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Al final de la jornada [Privado]
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Al final de la jornada [Privado]
Aquel día los habitantes de Storybrooke no habían recibido tantas cartas como en días anteriores, parecían haberse puesto de acuerdo, aunque claro, yo no iba a quejarme por el hecho de que no me dieran trabajo, más bien todo lo contrario. Ya me había permitido el lujo de hacer el recorrido tranquilamente y sin darme mucha prisa, quedándome a hablar con la gente que me encontraba y sin agobiarme por no llegar a tiempo, sin embargo aún me quedaba tiempo antes de mi hora de plegar así que tuve que volver a la oficina de correos.
Una vez allí dejé el carro y los paquetes que no había podido entregar, ya vendrían sus destinatarios a recogerlos si querían, yo les dejé un papel avisando de ello en el buzón. Una vez guardado fui a dar una vuelta por la oficina buscando algo que hacer, pero sin éxito, por ello finalmente decidí ir a ver a Ophelie. Nos llevábamos bastante bien, al menos en aquellos momentos ya que anteriormente nuestra relación era cordial, sólo eramos compañeras de trabajo y ya esta. Me acerqué a ella con una sonrisa y la saludé con la mano antes de pararme frente a su mesa.
-Buenos días.
Dije con una voz alegre y casi como un pequeño canto, aquel tono de voz tan característico de mi, ya fuera porque estaba alegre o porque me obligaba a mostrarme de tal modo en caso de estar mal. Mientras esperaba su respuesta miré los papeles que había sobre su mesa, sin tocarlos ni leerlos, nada de eso era asunto mío, o al menos eso creía yo. El colgante de oro blanco en forma de unicornio se paseaba por los dedos de mis manos, de una mano a otra, como siempre hacía era una manía mía jugar con aquella pequeña joya de la cual no recordaba el origen, suponía que me lo habrían regalado cuando era muy pequeña ya que lo tenía desde que podía recordar.
-Hoy no habían demasiadas cartas así que terminé antes y decidí venir a ayudarte, si es que me dejas.
Dejé de jugar con el colgante y me senté en una silla delante suyo esperando que me diera trabajo, si no me lo daba podríamos pasarnos el rato hablando o tal vez quedar para más tarde ¿quien sabe? El caso es que si podíamos pasar un rato juntas seguro que a las dos nos pasaba mucho más rápido el tiempo que quedaba hasta que terminara la jornada y, a lo mejor, podríamos hasta reírnos un rato, que eso nunca venía nada mal.
Una vez allí dejé el carro y los paquetes que no había podido entregar, ya vendrían sus destinatarios a recogerlos si querían, yo les dejé un papel avisando de ello en el buzón. Una vez guardado fui a dar una vuelta por la oficina buscando algo que hacer, pero sin éxito, por ello finalmente decidí ir a ver a Ophelie. Nos llevábamos bastante bien, al menos en aquellos momentos ya que anteriormente nuestra relación era cordial, sólo eramos compañeras de trabajo y ya esta. Me acerqué a ella con una sonrisa y la saludé con la mano antes de pararme frente a su mesa.
-Buenos días.
Dije con una voz alegre y casi como un pequeño canto, aquel tono de voz tan característico de mi, ya fuera porque estaba alegre o porque me obligaba a mostrarme de tal modo en caso de estar mal. Mientras esperaba su respuesta miré los papeles que había sobre su mesa, sin tocarlos ni leerlos, nada de eso era asunto mío, o al menos eso creía yo. El colgante de oro blanco en forma de unicornio se paseaba por los dedos de mis manos, de una mano a otra, como siempre hacía era una manía mía jugar con aquella pequeña joya de la cual no recordaba el origen, suponía que me lo habrían regalado cuando era muy pequeña ya que lo tenía desde que podía recordar.
-Hoy no habían demasiadas cartas así que terminé antes y decidí venir a ayudarte, si es que me dejas.
Dejé de jugar con el colgante y me senté en una silla delante suyo esperando que me diera trabajo, si no me lo daba podríamos pasarnos el rato hablando o tal vez quedar para más tarde ¿quien sabe? El caso es que si podíamos pasar un rato juntas seguro que a las dos nos pasaba mucho más rápido el tiempo que quedaba hasta que terminara la jornada y, a lo mejor, podríamos hasta reírnos un rato, que eso nunca venía nada mal.
Emma Burke- Humanos
- Soy : Supercalifragilistico y eso
Mensajes : 56
Empleo /Ocio : Cartera
Fecha de inscripción : 05/07/2012
Re: Al final de la jornada [Privado]
Pues, era un día como cualquier otro en su existencia, exceptuando que las cosas estaban un tanto flojas, no solo a nivel de paquetes y cartas, sino también de personas que compraban estampillas, que necesitaban llenar planillas para paquetes de mucho peso y cosas así, que era lo que le respondía; incluso, no habían llamada de distribuidores que siempre estaban presentes para cualquier otra cosa que el pueblo de Storybrooke necesitara.
Estaba a comenzando a sentirse aburrida, muy aburrida y es que tampoco su trabajo, o mejor dicho, su papel en el trabajo fuese algo muy divertido. Sinceramente, había escogido ser recepcionista de la oficina de correo, porque sencillamente era el único empleo que estaba vigente cuando ella más lo necesitaba y por fortuna, la paga era bastante confortante y lo suficiente como para vivir relativamente tranquila, sin muchos lujos, pero vivía y eso era lo importante, también suficiente motivo para quedarse en el puesto. Aparte que siempre le sobraban un poco más, ya que en donde vivía se repartían los gastos de la vivienda.
No podía quejarse, la verdad, pero en más de una ocasión quería que las cosas fuesen un poco más dinámicas, que llegara y se despertara sin saber lo que iba a pasar al día siguiente. Pero cuando mucho, lo más emocionante del día era cuando había errores de entrega y los clientes iban y hacían reclamos. Pero sí, no podía quejarse con las cosas buenas que ese puesto le había dado en general.
Sin embargo, ese era un día tan poco movido que lo que hizo en todo el día fue limarse las uñas, procurar que su manicure estuviera en su lugar y si había una imperfección, arreglarlo pintando un poco más por allí, un poco más por allá. Revisar en su polvera que su maquillaje seguía intacto y que no hubiera brillo en su rostro. Sí, sonaba un tanto superficial, pero ella era así y le gustaba estar bien arreglada, no importa en donde fuera.
Fue entonces cuando, Lydia, la mensajera del lugar apareció. Le sonrió al acto y le respondió con entusiasmo el saludo, incluso un poco más emocionada de lo que siempre hubiera hecho; es que la posibilidad de encontrar otro ser viviente como ella en ese lugar era simplemente excitante.... bueno, exageraba, pero sí le alegrara que la rubia se pasara por allí.
- Buenos días, para ti también - Respondió - ... Pues me gustaría que me ayudaras, pero por aquí las cosas tampoco han estado muy movidas que se diga - Y eso la mataba de aburrimiento - Yo creo que vamos a salir temprano hoy, ¿Tienes algún plan para esta tarde? - Sí, porque la verdad tampoco pensaba en quedarse aburrida en lo que saliera de la oficina.
Estaba a comenzando a sentirse aburrida, muy aburrida y es que tampoco su trabajo, o mejor dicho, su papel en el trabajo fuese algo muy divertido. Sinceramente, había escogido ser recepcionista de la oficina de correo, porque sencillamente era el único empleo que estaba vigente cuando ella más lo necesitaba y por fortuna, la paga era bastante confortante y lo suficiente como para vivir relativamente tranquila, sin muchos lujos, pero vivía y eso era lo importante, también suficiente motivo para quedarse en el puesto. Aparte que siempre le sobraban un poco más, ya que en donde vivía se repartían los gastos de la vivienda.
No podía quejarse, la verdad, pero en más de una ocasión quería que las cosas fuesen un poco más dinámicas, que llegara y se despertara sin saber lo que iba a pasar al día siguiente. Pero cuando mucho, lo más emocionante del día era cuando había errores de entrega y los clientes iban y hacían reclamos. Pero sí, no podía quejarse con las cosas buenas que ese puesto le había dado en general.
Sin embargo, ese era un día tan poco movido que lo que hizo en todo el día fue limarse las uñas, procurar que su manicure estuviera en su lugar y si había una imperfección, arreglarlo pintando un poco más por allí, un poco más por allá. Revisar en su polvera que su maquillaje seguía intacto y que no hubiera brillo en su rostro. Sí, sonaba un tanto superficial, pero ella era así y le gustaba estar bien arreglada, no importa en donde fuera.
Fue entonces cuando, Lydia, la mensajera del lugar apareció. Le sonrió al acto y le respondió con entusiasmo el saludo, incluso un poco más emocionada de lo que siempre hubiera hecho; es que la posibilidad de encontrar otro ser viviente como ella en ese lugar era simplemente excitante.... bueno, exageraba, pero sí le alegrara que la rubia se pasara por allí.
- Buenos días, para ti también - Respondió - ... Pues me gustaría que me ayudaras, pero por aquí las cosas tampoco han estado muy movidas que se diga - Y eso la mataba de aburrimiento - Yo creo que vamos a salir temprano hoy, ¿Tienes algún plan para esta tarde? - Sí, porque la verdad tampoco pensaba en quedarse aburrida en lo que saliera de la oficina.
Ophelie A. Haine- Humanos
- Soy : Megara
Mensajes : 120
Empleo /Ocio : Encargada de tienda
Edad : 33
Fecha de inscripción : 24/06/2012
Re: Al final de la jornada [Privado]
La joven pelinegra respondió a su saludo de forma alegre, según lo que yo la conocía parecía ser con más entusiasmo de lo normal pero no pensé que fuera por nada en especial así que lo ignoré escuchando la respuesta a mi petición de poder ayudarla, respondió que le gustaría que la ayudará pero que por allí tampoco había habido mucho movimiento, eso me decepcionó un poco ¿que pasaba aquel día para que nadie tuviera trabajo? Sí, sé que trabajar es algo que mucha gente odia pero es necesario, además, si no hay trabajo se reduce el personal y como que no quería que eso pasara, más días como aquel no, por favor.
-Pues esperemos que se quede en hoy porque como no haya trabajo... Bueno, entonces pensemos en algo para pasar el tiempo y divertirnos ¿te parece?
Dijo que creía que ese día saldríamos temprano para, posteriormente, preguntar si tenía algún plan para aquella tarde. ¿Plan? La verdad es que lo único que tenía planeado hacer, a parte de comer, era ponerle comida a Ilya, mi gata Pero creo que eso no se considera un gran plan sino, más bien, una obligación de quien tiene animales a su cuidado. En dos días había quedado con Sebastian para ir a comer, pero claro, eso no entraba en los planes de aquella tarde, ¡ni siquiera de aquel día! Como mucho en los de la semana, no tenía nada que ver con lo que preguntaba Ophelie así que sacudí levemente la cabeza para alejar esos pensamientos y centrarme en responder a su pregunta.
-Si salimos temprano genial, más tiempo para nosotras. Planes... No, no tengo, sólo tengo que ir a ponerle comida a Ilya, pero ya sabes que eso es un momentito, ¿te apetecía quedar?
Esperaba su respuesta tranquilamente mientras llevaba mis ojos de aquí a allá, cotilleando lo que había a mi alrededor ya que, a pesar de que llevaba unos años trabajando allí, nunca me había parado a fijarme como era y en los detalles. Me pasaba la mañana fuera recorriendo Storybrooke de arriba a abajo, esa era mi oficina, normalmente allí lo que hacía era recoger cartas y paquetes y después dejar lo que no había podido entregar, no pasaba demasiado tiempo en el edificio en si. Sí, era curioso aquello de no conocer el que era mi "lugar" de trabajo ¿pero que? Era divertido no conocerlo, así podía explorar para saber sus secretos más ocultos... Me reí levemente, aquellos pensamientos eran bastante locos y algo infantiles, tal vez los últimos libros que había leído afectaban a mis ideas.
Volví a centrar la atención en mi acompañante, se me acababa de ocurrir una idea para aquella tarde. Ya hacía un tiempo que el calor había llegado y, con él, la ropa fina, los tirantes y la manga corta, pero claro, aquello no arreglaba que siguiéramos teniendo calor y estaba segura de que ella estaría conmigo. Podíamos ir a la playa, sí, era un poco molesto por la arena y demás pero podríamos bañarnos y seguro que pasábamos un buen día y nos reíamos, al fin y al cabo nos lo merecíamos. Pasábamos toda la mañana trabajando, ella atendiendo las peticiones de los habitantes del pueblo y yo repartiendo sus cartas y paquetes, ¡nos merecíamos un premio!
-¡Hey! ¿Qué te parece si pasamos la tarde en la playa?
-Pues esperemos que se quede en hoy porque como no haya trabajo... Bueno, entonces pensemos en algo para pasar el tiempo y divertirnos ¿te parece?
Dijo que creía que ese día saldríamos temprano para, posteriormente, preguntar si tenía algún plan para aquella tarde. ¿Plan? La verdad es que lo único que tenía planeado hacer, a parte de comer, era ponerle comida a Ilya, mi gata Pero creo que eso no se considera un gran plan sino, más bien, una obligación de quien tiene animales a su cuidado. En dos días había quedado con Sebastian para ir a comer, pero claro, eso no entraba en los planes de aquella tarde, ¡ni siquiera de aquel día! Como mucho en los de la semana, no tenía nada que ver con lo que preguntaba Ophelie así que sacudí levemente la cabeza para alejar esos pensamientos y centrarme en responder a su pregunta.
-Si salimos temprano genial, más tiempo para nosotras. Planes... No, no tengo, sólo tengo que ir a ponerle comida a Ilya, pero ya sabes que eso es un momentito, ¿te apetecía quedar?
Esperaba su respuesta tranquilamente mientras llevaba mis ojos de aquí a allá, cotilleando lo que había a mi alrededor ya que, a pesar de que llevaba unos años trabajando allí, nunca me había parado a fijarme como era y en los detalles. Me pasaba la mañana fuera recorriendo Storybrooke de arriba a abajo, esa era mi oficina, normalmente allí lo que hacía era recoger cartas y paquetes y después dejar lo que no había podido entregar, no pasaba demasiado tiempo en el edificio en si. Sí, era curioso aquello de no conocer el que era mi "lugar" de trabajo ¿pero que? Era divertido no conocerlo, así podía explorar para saber sus secretos más ocultos... Me reí levemente, aquellos pensamientos eran bastante locos y algo infantiles, tal vez los últimos libros que había leído afectaban a mis ideas.
Volví a centrar la atención en mi acompañante, se me acababa de ocurrir una idea para aquella tarde. Ya hacía un tiempo que el calor había llegado y, con él, la ropa fina, los tirantes y la manga corta, pero claro, aquello no arreglaba que siguiéramos teniendo calor y estaba segura de que ella estaría conmigo. Podíamos ir a la playa, sí, era un poco molesto por la arena y demás pero podríamos bañarnos y seguro que pasábamos un buen día y nos reíamos, al fin y al cabo nos lo merecíamos. Pasábamos toda la mañana trabajando, ella atendiendo las peticiones de los habitantes del pueblo y yo repartiendo sus cartas y paquetes, ¡nos merecíamos un premio!
-¡Hey! ¿Qué te parece si pasamos la tarde en la playa?
Emma Burke- Humanos
- Soy : Supercalifragilistico y eso
Mensajes : 56
Empleo /Ocio : Cartera
Fecha de inscripción : 05/07/2012
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