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Una consulta de lo más... ¿normal? {Privado}
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:: Storybrooke :: Urbanización :: 221B Baker Street
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Una consulta de lo más... ¿normal? {Privado}
Aquel día era miércoles por la tarde, serían las cinco y estaba tranquilamente escuchando música en mi habitación mientras, inevitablemente, cantaba a pleno pulmón mientras me movía de un lado a otro, obviamente mi voz no era la mejor y mucho menos mi "bailecito", pero no podía hacer nada para evitarlo. Había puesto un concierto de mi grupo favorito y, muy lejos de quedar mirándolo en el ordenador, no podía evitar emocionarme. En estos momentos os estaréis preguntando ¿pero no estabas escuchando música "tranquilamente"? Pues sí, eso era mi tranquilidad, por lo que ya podéis imaginaros el día que me emocionaba de verdad, a la casa le quedaba poco para temblar, pero eso es otro tema.
El caso es que estaba allí, disfrutando del concierto, cantando a pleno pulmón mi canción favorita cuando mi madre abrió la puerta de mi habitación. Al verla fui directa a quitar la música, pues de lo contrario no la oiría, y fue el momento exacto para escuchar sus últimas palabras "la señorita Watson". Era el día que tenía que ir al locomero, como yo le llamaba. No entendía el porque, yo me veía una chica normal, tal vez era más tranquila y prefería los libros a salir, cierto, pero tampoco era para llevarme al psicólogo ¿no? Bueno, tomé las llaves y salí de casa con mi madre, pues no se fiaba de que fuera yo sola, a veces me sentía como una cría de cinco años. Al menos pude ir a la fiesta sin acompañante materno.
-Mamá, puedo ir sola, me sé el camino y no me perderé. Además, siempre dices que confías en mi ¿no?
Con una simple mirada suya sabía lo que quería decir así que callé y bajé la mirada al suelo mientras andábamos a casa de Sydney, por suerte no estaba demasiado lejos y en un cuarto de hora estuvimos allí. Al llegar me dio las típicas instrucciones de madre, portate bien, haz caso a la señorita Watson, no la molestes, no la hagas enfadar... En fin, lo de siempre, pero claro, aún no podía estar tranquila si no sacaba a la boa constrictor que tenía dentro y me daba un abrazo con el cual casi me arranca la cabeza, después me llenó de besos para finalmente volver a abrazarme, esta vez casi separándome en dos por la cintura. Cuando al fin se separó llamó al timbre por mi y se fue.
Una vez estuvo lo suficientemente lejos para no oírlo, suspiré aliviada mientras esperaba que la psicóloga abriera la puerta. De mientras jugaba con el cable de los auriculares de su ipod, pues solía ponerme nerviosa, sin embargo lo normal es que los llevara puestos, pues la música estaba sonando, y a todo volumen a decir verdad. Yo no lo oía porque había perdido audición, sin embargo los demás sí que podían oírla y hasta había gente que reconocía la voz y todo. De pronto vi como la puerta se abría, pero aún seguía jugando con los auriculares sin levantar la vista de ellos. Saludaría a la chica a pesar de no verla, estaba segura de que me abriría ella y no su compañero de piso, sin embargo, si era el compañero de piso me reiría un poco y tampoco habría pasado nada demasiado grave.
-Hola Sydney.
El caso es que estaba allí, disfrutando del concierto, cantando a pleno pulmón mi canción favorita cuando mi madre abrió la puerta de mi habitación. Al verla fui directa a quitar la música, pues de lo contrario no la oiría, y fue el momento exacto para escuchar sus últimas palabras "la señorita Watson". Era el día que tenía que ir al locomero, como yo le llamaba. No entendía el porque, yo me veía una chica normal, tal vez era más tranquila y prefería los libros a salir, cierto, pero tampoco era para llevarme al psicólogo ¿no? Bueno, tomé las llaves y salí de casa con mi madre, pues no se fiaba de que fuera yo sola, a veces me sentía como una cría de cinco años. Al menos pude ir a la fiesta sin acompañante materno.
-Mamá, puedo ir sola, me sé el camino y no me perderé. Además, siempre dices que confías en mi ¿no?
Con una simple mirada suya sabía lo que quería decir así que callé y bajé la mirada al suelo mientras andábamos a casa de Sydney, por suerte no estaba demasiado lejos y en un cuarto de hora estuvimos allí. Al llegar me dio las típicas instrucciones de madre, portate bien, haz caso a la señorita Watson, no la molestes, no la hagas enfadar... En fin, lo de siempre, pero claro, aún no podía estar tranquila si no sacaba a la boa constrictor que tenía dentro y me daba un abrazo con el cual casi me arranca la cabeza, después me llenó de besos para finalmente volver a abrazarme, esta vez casi separándome en dos por la cintura. Cuando al fin se separó llamó al timbre por mi y se fue.
Una vez estuvo lo suficientemente lejos para no oírlo, suspiré aliviada mientras esperaba que la psicóloga abriera la puerta. De mientras jugaba con el cable de los auriculares de su ipod, pues solía ponerme nerviosa, sin embargo lo normal es que los llevara puestos, pues la música estaba sonando, y a todo volumen a decir verdad. Yo no lo oía porque había perdido audición, sin embargo los demás sí que podían oírla y hasta había gente que reconocía la voz y todo. De pronto vi como la puerta se abría, pero aún seguía jugando con los auriculares sin levantar la vista de ellos. Saludaría a la chica a pesar de no verla, estaba segura de que me abriría ella y no su compañero de piso, sin embargo, si era el compañero de piso me reiría un poco y tampoco habría pasado nada demasiado grave.
-Hola Sydney.
Noah M. Stoner- Humanos
- Soy : Gretel
Mensajes : 215
Empleo /Ocio : Estudiante, medio comodín y ayudante de Haley
Edad : 28
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Una consulta de lo más... ¿normal? {Privado}
Le quedaban veinte minutos hasta que llegara la paciente de aquella tarde. Noah Stoner. Nathan se había ido justo antes de que ella se metiera en el baño a dar una vuelta. Supuso que quería dejarle la casa durante aquellas horas. Además así no tenía que ir con cuidado para no entrar en la habitación donde se encontraba ella con el paciente. Después de todo, existía la confidencialidad médico-paciente. Levantó uno de los brazos sacándolo de la espuma donde estaba hundido para coger el reloj de pulsera que había dejado en la repisa que había cerca de la bañera.
Eso de darse un baño de caliente de espuma era uno de los lujos que se permitía de vez en cuando… Después de todo odiaba el agua fría. Que la rociaran con agua en baja temperatura era una de las cosas que conseguían enfadarla. Molestarla hasta el extremo. Echó la cabeza hacía atrás apoyándola contra la bañera, cerró los ojos y se dejó hundir bajo el agua y la espuma que llenaba la bañera. Al medio minuto volvió a emerger del agua y se pasó una de las manos por el rostro echando el cabello hacia atrás.
Salió de la bañera y tomó la toalla que se puso alrededor del cuerpo. En ese momento se percató de la presencia de Pedro, su perro, que la miraba desde el suelo – Sí, mañana te tocará a ti el baño – Y es que valga al perro que le encantaba bañarse. Daba la sensación de que cada vez que se bañaban Nathanaël o ella, allí estaba, como esperando que le bañasen a él también. – Ahora va a venir Noah así que no tengo tiempo. – Salió del baño hacia el pasillo hasta llegar a su dormitorio donde abrió las puertas del armario y se quedó cerca de un minuto observando las prendas allí colgadas. ¿Qué ponerse? Al final decidió que unos vaqueros y un top de color gris iria bien. ¿El cabello? Suelto. Se lo secó un poco con el secador de pelo y luego se lo peino para que no pareciese que se acababa de despertar. Todo esto, con Pedro pisándole los talones por toda la casa.
Estaba colocando las cosas en el dormitorio mientras esperaba a Noah cuando el timbre sonó. El primero de los dos que salió corriendo fue Pedro que salió prácticamente disparado hacia la puerta. Detrás andaba tranquilamente Sydney que cuando abrió la puerta se encontró con un saludo de Noah que ni siquiera la miraba. Habría sido divertido ver la cara de Nathanaël si se encontraba con Noah sin mirarla y llamándole por su nombre. Tuvo que contenerse una carcajada ante aquel pensamiento.
- Noah… Pasa, pasa… - Se hizo a un lado para dejar pasar a la muchacha cerrando la puerta cuando la chica entro. Después se dirigió hasta la barra de la cocina americana que tenían cogiendo una cesta llena de dulces variados – ¿Te apetece alguno? Los compré esta mañana en la pastelería… - Le dedicó una dulce sonrisa a la muchacha mientras la guiaba hasta el salón invitándola a sentarse en el sofá. Espero tranquilamente a que la chica se sentase, cruzando una de sus piernas por encima de la otra. Noah sabía que podía pedirle lo que desease, si necesitaba agua o ir al lavabo por ejemplo – Bueno… ¿qué tal te ha ido la semana? ¿Te ha pasado algo en especial? ¿Algo que quieras comentar? – Preguntó y le hizo varias preguntas para que empezara a contestar a aquella pregunta a la que se sentía con más ganas de responder.
Eso de darse un baño de caliente de espuma era uno de los lujos que se permitía de vez en cuando… Después de todo odiaba el agua fría. Que la rociaran con agua en baja temperatura era una de las cosas que conseguían enfadarla. Molestarla hasta el extremo. Echó la cabeza hacía atrás apoyándola contra la bañera, cerró los ojos y se dejó hundir bajo el agua y la espuma que llenaba la bañera. Al medio minuto volvió a emerger del agua y se pasó una de las manos por el rostro echando el cabello hacia atrás.
Salió de la bañera y tomó la toalla que se puso alrededor del cuerpo. En ese momento se percató de la presencia de Pedro, su perro, que la miraba desde el suelo – Sí, mañana te tocará a ti el baño – Y es que valga al perro que le encantaba bañarse. Daba la sensación de que cada vez que se bañaban Nathanaël o ella, allí estaba, como esperando que le bañasen a él también. – Ahora va a venir Noah así que no tengo tiempo. – Salió del baño hacia el pasillo hasta llegar a su dormitorio donde abrió las puertas del armario y se quedó cerca de un minuto observando las prendas allí colgadas. ¿Qué ponerse? Al final decidió que unos vaqueros y un top de color gris iria bien. ¿El cabello? Suelto. Se lo secó un poco con el secador de pelo y luego se lo peino para que no pareciese que se acababa de despertar. Todo esto, con Pedro pisándole los talones por toda la casa.
Estaba colocando las cosas en el dormitorio mientras esperaba a Noah cuando el timbre sonó. El primero de los dos que salió corriendo fue Pedro que salió prácticamente disparado hacia la puerta. Detrás andaba tranquilamente Sydney que cuando abrió la puerta se encontró con un saludo de Noah que ni siquiera la miraba. Habría sido divertido ver la cara de Nathanaël si se encontraba con Noah sin mirarla y llamándole por su nombre. Tuvo que contenerse una carcajada ante aquel pensamiento.
- Noah… Pasa, pasa… - Se hizo a un lado para dejar pasar a la muchacha cerrando la puerta cuando la chica entro. Después se dirigió hasta la barra de la cocina americana que tenían cogiendo una cesta llena de dulces variados – ¿Te apetece alguno? Los compré esta mañana en la pastelería… - Le dedicó una dulce sonrisa a la muchacha mientras la guiaba hasta el salón invitándola a sentarse en el sofá. Espero tranquilamente a que la chica se sentase, cruzando una de sus piernas por encima de la otra. Noah sabía que podía pedirle lo que desease, si necesitaba agua o ir al lavabo por ejemplo – Bueno… ¿qué tal te ha ido la semana? ¿Te ha pasado algo en especial? ¿Algo que quieras comentar? – Preguntó y le hizo varias preguntas para que empezara a contestar a aquella pregunta a la que se sentía con más ganas de responder.
Sydney J. Watson- Heroínas
- Soy : Mulan
Mensajes : 251
Empleo /Ocio : Psicóloga de baja
Localización : Storybrooke
Fecha de inscripción : 28/06/2012
Re: Una consulta de lo más... ¿normal? {Privado}
Como pensaba, quien había abierto la puerta no era el compañero de piso de la doctora del cual nunca recordaba el nombre, sólo su apellido Holmes. En un principio no estaba segura de quien había abierto la puerta, pero al escuchar una voz femenina que me invitaba a pasar todas las dudas que albergaba mi cabeza desaparecieron. Apagué el ipod, enrollé los auriculares en él y guardé las dos cosas en el bolsillo derecho de mi pantalón. Una vez guardado levanté la vista para sonreír levemente a Sydney mientras entraba a su casa para ver que cerraba la puerta una vez hube entrado.
Dentro la seguí hasta la cocina, la cual tenía barra americana, me ofreció dulces que, al parecer, había comprado aquella misma mañana en la pastelería. Me encantaban los dulces, sin embargo negué levemente con la cabeza para después ir al salón y sentarme en el sofá. Parecía ser que fuera la primera vez que iba a aquella casa, sin embargo ya había ido más de una vez, pero siempre era igual. Me llevaba bien con Sydney y, a mi parecer, habíamos tomado algo más de confianza superando levemente los límites de médico-paciente, pero nunca me acostumbraba a ir para la consulta, no sabía porque. La chica castaña me hizo tres preguntas, la primera fue que qué tal me había ido la semana, la segunda si me había pasado algo en especial y la tercera si había algo que quisiera comentar.
Me quedé pensando, aquella semana había sido especial sí, había ido a la fiesta de la alcaldesa, algo que no era normal en mi, pues odiaba las multitudes y me sentía incómoda en una de ellas, sin embargo lo organizó la alcaldesa y, además, Malcolm me había invitado y casi convencido para ir con él, eso último ya era digno de comentar pero no sabía se contárselo. Estaba segura de que, como mi madre, pensaría que Malcolm no era un amigo más y que, al menos, le tenía cierta estima que a los demás no se la tenía, pero de todos modos me daba vergüenza hablar de ese tema abiertamente. Al pensar en eso mis mejillas adquirieron un tono más rojizo del normal, pero rápidamente sacudí levemente la cabeza para alejar esos pensamientos y poder responder a sus preguntas.
-Bueno... Estuve en la fiesta que la alcaldesa Mills organizó la otra noche, no sé si estuviste ya que no te vi, pero estuvo bien, supongo. Me puse vestido y me arreglé un poco para ir.
Al decir la última frase reí levemente para después dibujar en mis labios una pequeña sonrisa, ella sabía que no era normal en mi arreglarme, y mucho menos el hecho de llevar vestido. Eso sí que era algo digno de mencionar y especial, no tanto como lo de Malcolm pero claro, si quería evitar ese tema tenía que contar otra cosa que hubiera sido especial. Aunque claro, también me encontré con Savannah y el señor Gold, además de que pude hablar con Siobhan Mills, pero eran cosas a las que no le veía demasiada importancia, allí se juntaba todo Storybrooke y por ello era normal encontrarme a los distintos habitantes del pueblo.
-La comida estaba muy buena, por cierto, pero sigo pensando que no hay nada que supere la cocina de mi madre, es una excelente cocinera.
Cierto era que admiraba la forma de cocinar de mi madre, adoraba cualquier cosa que saliera de la cocina cuando ella había estado allí, por eso muchas veces había sido la primera en llegar a la mesa a la hora de comer o cenar, antes que mi hermano y que mi padre, cuando aún vivíamos con él. Sacudí de nuevo la cabeza, no quería pensar en mi padre, era un recuerdo desagradable que prefería mantener alejado de mi puesto que casi siempre que pensaba en ello terminaba triste, deprimida y/o llorando.
Dentro la seguí hasta la cocina, la cual tenía barra americana, me ofreció dulces que, al parecer, había comprado aquella misma mañana en la pastelería. Me encantaban los dulces, sin embargo negué levemente con la cabeza para después ir al salón y sentarme en el sofá. Parecía ser que fuera la primera vez que iba a aquella casa, sin embargo ya había ido más de una vez, pero siempre era igual. Me llevaba bien con Sydney y, a mi parecer, habíamos tomado algo más de confianza superando levemente los límites de médico-paciente, pero nunca me acostumbraba a ir para la consulta, no sabía porque. La chica castaña me hizo tres preguntas, la primera fue que qué tal me había ido la semana, la segunda si me había pasado algo en especial y la tercera si había algo que quisiera comentar.
Me quedé pensando, aquella semana había sido especial sí, había ido a la fiesta de la alcaldesa, algo que no era normal en mi, pues odiaba las multitudes y me sentía incómoda en una de ellas, sin embargo lo organizó la alcaldesa y, además, Malcolm me había invitado y casi convencido para ir con él, eso último ya era digno de comentar pero no sabía se contárselo. Estaba segura de que, como mi madre, pensaría que Malcolm no era un amigo más y que, al menos, le tenía cierta estima que a los demás no se la tenía, pero de todos modos me daba vergüenza hablar de ese tema abiertamente. Al pensar en eso mis mejillas adquirieron un tono más rojizo del normal, pero rápidamente sacudí levemente la cabeza para alejar esos pensamientos y poder responder a sus preguntas.
-Bueno... Estuve en la fiesta que la alcaldesa Mills organizó la otra noche, no sé si estuviste ya que no te vi, pero estuvo bien, supongo. Me puse vestido y me arreglé un poco para ir.
Al decir la última frase reí levemente para después dibujar en mis labios una pequeña sonrisa, ella sabía que no era normal en mi arreglarme, y mucho menos el hecho de llevar vestido. Eso sí que era algo digno de mencionar y especial, no tanto como lo de Malcolm pero claro, si quería evitar ese tema tenía que contar otra cosa que hubiera sido especial. Aunque claro, también me encontré con Savannah y el señor Gold, además de que pude hablar con Siobhan Mills, pero eran cosas a las que no le veía demasiada importancia, allí se juntaba todo Storybrooke y por ello era normal encontrarme a los distintos habitantes del pueblo.
-La comida estaba muy buena, por cierto, pero sigo pensando que no hay nada que supere la cocina de mi madre, es una excelente cocinera.
Cierto era que admiraba la forma de cocinar de mi madre, adoraba cualquier cosa que saliera de la cocina cuando ella había estado allí, por eso muchas veces había sido la primera en llegar a la mesa a la hora de comer o cenar, antes que mi hermano y que mi padre, cuando aún vivíamos con él. Sacudí de nuevo la cabeza, no quería pensar en mi padre, era un recuerdo desagradable que prefería mantener alejado de mi puesto que casi siempre que pensaba en ello terminaba triste, deprimida y/o llorando.
Última edición por Noah M. Stoner el Miér Jul 11, 2012 7:48 pm, editado 1 vez
Noah M. Stoner- Humanos
- Soy : Gretel
Mensajes : 215
Empleo /Ocio : Estudiante, medio comodín y ayudante de Haley
Edad : 28
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Una consulta de lo más... ¿normal? {Privado}
La fiesta, si, recordaba haberla visto en la fiesta. Arreglada y con vestido, algo que en ese momento relacionó con el hecho de que estaba en una fiesta organizada por la alcaldesa Mills y que por lo tanto se había arreglado para no quedar desacorde con el resto de los asistentes, aunque también era verdad, que Everett por ejemplo había ido a la fiesta vestido de lo más normal.
- Sí, te vi. Ibas muy guapa. – Sonrió ligeramente mientras apoyaba sus manos sobre su regazo – ¿Algún motivo especial por el cual te vistieses así o simplemente por qué ibas a la fiesta de alcaldesa? Ya sabes… No eres dada a ir arreglada - Aunque ahora que lo pensaba, tampoco era asidua a las fiestas – ¿Te obligo tu madre a asistir? – Alzó ambas cejas con curiosidad. No es que estuviese en contra de que la madre la invitase a asistir, pero una cosa era eso y otra obligarla y algo le decía que podría haberla llegado a obligar. – De todas formas sabes perfectamente que apoyó todo eso de socializar con la gente. Eres joven, vale…, pero eso no tiene que ser impedimento alguno.
Todos habían sido jóvenes allí, ¿no? Aunque ahora que lo pensaba le daba la sensación de que su juventud había sido hacía muchísimos años y se le hacía hasta extraño, no obstante, sacudió aquel pensamiento de su mente de inmediato, centrándose en Noah nuevamente.
- Entonces… ¿te gustó la fiesta? Debiste encontrarte con gente conocida, ¿cierto? – Al mencionar Noah la comida no pudo más que asentir unas cuantas veces sonriendo cuando oyó lo de la cocina de su madre. Todos adoraban siempre la cocina de su madre y en esos momentos Sydney lamentaba no tener una madre que le cocinara, había muerto hacía tanto tiempo que a veces tenía la extraña sensación de que ni recordaba de cuando había muerto. ¿Acaso era una mala hija por ello? – Entonces, deduzco que te encanta la cocina de tu madre, ¿no? ¿Cuál es el plato que hace que más te gusta? Tu favorito por así decirlo…
- Sí, te vi. Ibas muy guapa. – Sonrió ligeramente mientras apoyaba sus manos sobre su regazo – ¿Algún motivo especial por el cual te vistieses así o simplemente por qué ibas a la fiesta de alcaldesa? Ya sabes… No eres dada a ir arreglada - Aunque ahora que lo pensaba, tampoco era asidua a las fiestas – ¿Te obligo tu madre a asistir? – Alzó ambas cejas con curiosidad. No es que estuviese en contra de que la madre la invitase a asistir, pero una cosa era eso y otra obligarla y algo le decía que podría haberla llegado a obligar. – De todas formas sabes perfectamente que apoyó todo eso de socializar con la gente. Eres joven, vale…, pero eso no tiene que ser impedimento alguno.
Todos habían sido jóvenes allí, ¿no? Aunque ahora que lo pensaba le daba la sensación de que su juventud había sido hacía muchísimos años y se le hacía hasta extraño, no obstante, sacudió aquel pensamiento de su mente de inmediato, centrándose en Noah nuevamente.
- Entonces… ¿te gustó la fiesta? Debiste encontrarte con gente conocida, ¿cierto? – Al mencionar Noah la comida no pudo más que asentir unas cuantas veces sonriendo cuando oyó lo de la cocina de su madre. Todos adoraban siempre la cocina de su madre y en esos momentos Sydney lamentaba no tener una madre que le cocinara, había muerto hacía tanto tiempo que a veces tenía la extraña sensación de que ni recordaba de cuando había muerto. ¿Acaso era una mala hija por ello? – Entonces, deduzco que te encanta la cocina de tu madre, ¿no? ¿Cuál es el plato que hace que más te gusta? Tu favorito por así decirlo…
Sydney J. Watson- Heroínas
- Soy : Mulan
Mensajes : 251
Empleo /Ocio : Psicóloga de baja
Localización : Storybrooke
Fecha de inscripción : 28/06/2012
Re: Una consulta de lo más... ¿normal? {Privado}
Cuando le conté que había ido a la fiesta Sydney respondió que me vio agregando que estaba muy guapa, sonreí de forma agradecida, ya me lo habían dicho varias personas aquello aunque yo seguiría creyendo que aquella muchacha que se puso un vestido por voluntad propia no era yo. Antes de que pudiera responder la castaña preguntó si había habido algún motivo en especial por el cual me había arreglado o si simplemente fue por le hecho de que era una fiesta de la señorita Mills, agregó que no era dada de ir arreglada. Ante aquella pregunta mi rostro reflejó duda, ni siquiera yo sabía que me había empujado a llevar vestido siendo como era podría haberme arreglado llevando pantalones, no habría sido la primera ni la última vez.
-¿Ah sí? Pues yo no te vi. Y sobre lo del motivo no lo sé, sólo sé que me puse vestido por voluntad propia pero no que me llevó a ello.
Tras aquellas palabras me reí levemente, parecía absurdo que me hubiera puesto voluntariamente algo que, siendo sincera, odiaba y que no fuera por un motivo de gran peso, pero aquella risa terminó en cuanto escuché la siguiente pregunta, la cual era que si mi madre me había obligado a ir. Me hizo gracia, la verdad es que podría decirse que en cierto modo algo obligada si fui, pero no precisamente por mi madre. Negué con la cabeza y me dispuse a responder, pero antes de ello la psicóloga siguió hablando, dijo que sabía perfectamente que ella apoyaba todo eso de sociabilizar con la gente, que era joven sí, pero que eso no era un impedimento. Era cierto, ella y casi todas las personas que conocía creían que tenía que sociailizar más y les gustaba la idea de que fuera a fiestas y lugares así, el problema era que en aquella y la gran mayoría de las otras fiestas, era de las más pequeñas. Tomé aire para responderle, le contaría el porque había ido ya que no podía evitar mucho más el tema.
-No, no me obligó mi madre. Verás, estaba un día hablando con Malcolm y salió el tema de la fiesta ya que, como quedaba poco, todos estaban hablando de ella. El caso es que después de hablar un rato me convenció para ir con él, es por eso que fui, mi madre no me obligo, es más, no le agradaba demasiado la idea de que fuera "sola".
Le añadí cierto énfasis a la última palabra, la joven ya sabía a que me refería con ello, tenía una madre sobreprotectora a la que no le gustaba demasiado que fuera a los lugares con alquien que no fuera ella, mi padre o mi hermano, y a pesar de ello tampoco le gustaba demasiado que fuera con este último por ser "demasiado joven". Siempre me decía que la edad no estaba en los años sino en la mentalidad, pero en casos así olvidaba eso y se centraba en los años, a pesar de que con eso tampoco tenían demasiado lógica sus palabras. Además, ella no había sido la única en desacuerdo para que fuera a la fiesta con Malcolm, a mi hermano tampoco le hacía mucha gracia, pero lo suyo era por otro motivo.
-Mi hermano tampoco estuvo demasiado de acuerdo, ya sabes que no le agrada demasiado que tenga amistad con gente más mayor que yo y que con los de mi edad muchas veces ni me hable. Se podía decir que, excepto mi padre que no opinó, todos en mi familia estuvieron en desacuerdo con que fuera a la fiesta.
Preguntó si me lo había pasado bien en la fiesta y sonreí, no estuvo tan mal como había pensado, a pesar de que nada más empezar me había alejado de Malcolm porque él fue a hablar con Lucas, aquel chico rico al que no podía ver ni en pintura. ¿Por qué le odiaba tanto? Pues era simple, él conseguía todo lo que quería con tan solo chasquear los dedos, no ve el sacrificio y empeño que hace normal para conseguir una décima parte de lo que él tiene, por esa razón no me caía nada bien. También hacía preguntado si me encontré con alguien conocido.
-Sí, estuvo bastante bien y me encontré con gente conocida, aunque no fui a hablar con todos ya que muchos estaban ocupados con sus acompañantes, lo que sí hice fue saludarles de lejos.
Ante mi comentario sobre la comida asintió con la cabeza, eso quería decir que estaba de acuerdo conmigo aunque, si no iba mal encaminada, creía recordar que ella era vegetariana por lo que no comimos lo mismo, debo reconocer que la verdura, al fruta y los vegetales en general no me agradaban demasiado. Comentó que por lo que había dicho deducía que me encantaba la comida de mi madre, preguntando que cual era mi plato favorito, el que me gustaba más La verdad es que si se trataba de la comida de mi madre me gustaba todo, hasta lo que más odiaba sabía hacerlo de modo que me gustara, sin embargo sí que habían dos platos que me gustaban especialmente.
-Sí, me encanta, después de todo es cocinera y debe saber sobre ello ¿no? Mis platos favoritos son dos, no podría escoger entre ellos, uno es la sopa, la típica de caldo de pollo con la pasta, el otro plato son las costillas adobadas al horno, como las adoba ella y todo están buenísimas.
-¿Ah sí? Pues yo no te vi. Y sobre lo del motivo no lo sé, sólo sé que me puse vestido por voluntad propia pero no que me llevó a ello.
Tras aquellas palabras me reí levemente, parecía absurdo que me hubiera puesto voluntariamente algo que, siendo sincera, odiaba y que no fuera por un motivo de gran peso, pero aquella risa terminó en cuanto escuché la siguiente pregunta, la cual era que si mi madre me había obligado a ir. Me hizo gracia, la verdad es que podría decirse que en cierto modo algo obligada si fui, pero no precisamente por mi madre. Negué con la cabeza y me dispuse a responder, pero antes de ello la psicóloga siguió hablando, dijo que sabía perfectamente que ella apoyaba todo eso de sociabilizar con la gente, que era joven sí, pero que eso no era un impedimento. Era cierto, ella y casi todas las personas que conocía creían que tenía que sociailizar más y les gustaba la idea de que fuera a fiestas y lugares así, el problema era que en aquella y la gran mayoría de las otras fiestas, era de las más pequeñas. Tomé aire para responderle, le contaría el porque había ido ya que no podía evitar mucho más el tema.
-No, no me obligó mi madre. Verás, estaba un día hablando con Malcolm y salió el tema de la fiesta ya que, como quedaba poco, todos estaban hablando de ella. El caso es que después de hablar un rato me convenció para ir con él, es por eso que fui, mi madre no me obligo, es más, no le agradaba demasiado la idea de que fuera "sola".
Le añadí cierto énfasis a la última palabra, la joven ya sabía a que me refería con ello, tenía una madre sobreprotectora a la que no le gustaba demasiado que fuera a los lugares con alquien que no fuera ella, mi padre o mi hermano, y a pesar de ello tampoco le gustaba demasiado que fuera con este último por ser "demasiado joven". Siempre me decía que la edad no estaba en los años sino en la mentalidad, pero en casos así olvidaba eso y se centraba en los años, a pesar de que con eso tampoco tenían demasiado lógica sus palabras. Además, ella no había sido la única en desacuerdo para que fuera a la fiesta con Malcolm, a mi hermano tampoco le hacía mucha gracia, pero lo suyo era por otro motivo.
-Mi hermano tampoco estuvo demasiado de acuerdo, ya sabes que no le agrada demasiado que tenga amistad con gente más mayor que yo y que con los de mi edad muchas veces ni me hable. Se podía decir que, excepto mi padre que no opinó, todos en mi familia estuvieron en desacuerdo con que fuera a la fiesta.
Preguntó si me lo había pasado bien en la fiesta y sonreí, no estuvo tan mal como había pensado, a pesar de que nada más empezar me había alejado de Malcolm porque él fue a hablar con Lucas, aquel chico rico al que no podía ver ni en pintura. ¿Por qué le odiaba tanto? Pues era simple, él conseguía todo lo que quería con tan solo chasquear los dedos, no ve el sacrificio y empeño que hace normal para conseguir una décima parte de lo que él tiene, por esa razón no me caía nada bien. También hacía preguntado si me encontré con alguien conocido.
-Sí, estuvo bastante bien y me encontré con gente conocida, aunque no fui a hablar con todos ya que muchos estaban ocupados con sus acompañantes, lo que sí hice fue saludarles de lejos.
Ante mi comentario sobre la comida asintió con la cabeza, eso quería decir que estaba de acuerdo conmigo aunque, si no iba mal encaminada, creía recordar que ella era vegetariana por lo que no comimos lo mismo, debo reconocer que la verdura, al fruta y los vegetales en general no me agradaban demasiado. Comentó que por lo que había dicho deducía que me encantaba la comida de mi madre, preguntando que cual era mi plato favorito, el que me gustaba más La verdad es que si se trataba de la comida de mi madre me gustaba todo, hasta lo que más odiaba sabía hacerlo de modo que me gustara, sin embargo sí que habían dos platos que me gustaban especialmente.
-Sí, me encanta, después de todo es cocinera y debe saber sobre ello ¿no? Mis platos favoritos son dos, no podría escoger entre ellos, uno es la sopa, la típica de caldo de pollo con la pasta, el otro plato son las costillas adobadas al horno, como las adoba ella y todo están buenísimas.
Noah M. Stoner- Humanos
- Soy : Gretel
Mensajes : 215
Empleo /Ocio : Estudiante, medio comodín y ayudante de Haley
Edad : 28
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Una consulta de lo más... ¿normal? {Privado}
Que no supiera el motivo que la había llevado a ponerse vestido la hizo alzar las cejas con curiosidad – ¿Quizá inconscientemente querías estar guapa para alguien en especial? – Aunque ella era la primera que decía que a esa persona, si le gustabas y te quería, le importaría poco si ibas en chándal o con un vestido de diez mil dólares. La risita de Noah tampoco le pasó inadvertida a la psicóloga que empezó a prestar más atención no sólo a las palabras de la jovencita sino también a su lenguaje corporal. Tenía la sensación de que había algo que le estaba ocultando.
Se podría decir que si lo de antes le hizo alzar las cejas con curiosidad, esta vez fue la sorpresa la que lo logró, cuando de labios de la adolescente salió la información de que todo aquello había salido a raíz de una conversación con Malcolm. Malcolm Lynch. Que ella supiera no había otro Malcolm en toda Storybrooke así que solo podía ser él.
- ¿De qué fueras sola o fueras con Malcolm? – Había notado la forma en que había dicho “sola”, ese tipo de cosas no eran de las que se le pasaban por alto fácilmente desde luego. Además de que le quedó bastante claro que las posibles razones para ir que le expusó Malcolm fueron al final lo que hicieron que la joven decidiera ir – Bueno, Malcolm no es mala persona... – Tenía la sensación de que todo el mundo le miraba de forma extraña, solo por el hecho de que fuera un poco (bueno quizá más que un poco) excéntrico. A ella al menos le hacían gracia los palabros que llegaba a inventarse a veces el personaje en cuestión, aunque tampoco es que hubiese intercambiado demasiadas palabras con él, podía hacerse una idea.
- ¿Y qué todo el mundo estuviese en contra como te afectó? ¿Te hizo tener más ganas de ir a la fiesta? – Quería saber si había tenido una pizca de rebeldía en aquel asunto, algo que en pequeñas dosis no estaba de más. Como todo en la vida nada era bueno en exceso. Asintió con un gesto de cabeza cuando le comentó que le había gustado la fiesta y que había visto gente conocida con la que a pesar de no haber mantenido conversación esa noche si había saludado – Educación ante todo – Le guiñó un ojo a la muchacha mientras empezaba a mover rítmicamente, aunque de una forma muy lenta el pie de la pierna que tenía cruzada sobre la otra.
La cocina. Ella no es que fuese una experta pero se le daba bastante bien, aunque claro a lo mejor una de las ventajas de ser vegetariana es que los platos no debían de ser tan elaborados como si comías carne y pescado, ¿no? Bueno en realidad no se había planteado semejante cosa hasta ese momento, no iba a mentir. No pudo evitar sonreír ligeramente cuando la muchacha escogió sus platos favoritos y coincidió que justo los dos llevaban carne.
- Además, seguro que cuando lo hace para la familia le pone más cariño... – O eso al menos suponía ella y aunque no lo dijo casi soltó un “Aunque lo siento pero yo esos dos platos precisamente no los probaría”. Hizo un gesto con una de las manos mientras se inclinaba hacia atrás recostándose en el sofá – Volviendo a lo de la fiesta. Yo no le veo nada malo a que te relaciones con gente mayor, posiblemente sientas que te comprenden mejor que los de tu edad, ¿o me equivoco? – Al menos ella conocía gente a la que le había pasado eso en más de una ocasión – ¿Al menos te han dado una razón por la que no les guste que hagas eso?
Se podría decir que si lo de antes le hizo alzar las cejas con curiosidad, esta vez fue la sorpresa la que lo logró, cuando de labios de la adolescente salió la información de que todo aquello había salido a raíz de una conversación con Malcolm. Malcolm Lynch. Que ella supiera no había otro Malcolm en toda Storybrooke así que solo podía ser él.
- ¿De qué fueras sola o fueras con Malcolm? – Había notado la forma en que había dicho “sola”, ese tipo de cosas no eran de las que se le pasaban por alto fácilmente desde luego. Además de que le quedó bastante claro que las posibles razones para ir que le expusó Malcolm fueron al final lo que hicieron que la joven decidiera ir – Bueno, Malcolm no es mala persona... – Tenía la sensación de que todo el mundo le miraba de forma extraña, solo por el hecho de que fuera un poco (bueno quizá más que un poco) excéntrico. A ella al menos le hacían gracia los palabros que llegaba a inventarse a veces el personaje en cuestión, aunque tampoco es que hubiese intercambiado demasiadas palabras con él, podía hacerse una idea.
- ¿Y qué todo el mundo estuviese en contra como te afectó? ¿Te hizo tener más ganas de ir a la fiesta? – Quería saber si había tenido una pizca de rebeldía en aquel asunto, algo que en pequeñas dosis no estaba de más. Como todo en la vida nada era bueno en exceso. Asintió con un gesto de cabeza cuando le comentó que le había gustado la fiesta y que había visto gente conocida con la que a pesar de no haber mantenido conversación esa noche si había saludado – Educación ante todo – Le guiñó un ojo a la muchacha mientras empezaba a mover rítmicamente, aunque de una forma muy lenta el pie de la pierna que tenía cruzada sobre la otra.
La cocina. Ella no es que fuese una experta pero se le daba bastante bien, aunque claro a lo mejor una de las ventajas de ser vegetariana es que los platos no debían de ser tan elaborados como si comías carne y pescado, ¿no? Bueno en realidad no se había planteado semejante cosa hasta ese momento, no iba a mentir. No pudo evitar sonreír ligeramente cuando la muchacha escogió sus platos favoritos y coincidió que justo los dos llevaban carne.
- Además, seguro que cuando lo hace para la familia le pone más cariño... – O eso al menos suponía ella y aunque no lo dijo casi soltó un “Aunque lo siento pero yo esos dos platos precisamente no los probaría”. Hizo un gesto con una de las manos mientras se inclinaba hacia atrás recostándose en el sofá – Volviendo a lo de la fiesta. Yo no le veo nada malo a que te relaciones con gente mayor, posiblemente sientas que te comprenden mejor que los de tu edad, ¿o me equivoco? – Al menos ella conocía gente a la que le había pasado eso en más de una ocasión – ¿Al menos te han dado una razón por la que no les guste que hagas eso?
Sydney J. Watson- Heroínas
- Soy : Mulan
Mensajes : 251
Empleo /Ocio : Psicóloga de baja
Localización : Storybrooke
Fecha de inscripción : 28/06/2012
Re: Una consulta de lo más... ¿normal? {Privado}
Al escuchar la pregunta que me hizo la psicóloga tuve que aguantarme una carcajada, ¿estar guapa para alguien especial? Pero si yo no tenía de esas personas, al menos no en el sentido que le había dado, especiales en si para mi eran mi madre, mi hermano y Nereida, mi mejor amiga. La verdad es que la respuesta que di anteriormente daba lugar a confusión sí, pero claro, no había nadie a quien considerara especial de ese modo ni que me gustara especualmente por lo que la pregunta, inevitablemente, me hacía gracia. Negué con la cabeza antes de responderle aún con una sonrisa divertida en el rostro.
-¡Claro que no! Segurísimo que por eso no fue, básicamente porque personas especiales de ese modo no tengo.
Había podido controlar la risa y aquella sonrisita que anteriormente se había dibujado en mi rostro, no quería que pensara que ocultaba algo o que en mi mente habían pensamientos totalmente distintos a lo que decían mis labios, era sólo que no pude evitar reírme interiormente. Después de todo si acudía a ella era para que me quitara no sé que tonterías que decía mi madre que tenía y para ello debía ser sincera, aunque no supiera que tenía que arreglar de mi personalidad y mis ideas ayudaría, no sería tan malo ¿no?
Cuando le dije que había ido porque Malcolm me convenció para ir con él pareció sorprenderse, al menos así lo mostró su rostro. ¿Por qué todos parecían sorprenderse cuando les decía algo sobre él? ¿Tan raro era que nos lleváramos bien? Suspiré mientras escuchaba como preguntaba si a mi madre no le gustaba la idea de que fuera sola o la de que fuera con Malcolm. Cuando nombró la segunda opción hice un gesto con la mano indicando que era esa.
-No le gusta que vaya con Malcolm, bueno, mas bien no le gusta que vaya con alguien que, para ella, no es de confianza. Gente de confianza para ella sería mi hermano, en parte mi padre o gente así que vea responsable y ella conociera, tu entras en ellas. Pero claro, como él es un poco... ¿raro?
No estaba segura de que aquella fuera la mejor palabra para describirlo, cierto era que raro era un poco, pero dependía de como se mirara, el caso es que mi madre no confiaba en él ni para que fuera a comprar a la tienda donde trabajaba. Pero, por suerte, no me prohibía ir con él, sólo me repetía mil veces y media que tuviera cuidado ¡ni que me fuera a violar!
¿Buena persona? ¡Claro que Malcolm era buena persona! Asentí ante su comentario, vamos, sólo tenías que conocerle un poco y lograr entender sus excentricidades, bueno, más que entenderlas soportarlas. Tampoco era tan complicado relacionarse con él, al menos a mi no me había costado, teníamos bastantes cosas en común y alguna vez habíamos tenido una conversación seria y sobre temas un poco profundos, no era alguien idiota como mucha gente podría pensar por su forma de comportarse.
-Bueno, las ganas de ir las tenía igual, mi único problema es que me daba cosa ir sola, por eso acepté ir con Malcolm. Lo único que hice fue hablar con mi madre para convencerla de que no me pasaría nada malo, además, allí se encontraba casi todo el pueblo y eso, al parecer, la tranquilizó un poco.
No me gustaba desobedecer a mi madre, pero tampoco me gustaban esas ideas que tenía, por suerte me dejaba hablar con ella y exponerle mi situación y hablar que hacer, normalmente llegábamos a un trato que nos beneficiaba a las dos. No era una madre tan mala, sólo un poco demasiado protectora, nada que no se pudiera arreglar hablando,
Hablar de la cocina de mi madre hacía que me entrara hambre, bueno, de su cocina y de la comida en general. Eso me hizo recordar los pastelitos que me había ofrecido al llegar, estuve a punto de pedírselos pero me dio vergüenza y no lo hice. Sabía que no tendría ningún problema con eso pero es que no me gustaba pedir cosas de esas, si fuera un vaso de agua o ir al baño sí porque eran necesidades, pero lo de los pastelitos era un capricho así que no lo pediría.
-Claro, al menos eso creo.
Sonreí cuando escuché a Sydney, me alegraba de que pensaba igual que yo, empezaba a pensar que estaba mal yo por pensarlo ya que más de una persona me había dicho que Malcolm como otras personas con las que me llevaba bien eran demasiado mayores para mi, pero ¿qué había de malo en la diferencia de edad en una amistad? Suspiré, no me habían dado ninguna razón, nunca, nadie. Por eso mismo era que estaba confundida y no entendía porque les molestaba, no le veía nada de malo.
-Sí, en cierto modo tienes razón, a la mayoría de mi edad les veo como muy inmaduros... Sé que posiblemente el problema este en mi y yo sea demasiado madura pero saber eso no arregla nada. Tampoco yo le veo algo de malo, pero bueno. Y no, no me han dado una razón aunque a mi madre en eso me deja más, claro esta que se molesta cuando voy con Keith porque dice que ya es "muy mayor" para mi, el que más se mete en ese tema es mi hermano, Alexis.
-¡Claro que no! Segurísimo que por eso no fue, básicamente porque personas especiales de ese modo no tengo.
Había podido controlar la risa y aquella sonrisita que anteriormente se había dibujado en mi rostro, no quería que pensara que ocultaba algo o que en mi mente habían pensamientos totalmente distintos a lo que decían mis labios, era sólo que no pude evitar reírme interiormente. Después de todo si acudía a ella era para que me quitara no sé que tonterías que decía mi madre que tenía y para ello debía ser sincera, aunque no supiera que tenía que arreglar de mi personalidad y mis ideas ayudaría, no sería tan malo ¿no?
Cuando le dije que había ido porque Malcolm me convenció para ir con él pareció sorprenderse, al menos así lo mostró su rostro. ¿Por qué todos parecían sorprenderse cuando les decía algo sobre él? ¿Tan raro era que nos lleváramos bien? Suspiré mientras escuchaba como preguntaba si a mi madre no le gustaba la idea de que fuera sola o la de que fuera con Malcolm. Cuando nombró la segunda opción hice un gesto con la mano indicando que era esa.
-No le gusta que vaya con Malcolm, bueno, mas bien no le gusta que vaya con alguien que, para ella, no es de confianza. Gente de confianza para ella sería mi hermano, en parte mi padre o gente así que vea responsable y ella conociera, tu entras en ellas. Pero claro, como él es un poco... ¿raro?
No estaba segura de que aquella fuera la mejor palabra para describirlo, cierto era que raro era un poco, pero dependía de como se mirara, el caso es que mi madre no confiaba en él ni para que fuera a comprar a la tienda donde trabajaba. Pero, por suerte, no me prohibía ir con él, sólo me repetía mil veces y media que tuviera cuidado ¡ni que me fuera a violar!
¿Buena persona? ¡Claro que Malcolm era buena persona! Asentí ante su comentario, vamos, sólo tenías que conocerle un poco y lograr entender sus excentricidades, bueno, más que entenderlas soportarlas. Tampoco era tan complicado relacionarse con él, al menos a mi no me había costado, teníamos bastantes cosas en común y alguna vez habíamos tenido una conversación seria y sobre temas un poco profundos, no era alguien idiota como mucha gente podría pensar por su forma de comportarse.
-Bueno, las ganas de ir las tenía igual, mi único problema es que me daba cosa ir sola, por eso acepté ir con Malcolm. Lo único que hice fue hablar con mi madre para convencerla de que no me pasaría nada malo, además, allí se encontraba casi todo el pueblo y eso, al parecer, la tranquilizó un poco.
No me gustaba desobedecer a mi madre, pero tampoco me gustaban esas ideas que tenía, por suerte me dejaba hablar con ella y exponerle mi situación y hablar que hacer, normalmente llegábamos a un trato que nos beneficiaba a las dos. No era una madre tan mala, sólo un poco demasiado protectora, nada que no se pudiera arreglar hablando,
Hablar de la cocina de mi madre hacía que me entrara hambre, bueno, de su cocina y de la comida en general. Eso me hizo recordar los pastelitos que me había ofrecido al llegar, estuve a punto de pedírselos pero me dio vergüenza y no lo hice. Sabía que no tendría ningún problema con eso pero es que no me gustaba pedir cosas de esas, si fuera un vaso de agua o ir al baño sí porque eran necesidades, pero lo de los pastelitos era un capricho así que no lo pediría.
-Claro, al menos eso creo.
Sonreí cuando escuché a Sydney, me alegraba de que pensaba igual que yo, empezaba a pensar que estaba mal yo por pensarlo ya que más de una persona me había dicho que Malcolm como otras personas con las que me llevaba bien eran demasiado mayores para mi, pero ¿qué había de malo en la diferencia de edad en una amistad? Suspiré, no me habían dado ninguna razón, nunca, nadie. Por eso mismo era que estaba confundida y no entendía porque les molestaba, no le veía nada de malo.
-Sí, en cierto modo tienes razón, a la mayoría de mi edad les veo como muy inmaduros... Sé que posiblemente el problema este en mi y yo sea demasiado madura pero saber eso no arregla nada. Tampoco yo le veo algo de malo, pero bueno. Y no, no me han dado una razón aunque a mi madre en eso me deja más, claro esta que se molesta cuando voy con Keith porque dice que ya es "muy mayor" para mi, el que más se mete en ese tema es mi hermano, Alexis.
Noah M. Stoner- Humanos
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