Una buena acción compensa todo lo malo ¿No? (Haley)

No era amiga de la iglesia, no era amiga de creer en nada, no era amiga de los buenos sentimientos, no era amiga del "cielo", no era amiga de nada más que de el dinero. ¿Avaricia? Uno de los siete pecados capitales, y estaba segura que cumplía muchos más de ellos. ¿Si entraba a la iglesia me derretiría como las brujas? No estaba de más intentarlo. Y la gran pregunta es qué hacía yo allí. Tiene una fácil y divina respuesta, había sentido la llamada del señor todopoderoso, quería dejar atrás todos mis pecados y convertirme en una persona nueva. ¿De verdad? No, estaba por que me atraía mucho la música que de allí salía, en concreto las voces que de allí emanaban como un canto de sirenas que llamaban a los marineros, aunque a ellos los llevaban a la muerte. Quizás podría ser una dulce sirena. Me gustaba esa idea. Había estado paseando aquella mañana intentando averiguar si había algún plan que la alcaldesa quisiera llevar a cabo, algo sospechoso pero no encontraba nada. Por eso al pasar por la iglesia y escuchar aquellas voces me había detenido en la puerta.

Apoyé la mano en el gran tirador para acabar abriendola y observar así cómo el coro acababa de cantar. Salieron a los pocos minutos de que yo entrara cosa que aproveché para quedarme sola. Caminé por el lugar colocandome allí mirando hacia los bancos, como si fuese parte de aquello. A parte del dinero, cantar era mi otra pasión. Sin más cerré los ojos y empecé a cantar creyendo que estaba completamente sola, me avergonzaba que supieran que adoraba cantar porque lo veía como una cosa banal. Pero era lo único a lo que le ponía verdadero sentimiento. -"Amazing Grace, how sweet the sound. That saved a wretch like me.... I once was lost but now am found. Was blind, but now, I see..." No era creyente pero esa canción siempre me había llegado.

No entendía todavía como las noticias podían ser tan pocas en Storybrooke. Y si realmente eran pocas...¿por qué no publicar un periódico con menos páginas? No hace falta un periódico de dos dedos de ancho para un pueblo tan pequeño... y menos de tirada diaria. Es una barbaridad. Por ese mismo motivo los redactores estaban obligados a sacar los temas de debajo de las piedras. Hasta una lluvia de dos gotas que apenas mojaba era suficiente noticia. Todo con tal de llenar las páginas. Y eso acababa recayendo en mi. No era el típico fotógrafo que va a segun que sitio a hacer fotos posadas porque se lo mandan. Yo soy el de sucesos, el que esta siempre en el lugar adecuado en el momento adecuado. Pero Kaleigh había enfermado y a mi me había caido el doble de trabajo. Sé que me lo compensará tarde o temprano, pero aun así me fastidia.
Me acerqué a la parroquia del pueblo, un edificio blanco, no muy grande y no demasiado lujoso, pero que agradaba a los feligreses. O eso tenía entendido. Yo no me consideraba uno de ellos. Era demasiado..."mistico" como para creer en un dios todopoderoso. Poco o nada tenía que ver la iglesia con la noticia que debía fotografiar. Quien fuera el encargado de redactar ya se había pasado por aquí, pero yo había estado demasiado ocupado como para hacerlo antes. "El coro comienza sus ensayos para el concierto de navidad". Pues vaya notición. Aun asi, toda noticia resaltaba siempre un poco mas acompañada de una foto. Las noticias breves en este tiempo de escasez de sucesos se reducían a un "Aumentan los gatos callejeros en las calles" o "Disminute la venta de pescado". Bobadas.
Entré en la capilla y enseguida los canticos llegaron hasta mis oidos. La verdad es que no sonaba para nada mal. En lugar de acercarme de frente y por en medio como haría cualquiera, yo prefiero intentar no ser visto y me paseo entre las columnas laterales, observando al grupo cada vez mas de cerca, sacando mi cámara y acercandome el visor al ojo, ajustando la imagen antes de disparar la primera instantanea. La cámara hace algo de ruido, pero al no usar el flash y estar cantado, con la acústica del lugar nadie se ha dado cuenta. Enfoco un poco mas cerca y disparo otra mas, un poco mas clara que la anterior, corriendo de nuevo el carrete para preparar el próximo disparo. La gente sigue diciendome de todo por disparar en analógico todavía. Mi jefe a amenazado con echarme una docena de millares de veces. Asegura que lo hará el día que una foto no le llegue a tiempo. Por suerte para mi, adoro encerrarme en mi laboratorio y siempre las tengo listas antes de tiempo. Disparo una mas justo a tiempo, pues el coro se silencia y poco a poco se despiden y se van cada uno por su lado, dejando la capilla completamente vacía. Suspiro y voy a irme cuando una voz vuelve a llamar mi atención. Desvío la mirada al altar pero ninguno de los coristas sigue ahí. La curiosidad puede conmigo y mi sigilo es mayor cuando deshago mi camino hasta ver a una chica cantando con suavidad y hermosura al mismo tiempo, apoyada en uno de los bancos. Elevo la cámara casi por instinto y enfoco cuidadosamente antes de disparar una única foto. La de ciudadanos desconocidos de Storybrooke que llenan cajas y cajas de instantaneas en mi casa.

No sabía por qué pero no me sentía sola en aquel lugar, aún así seguía cantando, era una sensación extraña en mi cuerpo como si toda mi vida hubiera estado llena de tristeza, de dolor y odio, resentimiento hacia la gente feliz. Dandome cuenta por unos instantes de lo vacía que me sentía algo que ni tan si quiera el dinero podría llenar. -'Twas grace that taught my heart to fear and grace my fears relieved. How precious did that grace appear the hour I first believed." Pero esto no era cierto, mis miedos empezaban a estar más vivos que nunca en aquel lugar en el que al entrar con tanta opulencia a tu alrededor podías sentir cómo tú eras una mínima partde de nada. Era tan triste darte cuenta de que la humanidad en sí misma no era nada comparada con la naturaleza. No pude evitar que mis lágrimas cayeran mientras seguía cantando aquella canción como si desnudara mi alma por primera vez en toda mi vida. Había oído que llorar te hacía débil, por eso nunca lloraba, nunca, por más triste que estuviera siempre conseguía animarme a través del dolor ajeno, y posiblemente en este momento de debilidad me daba cuenta de que no me sentía orgullosa de ello. Pero, era así, qué le iba a hacer. Mi forma de vivir estaba basada en el dinero y la humillación a todos esos seres que se creen mejor que yo por el hecho de ser felices en el amor. Acabé de cantar dejando un gran suspiro quedando todo en un gran silencio. Caminé haciendo resonar mis tacones por el pasillo pero antes de avanzar ni tan siquiera dos bancos me giré mirando la gran imagen de Dios allí. No creía en nadie más que en mí misma pero en momentos de debilidad no sabías a lo que aferrarte. -Mira, no creo en ti, sé que tú me odias, tranquilo es mútuo. Solo te pido que dejes de molestar y que me dejes llegar a todo lo que quiero. Dije como si le estuviera dejando las cosas claras a alguien pensando que estaba completamente sola.

Me quedé sin saber como explicarmelo, con todos los sentidos puestos en esa muchacha. No parecía demasiado mayor, pero tampoco es como si estuviese en época adolescente. De todos modos no creía que superase los veinticinco años. Su canto era a la vez una extraña mezcla de hermosura y tristeza, lo cual, si te parabas a pensarlo, tampoco resultaba tan extraño. El ser humano es tan despreciable que es capaz de admirar la hermosura de la tristeza en lugar de intentar combatirla. Todo resulta mejor si se pretende hacer ver bello. Resulta menos malo. Ví, aún desde lejos, las brillantes gotas que empezaban a resbalar de sus ojos. No conocía a la chica y por lo tanto no tenía ni idea de que le podía pasar. No sabía si intervenir o no, aunque tenía la ligera sensación de que quizá la chica necesitara un punto de apoyo. Aun asi, él nunca se había sentido un buen punto de apoyo para nadie. De hecho era bastante solitario y tendía a acabar hablando sus problemas con su perra, la cual por extraño que parezca, tenía la sensación de que lo entendía bastante bien.
Volví a la realidad cuando el silencio volvió a reinar en la casa del señor. Alcé la vista y la muchacha estaba postrada ya girada hacía la imagen del santo, mirandola fijamente. Entonces, de nuevo, volvió a sorprenderme con sus palabras y antes de que decidiera irse, me mostré, apoyando la espalda en el pilar tras el que estaba oculto, esta vez de cara a ella, siendo bien visible a sus ojos. Si no crees en él es un poco inusual pensar que te odia alguien que no existe. No soy creyente, pero aunque lo fuera dudo que algun ser supremo vaya a aburrirse tanto como para ir poniendo piedras delante del camino de seres minúsculos puestos ahí para su disfrute. Aunque quien sabe.. los niños de la escuela se divierten haciendo sufrir a sus sims... Me encojo de hombros, sonriendo de medio lado. ¿Tan importantes son tus metas como para venir aqui a amenazar al aire?

Antes de marcharme descubrí que no estaba sola, un hombre se encontraba apoyado en uno de los pilares de la iglesia y entonces me sentí entre cabreada y avergonzada por si había observado u oído lo que había hecho allí. Rapidamente sequé mis lágrimas y le escuché decantandome por cabrearme. ¿Qué se había creído aquel tipo para cuestionar mis acciones? No era nadie. -La verdad es que si existiese dudo que dejara en la Tierra a metiches que se dignan a hacer comentarios que están de más. Así que sus comentarios se los puede ahorrar por que no le interesan a nadie. Le sonreí falsamente a la vez que le guiñaba el ojo molesta por la situación. Ladeé mi cabello mirandolo con cierto desprecio. Odiaba cada día más a la gente de aquel pueblo, era realmente fastidiante. Nadie podía quedarse callado y meterse en sus propios asuntos. Ves, no podía bajar la guardia por que cuando la bajaba ahí había alguien para ir a molestarme. Pero bueno eso me servía para poner más corazas aún, corazas que cada vez eran más indestructibles. -¿Tan aburrida es tu vida como para venir a meterte en la de los demás? Dije con sorna medio riendo. No sabía con quién estaba hablando, yo no era como las demás, no era como esas princesitas de cuento que van buscando a sus sapos para ver si se convierten en príncipes. -Porque creeme que no sé quién te crees que eres para hablarme de esa manera. Ni lo sé ni me importa. Sentencié finalmente mientras le observaba. Llevaba una cámara en la mano por lo que deduje que o era fotógrafo, o la fotografía era su hobbie, en tal caso, otra idea se me pasó por la cabeza. ¿Habría sido capaz de fotografiarme allí? -Esto... ¿no me habrás hecho ninguna foto no? Me daba igual si sonaba egocéntrico si me había hecho esa foto ya la podía estar borrando.

Uou.... vaya vaya. La señorita iba carga de mal humor... y agallas, sin duda. Y un poquito de falta de educación, pero de eso no se la podía culpar a ella. Esta claro que los niños no nacen malhumorados o respondones, eso se inculca con la educación. No le interesan a nadie pero a usted le interesa responderlos por lo que veo... lo que me hace suponer que la he ofendido para que responda con ese tono... mis mas sinceras disculpas. Pese a mis disculpas no me dispongo a moverme de allí. Me cruzo de brazos y sonrío levemente, observandola. Tenía cara de tener la rabia por lo menos, aunque al instante la disimuló con una mala sonrisa y un guiño demasiado falso como para llegar a resultar coqueto. ¿Perdón? No me estoy metiendo en la vida de nadie, ha sido usted la que ha venido aqui a gritar en un lugar de culto en el que debe mantenerse el silencio. Me encojo de hombros levemente, sonriendo. Desde luego... como me gusta cuando la gente se enfada por tonterías. No me creo nada... y de hecho me llamo Haley, aunque no te importe. Me separo del pilar donde estaba apoyado y muevo un poco los hombros, estirandome y desenroscandome la cámara de la mano, guardandola en la bolsa. Alzo la mirada cuando me dice lo de la cámara y sonrío levemente, terminando de cerrar la bolsa. Pero si ni sabes quien soy ni te importa..¿Qué mas dá entonces si te he hecho una foto o no? Podría ser... o quizá no. ¿Por qué debería malgastar un fotograma con alguien que ni conozco ni despierta el mas mínimo interes por mi parte?

Le miré entrecerrando los ojos, ¿Pero qué se creía? No tenía ni idea de con quien hablaba y no quería ser una borde con él. Resoplé tensando mi mandíbula y apretando mis labios antes de responder. -¿Ofenderme? Hace falta mucho más que eso Dije mirandole de arriba a abajo con desprecio -Para ofenderme. Sí, siempre estaba a la defensiva, por esa clase de personas que estaban aquí para joderme. No es que pretendiera que todos hicieran lo que yo quería, no se trataba de eso, la cosa era mucho peor. Me molestaba que me dijeran que estaba errada, o que se rieran de mi por mis acciones, por ende siempre ponía mi coraza, supongo que no me había cruzado aún con nadie que no buscara molestarme. -Dudo que sean sinceras, y dudo que yo tenga nada que disculpar a aun completo desconocido. A fin de cuentas ni usted va a cambiar mi vida por esto, ni yo lo haré con la suya. Dije fría, más fría que un témpano, calmada sin alterarme si quiera y con un tono de voz más bien bajo. -Creo que no he gritado, y no creo tampoco que deba estar en silencio en un lugar así. Debría graduarse el oído para entender la diferencia de vólumen. Seguía manteniendo aquella sonrisa, fría, lejana, marcando distancia. Di un leve toquecito al aire con el dedo índice cuando dijo que no me importaba -Exacto, no me importa. Dije dando dos pasos antes de comentarle lo de la cámara. -Si me has hecho una foto, estás violando mi derecho de imagen, si no me has hecho una foto todos estaremos tranquilos. Pero ten por seguro que como sea la primera y me entere, no habrá Storybrooke donde puedas esconderte. Le dije amenazante, no soportaba que se tomara aquellas libertades cuando había sido él el primero en ir atacando con sus comentarios. -No creo que a la señorita Siobhan le agrade saber que hay un acosador rondando por el lugar. Sí, le había llamado acosador, por qué, era una mera indirecta de lo que estaba dispuesta a contar si me había hecho cualquier foro y si salía en cualquier lugar, o incluso si algún ciudadano la veía.

Cualquiera lo diría... yo apostaría por que es bastante sencillo ofenderla. Pese a que lo digo en voz alta, hablo lo suficientemente bajo para que no llegue a oirme. O espero que no lo haga al menos. Tiene una pose muy defensiva. ¿Qué no debe estar en silencio en un lugar asi? No se si se ha percatado, pero esta en una iglesia. Es un lugar de culto, y como tal, debe guardarse silencio en su interior, o hablar en un tono de voz normalizado, no gritandole reclamos a una estatua que ni va a responderle ni va a solucionar sus problemas. Echo un ligero vistazo al cristo que cuelga en la cruz de madera barnizada. Nunca he sido creyente y no voy a empezar ahora, pero respeto las decisiones de los demás sobre ser religiosos.. lo que no respeto es que intenten inculcarmelo a mi. Igual que yo no le pido a nadie que deje de creer, que nadie me pida a mi que crea, porque no lo pienso hacer.
Sonrío socarronamente ante su amenaza implicita al respecto de mis fotos. No tiene forma de comprobarlo ahora mismo, mi fotografía es casi siempre analógica... y por suerte o desgracia, es el caso de hoy. No es como si pudiese encender una pantallita y mirar las últimas capturas. Si realmente fuese un acosador, creame que no la acosaría a usted. No es que la chica me parezca fea, todo lo contrario... pero creo que alguien necesita bajarla un poco de las nubes. No lo he dicho porque tenga que sentirse poco deseada, pero si hace ese efecto, que creo que lo hará, tampoco estará mal dicho. En realidad un acosador se fijaría en personas débiles y fáciles de perseguir y controlar. Ella no tiene pinta de ser una persona que se doblega con sencillez y poco trabajo. Además... le haya hecho una foto o no, no estaría violando sus derechos de imagen. Mientras no se muestre su cara yo puedo hacer con sus fotografías lo que quiera... asi que quien sabe, igual aparece en el periódico un día de estos. Me encojo de hombros y con las manos metidas en los bolsillos me encamino entre las dos hileras de bancos hacia la salida. Me agobian este tipo de sitios cerrados, prefiero el aire libre, y mejor aún si no esta sobrecargado de incienso.

Le había oído murmurar pero a veces era mejor hacerse la sueca para no tener que oir según que gilipolleces de según qué individuo. -No se si se ha dado cuenta, pero me importa bastante poco lo que usted diga, lo que tenga que decir, o lo que en un futuro dirá. Vamos, que usted para mí es como... como decirlo para que su reducida mente lo entienda... ¡Ah sí! Como si fuera una más de las esculturas en esta Iglesia. Y le guste o no le daré un consejo. Es de muy mala educación meterse en los asuntos de los demás sin conocerlos si quiera. Así que calladito está más mono... bueno, no, digamos que mejor, mono no estaría ni aunque lo despellejara vivo una tribu indígena. Aunque... no estaría mal ver eso. Dije completamente enfadada, y este señor, por llamarlo de algún modo, me estaba tocando lo que venía siendo la zona que no se me debía tocar, la moral. -Y además diré, que para entrar en este lugar a decir sandeces y ofender lo que este lugar representa, mejor no entre, por muchas fotografías que tenga que hacer. Por que ofende usted más con su presencia que con sus palabras. Me tuve que reir a carcajadas con su comentario sobre las fotos. -De verdad que se ha dejado usted el cerebro en casa hoy... si es que tiene... No hace falta que lo sea, con inventarmelo tengo suficiente, a quién cree que van a hacer caso a un fotografo muerto de hambre o a mi? Por favor... no me haga reir. Ni tan siquiera había escuchado sus palabras, solo me habían servido para reirme una vez más de él. Pero su amenaza o advertencia o llamalo como quieras no me gustó en absoluto. Le miré alzando mi dedo amenazante. -Más le vale que no haya ninguna foto en la que salga mi cara, en la que salga yo aunque no se me vea bien, ni siquiera mi sombra, por que como salga dese por despedido, y tenga claro que no va a trabajar en nada en este pueblo mientras yo viva. ¿Estamos? Dije caminando detrás de él viendo como se marchaba. -Tenga cuidado no se le rompa la cámara o tenga algún accidente... hasta las calles más seguras pueden ser peligrosas. Dije caminando en el exterior de la iglésia dispuesta a irme y cruzar a la otra acera cuando escuché un cláxon pitar a lo lejos miréy vi como un coche se me tiraba encima haciendome rebotar contra el capó y el parabrisas cayendo del otro lado.

No puede mas que esbozar una sonrisa burlona ante lo que la retorcida mente de la mujer es capaz de crear. No suele ser descortes, maleducado, ni mucho menos tiende a burlarse de nadie, pero esa chica esta consiguiendo sacar todo el rencor que acumula en alguna parte de su ser. Quizá crea usted que con sus palabras hirientes logra algo... quizá con el resto del pueblo le funcionen... pero le aseguro que yo no soy tan fácil de manipular como todos ellos. Puede intentar fingir que no le importo lo mas mínimo, pero al fin y al cabo esta usted aqui perdiendo el tiempo conmigo... quien sabe, quizá lo único que desea es que alguien se meta en su vida vacía para intentar expulsarlo de ella. Vaya vaya... para decir ser una persona a la que no le importa nada y sin ser fácil de ofender... se la veía hecha una furia. Y eso, aun sabiendo que estaba mal, lo esta divirtiendo. Y lamento decir para su desinteres que nunca nadie se ha quejado por mi presencia o mi falta de modales, asi que me atrevo a adivinar que ni mi presencia resulta molesta ni estoy falto de modales. Podrá usted trabajar para el ayuntamiento, señorita... pero un periódico de tirada local y diaria llega a todas las personas mucho mas rápido que un chismorreo, ¿no cree? Además, por mucho que usted invente, nadie puede hacerme nada sin antecedentes. Conozco bien las leyes. No sería mas que su palabra contra la mia, y ninguna tiene mas peso. Lamento decirle que mi historial esta completamente limpio. Y lamento también recordarle que ,segun la ley, mientras su cara no sea mostrada nadie puede asegurar que usted sea la persona retratada en una foto, asi que puedo publicarla, si es que la he hecho, donde me de la gana sin que pueda hacer nada al respecto. Un accidente dice...¿quien se cree que es para amenazar de esa manera? No es como si tampoco fuera imposible, poco le costaba coger un coche y atropellarme o algo asi... pero no la veo capaz. Oigo sus tacones resonar en el suelo de piedra y antes de que pueda darme cuenta pasa toda acelerada por mi lado, saliendo del lugar antes que yo. Cruzando la calle y... oh no. No me da tiempo a abrir la boca siquiera que veo como un coche la arrolla sin haber tenido opción a frenar. Rebota contra el capó y de la misma fuerza cae hasta el asfalto. No hay demasiada gente por los alrededores y el conductor no parece verme, por lo que, sin pensarselo demasiado da marcha atrás y desaparece. ¿¡Pero será posible!?
Pese a que no tendría porque hacerlo después de sus comentarios hirientes y su pésimo carácter, me acerco a ella y le tomo el pulso rápidamente, acercandome a la cabina mas cercana y pidiendo una ambulancia. Esos eran los momentos en los que maldecía no tener un teléfono movil. Apenas tardaron diez minutos en llegar. Por suerte el pueblo no era muy grande. Nadie hizo preguntas, simplemente la cargaron en una camilla y de ahí al vehículo, llevandome a mi con ellos. Bueno... que se le iba a hacer. Tampoco iba a dejarla sola.