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La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
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La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
Trabajar es lo único que hago ahora, no tengo dinero apenas para comer y de verdad me gustaría tener al menos para alquilar una habitación. El banco se nos queda pequeño a Megan y a mi y aunque la habitación no sería un cambio terriblemente grande al menos sí mejoraría el pequeño detalle del frío. Se está acercando el invierno y las noches son cada vez mas insufribles. A veces ni siquiera podemos dormir porque a pesar de que la abrazo y me abraza de vuelta arropados bajo todos los abrigos que tenemos juntos no es suficiente. Añadido a eso todos los intentos por pasar desapercibidos en invierno son más difíciles, si hubiésemos tenido que huir no nos habría dado tiempo de recogerlo todo.
Es por eso que he decidido que no puedo seguir en el parque, y por defecto tampoco dejar a Megan allí, mi consciencia me lo impide, si ya nos morimos de frío juntos no me imagino por separado. Chasco la lengua limpiando las mesas, es casi hora de cerrar pero la gente no para de entrar a preguntar si aún estamos abiertos. - No lo siento, mañana - Alguno que otro se ha colado sin preguntar y yo no he tenido ni ganas ni potestad para echarle. Además como parecen venir a pedir solo algo que beber antes de irse a casa a trabajar lo dejo pasar.
Sirvo copas como un loco a pesar de que ya es hora de cerrar, en la cocina ya han terminado de limpiar y no paran de decirme que los eche a todos. - Tenéis que iros en serio, debemos cerrar. - No me hacen ni caso, y al final la persona encargada de cerrar se harta y me deja ese marrón a mi. Con tres personas me quedo en el bar sirviéndoles porque siempre dicen "una copa más" pero no se van. Me dejo caer en una de las sillas tras atenderles por última vez, cerca de la puerta para poner mi pie en ésta mientras descanso y así poder evitar que ingrese cualquier otra persona en el interior.
Echo la cabeza hacia atrás, estoy realmente cansado. Anoche ni siquiera he dormido bien por culpa del frío y añadido a eso se ha puesto a llover. Detesto el otoño, y mira que se lo dije: "Megan en otoño no podemos seguir aquí. ¿A donde te piensas ir?". "Ya lo veré entonces" fue su respuesta. Ese entonces ha llegado y seguimos pringando fuera. Debí preverlo yo, ni siquiera sé porqué me esperé a que ella tomara una decisión, puede que por la facilidad de pagarnos juntos al menos una habitación y turnarnos la cama.
Llega un momento en el que ni siquiera pienso claramente, estoy echado hacia atrás con los ojos cerrados y el murmullo de la gente resulta tan relajante que estoy a punto de dormirme.
Es por eso que he decidido que no puedo seguir en el parque, y por defecto tampoco dejar a Megan allí, mi consciencia me lo impide, si ya nos morimos de frío juntos no me imagino por separado. Chasco la lengua limpiando las mesas, es casi hora de cerrar pero la gente no para de entrar a preguntar si aún estamos abiertos. - No lo siento, mañana - Alguno que otro se ha colado sin preguntar y yo no he tenido ni ganas ni potestad para echarle. Además como parecen venir a pedir solo algo que beber antes de irse a casa a trabajar lo dejo pasar.
Sirvo copas como un loco a pesar de que ya es hora de cerrar, en la cocina ya han terminado de limpiar y no paran de decirme que los eche a todos. - Tenéis que iros en serio, debemos cerrar. - No me hacen ni caso, y al final la persona encargada de cerrar se harta y me deja ese marrón a mi. Con tres personas me quedo en el bar sirviéndoles porque siempre dicen "una copa más" pero no se van. Me dejo caer en una de las sillas tras atenderles por última vez, cerca de la puerta para poner mi pie en ésta mientras descanso y así poder evitar que ingrese cualquier otra persona en el interior.
Echo la cabeza hacia atrás, estoy realmente cansado. Anoche ni siquiera he dormido bien por culpa del frío y añadido a eso se ha puesto a llover. Detesto el otoño, y mira que se lo dije: "Megan en otoño no podemos seguir aquí. ¿A donde te piensas ir?". "Ya lo veré entonces" fue su respuesta. Ese entonces ha llegado y seguimos pringando fuera. Debí preverlo yo, ni siquiera sé porqué me esperé a que ella tomara una decisión, puede que por la facilidad de pagarnos juntos al menos una habitación y turnarnos la cama.
Llega un momento en el que ni siquiera pienso claramente, estoy echado hacia atrás con los ojos cerrados y el murmullo de la gente resulta tan relajante que estoy a punto de dormirme.
Christian A. Monardi- Chicos de Storybrooke
- Soy : No lo sé... ¿y tú?
Mensajes : 70
Empleo /Ocio : Camarero
Edad : 32
Fecha de inscripción : 29/07/2012
Re: La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
Después de haber estado con unos amigos míos pasando el día en la playa, había decidido poner fin a aquel idílico día para regresar a mi hogar y sentarme al lado del calor del fuego de la chimenea junto a Megan para seguir haciéndole compañía. Desde el ingreso debían de haber transcurrido unos 7 días y la había casi obligado a que se mudase a mi casa para que no siguiese viviendo en la calle. Estaba seguro de que mis padre son lo hubiesen permitido y yo no era diferente a ellos, más teniendo en cuenta que era de mis mejores amigas y casi la hermana que jamás había tenido. Le guardaba mucho aprecio y me dolía el pensar como había pasado su vida tras tener que abandonar el orfanato.
Desde aquel entonces habíamos hablado mucho, casi pasando todo el tiempo que tenía libre junto a ella. Me había contado que había estado haciendo, sus planes y sus ambiciones y, también, cosas sobre su compañero de aventuras. Había intentado averiguar un poco más del chico pero Megan se mostraba bastante recelosa a hablar sobre él. Parecía quererlo mucho ya que no quería soltar prenda, a pesar de que sabía que yo no le haría el menor mal. Pero supongo que podía llegar a comprenderlo. Lo único que había logrado averiguar era alguno de sus trabajos.
Apoyé la cabeza sobre el cristal de la ventanilla y cerré los ojos unos segundos, preguntándome porque se me había venido todo aquello a la cabeza en aquel semáforo en rojo. Al abrirlos, distinguí el restaurante Granny’s al lado derecho y todo tuvo sentido. Empecé a tamborilear con los dedos sobre el volante y la palanca de cambio. En mi mente se comenzaron a arremolinar las cosas de las que me había hablado Megan, de los terrores a los que había vivido a los que les restaba importancia pese a que a mi me parecían monstruosidades. Y no pude evitarlo. Arranqué el coche cuando se puse en verde y aparqué justo al lado de la cafetería. Bajé del coche y me aproximé con la intención de preguntarle al dueño sobre los horarios del joven para hablar con él.
Al llegar e intentar abrir no lo logré, por lo que pensé que quizás la puerta se hubiese atascado. Fijándome mejor vi la figura de un chico rubio que parecía ser el causante de aquello. Fruncí el ceño ya que no entendía nada, pues las luces todavía seguían encendidas y había bastante bullicio. Seguramente debían estar cerrando aunque, por el ambiente, parecía que nadie tenía la menor intención de moverme. Sacudí la cabeza con desaprobación por la actitud de aquellas personas y decidí tocar la puerta con los nudillos para llamar la atención de aquel camarero. – Disculpa, sé que estáis cerrando pero no quiero tomar nada.. Solo quiero hacerte una pregunta, ¿puedo pasar? – volví a dirigir mi mirada al interior y fruncí el ceño. Seguramente estuvieras borrachos y, hasta que no bebiesen todo lo que quisiesen no saldrían de allí. Suspiré al pensar que yo de noche, en ocasiones, me había comportado así. – Necesito hablar con un chico que se llama Christian. Es por una amiga suya… Megan. Por eso he venido hasta aquí – Añadí, quizás si conociese al camarero en cuestión no se mostraría tan reacio a responderme ni a dejarme pasar al menos.
Desde aquel entonces habíamos hablado mucho, casi pasando todo el tiempo que tenía libre junto a ella. Me había contado que había estado haciendo, sus planes y sus ambiciones y, también, cosas sobre su compañero de aventuras. Había intentado averiguar un poco más del chico pero Megan se mostraba bastante recelosa a hablar sobre él. Parecía quererlo mucho ya que no quería soltar prenda, a pesar de que sabía que yo no le haría el menor mal. Pero supongo que podía llegar a comprenderlo. Lo único que había logrado averiguar era alguno de sus trabajos.
Apoyé la cabeza sobre el cristal de la ventanilla y cerré los ojos unos segundos, preguntándome porque se me había venido todo aquello a la cabeza en aquel semáforo en rojo. Al abrirlos, distinguí el restaurante Granny’s al lado derecho y todo tuvo sentido. Empecé a tamborilear con los dedos sobre el volante y la palanca de cambio. En mi mente se comenzaron a arremolinar las cosas de las que me había hablado Megan, de los terrores a los que había vivido a los que les restaba importancia pese a que a mi me parecían monstruosidades. Y no pude evitarlo. Arranqué el coche cuando se puse en verde y aparqué justo al lado de la cafetería. Bajé del coche y me aproximé con la intención de preguntarle al dueño sobre los horarios del joven para hablar con él.
Al llegar e intentar abrir no lo logré, por lo que pensé que quizás la puerta se hubiese atascado. Fijándome mejor vi la figura de un chico rubio que parecía ser el causante de aquello. Fruncí el ceño ya que no entendía nada, pues las luces todavía seguían encendidas y había bastante bullicio. Seguramente debían estar cerrando aunque, por el ambiente, parecía que nadie tenía la menor intención de moverme. Sacudí la cabeza con desaprobación por la actitud de aquellas personas y decidí tocar la puerta con los nudillos para llamar la atención de aquel camarero. – Disculpa, sé que estáis cerrando pero no quiero tomar nada.. Solo quiero hacerte una pregunta, ¿puedo pasar? – volví a dirigir mi mirada al interior y fruncí el ceño. Seguramente estuvieras borrachos y, hasta que no bebiesen todo lo que quisiesen no saldrían de allí. Suspiré al pensar que yo de noche, en ocasiones, me había comportado así. – Necesito hablar con un chico que se llama Christian. Es por una amiga suya… Megan. Por eso he venido hasta aquí – Añadí, quizás si conociese al camarero en cuestión no se mostraría tan reacio a responderme ni a dejarme pasar al menos.
Michael C. Tallhart- Fauna
- Soy : Sebastian
Mensajes : 155
Empleo /Ocio : Cirujano
Localización : Bajo el mar (?)
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Re: La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
Poco a poco el sueño me va invadiendo y las voces parecen cada vez mas lejanas. No soy consciente de haberme dormido pero tampoco de no estarlo hasta el momento en el que siento mi pie moverse cuando la puerta es empujada por alguien desde el otro lado. Mi impulso lejos de abrir los ojos es hacer con el pie la suficiente fuerza como para volver a cerrarla. - Está cerrado - Procuro no sonar irritante, pero cuando yo tengo sueño no conozco otro tono de voz que utilizar. Es entonces cuando suenan los nudillos y suelto un gemido irritado. - Que está cerrado - Levanto esta vez la voz para asegurarme de que se oye al otro lado del cristal, pero cuando su voz vuelve a sonar me doy cuenta de que no lo ha hecho.
Abro los ojos acomodándome de nuevo en la silla donde durante el par de minutos que he estado medio descansando sobre ésta me he ido resbalando gradualmente hasta más que estar sentado parecía semi acostado utilizando mi espalda como apoyo. El hecho de que me asegure que sabe que está cerrado e insista me hace fruncir el entrecejo especialmente el "no quiero nada de beber" que ya me lo han dicho borrachos antes solo para que abra la puerta. Sin embargo no parece estar borracho. - ¿Megan? - No reacciono hasta que dice su nombre porque por un momento cuando menciona el mío agradezco que no sepa que soy yo ya que lo primero que se me viene a la cabeza es que vaya a cobrarme pasta, o a meterme una paliza por no tener para pagarle.
Apoyo mis manos sobre los posa brazos antes de levantarme y abrir la puerta dejando que pase al interior para poder volver a cerrar, evitando así que cualquiera que esté merodeando fuera a la espera para entrar se aproveche de mi descuido. - ¿Que le ha pasado? ¿está bien? - Vuelvo a cerrar una vez con él en el interior, alzando la vista hacia el grupo de borrachos de la mesa del fondo que pega una especie de grito invitando al recién llegado a unirse a ellos y además teniendo el descaro de pedir una última ronda cómo por séptima vez. - ¿Quien eres tú? -
Abro los ojos acomodándome de nuevo en la silla donde durante el par de minutos que he estado medio descansando sobre ésta me he ido resbalando gradualmente hasta más que estar sentado parecía semi acostado utilizando mi espalda como apoyo. El hecho de que me asegure que sabe que está cerrado e insista me hace fruncir el entrecejo especialmente el "no quiero nada de beber" que ya me lo han dicho borrachos antes solo para que abra la puerta. Sin embargo no parece estar borracho. - ¿Megan? - No reacciono hasta que dice su nombre porque por un momento cuando menciona el mío agradezco que no sepa que soy yo ya que lo primero que se me viene a la cabeza es que vaya a cobrarme pasta, o a meterme una paliza por no tener para pagarle.
Apoyo mis manos sobre los posa brazos antes de levantarme y abrir la puerta dejando que pase al interior para poder volver a cerrar, evitando así que cualquiera que esté merodeando fuera a la espera para entrar se aproveche de mi descuido. - ¿Que le ha pasado? ¿está bien? - Vuelvo a cerrar una vez con él en el interior, alzando la vista hacia el grupo de borrachos de la mesa del fondo que pega una especie de grito invitando al recién llegado a unirse a ellos y además teniendo el descaro de pedir una última ronda cómo por séptima vez. - ¿Quien eres tú? -
Christian A. Monardi- Chicos de Storybrooke
- Soy : No lo sé... ¿y tú?
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Empleo /Ocio : Camarero
Edad : 32
Fecha de inscripción : 29/07/2012
Re: La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
El chico rubio que parecía ser el único camarero que quedaba en la cafetería parecía reacio a querer abrir la puerta. No podía decir que no lo entendiese, al fin y al cabo suponía que no tendría ganas de que le entrase un nuevo cliente a la hora de cerrar. Aún así, los motivos que me habían atraído hasta aquel establecimiento habían sido bien diferentes. Por mi mente apareció una sombra que comenzaba a hacerme dudar sobre mi comportamiento, por miedo a que me estuviese extralimitando en mis acciones. Quizás simplemente Megan no desearía y se tomaría a mal que hubiese ido a hablar con aquel chico, pero tampoco quería que el joven se preocupase por la ausencia de Megan ya que, si tanto habían llegado a conocerse, de estar en su lugar sería lo que me estaría ocurriendo.
Justo cuando mi paciencia había llegado a mi limite y, con resignación, había decidido dar media vuelta para regresar otro día con el pensamiento de que quizás otro día no me atrevería a repetir aquella hazaña, el joven terminó por abrir la puerta. Rápidamente me introduje en el interior de Granny's para que pudiese cerrar la puerta. al hacerlo, eche una mirada a mi alrededor y pude observar los clientes que restaban en su interior. Un tenue y desagradable olor a alcohol flotaba en el ambiente y parecía proceder de unas mesas en las que algunos hombres tenías unos coloretes rojos fuertemente marcados. Su voz preguntando por Megan me sacó de aquellos pensamientos para arrastrarme de nuevo a la realidad. Carraspeé antes de hablar pues notaba la garganta algo seca. Lo miré fijamente unos segundos. - ¿Eres Christian, no? Has de comprender que lo que voy a decir ahora solo él puede escucharlo ya que es parcialmente confidencial - Lo miré fijamente a los ojos, leyendo sus expresiones mientras que el gesto de mi rostro se relajaba. No hacía falta que el me lo confirmase, la preocupación que había mostrado por ella sumado a lo que me había hablado de él, pude confirmar que era él.
Me ocupó unos segundos responder aquellas preguntas, ya que como médico no podía hablar de aquello sin la autorización de Megan aunque también estaba el factor de que era su amigo, por lo que eso hacía que en calidad de amigo si podía hablar de ello, ¿no? Opté por suspirar mientras reorganizaba mi cabeza y cogía fuerzas para continuar - Bueno, en primer lugar... no te preocupes. Ella... está bien. Al menos, ahora - clavé mi mirada en la suya, dándole a entender que antes no lo había estado - Hace unos días estuvo hospitalizada pero se ha recuperado sin ningún tipo de secuelas - Corté ahí la conversación, dándole a entender que no podría seguir preguntándome por ahí, el motivo de su ingreso, ya que no sería el que respondiese a aquellas preguntas porque no tenía derecho.
Escuché un grito hacia el fondo, el cual opté por ignorar por completo. Aunque la idea de tomar una copa me resultase tentadora aquel no era el momento y, mucho menos, el lugar. El joven parecía exhausto y con ganas de marcharse para casa. En su cara podía ver las mismas condiciones que había percibido en el rostro de Megan, lo que provocó que me diese un pequeño vuelco el corazón. No soportaba ver a gente así - Yo... soy médico en el hospital y soy el contacto de emergencias de Megan. Digamos que... somos amigos desde que ella era muy pequeña y, desde que salió del orfanato, perdí el contacto con ella hasta el otro día - Bajé la mirada hacia el suelo, claramente arrepentido por aquello. Quizás si la hubiese buscado con más ímpetu no se hubiese visto obligada a terminar como había acabado. Desde luego, no si yo hubiese sido consciente de aquello. La culpabilidad se podía leer en mi rostro a la perfección - Simplemente he venido porque ella me ha hablado un poco de ti, no me fue difícil suponer que erais amigos y, como supongo que hará tiempo que no la ves, quería decirte que está bien para que no te preocupases.
Justo cuando mi paciencia había llegado a mi limite y, con resignación, había decidido dar media vuelta para regresar otro día con el pensamiento de que quizás otro día no me atrevería a repetir aquella hazaña, el joven terminó por abrir la puerta. Rápidamente me introduje en el interior de Granny's para que pudiese cerrar la puerta. al hacerlo, eche una mirada a mi alrededor y pude observar los clientes que restaban en su interior. Un tenue y desagradable olor a alcohol flotaba en el ambiente y parecía proceder de unas mesas en las que algunos hombres tenías unos coloretes rojos fuertemente marcados. Su voz preguntando por Megan me sacó de aquellos pensamientos para arrastrarme de nuevo a la realidad. Carraspeé antes de hablar pues notaba la garganta algo seca. Lo miré fijamente unos segundos. - ¿Eres Christian, no? Has de comprender que lo que voy a decir ahora solo él puede escucharlo ya que es parcialmente confidencial - Lo miré fijamente a los ojos, leyendo sus expresiones mientras que el gesto de mi rostro se relajaba. No hacía falta que el me lo confirmase, la preocupación que había mostrado por ella sumado a lo que me había hablado de él, pude confirmar que era él.
Me ocupó unos segundos responder aquellas preguntas, ya que como médico no podía hablar de aquello sin la autorización de Megan aunque también estaba el factor de que era su amigo, por lo que eso hacía que en calidad de amigo si podía hablar de ello, ¿no? Opté por suspirar mientras reorganizaba mi cabeza y cogía fuerzas para continuar - Bueno, en primer lugar... no te preocupes. Ella... está bien. Al menos, ahora - clavé mi mirada en la suya, dándole a entender que antes no lo había estado - Hace unos días estuvo hospitalizada pero se ha recuperado sin ningún tipo de secuelas - Corté ahí la conversación, dándole a entender que no podría seguir preguntándome por ahí, el motivo de su ingreso, ya que no sería el que respondiese a aquellas preguntas porque no tenía derecho.
Escuché un grito hacia el fondo, el cual opté por ignorar por completo. Aunque la idea de tomar una copa me resultase tentadora aquel no era el momento y, mucho menos, el lugar. El joven parecía exhausto y con ganas de marcharse para casa. En su cara podía ver las mismas condiciones que había percibido en el rostro de Megan, lo que provocó que me diese un pequeño vuelco el corazón. No soportaba ver a gente así - Yo... soy médico en el hospital y soy el contacto de emergencias de Megan. Digamos que... somos amigos desde que ella era muy pequeña y, desde que salió del orfanato, perdí el contacto con ella hasta el otro día - Bajé la mirada hacia el suelo, claramente arrepentido por aquello. Quizás si la hubiese buscado con más ímpetu no se hubiese visto obligada a terminar como había acabado. Desde luego, no si yo hubiese sido consciente de aquello. La culpabilidad se podía leer en mi rostro a la perfección - Simplemente he venido porque ella me ha hablado un poco de ti, no me fue difícil suponer que erais amigos y, como supongo que hará tiempo que no la ves, quería decirte que está bien para que no te preocupases.
Michael C. Tallhart- Fauna
- Soy : Sebastian
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Localización : Bajo el mar (?)
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Re: La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
Dudo un poco al asentir en cuanto quiere asegurarse de que soy la persona que busca pero termino por hacerlo cuando sus palabras parecen cada vez más graves. Frunzo un poco el entrecejo mientras escucho aquello y asumo que es ese tipo de cosas que ella no me cuenta y que le han pasado mientras yo estaba ocupado con otras cosas. Suelto un suspiro y me trago todas las preguntas de golpe en el momento en el que me asegura que está bien porque no tengo motivo para no fiarme de eso, mucho menos cuándo dice que es médico. - ¿su contacto de emergencia? - En realidad yo no tenía ni idea de que tuviera uno. Yo no tengo ni ninguno. Supongo que ella no está tan abandonada como yo pensaba en un principio.
Toda la información que me proporciona sobre ella me marea un poco, es más de lo que sabía antes y probablemente de lo que ella ha querido contarme a pesar de que se puede decir básicamente que vivimos juntos, si es que a dormir en un banco se le puede llamar vivir. - ¿Pero que fue lo que le pasó? - Hasta donde alcanza mi memoria solo trabaja en el hospital de voluntaria y estudia de vez en cuando para poder ingresar a la facultad, algo que se le está haciendo bastante difícil. Me acuerdo de su sueño de ser maestra y hago una mueca, porque ni siquiera sé porqué se me viene en ese momento a la cabeza. - La verdad es que supuse que tendría cosas por hacer o habría encontrado alguien con quien quedarse - Nunca se me pasó por la cabeza que le hubiese pasado algo.
Miro la hora y luego hacia donde están los borrachos avanzando hacia ellos para recoger todas las cosas oyendo sus peticiones de otra última ronda. - Y una mierda. Todo el mundo fuera ya - Insisten pero soy firme, mi mirada se mantiene seria sobre ellos y es probablemente que están poco acostumbrados a verme tan secante pero al final tras un par de quejas se levantan y se marchan. Tiro todo sobre el fregadero sin demasiadas ganas de lavarlo aunque sé que si no lo hago ahora será lo primero que tenga que hacer mañana al venir a abrir. - ¿puedo ir a verla o se supone que no sabe que estás aquí diciendome estas cosas? - Algo me dice que es lo segundo. Entendería el modo de actuar de megan, si fuese yo quien estuviese en su lugar también habría mantenido mi boca cerrada.
Toda la información que me proporciona sobre ella me marea un poco, es más de lo que sabía antes y probablemente de lo que ella ha querido contarme a pesar de que se puede decir básicamente que vivimos juntos, si es que a dormir en un banco se le puede llamar vivir. - ¿Pero que fue lo que le pasó? - Hasta donde alcanza mi memoria solo trabaja en el hospital de voluntaria y estudia de vez en cuando para poder ingresar a la facultad, algo que se le está haciendo bastante difícil. Me acuerdo de su sueño de ser maestra y hago una mueca, porque ni siquiera sé porqué se me viene en ese momento a la cabeza. - La verdad es que supuse que tendría cosas por hacer o habría encontrado alguien con quien quedarse - Nunca se me pasó por la cabeza que le hubiese pasado algo.
Miro la hora y luego hacia donde están los borrachos avanzando hacia ellos para recoger todas las cosas oyendo sus peticiones de otra última ronda. - Y una mierda. Todo el mundo fuera ya - Insisten pero soy firme, mi mirada se mantiene seria sobre ellos y es probablemente que están poco acostumbrados a verme tan secante pero al final tras un par de quejas se levantan y se marchan. Tiro todo sobre el fregadero sin demasiadas ganas de lavarlo aunque sé que si no lo hago ahora será lo primero que tenga que hacer mañana al venir a abrir. - ¿puedo ir a verla o se supone que no sabe que estás aquí diciendome estas cosas? - Algo me dice que es lo segundo. Entendería el modo de actuar de megan, si fuese yo quien estuviese en su lugar también habría mantenido mi boca cerrada.
Christian A. Monardi- Chicos de Storybrooke
- Soy : No lo sé... ¿y tú?
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Fecha de inscripción : 29/07/2012
Re: La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
Pude escrutar en su rostro la preocupación que profesaba hacia la rubia, así que si me había quedado alguna duda al respecto de su identidad se evaporó en aquel momento. Ladeé la cabeza cuando me hizo aquella pregunta, la cual me costó unos segundos responder. Parecía sorprendido por aquello que le acababa de decir. Mi mente, por unos segundos, barajó la posibilidad de que ella jamás le hubiese hablado jamás de mi a aquel joven, lo cual sería completamente lógico. Al fin y al cabo, desde que Megan había salido del orfanato no habíamos vuelto a ponernos en contacto por diversas circunstancias que parecían jugar en nuestra contra. - Sí, su contacto de emergencias. La conocí cuando estaba en el orfanato por mi familia y cuando salí de el... Digamos que perdimos el contacto. Aunque jamás llegamos a cambiar eso, así que cuando la ingresaron me llamaron a mi. - Suspiré al recordar como la había encontrado en el hospital y se me erizaron los pelos de los brazos. Aquel día había visto lo fuerte que era, porque poca gente podría sobrevivir en las condiciones en las que ella había estado viviendo.
El chico quería saber lo que había ocurrido y a mi no se me paraban de plantear diversidad de temas éticos al respecto. El secreto profesional, la confidencialidad... Aunque mis ideales como persona parecían querer predominar sobre aquello, ya que al ponerme en su situación yo también querría saber qué había ocurrido. Al fin y al cabo, que te digan que una amiga tuya ha estado hospitalizada y no te den más datos no era plato de buen gusto. - En una de sus clases se desmayó y cuando llegó al hospital descubrimos que había entrado en un coma hipoglucémico, seguramente por no haber ingerido comida hacía un tiempo. - Mordí mi labio inferior mientras desviaba la mirada unos segundos, atrayendo a la mente nuevamente aquellas imágenes que se me habían grabado a fuego de su extrema delgadez. Había dado hasta grima verla. - Le dije que se viniese unos días a mi casa mientras se recuperaba del todo, para que no se repitiera aquello. Además así también puedo pasar tiempo con ella y quizás de esa forma pueda centrarse también más en sus estudios.
Después de que Christian hubiese echado a la gente que continuaba en el bar, su pregunta me pilló de sorpresa. Esbocé una sonrisa de lado mientras lo miraba fijamente - Supongo que no hace falta que responda a esa pregunta, creo que la conoces bastante bien - Me acerqué unos pasos hacia él, viendo lo que le quedaba por hacer para terminar - Pero creo que si fueras a verla le haría mucha ilusión, así que si quieres... Déjame que te ayude a terminar con eso, y después podríamos ir a hacerle una visita. Normalmente cuando llego de trabajar siempre está despierta y hoy no creo que sea la excepción. - Me remangué las mangas de la camisa mientras continuaba mirándolo fijamente a los ojos con una expresión de: me da igual que te niegues porque lo voy a hacer igual.
El chico quería saber lo que había ocurrido y a mi no se me paraban de plantear diversidad de temas éticos al respecto. El secreto profesional, la confidencialidad... Aunque mis ideales como persona parecían querer predominar sobre aquello, ya que al ponerme en su situación yo también querría saber qué había ocurrido. Al fin y al cabo, que te digan que una amiga tuya ha estado hospitalizada y no te den más datos no era plato de buen gusto. - En una de sus clases se desmayó y cuando llegó al hospital descubrimos que había entrado en un coma hipoglucémico, seguramente por no haber ingerido comida hacía un tiempo. - Mordí mi labio inferior mientras desviaba la mirada unos segundos, atrayendo a la mente nuevamente aquellas imágenes que se me habían grabado a fuego de su extrema delgadez. Había dado hasta grima verla. - Le dije que se viniese unos días a mi casa mientras se recuperaba del todo, para que no se repitiera aquello. Además así también puedo pasar tiempo con ella y quizás de esa forma pueda centrarse también más en sus estudios.
Después de que Christian hubiese echado a la gente que continuaba en el bar, su pregunta me pilló de sorpresa. Esbocé una sonrisa de lado mientras lo miraba fijamente - Supongo que no hace falta que responda a esa pregunta, creo que la conoces bastante bien - Me acerqué unos pasos hacia él, viendo lo que le quedaba por hacer para terminar - Pero creo que si fueras a verla le haría mucha ilusión, así que si quieres... Déjame que te ayude a terminar con eso, y después podríamos ir a hacerle una visita. Normalmente cuando llego de trabajar siempre está despierta y hoy no creo que sea la excepción. - Me remangué las mangas de la camisa mientras continuaba mirándolo fijamente a los ojos con una expresión de: me da igual que te niegues porque lo voy a hacer igual.
Michael C. Tallhart- Fauna
- Soy : Sebastian
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Re: La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
Jamás se me pasó por la cabeza lo del contacto de emergencia, en realidad yo ni si quiera tengo, pero ante sus palabras me doy cuenta de que posiblemente sí lo tenga, otra cosa es que vayan a coger el teléfono si les llaman. Jamás lo he cambiado, y cuando murieron mis padres era menor de edad. Me resulta obvio ahora. Hago una leve mueca ante lo del orfanato, a veces me sorprende la cantidad de personas que han salido de allí y que yo no conozco. Puede que sea porque me fugué antes de entablar relación con nadie, había cosas de allí que no me gustaban y no estaba dispuesto a soportar ni siquiera aunque eso acarreara un lugar donde dormir y comida (asquerosa pero comida al fin y al cabo) diaria. Preferí largarme y apañarme la vida solo, así llevo tanto tiempo que apenas recuerdo lo que es dejar que alguien cuide de ti. - Lo entiendo. La gente crece, cambia de vida... se pierde en el mundo real - Es lo más lógico del mundo. Las relaciones, ninguna, dura para toda la vida.
Mientras me explica lo que pasó exactamente hay partes que entiendo por inercia más que por otra cosa, pero lo de la hipoglucemia me pilla muy ignorante. Asiento de todas formas porque en mi idioma coloquial el no comer en varios días supone ponerse en ese estado donde no puedes ni con tu alma, ni moverte, incluso hasta te cuesta respirar, que voy a asumir que es más o menos lo que le ha pasado a Megan. - Me parece buena idea - Dejo escapar antes de terminar de procesar mentalmente lo que dice respecto a la invitación que le hace. - Es decir... alguien tiene que cuidar de ella. - Y está más que claro que yo no soy suficientemente eficiente. - Entre estudiar, entre trabajar, su voluntariado en el hospital - Dos de ellas ni siquiera las entiendo. A mi ya me resulta bastante difícil apañarme solo trabajando, ni siquiera sé de donde saca energía para todo. Supongo que la diferencia está en que yo ya me he rendido.
Ahogo una risa y hago un gesto con mi cabeza entendiendo aquella afirmación. - Si lo siento, ha sido una pregunta estúpida - Estoy por decidir que no quiero ir, porque no quiero que se sienta débil ni nada por el estilo pero cuando es él quien me ofrece esa posibilidad incluso cuando eso probablemente acarree que Megan se de cuenta de que se ha chivado, me hace repensármelo. Antes de realmente llegar a la conclusión de que quiero hacerlo se ha puesto a ayudarme a limpiar. - No espera! no, no hace falta - Demasiado tarde. No estoy acostumbrado en absoluto a que la gente haga cosas por mi si no quiere algo a cambio, es por eso que con las ayudas soy excesivamente receloso.
Sin embargo hoy estoy demasiado agotado como para si quiera discutir, es viernes, yo no conozco el significado de la palabra día libre que no vaya unido a un "no tengo trabajo" y además no he comido nada desde la mañana; apenas me queda energía para seguir andando. - Gracias - Susurro al final, ni siquiera estoy seguro de que me escuche porque aunque me sale de lo más profundo del alma lo hace al mismo tiempo que un suspiro cansado. Agarro uno de los paños y me pongo a limpiar las mesas lo más rápido que puedo para acabar lo más pronto posible, no para salir de allí que en parte es lo que quiero, sino para evitar que él haga más de lo que está cordialmente permitido. - ¿Sueles hacer ésto por todas las chicas que llegan a tu hospital? ¿o ella es especial? - A pesar de la connotación que parecen estar llevando aquellas palabras, la pregunta va únicamente guiada por mi curiosidad. Jamás he visto un médico yendo a buscar a nadie a ninguna parte, eso es trabajo de la enfermera y a veces ni siquiera eso.
Mientras me explica lo que pasó exactamente hay partes que entiendo por inercia más que por otra cosa, pero lo de la hipoglucemia me pilla muy ignorante. Asiento de todas formas porque en mi idioma coloquial el no comer en varios días supone ponerse en ese estado donde no puedes ni con tu alma, ni moverte, incluso hasta te cuesta respirar, que voy a asumir que es más o menos lo que le ha pasado a Megan. - Me parece buena idea - Dejo escapar antes de terminar de procesar mentalmente lo que dice respecto a la invitación que le hace. - Es decir... alguien tiene que cuidar de ella. - Y está más que claro que yo no soy suficientemente eficiente. - Entre estudiar, entre trabajar, su voluntariado en el hospital - Dos de ellas ni siquiera las entiendo. A mi ya me resulta bastante difícil apañarme solo trabajando, ni siquiera sé de donde saca energía para todo. Supongo que la diferencia está en que yo ya me he rendido.
Ahogo una risa y hago un gesto con mi cabeza entendiendo aquella afirmación. - Si lo siento, ha sido una pregunta estúpida - Estoy por decidir que no quiero ir, porque no quiero que se sienta débil ni nada por el estilo pero cuando es él quien me ofrece esa posibilidad incluso cuando eso probablemente acarree que Megan se de cuenta de que se ha chivado, me hace repensármelo. Antes de realmente llegar a la conclusión de que quiero hacerlo se ha puesto a ayudarme a limpiar. - No espera! no, no hace falta - Demasiado tarde. No estoy acostumbrado en absoluto a que la gente haga cosas por mi si no quiere algo a cambio, es por eso que con las ayudas soy excesivamente receloso.
Sin embargo hoy estoy demasiado agotado como para si quiera discutir, es viernes, yo no conozco el significado de la palabra día libre que no vaya unido a un "no tengo trabajo" y además no he comido nada desde la mañana; apenas me queda energía para seguir andando. - Gracias - Susurro al final, ni siquiera estoy seguro de que me escuche porque aunque me sale de lo más profundo del alma lo hace al mismo tiempo que un suspiro cansado. Agarro uno de los paños y me pongo a limpiar las mesas lo más rápido que puedo para acabar lo más pronto posible, no para salir de allí que en parte es lo que quiero, sino para evitar que él haga más de lo que está cordialmente permitido. - ¿Sueles hacer ésto por todas las chicas que llegan a tu hospital? ¿o ella es especial? - A pesar de la connotación que parecen estar llevando aquellas palabras, la pregunta va únicamente guiada por mi curiosidad. Jamás he visto un médico yendo a buscar a nadie a ninguna parte, eso es trabajo de la enfermera y a veces ni siquiera eso.
Christian A. Monardi- Chicos de Storybrooke
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Re: La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
Asentí a sus palabras. Algo dentro de mi interior parecía que se turbaba ligeramente por aquello, como si hubiera mucho más detrás. Sin embargo, aquella curiosidad que había surgido fue rápidamente aplacada por mi capacidad de raciocinio, que me indicaba que aquello no era asunto mío y que probablemente él no querría compartirlo. Al fin y al cabo, era un perfecto desconocido que acaba de conocer hacia apenas unos minutos. - Sí, en eso no te puedo quitar razón. Supongo que se podría decir que al crecer y evolucionar en diferentes aspectos de tu vida hace que algunas puertas se cierren... - .. aunque no debería haber sido así" pensé, aunque no creí apropiado terminar de esa forma delante suya. Ahora mi arrepentimiento por lo que había ocurrido continuaba carcomiéndome en los descansos que tenía, cuando comenzaba a darle vueltas a las cosas. Sin embargo, ahora no podía pensar en aquello sino en el presente, intentando enmendar todo aquello. Y estaba claro que lo haría.
Esbocé una débil sonrisa cuando añadió que le parecía una buena idea lo que había dicho. Ese joven, aunque al principio me había parecido algo huraño y extraño, me daba la sensación de ser buena persona. Por lo poco que ella me había contado de él, ya lo había supuesto, pero su forma de comportarse y su preocupación hacia Megan (aunque no fuese de forma directa) sabía que mis instintos eran acertados. Ya no me parecía tan mala idea el haber acudido hasta allí para contárselo - Intento hacer lo que está en mis manos, y no puedo dejar que eso se repita. Mientras que esté yo presente... - dejé sin terminar la frase de nuevo. Estos años atrás no lo había estado y eso la había perjudicado; aunque tuviese que atarla a la pata de la cama no dejaría que su vida corriese peligro de igual forma. - Bueno, creo que tu antes lo hacías por mi, y por eso te quería dar las gracias. He podido sacar en claro que sois muy cercanos y me alegro por ello. Tenía ganas de conocerte y poder decírtelo en persona - Mi sonrisa ahora se hizo más amplia. Pese a que parecíamos completamente opuestos, algo me decía que era un joven en el que se podía confiar y que sin dudas se preocupaba más por ella de lo que verdaderamente demostraba. - Sí, creo que se ha exigido demasiado... Pero bueno, yo a su edad lo hice también, así que no soy quién para decirle nada - me encogí de hombros. Aunque también había de decir que nuestras situaciones eran completamente diferentes; yo jamás había tenido problemas con el dinero, había tenido la suerte de nacer en aquella familia que tanto amor me había transmitido. En cambio ella no había tenido esa suerte, pero aquello iba a cambiar.
Me reí finalmente cuando exclamo que tenía razón. A veces Megan era un poco difícil, en el sentido de que era una joven bastante testaruda. Daba igual cuales fueran tus buenas intenciones que si ella decía no, era no y punto. Por suerte, en testarudez a mi no me ganaba nadie. Siempre había sido así y no lo cambiaría a aquellas alturas de mi vida. Normalmente solía salirme con mis propósitos.
El joven parecía algo receloso a que lo ayudase, pero hice oídos sordos a sus palabras para empezar a lavar la pila de platos que había en el fregadero. Me pareció escuchar un gracias de sus labios. alcé la vista unos segundos hacia él - De nada, aunque no me gusta demasiado que me den las gracias. Así que yo hago esto y tu no vuelves a decírmelo, ¿trato? - sonreí de lado antes de volver a bajar mi vista hacia el fregadero. Comencé a colocar los vasos dentro del lavavajillas para que los limpiase antes de terminar con el resto, para acabar con todo a la vez. La pregunta de Christian me sacó de mis cavilaciones, que ahora parecían centradas en terminar lo antes posible. - Ella.. sí, es especial. Es como la hermana que nunca he tenido, le tengo un cariño muy grande. Es muy importante.. por eso me mortifico tanto con esto - Dije sin alzar mi vista hacia él, sino que seguía limpiando. Sin haberme dado cuenta, había remarcado lo de que "era como una hermana". No entendía porque le había dicho aquello a él, puesto que para mi era un completo desconocido. - Pero de todas formas, no lo sé.. Supongo que el trabajo de un médico no se limita solo a curar una enfermedad, ¿no? Lo que se entiende por salud engloba más cosas que a la mayoría de la gente no le importan. Y sinceramente, no cuestan nada y se puede ayudar mucho más. A ella sé que le gustaría que la vieses y a mi esto no me cuesta lo más mínimo. - Me quedé en silencio unos segundos, mientras terminaba de limpiar el último plato - Sino la conociese de nada, supongo que me estaría comportando exactamente igual. Aunque los pacientes no suelen contarnos tantas cosas como la gente a la que conocemos. Son más reservados, lo cual es lógico - había terminado por fin con los platos, así que con un paño y algo de desengrasante comencé a limpiar el fregadero y la barra mientras observaba como el trabajaba - ¿La conoces desde hace mucho?
Esbocé una débil sonrisa cuando añadió que le parecía una buena idea lo que había dicho. Ese joven, aunque al principio me había parecido algo huraño y extraño, me daba la sensación de ser buena persona. Por lo poco que ella me había contado de él, ya lo había supuesto, pero su forma de comportarse y su preocupación hacia Megan (aunque no fuese de forma directa) sabía que mis instintos eran acertados. Ya no me parecía tan mala idea el haber acudido hasta allí para contárselo - Intento hacer lo que está en mis manos, y no puedo dejar que eso se repita. Mientras que esté yo presente... - dejé sin terminar la frase de nuevo. Estos años atrás no lo había estado y eso la había perjudicado; aunque tuviese que atarla a la pata de la cama no dejaría que su vida corriese peligro de igual forma. - Bueno, creo que tu antes lo hacías por mi, y por eso te quería dar las gracias. He podido sacar en claro que sois muy cercanos y me alegro por ello. Tenía ganas de conocerte y poder decírtelo en persona - Mi sonrisa ahora se hizo más amplia. Pese a que parecíamos completamente opuestos, algo me decía que era un joven en el que se podía confiar y que sin dudas se preocupaba más por ella de lo que verdaderamente demostraba. - Sí, creo que se ha exigido demasiado... Pero bueno, yo a su edad lo hice también, así que no soy quién para decirle nada - me encogí de hombros. Aunque también había de decir que nuestras situaciones eran completamente diferentes; yo jamás había tenido problemas con el dinero, había tenido la suerte de nacer en aquella familia que tanto amor me había transmitido. En cambio ella no había tenido esa suerte, pero aquello iba a cambiar.
Me reí finalmente cuando exclamo que tenía razón. A veces Megan era un poco difícil, en el sentido de que era una joven bastante testaruda. Daba igual cuales fueran tus buenas intenciones que si ella decía no, era no y punto. Por suerte, en testarudez a mi no me ganaba nadie. Siempre había sido así y no lo cambiaría a aquellas alturas de mi vida. Normalmente solía salirme con mis propósitos.
El joven parecía algo receloso a que lo ayudase, pero hice oídos sordos a sus palabras para empezar a lavar la pila de platos que había en el fregadero. Me pareció escuchar un gracias de sus labios. alcé la vista unos segundos hacia él - De nada, aunque no me gusta demasiado que me den las gracias. Así que yo hago esto y tu no vuelves a decírmelo, ¿trato? - sonreí de lado antes de volver a bajar mi vista hacia el fregadero. Comencé a colocar los vasos dentro del lavavajillas para que los limpiase antes de terminar con el resto, para acabar con todo a la vez. La pregunta de Christian me sacó de mis cavilaciones, que ahora parecían centradas en terminar lo antes posible. - Ella.. sí, es especial. Es como la hermana que nunca he tenido, le tengo un cariño muy grande. Es muy importante.. por eso me mortifico tanto con esto - Dije sin alzar mi vista hacia él, sino que seguía limpiando. Sin haberme dado cuenta, había remarcado lo de que "era como una hermana". No entendía porque le había dicho aquello a él, puesto que para mi era un completo desconocido. - Pero de todas formas, no lo sé.. Supongo que el trabajo de un médico no se limita solo a curar una enfermedad, ¿no? Lo que se entiende por salud engloba más cosas que a la mayoría de la gente no le importan. Y sinceramente, no cuestan nada y se puede ayudar mucho más. A ella sé que le gustaría que la vieses y a mi esto no me cuesta lo más mínimo. - Me quedé en silencio unos segundos, mientras terminaba de limpiar el último plato - Sino la conociese de nada, supongo que me estaría comportando exactamente igual. Aunque los pacientes no suelen contarnos tantas cosas como la gente a la que conocemos. Son más reservados, lo cual es lógico - había terminado por fin con los platos, así que con un paño y algo de desengrasante comencé a limpiar el fregadero y la barra mientras observaba como el trabajaba - ¿La conoces desde hace mucho?
Michael C. Tallhart- Fauna
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Re: La última hora de un terrible viernes {Flashback - Michael}
Llega un momento en el que la cabeza se me queda en blanco, que no sé que se supone que estoy haciendo mientras miro a mi alrededor buscando el motivo que antes me mantenía en movimiento. Suspiro y me paso la mano por la cabeza escuchando la respuesta a mi pregunta, ni siquiera sé por qué me despierta tanta curiosidad todo ésto. - Dicen por ahí que cuando una puerta se cierra alguien se deja abierta las ventanas - Hago un gesto con mi mano indicando inseguro de que el dicho sea así precisamente. No me importa, la sabiduría popular nunca ha sido de mi interés porque tiene lecciones que no se aplican a mi vida y por ende son completamente desechables.
Bostezo involuntariamente y lanzo la bayeta al cubo de la basura buscando las llaves del local en mi bolsillo para poder cerrar al salir. - A ver si tú consigues hacerla dejar alguna de esas tonterías... - Me detengo un momento haciendo memoria del montón de cosas que hace Megan para trabajar, estudiar y además hacer obra social al mismo tiempo. - Sé que quiere ayudar a la gente, y en el fondo la entiendo - No como ella querría que lo hiciera pero la entiendo. - Pero entre que trabaja, que quiere estudiar, que quiere... ayudar niños en el hospital. Es mucho. No me extraña que acabe en el hospital y no precisamente ayudando a alguien - Suspiro al darme cuenta de que le he soltado a Michael todas las cosas que no le dije a Megan. Siempre me pareció un poco tontería que se sobrecargara de trabajo aunque lo justificaba con un: ella es así. Podría no ser tan así, podría pensar en ella por una vez.
Alzo mi vista hacia él cuando dice que yo la protegía y niego. - No, ella y yo... en fin, solo... - ¿qué se supone que somos? compañeros de banco, amigos... amigos tal vez no. Que se yo. - Está claro que si cuidaba de ella no lo hacía demasiado bien - Ironizo para reducir un poco la culpabilidad. La vida en la calle supone que seas bastante independiente e incluso a veces egoísta. Así es cómo me he criado yo toda mi vida, es por eso que pensar por un instante en ayudar a alguien nunca se me pasa por la cabeza. Si pudiese ofrecer mi ayuda me la ofrecería a mi mismo porque realmente la necesito, y luego a los demás. Le ayudo a guardar los últimos platos que quedan mientras ahogo una leve risa asintiendo a su propuesta. - No más gracias y no más ayudas. Suena bien - Siempre he detestado deberle favores a la gente. Especialmente a la gente amable.
Capto aquel ella es especial de un modo erróneo al principio hasta que avanza con las palabras y me doy cuenta de que va por otro lado. Me apoyo en la encimera levemente con la vista puesta en ningún lugar haciendo una leve mueca. - ¿seguro? porque me parece más coherente en ella fingir que está perfectamente y no ocasionar problemas - En cuanto acabamos con todo abro la puerta del bar dejando que salga él primero y cerrando detrás de mi, bajando todas las rejillas y demás asegurando el local. Pateo un par de veces la cerradura del suelo para asegurarme de que ha encajado a la perfección y niego levemente como respuesta a su pregunta. - Hace algunos meses solamente. Digamos que compartimos casa - Empiezo a caminar con él hacia el hospital soltando una leve risa tardía por la ironía de la casa perdiéndonos por las calles entre la poca gente que queda por el pueblo a esas horas de la noche.
Bostezo involuntariamente y lanzo la bayeta al cubo de la basura buscando las llaves del local en mi bolsillo para poder cerrar al salir. - A ver si tú consigues hacerla dejar alguna de esas tonterías... - Me detengo un momento haciendo memoria del montón de cosas que hace Megan para trabajar, estudiar y además hacer obra social al mismo tiempo. - Sé que quiere ayudar a la gente, y en el fondo la entiendo - No como ella querría que lo hiciera pero la entiendo. - Pero entre que trabaja, que quiere estudiar, que quiere... ayudar niños en el hospital. Es mucho. No me extraña que acabe en el hospital y no precisamente ayudando a alguien - Suspiro al darme cuenta de que le he soltado a Michael todas las cosas que no le dije a Megan. Siempre me pareció un poco tontería que se sobrecargara de trabajo aunque lo justificaba con un: ella es así. Podría no ser tan así, podría pensar en ella por una vez.
Alzo mi vista hacia él cuando dice que yo la protegía y niego. - No, ella y yo... en fin, solo... - ¿qué se supone que somos? compañeros de banco, amigos... amigos tal vez no. Que se yo. - Está claro que si cuidaba de ella no lo hacía demasiado bien - Ironizo para reducir un poco la culpabilidad. La vida en la calle supone que seas bastante independiente e incluso a veces egoísta. Así es cómo me he criado yo toda mi vida, es por eso que pensar por un instante en ayudar a alguien nunca se me pasa por la cabeza. Si pudiese ofrecer mi ayuda me la ofrecería a mi mismo porque realmente la necesito, y luego a los demás. Le ayudo a guardar los últimos platos que quedan mientras ahogo una leve risa asintiendo a su propuesta. - No más gracias y no más ayudas. Suena bien - Siempre he detestado deberle favores a la gente. Especialmente a la gente amable.
Capto aquel ella es especial de un modo erróneo al principio hasta que avanza con las palabras y me doy cuenta de que va por otro lado. Me apoyo en la encimera levemente con la vista puesta en ningún lugar haciendo una leve mueca. - ¿seguro? porque me parece más coherente en ella fingir que está perfectamente y no ocasionar problemas - En cuanto acabamos con todo abro la puerta del bar dejando que salga él primero y cerrando detrás de mi, bajando todas las rejillas y demás asegurando el local. Pateo un par de veces la cerradura del suelo para asegurarme de que ha encajado a la perfección y niego levemente como respuesta a su pregunta. - Hace algunos meses solamente. Digamos que compartimos casa - Empiezo a caminar con él hacia el hospital soltando una leve risa tardía por la ironía de la casa perdiéndonos por las calles entre la poca gente que queda por el pueblo a esas horas de la noche.
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