Una noche especial llena de cambios [Zackery]

Reviso el interior del horno una vez mas y al instante levanto la vista al reloj de la cocina. ¡Mierda! Las ocho y treinta y cinco. ¡Veinticinco minutos para que llegue y yo aún sin duchar siquiera! Echo un ligero vistazo también a la cazuela y a la nevera antes de salir corriendo al cuarto de bajo, afeitandome y duchandome a fondo en apenas quince minutos, peinandome con algo de gomina frente al espejo y echando a correr hasta mi habitación. Me pongo unos pantalones negros de cintura baja, bastante ajustados. Los sujeto con un cinturón fino también negro y me pongo también una camisa negra, dejando los dos botones superiores desabrochados y el cuello medio levantado. Me pongo unas gotas de mi mejor colonia y me miro al espejo una vez mas, sonriendo levemente. Perfecto. A Zackery le va a encantar.
Me acerco al comedor sin demasiada prisa, echandole un vistazo al reloj de pulsera que llevo atado a la muñeca. Siete minutos. El tiempo justo para acabar de arreglar la mesa. La pongo de forma elaborada y enciendo también dos pequeñas velas aromáticas, bajando bastante la intensidad de la luz de todo el salón. Nunca he hecho algo asi, nunca he tenido una cita romántica con nadie ni he cocinado para nadie currandomelo tanto... pero tampoco había dado a nadie la oportunidad de conquistarme. Tampoco es que me arrepienta de haber perdido mi estado de soltería eterna. Soy feliz asi, mucho. Tanto que sentia ganas de avanzar y llegar a mas. Pero es que lo tendría todo con este chico.
Pongo el horno en marcha apenas cinco minutos mas, asi como la vitrocerámica a su temperatura mas mínima, solo para dar un toque de calor a la comida. Justo cuando estoy probando que la salsa de la nevera sigue en su punto justo suena el timbre y me retuerzo las manos nervioso. Esta noche podía ser muy buena, y de hecho prometía serlo.
Me acerco a la puerta sin prisas pero rapidito y la abro de par en par, sonriendo al ver a mi perfecto novio al otro lado. Me acerco un poco, transpasando la entrada y le doy un suave beso en los labios, atrapando unos segundos su labio inferior y tirando de él con un leve ronroneo de gusto. Todo un día sin verlo es demasiado tiempo. Te echaba de menos.. pasa anda. Hace frío fuera.

Ender:

cena:

Aquella noche Alex había ido a dormir a casa de un amigo por lo que Ender y yo habíamos aprovechado para tener una noche para nosotros dos. Tenía ganas de pasar aquella noche con él como si fuera una de nuestras primeras noches. Aunque para aquella noche tenía turno de guardia pude cambiarlo con un compañero que me debía hacerme un turno. Aproveché la tarde para hacer unas compras con el tiempo justo de ducharme y arreglarme para Ender. Me puse una camisa blanca, unos tejanos ocuros y una americana. No tardé mucho en lanzarme a coger el coche para ir a casa de Ender. Mientras iba en el coche, por mi mente pasaban demasiadas imagenes, algunas más dolorosas que otras, pero todas las que había tenido con él eran buenas. Me aguantaba como nadie, no tenía un carácter difícil, pero a veces me enfadaba con facilidad. Había metido en el automóvil una bolsa con un regalo para él, algo que quería que llevara siempre.

Enseguida me encontraba llamando al timbre esperando con mis manos a las espaldas escondiendo lo que llevaba. Correspondí a su beso con ganas puesto que habiamos pasado todo el día separados y eso ya era demasiado. Sonreí de lado viendo como tiraba de mi labio. Antes de pasar le enseñé la rosa que llevaba en mi mano. Quizás era algo cursi, pero me gustaba tener detalles con él, aunque fueran lo más tonto. -Yo también te echaba de menos nene. Dije entrando en la casa notando el aroma a comida que de la cocina emanaba. -Huele de muerte Dije llevando mi mano libre a mi estómago como si tuviera mucha hambre, pero antes de nada le besé de nuevo con ganas. -Te he traído un detalle Dije tendiendole la pequeña bolsa que contenía una cajita con un reloj de oro blanco, grabado por detrás "Siempre tuyo, siempre mío, siempre nuestros". Me mordí el labio inferior nervioso por ver si le gustaba. -Espero que te guste Sonreí aún nervioso.

Reloj:

Sonrío enternecido al ver la rosa. Cualquiera podría pensar que era algo cursi, pero me gustaban mucho ese tipo de detalles que no se esperan. Cojo la rosa, que ya tiene el tallo cortito y me la pongo en el ojal del bolsillo de la camisa, a la altura del corazón, justo después de olerla. Esta claro que es fresca. Le oigo alagar mi comida y al mismo tiempo me da otro de esos besos de infarto que me vuelven tan loco. Le respondo del mismo modo y sonrío, mirandolo de arriba a abajo. Pero que guapo te has puesto... estas increible. Estoy por agarrarle el culo como hago de costumbre para pegarlo mas a mi, pero entonces menciona un detalle y saca una bolsita de su espalda, tendiendomela. Cariño... no deberías haberte molestado. Yo no tengo mas que la cena... Y algo mas... que no puedo darte todavía. Saco la caja envuelta en papel brillante y lo abro con lentitud, viendo el increíble reloj que aguardaba dentro. Wow...¿cuándo te he dicho yo que me gustan los relojes? Lo saco de su soporte y lo observo mas de cerca. Es muy caro, de eso no hay duda. Me quito el mio de la muñeca y lo guardo en mi bolsillo, poniendome el nuevo. Y encima no hará falta tocarle las mallas... me va como anillo al dedo. Le miro con una sonrisa y me acerco a él, esta vez agarrandolo si del culo y pegandolo completamente a mi cuerpo, besandolo de forma que le muestro todo lo que siento por él. Me encanta la inscripción... Susurro sobre sus labios con una sonrisa, subiendo mis manos hasta que mis brazos rodean su cintura. Menos mal que tienes hambre... tengo un menú completo de tres platos made in Rush. Ya verás. Me separo un poco y todo formalito le aparto la silla para que se siente, sirviendole algo de vino blanco y yendo a por el primer plato, una vieira rellena y gratinada con decoración de endivias rellenas de gambas al ajillo. Le dejo un plato delante y otro en mi sitio, sentandome y cogiendo su mano con la mia. Te tengo muchas sorpresas esta noche, guapo.

En cuanto vi su sonrisa en mi rostro se dibujó una enorme, me gustaba hacerle feliz aunque fuera con aquellos detalles tontos que en realidad no costaba nada de nada, por que cuando quieres hacer feliz a alguien haces ese tipo de cosas. Cuando se puso la rosa en el ojal se la coloqué bien con mucho cariño sin dejar de sonreirle. Acaricié con ambas manos su torso con dulzura, me había parado a recogerla del jardín y la había arreglado para que no se pinchara con las espinas. -Nunca es suficiente para tí Le comenté susurrante sin dejar de mirarle mientras le daba el regalo que le había traído. Negué con la cabeza al oir que no tenía nada más que la cena. -Nene, con la cena es suficiente. Le sonreí completamente enamorado mientras veía expectante cómo abría el paquete que le había traído. -Bueno, en realidad no sabía si te iba a gustar, pero creí que era un regalo útil y bonito a la vez. Me encogí de hombros completamente agradecido por que se quitara el reloj que tenía antes y se pusiera el nuevo que le traje. Apreté el trasero cuando sentí su mano agarrandomelo, me pegué a su cuerpo colocando mis manos en sus hombros. Correspondí a su beso de forma que implicaban en él todos los sentimientos que habían entre ambos. -Me alegro cariño Le dije de igual modo que él hacia conmigo mientras acariciaba su rostro con lentitud sin quitar mis ojos de los suyos ni aquella sonrisa tonta. -No he comido nada en todo el día esperando la cena. Reí suavemente bromeando puesto que si había comido. -Seguro que me encanta. Cuando se separó y apartó la silla para que me sentara le seguí y así lo hice. Esperé pacientemente a que lo sirviera todo acaricié su mano despacio mientras le sonreía. -¿Sí? Tengo ganas de ver todas esas sorpresas. Cogí la copa de vino alzandola lentamente mirandole con amor. -Por nosotros Le sonreí chocando levemente la copa con la suya para después dar un trago. Enseguida me dediqué a probar todo lo que había en el plato con sumo gusto. -Está buenísimo amor Dije inclinandome en la silla tomandolo de la barbilla para darle un beso leve y corto dispuesto a degustar del todo el segundo plato.

Le subo mi mano por toda la suya y su brazo, acariciandolo levemente con esa sonrisa tonta que solo tengo cuando estoy con él. El otro día Álex me tiraba miguitas de pan para desempanarme y yo erre que erre empanado mirando a su tio. Pero joder... nunca había sentido nada tan fuerte por nadie. No había querido enamorarme pero lo había hecho... y me encantaba. La verdad es que me sentía pletórico solo con pensar en él. Voy a recoger esto y traer el segundo... dame un par de minutos que tengo que servirlo aún. Voy a la cocina y corto el redondo de ternera en seis lomos pequeños pero gorditos, crudos por dentro y tostaditos por los bordes. Los coloco bien en los platos, tres para cada uno y echo por encima una salsa caliente hecha con queso y algo de mostaza. La verdad es que es la primera vez que he intentado hacerla, pero no huele mal. Ojalá este buena. Pongo algunas verduritas para terminar de llenar el plato y los llevo ambos al comedor, poniendole un plato y sirviendo entonces el vino tinto en las copas, guiñandole un ojo. Para quemar esto después... vamos a tener que divertirnos mucho, señor Westcott. Le guiño un ojo de forma descarada y consigo hacerlo reir. Este tipo de comentarios no puedo decirlos cuando Álex esta por ahí presente... pero ahora no hay ningun problema. Y mucho menos cuando veo el leve rubor en las mejillas de mi novio. Me encanta cuando se sonroja. Pensandolo bien... creo que si que tengo algo para ti, ¿eh? Sonrío de medio lado tras meterme un trozo de zanahoria en la boca, apoyando mi sien en mi mano y mirandole. Al final me decido y me levanto, yendo a la entrada y abriendo el cajón, sacando un segundo juego de llaves de mi casa, acercandome a él por la espalda y apoyando mis brazos en sus hombros, dejando colgar sus llaves frente a su rostro. Quiero que las tengas... para que puedas ir y venir a tu antojo. Mi casa es tu casa, ahora y siempre. Le doy un leve beso en el cuello y retiro los platos con los que ya habíamos acabado, dejandole unos segundos para pensar. Le pienso pedir que nos arriesguemos.. que nos atrevamos a vivir juntos los dos. Pero no se como se lo tomará. Prefiero darle primero mis llaves como prueba de fuego... y depende como se lo tome le propongo el resto.
Vuelvo a la mesa con un solo plato grande con dos gofres cortados en varios trozos desiguales, cubiertos con crema de fresa, nata y nueces enteras. Espero que este bueno... acabo de inventarmelo esta mañana. Le miro, aún con mis llaves en su mano.

Resultaba ser cierto que el amor era una de las cosas más maravillosas que te podían ocurrir. Tan cierto como que yo era un chico enamoradizo, pero muchas veces recordaba cada momento pasado con él y ni tan siquiera podía quedarme con uno solo puesto que cada uno de ellos, con enfados o sin ellos había sido feliz. Ender tenía la virtud de ser muy paciente conmigo, y cuando pensaba que qué virtud tenía yo para con él no encontraba ninguna. Él no sabía nada de esto, pero tenía la certeza y la seguridad de que no me merecía a un chico como él. Acabé mi plato enseguida puesto que estaba buenísimo. Dejé que se llevara las cosas para esperar mirando toda la mesa, el lugar, todo. Todo eso por mi, y sin tan si quiera saber por qué me lo merecia. Suspiré antes de que volviera, sonriendo después cuando le escuché venir. Después de que sirviera el plato lo tomé de la camisa tirando de él para que se agachara y poder darle un beso intenso, lleno de agradecimiento. -Te quiero, y eres increíble, gracias por esta cena Le dije del todo sincero para luego reír ante su comentario. -Pues no se me ocurre diversión alguna eh... Dije con un tono bromista de manera irónica para reir después sonrojandome levemente ante su comentario, no es que fuera tímido ni me diese vergüenza hablar de sexo, pero bueno, no sé, simplemente me sonrojaba cuando la cosa iba conmigo. Alcé una ceja al oir su siguiente comentario, viendo como decía aquello y parecía quedarse quieto -¿El que? Pregunté con impaciencia para seguirlo con la mirada cuando se levantó observando como iba hacia la entrada, el leve tintineo me dio una idea sobre lo que podía ser. Giré mi cabeza cuando noté sus brazos por mis hombros para recorrerlos con la mirada hasta llegar a sus manos las cuales tenían unas llaves. No supe qué decir, me pillaba completamente desprevenido. Suspiré placenteramente ante el beso en el cuello puesto que aquello me volvía loco en dos segundos. Tomé las llaves mirandolas como si se tratase de un objeto extraño. Seguí sin decir nada, miraba a la nada pensando en todo y en nada a la vez. Era una cosa importante y me asustaba un poco pero qué narices, yo tenía un hijo y él había aceptado aquello sabiendo que no era fácil. Pronto volvió y alcé la mirada sin escucharle si quiera lo que decía, apenas había mirado el plato. -Yo... Suspiré sin saber qué decir exactamente, o sea, me hacía ilusión tener sus llaves, pero no entendía por qué iba a tenerlas si a mi no me importaba picar. Y tampoco era una de esas personas que se tomara la libertad de entrar en casa de otro, su casa no era mi casa, no cuando no vivíamos juntos. -Tu casa es tu casa amor. No me sentiría cómodo entrando como si nada. Además, vengo muy poco por aquí por que no me gusta molestarte si estás trabajando y siempre vengo cuando quedamos así como hoy, ya sabes, y aún así... prefiero llamar al timbre como hasta ahora. Dije sinceramente de manera dulce pero de manera clara. Aún así mantuve las llaves en mi mano.

Que no se le ocurre ninguna diversión dice... verás esta noche Zackery. Le sonrío de medio lado y le doy un beso intenso, exacto al que acaba de robarme él. Sin embargo me contengo y me aparto un poco de él, o se acabará la cena en ese mismo instante. No hay de qué, me encanta hacer estas cosas, y mas si son para alguien a quien quiero tanto.
Estoy nervioso, muy nervioso con el tema de las llaves. No se si va a querer. Quizá estoy siendo demasiado rápido, igual debería dejarle mas tiempo. Un novio y un hijo en poco tiempo es mucho para asimilar. Aun con esto presente y habiendole dado muchas vueltas, cuando responde se me cae el alma a los pies. Por suerte soy alguien con mucha paciencia y muy insistente. Cabezota tengo que ser. Bueno... si quieres cambio los nombres de la escritura, ¿eh? Bromeo un poco para relajar el ambiente y muevo la silla para quedarme directamente frente a él, sin mesa de por medio. Cojo sus manos con las mias, con las llaves aún de por medio. Quiero que sepas que mi casa es tu casa. Tu eres mi vida entera, desde que me levanto hasta que me acuesto... y quiero que puedas ir y venir sin pena ni problema. Ya te acostumbrarás a que a partir de hoy esta casa es tuya también... Y que si tu quieres podemos empezar a parecer una familia de verdad y vivir juntos, los tres. Pero no se por qué motivo no me atrevo a decirlo. No soy capaz. Malditas agallas. Maldito miedo al rechazo y maldita infravaloración.
Bajo la cabeza un poco, desviando la mirada de sus ojos. Mis pulgares no dejan de acariciar sus manos. Suspiro y me levanto, soltando sus manos pero sin cesar del todo el contacto, acercandome a él y sentandome a horcajadas sobre sus piernas. Llevo mis manos a sus sienes en una caricia y luego las bajo a sus mejillas, acariciandole con cariño. Eres lo mejor que me ha pasado nunca. No se que haría sin tí. Me das paz y tranquilidad... y me haces sentir que no estoy solo porque te tengo a ti. Nunca pensé que fuera a ser capaz de enamorarme... ni mucho menos de enamorar a otra persona.. y aqui estas. Y lo quiero todo contigo, Zackery. Todo. Recalco bien esta última palabra, embobandome en su mirada, algo confusa pero tan penetrante y hermosa como siempre. Vayamonos a vivir juntos.

Correspondí a aquel beso intenso sin saber muy bien si el afrodisíaco de las ostras había hecho efecto ya o era simplemente el deseo que sentía por él lo que hacía que mi cuerpo ardiera en cuanto él me miraba con intensidad. Gruñí cuando él se separó de mi pero le dejé ir sonriendo como un tonto enamorado. -Precioso que eres Le guiñé el ojo sonriendo aún. Aunque aquella sonrisa se me quedó helada al ver las llaves. Debía pensar las cosas muy bien antes de dar una respuesta clara y concisa. Le di una respuesta que sabía que no iba a aceptar, ni a aceptar ni a gustarle. Sonreí levemente pero aquello no era la solución. Vi como se sentaba enfrente de mi cogiendo las llaves y mis manos. -Tu también eres mi vida cariño, pero ambos debemos tener intimidad, tu tienes tu casa y yo la mía... No quiero venir y molestarte a cualquier hora por que tenga las llaves y yo que sé no estés. Agaché la mirada a nuestras manos unidas sintiendome fatal por lo que estaba haciendo pero creía que mientras no viviéramos juntos no quería irrumpir en su vida, si íbamos a estar separados quería mantener la intimidad de su casa para él, su espacio. Acaricié sus costados cuando se sentó en mis piernas dejando que me acariciara las sienes y luego las mejillas. Seguí acariciando sus costados lentamente mientras le miraba fijamente. -Cariño, creeme que tu provocas todo eso en mí también, que no te quiero perder por nada del mundo... Dije callandome al oir lo último que me dijo. Por fin! Eso era lo que quería oir. De esa manera si aceptaría las llaves de su casa, por que esa me parecía la manera correcta de hacerlo. -Ves, amor, ambos queríamos llegar al mismo punto, me explico fatal, pero a lo que me refería es que mientras no viviérmaos juntos no podía irrumpir en tu casa por que forma parte de tu espacio nene. Dije con ternura en mi voz acercandome a darle un beso cálido y tierno. -Claro que quiero vivir contigo, será genial que estemos los tres juntos Le comenté entusiasta ante la idea mirando a mi alrededor. -¿Pero crees que aquí cabremos? Le pregunté mordiendome el labio inferior algo dudoso, porque Alex y yo teníamos demasiadas cosas y nuestra casa era más amplia. Quizás si él se venía a casa cabría y podríamos mantener esta como su lugar de trabajo ya que lo tenía todo montado.

Es oirlo y automáticamente una enorme sonrisa adorna mi cara. Me separo lo justo de él para mirarlo, acariciandole la cara con los pulgares mientras noto que las lágrimas se amontonan en mis ojos. Lo beso intensamente porque no quiero llorar. Pero realmente tengo ganas, asi que soy incapaz de contenerme y se me escapan un par de lágrimas. Pensaba que no querrías... porque es un poco pronto, por Alex también... Le acaricio las mejillas con cariño y vuelvo a besarle, riendo levemente de pura dicha. Mi espacio es tu espacio desde que entraste a formar parte de mi vida, cariño. No tengo secretos para ti, ni los quiero tener jamás. Nunca me molestaría que entraras en mi casa aunque yo no estuviera... incluso aunque no avisaras. No tengo nada que ocultar. Le doy un besín en la barbilla y otro en la punta de la nariz, besando de nuevo sus labios.
Le veo observar alrededor y sonrío de nuevo, bajando mis manos a acariciar su cuello, sus hombros y sus brazos hasta unir nuestras manos, entrelazando los dedos. Por supuesto que cabríamos aqui... pero yo había pensado mas bien en tu casa. Alex acaba de mudarse, se esta acostumbrado aún a tu casa y no creo que dos mudanzas en tan poco tiempo sean buenas para él... Además de que es mas grande y de este modo solo tengo que moverme yo, que si venís aqui teneis que moveros dos. Podemos mantener esta casa como gimnasio y un poco de trastero... O si algún día queremos ir de excursión al bosque o algo y volvemos tarde podemos quedarnos a dormir aqui... pero tu casa esta mucho mejor acondicionada y además esta cerca del colegio. Si... lo había estado pensando y definitivamente tenía muchas mas posibilidades su casa que la mia. Mas grande, mejor situada, mejor acondicionada... y además estaba el tema de Alex. No podíamos ir haciendolo cambiar de sitio cada cuatro meses. Iría mejor para su estabilidad emocional que estuviera en un mismo lugar... y ahora empezaba ya a acostumbrarse a la casa de Zack como su hogar. No iba a hacerles cambiar eso. Habrá que decirselo a tu sobrino. Dicho asi, suena casi como si fuera una suegra el pobre muchacho. No puedo evitar soltar una carcajada ante la similitud.

Ver aquella sonrisa en su rostro hizo que en el mío se mostrara otra igual de grande, lo máximo a lo que aspiraba ahora era hacer feliz a mi familia. ¿Familia? Bueno, suponía que así podía llamarles ahora. Me quedé clavado en sus ojos como transmitiendole con la mirada todo el amor que tenía para él. Correspondí a su beso habiendo visto que sus ojos se habían tornado cristalinos por las lágrimas. Lágrimas que notaba recorriendo sus mejillas hasta caer en nuestros labios unidos, dandole un sabor salado a éstos. Al separarme le sequé las lágrimas con los pulgares. -Pero no llores mi amor. Le comenté en un tono dulce quedandome con los dedos acariciando sus mejillas. -¿Como no iba a querer? Nene Alex te adora, y no importa el tiempo lo que importa es lo que sentimos y yo te amo ¿sabes? Le dije seguro y tierno a la vez guiñandole un ojo besandole después nuevamente, disfrutando de aquel beso como si fuera el primero y el más especial, porque cada beso con él es como si fuera el primero. -Ya pero sabes lo independiente que soy yo para estas cosas, y no me gusta invadir, por así decirlo. Cada uno también tenemos nuestra vida de antes y me hubiera sentido violento, pero ahora que vamos a vivir juntos, eso lo cambia todo. Le confesé para que entendiera mi punto de vista, que entendiera que sin vivir juntos era como si aún cada uno tuvieramos una vida separados que no debía ser invadida. Sonreí como un tonto ante sus besos en la barbilla y la nariz, la cual arrugué en un gesto cariñoso después del beso. Uní mis labios a los suyos con ternura y suavidad, disfrutando del tacto que éstos me ofrecían. Mientras miraba el lugar notaba sus carícias que hacían que mi piel se erizase por completo hasta llegar a mis manos enredando mis dedos con los suyos. -Tienes razón, no es bueno para él estar cambiando tanto, pues decidido, te vienes a mi casa y esta la conservamos para... Alcé las cejas divertido mirandole con picardía. -Como casita de descanso Añadí con los dedos el gesto de comillas a la ultima palabra. No podía quitarle la razón, así que se vendría a casa, Alex estaría encantado. -Seguro que le encanta la idea de tenerte por allí. Me reí con él por que se me pegó la risa -Por cierto me ha encantado la sorpresa Le dije acariciando su espalda bajando una de mis manos a su trasero mientras empezaba a besarle el cuello lentamente.

No pude ni quise contener el gemido. Todas la sensaciones que un mero roce de su cuerpo provoca en el mio son tan maravillosas que en lo único que pienso todo el tiempo que no las siento es en volver a sentirlas. Creo que a Alex le gustará bastante la idea... no es por creermelo demasiado, pero le caigo bien, admitelo. Ya viste lo bien que se tomó la idea de que estuvieramos juntos... Le acaricio la nuca a contrapelo, ladeando la cabeza y dejandole un mejor acceso a mi cuello, casi ronroneando ante el placer de sus labios.
Me separo un poco, repasando mentalmente sus palabras. Lo agarro de ambas mejillas y le voy dando besos cortos conforme hablo, entremezclandolos con mis palabras. Que sepas que lo entiendo. Lo de sentirte un invasor y todo eso... pero quiero que sepas que jamás me sentiría invadido porque tu estuvieras aqui... como si quisieras entrar incluso aunque yo no estuviera... Eres mi pareja y tengo total confianza contigo... al igual que nada que esconder. Y me gusta eso. Siento que puedo ser transparente contigo, contarte dudas, temores y alegrías. Y sé que sea lo que sea encontraré apoyo en ti. Le doy el besazo de su vida, moviendo mis manos a sus sienes, acariciando su pelo con una leve risita. Demonios... es que si no fuera porque me parece excesivamente pronto para algo asi, te pedía que te casaras conmigo y todo. Bajo la cabeza con un suspiro, dandole un suave beso en el cuello, en ese punto concreto que se que le hace bajar todas sus defensas. Eres lo mejor que me ha pasado nunca. Y aunque parezca una locura, realmente lo haría. De algun modo soy capaz de ver toda mi vida a su lado. Criar a Alex los dos juntos, enorgullecernos juntos cuando termine el instituto, cuando consiga novia... quizá darle algun hermano o hermana... todo. Soy capaz de imaginarlo todo con él, incluso el hacernos viejos y tener que guardar las dentaduras en un vaso con agua antes de ir a dormir.

-Ahá Dije al escucharle decir que a Alex le gustaría la idea, tenía razón. Ender desde que había entrado en nuestras vidas había sido un gran apoyo para mi y un gran amigo para Alex, y ahora era lo mejor que podía tener, a parte de mi sobrino. Entreabrí los labios en su cuello sacando la puntita de mi lengua para humedecer los lugares dónde le estaba besando, mordisqueando de vez en cuando. Lamí el perfil de su mandíbula hasta llegar a su barbilla la cual mordí. Luego subí a lamer sus labios lentamente para colar mi lengua en su boca buscando la contraria mientras nos fundíamos en otro beso, esta vez más apasionado.

Me quedé mirandole embobado, con tanto amor que sentía era imposible no embobarse. Correspondí a todos los besos que él me daba mientras iba hablando y yo sonriendo como idiota. Sonreí con ternura acariciando su trasero aún. -Bueno, pero eso yo no lo podría hacer, supongo que mis padres me educaron demasiado en el espacio personal de cada uno. Reí con ganas puesto que mis recuerdos eran bastante borrososo. -Yo también tengo confianza contigo y seguramente de haberme parado a pensar un poco más te habría dado mis llaves de casa también para que vinieras cuando quisieras. Mañana haremos una copia. Sentencié mirandole a los ojos todo tierno. -Cariño no te mereces menos, me gusta que confíes en mi al igual que yo lo hago en ti, aunque a veces me calle las cosas para hacer como que todo va bien. Murmuré esto último puesto que más de una vez no había dicho lo que me hacía daño por no preocuparles o molestarles. Correspondí a aquel beso de película que me dio mientras me reía después con ternura por que me sorprendió bastante. Pero lo siguiente hizo que abriera los ojos. -¿Tu... tu quieres casarte conmigo? Le dije entre sorprendido y feliz de saber eso, sonriendo tontamente de oreja a oreja. Luego al sentir su beso en el cuello me estremecí por completo suspirando algo roncamente. Acaricié su pelo lentamente y le tomé de la cara cuando me dijo que era lo mejor que le había pasado. -Casate conmigo Le dije en un arrebato, pero un arrebato demasiado sincero. Quería ser su marido, quería estar con él con Alex, ser una familia y sentir que mi vida tenía sentido, y eso era gracias a ellos dos. Quería poder decir que Ender era mi marido. Vivir cada nueva experiencia a su lado. Tan solo esperaba que en aquel momento no pusiera los pies en la tierra y me dijera que era demasiado pronto... o que por el momento no quería como me había dicho hacía unos segundos. Así que por ese miedo actué rápidamente antes de que diera una respuesta. Hice que se levantara y me arrodillé frente a él tomando su mano. -Da igual el tiempo cuando te veo todo es maravilloso, sólo sé que quiero ser tu marido, que quiero compartirlo todo contigo, criar a Alex juntos como una familia, crecer a tu lado y poder mirarte a los ojos haciendote saber lo mucho que te amo sin decirlo porque no hará falta, Ender... ¿Quieres casarte conmigo? No tenía anillo ni nada pero no me hacía falta, sabía que Ender tenía palabra al igual que él sabía que yo cumplía lo que prometía. Aún así ya iria a comprarle dicho anillo.

Río levemente, dandole besos dispersos por la sien y la frente. Si, bueno. No estaría mal que fueras olvidandote de hacer eso. No me gusta que te calles las cosas, prefiero sonsacarte otras palabras que no lo que te disgusta. Le miro fijamente a los ojos, suspirando levemente con una sonrisita. Quiero que confíes completamente en mi... para lo malo también. Igual que se que tu no me juzgas yo tampoco te voy a juzgar... y de hecho quiero saber lo que te molesta para intentar cambiarlo. Lo veo parpadear confuso cuando nombro lo de casarnos. Lo había dicho un poco en broma, pese a estar seguro de que algun día lo haría sin dudarlo un instante. Sin embargo son sus próximas palabras las que hacen que a mi se me caiga la boca al suelo. Literalmente.
Antes de que pueda darme cuenta lo tengo arrodillado frente a mi y me hace parpadear varias veces con rapidez. Zack... susurro su nombre muy bajito, aun alucinado. Yo... yo... Zackery...es muy pronto... nosotros... llevamos muy poco saliendo y...oh joder, ¡claro que quiero! Me arrodillo también delante de él, agarrandole de las mejillas y dandole un señor besazo. Oh joder...¿acabo de decir que si?¿a casarme?¿Yo?

Me encantaba sentir como iba besando mi frente, lo que me hacía sonreir como si fuera un niño con zapatos nuevos. Suspiré al oirle agachando por unos segundos la mirada al suelo, pero a los pocos segundos volví a mirarle forzando una sonrisa. -Lo intentaré. No sería fácil para mi cambiar aquello y desde luego no creía que pudiera cambiarlo, no se trataba de no confiar en él, se trataba de que no quería que mis problemas, mis tonterías o cualquier tipo de cosa así se las tuviera que comer otro. -No es que no confíe en ti... Suspiré pesadamente. -No me molesta nada de ti amor, es que no quiero que cambies, yo me enamoré de ti por quién eres, no por quien yo quiero que seas... Dije con algo de tristeza puesto que aunque fuera algo malo, el callarme las cosas, cambiarlo ya significaba dejar de ser yo, aunque fuera por esa mínima cosa. No me veía llegando a casa y soltando toda la mierda que me pasaba, por que cuando llegaba a casa me gustaba relajarme y no pensar. Cuando me arrodillé ante él y empecé a escuchar sus palabras me sentí realmente estúpido... para un arrebato que me daba... En fin... la cosa es que cuando finalizó no pude evitar sonreír de oreja a oreja besandole de igual modo mientras acariciaba sus costados. -No podría hacerlo con nadie que no fuera contigo entiendes?, ya que vamos a vivir juntos hagamoslo como Dios manda, nunca mejor dicho Me reí con ganas puesto que yo no era creyente ni de lejos, pero me pareció gracioso.

Acaricio sus mejillas con suavidad, poniendo mis pulgares a ambos lados de sus labios y tirando un poco, haciendole esbozar forzadamente una sonrisa que enseguida le hace reir y la convierte en real. Se que confias en mi. Y quiero que sepas que es por ese mismo motivo que has de saber que no lograrás cambiarme. No lo que soy yo en esencia. Ya me has cambiado solo con aparecer en mi vida... sabes lo antiamores que era yo hace unos meses... no importa si cambiamos pequeñas cosas de nosotros mismos... cosas que nos hagan sentir incluso mas cómodos al lado del otro. La esencia seguirá siendo la misma. Seguiré aqui, igual que ahora, besándote cada día y diciendote lo mucho que te quiero. Le doy un suave beso, riendo levemente.
Puedo ver su vacilación ante mis palabras entrecortadas y confusas... sin embargo cuando respondo afirmativamente, abrazandolo y besandolo, me responde de igual manera con caricias y alguna que otra carcajada. No puedo evitar reir ante sus tonterías, asintiendo. No creo tampoco que pudiera hacerlo de otra manera...Eres lo que necesito, eso lo se seguro. Me aprovecho de tenerlo con la guardia baja y lo empujo un poco, haciendolo caer de un lado contra el suelo, aprovechando rápidamente para colocarme sobre él, con mis rodillas a sus costados y mis antebrazos apoyados en su pecho, dejando que mis manos acaricien sus mejillas y su barbilla con suavidad. Habrá que hablar seriamente con Álex... pero tampoco hay prisa. Tomemonoslo con calma. Hablamos con tu chico, hacemos la mudanza, lo planeamos todo con tiempo, sin prisas... y cuando esté todo listo espero verte bien guapo y elegante dandome el si quiero. Le doy un beso totalmente enternecido, sintiendo como una explosión en mi interior que hace que mi corazón bombeé al ritmo de mil caballos galopantes y es entonces cuando una idea aparece en mi cabeza casi como un destello que aparece y desaparece en un segundo, pero que me deja una idea fija que me hace levantarme enseguida. Dame un minuto... acabo de acordarme de algo importante. Subo corriendo escaleras arriba, rebuscando por todos los cajones de mi cuarto, casi rindiendome ya pensandome que no lo voy a encontrar cuando entonces recuerdo otro sitio donde puede estar y voy corriendo al cajón del despacho, abriendolo y rebuscando entre clips, papeles y tacos de post-it's, encontrandolo. ¡Si! Te tengo. Bajo de nuevo mas relajado ahora que lo tengo y lo veo al pie de la escalera, apoyado en el pomo del final de la barandilla, de brazos cruzados, mirandome con esa sonrisa que lo hace tan especial. Acabo de bajar hasta llegar a su altura, sonriendo de forma boba. Perdona... es que me he acordado de una cosa y... bueno... me apetece que a partir de ahora te pertenezca. Abro la mano, dejando ver el anillo de oro blanco con ese gran zafiro en el centro. Ese azul resultaba extraño, casi mágico. Si lo miras mucho rato parece incluso que se mueva. No recuerdo siquiera donde lo conseguí... pero sé que siempre le he tenido mucho cariño y lo he mantenido conmigo... y ahora quiero que sea tuyo... como símbolo de nuestro compromiso.

anillo:

Dejé que acariciara mis mejillas aunque aquello de que tirara de mis labios no me gustó me hizo reir, si es algo raro, pero por el simple hecho de ver su cara, de ver como intenta a cada momento que yo sea feliz. Suspiré escuchandole, yo en el fondo de mi ser, sabía que no iba a cambiar. -No sé, yo intentarlo lo voy a intentar, no te prometo nada, soy así y me va a costar cambiarlo, si es que puedo, de hecho es que tampoco sé si quiero cambiarlo. Por que es mi forma de pensar, no es que me lo calle por que sí, o por que no confíe en tí. Es por que no me gusta preocupar a la gente con mis tonterias, y como no me gusta pues no lo cuento. Es más, a ti te he contado cosas cuando me han pasado... si no recuerda la primera cena con Alex... cuando me fui a la cocina por lo del champán... Murmuré mirandole a los ojos, quizás éramos demasiado diferentes, desde que murió mi amiga yo había cambiado, es cierto, me había vuelto alguien más amargado, por decirlo claro, alguien más apático. -Pues entonces por qué no me aceptas tal cual soy? Le dije mirandole a los ojos antes de corresponder a su beso, y quedarme mirandolo aún.
Caí al suelo con su empujón dejando que me acariciara mientras sonrío como imbécil. Podría resultar algo bipolar que hacía unos minutos estuviera más serio, pero él conseguía quitarme todo aquel peso de encima. Correspondí a aquel beso con todo el amor del mundo, todo el que podía darle. -Está bien, primero la mudanza y luego nos ponemos con la boda. Dije divertido mientras mis manos acariciaban sus costados Hasta que de pronto se levantó, lo cual hizo que le siguiera hasta la escalera quedandome apoyado en ella, esperandole. Tomé el anillo mirandole incrédulo y sin más le di un enorme beso cargandolo contra mí. Lo alcé haciendo que se pegara bien a mi cuerpo y subí las escaleras lentamente con él a cuestas. -Lo llevaré como si fuera mi sobrino. Él sabía que no había otra cosa más importante que Alex, y que por él daría mi vida. Ahora Ender también formaba parte de ese grupo, pero Alex siempre sería Alex. Abrí la puerta de su habitación con el pie mientras besaba su cuello, pasando la lengua después aún con el anillo en mi mano. Volví a besarle ahora con pasión mientras lo dejaba con suavidad sobre la cama tumbandome sobre él. -Desea algo más el señor? Pregunté divertido, aunque no me hubiera pedido más que llevara ese anillo conmigo. Mordí su oreja acariciando su cuello con mi nariz después, mordiendole la barbilla para acabar fundiendonos en otros cuantos besos.

Le miro casi apenado, acariciando sus mejillas con un suspiro. No te pido que cambies, solo te pido que me confíes lo que te preocupa. Se que te parecen tonterías y que no quieres meterme en esas preocupaciones "tontas"... pero en el momento que te estan teniendo preocupado para mi dejan de ser tonterías. Me sorprendo con su pregunta, mucho a decir verdad. ¿Crees que si necesitara cambiarte un solo pelo de la cabeza iba a casarme contigo? Te acepto como eres, Zackery. Y siempre voy a hacerlo. Tu, tal y como eres, tanto física como emocionalmente has logrado enamorarme.. y si hubiese una palabra mas fuerte para describirlo probablmente usaría esa. No cambiaría jamás al hombre que ha conseguido traerme de cabeza. ¿Para qué si es asi como me has encandilado? Le doy besos suaves por toda la mandíbula, aprovechando a la vez a acariciarlo de forma reconfortante, rodeando su torso en pequeños apretones con mis brazos. Primero mudanza, después boda, luego toda una vida juntos. Plan perfecto. Me gusta.
Dejo que me cargue hasta el cuarto, abrazandome a su cuerpo con brazos y piernas, repartiendo besos por su cuello durante todo el trayecto. Le hacen temblar, y lo sé. Me encanta saber que soy capaz de provocar en él ese tipo de sensaciones. Si no pudiese, mal iríamos. De todas formas, él también sabe perfectamente como hacerme temblar a mi, y lo demuestra al instante siguiente con esos mimos en el cuello que me hacen soltar un leve gemido ronco. Noto el colchón a mis espaldas, pero aun asi no deshago mi doble abrazo, sonriendo ampliamente cuando siento su pecho apoyado contra el mio. Pues ahora que lo dices.... si. Llevo mi mano a la suya, cogiendo el anillo entre el índice y el pulgar. Ningun compromiso es un compromiso sin un anillo en el dedo del novio... Le cojo la mano y con la sensación de estar dando el paso mas grande de mi vida, se lo coloco lentamente en el anular, sonriendo antes de darle un beso sobre los nudillos y acto seguido besarlo de forma desenfrenada, tumbandole a él contra la cama y deshaciendome de todos los botones de su camisa en apenas segundos, acariciando su abdomen para acto seguido dar rienda suelta a la pasión.