En busca de los pokemon del bosque [Haley N]

Los fines de semana me gustan por muchos motivos. Para empezar, no hay clase, aunque a mí me gusta ir a clase, porque aprendo cosas nuevas y eso de aprender cosas es divertido. A veces soprendo a mi padre o a Kai con alguna cosa nueva del colegio que ellos no sabían, y me siento orgulloso de todas las cosas que aprendo. Pero siendo sinceros, a veces es un coñazo eso de madrugar.. Hay dias en los que se me pegan por completo las sábanas y me peleo con ellas y Kai tiene que venir a mi cuarto, amenazarme con echarme un jarro de agua encima para sacarme de la cama... ¡Y a veces lo hace!
Y hoy, al ser sábado, puedo dormir cuanto quiera.
Cuando abro los ojos lo primero que veo es el despertador de numeros digitales y de un color verde fosforito que indica que son las 12:34 pm.
Vuelvo a enterrar la cabeza en la almohada con un suspiro y acabo por incorporarme y sentarme en el borde de la cama, con los pies colgando por el borde, zarandeandolos porque no llego al suelo sentado. Pego un salto hasta el suelo y me meto en el baño para darme una ducha que me despeje un poco. Oigo a gente en la casa, seguro que Kai está por ahí dando tumbos o algo, y papá está enfrascado con sus cosas.

Cuando me visto con unos tejanos y una camiseta negra de manga corta de lo más sencilla, bajo a la cocina y me pongo a rebuscar por los estantes, juntando en la mesa un monton de cosas, pan de molde, jamón, queso, una bolsa medio llena de patatas fritas... Y el resultado de juntar todo eso es un macro sandwich de lo menos cinco capas, con sus lonchas de jamón, de queso, sus rodajas de pepinillo y sus crujientes patatas fritas... Tengo que aplastarlo con las manos contra la mesa para que pueda morderlo de un bocado. Paso un rato por casa dando vueltas por quí y allá, hasta que me aburro de no hacer nada y le digo a papá que mevoy a dar una vuelta al bosque. Quiero pensar un poco en mis cosas, aunque no tengo muchas cosas en las que pensar, al menos cosas muy importantes.
Aprovecho y meto en una mochila un par de botellies de agua junto con uno de los libros que papá me trajo de la biblioteca, porque si encuentro un arbol con una buena sombra lo más probable es que acabe tirado bajo uno de ellos y me cuelgo la mochila a los hombros, recorriendo todo el jardín hasta salir de casa.

Tardo un rato largo en llegar hasta el bosque, porque voy caminando, pero me gusta caminar y de mientras, por el camino, voy luchado con enemigos invisibles que me atacan, defendiendome de sus constantes ataques con un palo que me sirve de espada. -¡Atras, bucaneros!¡No podreis vencerme!-río, levantando la espada y corro hacia delante, propinandole una estocada a un pirata invisible que tiene una pata de palo. Peleo contra él, esquivando los ataques de su afilada espada y finalmente, tras una lucha bastante igualada lo ensarto con la espada contra un arbol y sigo caminando, contengo y sonriente, hasta que estoy completamente rodeado de árboles y no sé muy bien por donde andar.
Bueno, no pasa nada, no creo que me pierda por aquí
Dejo la mochila bajo la sombra de un arbol alto y frondoso, resguardada entre sus fuertes y entrelazadas raices, explorando el pequeño claro donde estoy, palo en mano cual espada de un pirata, apartando ramas y arbustos que se ponen en mi camino hasta que, al apartar una rama, me encuento con un pequeño animal no más grande que un perrito que levanta dos palmos del suelo. Es una cria de jabalí, es facil de reconocer por esas franjas de pelo. Anda.. si te pareces a un Pokabu,, rio un poco por mi propia broma y me agacho, pasandole la mano por el lomo al animal que tiembla un poquito. ¿Qué pasa, bonito? ¿Te has perdido?. Le acaricio un poco el lomo hasta que gira la cabeza de golpe, como alertado por un ruido de pisadas sobre ramas y hojas secas y me pongo en alerta. ¡Puede que sea su madre! ¡Y es peligroso!
-¿Hola? ¿Hay alguien ahi o se trata de un jabali? pregunto, aunque me siento un poco estúpido, porque si es un jabalí no me va a respoder..

Suelto un bostezo al mismo tiempo que voy enroscando la correa de la cámara alrededor de mi brazo derecho, hasta la altura del codo, como si se tratase de una venda en forma de serpiente, trepando por todo mi brazo y asegurandose con fuerza, estrangulandolo. La verdad es que en el primer momento siempre molesta un poco, pero luego el brazo se acostumbra y aunque no sujete la camara con la mano, nunca se me ha caido. Sino se me agarrotan los dedos.
Bajo hasta la planta baja y cojo una pera del frutero, dandole un mordisco y sujetandola en la boca mientras cojo la correa de Ness, metiendola en el bolsillo trasero de mi pantalón. No suele hacerme falta, pero por si acaso prefiero llevarla siempre. Vamos Ness. En marcha, deja de hacer el vago. Se levanta de su cama y sonrío al verlo. Cada día es mas vaga, quizá es que ya empieza a hacerse vieja... o simplemente que ha dejado la fase de cachorro revoltoso atrás.
Nada mas abrir la puerta salimos al exterior. Me encanta vivir cerca del bosque. Apenas hay que cruzar un pequeño puente de madera que pasa sobre el riachuelo y enseguida los olores de la naturaleza me rodean. Dejo que Ness vaya delante, curioseando a su antojo mientras yo aspiro con intensidad y me relajo. No se porque el bosque me relaja tanto, pero lo hace. Apoyo una mano sobre uno de los árboles y una pequeña y curiosa ardilla sale de un agujero cercano, observandome moviendo los bigotitos, como si estuviera esperando algo. Es extraño como reaccionan los animales conmigo. siempre parecen estar expectantes.
Sigo el rastro de ramas moviendo que deja Ness para no perderlo hasta que oigo a lo lejos una voz entre curiosa y asustada y me acerco. ¿Ness? No creo que haya asustado a nadie... es grande pero una santa, nunca ha hecho nada a nadie. Sigo el rastro del animal hasta que lo encuentro disfrutando de las caricias de un niño. Vaya Ness, ¿ya has encontrado alguien que te consienta, no? Sonrío de medio lado, mirando al chico. Espero que no te haya molestado, a veces es un poco pesada. Me suena de haberlo visto por el pueblo, pero no se nada de él. Noto algo rozando mi pierna y bajo la mirada, viendo una pequeña cría de jabalí. Vaya... creo que deberíamos irnos de aqui. Si aparece la madre no va a ser divertido. ¿Lo has tocado? Nunca, nunca, nunca hay que tocar un cachorro de un animal salvaje, a veces incluso tampoco deben tocarse los de los domésticos. La madre podría rechazarlo después.

Acabo sentandome en el suelo, con las piernas a lo indio mientras sigo pasando la mano por el lomo del animal, que parece gustoso con las caricias que le doy, hasta que de la nada, aparece un perro enorme que salta de entre los arbustos.
Mi primera reacción es pegar un bote en el sitio y escondo al bichilo detrás de mí, no vaya a ser que quiera morder al jabato.

Pero el perro sienta el culo en el suelo en cuanto le ordeno con voz firme y segura que se siente. Los perros huelen el miedo, y es mejor no tenerle miedo a un perro grande, es mejor mostrarse tranquilo y guardar el miedo, aunque lo mejor es no tenerlo. Como se sienta enseguida, sonrio y alargo la mano hasta su hocico, acariciandolo con dulzura. El perro, aunque reconozco segundos más tarde que es una perra, mueve la cola contenta y me lame la mano haciendome cosquillas.
Oigo unos pasos cercanos y segundos más tarde, tras los mismos arbustos de los que ha salido la perra, sale un chico que lleva una cámara de fotos enroscada en la mano.
Niego con la cabeza automáticamente en cuanto me dice si me ha molestado.
-No, no me ha molestado.. Es muy cariñosa.. respondo sin dejar de acariciar el animal, aunque ahora mira a su dueño.

Me encojo un poco sobre mi mismo cuando me pregunta si he tocado al animal. Podría decirle que no, que no lo he tocado y estaría bien, pero eso es mentir, y mentir está mal, aparte de que no me gusta nada. Así que asiento, algo avergonzado. Sé que no debería haberlo hecho, pero no he parado a pensarme mucho las cosas. -Si lo he tocado... ¡Pero poco!¡Solo le he acariciado el lomo un poquito! trato de excusarme, aunque eso ahora no valga mucho, ciertamente. No debería haber tocado al jabato, pero a lo hecho, pecho.

Noto al chico algo acongojado ante mi presencia, o quizá ante la forma de formular la pregunta. Intento relajarme lo máximo posible para no mostrarme demasiado amenazador y llamo a Ness para que se este un poco tranquila, pues esta llenando al muchacho de babas. Al final admite haber acariciado al jabato y no me sorprendo. Lo suponía. Son adorables cuando son tan pequeños, es dificil resistirse a tocar uno. A mi mismo me cuesta, pero lo hago porque se los problemas que podría suponerle. ¿Sabes que ocurre? Que muchas madres rechazan a sus hijos si notan el aroma de un humano en ellos... por eso no hay que tocarlos. Ten eso presente para otra vez, ¿vale? Me levanto y busco a mi alrededor hasta dar con una planta de orégano, arrancando unas pocas ramas hasta hacer un ramillete y acercandome al jabato, frotandoselas por la espalda. Por hoy supongo que bastará con esto... camuflará tu olor. Pero tienes que tener cuidado, a veces incluso llegan a matarlos, y no queremos eso, ¿verdad? Le sonrío y me levanto, dejando a la cria por ahí revoloteando, vigilando a Ness para que no se le acerque demasiado. Le tiendo la mano al muchacho después de limpiarme todos los restos del orégano. Me llamo Haley.

Observo lo que el chico hace en todo momento, sin quitarle la vista de encima, mirando como le pasa una planta por el pelaje al pequeño animal. Supongo que es para camuflar el olor de mis manos o algo. Discretamente y sin que el chico me vea, me llevo las manos a la nariz para ver si huelen mal o algo... pero nada de nada, huelen como siempre...
Me encojo de hombros y me pongo un poquito tenso cuando me vuelve a hablar, temiendo que me eche una bronca o una reprimenda, cosa que no hace, pero aun asi su tono de voz me parece algo... serio.
Niego rápidamente con la cabeza cuando dice que no queremos que la madre los mate.
-No... para nada...No volveré a tocar ninguno.. le digo a media vocecilla, algo triste. La verdad es que tener un mini jabali como mascota tendría su puntazo.. sería divertido, y gracioso... vete a saber, igual si le pregunto a papá...

Estrecho la mano que me tiende con una sonrisa algo más relajado, tras lo que me pongo en pie para estar un poco mas a su altura, aunque él es mucho pero que mucho más alto que yo, porque el es mayor, y yo todavía soy un niño.
Yo soy Hunter.. Aunque a veces me llaman Dave.. pero me gusta mas Hunter... Estaba buscando a ver si habia pokemons.. o a ver si descubro algun animal nuevo y raro... ¿me ayudas? le sonrio con amplitud, sé que pokemons no.. porque es algo que no existe.. pero vete tu a saber si encontramos una mutación genetica de una mariposa o algo..