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Lost Woods [Nahuel]
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Lost Woods [Nahuel]
Al principio de trasladarse a casa de la alcaldesa, debido a los problemas con las tuberías que aún continuaban en su casa, se había sentido un poco incómoda porque era un entorno que le era desconocido y no sabía en qué estancias podía deambular libremente sin temer a invadir un espacio privado como sería el despacho y las habitaciones de Siobhan y Paula. Sin embargo, con el paso de los días se fue adaptando rápidamente y ya era como si siempre hubiese vivido en aquel caserón puesto que sabía dónde encontrar las cosas sin necesidad de preguntar a Siobhan aunque de todos modos lo hacía porque seguía siendo una invitada y no le parecía correcto coger y hacer las cosas sin pedir antes permiso. La muchacha había hablado también con Siobhan acerca de ayudarla en las tareas domésticas ya que era lo mínimo que podía hacer después de estar, en cierta forma, de ocupa en su casa además, era consciente de que Siobhan tenía bastantes responsabilidades con su puesto de alcaldesa de modo que así también la ayudaba aligerándole las cargas del hogar.
Ese día incluso se había ofrecido en preparar la cena porque aparte a ella le encantaba cocinar. Estuvo mirando varias recetas hasta que encontró una que nunca había hecho pero que le parecía facilísima de hacer el único inconveniente es que se necesitaban un tipo de setas en especial y por mucho que había buscado en la cocina no había encontrado. Miró el reloj y sonrió al ver que tenía tiempo de sobra para ir al bosque, buscar las setas y regresar a casa para comenzar a preparar la cena. Entró en la habitación de invitados que le había cedido Siobhan en busca de una rebeca con la que abrigarse y luego fue en pos de una cestita en la que colocar las setas. Cuando ya lo tuvo todo listo abandonó el hogar de la alcaldesa y se fue derechita al bosque. A Lena le gustaba caminar pero el bosque quedaba un tanto lejos y aunque estaba segura de que le daría tiempo de sobra ir y volver andando prefirió ir en bicicleta. De camino a su destino se cruzó con varios habitantes del pueblo a los cuales saludó con entusiasmo y cuando ya se había alejado del pueblo y se encontraba en la carretera comenzó a canturrear alegremente una canción. Raros eran los días en que no se la veía cantando o riendo, pues Lena era una muchacha bien alegre que pocas veces se mostraba triste.
En cuanto llegó al bosque dejó de cantar y detuvo la bicicleta. Caminó un trecho llevando consigo la bici pero cuando llegó el momento de internarse la dejó apoyada en uno de los muchos árboles que allí había y marchó tan sólo con la cesta, pues lo único que haría la bicicleta sería entorpecerla y ralentizarle el paso. En un principio no prestó atención a su alrededor sino que simplemente avanzó volviendo a tararear la canción, una canción que se le hacía familiar pero que no lograba recordar dónde o de quién la había escuchado. Llevaba ya un largo trecho andado cuando decidió que era hora de sacar su libro y ponerse a buscar las setas. ¿Por qué llevaba un libro? Muy simple. Ella no era una experta en hongos basidiomicetos y algunos podían parecerse muchísimo físicamente así que llevaba aquel libro repleto de imágenes consigo evitaba llevarse a casa especies de setas que podían resultar ser venenosa pues lo último que quería hacer era envenenar a Siobhan y a Paula por accidente. Tampoco es que supiera muy bien dónde buscar pero siendo aquello un bosque algo tendría que haber aunque parecía ser que no era su día de suerte. Por mucho que se internara en el bosque no lograba dar con aquello que estaba buscando y pese a que el principio se lo tomaba con optimismo poco a poco se iba desanimando. Quería impresionar a Siobhan con una cena estupenda y agradecerle que la dejara estar en su casa mientras se arreglaban los problemas de su hogar. Era cierto que podría haber elegido hacer algo de lo que dispusieran en casa de la alcaldesa pero se le había metido en la cabeza hacer esa receta de risotto y no parecía querer cambiar de parecer por mucho que le fuera a costar.
Pero cuando parecía que estaba todo perdido la muchacha vio algo que la hizo sonreír de oreja a oreja. ¡Por fin las había encontrado! Claro que antes de recolectarlas miró que fueran exactas a las de su libro para que luego no hubiese disgustos. Y así se pasó un largo rato, buscando y recolectando hasta que creyó que ya había recogido suficientes setas como para regresar. Dio media vuelta con la intención de marcharse por donde había venido pero en cuanto lo hizo se dio cuenta de que había estado caminando sin mirar por donde iba y ahora no recordaba por dónde debía ir para regresar a la carretera donde la esperaba su bicicleta.
Ese día incluso se había ofrecido en preparar la cena porque aparte a ella le encantaba cocinar. Estuvo mirando varias recetas hasta que encontró una que nunca había hecho pero que le parecía facilísima de hacer el único inconveniente es que se necesitaban un tipo de setas en especial y por mucho que había buscado en la cocina no había encontrado. Miró el reloj y sonrió al ver que tenía tiempo de sobra para ir al bosque, buscar las setas y regresar a casa para comenzar a preparar la cena. Entró en la habitación de invitados que le había cedido Siobhan en busca de una rebeca con la que abrigarse y luego fue en pos de una cestita en la que colocar las setas. Cuando ya lo tuvo todo listo abandonó el hogar de la alcaldesa y se fue derechita al bosque. A Lena le gustaba caminar pero el bosque quedaba un tanto lejos y aunque estaba segura de que le daría tiempo de sobra ir y volver andando prefirió ir en bicicleta. De camino a su destino se cruzó con varios habitantes del pueblo a los cuales saludó con entusiasmo y cuando ya se había alejado del pueblo y se encontraba en la carretera comenzó a canturrear alegremente una canción. Raros eran los días en que no se la veía cantando o riendo, pues Lena era una muchacha bien alegre que pocas veces se mostraba triste.
En cuanto llegó al bosque dejó de cantar y detuvo la bicicleta. Caminó un trecho llevando consigo la bici pero cuando llegó el momento de internarse la dejó apoyada en uno de los muchos árboles que allí había y marchó tan sólo con la cesta, pues lo único que haría la bicicleta sería entorpecerla y ralentizarle el paso. En un principio no prestó atención a su alrededor sino que simplemente avanzó volviendo a tararear la canción, una canción que se le hacía familiar pero que no lograba recordar dónde o de quién la había escuchado. Llevaba ya un largo trecho andado cuando decidió que era hora de sacar su libro y ponerse a buscar las setas. ¿Por qué llevaba un libro? Muy simple. Ella no era una experta en hongos basidiomicetos y algunos podían parecerse muchísimo físicamente así que llevaba aquel libro repleto de imágenes consigo evitaba llevarse a casa especies de setas que podían resultar ser venenosa pues lo último que quería hacer era envenenar a Siobhan y a Paula por accidente. Tampoco es que supiera muy bien dónde buscar pero siendo aquello un bosque algo tendría que haber aunque parecía ser que no era su día de suerte. Por mucho que se internara en el bosque no lograba dar con aquello que estaba buscando y pese a que el principio se lo tomaba con optimismo poco a poco se iba desanimando. Quería impresionar a Siobhan con una cena estupenda y agradecerle que la dejara estar en su casa mientras se arreglaban los problemas de su hogar. Era cierto que podría haber elegido hacer algo de lo que dispusieran en casa de la alcaldesa pero se le había metido en la cabeza hacer esa receta de risotto y no parecía querer cambiar de parecer por mucho que le fuera a costar.
Pero cuando parecía que estaba todo perdido la muchacha vio algo que la hizo sonreír de oreja a oreja. ¡Por fin las había encontrado! Claro que antes de recolectarlas miró que fueran exactas a las de su libro para que luego no hubiese disgustos. Y así se pasó un largo rato, buscando y recolectando hasta que creyó que ya había recogido suficientes setas como para regresar. Dio media vuelta con la intención de marcharse por donde había venido pero en cuanto lo hizo se dio cuenta de que había estado caminando sin mirar por donde iba y ahora no recordaba por dónde debía ir para regresar a la carretera donde la esperaba su bicicleta.
Lena J. Duchannes- Humanos
- Soy : Rapunzel
Mensajes : 89
Empleo /Ocio : Modista
Fecha de inscripción : 15/07/2012
Re: Lost Woods [Nahuel]
Llevaba algún tiempo teniendo una serie de pesadillas, que no sabía a cuento de qué las soñaba pero lo que sí sabía, es que siempre estaban ahí, en su mente. Y parecía que cada vez que las soñaba, eran más fuertes, más intensas, hasta había llegado un momento que le daban dolor de cabeza. Se quitó esos malos pensamientos de la cabeza por un rato y siguió lo que minutos antes estaba haciendo, reparando uno de los coches que tenía pendientes en el taller. Se había pasado toda la mañana y parte del mediodía haciendo su trabajo y no había parado ni un momento a comer, pero tampoco es que le importara mucho a Nahuel, tenía que terminar su tarea y no podía entretenerse más de lo que se había estado entreteniendo, gastando el tiempo intentando encontrarle solución al problema, así que se estaba calentando una y otra vez la cabeza a ver si podía encontrar la solución.
Aquello le llevo hasta la tarde que cuando ya había encontrado la solución al problema y había conseguido arreglarlo, había pasado media tarde y no quedaba mucho para que el cielo se oscureciera. Terminó de limpiar lo que había ensuciado y se dirigió a coger sus cosas para ir a su casa a ducharse, no es que le agradara demasiado ir con aquellas pintas y apestar a sudor, aparte de ir cubierto de manchas de grasa por toda la cara, las manos y los brazos. Salió por la puerta del taller, despidiéndose de Charlie y se subió en su moto, dirigiéndose a su casa. Cuando ya estubo allí se dio una ducha rápida y bajó a la cocina a comer algo.
Había pensado en visitar a Melinda, pero desde lo que pasó no quería remover más las cosas, aparte de que él había sido el culpable de todo lo que había pasado. Llevaba un tiempo que no paraba de darle vueltas y más vueltas a las cosas en cuanto a él y a Mel se trataba, no entendía por qué las cosas eran distintas, sus sentimientos hacia ella habían cambiado o eso creía él. No es que no la quisiera, pero no sabía muy bien como definirlo, la quería pero a su manera, le tenía cierto cariño pero no la amaba como podría llegar a amar y de echo, no era el amor de su vida, eso Nahuel lo tenía bastante claro. Así que tarde o temprano había tenido que hablar las cosas y aclararlas, decirle lo que pensaba de todo, incluso de ella y de su relación, no quería hacerle daño a nadie y menos a ella. Por mucho que le pudiera sentar mal, tenía que saberlo y el joven mecánico se lo había echo saber, con mucho tacto pero con la sinceridad por delante. Melinda lo había entendido o al menos así lo había captado el y habían quedado como amigos al fin y al cabo, así que por mucho que pasara, siempre iba a estar en lo malo y en lo bueno mientras que ella le dejara, eso estaba claro.
No sabía muy bien qué hacer y es que tampoco tenía muchas ganas de estar en compañía, así que cogió su cámara y salió de su casa, dirigiéndose a pie al bosque, ya que no estaba muy lejos de él, vivía al inicio del bosque. Iba a esperar que anocheciera por completo y le echaría unas cuantas fotos al cielo estrellado, a la luna y al paisaje del bosque nocturno, la fotografía era lo único que le entendía y con lo único que se podía consolar. No quería contarle a nadie por lo que estaba pasando porque no quería amargar a nadie con sus problemas, así que con lo único que se podía entretener era con su cámara.
Ando hasta adentrarse por completo en el bosque y encendió su cámara para empezar a disparar fotos, miró por el objetivo para hacer una foto, pero algo le llamo la atención o más bien alguien. Se quedó observando detrás de unos matorrales para comprobar de quién se trataba y después de unos minutos, pudo ver que se trataba de su amiga Lena, aquella chica tan alegre que conocía desde hace mucho tiempo. Caminó hasta bordear el lugar para dar con una de las partes donde no hubieran matorrales y caminó sonriente hasta dar con Lena.
- Esas setas parecen ser de lo más sabrosas. - Le decía mientras que le tomaba una foto a ella con las setas en la mano.
Aquello le llevo hasta la tarde que cuando ya había encontrado la solución al problema y había conseguido arreglarlo, había pasado media tarde y no quedaba mucho para que el cielo se oscureciera. Terminó de limpiar lo que había ensuciado y se dirigió a coger sus cosas para ir a su casa a ducharse, no es que le agradara demasiado ir con aquellas pintas y apestar a sudor, aparte de ir cubierto de manchas de grasa por toda la cara, las manos y los brazos. Salió por la puerta del taller, despidiéndose de Charlie y se subió en su moto, dirigiéndose a su casa. Cuando ya estubo allí se dio una ducha rápida y bajó a la cocina a comer algo.
Había pensado en visitar a Melinda, pero desde lo que pasó no quería remover más las cosas, aparte de que él había sido el culpable de todo lo que había pasado. Llevaba un tiempo que no paraba de darle vueltas y más vueltas a las cosas en cuanto a él y a Mel se trataba, no entendía por qué las cosas eran distintas, sus sentimientos hacia ella habían cambiado o eso creía él. No es que no la quisiera, pero no sabía muy bien como definirlo, la quería pero a su manera, le tenía cierto cariño pero no la amaba como podría llegar a amar y de echo, no era el amor de su vida, eso Nahuel lo tenía bastante claro. Así que tarde o temprano había tenido que hablar las cosas y aclararlas, decirle lo que pensaba de todo, incluso de ella y de su relación, no quería hacerle daño a nadie y menos a ella. Por mucho que le pudiera sentar mal, tenía que saberlo y el joven mecánico se lo había echo saber, con mucho tacto pero con la sinceridad por delante. Melinda lo había entendido o al menos así lo había captado el y habían quedado como amigos al fin y al cabo, así que por mucho que pasara, siempre iba a estar en lo malo y en lo bueno mientras que ella le dejara, eso estaba claro.
No sabía muy bien qué hacer y es que tampoco tenía muchas ganas de estar en compañía, así que cogió su cámara y salió de su casa, dirigiéndose a pie al bosque, ya que no estaba muy lejos de él, vivía al inicio del bosque. Iba a esperar que anocheciera por completo y le echaría unas cuantas fotos al cielo estrellado, a la luna y al paisaje del bosque nocturno, la fotografía era lo único que le entendía y con lo único que se podía consolar. No quería contarle a nadie por lo que estaba pasando porque no quería amargar a nadie con sus problemas, así que con lo único que se podía entretener era con su cámara.
Ando hasta adentrarse por completo en el bosque y encendió su cámara para empezar a disparar fotos, miró por el objetivo para hacer una foto, pero algo le llamo la atención o más bien alguien. Se quedó observando detrás de unos matorrales para comprobar de quién se trataba y después de unos minutos, pudo ver que se trataba de su amiga Lena, aquella chica tan alegre que conocía desde hace mucho tiempo. Caminó hasta bordear el lugar para dar con una de las partes donde no hubieran matorrales y caminó sonriente hasta dar con Lena.
- Esas setas parecen ser de lo más sabrosas. - Le decía mientras que le tomaba una foto a ella con las setas en la mano.
Nahuel K. Cunningham- Humanos
- Soy : John Smith
Mensajes : 44
Empleo /Ocio : Mecánico & fotógrafo profesional
Localización : En el taller mecánico o en algún sitio haciendo fotos ;)
Fecha de inscripción : 11/07/2012
Re: Lost Woods [Nahuel]
Qué debía hacer ahora, ¿caminar hasta encontrar la carreta o quedarse quieta y esperar que alguien la encontrase? Ambas opciones tenía sus inconvenientes puesto que si comenzaba a dar vueltas por el bosque tratando de salir de él era muy probable que acabara perdiéndose todavía más pero, quedarse quieta en mitad del bosque tampoco le hacía demasiada gracia. Por una parte porque no le gustaba estar quieta sin hacer nada y por otra, porque no estaba segura de que alguien fuese a encontrarla allí. Pronto anochecería, lo cual reducía las posibilidades de que alguien se adentrase en el bosque. Así que tras analizar los pros y los contras de las dos opciones que tenía decidió que lo mejor sería echar a andar. Por lo menos así quizás daba con la carretera además, la idea de permanecer en el mismo sitio mientras oscurecía la inquietaba. En esos momentos de indecisión tuvo el deseo de comentarlo con otro pero se encontraba sola y ese hecho la hizo sentirse vacía por unos momentos. Era como si echase de menos a alguien con quien deliberar sus opciones.
Llevaba un buen rato caminando pero el paisaje no cambiaba nunca, todo eran árboles y no había indicio alguno de que se estuviera acercando a la civilización. Lejos de asustarse, la muchacha siguió avanzando con determinación y sin dejarse llevar por los nervios porque estaba segura de que la alcaldesa notaría su ausencia y saldría a buscarla. Pero entonces cayó en la cuenta de que no había dicho nada porque quiso que la cena fuese una sorpresa, por lo que tampoco dejó ninguna nota diciendo que iba al bosque. ¿Cómo iban a encontrarla entonces? Cuando se dio cuenta de su error su semblante tranquilo se evaporó dejando a la vista a una muchacha angustiada que miraba a todos lados asustada. ¿Y si no logro salir del bosque? ¿Y si no me encuentra nadie? Lena se detuvo sintiendo que el llanto acudía a sus ojos, pero parpadeó resuelta a mantenerlo a raya. No podía dejar que el pánico se adueñara de ella incapacitándola a seguir adelante. ¡Lo conseguiría! Después de recobrarse volvió a adoptar aquella actitud de determinación con la que se había adentrado horas atrás cuando fue en busca de las setas. No iba a darse por vencida tan fácilmente, ella sabía que era capaz de salir del bosque y de muchas cosas más. Aunque la inquietud seguía allí.
Anduvo otro gran tramo en completo silencio, tan sólo escuchándose la hierba y las ramitas que la joven pisaba con sus zapatos. Por entre las hojas de las copas de los árboles pudo ver que iba oscureciendo cada vez un poco más. Pronto todo el bosque quedaría bajo un manto de oscuridad en el que apenas y lograría ver que había delante de ella. Debía apresurarse. La muchacha comenzó a dar pasos cada vez más rápidos sintiendo que el pavor regresaba y que en esta ocasión no sería capaz de desecharlo. Un crujido hizo que se detuviera alarmada y que mirara a todas partes intentando adivinar qué había sido eso. Por un momento creyó que fue fruto de su imaginación, que le empezaba a jugar malas pasadas, pero al oír la voz de Nahuel y verlo a unos cuantos metros de donde estaba ella su rostro adoptó una expresión de alivio y alegría.
– ¡NAHUEL! – gritó la joven dejando caer la cesta corriendo a su encuentro. Al llegar junto a él no se detuvo, sino que se tiró sobre él rodeándole con sus brazos y estrechándolo contra ella. El mecánico no sabía la alegría que acababa de darle a la muchacha que, segundos antes, estaba asustada temiéndose lo peor. Lena no se apartó de él hasta un buen rato como si hubiese querido comprobar que realmente él estaba allí – Me alegra tanto que estés aquí. Pensé que jamás saldría de aquí, que nadie me encontraría. Llevo tanto tiempo dando vueltas intentando encontrar el camino – comenzó a decir atropelladamente una vez se apartó del muchacho e intentando detener las lágrimas que nuevamente notaba acudir. Lena le sonrió y fue en busca de la cesta que había dejado atrás tirada en el suelo, aunque por suerte no había volcado y lo que contenía seguía en su interior. Una vez volvía a tener la cesta en sus manos regresó junto a Nahuel con la sonrisa aún dibujada en los labios – ¿De verdad te parecen deliciosas? – preguntó recordando lo que el mecánico había dicho al verla – Las recogí para hacer la cena esta noche. Supongo que te habrás enterado de que estoy un tiempo en casa de la alcaldesa mientras arreglan las cañerías de mi casa… Quería prepararles algo tanto a ella como a Paula, una sorpresa. Pero luego me perdí y… ¡Apareciste tú! – exclamó riendo.
Llevaba un buen rato caminando pero el paisaje no cambiaba nunca, todo eran árboles y no había indicio alguno de que se estuviera acercando a la civilización. Lejos de asustarse, la muchacha siguió avanzando con determinación y sin dejarse llevar por los nervios porque estaba segura de que la alcaldesa notaría su ausencia y saldría a buscarla. Pero entonces cayó en la cuenta de que no había dicho nada porque quiso que la cena fuese una sorpresa, por lo que tampoco dejó ninguna nota diciendo que iba al bosque. ¿Cómo iban a encontrarla entonces? Cuando se dio cuenta de su error su semblante tranquilo se evaporó dejando a la vista a una muchacha angustiada que miraba a todos lados asustada. ¿Y si no logro salir del bosque? ¿Y si no me encuentra nadie? Lena se detuvo sintiendo que el llanto acudía a sus ojos, pero parpadeó resuelta a mantenerlo a raya. No podía dejar que el pánico se adueñara de ella incapacitándola a seguir adelante. ¡Lo conseguiría! Después de recobrarse volvió a adoptar aquella actitud de determinación con la que se había adentrado horas atrás cuando fue en busca de las setas. No iba a darse por vencida tan fácilmente, ella sabía que era capaz de salir del bosque y de muchas cosas más. Aunque la inquietud seguía allí.
Anduvo otro gran tramo en completo silencio, tan sólo escuchándose la hierba y las ramitas que la joven pisaba con sus zapatos. Por entre las hojas de las copas de los árboles pudo ver que iba oscureciendo cada vez un poco más. Pronto todo el bosque quedaría bajo un manto de oscuridad en el que apenas y lograría ver que había delante de ella. Debía apresurarse. La muchacha comenzó a dar pasos cada vez más rápidos sintiendo que el pavor regresaba y que en esta ocasión no sería capaz de desecharlo. Un crujido hizo que se detuviera alarmada y que mirara a todas partes intentando adivinar qué había sido eso. Por un momento creyó que fue fruto de su imaginación, que le empezaba a jugar malas pasadas, pero al oír la voz de Nahuel y verlo a unos cuantos metros de donde estaba ella su rostro adoptó una expresión de alivio y alegría.
– ¡NAHUEL! – gritó la joven dejando caer la cesta corriendo a su encuentro. Al llegar junto a él no se detuvo, sino que se tiró sobre él rodeándole con sus brazos y estrechándolo contra ella. El mecánico no sabía la alegría que acababa de darle a la muchacha que, segundos antes, estaba asustada temiéndose lo peor. Lena no se apartó de él hasta un buen rato como si hubiese querido comprobar que realmente él estaba allí – Me alegra tanto que estés aquí. Pensé que jamás saldría de aquí, que nadie me encontraría. Llevo tanto tiempo dando vueltas intentando encontrar el camino – comenzó a decir atropelladamente una vez se apartó del muchacho e intentando detener las lágrimas que nuevamente notaba acudir. Lena le sonrió y fue en busca de la cesta que había dejado atrás tirada en el suelo, aunque por suerte no había volcado y lo que contenía seguía en su interior. Una vez volvía a tener la cesta en sus manos regresó junto a Nahuel con la sonrisa aún dibujada en los labios – ¿De verdad te parecen deliciosas? – preguntó recordando lo que el mecánico había dicho al verla – Las recogí para hacer la cena esta noche. Supongo que te habrás enterado de que estoy un tiempo en casa de la alcaldesa mientras arreglan las cañerías de mi casa… Quería prepararles algo tanto a ella como a Paula, una sorpresa. Pero luego me perdí y… ¡Apareciste tú! – exclamó riendo.
Lena J. Duchannes- Humanos
- Soy : Rapunzel
Mensajes : 89
Empleo /Ocio : Modista
Fecha de inscripción : 15/07/2012
Re: Lost Woods [Nahuel]
Se asustó un poco cuando vio venir a Lena gritando su nombre y se tiró a sus brazos, abrazándolo como si no lo hubiera visto en muchos años. - Lena, a mi también me alegra verte. Pero no te preocupes que no pasa nada, estoy aquí y no te voy a dejar que te pase nada. Así que estás en buenas manos y vamos a salir de aquí. - Le dijo sonriéndole mientras que veía que iba a por su cesta. Le asintió con la cabeza cuando le preguntó lo de que si le parecían deliciosas las setas. - Tienen buena pinta aunque no entiendo mucho de setas, la verdad. - Le volvió a asentir con la cabeza por lo de que si se había enterado de que las cañerías de su casa de habían estropeado. - Sí, ya sabes que en este pequeño pueblo las cosas que pasan vuelan de boca en boca rápidamente. - Le sonrió divertido. - Me alegro de haber sido yo tu caballero andante. -
Se descolgó la cámara de fotos del cuello donde se la había colgado minutos antes y se puso a ver las fotos que había echo y después se la volvió a colgar. Empezó a caminar por el extenso bosque seguido de Lena y varias veces se giraba para ver si ella le seguía o se había parado, sonreía cuando veía que ella iba detrás de el mecánico. A los pocos minutos después le pareció que le había caído una gota en la cara pero pensó que eran imaginaciones suyas puesto que no parecía que fuese a llover, pero qué equivocado estaba Nahuel porque de un momento a otro empezó a llover fuerte como si la lluvia hubiera estado meses y meses sin aparecer. Se giró para mirar a Lena y alargó el brazo, ofreciéndoselo para ir a buscar un sitio en el que se resguardaran mientras que la lluvia permanecía en el lugar.
- Vamos, tenemos que buscar un lugar para resguardarnos. No quiero que cojas una pulmonía, un resfriado o cualquier otra cosa por mi culpa. - Cuando su amiga aceptó cogerle la mano, se apresuró para encontrar algun techado o algo parecido donde estuvieran resguardados y no se mojaran, así que andaba a grandes zancadas para que no se mojaran más de lo que ya se habían mojado.
Al cabo de varios minutos andando por el lugar, Nahuel divisó lo que parecía ser una cabaña, aunque no lo distinguía bien porque aún estaban un poco lejos. Intento correr más con Lena agarrada de su mano y cuando se detuvieron frente a la puerta de la pequeña casita, Nahuel se separo de ella para darle una patada y abrir la puerta de par en par. Le hizo un gesto con la mano a su amiga para que pasara ella primero.
- Las señoritas primero - Le sonrió y entró detrás de ella. Aquella pequeña casa parecía acogedora a pesar de lo pequeña que era, pero se sentía bien adentro. Las paredes eran de madera y como bien se sabía, la madera resguardaba muy bien del frío, así que mientras que permanecieran allí, ni frío pasarían ni se mojarían, así que por esa parte estaban a salvo. Buscó por la estancia una manta para que al menos Lena se tapara y cuando la encontró se la puso por encima. - No es gran cosa, pero al menos sirve de algo. No creo que haya comida ni nada que tomar, así que mientras que la tormenta no cese, creo que nos quedaremos aquí, es un buen sitio para resguardarse de la lluvia. -
Se descolgó la cámara de fotos del cuello donde se la había colgado minutos antes y se puso a ver las fotos que había echo y después se la volvió a colgar. Empezó a caminar por el extenso bosque seguido de Lena y varias veces se giraba para ver si ella le seguía o se había parado, sonreía cuando veía que ella iba detrás de el mecánico. A los pocos minutos después le pareció que le había caído una gota en la cara pero pensó que eran imaginaciones suyas puesto que no parecía que fuese a llover, pero qué equivocado estaba Nahuel porque de un momento a otro empezó a llover fuerte como si la lluvia hubiera estado meses y meses sin aparecer. Se giró para mirar a Lena y alargó el brazo, ofreciéndoselo para ir a buscar un sitio en el que se resguardaran mientras que la lluvia permanecía en el lugar.
- Vamos, tenemos que buscar un lugar para resguardarnos. No quiero que cojas una pulmonía, un resfriado o cualquier otra cosa por mi culpa. - Cuando su amiga aceptó cogerle la mano, se apresuró para encontrar algun techado o algo parecido donde estuvieran resguardados y no se mojaran, así que andaba a grandes zancadas para que no se mojaran más de lo que ya se habían mojado.
Al cabo de varios minutos andando por el lugar, Nahuel divisó lo que parecía ser una cabaña, aunque no lo distinguía bien porque aún estaban un poco lejos. Intento correr más con Lena agarrada de su mano y cuando se detuvieron frente a la puerta de la pequeña casita, Nahuel se separo de ella para darle una patada y abrir la puerta de par en par. Le hizo un gesto con la mano a su amiga para que pasara ella primero.
- Las señoritas primero - Le sonrió y entró detrás de ella. Aquella pequeña casa parecía acogedora a pesar de lo pequeña que era, pero se sentía bien adentro. Las paredes eran de madera y como bien se sabía, la madera resguardaba muy bien del frío, así que mientras que permanecieran allí, ni frío pasarían ni se mojarían, así que por esa parte estaban a salvo. Buscó por la estancia una manta para que al menos Lena se tapara y cuando la encontró se la puso por encima. - No es gran cosa, pero al menos sirve de algo. No creo que haya comida ni nada que tomar, así que mientras que la tormenta no cese, creo que nos quedaremos aquí, es un buen sitio para resguardarse de la lluvia. -
Nahuel K. Cunningham- Humanos
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Fecha de inscripción : 11/07/2012
Re: Lost Woods [Nahuel]
La muchacha no pudo evitar avergonzarse un poco al haberse abalanzo sobre él de aquella manera, pero el correr hacía él y abrazarle había sido algo impulsivo que no pudo evitar que sucediera. Y es que le parecía mentira que el muchacho hubiese aparecido justo en ese momento, como si de algún modo hubiese sabido que andaba perdida dando vueltas por el bosque. Aunque por lo menos el mecánico no se lo había tomado a mal y, al contrario, le sonreía asegurándole que nada malo le sucedería. A pesar de que ella se había dicho que conseguiría salir de allí por si propio pie, sentaba bien que alguien como Nahuel hubiese aparecido en el bosque. Así sí que podía estar cien por cien segura de que no quedaría vagando por allí durante toda la noche sola y asustada.
– La verdad es que yo tampoco entiendo mucho de setas pero por eso mismo me traje un libro con ilustraciones para asegurarme de que no acabaría envenenando a la alcaldesa y su hija – dijo mostrándole el libro que había traído con ella – ¿Te imaginas? Se hubiese armado todo un revuelo – Aunque ella prefería no imaginárselo. Y no porque de suceder acabara en la cárcel, sino porque de ninguna manera quería pensar en que había matado a Siobhan y Paula. ¡Era impensable! Mas dejó aquellos pensamientos turbios y se centró en las palabras de Nahuel. ¡Su caballero andante! ¿Tan indefensa se la veía? Sí, tal vez fuese así. Para algunas cosas era un poco miedica no iba a negarlo – Yo también me alegro de que fueras tú, pero habría acabado encontrando la salida – constató. No quería que la viera como la típica niñita de porcelana tonta que no sabía hacer nada por sí misma.
Lena observó con curiosidad cómo Nahuel examinaba las fotos que había hecho con su cámara fotográfica pero en ningún momento le preguntó si podía enseñarle las capturas que había realizado puesto que enseguida se volvió a colgar la cámara sin decir nada. La muchacha pensó que quizás no quería que nadie las viera y no era su intención molestarlo. En cuanto Nahuel se puso en marcha, ella le siguió tratando de no perder el ritmo aunque hubo un momento en el que tropezó y casi cayó al suelo. Empezaba a oscurecer y sus ojos tenían que adaptarse a la negrura que comenzaba a envolverlos. Lena no dijo nada desde que empezaron a caminar a través del bosque, simplemente se preocupó de no perder de vista al mecánico. Hubo momentos en los que estaba a punto de abrir la boca para preguntarle algo pero no sabía cómo. Le preocupaba el estado de ánimo de Nahuel después de la ruptura con Melinda pero no estaba segura de preguntarle porque tal vez no quería hablar de ello precisamente y porque quizás tampoco quería compartir sus sentimientos con ella. Por lo que al final no dijo nada y continuaron caminando en absoluto silencio.
La muchacha no sabía cuánto llevaban caminando pero al cabo de un rato una gota de agua fría cayó sobre una de sus mejillas. Lena se la secó con la mano y alzó la mirada para cerciorarse de que era una gota de lluvia pero no tuvieron que esperar demasiado para que más gotas se sumaran a aquellas primeras. Suerte tenía que la lluvia no la hubiese sorprendido cuando todavía se encontraba sola y desamparada. Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando Nahuel le ofreció la mano que, sin decir palabra, aceptó. A pesar de la lluvia, de estar empapada, la joven sonreía. Le gustaba que Nahuel se preocupara por ella pero no quería que se desentendiera de él mismo, pues él también podía enfermarse. Durante el tiempo que corrieron en busca de un cobijo la muchacha no se quejó ni una sola vez. No le preocupaba resfriarse o que los zapatos y los bajos de los pantalones se llenaran de barro. Al contrario, se sentía feliz y viva.
Al poco tiempo vislumbraron una pequeña caseta de madera. Sin detenerse a pensar si alguien viviría en ella – aunque como no había luces se podía intuir que estaba deshabitada – ambos jóvenes se aproximaron a ella. Nahuel abrió la puerta de una patada y dejó que Lena entrara primera – No tenía ni idea de que existía una casa en mitad del bosque – dijo la muchacha inspeccionando la casa con curiosidad y también con algo de cautela. ¿No era eso allanamiento de morada? Aunque ellos tan sólo se quedarían allí hasta que amainara la lluvia – ¿Crees que estará bien que nos quedemos aquí? Tal vez sea de alguien – La joven se dio la vuelta para quedar frente al mecánico y vio que éste había encontrado una manta que le puso sobre los hombros sin que ella pudiera decir nada para impedírselo – Gracias –
Después de que le colocara la manta Lena volvió a darle la espalda para contemplar una vez más la casita en la que se habían refugiado de la lluvia. Seguía pareciéndole curioso que esa casa estuviese en mitad del bosque y jamás hubiese sabido de su existencia. A pesar de que no estaba demasiado iluminada se le asemejó bastante cuca. ¿Habría vivido allí alguien alguna vez? Mientras se imaginaba a la persona que pudo vivir en aquella casa la joven se sentó en el suelo con la espalda contra la pared y se acurrucó en la manta. Posó su mirada en Nahuel y tras unos segundos de indecisión se atrevió a hacerle aquella pregunta que le había estado rondando desde que echaran a correr para escapar de la lluvia.
– ¿Cómo te encuentras? –
– La verdad es que yo tampoco entiendo mucho de setas pero por eso mismo me traje un libro con ilustraciones para asegurarme de que no acabaría envenenando a la alcaldesa y su hija – dijo mostrándole el libro que había traído con ella – ¿Te imaginas? Se hubiese armado todo un revuelo – Aunque ella prefería no imaginárselo. Y no porque de suceder acabara en la cárcel, sino porque de ninguna manera quería pensar en que había matado a Siobhan y Paula. ¡Era impensable! Mas dejó aquellos pensamientos turbios y se centró en las palabras de Nahuel. ¡Su caballero andante! ¿Tan indefensa se la veía? Sí, tal vez fuese así. Para algunas cosas era un poco miedica no iba a negarlo – Yo también me alegro de que fueras tú, pero habría acabado encontrando la salida – constató. No quería que la viera como la típica niñita de porcelana tonta que no sabía hacer nada por sí misma.
Lena observó con curiosidad cómo Nahuel examinaba las fotos que había hecho con su cámara fotográfica pero en ningún momento le preguntó si podía enseñarle las capturas que había realizado puesto que enseguida se volvió a colgar la cámara sin decir nada. La muchacha pensó que quizás no quería que nadie las viera y no era su intención molestarlo. En cuanto Nahuel se puso en marcha, ella le siguió tratando de no perder el ritmo aunque hubo un momento en el que tropezó y casi cayó al suelo. Empezaba a oscurecer y sus ojos tenían que adaptarse a la negrura que comenzaba a envolverlos. Lena no dijo nada desde que empezaron a caminar a través del bosque, simplemente se preocupó de no perder de vista al mecánico. Hubo momentos en los que estaba a punto de abrir la boca para preguntarle algo pero no sabía cómo. Le preocupaba el estado de ánimo de Nahuel después de la ruptura con Melinda pero no estaba segura de preguntarle porque tal vez no quería hablar de ello precisamente y porque quizás tampoco quería compartir sus sentimientos con ella. Por lo que al final no dijo nada y continuaron caminando en absoluto silencio.
La muchacha no sabía cuánto llevaban caminando pero al cabo de un rato una gota de agua fría cayó sobre una de sus mejillas. Lena se la secó con la mano y alzó la mirada para cerciorarse de que era una gota de lluvia pero no tuvieron que esperar demasiado para que más gotas se sumaran a aquellas primeras. Suerte tenía que la lluvia no la hubiese sorprendido cuando todavía se encontraba sola y desamparada. Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando Nahuel le ofreció la mano que, sin decir palabra, aceptó. A pesar de la lluvia, de estar empapada, la joven sonreía. Le gustaba que Nahuel se preocupara por ella pero no quería que se desentendiera de él mismo, pues él también podía enfermarse. Durante el tiempo que corrieron en busca de un cobijo la muchacha no se quejó ni una sola vez. No le preocupaba resfriarse o que los zapatos y los bajos de los pantalones se llenaran de barro. Al contrario, se sentía feliz y viva.
Al poco tiempo vislumbraron una pequeña caseta de madera. Sin detenerse a pensar si alguien viviría en ella – aunque como no había luces se podía intuir que estaba deshabitada – ambos jóvenes se aproximaron a ella. Nahuel abrió la puerta de una patada y dejó que Lena entrara primera – No tenía ni idea de que existía una casa en mitad del bosque – dijo la muchacha inspeccionando la casa con curiosidad y también con algo de cautela. ¿No era eso allanamiento de morada? Aunque ellos tan sólo se quedarían allí hasta que amainara la lluvia – ¿Crees que estará bien que nos quedemos aquí? Tal vez sea de alguien – La joven se dio la vuelta para quedar frente al mecánico y vio que éste había encontrado una manta que le puso sobre los hombros sin que ella pudiera decir nada para impedírselo – Gracias –
Después de que le colocara la manta Lena volvió a darle la espalda para contemplar una vez más la casita en la que se habían refugiado de la lluvia. Seguía pareciéndole curioso que esa casa estuviese en mitad del bosque y jamás hubiese sabido de su existencia. A pesar de que no estaba demasiado iluminada se le asemejó bastante cuca. ¿Habría vivido allí alguien alguna vez? Mientras se imaginaba a la persona que pudo vivir en aquella casa la joven se sentó en el suelo con la espalda contra la pared y se acurrucó en la manta. Posó su mirada en Nahuel y tras unos segundos de indecisión se atrevió a hacerle aquella pregunta que le había estado rondando desde que echaran a correr para escapar de la lluvia.
– ¿Cómo te encuentras? –
Lena J. Duchannes- Humanos
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Re: Lost Woods [Nahuel]
- Ni yo tampoco, suelo frecuentar a menudo el bosque pero nunca he visto esta pequeña casa aquí. Supongo que como está escondida en un sitio demasiado alejado del bosque, no es que sea muy visible a los ojos humanos si no sabes de su existencia y la versdad es que yo no sabía nada de que existiera. - Le dijo con la expresión dudosa ante el comentario que le había dicho Lena de que no sabía que existía aquella pequeña casita en la que en esos momentos permanecían dentro de ella. - No creo que viva nadie aquí, ya que parece como si estuviera abandonada durante mucho tiempo.. - Dio varios pasos por el lugar, examinando con cuidado cada parte que se podía ver de la casa y pasó un dedo por una estantería, llevándose una gran parte de polvo mientras que se lo enseñaba a Lena y ayudándose de otros dedos se lo limpiaba después. - Supongo que no pasará nada si nos quedamos aquí mientras que la tormenta no cese y si pasa algo no te preocupes, tengo buen trato con la policía de Storybrooke, de algo tenía que servir tener una novia policía, ¿no? - Rió levemente, algo bueno tenía que tener el haber tenido aquella relación aunque ya no estuvieran juntos.
- No me las des, no quiero que le pase nada malo a una de mis mejores amigas que siempre, pase lo que pase tiene una bonita sonrisa para todo. - Acompañó a Lena, sentándose él también en el suelo con la espalda apoyada en la pared y le colocó bien la manta a su amiga. Se peinó con los dedos el pelo, intentando que las gotas de lluvia que habían mojado su cabeza, desaparecieran y al menos el pelo no chorreara. Apoyó la cabeza en el hombro de Lena por encima de la manta y escuchó con atención cuando le hablaba Lena, aunque estuviera mirando hacia el suelo. - Bueno, he estado mejor la verdad, pero estoy bien dentro de lo que cabe. Decidí que era lo mejor tomar esa importante decisión.. ya las cosas no eran como antes, nada era lo mismo.. incluso mis sentimientos eran diferentes.. No sé qué me pasaba, no lo entendía, pero pensé que era lo mejor.. - No le gustaba hablar demasiado del tema de Melinda, pero sabía que sus más allegados y no tanto le iban a preguntar por el tema, ya que en ese pequeño pueblo las noticias volaban como si tuvieran alas y estaba más que seguro que la gente que se preocupaba por él, le iban a preguntar. Le sonrió levemente desviando la mirada hacia un lado.
- No me las des, no quiero que le pase nada malo a una de mis mejores amigas que siempre, pase lo que pase tiene una bonita sonrisa para todo. - Acompañó a Lena, sentándose él también en el suelo con la espalda apoyada en la pared y le colocó bien la manta a su amiga. Se peinó con los dedos el pelo, intentando que las gotas de lluvia que habían mojado su cabeza, desaparecieran y al menos el pelo no chorreara. Apoyó la cabeza en el hombro de Lena por encima de la manta y escuchó con atención cuando le hablaba Lena, aunque estuviera mirando hacia el suelo. - Bueno, he estado mejor la verdad, pero estoy bien dentro de lo que cabe. Decidí que era lo mejor tomar esa importante decisión.. ya las cosas no eran como antes, nada era lo mismo.. incluso mis sentimientos eran diferentes.. No sé qué me pasaba, no lo entendía, pero pensé que era lo mejor.. - No le gustaba hablar demasiado del tema de Melinda, pero sabía que sus más allegados y no tanto le iban a preguntar por el tema, ya que en ese pequeño pueblo las noticias volaban como si tuvieran alas y estaba más que seguro que la gente que se preocupaba por él, le iban a preguntar. Le sonrió levemente desviando la mirada hacia un lado.
Nahuel K. Cunningham- Humanos
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Fecha de inscripción : 11/07/2012
Re: Lost Woods [Nahuel]
Nahuel tenía razón, no tenía motivos para preocuparse. El primer indicio de que la casa hubiese estado habitada habrían sido luces en su interior o movimiento y no hubo nada de eso. El segundo indicio fue que la puerta estuviese abierta, ya que de vivir alguien la habría dejado cerrada con llave. Por último, tal y como había demostrado Nahuel había bastante polvo acumulado sobre los muebles y demás. Nadie sería capaz de vivir con tanto polvo por todas partes, al menos eso pensaba la rubia. Ella lo primero que hacía al levantarse – después de desayunar, claro – era ponerse a limpiar la casa y ya luego hacía lo demás, por eso quizás pensaba que todos eran igual que ella en cuanto a la limpieza del hogar.
– Es una pena ¿No crees? – dijo echándole otro vistazo desde donde estaba sentada – Quedaría bastante bien después de unas cuantas horas de limpieza – en la cabeza de la joven ya se había formado una imagen de la casa adecentada y bien decorada. Había veces en las que pensaba que debería haberse dedicado al diseño de interiores porque le gustaba y para ser sinceros, no lo hacía nada mal. Incluso la alcaldesa le había pedido hacía algún tiempo que la ayudase con su casa, lo cual había emocionado muchísimo a la rubia.
– Ya sabes lo que dicen, al mal tiempo buena cara – respondió ella con una sonrisa. Era cierto que la mayoría del tiempo siempre estaba alegre y sonriente pero no había que engañarse. Lena también tenía sus momentos de tristeza y enfado aunque no eran muy frecuentes. También era cierto que no le gustaba demasiado preocupar a los demás ni hacerles sentirse mal, por lo que siempre que podía evitaba hacerlo aunque para ello tuviese que aguantarse. Y sin embargo, pese a que no quería incomodar a las personas creyó que debía preguntarle a Nahuel sobre su situación. Eran amigos y era normal que le preguntara por ello, pues se preocupaba por él y cualquier cosa que le pasase podía contársela porque ella estaría allí para apoyarle en todo lo necesario. Mientras esperaba a su respuesta, apoyó su cabeza sobre la de él. Esperaba que no pensase que le preguntaba por mero capricho para luego comentarlo con los conocidos del pueblo porque ella no era así.
– La verdad es que me apena mucho. Cuando os veía juntos se os notaba tan felices… Os mirabais de esa forma con la que se miran todos enamorados que saben que están con aquella persona tan especial – Por nada del mundo hubiese pensado que aquello duraría tan poco tiempo. Realmente pensó que todo estaba bien entre ellos aunque claro, siempre había cosas que las personas de fuera no percibían – Pero me parece bien que le hayas puesto fin si no estabas seguro de seguir como al principio. No me malinterpretes pero hubiese sido mucho peor fingir que todo va bien porque cuanto más tiempo hubieseis seguido con ello, más daño os habríais causado – Era difícil no hacer daño a la otra persona cuando querías romper con ella pero alargarlo era muchísimo peor. A ella personalmente no le gustaría que fingieran que la seguían queriendo solamente para no herirla pues luego sería mucho más duro de superarlo. Ese tipo de cosas había que hacerse bien por muy mal que te sintiese tener que lastimar a alguien a la cual apreciabas – Bueno, si necesitas algo cuenta conmigo ¿vale? –
Los repiqueteos de la lluvia contra la ventana desviaron la atención de Lena. La muchacha se preguntó cómo era posible que justo esa tarde en la que había decidido salir a recoger setas para preparar la cena tenía que haberse puesto a llover. Encima, lejos de amainar seguía igual o peor.
– Espero que pronto deje de llover. No quisiera que Siobhan se preocupara por mi ausencia – Porque la alcaldesa se preocuparía si no regresaba a casa, ¿no? Siobhan siempre se había mostrado muy atenta y el día en que la invitó a hospedarse en su hogar el tiempo que durara el arreglo de su casa le quedó más que claro que realmente la mujer parecía preocuparse por ella – ¡Oye! ¿Has mirado si hay cobertura aquí? Tal vez pueda llamar – dijo de pronto esperanzada.
– Es una pena ¿No crees? – dijo echándole otro vistazo desde donde estaba sentada – Quedaría bastante bien después de unas cuantas horas de limpieza – en la cabeza de la joven ya se había formado una imagen de la casa adecentada y bien decorada. Había veces en las que pensaba que debería haberse dedicado al diseño de interiores porque le gustaba y para ser sinceros, no lo hacía nada mal. Incluso la alcaldesa le había pedido hacía algún tiempo que la ayudase con su casa, lo cual había emocionado muchísimo a la rubia.
– Ya sabes lo que dicen, al mal tiempo buena cara – respondió ella con una sonrisa. Era cierto que la mayoría del tiempo siempre estaba alegre y sonriente pero no había que engañarse. Lena también tenía sus momentos de tristeza y enfado aunque no eran muy frecuentes. También era cierto que no le gustaba demasiado preocupar a los demás ni hacerles sentirse mal, por lo que siempre que podía evitaba hacerlo aunque para ello tuviese que aguantarse. Y sin embargo, pese a que no quería incomodar a las personas creyó que debía preguntarle a Nahuel sobre su situación. Eran amigos y era normal que le preguntara por ello, pues se preocupaba por él y cualquier cosa que le pasase podía contársela porque ella estaría allí para apoyarle en todo lo necesario. Mientras esperaba a su respuesta, apoyó su cabeza sobre la de él. Esperaba que no pensase que le preguntaba por mero capricho para luego comentarlo con los conocidos del pueblo porque ella no era así.
– La verdad es que me apena mucho. Cuando os veía juntos se os notaba tan felices… Os mirabais de esa forma con la que se miran todos enamorados que saben que están con aquella persona tan especial – Por nada del mundo hubiese pensado que aquello duraría tan poco tiempo. Realmente pensó que todo estaba bien entre ellos aunque claro, siempre había cosas que las personas de fuera no percibían – Pero me parece bien que le hayas puesto fin si no estabas seguro de seguir como al principio. No me malinterpretes pero hubiese sido mucho peor fingir que todo va bien porque cuanto más tiempo hubieseis seguido con ello, más daño os habríais causado – Era difícil no hacer daño a la otra persona cuando querías romper con ella pero alargarlo era muchísimo peor. A ella personalmente no le gustaría que fingieran que la seguían queriendo solamente para no herirla pues luego sería mucho más duro de superarlo. Ese tipo de cosas había que hacerse bien por muy mal que te sintiese tener que lastimar a alguien a la cual apreciabas – Bueno, si necesitas algo cuenta conmigo ¿vale? –
Los repiqueteos de la lluvia contra la ventana desviaron la atención de Lena. La muchacha se preguntó cómo era posible que justo esa tarde en la que había decidido salir a recoger setas para preparar la cena tenía que haberse puesto a llover. Encima, lejos de amainar seguía igual o peor.
– Espero que pronto deje de llover. No quisiera que Siobhan se preocupara por mi ausencia – Porque la alcaldesa se preocuparía si no regresaba a casa, ¿no? Siobhan siempre se había mostrado muy atenta y el día en que la invitó a hospedarse en su hogar el tiempo que durara el arreglo de su casa le quedó más que claro que realmente la mujer parecía preocuparse por ella – ¡Oye! ¿Has mirado si hay cobertura aquí? Tal vez pueda llamar – dijo de pronto esperanzada.
Lena J. Duchannes- Humanos
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Re: Lost Woods [Nahuel]
- Pues sí, ya que podíamos arreglarla y quedárnosla nosotros, sería una buena idea que la aprovecháramos. - Le dijo sonriéndole, aquella idea no era para nada mala y seguro que ellos podían darle un buen uso a la pequeña casita de madera, ya que quien fuera que fuese el dueño la había dejado hecha una pena.
- Sí, no queda más que otra que seguir adelante, pase lo que pase. Dicen que cuando algo acaba es para que otra cosa buena empiece, al menos yo también lo veo así. - Alargó uno de sus brazos y llevó su mano hasta el pelo de Lena, acariciándolo y jugando con varios mechones de su pelo entre sus dedos. Tenía por costumbre hacérselo a Melinda cuando estaba con ella y ahora se había convertido en casi una manía que no podía dejar de hacer, pero le agradaba pasarse horas así, era algo que le gustaba y le hacía sentir bien. - Ya.. eso decían todos, incluso nosotros lo veíamos así, pero todo empezó a cambiar y ya no tenía el mismo sentido que al principio. Supongo que no estábamos tan enamorados, si no más que otra cosa era encaprichados. - Le asintió con la cabeza cuando le dijo que si hubiera pasado más tarde hubiese sido peor y Nahuel también estaba de acuerdo con eso. - Lo sé, por eso lo hice antes de que pasara el tiempo y fuera mucho peor. No me gusta hacerle daño a nadie y menos a alguien que no se lo merece, aunque ello tenga las consecuencias de que yo pase una temporada fastidiado, pero bueno era una decisión por el bien de ambos. - Giró la cabeza y le dejó un tierno beso en la frente de Lena, en señal de agradecimiento por lo que había dicho de que contara con ella. - Sí y sabes que tú también puedes contar conmigo para lo que necesites, como también sabes que siempre estaré para darte la tabarra cuando estés mal. -Le dijo sonriendo ampliamente.
Asintió con la cabeza, puesto que el mecánico esperaba que pronto dejara de llover ya que cuando llovía no podía sacar la cámara porque se mojaba y no quería tener que cambiarla por otra, aunque también le gustaba hacer fotos cuando llovía. El fotografiar la lluvia era una cosa que calmaba al muchacho, la lluvia en sí lo calmaba, le hacía estar en una sensación de tranquilidad que las noches que llovía, podía dormir profundamente. - No te preocupes, si repara en tu larga ausencia, te llamará. Esperemos que pronto cese la lluvia y puedas volver a casa sana y salva, no quisiera que la alcaldesa me tomara por un secuestrador. - Le dijo riéndose divertido. Sacó de su bolsillo su móvil y comprobó si había cobertura intentando hacer una llamada, pero cuando puso su oído en el auricular del teléfono móvil, en éste no sonó nada y miró a la pantalla del aparato, comprobando así que no había cobertura en aquella zona tan adentrada del bosque. - La suerte hoy no nos acompaña, no hay cobertura aquí. Así que me da que tenemos que esperar hasta que la lluvia cese y podamos salir. ¿Te apetece mirar las fotos que he hecho? Así al menos nos entretenemos y pasamos mejor el tiempo que estemos aquí resguardados. - Se descolgó la cámara que llevaba colgada en el cuello y le dio al botón para que se encendiera y le pudiera mostrar a Lena las fotografías que había hecho antes de encontrarse con ella.
- Sí, no queda más que otra que seguir adelante, pase lo que pase. Dicen que cuando algo acaba es para que otra cosa buena empiece, al menos yo también lo veo así. - Alargó uno de sus brazos y llevó su mano hasta el pelo de Lena, acariciándolo y jugando con varios mechones de su pelo entre sus dedos. Tenía por costumbre hacérselo a Melinda cuando estaba con ella y ahora se había convertido en casi una manía que no podía dejar de hacer, pero le agradaba pasarse horas así, era algo que le gustaba y le hacía sentir bien. - Ya.. eso decían todos, incluso nosotros lo veíamos así, pero todo empezó a cambiar y ya no tenía el mismo sentido que al principio. Supongo que no estábamos tan enamorados, si no más que otra cosa era encaprichados. - Le asintió con la cabeza cuando le dijo que si hubiera pasado más tarde hubiese sido peor y Nahuel también estaba de acuerdo con eso. - Lo sé, por eso lo hice antes de que pasara el tiempo y fuera mucho peor. No me gusta hacerle daño a nadie y menos a alguien que no se lo merece, aunque ello tenga las consecuencias de que yo pase una temporada fastidiado, pero bueno era una decisión por el bien de ambos. - Giró la cabeza y le dejó un tierno beso en la frente de Lena, en señal de agradecimiento por lo que había dicho de que contara con ella. - Sí y sabes que tú también puedes contar conmigo para lo que necesites, como también sabes que siempre estaré para darte la tabarra cuando estés mal. -Le dijo sonriendo ampliamente.
Asintió con la cabeza, puesto que el mecánico esperaba que pronto dejara de llover ya que cuando llovía no podía sacar la cámara porque se mojaba y no quería tener que cambiarla por otra, aunque también le gustaba hacer fotos cuando llovía. El fotografiar la lluvia era una cosa que calmaba al muchacho, la lluvia en sí lo calmaba, le hacía estar en una sensación de tranquilidad que las noches que llovía, podía dormir profundamente. - No te preocupes, si repara en tu larga ausencia, te llamará. Esperemos que pronto cese la lluvia y puedas volver a casa sana y salva, no quisiera que la alcaldesa me tomara por un secuestrador. - Le dijo riéndose divertido. Sacó de su bolsillo su móvil y comprobó si había cobertura intentando hacer una llamada, pero cuando puso su oído en el auricular del teléfono móvil, en éste no sonó nada y miró a la pantalla del aparato, comprobando así que no había cobertura en aquella zona tan adentrada del bosque. - La suerte hoy no nos acompaña, no hay cobertura aquí. Así que me da que tenemos que esperar hasta que la lluvia cese y podamos salir. ¿Te apetece mirar las fotos que he hecho? Así al menos nos entretenemos y pasamos mejor el tiempo que estemos aquí resguardados. - Se descolgó la cámara que llevaba colgada en el cuello y le dio al botón para que se encendiera y le pudiera mostrar a Lena las fotografías que había hecho antes de encontrarse con ella.
Nahuel K. Cunningham- Humanos
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Re: Lost Woods [Nahuel]
La muchacha asintió con la cabeza cuando Nahuel le comentaba todo aquello sobre que siempre que algo acababa era para que otra mejor pudiese empezar. No sabía si su amigo le decía todas esas cosas tan optimistas para aparentar bienestar y no querer preocuparla o si realmente así lo creía. Eran grandes amigos y él sabía que no tenía por qué ocultarle nada porque ella jamás lo juzgaría o se burlaría de él, al contrario, estaría allí para apoyarle y aconsejarle en todo momento. Claro que si había algo que hiciera mal también se lo diría, porque los amigos debían dejar las cosas claras y decir la verdad aunque ésta doliera.
– Las relaciones no son fáciles y todavía menos las amorosas… Sigo pensando que es una verdadera lástima que ya no estéis juntos pero si es lo mejor para ambos, entonces tendré que alegrarme un poco ¿no? – mentó después de cerrar los ojos y dejar que Nahuel le acariciara el cabello. Nunca le había gustado que le tocaran el pelo, lo encontraba molesto e inapropiado, pero que lo hiciera Nahuel no le importaba demasiado porque había confianza y bueno, él tampoco e que se lo alborotara – Creo que hoy ya quedó claro que siempre estás ahí para mí incluso sin proponértelo – respondió sonriéndole después de que besara su frente. No recordaba cuánto hacía que se conocían pero tampoco le daba demasiada importancia puesto que hasta las amistades más antiguas podían perderse, desgraciadamente, en un abrir y cerrar de ojos. Lo que le importaba ahora, era que su amistad no se deteriorara con el tiempo aunque tampoco creía que eso fuera posible a no ser que Nahuel se cansara de ella.
– ¿Cómo iba a tomarte por un secuestrador? Además, tampoco es que sea su hija así que no tendría por qué preocuparse… Sería un poco tonto pensar que lo hiciera ¿no crees? – No es que creyera que Siobhan fuera a quedarse tan ancha si no aparecía por la casa, pero tampoco iba a perder el sueño por ello. Y aunque una parte de ella decía que era estúpido pensar que se percataría de su ausencia, otra esperaba que así fuera.
La muchacha aguardó expectante al veredicto del mecánico pero en cuanto el chico le hizo saber que no había cobertura en el móvil su ilusión se desvaneció por completo. Y no es que no le gustara pasar tiempo con Nahuel porque siempre le alegraba verle, pero en otras circunstancias. La idea de tener que pasar el tiempo encerrados en aquella casita en mitad del bosque hasta que dejara de llover no le agradaba mucho, aunque era mejor que deambular por el bosque mientras llovía – Algo de suerte sí que hemos tenido. Nos hemos encontrado el uno al otro – De no haberles acompañado la suerte aquel día, cada uno se habría ido por su lado y muy posiblemente ella se hubiese perdido. Dejó de prestar atención a la ventana y de lamentarse de que no hubiese cobertura cuando Nahuel se propuso a enseñarle las fotos que había tomado – ¡Me encantaría! – respondió de inmediato.
Lena se acercó un poco más a Nahuel para poder ver mejor las fotos que le mostraba el chico. La rubia hacía que se detuviera en todas y cada una de ellas para poder observarlas con detalle y siempre comentando lo magníficas que eran… hasta que vio la suya – ¡Eh! ¿Qué es esto? – le arrebató la cámara de las manos y se quedó mirando la foto sorprendida. Ni se había dado cuenta de que le había hecho una foto en el momento en que se habían encontrado – Bueno, tienes suerte de haberme cogido bien. Si no te ibas a ganar una buena – bromeó devolviéndole la cámara de fotos. Después de haber visto las fotografías de su amigo se quedó pensando en lo que le había comentado a la alcaldesa el día que la visitó a casa. Según Siobhan fuera de Storybrooke solo había violencia y corrupción, nada digno de ver, pero a Lena no le cabía en la cabeza que no hubiese lugares que merecieran la pena visitar. En los libros mencionaban y describían lugares tan exóticos que había comenzado a penar en viajar – Nahuel, ¿qué te parecería cogerte unas vacaciones e ir de viaje a ver mundo? – Lena se puso en pie y comenzó a dar vueltas por la habitación gesticulando – Podrías hacer fotografías de lugares fantásticos y yo podría acompañarte. ¿No sería genial? Veríamos todos esos sitios de los que hablan los libros y viviríamos una aventura. Y contigo no podría pasarme nada malo porque siempre tendrías un ojo puesto en mí para que no me metiera en líos – A Lena le parecía una idea estupenda porque Nahuel podría desconectar de todo después de su ruptura con Melinda y ella saciar su sed de aventura. No obstante, quizá a Nahuel no le parecía tan estupenda como a ella.
– Las relaciones no son fáciles y todavía menos las amorosas… Sigo pensando que es una verdadera lástima que ya no estéis juntos pero si es lo mejor para ambos, entonces tendré que alegrarme un poco ¿no? – mentó después de cerrar los ojos y dejar que Nahuel le acariciara el cabello. Nunca le había gustado que le tocaran el pelo, lo encontraba molesto e inapropiado, pero que lo hiciera Nahuel no le importaba demasiado porque había confianza y bueno, él tampoco e que se lo alborotara – Creo que hoy ya quedó claro que siempre estás ahí para mí incluso sin proponértelo – respondió sonriéndole después de que besara su frente. No recordaba cuánto hacía que se conocían pero tampoco le daba demasiada importancia puesto que hasta las amistades más antiguas podían perderse, desgraciadamente, en un abrir y cerrar de ojos. Lo que le importaba ahora, era que su amistad no se deteriorara con el tiempo aunque tampoco creía que eso fuera posible a no ser que Nahuel se cansara de ella.
– ¿Cómo iba a tomarte por un secuestrador? Además, tampoco es que sea su hija así que no tendría por qué preocuparse… Sería un poco tonto pensar que lo hiciera ¿no crees? – No es que creyera que Siobhan fuera a quedarse tan ancha si no aparecía por la casa, pero tampoco iba a perder el sueño por ello. Y aunque una parte de ella decía que era estúpido pensar que se percataría de su ausencia, otra esperaba que así fuera.
La muchacha aguardó expectante al veredicto del mecánico pero en cuanto el chico le hizo saber que no había cobertura en el móvil su ilusión se desvaneció por completo. Y no es que no le gustara pasar tiempo con Nahuel porque siempre le alegraba verle, pero en otras circunstancias. La idea de tener que pasar el tiempo encerrados en aquella casita en mitad del bosque hasta que dejara de llover no le agradaba mucho, aunque era mejor que deambular por el bosque mientras llovía – Algo de suerte sí que hemos tenido. Nos hemos encontrado el uno al otro – De no haberles acompañado la suerte aquel día, cada uno se habría ido por su lado y muy posiblemente ella se hubiese perdido. Dejó de prestar atención a la ventana y de lamentarse de que no hubiese cobertura cuando Nahuel se propuso a enseñarle las fotos que había tomado – ¡Me encantaría! – respondió de inmediato.
Lena se acercó un poco más a Nahuel para poder ver mejor las fotos que le mostraba el chico. La rubia hacía que se detuviera en todas y cada una de ellas para poder observarlas con detalle y siempre comentando lo magníficas que eran… hasta que vio la suya – ¡Eh! ¿Qué es esto? – le arrebató la cámara de las manos y se quedó mirando la foto sorprendida. Ni se había dado cuenta de que le había hecho una foto en el momento en que se habían encontrado – Bueno, tienes suerte de haberme cogido bien. Si no te ibas a ganar una buena – bromeó devolviéndole la cámara de fotos. Después de haber visto las fotografías de su amigo se quedó pensando en lo que le había comentado a la alcaldesa el día que la visitó a casa. Según Siobhan fuera de Storybrooke solo había violencia y corrupción, nada digno de ver, pero a Lena no le cabía en la cabeza que no hubiese lugares que merecieran la pena visitar. En los libros mencionaban y describían lugares tan exóticos que había comenzado a penar en viajar – Nahuel, ¿qué te parecería cogerte unas vacaciones e ir de viaje a ver mundo? – Lena se puso en pie y comenzó a dar vueltas por la habitación gesticulando – Podrías hacer fotografías de lugares fantásticos y yo podría acompañarte. ¿No sería genial? Veríamos todos esos sitios de los que hablan los libros y viviríamos una aventura. Y contigo no podría pasarme nada malo porque siempre tendrías un ojo puesto en mí para que no me metiera en líos – A Lena le parecía una idea estupenda porque Nahuel podría desconectar de todo después de su ruptura con Melinda y ella saciar su sed de aventura. No obstante, quizá a Nahuel no le parecía tan estupenda como a ella.
Lena J. Duchannes- Humanos
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Re: Lost Woods [Nahuel]
- No, la verdad es que no son nada fáciles, pero todo está en que te quieras arriesgar o no, porque como dicen.. si no te arriesgas no ganas y algunas veces hay que arriesgar, porque nunca sabes lo que te puedes perder. - Le sonrió de oreja a oreja y fijó su mirada en la de ella, mostrándole en señal de que estaba de acuerdo con lo que ella le estaba diciendo de que siempre estaba ahí para ella. - Y siempre lo estaré, eso quiero que lo tenga constantemente en tu cabeza. Nunca te dejaré sola, Juliet. - Dijo su segundo nombre en un susurro suave, diciéndolo con total delicadeza. Pocos eran los que sabían su nombre y apellidos completos, pero Nahuel lo sabía casi todo de ella, por no decir todo, ya que eran muy pocas las cosas que no sabía de la rubia.
- No me conoce como me conoces tú, no sabe dónde estás y seguro que a reparado en tu larga ausencia aunque no te pueda llamar ni sepa exactamente donde buscarte. En el momento en que apareciéramos juntos, me tomaría por un secuestrador y violador de chicas rubias guapas; y no quiero que se piense cosas que no son. - Negó con la cabeza. - No podría hacerte ni una pizca de daño, pero quizá la gente que no me conozca, pudiera pensar todo lo contrario. Eso es obvio, yo también lo pensaría si mi hija estuviera desaparecida y la viera aparecer empapada de pies a cabeza y con la compañía de un tío mayor que ella con cara de tarado. - Rió divertido al imaginarse a él con cara de loco, pero no se podía poner en tal papel. Nahuel no es que estuviera ido, ni mucho menos para que lo encerraran, él estaba en sus casillas y gracias a Dios, estaba muy cuerdo y lo seguiría estando por el momento.
- Siempre te encontraré y aunque no quieras, nos encontraremos. Porque soy tu caballero andante y un caballero andante nunca debe abandonar a su princesa. - Sonrió ampliamente por lo que había dicho y por la reacción que la rubia había tenido cuando el mecánico le dijo de enseñarle las fotos que había hecho. No es que enseñara a ton ni son las fotos que hacía, pero ella era una de sus mejores amigas y era especial para él, así que no veía nada de malo enseñárselas, aunque ello implicara que hubieran fotos tomadas de imprevisto de ella.
No había foto en que Lena no se parara a comentar tal cosa o tal otra cosa acerca de la fotografía, aunque siempre decía cosas buenas y todas y cada una de ellas, le encantaban. No era para menos, porque a Nahuel también le gustaban las fotos que normalmente hacía, para eso había hecho varios cursos de fotografía y se había sacado los títulos correspondientes, porque la fotografía era una de sus pasiones y las fotos que capturaba eran de hermosos paisajes. - Pensé que quedaría bien para ponerla en un marco de fotos, en mi habitación. Quería tener una foto tuya, porque después de todo el tiempo que hace que nos conocemos, aún no tengo una foto tuya. Ya que siempre me pones una escusa tras otra para que no te fotografíe. - Dijo apartando las manos de la cámara cuando Lena se la había arrebatado para ver más de cerca la foto en la que salía ella. - Tranquila, no se la voy a enseñar a nadie, ni la voy a vender como exclusiva a ninguna revista, ni voy a subirla a internet. Nada de nada, simplemente quiero tenerla en mi habitación, quiero verla día a día al acostarme y al despertarme. Saber que siempre estarás ahí aunque sea uno de esos días en los que no te veo, pero al menos tengo una foto tuya y puedo verte. - Aquello más que unas palabras de amistad parecía una declaración de amor, pero es que todo lo que estaba diciendo el muchacho era verdad, su amistad era especial para Nahuel y así se lo hacía saber a Lena.
Escuchó atento lo que Lena le decía acerca de que hicieran juntos un viaje para que él pudiera sacar fotos a sitios, lugares, paisajes que nunca habían visto y que mejor compañía que la de alguien tan especial como ella. - ¿¡De verdad, harías eso por mi!? ¡¡Por supuesto que me parecería bien, estupendo mejor que bien!! Veríamos sitios que nadie jamás ha visto y luego a la vuelta, podríamos enseñarle todos los lugares a los demás. Sería una buena idea, ¡una magnífica idea! - No se pudo contener de la emoción y la abrazó fuerte. Sería una emocionante y bonita aventura al lado de su mejor amiga.
- No me conoce como me conoces tú, no sabe dónde estás y seguro que a reparado en tu larga ausencia aunque no te pueda llamar ni sepa exactamente donde buscarte. En el momento en que apareciéramos juntos, me tomaría por un secuestrador y violador de chicas rubias guapas; y no quiero que se piense cosas que no son. - Negó con la cabeza. - No podría hacerte ni una pizca de daño, pero quizá la gente que no me conozca, pudiera pensar todo lo contrario. Eso es obvio, yo también lo pensaría si mi hija estuviera desaparecida y la viera aparecer empapada de pies a cabeza y con la compañía de un tío mayor que ella con cara de tarado. - Rió divertido al imaginarse a él con cara de loco, pero no se podía poner en tal papel. Nahuel no es que estuviera ido, ni mucho menos para que lo encerraran, él estaba en sus casillas y gracias a Dios, estaba muy cuerdo y lo seguiría estando por el momento.
- Siempre te encontraré y aunque no quieras, nos encontraremos. Porque soy tu caballero andante y un caballero andante nunca debe abandonar a su princesa. - Sonrió ampliamente por lo que había dicho y por la reacción que la rubia había tenido cuando el mecánico le dijo de enseñarle las fotos que había hecho. No es que enseñara a ton ni son las fotos que hacía, pero ella era una de sus mejores amigas y era especial para él, así que no veía nada de malo enseñárselas, aunque ello implicara que hubieran fotos tomadas de imprevisto de ella.
No había foto en que Lena no se parara a comentar tal cosa o tal otra cosa acerca de la fotografía, aunque siempre decía cosas buenas y todas y cada una de ellas, le encantaban. No era para menos, porque a Nahuel también le gustaban las fotos que normalmente hacía, para eso había hecho varios cursos de fotografía y se había sacado los títulos correspondientes, porque la fotografía era una de sus pasiones y las fotos que capturaba eran de hermosos paisajes. - Pensé que quedaría bien para ponerla en un marco de fotos, en mi habitación. Quería tener una foto tuya, porque después de todo el tiempo que hace que nos conocemos, aún no tengo una foto tuya. Ya que siempre me pones una escusa tras otra para que no te fotografíe. - Dijo apartando las manos de la cámara cuando Lena se la había arrebatado para ver más de cerca la foto en la que salía ella. - Tranquila, no se la voy a enseñar a nadie, ni la voy a vender como exclusiva a ninguna revista, ni voy a subirla a internet. Nada de nada, simplemente quiero tenerla en mi habitación, quiero verla día a día al acostarme y al despertarme. Saber que siempre estarás ahí aunque sea uno de esos días en los que no te veo, pero al menos tengo una foto tuya y puedo verte. - Aquello más que unas palabras de amistad parecía una declaración de amor, pero es que todo lo que estaba diciendo el muchacho era verdad, su amistad era especial para Nahuel y así se lo hacía saber a Lena.
Escuchó atento lo que Lena le decía acerca de que hicieran juntos un viaje para que él pudiera sacar fotos a sitios, lugares, paisajes que nunca habían visto y que mejor compañía que la de alguien tan especial como ella. - ¿¡De verdad, harías eso por mi!? ¡¡Por supuesto que me parecería bien, estupendo mejor que bien!! Veríamos sitios que nadie jamás ha visto y luego a la vuelta, podríamos enseñarle todos los lugares a los demás. Sería una buena idea, ¡una magnífica idea! - No se pudo contener de la emoción y la abrazó fuerte. Sería una emocionante y bonita aventura al lado de su mejor amiga.
Nahuel K. Cunningham- Humanos
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Fecha de inscripción : 11/07/2012
Re: Lost Woods [Nahuel]
Juliet. Nadie la llamaba por su segundo nombre, ni siquiera sus más allegados, por lo que la sorprendió que Nahuel hubiese utilizado su segundo nombre en lugar del primero, pero finalmente sonrió con ternura. Además, sabía que Nahuel decía de corazón todas y cada una de las palabras que le estaba dedicando así que sabía que si le decía que jamás la dejaría sola, lo cumpliría. No entendía el motivo pero desde hacía unas cuantas semanas había empezado a echar en falta algo, algo que parecía haber formado parte de su vida desde siempre. Era un sentimiento raro y se preguntó si tendría que ver con aquellos padres a los cuales no recordaba y de los que nada sabía. Por eso, saber que Nahuel estaría con ella pasase lo que pasase la hacía sentirse segura y no tan sola. No es que creyera que estaba sola, ya que tenía a Katia, una de sus mejores amigas, y a muchas otras personas que le importaban y sabía que podía contar con ellas para lo que fuese. Era otro tipo de soledad, aunque no sabría describirla.
– ¡Oh, venga ya! Estás siendo todo un exagerado – dijo entre risas. ¿De verdad se pensaba que la gente al verle creería que era un mal tipo? A Lena jamás le había dado aquella primera impresión, más bien al contrario. Seguramente estaba bromeando, como casi siempre. A veces la muchacha no sabía cuando tomarse con seriedad sus comentarios y cuando reírse de ellos – ¿Me estás diciendo que te consideras un “tío mayor que yo”? Sólo me llevas dos años, que lo sepas – mentó haciendo un mohín para luego echarse a reír nuevamente. Parecía mentira que momentos antes hubiese estado asustada y preocupada al verse perdida en el bosque, y ahora no podía para de sonreír y echarse unas risas gracias a Nahuel – ¿Siempre me encontrarás? ¿Aunque no lo quiera? Vaya debería preocuparme el hecho de que uno de mis mejores amigos pueda ser un acosador. Aunque supongo que me debería preocupar todavía más el hecho de que no me importe –
Y después de tanta broma y cachondeo, cuando se dispusieron a examinar todas las fotografías que había tomado Nahuel con su cámara fotográfica, tocaba volver a ponerse serios, o al menos intentarlo. De hecho habían dejado de reírse y habían empezado a comentar de una forma más o menos seria las imágenes que había logrado captar el mecánico. Incluida una de ella. La muchacha se echó a reír ante la respuesta del joven ante su pregunta de por qué la había hecho y, además, in fraganti – Si no supiera que lo que sientes por mí es una gran amistad, me parecería que te me acabas de declarar o algo – comentó entre risas. Desde luego cualquier otra chica hubiese creído que aquellas palabras eran una especie de declaración de amor, pero Lena no lo pensaba en absoluto y por ello reía de la interpretación que se podía hacer de aquel discurso – Pues eso no es muy justo. Yo tampoco tengo ninguna tuya, aunque me gustaría más tener una de los dos – Era raro pero no recordaba tener ninguna foto con Nahuel y eso que se conocían de hacía años, por lo que lo lógico sería haber tenido alguna foto de los dos, aunque solo fuese una.
El rostro de la joven se iluminó de la alegría que la embargaba al escuchar decir a Nahuel que le parecía una idea estupenda el realizar un viaje los dos juntos. Correspondió al abrazo de su amigo y cuando se separaron aún tenía dibujada una sonrisa que iba de oreja a oreja, pues por un momento pensó que tal vez a Nahuel no le hiciera gracia el hacer un viaje con ella – Por supuesto que lo haría y lo sabes. Yo nunca rompo mis promesas – Lena siempre cumplía con su palabra y por eso siempre se tomaba muy enserio cualquier tipo de promesa – Pero debo confesar que no es solo por ti. Hace unos cuantos días que se me ocurrió hacer un viaje pero… no me veo capaz de hacerlo yo sola, sin nadie que me acompañe por muy independiente que pueda ser – No después de las cosas que le había dicho la alcaldesa aquel día que la visitó por sorpresa – Eso sonó un poco egoísta ¿verdad? –
– ¡Oh, venga ya! Estás siendo todo un exagerado – dijo entre risas. ¿De verdad se pensaba que la gente al verle creería que era un mal tipo? A Lena jamás le había dado aquella primera impresión, más bien al contrario. Seguramente estaba bromeando, como casi siempre. A veces la muchacha no sabía cuando tomarse con seriedad sus comentarios y cuando reírse de ellos – ¿Me estás diciendo que te consideras un “tío mayor que yo”? Sólo me llevas dos años, que lo sepas – mentó haciendo un mohín para luego echarse a reír nuevamente. Parecía mentira que momentos antes hubiese estado asustada y preocupada al verse perdida en el bosque, y ahora no podía para de sonreír y echarse unas risas gracias a Nahuel – ¿Siempre me encontrarás? ¿Aunque no lo quiera? Vaya debería preocuparme el hecho de que uno de mis mejores amigos pueda ser un acosador. Aunque supongo que me debería preocupar todavía más el hecho de que no me importe –
Y después de tanta broma y cachondeo, cuando se dispusieron a examinar todas las fotografías que había tomado Nahuel con su cámara fotográfica, tocaba volver a ponerse serios, o al menos intentarlo. De hecho habían dejado de reírse y habían empezado a comentar de una forma más o menos seria las imágenes que había logrado captar el mecánico. Incluida una de ella. La muchacha se echó a reír ante la respuesta del joven ante su pregunta de por qué la había hecho y, además, in fraganti – Si no supiera que lo que sientes por mí es una gran amistad, me parecería que te me acabas de declarar o algo – comentó entre risas. Desde luego cualquier otra chica hubiese creído que aquellas palabras eran una especie de declaración de amor, pero Lena no lo pensaba en absoluto y por ello reía de la interpretación que se podía hacer de aquel discurso – Pues eso no es muy justo. Yo tampoco tengo ninguna tuya, aunque me gustaría más tener una de los dos – Era raro pero no recordaba tener ninguna foto con Nahuel y eso que se conocían de hacía años, por lo que lo lógico sería haber tenido alguna foto de los dos, aunque solo fuese una.
El rostro de la joven se iluminó de la alegría que la embargaba al escuchar decir a Nahuel que le parecía una idea estupenda el realizar un viaje los dos juntos. Correspondió al abrazo de su amigo y cuando se separaron aún tenía dibujada una sonrisa que iba de oreja a oreja, pues por un momento pensó que tal vez a Nahuel no le hiciera gracia el hacer un viaje con ella – Por supuesto que lo haría y lo sabes. Yo nunca rompo mis promesas – Lena siempre cumplía con su palabra y por eso siempre se tomaba muy enserio cualquier tipo de promesa – Pero debo confesar que no es solo por ti. Hace unos cuantos días que se me ocurrió hacer un viaje pero… no me veo capaz de hacerlo yo sola, sin nadie que me acompañe por muy independiente que pueda ser – No después de las cosas que le había dicho la alcaldesa aquel día que la visitó por sorpresa – Eso sonó un poco egoísta ¿verdad? –
Lena J. Duchannes- Humanos
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Re: Lost Woods [Nahuel]
- No estoy exagerando, ¿tú no pensarías lo peor si no ves aparecer a tu hija/o en horas? Seguro que si lo/a ves aparecer con un tío mayor y con cara de psicópata, loco o como quieras llamarlo, pensarás que la ha secuestrado, ¿no? Porque yo si lo pensaría – Asintió levemente con la cabeza al mismo tiempo que iba hablando y se rió cuando le dijo que se llevaban dos años de diferencia. – Bueno pero por dos años que nos llevemos, soy mayor que tú pero tampoco es que sea una gran diferencia de edad. Aunque la verdad es que tú aparentas menos de los que tienes. – Dijo volviéndose a reír acompañando a su amiga en la risa.- No soy un acosador, sólo que no dejaré sola a mi mejor amiga. Pero eso no quita que cuando no quieras que esté a tu lado me lo digas, que tampoco quiero ser pesado. –
Se echó a reír de nuevo con el comentario de Lena sobre la “declaración de amor” – Es una declaración amistosa, sabes perfectamente que te tengo mucho cariño, pero cariño de una hermana más que de una amiga. Porque para mí eres especial y te considero como esa hermana que nunca tuve. – Y es que era lo que tenía ser hijo único, que siempre echabas de menos tener un hermano o una hermana y por suerte Nahuel podía dar gracias de tener las amistades que tenía, porque eran buenas y alguna más especial que otra. – Pues eso lo arreglamos ahora. – Dijo mientras que preparaba la cámara y la dejaba sobre una de las mesas que había en la habitación que estaban, que al parecer debía de ser el comedor. Cuando ya la dejó preparada, fue hasta donde estaba Lena ofreciéndole su mano para que se pusiera en pie, para poder hacerse la foto. – Venga, vamos a hacernos una foto juntos. Una o las que quieras, así podremos ponerlas en un álbum, si quieres y te parece bien. – Le dijo mientras que se colocaba al lado de ella y antes de que la cámara disparara la foto, puso una cara a modo de burla, sacando la lengua y poniendo los ojos bizcos. Luego volvieron a posar, pero ésta vez Nahu se puso bien, al menos quería tener una foto en condiciones. –Perfecto. Ahora vamos a ver que tal han salido. – Fue hasta donde la había dejado y cogió la cámara, volviendo a llevarla hasta donde antes estaban para que pudieran mirar como habían salido.
- Yo tampoco rompo mis promesas y espero que algún día si tengo que hacerlo sea por el bien, nunca se debe de romper una promesa porque sí. – Negó con la cabeza cuando le dijo que era un poco egoísta lo que decía. – No es egoísta, es normal que quieras salir y ver mundo, a mi también me pasa. No me gusta estar encerrado en este pueblo sin ver otros lugares, prefiero ver otros sitios, otras culturas, otra gente. Pero supongo que es algo normal, desde que tengo uso de razón no he salido de Storybrooke y creo que ya es hora. -
Se echó a reír de nuevo con el comentario de Lena sobre la “declaración de amor” – Es una declaración amistosa, sabes perfectamente que te tengo mucho cariño, pero cariño de una hermana más que de una amiga. Porque para mí eres especial y te considero como esa hermana que nunca tuve. – Y es que era lo que tenía ser hijo único, que siempre echabas de menos tener un hermano o una hermana y por suerte Nahuel podía dar gracias de tener las amistades que tenía, porque eran buenas y alguna más especial que otra. – Pues eso lo arreglamos ahora. – Dijo mientras que preparaba la cámara y la dejaba sobre una de las mesas que había en la habitación que estaban, que al parecer debía de ser el comedor. Cuando ya la dejó preparada, fue hasta donde estaba Lena ofreciéndole su mano para que se pusiera en pie, para poder hacerse la foto. – Venga, vamos a hacernos una foto juntos. Una o las que quieras, así podremos ponerlas en un álbum, si quieres y te parece bien. – Le dijo mientras que se colocaba al lado de ella y antes de que la cámara disparara la foto, puso una cara a modo de burla, sacando la lengua y poniendo los ojos bizcos. Luego volvieron a posar, pero ésta vez Nahu se puso bien, al menos quería tener una foto en condiciones. –Perfecto. Ahora vamos a ver que tal han salido. – Fue hasta donde la había dejado y cogió la cámara, volviendo a llevarla hasta donde antes estaban para que pudieran mirar como habían salido.
- Yo tampoco rompo mis promesas y espero que algún día si tengo que hacerlo sea por el bien, nunca se debe de romper una promesa porque sí. – Negó con la cabeza cuando le dijo que era un poco egoísta lo que decía. – No es egoísta, es normal que quieras salir y ver mundo, a mi también me pasa. No me gusta estar encerrado en este pueblo sin ver otros lugares, prefiero ver otros sitios, otras culturas, otra gente. Pero supongo que es algo normal, desde que tengo uso de razón no he salido de Storybrooke y creo que ya es hora. -
Nahuel K. Cunningham- Humanos
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Re: Lost Woods [Nahuel]
– Nahuel… no hace falta que me des explicaciones – dijo aguantándose la risa. Ella sabía lo que había entre ellos dos y nunca malinterpretaría nada de lo que pudiese decir o hacer el mecánico. La muchacha no pudo evitar sonreír cuando confesó que la consideraba como la hermana que nunca tuvo. Claro, Nahuel también era hijo único. La verdad es que a Lena no le hubiese importado nada que su amigo fuese en realidad su hermano, ya que de haber tenido uno le hubiese gustado que fuese como él – Pues a partir de hoy seremos oficialmente esos hermanos que nunca tuvimos – mentó guiñándole un ojo divertida. Nunca hubiese imaginado que perderse en el bosque y refugiarse de la lluvia en una cabaña deshabitada en mitad de la nada pudiese ser tan divertido. Realmente el rato que llevaban allí se le estaba haciendo ameno por la compañía de Cunningham porque de no estar él, Lena estaría más nerviosa e inquieta de lo que jamás admitiría.
– ¿De verdad? – dijo la muchacha ilusionada al ver que Nahuel preparaba la cámara para hacerse al fin una foto juntos. Le tomó de la mano cuando se la ofreció para ayudarla a levantarse. Asintió con la cabeza a todo lo que le decía. ¡Por supuesto que quería hacerse más de una foto con él y ponerlas en un álbum o donde fuera! Por algo había dicho que no era posible que en todos estos años que se conocían no tuviesen ninguna fotografía de los dos. Al igual que Nahuel, en la primera foto también puso una mueca divertida, ya que ella no iba a ser menos y tampoco era de esas que buscaba salir perfecta y como una modelo cuando se sacaba fotos. Después del primer disparo de la cámara y luego de que Nahuel volviera a configurarla para que tomara la foto de forma automática volvieron a posar juntos pero esta vez sin hacer tonterías. Lena pasó el brazo por su cintura y apoyó un poco la cabeza sobre su hombro.
La joven se separó del mecánico y fotógrafo y fue a sentarse al mismo lugar en el que se habían acomodado antes mientras que Nahuel iba a por la cámara de fotos. La muchacha se acurrucó junto a él para ver mejor las instantáneas y no pudo evitar echarse a reír cuando vio la primera que se habían hecho – Debo decir que salimos mucho más fotogénicos en la primera – mentó aún riéndose. Después de haber visto las fotos buscó la mirada de Nahuel y asintió en cuanto a lo de las promesas – Por eso hay que tener cuidado con las promesas que se hacen, pues hay algunas que sabes que no vas a poder cumplir – Y algo en su interior le decía que ya había pasado por eso pero por mucho que tratara de recordar qué tipo de promesa fue o a quién se la hizo no lograba rememorarlo. ¿Habría sido algo tan horrible que su mente lo había bloqueado por completo a modo de protección? – Pues ya sabes, en cuanto cojas vacaciones me avisas y nos vamos a descubrir mundo – Y como la lluvia no amainaba permanecieron allí en la cabaña hablando de los lugares que podrían visitar y las cosas que podrían ver. Luego cambiaron de tema y siguieron hablando de otras cosas hasta que a Lena le empezó a entrar sueño y apenas podía mantener los ojos abiertos, quedando pronto dormida en el regazo de Nahuel.
– ¿De verdad? – dijo la muchacha ilusionada al ver que Nahuel preparaba la cámara para hacerse al fin una foto juntos. Le tomó de la mano cuando se la ofreció para ayudarla a levantarse. Asintió con la cabeza a todo lo que le decía. ¡Por supuesto que quería hacerse más de una foto con él y ponerlas en un álbum o donde fuera! Por algo había dicho que no era posible que en todos estos años que se conocían no tuviesen ninguna fotografía de los dos. Al igual que Nahuel, en la primera foto también puso una mueca divertida, ya que ella no iba a ser menos y tampoco era de esas que buscaba salir perfecta y como una modelo cuando se sacaba fotos. Después del primer disparo de la cámara y luego de que Nahuel volviera a configurarla para que tomara la foto de forma automática volvieron a posar juntos pero esta vez sin hacer tonterías. Lena pasó el brazo por su cintura y apoyó un poco la cabeza sobre su hombro.
La joven se separó del mecánico y fotógrafo y fue a sentarse al mismo lugar en el que se habían acomodado antes mientras que Nahuel iba a por la cámara de fotos. La muchacha se acurrucó junto a él para ver mejor las instantáneas y no pudo evitar echarse a reír cuando vio la primera que se habían hecho – Debo decir que salimos mucho más fotogénicos en la primera – mentó aún riéndose. Después de haber visto las fotos buscó la mirada de Nahuel y asintió en cuanto a lo de las promesas – Por eso hay que tener cuidado con las promesas que se hacen, pues hay algunas que sabes que no vas a poder cumplir – Y algo en su interior le decía que ya había pasado por eso pero por mucho que tratara de recordar qué tipo de promesa fue o a quién se la hizo no lograba rememorarlo. ¿Habría sido algo tan horrible que su mente lo había bloqueado por completo a modo de protección? – Pues ya sabes, en cuanto cojas vacaciones me avisas y nos vamos a descubrir mundo – Y como la lluvia no amainaba permanecieron allí en la cabaña hablando de los lugares que podrían visitar y las cosas que podrían ver. Luego cambiaron de tema y siguieron hablando de otras cosas hasta que a Lena le empezó a entrar sueño y apenas podía mantener los ojos abiertos, quedando pronto dormida en el regazo de Nahuel.
Lena J. Duchannes- Humanos
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