[Libre] Stop this pain ~

Las aves cantaban, los rayos en su máximo esplendor, había un poco de viento que hacia soportable el calor, las personas caminaban y socializaban, el perfecto domingo como siempre se muestra en la televisión, era un día perfecto para cualquier actividad. Pero, el chico de ojos verdes, solo se dedico a dormir, la cabeza le estallaba, había regresado a la hora que salia el sol luego de una noche de puro baile, alcohol y diversión. El sol comenzaba a bajar y no hacia nada mas que eso, estar tirado sobre su cama, hasta que su querida madre, viendo lo vago que era y siendo que durmió toda la tarde hasta las cinco, decidió despertarlo de manera bruta y echarlo de su casa. El adolescente no hizo nada mas que ignorarla, pero ella no aceptaría un no como respuesta, así que le obligo a hacerlo. El joven resignado no pudo hacer nada mas que aceptar el caso y salir a caminar.

Cada paso por la calle era un sufrimiento, sus piernas adoloridas y cansados aun desde anoche, su cabeza reventaba y hacia que se tambaleara en su andar, los ruidos fuertes lo jodían bastante y molestaban, se sentía completamente mal, nada mas podía hacer que llegar a un lugar donde descansar. Mientras paseaba por las calles, un poco a escondidas tratando de evitar que le hable algún conocido, iba pensando un lugar para relajarse un poco.

Con el cielo anaranjado, viendo como el sol iba desapareciendo de la escena lentamente, Alex, se dirigió hacia la plaza, total, a esa hora, ya todos comenzaban a irse. Al llegar se sentó bajo un árbol, apoyándose en el tronco de este, comenzó a ver como el cielo se ponía entre los edificios. Unos lentes de sol recubría las grandes ojeras y sus ojos rojos que lo hacían mostrarse agotado. De su bolsillo saco un paquete de cigarros, algo arrugada y un poco húmeda, aunque con los cigarros estaban bien. Apoyo suavemente sobre sus labios el cigarro de menta para luego encenderlo. -Que gusto mas raro tiene ahora...- Si te le acercabas podías escuchar como maldecía, odiaba la resaca, pero era un costo que podía hacer por una buena noche. Cubría su rostro con las manos y luego pasaba sus manos por su cabello, corriéndolo hacia un costado, luego se quedo en silencio, mirando el suelo con una cara de tonto.

Lentamente podía ver el movimiento de la gente desapareciendo en sus casas, de regreso a la vida hogareña. Vida que yo definitivamente desconocía. Era una de las desventajas de vivir sola sin siquiera una mascota que se alegrara de tu llegada. Al menos paseando podía olvidar unos momentos el hecho de que mi vida consistía en una constante y monótona mentira. ¿Por qué a veces tenia esa sensación de que debía estar haciendo algo mas en algún otro lugar?, no lo sabia. Quizás ciertamente necesitara un psicólogo. Ahogue esos pensamientos con un suspiro y sin poder aguantarme más saque de mi bolso mi caja de cigarrillos. Usualmente no me gustaba ser tan transparente con mi pequeño gran vicio pero la verdad es que hoy no estaba de humor para que me importara quien me veía. Rebusque dentro de mi bolso mi encendedor pero este no estaba. Me queje para mis adentros antes de buscar con la mirada a un peatón que pudiera ayudarme. Mi mirada se fijo en un chico sentado debajo de un árbol. Llevaba gafas de sol y, para mi suerte, se encontraba fumando. Sin dudarlo me acerque a él y me acomode a su lado con una de mis sonrisas mas inocentes. Solo esperaba que no me preguntara si no era muy joven para fumar.
-Hola, ¿te importaría darme fuego?-pregunte mostrandole el cigarrillo.