carne me llamaba cno esas vocecita super inocente de ella! Además, tengo hambre, ¿vale? -Dije con ironía y una voz aguda bastante graciosa, riéndome. Caminé con la chica cuando escuche, con debilidad, como ella decía un dulce "Gracias" y, por un momento, me vino al a menta esa escena donde yo salía con el cuerpo de la chica en brazos, con su pelo rubio platino quemado y temblando.- De nada. -Le mire, con una leve sonrisa y asintiendo. Me detuve en medio de la calle y la mire.- ¿A donde se supone que vamos?