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Bajo el efecto de las olas [Steffan]
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Bajo el efecto de las olas [Steffan]
La playa era el sitio que menos le gustaba de todo Storybrooke, y a la vez era el único sitio al que podía ir a pensar y a relajarse. No sabía por qué. Quizá era por la forma en la que las olas rompían contra la orilla, de una manera tranquila y con un sonido melancólico. Además en la playa no había mucha gente, y menos en la época del año en la que estaban.
Metió las manos en los bolsillos de su largo abrigo gris y caminó por la arena. Ese día no había nadie por allí. Todo estaba en silencio y tranquilo, como a ella la gustaba.
Sonrió y caminó siguiendo la línea de la orilla de la playa. Sin pensar, solo escuchando el rumor leve de las olas y del agua. La traían buenos recuerdos de su infancia, aunque no conseguía recordarla. Alejó ese pensamiento de su cabeza y se concentró en escuchar el sonido de las olas. Un sonido se mezcló con el del mar, pero tampoco le dio importancia. Sería alguna gaviota, nada más.
Un objeto a lo lejos le llamó la atención. Vaya, no se había topado con nada ni con nadie en todo lo que llevaba andando. No le dio importancia. No tenía nada que ver con ella, de todas formas.
Según se iba acercando el objeto fue tomando forma, cada vez más largo y dio pasó a un chico. Estaba sentado, mirando al mar, sin moverse.
De repente, Taylor sintió que no debía pasar cerca de ese chico, no quería que se diese cuenta de su presencia. Pero era demasiado tarde. Seguía acercándose a ese chico al que creía que no había visto nunca, pero de alguna manera le sonaba de algo.
Se acercó lo suficiente como para que la oyera, sintiéndose culpable por romper el hechizo bajo el que estaba, pero quería saber quien era. Y a pesar de que podía enfadarse y marcharse, Taylor nunca se echaría hacia atrás en algo que quería hacer.
Se acercó más, cogió aire despacio y dijo:
-Parece que te gusta mucho el mar, por la forma en el que lo miras.-Se sentó a su lado y continuó hablando-La verdad es que yo lo odio, pero es el único sitio donde me gusta pasear sin preocuparme de nada. Solo por pasear. No sé si entiendes a lo que me refiero.- se giró y le miró a la cara.
Ya sabía quien era. Trabajaba en el periódico, le había visto varias veces como entraba al edifico del periódico muchas veces cuando iba a clase. Aunque no sabía su nombre, pero pronto lo averiguaría.
Metió las manos en los bolsillos de su largo abrigo gris y caminó por la arena. Ese día no había nadie por allí. Todo estaba en silencio y tranquilo, como a ella la gustaba.
Sonrió y caminó siguiendo la línea de la orilla de la playa. Sin pensar, solo escuchando el rumor leve de las olas y del agua. La traían buenos recuerdos de su infancia, aunque no conseguía recordarla. Alejó ese pensamiento de su cabeza y se concentró en escuchar el sonido de las olas. Un sonido se mezcló con el del mar, pero tampoco le dio importancia. Sería alguna gaviota, nada más.
Un objeto a lo lejos le llamó la atención. Vaya, no se había topado con nada ni con nadie en todo lo que llevaba andando. No le dio importancia. No tenía nada que ver con ella, de todas formas.
Según se iba acercando el objeto fue tomando forma, cada vez más largo y dio pasó a un chico. Estaba sentado, mirando al mar, sin moverse.
De repente, Taylor sintió que no debía pasar cerca de ese chico, no quería que se diese cuenta de su presencia. Pero era demasiado tarde. Seguía acercándose a ese chico al que creía que no había visto nunca, pero de alguna manera le sonaba de algo.
Se acercó lo suficiente como para que la oyera, sintiéndose culpable por romper el hechizo bajo el que estaba, pero quería saber quien era. Y a pesar de que podía enfadarse y marcharse, Taylor nunca se echaría hacia atrás en algo que quería hacer.
Se acercó más, cogió aire despacio y dijo:
-Parece que te gusta mucho el mar, por la forma en el que lo miras.-Se sentó a su lado y continuó hablando-La verdad es que yo lo odio, pero es el único sitio donde me gusta pasear sin preocuparme de nada. Solo por pasear. No sé si entiendes a lo que me refiero.- se giró y le miró a la cara.
Ya sabía quien era. Trabajaba en el periódico, le había visto varias veces como entraba al edifico del periódico muchas veces cuando iba a clase. Aunque no sabía su nombre, pero pronto lo averiguaría.
Taylor Beckingham- Chicas de Storybrooke
- Soy : Pues simplemente risueña
Mensajes : 13
Empleo /Ocio : Estudiante
Fecha de inscripción : 22/12/2012
Re: Bajo el efecto de las olas [Steffan]
El mar le inspiraba confianza. Se sentía seguro. El océano parecía tan tranquilo e infinito que los problemas de un ser humano eran un grano de arena en comparación. Era tarde, el clima era el habitual en Storybrooke y Steffan se encontraba sentado en la arena, con las piernas extendidas y un libro abierto sobre ellas. En su mano estaba una pluma negra y detrás de su espalda, sirviendo como apoyo, su backpack qu utilizaba para ir a su trabajo y demás cosas.
Llevaba unos pantalones de mezclilla desgastados, sus tenis, una camisa blanca...en fin, habia sido un dia ajetreado en el periodico por lo que necesitaba despejarse unos momentos. Y el mar era la solución a todos sus problemas. Escuchó los pasos amortiguados por la arena y una amable voz que le hablaba. Pestañeando, volteó a ver a quien le estaba dirigiendo la palabra. Era una muchacha rubia, bonita, con destellos traviesos en su mirada.
Escuchó lo que le decía y Cartwright sonrió quedamente. - ¿Cómo puedes odiar el mar? - preguntó amablemente mientras suspiraba. - Aquí los problemas desaparecen. Son tan diminutos en comparación del oceáno que te das cuenta que no vale la pena quebrarte la cabeza por ellos - indicó sin dejar de sonreír. Limpió su mano llena de arena y suspiró de nuevo. - Steffan Cartwright, un placer. ¿Cómo te llamas?- preguntó curioso.
Llevaba unos pantalones de mezclilla desgastados, sus tenis, una camisa blanca...en fin, habia sido un dia ajetreado en el periodico por lo que necesitaba despejarse unos momentos. Y el mar era la solución a todos sus problemas. Escuchó los pasos amortiguados por la arena y una amable voz que le hablaba. Pestañeando, volteó a ver a quien le estaba dirigiendo la palabra. Era una muchacha rubia, bonita, con destellos traviesos en su mirada.
Escuchó lo que le decía y Cartwright sonrió quedamente. - ¿Cómo puedes odiar el mar? - preguntó amablemente mientras suspiraba. - Aquí los problemas desaparecen. Son tan diminutos en comparación del oceáno que te das cuenta que no vale la pena quebrarte la cabeza por ellos - indicó sin dejar de sonreír. Limpió su mano llena de arena y suspiró de nuevo. - Steffan Cartwright, un placer. ¿Cómo te llamas?- preguntó curioso.
Steffan N. Cartwright- Realeza
- Soy : Príncipe Eric
Mensajes : 87
Empleo /Ocio : Redactor en el periodico.
Fecha de inscripción : 28/06/2012
Re: Bajo el efecto de las olas [Steffan]
Escuchó con atención la descripción del mar que le hacía el chico moreno.
La verdad, tenía razón, mirando al mar uno se sentía mejor, como si todo desapareciese. Sonrió y miró al mar. Ahora se sentía mejor.
Miró la mano que le tendía Steffan y, limpiándose la mano de arena, se la estrechó.
-Encantada, Steffan. Soy Taylor Beckingham.- dijo sonriendo.
Se fijo en lo cansado que parecía el chico y en que tenía una pluma en la mano y un libro sobre el regazo. Lo miró con curiosidad, pero no se atrevió a preguntarle por ello.
-Y, bueno, no odio el mar. Simplemente, le tengo miedo a todos las cosas que ocultan esas aguas.-se apartó un mechón de pelo que le caía por la cara.- Pero estar aquí, sentada, me relaja más que otra cosa.
Pasó los brazos alrededor de sus rodillas y apoyó la cabeza en ellas, pensaba que había dicho una bobada, y no quería ver la cara del chico que tenía a su lado.
La verdad, tenía razón, mirando al mar uno se sentía mejor, como si todo desapareciese. Sonrió y miró al mar. Ahora se sentía mejor.
Miró la mano que le tendía Steffan y, limpiándose la mano de arena, se la estrechó.
-Encantada, Steffan. Soy Taylor Beckingham.- dijo sonriendo.
Se fijo en lo cansado que parecía el chico y en que tenía una pluma en la mano y un libro sobre el regazo. Lo miró con curiosidad, pero no se atrevió a preguntarle por ello.
-Y, bueno, no odio el mar. Simplemente, le tengo miedo a todos las cosas que ocultan esas aguas.-se apartó un mechón de pelo que le caía por la cara.- Pero estar aquí, sentada, me relaja más que otra cosa.
Pasó los brazos alrededor de sus rodillas y apoyó la cabeza en ellas, pensaba que había dicho una bobada, y no quería ver la cara del chico que tenía a su lado.
Taylor Beckingham- Chicas de Storybrooke
- Soy : Pues simplemente risueña
Mensajes : 13
Empleo /Ocio : Estudiante
Fecha de inscripción : 22/12/2012
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