¿Quien quiere una casa teniendo un banco bajo un árbol? [Christian]

Hacía a penas dos semanas que había abandonado la casa de su amiga. Llevaba viviendo con ella algo más de un año, desde que tuvo que abandonar el orfanato, el día de su dieciocho cumpleaños. No te dejaban ni un día más, en cuanto cumplías la mayoría de edad, ya no eras responsabilidad del estado, por lo que no podían mantenerte y te echaban a la calle; aunque, por lo menos, te daban una pequeña cantidad de dinero para ir tirando. En el caso de Megan, ese dinero había ido destinado a sus estudios universitarios y, aún así, no había tenido suficiente para pagar el primer año, por lo que le había pedido un préstamo al ayuntamiento, dinero que tenía que devolver antes de que pasaran dos años después de finalizar su carrera. Todavía no tenía ni idea de como lo haría, pero no le quedaba otra. Había estado buscando trabajo desde que dejó el orfanato, pero no había habido suerte. Ahora estaba sin un duro y sin un techo sobre su cabeza, suerte que era primavera y no hacía frío ni llovía a menudo, si no lo habría pasado bastante mal. ¿Por qué había abandonado la casa de su amiga entonces? Pues muy simple, sentía que ya estaba abusando de su hospitalidad. El plan inicial de Meg había sido pasar un par de meses en casa de su amiga, ya que había supuesto que para entonces ya habría encontrado trabajo y podría permitirse pagar aunque fuera una habitación en Granny's, por lo menos para ir tirando; pero las cosas se habían torcido y la búsqueda de trabajo había resultado un fracaso absoluto.

Tras despedirse de su amiga, y asegurarla que estaría bien, Megan se colgó su mochila al hombro, pues no tenía muchas cosas, se aventuró al pueblo, sin saber realmente a donde ir. El primer día no hizo más que dar vueltas y vueltas por el pueblo, en busca de algún trabajo, pero, al final del día, terminó en un banco del parque, que se convertiría en su "hogar" durante las próximas semanas. Aunque, al parecer, no era la única que estaba sin casa, ¿que pasaba en aquel pueblo? Megan esperaba ser la única sin techo, pero la realidad resultó ser otra, aunque, bueno, así por lo menos tendría compañía. No es que le deseara a nadie aquello, nada como una cama y un lugar donde refugiarse, y realmente deseaba que todo aquel que tenía que vivir en la calle por una razón o por otra encontrase pronto un hogar. Desde el primer día, había compartido su banco con un chico, Christian, que estaba igual que ella, sin casa, aunque él por lo menos sí que tenía trabajo.

Aquel día en concreto, Megan había ido a clase por la mañana y nada más acabar, sin ni si quiera comer, se había dirigido al hospital, ya que le tocaba hacer voluntariado; intentaba ir todos los días por lo menos una hora a hacer compañía a los niños que estaban allí, además, así los padres podían descansar un poco. En cuanto salió del hospital, se dedicó a buscar trabajo, estaba tan desesperada por encontrar un trabajo que había echado solicitudes de empleo incluso en lugares donde no sabía si sería capaz de realizar el trabajo. Hacia el final de día, regresó al parque y fue derecha su banco, donde se encontró a su compañero de banco. -¡Hola Chris! ¿Que tal el día? - preguntó mientras se sentaba y dejaba la mochila a un lado. Tenía tan poca cosa que podía permitirse llevárselo todo de un lugar a otro, algo que le venía de vicio, pues seguramente desaparecería si lo dejaba en el parque.

Hace varios años que los servicios sociales ya no me sorprenden por la noche para llevarme a una casa de acogida donde una familia se encargue de que crezca, coma, tenga un techo donde dormid y además se encargue de que vuelva al colegio. Aquello ha mejorado considerablemente mi capacidad para dormir por las noches porque ya no tengo que estarme despertando para guardarme las espaldas, mirando a todas partes preparado para salir corriendo en cuanto venga la policía. Ahora no me preocupa absolutamente nada, solo tengo que llevar la mochila a la espalda, dejar la maleta algo mas grande con toda mi vida dentro de ella en un sitio accesible pero no fácil de encontrar para los que no saben donde estar y gestionar el dinero que gano para no morirme de hambre llegado el fin de mes.

Para muchos es probable que aquello fuera todo un caos de vida, que pensaran que pueden hacerme un favor sacándome de aquel lío del mundo en el que estoy pero lo cierto es que no encuentro nada mejor. Ser libre no es algo que se pueda permitir todo el mundo y mi facilidad para marcharme al fin del mundo en un segundo me gusta. Aunque jamás lo haga, aunque jamás me vaya de Storybrooke con el fin de permanecer cerca de mi hija todo lo que la ley de las adopciones cerradas me permite. Yo no puedo pertenecer a su vida de otra manera que como la persona que va dos veces a la semana a su casa a limpiar la piscina que hay detrás de su jardín y que ella usa en verano más que la ropa.

Esa mañana he vuelto de trabajar temprano, hoy tengo el día libre en el bar y suelo gastarlo en ganar dinero extra para poder pagar aunque sea una habitación en la que vivir. Quedarse en el parque resulta bien en el verano, pero en cuanto llegue el otoño no habrá sitio ni poder humano que me deje dormir en éste. Los puentes escasean en Storybrooke y dormir debajo del puente de los troles es bastante decadente por las riadas que suelen hacerse a causa de la lluvia. Él último lugar donde dormía, bajo un techo y una casa como la gente normal, he tenido que abandonarlo porque después de tanto tiempo, la gente empieza a hacer demasiadas preguntas que al final se vuelven molestan. ¿Y tu familia? ¿por qué dejaste el colegio? ¿por qué no sales a divertirte?.

Alzo la vista del periódico que intento leer en el poco tiempo libre que tengo antes de marcharme al turno de tarde cuando escucho una voz. Hago un gesto con mi cabeza para devolverle el saludo, dejando de estar tumbado sobre el banco para hacerle espacio. - Vagando un rato antes de que nos echen de aquí solo por fastidiar - La policía a veces puede ser muy tediosa, especialmente por el verano cuando tanta gente se pasea por el parque y quieren ocultar que la mayor parte de la gente que vive en esta ciudad tiene problemas para cubrir uno de los derechos escritos en la constitución: una vivienda digna. - ¿Que haces por aquí tan temprano? - Conozco a Megan de un par de semanas atrás y tenemos el mismo vínculo que todas las personas en la misma situación que nosotros, nómadas sin un lugar fijo que solo pretende seguir su vida sin que la gente haga preguntas, sin que te digan lo que debes hacer o te miren con lástima por apenas tener para comer.

Megan sabía que la amiga con la que había estado viviendo la mataría si se enterase de que había cambiado su casa por la calle, por eso no le diría nada al respecto; además, no le había dejado ninguna dirección y Megan no tenía un teléfono móvil, por lo que su amiga no tenía modo alguno de contactar con ella, aunque Megan le había dicho que iría a visitarla cuando se asentara un poco, algo que a este paso, tardaría un poco. Solo esperaba que su amiga no se preocupase demasiado por ella. Aunque no era la única persona que se enfadaría con ella si se enteraba que vivía en un banco, Mike la cortaría en pedacitos cuando se enterase. Sí que le había contado que se iba de casa de su amiga, pero no le había dicho a dónde, y, al igual que su amiga, Mike tampoco tenía ninguna forma de contactarla, aunque Megan creía recordar donde estaba su casa, aunque no había ido más que un par de veces, por lo que podría ir a hacerle una visita, omitiendo, por supuesto, el lugar donde ella residía.

Christian estaba leyendo el periódico cuando ella se acercó a él; a penas le conocía, pero por alguna razón se fiaba de él, aunque, de todas formas, ¿que podría hacerle? Megan estaba sin un duro y sin nadie que respondiera por ella, así que no podía quitarle nada. Además, había una especie de compañerismo entre aquellos que vivían en la calle. En cuanto él la hizo sitio, Megan se sentó a su lado en el banco y escuchó su respuesta. -Bueno, igual hoy tenemos suerte y no nos echan. - dijo esperanzada, era un fastidio tener que encontrar otro sitio para dormir, y eso que a ella no le había dado tiempo a que la echaran más de un par de veces del sitio en el que estaba. Pero daba la impresión de que a la policía le molestaba bastante que hubiera gente durmiendo en la calle, solo por que daban mala imagen al pueblo, ya que luego tampoco te ofrecían ningún asilo, simplemente te echaban del lugar y listo.

Sí, era pronto para que Megan estuviera ya de vuelta, pero se acercaban los exámenes finales en la universidad, y ella se había hecho una especie de calendario para que pudiera seguir yendo a hacer el voluntariado y a buscar trabajo mientras estudiaba para sus finales. -Tengo que estudiar. Además, parece que todos los trabajos de Storybrooke están cogidos o simplemente nadie quiere contratarme. - dijo señalando la mochila que tenía a sus pies, donde, a demás de sus cosas, llevaba todos los apuntes de la universidad; a principios de curso había estado bien, pero ahora la mochila pesaba como mil demonios. Aún así, esperaba que le siguiera sirviendo esa mochila, por mucho que pesase, pues no podía comprarse otra; dentro del préstamo se incluían las fotocopias que necesitase y el resto del material, como bolígrafos, cuadernos y demás, pero en la universidad la mochila ya no contaba como material escolar. -¿Que tal en el trabajo? - preguntó sonriendo amablemente; se alegraba de que al menos tuviera trabajo, a la vez que le envidiaba un poco por ello; ella tenía que ir mendigando la comida, y realmente le gustaría poder permitirse una comida al día al menos. Entonces su estómago rugió, tengo que evitar el pensar en comida, se reprendió mentalmente; llevaba sin comer prácticamente todo el día, aunque a media mañana una compañera le había dado algo de su almuerzo, algo que Megan había agradecido.

off. siento la tardanza

Su comentario me hace bastante gracia. Nuestra vida es como una ruleta rusa, cada mañana no sabes si vas a tener un mal día y acabar en la cárcel por según parece "invadir propiedad pública"; o por el contrario tendrás un buen día y suficiente para comer, para descansar, para dormir hasta que la media noche pasa. Así que cuando dice "suerte" sé que ya está echada, que no será cosa del momento, que probablemente se descubrirá pronto.

Doblo el periódico por la mitad de modo que lo único que queda a la vista es el crucigrama que intento llenar sin demasiadas ganas. Todos los días lo mismo a veces aburre y digamos que el periódico es algo que no suele faltarle a una persona como yo que trabaja en un bar. Aunque generalmente suelo tener la prensa de un día o dos por detrás, porque el del día suelen estarlo leyendo. - Estudiar - Repito con un tono de burla. No creo en el sistema educativo y por ende me parece un desperdicio de tiempo que gaste su vida intentando estudiar cuando probablemente no le de dinero. Muchas personas dicen que la educación es una inversión de futuro pero da la casualidad que en lo que a mi respecta necesito el dinero ahora, no en el futuro.

Hago una leve mueca al oír lo de los trabajos, eso es algo con lo que concuerdo y además que he vivido en carne propia. Trabajar en lo primero que pilles es cada vez mas complicado porque mucha gente parece estar saliendo de la nada para buscarse la vida. Es lo que tiene estar entrando en crisis. Poco dinero pero todo demasiado caro para pagarlo. - Creo que muchos ya no tienen para pagar empleados. A mi me han despedido un par de veces en menos de una semana. - No se trata de que haya hecho algo mal, sino de que necesitan recortar personal y yo no tengo estudios. Lo más irónico de todo esto y que confirma mi idea sobre lo estúpido que es estudiar, es que las personas que quedan contratadas con másteres y estudios universitarios están realizando un trabajo que no tiene nada que ver con aquello de lo que se graduaron y que podría hacer cualquiera.

¿Inversión a futuro? ¿donde?. Han perdido seis años de su vida para terminar trabajando vendiendo comida rápida en un bar. - Pero en fin, todos estamos enlas mismas y habrá que buscarse la vida - A este paso es probable que termine mudándome al bosque en vez de al parque. Allí al menos podré encontrar árboles con frutos para gestionar la comida sin tener que pagarla, lo cual aumentaría el dinero que tengo disponible para sobrevivir el resto del mes. Claro está que allí sería severamente más peligroso con eso de las criaturas que podrían comerte si te despistas. No me apetece pasarme la vida luchando contra animales para sobrevivir, casi prefiero morirme de hambre. - Seguro que encuentras algo pronto. Aunque sea una de esas porquerías de trabajo por horas - Es mejor eso a no tener nada, aunque caer con los contratistas en el fondo es un mal negocio. Trabajas mucho por muy poco. Sin embargo cuando necesitas dinero, haces lo que sea.

Nunca había tenido nada realmente suyo, en el orfanato era imposible tener algo propio a no ser que hubieras llegado con ello y, en el caso de Megan, había llegado envuelta en una toalla del hospital, algo que claramente, no había guardado. Pero nunca le había faltado ropa con la que abrigarse, aunque fuera heredada de otras niñas, mayores que ella, a las que ya no les valía; ni comida que llevarse a la boca, pues comían tres veces al día, desayuno, comida y cena, podía no ser la mejor comida del mundo, pero quitaba el hambre, y Megan no había probado más comida que esa, por lo que no tenía con qué compararla en calidad; y, por supuesto, dormía en una cama y con un techo sobre la cabeza, puede que no fuera lo más cálido en invierno, pero entre las niñas de la habitación se las habían apañado para no pasar frío. Durante su estancia en el orfanato, no pensó que algún día pudiera echar de menos aquello, y ahora lo añoraba más que nunca. Pero eran sentimientos encontrados, pues la libertad que sentía era algo tan nuevo y gratificante que no quería cambiarlo por nada.

Aunque aquella vida no era en absoluto como ella se había imaginado, ¿como pensar que acabaría viviendo en un banco? Pero aquello no era simplemente dormir bajo un árbol en el parque, además, esa era la parte más fácil, por lo menos mientras fuera primavera. Lo verdaderamente complicado era que no te echaran a patadas del lugar en el que estabas, aunque aquello era mejor que que te mandaran a la cárcel, sobre todo cuando no tienes ni un duro ni nadie que pague tu fianza. Por no hablar de que a Megan se le juntaban el no tener trabajo ni nada que comer, y tener que saldar una deuda al final de sus estudios. Definitivamente, aquello no era lo que se esperaba en su "vida como adulta".

Observó como Christian doblaba el periódico, quedando a la vista el crucigrama a medio hacer; no pudo evitar echarle un vistazo al crucigrama, ya que le encantaban los pasatiempos. - Siroco. - dijo de repente, sin dejar de mirar al periódico, y señaló la columna donde iba la palabra. -Viento del Sahara, siroco. - esta vez sonrió levemente, parecía una tontería, pero se aprendía mucho de los crucigramas y demás pasatiempos de ese estilo. En cuando Megan mencionó que tenía que estudiar, no tardó en escuchar la burla de Christian. Sabía lo que él opinaba sobre la educación y el sistema educativo, había hablado sobre aquello en más de una ocasión, pero Megan quería ser profesora, y antes de poder enseñar, tenía que aprender. -Sí, estudiar. Necesito buenas notas si quiero un trabajo nada más graduarme. - dijo seria; realmente necesitaba trabajar, tenía una gran cantidad de dinero que devolver, y sabía que no lo conseguiría a no ser que comenzase a trabajar en algún colegio al año siguiente de graduarse; y cuanto mejores fueran sus notas, más posibilidades de que la contrataran, ¿no?

La mueca de Chris cuando Megan dijo lo de los trabajos no pasó desapercibida, y ella se encogió de hombros. No le quedaban muchos sitios en el pueblo donde no pidieran algún tipo de experiencia, y si no encontraba algo pronto, bueno, el invierno se le haría más que duro. -Parece mentira que haya tanta gente sin dinero... - dijo algo apenada, le parecía algo inconcebible, y aún así, cada vez había más gente que no podía permitirse demasiado o que vivía en números rojos. -¿De dos ya? Que horror... ¿pero ahora estás trabajando, no? - preguntó por asegurarse, no sabía mucho de la vida de Chris, aunque era normal, pues se conocían desde hacía dos semanas, y hace falta más confianza para contarle cosas de tu vida a una persona. Pero más o menos, sabía a lo que se dedicaba durante el día, y, la verdad, se habían hecho buenos amigos en poco tiempo.

- Así estamos, buscándonos la vida. Nunca imaginé que esto fuera lo que me esperaba tras salir del orfanato. - comentó, no en tono triste ni nada por el estilo, si no como un comentario más. Al fin y al cabo, no se avergonzaba de haber crecido en un orfanato, ya que, aunque no hubiera tenido ni padre ni madre, había estado rodeada de "hermanos" y de gente que la quería, y a la que ella quería con todo su corazón. Además, ella no sabía la razón por la que sus padres decidieron darla en adopción y tampoco era nadie para juzgarles. - Eso espero, aunque me paguen con comida. - dijo divertida, era un tema serio, sí, pero si no le añadías a todo aquello un poco de humor acababas con la moral por los suelos, y había que levantar el ánimo de alguna manera.

Bajo la vista al lugar que señala y asiento añadiendo la palabra que me dice al resto y encajándola a la perfección (por suerte) con otras cercanas que se cruzaban. Doy un par de golpes con le lápiz mientras la escucho antes de soltar una risa. - ¿En serio crees que estudiar mejorará tu calidad de vida? - Esas cosas me causan especialmente gracia cuando la gente las dice, es cierto, hay casos donde esa posibilidad se hace real y pasas de ser un don nadie como lo somos nosotros ahora mismo, a el ser más reconocido del mundo, o al menos a tener suficiente para no morirte de hambre.

Pero algo que también he conseguido probar a lo largo de los años es que eso no sucede siempre con todo el mundo. La educación está pensada para que todo el mundo crea que con ello tendrá las mismas oportunidades que los demás y no es verdad. Solo aumenta la diferencia de por si ya monumental entre pobres y ricos. - Estudiar es inventir en el futuro - Hago un par de muecas con mis manos. - Ten en cuenta que si te mueres de hambre no tendrás mucho futuro - A veces soy rudo pero no so consciente de ello. Entré una vez en el sistema y jamás me he arrepentido tanto de hacerlo.

Suelto una leve carcajada ante eso del empleo con comida terminando por asentir y volviendo al crucigrama al que ahora ya no estoy prestando la misma atención de antes. - Oye pues no estaría mal. Así al menos solo habría que preocuparse por un lugar donde dormir - Una preocupación menos y yo soy de los prácticos que prefieren las cosas así. Dejo el periódico entre los dos por si quiere leerlo y le largo el boli también por si quiere continuar ella. A pesar de que los crucigramas es probablemente una de las pocas cosas que tengo para entretenerme, suelen aburrirme rápido.

Asiento en cuanto pregunta si aún estoy trabajando. - Algo así. Solo voy a limpiar la casa de los Aldridge los martes, jueves y sabados - Me encojo de hombros sabiendo que no es gran cosa, pero mientras mis ingresos no sean cero puedo seguir tirando. - ¿y tu? ¿de verdad vas a soportar horario de escuela y trabajo solo por un "mejor futuro" que en realidad es hipotético? -

Sabía de sobra lo que Christian pensaba sobre todo aquello, pues en lo poco que se conocían habían tenido la oportunidad de discutir largo y tendido sobre el tema, aunque al final habían optado por dejarlo en tablas; ni él iba a hacerla cambiar de opinión, ni ella iba a conseguir que Christian lo hiciera, por lo que Megan intentaba no sacar el tema. Aun así, siempre salía en alguna conversación, como en aquella, por ejemplo. - Eso espero, los profesores nunca están de más. - dijo encogiéndose de hombros, no estaba del todo segura de que aquello fuera a salir como ella se esperaba, al fin y al cabo, el destino era caprichoso, pero realmente esperaba que todo le saliera bien, si no, no tenía ni idea de que haría para pagar su deuda, ni para mantenerse con vida. Si ya de por sí no la contrataban en ningún lado, no creía que eso fuera a cambiar en el futuro, por lo menos con la carrera de magisterio podría trabajar en el colegio.

Sabía que con lo crudo que se le presentaba el presente, era de locos preocuparse por el futuro, pero Megan no podía evitar hacerlo, al fin y al cabo, siempre había querido ser profesora, y su alegría fue tal al descubrir que la habían aceptado que no se paró a pensar en que no podía permitirse pagar la carrera. Así que no dudó en pedirle un préstamo al ayuntamiento, pues no se atrevía a pedírselo a Mr. Gold; aunque si el ayuntamiento no se lo hubiera dado, no le habría quedado más remedio. - Gracias por los ánimos... - contestó, ya que aquello no era lo que necesitaba oír, pero sabía que era la pura verdad. En realidad, entendía de sobra las razones de Christian para no creer en la educación y todo eso, pero solo estaba de acuerdo con él en ciertos puntos. Además, ella quería enseñar en la escuela primaria, a la que todos los niños estaban obligados a ir, sin importar los números de la cartilla de sus padres y creía firmemente en que todos los niños debían recibir una educación básica, para luego poder decidir por si mismos que era lo que querían hacer.

- Lo importante es ir quitándose preocupaciones. - dijo sonriendo, coincidiendo con él. Lo malo de aquello sería que tendría que buscar otro trabajo en el que la pagaran o, por lo menos, la dieran alojamiento. Pero cuando no te contratan ni ofreciéndote a cobrar menos del sueldo mínimo, las cosas se complicaban. Cada vez le preocupaba más aquello de no encontrar trabajo, ¿es que acaso todos los puestos de trabajo posibles en aquel pueblo estaban ya ocupados? Eso parecía. Aquello no hacía más que preocuparla, sabía de sobra lo duros que eran los inviernos en Storybrooke y el de aquel año estaba cada vez más cerca. En cuanto Chris dejó el periódico entre los dos, Megan lo cogió, seguido del boli, para terminar el crucigrama; tenía que ponerse a estudiar, sí, pero antes despejaría un poco su cabecita.

Sonrió cuando le contestó que sí que tenía un trabajo, aunque no fuera nada del otro mundo. - Me alegro, cualquier cosa viene bien estando como estamos. - En aquel momento, Megan habría aceptado el peor empleo del mundo solo por no tener que volver a pedir comida a Granny's. Sabía que a ellas no les importaba darle aquello que fueran a tirar, pero eso no lo hacía menos vergonzoso; le encantaría poder permitirse pagar aquello que consumía, aunque no fuera mucho. En el poco tiempo que llevaba en la calle, su estómago se había acostumbrado a comer poco, por lo que no necesitaba demasiada comida, solo la justa y necesaria; además, aguantaba perfectamente un par de días sin comer. - Ya sabes que sí, es mejor un futuro hipotético que no tener futuro alguno. Y pienso seguir con el voluntariado en el hospital. - sabía que podía resultar demasiado, pero no podía dejar nada, ni el voluntariado ni los estudios, ahora solo le faltaba encontrar un trabajo y su día a día sería un no parar.

Hago una leve mueca cuando escucho sus palabras dándome cuenta de hemos entrado en una de esas conversaciones que en realidad no van a llevarnos a ninguna parte. Ella piensa de un modo completamente distinto que yo, cosa que adjudico al hecho de que no ha pasado por lo mismo. Ya se dará cuenta, o por el contrario confirmará que yo no tengo razón. En cualquiera de los dos casos se va a morir de hambre si no se ubica cómo debe, lo cual puede llegar a ser un problema.

Bajo los pies del banco echando la cabeza hacia atrás y casi terminando por sentarme en la parte baja de la espalda con la mirada fija en el cielo semi-nublado. - Solo es realismo. Pero perdona - La vida me ha dado suficientes golpes como para que ni siquiera confíe en estar en éste parque mañana. Puede que mi vida mejore, empeore, o directamente se acabe, preocuparse por el aquí y el ahora produce menos preocupaciones y además hace menos daño. - Supongo que sí. Aunque echo de menos mi trabajo con los Gilbert - Allí veía a mi hija, y cualquier cosa es incomparable a esa. - Espero que vuelvan a la ciudad pronto. Se han ido de vacaciones a la playa - Aquel tono de voz casi hace parecer que aquella situación en la que viven me da envidia, nada más lejos de la realidad. Si bien estoy obsesionado con el dinero y confío en que sea verdad que el dinero da la felicidad, tampoco soy avaricioso. Pero hay algo que los Gilbert tienen que echo de menos más que la comida dos días después de ni siquiera probarla... a mi hija.

Chasco la lengua cuando volvemos al futuro, y estoy dispuesto a quitarle esa idea de la cabeza sobre que soñar en un posible futuro es mejor que no hacerlo, pero al final hago una mueca y doy la conversación por terminada. Cada quien afronta las situaciones como mejor puede. - Pero allí no te pagan - Giro mi cabeza con la ceja semi-alzada al oírla decir que seguirá de voluntaria en el hospital. - ¿Por qué no buscas un volutnariado o algo, el un sitio que te sirva para algo? Si al menos no van a pagarte que cuente la experiencia - Si no recuerdo mal, todas esas molestias que se toma intentando estudiar es para ser maestra. Estar en el hospital no ayudará mucho. - Aprovéchate de ese lío que hay ahora. Por lo que pasó en el parque. Al parecer uno de los profesores estaba involucrado y están esperando el momento justo para ponerlo de patitas en la calle - A pesar de que mis comentarios pueden llegar a ser crueles en algunos momentos, jamás han salido de mi boca con la malicia con la que parecen haber sido hechos.

Megan llevaba todo aquello como buenamente podía, nunca había sido una chica con grandes sueños o esperanzas, al contrario que la mayoría de los niños que habían estado con ella en el orfanato; mientras que muchos de elos aspiraban a marcharse de Storybrooke y labrarse un magnifico futuro en la ciudad, Megan simplemente deseaba conseguir una plaza como maestra en la escuela del pueblo, ni se le había pasadopor la cabeza abandonar aquel pueblo y aspiraba a una vida sencilla. En aquel momento, todo aquello se le antojaba treendamente lejano, aunque lo tenía constantemente presente. Era su meta, y, aunque pareciera mantira, era lo que la mantenía con los pies sobre la tierra.

Se cruzó de piernas para apoyar el periódico y poder escribir en él. Giró su mirada hacia Christian y suspiró levemente. - No, no te disculpes, tienes razón. Pero es que es lo único que tengo, ¿sabes? Si no consigo ser profesora no sé que otra cosa hacer con mi vida. - aquello era completamente cierto, no tenía nada más que aquel sueño de ser maestra, era lo único que tenía seguro. Y después de todas las incognitas que había supuesto su vida, conseguir aquello sería como llegar a tierra después de años navegando en el oceano. No sabía quienes eran sus padres ni las razones que tuvieron para abandonarla en cuanto nació, pero había respetao su decisión y optado por no buscarles; ellos habían tenido dieciocho años para arrepentirse y volver a por ella al orfanato y no lo habían hecho. - No creo que tarden en volver, además, el señor Gilbert tendrá que trabajar. - dijo sonriendo levemente, no tenía ni la menor idea sobre a qué se dedicaba, pero seguro que tendría que volver a su trabajo en algún momento. -La playa... tiene que estar bien eso de poder disfrutar de unas vacaciones allí. - comentó, aun sabiendo que ninguno de los dos podía permitirse si quiera unas vacaciones, y mucho menos en la playa.

Por un momrento pensó que iban a volver a discutir sobre aquello del futuro; Megan no hacía ese tipo de comentarios para provocarle ni nada por el estil. Por suerte, Christian optó por no entrar de nuevo en aquel debate, cosa que Meg agradeció. - Por algo lo llaman voluntariado, sino sería un empleo. - era algo bastante obvio que no pagaban a los voluntarios en los hospitales. - Básicamente porque no existe el voluntariado en las escuelas. Además, me gusta ayudar en el hospital, me siento útil. - dijo encogiéndose de hombros. Ayudar a los demás la hacía sentirse bien, aunque puede que eso suene algo egoísta, pero esa no era la única razón por la que Megan acudía todas las tardes al hospital. Escuchó antentamente aquello que le cntaba de un altercado cn un profesor; había escuchado algo de eo, pero no se había enterado muy bien; no le gustaban demasiado los cotilleo. - Estando solo en primero de carrera dudo que me diesen el puesto. Además, no me parece bien eso de sacarle probecho a las desgracias de otros. - se sentría fatal si le quitara el trabajo a aquel chico, una cosa era si ya le hubieran echado, pero ese no era el caso, por lo que sería arrebatarle el trabajo, algo que no le parecía bien.

Que me de la razón solo me hace dudar un momento sobre el motivo que puede llevarla a estar haciéndolo. La miro durante un tramo de tiempo con una semi sonrisa de medio lado que se me escapa al oírla hablar de aquel sueño que tiene. Si no soy maestra no soy nadie. No me estoy burlando ni mucho menos, el motivo de mi risa viene a que siempre que alguien dice algo cómo eso se me vienen recuerdos a la mente de mis 8 años, la edad en la que todo el mundo quería ser bombero, astronauta o superhéroe pero yo en cambio quería no morirme de hambre.

Incluso hubo una época en la que toda mi vida se resumía a ser rico, un sueño que luego me di cuenta de que no me hacía falta en absoluto cuando aparecieron más cosas que me importaban mucho más que el dinero. Subo uno de los zapatos a la banca para poner mi mano sobre éste y empezar a hacer dibujos incoherentes en el cuero del mismo. - Puedes casarte con un rico. Seguro que te da de comer, donde vivir, todo lo que quieras y además puedes hacerte profe haciéndo valor de su dinero - Aquello suena cruel aunque mi propósito en sí es animarla.

Suelto una risa algo irónica al oírla hablar de la playa. - hace calor, se te mete el bañador en el... - Termino por hacer una mueca aunque tampoco es como que existan demasiados lugares en los que el bañador pueda meterse así que le final de mi frase es bastante obvio. - Una vez fui a trabajar allí. No tengo muy buenos recuerdos de eso - Añadido al hecho de que estaba todo el día al sol y llegó un momento en el que el calor era tal que se me subió la sangre a la cabeza. Según parece casi me muero aunque sigo diciendo que es una exageración. Si no me mató la neumonía que sufrí a los 12, dudo mucho que algo tan tonto como una lipotimia pueda terminar el trabajo que una grave enfermedad pasajera dejó a medias.

Me levanto de la banca con las manos dentro de los bolsillos arrugando un poco el gesto. - Bueno, por probar no vas a perder nada. Además ten en cuenta que... el mundo es así. No creas que vas a conseguir un trabajo algún día del cual no hayan despedido a otro antes - Es lo que tienen los trabajos, hay un puesto para ti porque otro lo ha dejado. Extiendo mi mano hacia ella dándole un golpe con el puño cerrado en el brazo izquierdo siendo bastante suave. - Vamos a buscar algo de comer. No me apetece comer solo yo y lo cierto es que me muero de hambre -

Frunció el ceño al ver su mueca burlona mientras ella hablaba de su sueño de ser profesora; sabía que podía llegar a sonar algo ridículo, algo propio de niños, pero en opinión de Megan nunca se era demasiado mayor para tener un sueño o una meta. Le golpeó levemente en el brazo, a modo de reproche. - No te rías. - Una cosa era que le rebatiera todo aquello de la enseñanza, pero reírse de sus sueños, eso sí que no. Además, tampoco era un sueño tan imposible, ¿no? Había conseguido entrar en la universidad, aunque aquello le hubiera supuesto una deuda que no sabía si sería capaz de pagar, pero ya se enfrentaría a ese problema cuando hubiera terminado sus estudios, que era cuando tenía que pagarla.

Continuaba rellenando el crucigrama, aunque no estaba especialmente concentrada en él. Lo iba leyendo por encima y completando aquellas que se sabía sin dedicarle mucho a pensar sobre la respuesta. Cuando escuchó lo que le decía de casarse con un rico no pudo evitar reírse. - Lástima que esas cosas solo pasen en los cuentos, pero no me importaría ser Cenicienta, la verdad. Además de un príncipe guapo y rico, estaba enamorada de él. - dijo encogiéndose levemente de hombros. Esa sí que era una opción imposible. Además, los ricos del pueblo solían mirarles por encima del hombro y superioridad cada vez que pasaban por el parque, y algunos hacían comentarios nada agradables cuando pasaban por allí, pero Megan por lo general hacía oídos sordos y seguía a lo suyo.

Megan nunca había estado en la playa, y con lo que había visto en la televisión o en películas, la playa no parecía un mal lugar para pasar las vacaciones. - No puede ser tan malo... - comentó; además, era diferente ir a trabajar que ir de vacaciones, eso estaba claro. Al escuchar que no tenía muy buenos recuerdos de cuando estuvo trabajando allí, Meg puso una mueca de preocupación. - ¿Tan malo fue? - vale, sí, en la playa hacia mucho calor, y trabajar con tal calor y a pleno sol no debía ser muy saludable que digamos, pero de ahí a no querer volver a pisar una... Aunque los malos recuerdos podían realmente jugar malas pasadas, por lo que era mejor evitarlos siempre que se pudiera.

Ella le miró mientras se levantaba, cerrando el periódico. - Pero a este profesor no le han despedido todavía, una cosa es que este en la cuerda floja y otra que ya esté en la calle. - dijo, esperando dar aquel tema por zanjado, ¿es que no podían coincidir en nada? - Pues me da que lo voy a pasar muy mal en le mundo laboral. - en cuanto Chris mencionó la comida el estómago de Megan se despertó; no se había dado cuenta del hambre que tenía hasta que él mencionó la comida. Se levantó del banco y cogió su mochila, que pesaba como mil demonios, y sujetó el periódico debajo de su brazo. - Yo tengo hambre a todas horas. - comentó divertida, aunque en cierto modo era verdad.

Hago un gesto y suelto un "eh!" a modo de reclamo al oírla decir que los matrimonios de chicas pobres con chicos ricos son prácticamente un cuento. - Ha pasado muchas veces, no tan de cuentos serán - Termino por reírme cuando hace alusión al cuento de la cenicienta que solo conozco por la hija a la que nunca llegaré a leérselo. Me pasa lo mismo con otros cuentos que en su momento ni siquiera conocía porque me parecían una estupidez y ahora prácticamente me sé de memoria.

Salgo de mis pensamientos cuando me pregunta sobre mi experiencia trabajando en la playa y asiento haciéndo una leve mueca con los labios levemente torcidos. - Es cómo tener un dulce en una mesa que no te puedes comer, solo mirar. Si te gusta estar allí claro está - Me doy un golpe en el pecho con la mano para luego negar. - A mi no me gusta. - La playa da una sensación de libertad ficticia de la que he aprendido a privarme a sabiendas de que pensar que voy a tenerla algún día, no hará que suceda. - Aunque una vez al año no va a matarme - Desvío mi vista hacia un lado pensativo mientras meto mis manos en los bolsillos. - Y pagan muy bien en temporada alta -

Suelto un bufido porque ahora ya no se que es lo que me gusta exactamente de la playa volviendo a prestarle toda mi atención ante ese matiz que menciona. Lo pienso en silencio durante algunos minutos y hago una leve mueca encogiéndome de hombros. - Vale, tienes razón - Si yo estuviese en su situación no querría a nadie rapiñando mi puesto, esperando a que me cayera para pasarme por encima y ocupar mi lugar; aunque sigo diciendo que el mundo es así, está pensado para que tengas que pasar por encima de alguien tarde o temprano.

Suelto una leve risa ante su insinuación de que tiene hambre a todas horas. He pasado por eso en los días vacíos donde mi estómago cree que no tener algo para hacer es sinónimo de tengo hambre. Me paso la mano por la nuca hacia la frente mientras recoge sus cosas, tomando también las mías que tengo la sensación de que pesan cada vez menos avanzando por el césped hacia uno de los caminos antes de seguirlo. - ¿Y donde quiere comer señorita Morgan? - Pregunto con un fingido tono de elegancia del mismo que ponen los camareros de los restaurantes más caros de la ciudad, aún a sabiendas de que nuestras opciones son muy limitadas.

Una vez llegamos al filo del parque, cambiamos de rumbo perdiéndonos por las calles de storybrooke en busca de algo que comer.