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Mensaje por Rebecca K. Campbell Vie Oct 05, 2012 7:42 am

Hacia mucho que no sentía la adrenalina de andar en motocicleta. El viento golpeaba fuertemente su rostro, entrecerraba sus ojos con la finalidad de poder ve el paisaje que se desdibujaba alrededor de ellos. Rodeaba a Charlie con sus brazos con fuerza, recordando naturalmente la posición que debía mantener a bordo de una motocicleta. Extrañaba esa sensación de velocidad, descontrol pero al mismo tiempo, seguridad. Sentirse a salvo a pesar de lo rápido que iban con tan sólo apretarse más al cuerpo de él. Después de abandonar el pequeño nuevo escondite de la pastelera, acordaron ir a la casa de Charlie( a pesar de la indecisión de becca) que estaría sola durante ese día debido a un pequeño viaje de Khai y Ophelie, sus compañeros de cuarto/casa/roomies.

El clima descendió un poco gracias a una brisa fresca, la cual era bastante reconfortante. Después de unos 15 minutos de trayecto llegaron al hogar de Hudson. Rebecca bajo del vehículo, su mírada pensativa se posó sobre la casa. Tantos meses sin pisarla. Tantos meses sin pasar en frente de ella por temor a verlo con una conquista o por simple temor de ser débil.

Sacudió su cabeza alejando esos pensamientos pesimistas que no tenían lugar. Sintió el brazo de el sobre sus pequeños hombros y andaron hacia la puerta. Cuando giró la llave dentro del cerrojo, Rebecca le dedicó una sonrisa cálida. En un impulso, beso rápidamente los labios de el, sonrojandose.

Entraron a la sala y la joven pastelera se sintió como en casa. Había pasado muchas noches, días y tardes ahí junto con Charlie y sus compañeros. Un aire de añoranza recorrió su bonito rostro haciéndola suspirar quedamente. Observó con atención el interior, pasando sus ojos verdes sobre cada cosa que estaba en la sala.

Junto sus manos después de colocar su bolso en el sillón más cercano. Sonrió ligeramente, tomando se la libertad de ir hasta el refrigerador para ver que tan surtido estaba y para darse una idea de lo que podían preparar. Con mirada analítica, tomo un aire de concentración como solía hacerlo cuando cocinaba. Grupo por lo bajó, satisfecha y sonriéndole abiertamente. - Hay cosas para hacer una comida completa y deliciosa - comento mientras se ponía de pie. -tu dime que hacemos - arqueo sus cejas retándolo. Y lo volvió a besar, esta vez tomando se el tiempo necesario para saborearlo. Estaba soñando seguramente. Debía aprovecharlo.


Última edición por Rebecca K. Campbell el Vie Oct 05, 2012 12:18 pm, editado 1 vez
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Hurry Up, We are dreaming { Privado } Empty Re: Hurry Up, We are dreaming { Privado }

Mensaje por Charlie J. Hudson Vie Oct 05, 2012 11:07 am

Charlie se subió delante de ella, se acomodó y antes de que arrancara la moto, pudo comprobar que Becca lo había agarrado por la cintura. Sonrió, aunque sabía perfectamente que ella no lo vería. Estaba cómodo y pasando un rato agradable con ella, algo que desde hace tiempo que no le pasaba. Era algo que agradecía bastante y así se lo hacía saber a ella, o al menos eso pensaba él, pensaba así porque nunca antes había demostrado tanto sus sentimientos hacia los demás. Claro que había tenido más novias, líos, rollos y demás, pero ninguna otra había sido lo que Becca significaba para Charlie y él quería que viera que iba enserio todo lo que le decía y hacía. Y pasara lo que pasara no se iba a arrepentir de nada, porque estaba cansado de oponerse a sus sentimientos hacia ella, de luchar en contra de lo que su corazón sentía y de evitar a Becca junto con sus labios y su cuerpo. La amaba e iba a estar con ella aunque tuviera que hacerlo a escondidas si era necesario.

Notaba la brisa soplando en su cara, aquella sensación que tanto le gustaba. Era un soplo de aire fresco, tanto que inspiró e espiró fuerte para notar aquel oxígeno natural entrando y saliendo de sus pulmones. Estaba disfrutando del paseo y aquellos momentos no los cambiaba por nada. ¿Cuánto tiempo llevaba ya conduciendo? No tenía ni idea, él sólo se limitaba a llevar correctamente la moto y a disfrutar de lo que estaba haciendo. Y que por supuesto, Becca se sintiera bien. Aquella agradable brisa le recorría por todo su cuerpo y se entrecolaba por los huecos que dejaban su camiseta cuando se movía constantemente. No podía explicar aquella sensación, era tan maravillosa que sentía que conectaba a la perfección con la naturaleza.

Después del camino en moto, por fin llegaron a la casa de Charlie. Esperó a que Becca se bajara de la moto apoyándose en los hombros de él como ayuda, al rato se bajó él y llevó la moto hasta el garaje. Volvió donde estaba Becca y posando sus manos sobre los hombros de ella, la condujo hasta el porche de la casa. Sacó las llaves del bolsillo y metió la llave correcta en la cerradura, girándola y abriendo así la puerta que llevaba dentro de la estancia. Miro a Becca antes de entrar devolviéndole la sonrisa y le correspondió al beso cuando ella se acercó hasta sus labios, aunque casi lo ahoga al agarrarle de la camiseta para que le besara, ya que Charlie le saca varias cabezas.

Nada más entrar se fue directo a dejar las llaves en la mesita de la entrada y la chupa de cuero que llevaba puesta encima del sofá, dejándo también los cascos en el mismo lugar y cogiendo unas tijeras, se las guardó en el bolsillo sin que ella las viera y le dijo que esperara que enseguida vendría. Fue hasta la parte de atrás de la casa, donde estaban los rosales y demás tipos de plantas y cortó varias rosas. Cuando ya tuvo suficientes, entró por la puerta trasera de la cocina y las pusó en un jarrón vacío que estaba sobre la mesa, lo llenó de agua y lo llevó hasta Becca.

- ¿Te gustan? - Dijo sonriéndole mientras que veía que ella estaba investigando qué había en la nevera. - Estás hambrienta, ¿eh? - Se rió divertido porque sabía que ella tenía un apetito voraz y por la hora que era, sus tripas deberían de estar hablándole. - Debería de hacerlo yo todo ya que tú eres la invitada y estás en mi casa, así que siéntate, ponte cómoda que yo me encargo de la comida y de preparar la mesa. - La besó intensamente, sin soltar para nada sus labios, cerrando los ojos para sentirlo más profundo. Pero tuvo que apartarse si quería ponerse manos a la obra. - Venga Becs, ve al salón y ponte a ver la tele o lo que quieras, que no tardaré mucho en volver ccontigo. - Le decía conduciéndola hasta el salón y llevándola a que se sentara en el sofá. - Cuando todo esté listo te aviso, pero nada de mirar. No puedes salir de aquí hasta que no te de el paso, ¿entendido? No se vale hacer trampas, porque si las haces me enfadaré contigo y no te volveré a hablar ni me volverás a ver ni a besar. - Le decía guiñandole un ojo mientras que salía por la puerta y la cerraba tras de él.

Se puso manos a la obra y sacó todo lo necesario para preparar la comida que tenía en mente. De primer plato: brochetas de langostinos rebozados con kikos, de segundo: magret de pato con puré de castañas y frutos rojos y de postre: semifreddo de vainilla y fresa. Debía de admitir que se defendía bastante bien en cocinar, ya que había invitado a tantas chicas a cenar a su casa que tenía mucha práctica entre fogones. Después de colocarlo todo en las correspondientes bandejas, platos y demás, fue al comedor a preparar la mesa. Puso un mantel rojo que tenía guardado, unas velas rojas también en los posavelas y las encendió, colocó las copas, los cubiertos, los platos, las servilletas y una de las rosas que antes había cogido en un jarrón. Volvió a la cocina a por la cubitera y el vino de reserva que había guardado para una ocasión como esa, volviendo después a por lo que había preparado de comer. Encendió la chimenea al volver al comedor, puso una música lenta y bajó todas las persianas para que no entrara luz y tuvieran un ambiente más tranquilo.

Cuando vio que ya estaba todo listo fue a donde estaba Becca, se puso frente a ella y le ofreció su brazo para que se agarrara a él. - Señorita, la mesa está lista. Acompáñeme. - La llevó hasta el comedor, tapándole los ojos con las manos y cuando llegaron se las destapó para que viera todo lo que había hecho. - ¡Voilá! Venga ssiéntate Becs. - Le apartó la silla y cuando se sentó, Charlie aprovechó para servirle la comida y poner un poco de vino en las copas de ambos. - Espero que te guste. - Dijo sonriéndole.
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Hurry Up, We are dreaming { Privado } Empty Re: Hurry Up, We are dreaming { Privado }

Mensaje por Rebecca K. Campbell Sáb Oct 06, 2012 9:28 am

Frunció el ceño, sorprendida. - Pero charlie, yo- puedo ayudar, continuó en su mente mientras se dejaba llevar. Puso cierta fuerza su cuerpo, acción inutil ya que con una facilidad enorme Hudson la llevó hasta sentarla en el sofá. Gruñó por lo bajo y trató de detenerl al agarrar su camisa con una mano. Arqueó una ceja, sonriendo y se dió por vencida al ver la determinación en los ojos marrones de él. Cruzó su pierna izquierda sobre la derecha y , cómo había sugerido Charlie, prendió la televisión sin saber bien qué hacer.

Sólo escuchaba un vaivén de cubiertos y platos, ruidos que confirmaban que Charlie ponía la mesa. Reprimiendo su curiosidad innata, se concentró en el programa que pasaba en la TV. Eran un programa sobre jardinería, Kate resopló y, acomodándose en el sillón, enfoco su mirada en las flores de varios colores que aparecían en la pantalla. Trató de husmear un poco, se fue de puntitas hacia la cocina conteniendo el aliento. No obstante, James salió de la nada, le tapó los ojos y volvió a llevarla hacia el sillón. Haciendo un ligero puchero, refunfuñó pero antes de que pudiera reclamarle, él ya estaba en la cocina.

De la televisión salía una música muy bonita, una sonata para piano. No estaba segura de quién la interpretaba pero era una agradable melodía que combinaba a la perfección con las flores y plantas del programa. Suspiró mientras pensaba. ¿Quñe hacía ahí? Era obvio que quería estar junto a Charlie. No obstante, las razones específicas no las encontraba. Simplemente estaba esperándolo en la sala de su casa después de haberlo besado cuatro veces en un lapso de 40 minutos. Meses antes no podía ni recordarlo por que se tiraba a llorar o si lo veía, fingía indiferencia. En menos de una hora, todas sus barreras se habían disuelto como arena al viento. Aún no sabía con exactitud cómo terminaría ese día, quedaba por hablar el asunto más importante que los unía a ambos. Pero no era el tiempo. Después hablarían tranquilamente.

El tiempo pasó volando, el programa resultó ser bastante entretenido gracias a la excelente fotografía que tenía. Habían pasados flores preciosas, arbustos extraños y animales como mariposas y catarinas. Le cambió de canal, esta vez hablaban sobre crímenes e investigaciones policiacas. Sonriente, irguió su espalda. Eso sonaba más divertido. Charlie entró a sala con porte galante al mismo tiempo que el sonido de unos disparos (dentro del programa) terminaban. Alzó sus delineadas cejas y al observar su ademán, no pudo evitar sonreír. - Gracias, joven - comentó en tono educado mientras tomaba su brazo. Sintió sus cálidas manos tapar sus ojos y rió nerviosamente, dejandose guiar por él.

No podía creerlo. La mesa estaba perfecta. Todo en su lugar, las velas daban una atmósfera romántica a la cocina. Las rosas daban el último toque. Era como una mesa de un bistró francés en la casa de Charlie. Llevó una de sus manos a su boca, realmente sorprendida. Le dedicó una mirada llena de cariño y se sentó anonadada. . -Eres bastante rápido- admitió divertida mientras le sonreía. La comida olía deliciosa, becca ya esperaba una comida así a sabiendas de que Charlie era bastante bueno en la cocina, como ella. Antes habian pasado muchas tardes cocinando los dos.

- ¿Cómo no podría gustarme?- preguntó ligeramente sorprendida mientras tomaba su copa llena de vino. Olió la bebida, dejó que inundara sus vias respiratorias y exhaló con suavidad. Alargó su mano sobe la mesa para poder apretar la mano de él con seguridad. Estaban donde tenían que estar. Lo que pasara después no importaba.




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Hurry Up, We are dreaming { Privado } Empty Re: Hurry Up, We are dreaming { Privado }

Mensaje por Charlie J. Hudson Vie Oct 12, 2012 3:53 am

Después de servir la comida y llenar las copas de vino, apartó la silla en la que se iba a sentar y se acomodó en ella, dejando a un lado la servilleta que había colocado detalladamente encima del plato. Le sonrió a Becca y antes de que se pusiera a darle algún que otro bocado a lo que había preparado, dio varios sorbos a su copa, desgustando con especial atención a aquel vino de reserva que había guardado con especial recelo en su bodega durante mucho tiempo. Sabía deliciosamente bien y tenía que admitir que tanto tiempo guardándolo, había merecido la pena.

Dejó a un lado su copa y cogió el cubierto para empezar a comer, pero se dio cuenta de que su preciosa acompañante le tendía su mano para coger la mano del mecánico, la miró fijamente a los ojos y le sonrió mientras que imitaba el gesto de ella y le estrechaba la mano con delicadeza. Notó algo raro cuando le estrechó la mano, una sensación punzante de dolor, algo como un Deja vú.. ¿Acaso había soñado eso antes y ahora lo estaba reviviendo? Pero él no se acordaba de que lo fuera soñado antes, siempre que soñaba eran aquellos extraños sueños cazando animales o algo que tuviera que ver con la naturaleza y los recordaba vagamente, pero que él recordara, no había soñado con nada más que no fuera todo eso. Bajó la mirada hacia el plato y cerró inconscientemente los ojos como si aquel gesto lo fuera a aliviar, llevó sus manos a sus sienes y dio un pequeño masaje en ellas como si el dolor que había sentido desapareciera. No quería asustar a Becca y subió la mirada hacia la pastelera, bajando sus manos hacia la mesa y volviendo a coger el cubierto.

- Rápido y eficaz, al menos espero que sea así porque hice la comida poniéndole un poco de mi cariño y por lo menos se podrá comer, digo yo. Y si no siempre podemos pedir una pizza. - Le dijo riendose divertido ante aquella broma que había hecho.

Se llevó varias cucharadas a la boca, saboreándola y dejándo que su estómago sintiera la placentera sensación de lo gustosa que sabía la comida. Hacia tiempo que no comía una comida como dios mandaba, pero es que entre el trabajo pendiente del taller, arreglar las motocicletas viejas que tenía en el garaje y buscar tiempo para estar con Bolt y otra parte del tiempo para sus cosas, a veces no tenía tiempo para cocinar una comida del estilo que estaban comiendo en esos momentos. Siempre hacía algo rápido y fácil de cocinar, que no requeriera demasiado tiempo porque él contaba con el justo.

- ¡Bon appetit, mademoiselle! - Le dijo sensual con un acento francés, sin quitar en ningún momento la sonrisa de su cara.

Se sentía cómodo con su presencia, se sentía bien estándo ahí donde estaba con ella y eso era de agradecer, pero no sabía como estaban las cosas entre ellos ni cómo estarían después, sólo quería que estuvieran bien y que no sufrieran más de lo que ya habían sufrido pero Charlie tenía clara una cosa y era que pasara lo que pasara, en Storybrooke parecía que no se podía ser feliz. Al joven mecánico le daba esa espina, ese mal rollo, malas vibraciones que le daban día y noche desde que tenía memoria que había vivido en aquel pequeño pueblo. Aunque quizás sólo serían malas rachas que tenía y esperaba que pronto se disiparan, que hubiera un tiempo en el que la felicidad fuera el principal motivo por lo que sonreír cada día y una de las razones para seguir adelante con fuerzas. Le encantaba Becca, la volvía tan loco que no sabía ya ni cómo contenerse, lo había intentado todo y en esos momentos se estaba aguantando las ganas de ir hacia donde ella estaba y plantarle un buen beso de esos que llevan a más y más besos, pero debía de guardar la compostura, al menos mientras comían.

No se había comido ni la mitad de la comida, pero no es que tuviera demasiado hambre y la sensación tan extraña que había tenido al tocar la mano de Becca, le quitó del todo el poco hambre que tenía, así que cogió su plato y se levantó de la mesa. - Si me permite la señorita, voy a llevar mi plato a la cocina pero no te preocupes que vuelvo enseguida. - Se dirigió con el plato a la cocina y cuando estuvo allí, abrió el grifo y se echó agua en la cara. Aún le rondaba aquella sensación punzante y no sabía qué hacer para que disminuyera, se secó la cara con una servilleta y volvió al comedor con Becca. - Como puedes ver, he vuelto y no he tardado ni dos minutos. - Le dijo sonriéndole y echándose más vino en su copa que estaba casi vacía. - Discúlpame, pero no tengo hambre así que come tú, que al menos sacies tu estómago y sirva de algo lo que he cocinado, aunque siempre le puedo dejar lo que sobre a Khai o a Felle. Voy a sentarme junto a la chimenea, cuando termines si quieres ven. -

Se dirigió hacia la chimenea y de uno de los armarios que habían en el comedor, sacó otra botella de vino y la dejó en el suelo, justo enfrente de la chimenea. Se sentó en la alfombra terciopelada blanca que cubría el suelo del comedor, al lado de la chimenea y se sentó donde había dejado el vino. Le agradaba sentarse ahí, con una copa en la mano y escuchando su música favorita, además de que en esos momentos contaba con la compañía perfecta que estaba comiendo a pocos metros de él.
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Hurry Up, We are dreaming { Privado } Empty Re: Hurry Up, We are dreaming { Privado }

Mensaje por Rebecca K. Campbell Jue Oct 18, 2012 9:13 am

La caballerosidad siempre había distingido a Charlie. A pesar de la creciente tensión entre ambos, nunca había sido maleducado con la jovencita Campbell ni mucho menos. Agradeció con una mirada los gestos rebosantes de educación como arrimarle la silla, peserar a que se acomodara, etc. Entrelazaron sus dedos pero Becca dió un ligero respingo. Una punzada de dolor brotó en su mano, dejándola confundidad por un instante. Dolor al sentir el tacto de él. Pensó que eran los nervios, los cules los tenia a flor de piel, o las ganas de tocarlo, reprimidas durante largos meses. No lo relacionó con sus dejavús ni con sus lagunas mentales.

Rió entre dientes, negando con la cabeza y apretando la mano de él ante la broma que soltó. Los dos sabían que Hudson era un excelente cocinero y si le salia algo más, ahí estaba la ojiverde para arreglarlo. - Pero las pizzas no tendrían tu cariño ni tu sazón - contestó sonriéndole encantadoramente mientras se sonrojaba. Agarró sus cubiertos y comenzó a comer como solía serlo, despacio, saboreando cada trozo y tratando de adivinar los ingredientes. Siempre cocinaba en su casa por cualquier pretexto pero la comida realizada por él le parecía aún más apetitosa simplemente por el hecho de comerla a su lado.

-Merci Beaucoup- contestó en un acento francés perfecto gracias a tantas películas que había visto. Éstas solían ser de amor, desamor, comedia, tragedia...parecía que esos géneros se conjuntaban en su vida y en la de Storybrooke por completo. Como le había dicho a Paula, ella firmemente creía que su final feliz había terminado desde que rompió con Charlie ya que él era su todo, su razón de vivir, su sonrisa era su combustible. Su felicidad la alimentaba, apesar del desamor que sentía al verlo coquetear con otras. Así era y no lo cambiaria. No era tan egoísta. Últimamente Becca se sentía confusa debido a muchas cosas: sus lagunas mentales, la situación de Grace, la Operación Cobra, etc. y en esos momentos estaba comiendo con su amado Charlie. Sosteniendo la mirada castaña del joven, bebió de su copa de un modo sensual, meditando cada movimiento de sus labios.


Observó cómo se levantaba para dejar su plato a la cocina. Becca , divertida, sonrió. - Yo soy la que como lento,parezco vaca- comentó riendo para después beber de su copa de vino, la cual a iba por la mitad. - Iré en un momento - indicó mientras apresuraba sus últimos bocados. Khai y Felle adorarían el platillo que había preprado Charlie, sin lugar a dudas. Cuando pasó junto a él, Becca estiró su pequeña mano para tomar la suya. Volvió a sentir el choque eléctrico, sólo que esta vez sonrió para disimularlo. Continuó el camino hacia la chimenea y Becca acabó su comida. No iba a dejarla sin terminar ya que estaba hambrienta y estaba deliciosa.

Se levantó de su lugar sin hacer mucho ruido, colocó el plato en el fregadero, lo enjuagó y volvió a la mesa para llenar de nuevo su copa. Agarrándola adecuadamente, caminó con su porte elegante hacia donde estaba Charlie. Observó con atención la habitación iluminada por la tenue luz de las velas. Suspiró quedamente mientras analizaba el cuerpo de Hudson, quien estaba sentado en la alfombra .No podía creer que lo tuviera tan cerca. Se acercó sigilosamente se inclinó detrás de él para poder rodearlo con sus brazos. Su copa lo había dejado donde estaba la de él.Hundió su nariz en el cuello de Charlie y le depositó un suave beso. Apretó su cuerpo contra su espalda y suspiró, después de haber exhalado el maravilloso perfume de el joven Hudson.

Ninguno de los dos sabía como terminaría esa maravillosa velada. No estaban seguros si, al final de cuentas, arreglarían el saldo pendiente. No tenían la menor idea que sus destinos pudieran estar separados o no. La incertidumbre reinaba en sus corazones pero éstos la desecharon al sentirse en sincronía. Esa tarde era un pequeño paréntesis. Como un dulce sueño de primavera.

OFF:
Siento la tardanza, soy torpe y apenas contesto, lo siento mucho <3



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Hurry Up, We are dreaming { Privado } Empty Re: Hurry Up, We are dreaming { Privado }

Mensaje por Charlie J. Hudson Sáb Oct 20, 2012 1:27 pm

¿Quién le iba a decir a él que después de todas las cosas que había pasado, iba a estar pasando un día tan agradable como estaba pasando con Becca? Después de haber estado evitandose el uno del otro para no estar juntos, ahí estaban en ese momento el uno cerca del otro a pocos centímetros. Aquello debía de ser una locura porque no cabía en la cabeza de ninguna persona cuerda lo que les había y les estaba pasando a los jóvenes, después de tantas cosas desastrosas por las cuales ambos habían pasado y ahora no se podían creer que la distancia entre ambos fuera lo mas corta que en todo el tiempo que habían pasado evitándose y alejándose. Pero al menos, aquel desastre había resultado ser algo bueno. Estaban disfrutando del momento, de la compañía del uno del otro, se estaban demostrando lo que sentían el uno por el otro y que tanto habían callado todo el tiempo de soledad tanto para Becca como para Charlie. Y todo aquello era de agradecer, aunque ambos desconocieran lo que podría pasar luego, quizás no querían saberlo y tuvieran el suficiente valor y coraje para enfrentarse al destino, pasara lo que pasara que más les daba a ellos, sólo querían estar juntos y ser felices. Aunque la felicidad en Storybrooke parecía que no existía y por mucho que hicieran cosas y lucharan para tenerla, al fin y al cabo, se les escapaba de las manos.

Mientras que Becca estaba comiendo, Charlie seguía mirando al fuego de la chimenea, llevándose a la boca alguna vez que otra la copa de vino y a la misma vez que observaba como las brasas iban y venían de un lado a otro de la chimenea, su cabeza estaba en otro sitio. Le estaba dando vueltas a todo, pensando en todo lo que había pasado, en que de una forma u otra, volvía a estar al lado de Becca y que siempre, todo le salía mal. Buscaba una explicación a todos los sucesos extraños que le había pasado, a sus pesadillas, a sus raros sueños, a sus deja vú, a su memoria de sueños olvidados en la que su celebro estaba informandolo de algo que pensaba, pero no lo pensaba conscientemente y simplemente le estaba advirtiendo de algo que Charlie pensaba que ya había vivido, al menos así era lo que decía aquel extraño libro que se había comprado acerca de qué significaban los sueños, los deja vú y demás cosas extrañas. Eran cosas que estaban almacenadas en su recuerdo, aunque nunca hubieran sucedido y fueran sólo una ideación inconsciente. Todo ese conjunto le estaba volviendo loco, le creaba constantes dolores de cabeza y malestar, juntandolo con que lo atormentaba día tras día.

No se percató de la presencia de Becca hasta que sintió su respiración recorriendole todo el cuello y con sus labios depositó un dulce beso en esa parte. Notó un fuerte escalofrío que le recorrió por toda la espalda, al mismo tiempo en que se le puso la piel de gallina. Después volvió a notar algo, era que Becca acercó su cuerpo a la espalda de Charlie y éste se mordió el labio inferior por lo que acababa de hacer la joven pastelera. Lo estaba tentando y aquello era lo último que podía hacer cualquier chica de buen ver a ojos del mecánico, porque lo que pasara después ya se sabía. Se le estaba insinuando y como todo el mundo sabía, para un casanova, tentarlo, insinuarse ante él o cualquiera otra cosa que significara pecar, llevaba el nombre de Charlie J. Hudson. Se giró lo que la espalda le permitió (ya que estaba sentado) para ver bien a Becca y le miró a los ojos, dedicándole una sonrisa pícara y una mirada seductora. ¿Acaso se pensaba ella que se podía escapar cuando había despertado su lado de casanova? No podía huir ni evitarlo como había hecho todo el tiempo en el que se habían encontrado, así que ahora no le quedaba más remedio que asumir las consecuencias y dejarse llevar por los sentimientos que ambos sentían. Iba a utilizar sus armas de casanova, pero en ese caso, iba a utilizarlas bien y la iba a tratar como se merecía.

- Becs.. - Le dijo en un susurro mientras que dirigía una de sus manos hacia su cara, le acariciaba una de las mejillas y le apartaba los mechones de pelo de la cara. Cogió delicadamente la barbilla de ella, acercándo su cara a la de él y la besó. No era un beso como los que minutos antes le había dado, si no que era un beso más intenso y duradero que los demás. Se apartó un poco brusco y agarró el brazo de la pastelera para conducirla hasta su lado y que se sentara frente a él. Cuando ya estuvo Becca sentada en la alfombra frente a Charlie, éste llevó sus labios hasta su oreja y en pequeños susurros le iba hablando. - Sabes que es imposible para mi resistirme a tus encantos.. - Besó en un movimiento sensual el lóbulo de su oreja y recorrió dejándo pequeños besos por el cuello de la pastelera. - No puedo resistirme a tí, me muero día a día por besarte, por tocar cada centímetro de tu piel, por estar a tu lado.. - Volvió a besarla pero ésta vez se recreo mucho más en sus labios.
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Hurry Up, We are dreaming { Privado } Empty Re: Hurry Up, We are dreaming { Privado }

Mensaje por Rebecca K. Campbell Mar Oct 23, 2012 1:05 pm

El tacto de los dedos de Charlie la hicieron sonreír. Cerró sus ojos con delicadeza e inhaló el aroma que él despedía. Una vocecilla le decía que huyera de ahí, que no debía estar tan cerca. Eventualmente se calló, dejando un silencio tranquilizador en la mente de la ojiverde. Sin abrir sus ojos siguió el beso. Sus labios se separaban y se unían de nuevo como imanes, atraídos por una irresistible fuerza. Las manos de ella buscaron el rostro perfecto de él, tomandolo entre ellas y acariciandolo con ternura. Poco a poco el beso aumentó de intensidad, producto de su pasión reprimida. Habían esperado mucho para poder estar juntos en la misma habitación. Debían aprovechar,

Estaban ya sentados uno frente al otro, sobre la suave alfombra. Una corriente eléctrica recorrió cada terminal nerviosa de su cuerpo al sentir los besos de él a lo largo de su cuello, en su oreja, en sus labios. Afuera la temperatura descendía debido a que atardecía lentamente, a través de las cortinas se filtraba la luz anaranjada que caracteriza al atardecer. Pero, adentro de esa cabaña, todo se hacía más caliente. Con tan sólo la mirada castaña del mecánico que recorría el cuerpo de Becs, el frío parsimonioso se esfumaba.

Volvieron a besarse, esta vez con total lentitud. Con su lengua memorizó la forma de los labios de Charlie. Él comenzó a guiar el beso, Becca se dejó llevar. De todas maneras, él era el experto en relaciones. Ella era más bien inocentona, sólo con Charlie había llegado hasta el final. Y por como iban las cosas, acabarían en eso.

Rió entre dientes después de morder con total sensualidad el labio inferior de James. Cuando se lo proponía, Campbell podía ser una femme fatale. Era bonita, su cuerpo poseía unas curvas de infarto y su madurez física despedía un aura de femineidad irresistible para el sexo opuesto. No solía estar consciente de eso, solía preguntarse el por qué de las miradas furtivas de los chicos. La respuesta estaba debajo de la ropa holgada que veía, en sus ojos verdes que reflejaban su madurez floreciente. Además, estaba en la fase en la que no quería quedar con nadie. Aún le dolía Charlie.

Con ternura besó la nariz de Charlie inclinando su cabeza hacia delante. Sostuvo la mirada de él. - Esperé tanto por este momento - alcanzó a susurrar. Y, dando la mejor de sus sonrisas, se acercó lentamente a él. Avanzó como una pantera acechando su presa con movimientos lentos. Posó su mano derecha sobre su fuerte pecho, empujándolo. Su cuerpo cedió, permitiendo a la menuda pastelera poner todo su cuerpo sobre de él: las piernas de ella a los costados del alto joven, sus manos sobre su pecho y sus miradas encontrándose.

Bajó su rostro hasta encontrar de él. Sonrió haciendo gala de su irresistible sensualidad y le arrebató un beso guiado por la ojiverde, un beso suave, intrépido, delicioso, de esos que hacen esperar más. Duró lo bastante como para que ambos se separaran jadeando. Recorrió con su dedo índice el contorno del rostro del hombre que tenía debajo. No podía creerlo.
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Mensaje por Charlie J. Hudson Dom Nov 04, 2012 12:43 pm

Cuando Becca mordió el labio inferior de Charlie, éste succionó el labio de ella atrapándolo dentro de su boca. La quería para él, al menos por aquel día y no iba a dejar que se escapara ahora que por fín podían estar aprovechando el tiempo.

- Ambos tuvimos que ser pacientes y esperar que llegara.. y ahora que está aquí no hay que desaprovecharlo, al menos yo no lo haré.. - Le hablaba entre pequeños susurros mientras veía que Becca se acercaba lentamente a él como si fuera una depredadora y Charlie se tratara de su presa. No le dio tiempo a reaccionar ni a decir si quiera ninguna palabra cuando ésta le empujó y cayó acostado en la suave alfombra que cubría el suelo del comedor. Observó como Becca se subía encima de él y cuando ya estuvo colocada posó ambas manos en la cadera de la joven pastelera, acariciando su espalda, sus hombros, recorriendo con sus manos por toda la silueta femenina de ella.

Le correspondió al beso que Becca le arrebató y cuando se separaron jadeando, mientras que Becca paseaba uno de sus dedos por la cara de Charlie, éste se incorporó quedando sus rostros junto con sus cuerpos a pocos milímetros de la pastelera. Volvió a besarla, haciendo que su lengua jugara con la de ella, se separó un poco de ella dejando de besarla y juntó su cara con la de ella, quedando sus narices y sus miradas juntas. - Becs, me encantas.. por nada del mundo podría negarlo y aunque no estuviera contigo, seguiría pensando lo mismo. - Condujo sus manos hacia la camiseta que ella llevaba y hizo un movimiento de abajo hacia arriba, quitándole así la camiseta, mientras que volvía a besar delicadamente su cuello, inhalando el dulce aroma que ella desprendía y que tanto le volvía loco a el joven mecánico.

Con mucho cuidado y delicadeza, movió a Beca colocándola a un lado, boca arriba como había estado él. Antes de seguir, Charlie alargó la mano para coger la copa de vino y le dio varios tragos, no le gustaba tener la boca seca y para esos casos, siempre le gustaba tener alguna bebida para saciar la sed y los labios cortados que le causaban casos como ese. Se acercó de nuevo a Becca y procurando no hacerle daño ni aplastarla, se puso encima de ella, volviendo a besarla con pasión como si nunca antes la hubiera besado, bajando por su cuello, llegando hasta sus orejas, besando el lóbulo de ellas repetidamente y susurrandole cosas que sabía que a Becca le gustaban y que solamente le decía a ella, porque con las demás mujeres con las que se había acostado no les dedicaba ninguna palabra de ese tipo, sólo era sexo sin compromiso aunque incluso alguna de sus conquistas se hubiera enamorado de el mecánico, él no las correspondía en ese aspecto.

Jugó con un dedo paseándolo por todo el cuerpo de ella, mientras que conducía sus labios por debajo del cuello, llevándolos por sus hombros, sus brazos, de nuevo por sus hombros para después llegar hasta sus pechos, llenándolos de besos bordeando hasta llegar a la línea donde empezaba el sostén de Becca.
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Mensaje por Rebecca K. Campbell Mar Nov 06, 2012 11:15 am

Le pertenecía. Desde el primer beso lo supo. Charlie Hudson la volvía loca, era como su kryptonita. - No pienso dejarte ir - susurró con los ojos cerrados, su aliento dulce golpeó el oido de él haciendolo reir. No se iba a dar por vencida. Sus finos dedos acariciaron por enésima vez el contorno del rostro de su exnovio. Necesitaba tocarlo para comprobar que estaba sucediendo. Unos cuantos besos y al separarse, quedando con sus narices y miradas juntas, becca sonrió con naturalidad, expresando su felicidad. Hacía mucho tiempo ya que estaba tan cerca de un chico. Días atrás un amigo trató de besarla, ella se resistió. Una vez otro chico logró continuar a la segunda base pero todo se esfumó cuando, en medio de la pasión, Becca dejó salir el nombre de Hudson.

Él estaba en todos lados. Lo veía en el desayuno, en las calles, al ver cada coche y motocicleta; lo recordaba al pasar por su taller por su casa ; lo pensaba antes de dormir. Cuando lo veía pasar, cerraba sus ojos conteniendo su respiración. Logró controlar sus impulsos, logró ser fría e indiferente hacia él aunque por dentro moría por gritarle lo mucho que lo extrañaba y necesitaba.

Sonrió de lado, suspirando levemente. Buscó las palabras necesarias para poder decir lo que sentía. Al ver que no le salían, besó el cuello del dueño de los hermosos ojos castaños. - Tú...simplemente me vuelves loca - murmuró con cierta picardía que florecía en sus labios. Volvió a besarlo, esta vez mordiendo el labio inferior de él. Duraron un rato así, besándose sin prisas, como si quisieran recordar la forma de la boca de ambos. Al sentir las manos de él alrededor de su pequeña cintura, Kate sonrió para sí. Al sentir su camiseta subir por su pecho, alzó sus manos para facilitar la salida de ésta. Al sentir los labios de él besar desesperadamente el cuello de la ojiverde, jadeó involuntariamente.

La pastelera era pequeña, por lo que moverla hacia un lado no representó ningún obstáculo para el mécanico. Las posiciones habían cambiado, ahora la morena estaba a la merced de él. Observó con detenimiento cómo bebía vino y, al ver que unas gotas de la exquisita bebida quedaban en sus labios, la ojiverde alzó su cabeza para besarlo y de esa manera, beber las pequeñas gotas color escarlata también. James continuó con el trabajo que parecía encantarle: besar cada centímetro de la tersa piel de Becca. Sus orejas, su cuello, sobre sus clavículas. La joven se dedicó a besarle el cuello, el lóbulo de su oreja, a pasar sus delicadas manos por todo el cuerpo de él.

Soltó un ligero gemido al sentir los impacientes labios de Charlie sobre la línea de su sostén. Sus besos continuaron sobre la redondez de sus pechos, dando tiempo a Becca para decidir si continuaban o no. No necesitó meditarlo mucho. Como respuesta, la ojiverde colocó sus manos sobre el cinturón del mecánico y, con tres movimientos claros, lo desabrochó. Él comprendió. Sus besos llegaron hasta la línea que marcaba los jeans de ella. Gimió de nuevo al sentir la humedad de sus labios y con su mano derecha, revolvió los cabellos claros de Charlie. Sintió cómo sus jeans se deslizaban a través de sus piernas, extendió su brazo y sujetando con fuerza la camisa de él, lo atrajo hacia ella para poder besarlo con más pasión de la que jamás habia sido capaz de expresar en un beso.

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Mensaje por Charlie J. Hudson Miér Nov 07, 2012 3:23 am

Charlie pensaba que debía de estar soñando pues aquello era tan real como para que fuera cierto, no se lo creía y varias veces, había estado a punto de decirle a Becca que le pellizcara o algo por el estilo para comprobar si era un sueño o no, pero estaba tan impaciente por seguir con lo que estaban haciendo que pasó de decírselo. Si acaso era un sueño ya se lamentaría más tarde, pero no quería desaprovechar para nada aquellos momentos.

Cada vez que Becca tocaba alguna parte de su cuerpo, una corriente eléctrica lo invadía por dentro, era como si ella se tratara de un motor y le diera energía, como si conectaran el uno con el otro a la perfección. Estaba claro que por mucho que se evitaran, algo hacía que se volvieran a ver, a unir, era como si ambos fueran el aire que necesitaban para respirar. Pero no todo era tan bonito como se pintaba, habían pasado muchas cosas y la mayoría malas, y aunque en esos momentos estuvieran disfrutando de uno de los mejores días de su vida, tarde o temprano siempre salía un impedimento para que no estuvieran bien, para que no fueran felices porque al fin y al cabo, ellos nunca podrían ser felices. O al menos era lo que el joven mecánico pensaba, puesto que siempre que había estado cerca de Becca, algo los había hecho alejarse y no salir bien parados.

Siguió como si nada, paseándose por la piel de su amada pastelera y dirigía sus labios por cada centímetro del cuerpo de Becca, parándose en sus pechos y en su barriga, jugando con su lengua por cada poro de su piel. Miró a Becca cuando vio que ésta le había desabrochado el cinturón y una sonrisa pícara se dibujó en su rostro, haciendo que el mecánico bajara con sus besos más abajo de la barriga, rozando casi la línea de sus pantalones. Notó como Becca respondía revolviéndole el pelo ante la acción de él, mientras que Charlie desabrochaba y bajaba con delicadeza y sensualmente los pantalones de ella. No pudo seguir jugando con ella puesto que Becca lo cogió de la camisa y lo trajo hacia ella, besándolo como si nunca antes lo hubiera echo.

Mientras que continuaban besándose, Charlie incorporó un poco a Becca, dirigiéndo sus manos hacia el broche del sostén en su espalda y después de mucha práctica y soltura, lo desabrochó, quitándose así del medio una prenda menos. Iba a terminar de besarla, pero decidió dejarla con la miel en los labios para darle mas juego al asunto y que ella viera que él también sabía tácticas de sensualidad, picardía y otras por el estilo. Y volvió a recorrer su cuerpo, quedándose parado en sus pechos y jugando con su lengua en la aureola del pezón.

No supo con exactitud cuanto tiempo se había tirado jugando con los pechos de la pastelera, pero algo lo hizo detenerse, ese algo que minutos atrás cuando estaban comiendo le había pasado. Se incorporó echándose hacia detrás, poniendo sus manos sobre su cabeza, como si quisiera quitarse aquel tormento que lo estaba martirizando y cerró al mismo tiempo los ojos. ¿Qué le estaba pasando? ¿Acaso sufría de ataques o alguna enfermedad que él no supiera?.
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Mensaje por Rebecca K. Campbell Jue Nov 08, 2012 10:43 am

La respiración delataba la emoción que iba en aumento. Las manos de charlie parecían recordar las curvas de Becca, tanteaban con expectativa la piel de ella. La muchacha, dueña de unos hermosos y cristalinos ojos verdes, suspiró ahogando un gritito. Tantas noches sin haber dormido juntos...y lo pensaba en el buen sentido, ya que Rebecca era feliz durmiendo a pierna tendida junto al amor de su vida. No obstante, la pasión entre los dos y las ganas de estar juntos los orillaron a lo que pasaba en esos momentos, la ansiada unión entre ambos.

Ambos estaban ya sin sus jeans. Las fuertes piernas de Charlie se abrían dando paso a las torneadas piernas de la pastelera., la posición resultaba cómoda para ambos. La joven comenzaba a derretirse como chocolate ante el tacto impaciente y sensual del mecánico. Sus manos recorrieron el musculoso cuerpo de éste, reconociendo cada centímetro y acariciando todo lo que encontraba a su paso. Un escalofrió recorrió todas sus terminales nerviosas al sentir la juguetona lengua de Charlie alrededor de sus pechos después de haber quitado el brassiere que los sujetaba.

Charlie había sido su primera vez. Lo recordaba a la perfección. Campbell era bastante inocente por lo que tardaron en entregarse uno al otro. Recordaba con cariño esa tarde, donde vió al chico de sus sueños completamente desnudo, donde sintió el inmenso placer de sentirlo suyo. Le encantó. Poco a poco conforme fue avanzando la relación, Kate perdía la pena y descubría una nueva faceta y gusto por estar con Charlie, por sentirlo de todas las maneras posibles.

Cerró sus bellos ojos con fuerza, prestando atención a lo que sentía. Fue capaz de escuchar un ligero sonido, un crack. Abrió sus ojos de golpe, como si de repente un rayo golpeara su conciencia. Sintió cómo charlie se alejaba de su cuello e, insintitvamente, tomó su mano con fuerza. Observó cómo él se sentía mareado, frunciendo el ceño y mostrando un suave mueca de dolor. Pero al ver que el dolor aumentaba, Katherine se preocupó aún más. Sin entender lo que pasaba, ayudó al mecánico a sentarse sobre el suelo. - ¿Charlie, estás bien?- preguntó con su dulce voz la cual mostraba un tono alerta. Ese crack sonó demasiado claro, como si una grieta ya hecha se hiciera más grande. Un grieta en el suelo que ambos pisaban, el suelo en el cual estaban los cimientos de su relación. Lo sabía desde el principio aunque en ese segundo comprendió todo: eran cómo dos satélites, navegando en órbitas diferentes , solos, destinados a estar juntos sólo por momentos.

Sumado a eso, Rebecca torció su boca y frunció el ceño mostrando su preocupación. No le importó estar desnuda de la cadera hacia arriba, Hudson la había visto como Dios la trajo al mundo una infinidad de veces. Pasó una mano por la frente de su amado mecánico y volvió a preguntar, esta vez en un hilillo de voz. - ¿Qué pasa? ¿Estás bien?- preguntó su voz, ladeó la cabeza y esperó la respuesta.
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Mensaje por Charlie J. Hudson Mar Nov 13, 2012 1:20 pm

No podía encontrar una explicación a todo aquello que le estaba pasando, pero tampoco entendía por qué le estaba pasando y menos, cuando le pasaba estando con Becca. Nunca antes le había pasado, ¿Todo aquello era por estar cerca de Becca? Pero no tenía ni pies ni cabeza el asunto, no podía ser ella la culpable de todo lo que le estaba pasando a él, ella era lo que tanto amaba, era su todo y aparte de darle todo el cariño que podía ofrecer Becca, también lo estaba atormentando. Se pasó las manos por la cabeza, despeinándose como si se quisiera deshacer de aquellos pensamientos que culpaban a su pastelera, queriendo deshacerse también de aquel dolor punzante que le ocasionaba cuando estaba en contacto con la joven Campbell.

Sintió como Becca agarraba su mano y le ayudaba a sentarse bien en la alfombra terciopelada, pero Charlie no abrió los ojos, ni se quitó las manos de la cabeza en ningún momento, simplemente se quedó como segundos antes había estado y ni siquiera habló porque era como si se hubiera quedado mudo al sentir el dolor, como si no estuviera allí con ella en ese momento, como si estuviera en otro lugar, en otro tiempo cuando tocaba a Becca fuera como fuese. No supo el qué ni el porqué, ni siquiera el cómo, pero algo le hizo volver de nuevo a la realidad. Poco a poco fue abriendo los ojos y bajando sus brazos hasta ponerlos sobre sus muslos, mientras que subía la cabeza y fijaba la vista en ella, reflejando aún aquel terrible dolor en su rostro.

- La verdad.. no lo sé.. - Suspiró fuertemente, lo que le hizo llevarse una mano sobre su torso desnudo, llevándola hacia su pecho donde debajo estaba su corazón y la mantuvo ahí durante varios segundos. - No sé lo que me pasa, Becs.. pero no me encuentro bien.. Siento un dolor intenso que me martiriza, que me castiga como si algo estuviese haciendo mal.. - La abrazó involuntariamente, como si su cuerpo le estuviera pidiendo a gritos que le diera un abrazo. Lo necesitaba y la necesitaba a ella, por supuesto. Pero ese algo le decía que no tenían que estar juntos, ni tan próximos el uno del otro. Así lo había interpretado Charlie, ya que aquel dolor aparecía cuando estaba Becca a su lado. La besó en la frente y la aferró más a él, como si la fuera a perder y estaba claro que no quería volver a perderla por nada del mundo. - No entiendo por qué me pasa todo esto, pero si algo sé, es que todo esto me pasa sólo cuando estoy contigo.. Es como si me estuviera advirtiendo de algo, como si me informara y me dijera cosas que no sé o que he olvidado, que sé yo.. pero es como si recordara cosas de otra persona, cosas que no me pertenecen pero que tengo muy presentes cuando estoy en contacto contigo.. -

Alargó el brazo para coger la copa de vino y bebió de un solo trago lo que quedaba en ella, al menos el alcohol le aliviaría de sus males, o eso era lo que el joven mecánico pensaba. Acarició el suave y lacio cabello de la pastelera, para después dejar un tierno beso ahí, bajó la cabeza hasta fijar su mirada en la de ella y la contempló durante varios segundos, como si quisiera contemplarla siempre para que nunca se olvidara de su rostro, ni de sus preciosos ojos, ni de su bonito cuerpo que le encantaba recorrer a Charlie, lo hacía como si se fuera a olvidar de ella o si no la fuese a ver más.. Tardó varios segundos más pero al final la volvió a besar, porque aunque el dolor volviera, él no la dejaría de besar ni de tocar, no iba a permitir volver a perderla y menos por aquel dolor tan punzante e intenso que lo quemaba por dentro, que le dolía hasta en sueños. Iba a luchar contra lo que se le pusiera delante y aquello no iba a ser menos, iba a intentar ser fuerte y a luchar por lo que quería como Sydney le había dicho el día de la playa, porque pasara lo que pasara, él quería conseguir su felicidad y poco le importaba el alto precio que tuviera que pagar por ello.

- Becs, Te quiero y por nada, voy a dejar que me separen de ti. - Le dijo entre beso y beso, mientras que iba bajando por su cuello. - Estemos juntos, fuguemonos a otro lugar, casémonos en Las Vegas o donde quieras y seamos felices. Sé que suena todo a locura, pero no me importa nada más que no seas tú. Y sí, estoy loco pero por ti. - Iba a hacerle caso a Syd, iba a luchar por lo que quería, pondría un poco de optimismo y no se iba a dejar vencer fácilmente. - Si no es lo que he dicho, al menos intentamoslo de nuevo, salgamos juntos pero ésta vez en secreto, así nadie lo sabrá y podremos ser felices y vivir tranquilos sin que nadie se meta de por medio. ¿Qué dices? ¿Te parece bien? - Si no le pareciera bien, el joven Hudson debía de aceptar su decisión, al menos no se había rendido a la primera y le podía dar las gracias a la psicóloga por darle aquellos consejos.
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Mensaje por Rebecca K. Campbell Dom Nov 25, 2012 2:52 pm

La preocupación brillaba en los dulces ojos ode la pastelera. ¿Qué debía hacer? En ese momento sólo estaba angustiada por el repentino dolor de cabeza que aquejaba a Charlie, quien docilmente dejó que la muchacha lo acomodara en el sillón. ¿Acaso era ella la causante de esa molestia? Una parte de su inconsciente le susurraba esa opción con total delicadeza. ¿Qué hacer cuando eres la causa de un dolor tan punzante? Rebecca era capaz de alejarse por el propio bien de Hudson: era lo que venía haciendo desde que terminaron.

Antes de que sus labios entreabiertos emitieran un sonido sintió los desesperados brazos de él aferrarse al menudo cuerpo de ella. Eran como imanes. Necesitaban uno del otro. Dejó escapar un suspiro con sabor a preocupación mientras hundía su rostro en el cuerpo de él. La de cabello azabache apretó con fuerza sus cuerpos, deslizó sus manos a lo largo de la espalda de Charlie con cariño. Irguió su espalda para poder besarlo de una manera más cómoda. Reprimió un triste gemido: ese beso sabía a despedida.

Sostuvo su limpia mirada, la cual ahora destilaba confusión y tranquilidad al mismo tiempo. Recorrió con su mano el contorno de su rostro, de su cuello hasta llegar a su pecho, donde las palmas de ella se amoldaban. Una sonrisa fantasmal apareció en sus labios carnosos. - Yo...- musitó, tratando de explicar lo que le había pasado. Cuando estaba con Charlie, sentía un irracional temor de estar siendo perseguida. Solía pasarle de vez en cuando: caminaba tranquilamente hacia el local y, subitamente, el miedo le abrumaba los sentidos. Tomó ese rostro que tanto amaba entre sus frías manos y le besó la frente. - ¿Te advierten sobre mí?- preguntó en tono curioso. - Si te hago daño, aunque sea por una razón no expresable en palabras...susurró, incapaz de terminar la frase. Terminaría con un "aléjate de mí" y sus labios no querían pronunciar aquella frase, no sentía que fuera el final. Quedaban muchas cosas pendientes entre ellos dos y, si fuera por su voluntad, escaparía de Storybrooke con él con tal de ser felices.

Y quedaron ahí, semidesnudos, viendo uno al otro con avidez. Suspiró quedamente, tanto tiempo queriendo estar así y al fin estaban en esa situación. Cada aliento, cado paso los había llevado a ese momento. No sentía pena alguna a pesar de estar desnuda de la cadera hacia arriba. La silueta de Becca era femenina, sus curvas le hacían ver sumamente atractiva. La piel pálida, tersa, adquiría un cierto brillo gracias a la tenue luz de la luna que comenzaba a filtrarse desde las ventanas. Se fundieron en un beso. Becca notó el amargo sabor del vino en la boca de él, aparte de una desesperación en sus manos. Podía sentir su dolor. No obstante, su voz se escuchaba fuerte y clara en su oído. Los pícaros besos iban desciendo por la curvatura de su cuello.

Dejó de respirar al escucharlo. Llevó sus manos hacia el rostro de Charlie y le dedicó una enorme sonrisa que exudaba felicidad. Presa de la emoción que subía a sus mejillas, lo abrazó fuertemente, cubriendo su cuello con sus delgados brazos. - Sí, sí, sí - murmuró claramente mientras no dejaba de sonreír. Lo miró fijamente, sin pestañear, sintiendo como sus pupilas se dilataban. - Quiero estar contigo a como de lugar. - confirmó. Tomó su mano y entrelazó sus dedos, ambas manos se amoldaban perfectamente. - Sólo tú y yo. Juntos. - murmuró acercándose de nuevo hacia sus labios, depositando un suave beso en ellos. -Lucharé por ti, por nosotros. - murmuró sobre sus labios.

No sería difícil seguir aparentando la fría indiferencia que sentía para con él. A pesar de que siempre lo había amado, Campbell era buena actriz y tomaría su papel con total dedicación. Defendería su privacidad y lucharía por Charlie. No darse por vencida, es lo que tenía muy claro en ese momento. Sonrió y en su mejilla derecha apareció su hoyuelo. Acomodó un mechón de su cabello hacia atrás de su oreja y apretó la mano del mecánico.

Estaba segura.

Justo en ese momento, todas sus dudas se disiparon dejando lugar a una inexpresable sensación de armonía, la cual sólo era capaz de sentir cuando estaba en sintonía con él, el amor de su vida, Charlie James Hudson.
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Hurry Up, We are dreaming { Privado } Empty Re: Hurry Up, We are dreaming { Privado }

Mensaje por Charlie J. Hudson Dom Dic 09, 2012 5:05 am

Le correspondió al abrazo que ella le había dado cuando Charlie le dijo que tenían que estar juntos a pesar de todo y que si hacía falta se podrían fugar, le devolvió la sonrisa cuando ella aceptó su propuesta. No es que no se hubiera imaginado que la respuesta de Becca iba a ser un sí pero después de todo lo que había pasado no tenía tan claro que ella aún quisiera estar con él como en antaño. – Solos tú y yo. – Reafirmó agarrando fuertemente la mano de la pastelera cuando ella le había agarrado y la besó cuando Becca lo hizo también, solo que Charlie se recreó mucho más tiempo en sus labios.

Con la otra mano que le quedaba libre la condujo hasta detrás del cuello de Becca y lo agarró con delicadeza, acercando sus labios a los de ella y jugando con ellos. No quería separarse en ningún momento de su lado, sentía que cuando estaban lejos el uno del otro algo le faltaba incluso se sentía vacío como si dentro de él no hubiera nada, como si su corazón no estuviera. Estaba claro que quería ser feliz e iba a luchar por su felicidad, por la de ambos con todas sus fuerzas y no se iba a dar por vencido por nada, quería estar con Becca y aunque le costara, iba a hacerlo, iba a luchar por su felicidad, tal como le había prometido a su amiga Sydney.

Charlie no tenía palabras para expresar lo que en esos momentos estaba sintiendo, se sentía lleno como si todo lo que había estado buscando lo hubiera encontrado en ella, como si Becca fuera la explicación a sus preguntas, porque era su aire para respirar, su vida. Le dedicó una amplia sonrisa y la abrazó, acariciándole con una de sus manos la mejilla de la pastelera.

- ¿Te apetece quedarte a dormir?

Hacía tiempo que no dormían juntos y que volvieran a hacerlo después de todo el tiempo que había pasado, le gustaría mucho al mecánico. El volver a abrazarla mientras dormían, el contemplarla cuando los rayos de sol se colaban por los agujeros de la ventana y la hacían ver más hermosa de lo que era, el pasar el día o la noche con ella no tenía explicación. No esperó a que Becca respondiera, se levantó y la cogió como si fueran recién casados y tuviera que llevar a la novia al dormitorio, y así lo hizo caminó hasta llegar a su habitación y cuando ya estuvieron allí, la dejó sobre la cama. Se posó encima de ella y la besó por cada centímetro de su piel, recorriendo poco a poco el cuerpo de la pastelera. Iban a terminar lo que minutos antes habían dejado.
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Hurry Up, We are dreaming { Privado } Empty Re: Hurry Up, We are dreaming { Privado }

Mensaje por Rebecca K. Campbell Dom Dic 16, 2012 1:48 pm

Cerró sus ojos a la vez que lo besaba de nueva vez. No estaba soñando, era una realidad que había esperado durante meses. Sus manos se posaron en las mejillas de Charlie y en arrebato pícaro, se posaron en su pecho para poder empujarlo hacia atrás. Coloco sus antebrazos sobre los fuertes hombros del mecánico y abrió sus piernas para poder sentarse sobre las piernas de éste.

El tacto de él le hizo abrir sus ojos que mostraban un velo de ensoñación y felicidad que no había sentido. Ladeó su cabeza para poder observarlo mejor. Asintió ante la pregunta que le hacía. Por supuesto que le apetecía dormir con él. Simplemente el hecho de sentir su corazón latir junto a ella, el calor que despedía su cuerpo y las inumerables conversaciones que podían mantener antes de dormir.

Antes de poder acceder en voz alta, sintió cómo la cargaba con suma facilidad. Sus piernas quedaron colgando, comenzó a balancearlas lentamente. Besó la trayectoria entre los labios de él hasta llegar a su pecho, su fuerte y marcado pecho. Sintió cómo la dejaba sobre la cama. Para evitar que se alejara, estiró sus manos, las colocó alrededor de sus hombros y lo atrajo hacia ella para poder besarlo apasionadamente.

Los labios experimentados de Hudson recorrían de pies a cabeza a la pequeña pastelera. Ella decidió usar sus manos, las cuales siguieron el contorno del cuerpo del castaño...y no se detuvo al llegar a la última prenda que le faltaba, sus boxers. Fue ahí donde pasó con sumo cuidado y delicadeza su mano. Sintió que Charlie se cimbraba un poco al sentir el tacto de ella.

Rió entre dientes, cambiando de posición: ahora ella estaría sobre él. Dejaron que la imaginación volara gracias al combustible del cariño que tenían.

Y fueron, juntos, deslizándose entre las sábanas.
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