Such a lovely day [ Charlie]

Ese día, becca se despertó gracias a los rayos de sol que caían directo en su rostro. Refunfuñando, se levantó lista para bañarse y asi lo hizo. Salió igual de atarantada y adormilada. Era sábado y Savannah y ella habían decidido abrir hasta tarde. No habían muchas ventas los fines de semanas, salvo en las noches. Así que ese día semi libre le caía como anillo al dedo a la joven. Además, su estado de salud se había recuperado ya de su pequeño episodio de gripe de los últimos días, así que tenían bastantes ganas de hacer algo, lo que fuera, salir de su casa.

Al ver a Kuma, su cachorra, dormida, decidió salir a dar un breve paseo. Vestida como estaba ( pantalones de mezclilla, una blusa de algodón color lavanda y una chamarra color vino, zapatos converse blancos) simplemente tomó un vaso de juego de naranja, cepilló su cabello y salió tranquilamente hacia su pequeño paseo.

Caminó unos 15 minutos, atravesó Storbrooke y llegó a la carretera, donde empezaba el espeso y misterioso bosque. Solía ir ahí cuando no tenía nada que hacer. Amarró sus agujetas, se hizo una trenza en su cabello azabache y comenzó a adrentarse entre troncos, plantas y humedad excesiva. Caminar fue fácil hasta que se topó con un terreno diferente: rocas, suelo irregular y bastante pasto resbaladizo. Suspiró audiblemente, arremangó sus mangas de su chamarra y continuó.

No supo cuanto tiempo habia caminado. Sólo notó que los rayos del sol eran más fuertes. Escuchó el sonido característico de un nutrido rio. Sonrió, y caminó guiandose con ese ruido placentero. Al llegar, en efecto, se trataba de un bellísimo río con aguas cristalinas. Feliz ante su descubrimiento, descalzó sus pies y los metió en el rio. Sonrió para sí. Nadie sabia que eso existía. Sería su nuevo escondite, solo para ella. Este día era precioso.

Volvió a pasar una página tras otra de la revista que estaba viendo, era una revista de motos que hacía pocos días que había llegado a sus manos gracias a su compañero de trabajo y amigo, Nahuel. Al chico le encantaban las motos y le había dicho a Charlie que le echara un vistazo a ver que le parecían. Ni que se fuera a comprar una, pero por no decirle que no al joven mecánico, la cogió y con una palmada en el hombro le dijo que la miraría. Y ahí estaba Charlie, sentado en Granny's pasando las páginas sin prestarle mucha atención a lo que salía en la revista.

Con la otra mano que le quedaba libre, cogió la taza de café que habia pedido y le dió varios sorbos hasta terminarsela entera. Cogió sus cosas y se levantó de la mesa, dirigiendose al mostrador a pagar lo que se había tomado y cuando lo hizo salió por la puerta del establecimiento. Hacía un día bastante soleado, despejado aunque habían algunas nubes pero al fin y al cabo hacía buen día. Vestía con ropa informal, se arregló un poco el pelo y salió en dirección al bosque, le apetecía desconectar de todo un poco, además de la carga que llevaba con el trabajo que tanto odiaba.

Se subió a su moto y puso dirección al bosque. Para ser la hora que era las calles estaban un tanto desérticas aunque para él mejor así no se cruzaría con nadie que conociese, no tendría que responder a preguntas y tampoco lo enredarían. Como cabía esperar no había un alma por los alrededores, cosa que Charlie agradeció. Aparcó la moto donde pudo, lo más cerca del inicio del bosque y le puso el seguro para que no se la llevaran, aunque no era muy común en Storybrooke que robaran pero quien sabía lo que podía pasar.

Se adentró en el bosque, caminando con cuidado prestando atención por donde pisaba ya que no quería llevarse ningún que otro resbalón o tropezón. Se subió las mangas de la camiseta, dejándolas remangadas arriba del todo de los hombros y se puso las gafas de sol que minutos antes llevaba colgadas en la camiseta. Odiaba que el sol le diera de lleno en los ojos, por eso la mayoría de veces llevaba las gafas de sol con él.

Al mismo tiempo que caminaba iba silbando, tarareando una canción que minutos antes había estado escuchando en Granny's y que ahora se le había quedado en la cabeza y no se la podía quitar. No sabía cuantos pasos había dado, ya que había perdido la cuenta pero lo que sí sabía es que llevaba un buen rato caminando por el frondoso bosque. Sus pasos le llevaron hasta un claro extenso donde por lo visto, se encontraba un riachuelo. Por fín podía descansar los pies si se sentaba en la orilla del río. No se había percatado de que había alguien más, puesto que él estaba buscando cual era el mejor sitio para sentarse.

Entonces la vio, era imposible que él no reconociera su hermosa figura, sus curvas tan marcadas, su precioso pelo junto a su dulce olor que ella desprendía. Era imposible que Charlie no se acordara de cada cosa de ella que la definía, tan imposible que no se acordara de ella. Sonrió para sus adentros y caminó vacilante a donde estaba ella, andando sigilosamente para que ella no se diera cuenta de su presencia. Y cuando estuvo a centímetros de Becca, le tapó los ojos y pegó su boca a su oído susurrandole.

- ¿Acaso no ibas a compartir tu escondite conmigo? ¿Pensabas guardartelo para tí sola? - Le dijo quitandose a la misma vez las gafas de sol.

Hacía mucho que no la veía, y en cierto modo se alegraba de encontrarse con ella, le daba una tranquilidad que nunca antes había sentido con otra persona, aunque suene cursi, podría decir que era algo casi mágico que le colmaba de esperanza. Sus ojos perdían los suyos cuando se miraban, nunca podría a ver dicho si ella le gustaba como mujer, solo podía afirmar que era en quien pensaba cada día y noche y en esos momentos la sentía tan suya, tan cerca, que su corazón tal vez se estuviera confundiendo en la pantomima del amor.

- Sabes, después de tanto tiempo te extrañé bastante.. y eso no debería de ser así. No entiendo porque te echo de menos cuando no puedo ni verte. - exclamo terminando la frase cuando se miraban fijamente y estaban tan cerca el uno del otro, que pudo notar el nerviosismo de la chica y le sonrió pícaro. - ¿Qué pasa acaso me tienes miedo? - Le dijo cuando la vio retroceder varios pasos hacia atrás.

La vio como se cruzó de brazos y Charlie se fue acercando más a ella, reduciendo así la distancia entre ambos.

- Pues creo que la existencia de este lugar ya la conoce una persona más aparte de tí, vamos quien viene a ser yo. - Le dijo con una sonrisilla mientras que continuaba acercandose más a ella. - ¿No te gusta mi compañía? -

Y ahí estaba Charlie, dando vueltas alrededor de Becca, acechándola como si fuera su presa. Aunque debía de admitir que eso le gustaba al mecánico, le daba como algo de morbo el tener que caminar en círculos alrededor de ella, mirándola con una mirada pícara a la vez que algo malvada y el saber que aquella situación le ponía nerviosa a la muchacha, le gustaba cada vez más.

La vió como dejaba ver una pequeña sonrisa en su rostro para después dejar una expresión seria y fría en su cara, cosa que a Charlie le hizo reírse entre dientes. ¿Acaso pretendía engañarlo y que se creyera que le daba igual su presencia? ¡Para nada! Charlie no era tonto y sabía de sobra que siempre que se habían cruzado por el camino, siempre había una tensión junto a nervios entre ambos, aunque más por parte de la morena que por la de él.

- Becca.. - Sintió un hormigueo en su interior cuando dijo su nombre, hacía tiempo que no se dirigía a ella y menos por su nombre. Aquello se le estaba empezando a hacer raro. - Sabes que no me puedes engañar, te incomóda mi presencia y noto tu nerviosismo cuando estás cerca mía. - Le dijo mientras que se acercaba más a ella pegando su boca al cuello de la pastelera y recorriendo con el aliento lentamente el cuello de ella.

- Sabes de sobra como he llegado hasta aquí, en mi moto. Es fácil llegar al bosque, si te sabes el camino. - Le dijo riendose divertido. - Ya veo, no quieres que esté aquí, pero por mucho que te incomode mi presencia no debes de huir de mí. - Le dijo acercándose más a ella, quedándo sus caras a pocos milímetros. Con una de sus manos le acarició la mejilla, haciéndola que se pusiera más nerviosa. - Vamos, Bec. Dime que no te gustaría que estuviera aquí, ni que te mirara si quiera, ni que te hablara.. Dime que no quieres verme.. y yo me iré.. - Le dijo acariciandole por uno y otro lado de la mejilla.

Giró a un lado la cabeza, mirando la mano con la que Becca había apoyado en su hombro y sonrió pícaro cuando ella le susurró su nombre en el oído. No apartó la vista de ella en ningún momento, ni siquiera cuando ella se apartó un poco de él. Quería seguir mirándola, sintiendo también la mirada de ella en la de él.

Le asintió levemente con la cabeza. - Y lo está, pero he dejado la moto cerca de mi casa, a la entrada del bosque y he venido dando un paseo hasta aquí. - Le dijo mientras que también imito a la chica, mirando los alrededores del bosque.

Vio como Becca se daba media vuelta y se iba caminando, Charlie la siguió y cuando la alcanzó, le agarró del brazo, cogiendo así su pequeña mano. - Becs, no juego contigo. ¿Qué te hace pensar eso? - Volvió a acariciar su mejilla con la otra mano que no tenía agarrada a ella y se fue acercando poco a poco a ella, dejando que la distancia entre ellos fuera la más mínima, otra vez. - No te vayas, ¿por qué te has dado la vuelta y te ibas?. ¿Por qué no quieres estar aquí? - Fue bajando la mano hasta su barbilla, sosteniendo su cabeza, haciendo que le mirara y fue acercando su cara a la de ella, quedándo así sus labios, sus narices, sus ojos a pocos milímetros de ambos.

La miró fijamente a los ojos y acercó los labios de él a los de ella, conduciendolos de un lado a otro por la comisura de los labios de Becca, llegándolos a besar aunque sin besarlos. Le gustaba provocarla, insinuarse a ella, le encantaban sus labios pero aún más, le encantaba ella. Llevaba mucho tiempo que no podía dejar de pensar ni un sólo momento en ella y aquello llegaba a veces a atormentarle, porque no entendía porque no estaban juntos si ambos sentían lo mismo.

Pero claro, luego estaba lo de él, sus otros pensamientos y su forma de ser, estaba claro que se había acostado con cualquiera chica que le atrajera, pero no sabía por qué extraña razón, aún acostandose con otras, le venía a la cabeza la joven pastelera. Él era el casanova del pueblo y debía de mantener su reputación si quería que los demás lo respetaran como tal, así que estaba claro que no podían estar juntos.

- Yo.. creo que debo irme.. No quiero molestarte.. - Le dijo mientras se daba la vuelta, ahora era él el que lo hacía. Si no podían estar juntos, tenía que separarse de Becca. A lo mejor aquello sería lo mejor para ambos, se olvidarían y podrían hacer su vida sin tener al otro en la cabeza.

Sintió la mano de Becca agarrar la suya, suspiró y cerró los ojos. "Así va a ser difícil alejarnos y que ambos nos olvidemos el uno del otro". Pensaba Charlie mientras que se daba la vuelta para mirarla. Desvió la mirada hacía otro lado cuando escuchó lo que le había dicho la pastelera de que sabía que le gustaba estar con él. ¿Acaso podía ser verdad eso? Si siempre que lo veía lo evitaba y cuando no tenía más remedio que encontrarse con él, estaba incómoda con la presencia del mecánico. O al menos eso Veía Charlie, era la impresión que le daba cuando se encontraban.

- Ya... y por eso siempre que nos vemos o me evitas o estás incómoda con mi presencia.. - Le dijo mientras que se dejaba llevar por Becca a donde estaban sus cosas.

Vio como Becca se acostó en el césped pero Charlie optó por sentarse a un lado y se puso a jugar con las gafas de sol que antes llevaba colgadas en su camiseta. Escuchó como ella se sentaba y le preguntaba por cómo estaba su lobo, la miró de reojo para luego volver la vista hacia el cielo. No quería rendirse ante su obvia belleza y mirarla sin quitarle un ojo de encima.

- Bien, como siempre. Si quieres verlo algún día, ya sabes lo que tienes que hacer.. - Le dijo mientras que dejaba sus gafas de sol a un lado en el césped y ponía sus brazos por detrás de la nuca, sujetando así su cabeza como si fuera una almohada sobre el tronco del árbol.

- Becca, ¿te puedo decir algo? - le preguntó con el semblante bastante serio.

Llevaba ya varios días, varias semanas dándole vueltas y más vueltas al tema. Desde que habían terminado su relación, Charlie no sabía por qué no se podía quitar a Becca en ningún momento de la cabeza, no podía dejar de visitar los sitios que sabía que ella solía frecuentar y hasta a veces la había seguido para saber que hacía y a donde iba. Aquello lo estaba atormentando y estaba empezando a pensar que estaba enfermo y que tenía que pedirle cita a Sydney para que le diera una sesión de terapia.

- Los dos sabemos todo lo que ha pasado entre ambos.. y no quiero hacerte más daño del que te he hecho, tanto por tu bien como por el mío. - Dio un suspiro bastante largo. - Así que creo que lo mejor será que me aleje de ti, no quiero que sufras más por mi culpa.. -

Es que era cierto. Esas palabras decían lo que sus acciones negaban. Desde qué se separaron, ella había adoptado una actitud algo infantil cuando lo veía cerca, ella se iba. Si el le dedicaba una sonrisa ella respondía con una fría mirada. Ignoraba cada risa de el sí era acompañado con otra mujer. Su mecanismo de defensa era ese, creerse la indiferente a pesar de que día a día pedía a todo ser divino que Charlie estuviera bien. A pesar de todo, solo quería su felicidad. Y si eso significaba tener que verlo con muchas mujeres más atractivas que ella....lo soportaría a su modo.

Escucho las palabras de James y no dijo nada, simplemente sostuvo su mirada. 15 minutos habían pasado tranquilamente, algo sorprendente entre los dos, no podían verse ni en pintura. Suspiro lentamente jugando con el césped entre sus dedos. Esbozo una pequeña sonrisa al saber que el lobo estaba bien, algún día si reunía fuerzas iría a visitarlo.

¿Cuantos días había esperado para tenerlo tan cerca? Muchos. Sin embargo, estaban tan cerca pero tan lejos. Esa percepción se comprobó con el tono serio del apuesto mecánico que miraba fijamente a la oji verde. Rebecca abrazó sus piernas asintiendo levemente ante su pregunta. Conforme las palabras fueron saliendo de los labios de el, Campbell comenzó a comprender. No la quería. No la amaba. Esas sílabas eran cortantes como dagas, fuertes como puñaladas al hígado. Dentro de ella, su débil corazón se estremeció. ¿Quería alejarse de ella? Adelante. Era la único que le faltaba.

Sus labios se entreabrieron dejando salir un sollozo descompuesto. Bajo su rostro hasta que su frente tocara sus rodillas y tembló ligeramente. Estaba procesando la petición de el. Por su bien. El bien de ambos significaba alejarse, olvidarse, enterrar todo lo vivido y comenzar de nuevo pretendiendo ser personas nuevas. Becca no podría. No, ella aún sentía calor al verlo, aún se sentía morir al verlo besar los labios de otra, aún lo amaba.


Pero tal vez tuviera razón, lo mejor seria agarrar caminos separados y empezar desde cero. Tratar de olvidarlo. Y esas frases confirmaban el mayor temor de Becca: su final feliz nunca llegaría.

Cuando vio que Becca bajó la cabeza hasta posarla sobre sus rodillas y temblaba, no pudo contener el impulso de abrazarla y besar su cabeza. - ¡Mierda! - Maldijo por lo bajo, entrecerrando los ojos. ¿Pero qué le estaba pasando? No entendía porqué tenía esos cambios de humor tan bruscamente, aquello le estaba jugando malas pasadas y le estaba pasando una larga factura. Llevó su mano hasta la barbilla de Becca y la subió, haciendo que ella lo mirara a los ojos.

- Becca, yo... Lo siento.. - Quizás alejarse de ella no iba a ser la mejor opción, ya que según estaba viendo la reacción de la joven pastelera, iba a sufrir más de lo que ya estaba sufriendo cuando ambos estaban cerca. - Pensaba que si me alejaba ibas a estar mejor, no quiero que sufras y si para tí es lo mejor que yo no esté cerca lo haré, no quiero seguir haciendote daño.. - Le dijo mirandola fijamente a los ojos. Le estaba siendo sincero, para una vez que lo era en todo el tiempo que se conocían y se lo quería hacer saber a Becca que todo lo que le estaba diciendo se lo decía porque lo sentía, se lo decía desde lo más profundo de su corazón, el cual llevaba un nombre, el suyo.

Sentía que a veces se le venía el mundo encima por todas aquellas cosas que le estaban pasando, aparte también por todo lo que tenía que ver con ella. Quería desaparecer de su vista, no hacerle más daño y que fuera feliz viviendo su vida sin que él estuviera de por medio.. pero, ¿acaso ella pensaba lo mismo que Charlie? ¿Acaso ella quería que él se alejara de su lado? No sabía lo que Becca pensaba al respecto y debía de saberlo para respetar la opinión de ella, sentía que era lo más justo.

- Dime algo.. ¿Qué piensas acerca de todo esto? ¿Quieres también que me aleje de ti? - Le dijo tomándola de la mano entrenlazandola con la suya, sin apartar la mirada de la de ella.

Esperó a que ella respondiera y antes de que pudiera hacerlo, Charlie se acercó hasta sus labios y la besó, fue un movimiento insconsciente, como si no necesitab un motor para hacerlo, como si fueran dos polos y se atrayeran. Y es que así era, ellos eran dos mundos totalmente diferentes pero se atraían entre sí y aquella atracción era mucho más grande de lo que pensaban. Cuando terminó de besarla, fue apartándose poco a poco de sus labios aunque no quisiera hacerlo y se quedó abrazandola aún, desviando la mirada hacía el césped.

- Lo siento, no debería de haberlo hecho. Fue un impulso bastante tonto por mi parte.. - En verdad no lo sentía, había vuelto a besar sus labios, esos labios que tanto anhelaba y a la vez tanto deseaba, esos labios que lo volvían loco a cada segundo, minutos que pasaba cerca de ella. La deseaba a ella y la amaba por cara poro de su piel, aunque por mucho que Charlie lo negara, ella era TODO para el mecánico y él la estaba dejando escapar por su título de casanova y por las tonterías que le circulaban por la cabeza. - Es bastante difícil, Becs.. pero yo.. te..quiero echo mucho de menos.. y te.. - No pudo terminar la frase ya que no sabía cual iba a ser la reacción de ella ni el cómo le podía sentar, así que se limitó a acariciarle la mejilla con sus dedos que iban i venían de un lado a otro y esbozó una sonrisa triste, llena de nostálgia y melancolía. No quería perderla a pesar de que no fueran nada, pero no podía dejar de verla ni siquiera ni un momento.

El ver a Becca en ese estado, llorando, hizo que Charlie llevara su dedo índice hasta los labios de ella, un gesto que significaba que se callara y no llorara más. Le limpió los restos de lágrimas que le habían rondado por las mejillas y le sonrió.

- Ésta vez no vamos a salir herido ninguno, te lo prometo. Nada ni nadie nos separará. - La miraba fijamente a los ojos, dejando que viera que se lo decía de verdad, siendo sincero completamente.

Sintió como Becca le apretaba la mano cuando la tenían entrenlazadas y después recorrió su espalda con su delicada mano, Charlie sonrió para sus adentros. Dejó que ella se acercara a él y se acurrucara sobre su torso. Siguieron estando abrazados, pero Charlie con la mano que estaba apoyada sobre el hombro de la pastelera, la dirigió hasta la cabeza de Becca y acarició su suave pelo, jugando así con los mechones entre sus dedos.

- Y no me arrepiento de lo que he hecho. - Dijo mientras que imitaba a Becca, poniéndose en la misma posición que ella. - Simplemente que no sé cómo te podía sentar, después de todo lo que ha pasado y me he disculpado por lo mismo. Y sé de sobra que s para mi ha sido díficil, supongo que para tí lo habrá sido peor. - Para ambos lo había sido, pero si no se lucha por lo que se quiere, ¿de que sirve todo el camino que se ha recorrido?.

Dejó que Becca paseara sus dedos por su cara, acariciándosela y la miró sonriéndole. - Y tú a mi, demasiada diría yo. - Le correspondió al beso y antes de que se apartara, le dio un pequeño mordisco en su labio inferior. Tanto tiempo resistiendose a ella, a sus labios, que había llegado a un momento en el que la deseaba bastante y no se podía contener en esos momentos. La miró a los ojos fijamente y la besó, pero ésta vez fue en la frente. - Becs, por nada del mundo quiero alejarme de ti, pero no quiero hacerte más daño y si eso supone que me tenga que alejar de ti, lo haré. No quiero que sigas sufriendo y menos por mi culpa. - Le dijo cogiéndola de la barbilla con las dos manos y besándola tiernamente. Se separó unos milímetros de ella para hablarle. - Becs, yo.. - Le decía mientras que se acercaba a su oído y le susurraba. - Te quiero y nunca he dejado de hacerlo, quiero que estés conmigo. -

No podía dejar de mirarla ni de besarla si quiera, era algo que nunca había podido dejar de hacer y le gustaba. Le encantaba ella y por mucho que dijeran o pensara, a Charlie le daba igual, eran sus sentimientos y mandaba él en ellos, en dirigir su vida y saber si tenía que escuchar a su corazón o no. Y aquellos momentos hablaban por sí solos. - ¿qué te apetece hacer? ¿Te apetece ir a algún lado? - Le dijo paseando sus dedos por sus curvas de infarto que a Charlie le encantaba perderse en ellas, en su piel.