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Un día ajetreado (Libre)
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Un día ajetreado (Libre)
Estaba siendo realmente un día ajetreado, no parábamos de servir y aunque no éramos muchos habitantes en la ciudad, aquel día estaba siendo realmente productivo. No paraba de servir mesas, entre desayunos y almuerzos ya que era por la mañana. Como cada día me levantaba temprano, me pasaba mi rato arreglandome, siempre me gustaba ir perfecta a trabajar, era una de las camareras así que estaba de cara al público y me gustaba agradar a mis clientes. Era coqueta qué se le iba a hacer.
Servía con rapidez para tener a todo el mundo contento, me gustaba cuando sonreían y estaban contentos, aunque no fuera de reconocer lo que me hacía sentir bien o mal. Hubo un momento en el que todo estaba servido y a excepción de dos o tres pedidos más que distaban en el tiempo unos de otros, se podía estar más tranquilo. Me coloqué detrás de la barra y me puse a fregar todos los cacharros que íbamos recogiendo. Cómo había estado sirviendo mesas desde que se había abierto la cafetería me quedé tras la barra dejando que ahora fuera mi compañera la que se ocupara de las mesas y yo de la barra.
Lo malo es que necesitaba un café, no sabía si prepararme uno, aunque tuviera confianza con todo el mundo siempre me daba algo de vergüenza estar trabajando y aprovechar para tomarme un café. Pero realmente lo necesitaba, eso me volvería a activar y me daría energía para seguir el día, así que me preparé un café con leche, el cual me iba tomando sin dejar de atender los pedidos que me iban llegando de mi compañera o de la barra. Aproveché para echar un vistazo al periódico para ponerme al día de lo que sucedía cómo normalmente hacía, aunque me quedé algo absorta leyendo.
Servía con rapidez para tener a todo el mundo contento, me gustaba cuando sonreían y estaban contentos, aunque no fuera de reconocer lo que me hacía sentir bien o mal. Hubo un momento en el que todo estaba servido y a excepción de dos o tres pedidos más que distaban en el tiempo unos de otros, se podía estar más tranquilo. Me coloqué detrás de la barra y me puse a fregar todos los cacharros que íbamos recogiendo. Cómo había estado sirviendo mesas desde que se había abierto la cafetería me quedé tras la barra dejando que ahora fuera mi compañera la que se ocupara de las mesas y yo de la barra.
Lo malo es que necesitaba un café, no sabía si prepararme uno, aunque tuviera confianza con todo el mundo siempre me daba algo de vergüenza estar trabajando y aprovechar para tomarme un café. Pero realmente lo necesitaba, eso me volvería a activar y me daría energía para seguir el día, así que me preparé un café con leche, el cual me iba tomando sin dejar de atender los pedidos que me iban llegando de mi compañera o de la barra. Aproveché para echar un vistazo al periódico para ponerme al día de lo que sucedía cómo normalmente hacía, aunque me quedé algo absorta leyendo.
Solange F. Desmarais- Humanos
- Soy : Fifi
Mensajes : 64
Empleo /Ocio : Camarera del Granny's
Fecha de inscripción : 25/08/2012
Re: Un día ajetreado (Libre)
Temprano por la mañana, hora de comenzar con su turno. La rutina de Melinda había sido casi siempre la misma: despertarse temprano, ducharse, vestirse, preparar su arma y salir a la comisaría. De paso se detenía en el puesto de diarios y compraba el ejemplar del día además de alguna revista para hojear en sus ratos libres. No, no le intimidaba ser la única mujer en la estación moviéndose en un mundo en el que muchos podrían considerar "de hombres", pero había según que conversaciones entre Aaron y Robert de las que no tenía ningún interés en tomar parte, así que mejor se entretenía leyendo las nuevas noticias sobre las series que renovarían temporada en otoño. Menos mal había invertido en aquel TiVo para grabar todos sus programas y no tener que esperar a la repetición del fin de semana cuando no podía verlos.
Después de comprar el diario pasaba a la pastelería de Savannah, compraba su desayuno y su café y se dirigía al trabajo. El problema ahora era que, con lo tensas que estaban las cosas entre los Monroe le daba un poco de corte llega y sentarse frente a él con sus panecillos envueltos con el logo del local y su vaso de café con la calcamonía de la Pastelería pegado en él.
Granny's era entonces la mejor alternativa. No tenía que desviarse demasiado en el camino a la Estación de todas formas. Así que llegó, saludó a un par de personas al entrar e inmediatamente fue a sentarse a la barra, donde una de las camareras se encontraba.
- Hola, buenos días. - Llamó a la muchacha para atraer su atención. - ¿No me pasas una carta? - No era que se supiera el menú de desayunos de memoria, después de todo.
Después de comprar el diario pasaba a la pastelería de Savannah, compraba su desayuno y su café y se dirigía al trabajo. El problema ahora era que, con lo tensas que estaban las cosas entre los Monroe le daba un poco de corte llega y sentarse frente a él con sus panecillos envueltos con el logo del local y su vaso de café con la calcamonía de la Pastelería pegado en él.
Granny's era entonces la mejor alternativa. No tenía que desviarse demasiado en el camino a la Estación de todas formas. Así que llegó, saludó a un par de personas al entrar e inmediatamente fue a sentarse a la barra, donde una de las camareras se encontraba.
- Hola, buenos días. - Llamó a la muchacha para atraer su atención. - ¿No me pasas una carta? - No era que se supiera el menú de desayunos de memoria, después de todo.
Melinda J. Summers- Chicas de Storybrooke
- Soy : ¿A qué no lo adivinas?
Mensajes : 17
Empleo /Ocio : Policía
Fecha de inscripción : 03/08/2012
Re: Un día ajetreado (Libre)
Últimamente estaban pasando muchas cosas en Storybrooke, me gustaba aquello porque la vida era demasiado tranquila allí, y a mí lo tranquilo me aburría soberanamente. Pasaba las hojas del periódico local leyendo los titulares primero para ver si me interesaba lo que había escrito. Después de estar leyendo un rato y beber mi café tranquilamente alguien llamó mi atención. No me había dado ni cuenta de que había entrado la agente de policía. Su segunda frase hizo que despertara de mi curiosa lectura. Cerré el periódico y lo doble perfectamente dejándolo en su lugar en la barra. La miré asintiendo. -Disculpe, no estaba pendiente. Dije caminando detrás de la barra para coger una de las cartas que estaban allí. Volví enfrente de ella y se lo tendí. -¿Le puedo recomendar el desayuno continental? Bueno dejaré que se decida. Sonreí mientras miraba como mi compañera se ponía a limpiar las mesas vacías.
Abrí los ojos extremadamente al ver que estaba limpiando un café derramado en la mesa con el trapo seco. -No! Dije saliendo de la barra a toda prisa hacia la chica con el trapo húmedo en la mano. -Primero el trapo húmedo, luego el seco Dije algo molesta. Limpié la mesa mientras la agente se decidía para ver qué tomaba. Volví tras la barra y me puse a fregar los cacharros sucios que habían en el fregadero. -Dios, no es tan difícil hacerlo bien. Comenté mientras limpiaba uno a uno los platos sucios y los colocada en el escurreplatos.
Miré a la agente una vez más -Dígame, ¿Qué va a tomar? Pregunté a sabiendas que quizás aún no se hubiese decidido. Mientras tanto aprovechaba para ir secando lo que había dejado en el escurreplatos con un trapo seco y limpio. Me quedé enfrente suyo esperando que me comentara lo que había decidido tomar.
Abrí los ojos extremadamente al ver que estaba limpiando un café derramado en la mesa con el trapo seco. -No! Dije saliendo de la barra a toda prisa hacia la chica con el trapo húmedo en la mano. -Primero el trapo húmedo, luego el seco Dije algo molesta. Limpié la mesa mientras la agente se decidía para ver qué tomaba. Volví tras la barra y me puse a fregar los cacharros sucios que habían en el fregadero. -Dios, no es tan difícil hacerlo bien. Comenté mientras limpiaba uno a uno los platos sucios y los colocada en el escurreplatos.
Miré a la agente una vez más -Dígame, ¿Qué va a tomar? Pregunté a sabiendas que quizás aún no se hubiese decidido. Mientras tanto aprovechaba para ir secando lo que había dejado en el escurreplatos con un trapo seco y limpio. Me quedé enfrente suyo esperando que me comentara lo que había decidido tomar.
Solange F. Desmarais- Humanos
- Soy : Fifi
Mensajes : 64
Empleo /Ocio : Camarera del Granny's
Fecha de inscripción : 25/08/2012
Re: Un día ajetreado (Libre)
- Tranquila, no hay cuidado. – Le dijo afablemente mientras extendía la mano para tomar el menú. Miró de reojo su reloj. Todavía iba con buen tiempo así que le sería suficiente para desayunar en paz y llegar a tiempo a comenzar su turno. Ella era, por lo menos por las mañanas, un poco perezosa para cocinar. Le gustaba meterse al horno e improvisar con ingredientes, aunque no fuera la mejor cocinera de todas, cuando tenía tiempo libre. Pero por lo general por las mañanas, cuando tenía horarios con los qué cumplir, le parecía más práctico y rápido llegar a un lugar como Granny’s. – Mmm, ¿el continental? No se oye mal… – Echó un vistazo rápido a la carta. Sintió incluso que el estómago le rugía un poco debido al hambre y con una sonrisita un poco torpe negó con la cabeza, ojalá nadie la hubiera escuchado, pero vamos, tampoco había sido nada escandaloso.
Le llamó la atención la manera tan insistente en la que la chica daba instrucciones sobre la manera correcta de limpiar una mesa. Melinda se consideraba una persona ordenada y muy limpia. Tanto que su escritorio, en comparación con el de Aaron, daba a veces la impresión de que nadie lo usaba en realidad. A veces picaba a su compañero diciéndole que parecía estuviera esperando a que alguien llegara a arreglar su desastre de reportes y papeleo tras un chasquido de dedos. En fin, qué decir, quería a Gascoigne con todo y sus manías.
Miró de reojo a la morena cuando se quejaba entre dientes sobre lo de la limpieza y bajó la carta sobre la barra cuando volvía a dirigirse a ella. La primera impresión que le daba era la der una persona tensa y no con el carácter más dulce de todos, pero bueno, Melinda gustaba de conocer a las personas un poco más antes de emitir juicios –con sus excepciones correspondientes, claro. Había a quienes simplemente no soportaba y punto.[/color] –
-Puedes tutearme, no hay problema. – Si es que debían ser de la misma edad, pero vamos, que era bonito (por decirlo de una manera) que en Storybrooke todavía respetaran lo que la placa representaba. Ella siempre la llevaba amarrada a su cadera por el cinturón, junto con su arma bien asegurada y en su funda. Nunca había tenido necesidad de dispararla y eso era algo bueno. Por lo general con su taser gun tenía suficiente para controlar los inconvenientes que surgieran.
Me convenciste con el Continental, ¿me traes uno, por favor? Y también un batido de plátano con avena… – Si, eso sonaba bien. Le miró buscando en su vestimenta alguna plaquita con su nombre pero no encontró ninguna. – Disculpa, ¿cómo te llamas? -
Le llamó la atención la manera tan insistente en la que la chica daba instrucciones sobre la manera correcta de limpiar una mesa. Melinda se consideraba una persona ordenada y muy limpia. Tanto que su escritorio, en comparación con el de Aaron, daba a veces la impresión de que nadie lo usaba en realidad. A veces picaba a su compañero diciéndole que parecía estuviera esperando a que alguien llegara a arreglar su desastre de reportes y papeleo tras un chasquido de dedos. En fin, qué decir, quería a Gascoigne con todo y sus manías.
Miró de reojo a la morena cuando se quejaba entre dientes sobre lo de la limpieza y bajó la carta sobre la barra cuando volvía a dirigirse a ella. La primera impresión que le daba era la der una persona tensa y no con el carácter más dulce de todos, pero bueno, Melinda gustaba de conocer a las personas un poco más antes de emitir juicios –con sus excepciones correspondientes, claro. Había a quienes simplemente no soportaba y punto.[/color] –
-Puedes tutearme, no hay problema. – Si es que debían ser de la misma edad, pero vamos, que era bonito (por decirlo de una manera) que en Storybrooke todavía respetaran lo que la placa representaba. Ella siempre la llevaba amarrada a su cadera por el cinturón, junto con su arma bien asegurada y en su funda. Nunca había tenido necesidad de dispararla y eso era algo bueno. Por lo general con su taser gun tenía suficiente para controlar los inconvenientes que surgieran.
Me convenciste con el Continental, ¿me traes uno, por favor? Y también un batido de plátano con avena… – Si, eso sonaba bien. Le miró buscando en su vestimenta alguna plaquita con su nombre pero no encontró ninguna. – Disculpa, ¿cómo te llamas? -
Melinda J. Summers- Chicas de Storybrooke
- Soy : ¿A qué no lo adivinas?
Mensajes : 17
Empleo /Ocio : Policía
Fecha de inscripción : 03/08/2012
Re: Un día ajetreado (Libre)
Sonreí amablemente cuando dijo que estuviera tranquila. Sólo era desagradable cuando algo no me gustaba, suponía que como todo el mundo ¿no? Ladeé la cabeza con esa sonrisa cuando dijo que el continental no se oía mal y siguió mirando la carta. A muchos clientes les molestaba que las camareras nos quedaramos esperando cerca suyo o mirandoles porque eso ejercía presión y la verdad era agobiante. Por eso pude ver cómo mi compañera limpiaba las mesas. Odiaba que la limpieza se hiciera mal, todo tenía un orden, una manera. Quizás no era de lo más agradable al decir las cosas pero si por algo me caracterizaba era porque solía ser la más limpia y eficiente con la limpieza de todas.
Después de mostrarle cómo se hacía seguí la limpieza pero en mi barra, fregando cada cacharro a la vez que renegaba y me quejaba. Después me dediqué a ordenar los cacharros que había en la barra y en la pared. Estaba todo ordenado, pero a mi me gustaba que estuviera al milímetro, cada cosa en su sitio a la perfección. Quizás era obsesión, pero... debía dejarlo todo impoluto.
Miré a la agente dándome cuenta de que había sido un tanto estúpida con ella cuando no tenía la culpa de nada. Así que sonreí cuando dijo que podía tutearle. -Oh, perfecto, me siento mucho más cómoda tuteando, pero ya sabes, la educación ante todo. Me reí suavemente. Era una de las normas, evidentemente estando de cara al público no podías cometer faltas de educación y respeto, aunque no fuera una persona respetable. En aquel caso no era así, si de algo podíamos estar orgullosos era de los agentes de policía que allí teníamos.
Asentí cuando comentó que le convencí. Luego volví a sonreir ampliamente, algo divertida. -Pues no han hecho falta muchas palabras Dije bromeando un poco mientras lo apuntaba en la hoja de pedido para llevarlo a la cocina. Aunque antes me llamó nuevamente la atención, cuando preguntó mi nombre miré mi ropa y me di cuenta de que me había olvidado la plaquita. -¡Oh! ¡Qué idiota soy! Me he dejado la plaquita. Me llamo Solange, pero puedes llamarme Sol o Angy. Llevé el papel con el pedido y volví a la barra. -Enseguida está. Comenté suavemente mientras le preparaba el batido. Entonces me di cuenta de que lo único que sabía es que era la agente, nunca habíamos tenido problemas en el Granny's, ni yo, personalmente, como para que tuvieran que acudir así que no la conocía. -¿Cómo es trabajar como agente? Pregunté realmente curiosa sirviendole su batido.
Después de mostrarle cómo se hacía seguí la limpieza pero en mi barra, fregando cada cacharro a la vez que renegaba y me quejaba. Después me dediqué a ordenar los cacharros que había en la barra y en la pared. Estaba todo ordenado, pero a mi me gustaba que estuviera al milímetro, cada cosa en su sitio a la perfección. Quizás era obsesión, pero... debía dejarlo todo impoluto.
Miré a la agente dándome cuenta de que había sido un tanto estúpida con ella cuando no tenía la culpa de nada. Así que sonreí cuando dijo que podía tutearle. -Oh, perfecto, me siento mucho más cómoda tuteando, pero ya sabes, la educación ante todo. Me reí suavemente. Era una de las normas, evidentemente estando de cara al público no podías cometer faltas de educación y respeto, aunque no fuera una persona respetable. En aquel caso no era así, si de algo podíamos estar orgullosos era de los agentes de policía que allí teníamos.
Asentí cuando comentó que le convencí. Luego volví a sonreir ampliamente, algo divertida. -Pues no han hecho falta muchas palabras Dije bromeando un poco mientras lo apuntaba en la hoja de pedido para llevarlo a la cocina. Aunque antes me llamó nuevamente la atención, cuando preguntó mi nombre miré mi ropa y me di cuenta de que me había olvidado la plaquita. -¡Oh! ¡Qué idiota soy! Me he dejado la plaquita. Me llamo Solange, pero puedes llamarme Sol o Angy. Llevé el papel con el pedido y volví a la barra. -Enseguida está. Comenté suavemente mientras le preparaba el batido. Entonces me di cuenta de que lo único que sabía es que era la agente, nunca habíamos tenido problemas en el Granny's, ni yo, personalmente, como para que tuvieran que acudir así que no la conocía. -¿Cómo es trabajar como agente? Pregunté realmente curiosa sirviendole su batido.
Solange F. Desmarais- Humanos
- Soy : Fifi
Mensajes : 64
Empleo /Ocio : Camarera del Granny's
Fecha de inscripción : 25/08/2012
Re: Un día ajetreado (Libre)
Le sonrió a la muchacha. Si había algo que Melinda apreciaba era la cortesía y los buenos modales en una persona, por supuesto, cuando eran gestos sinceros. Nunca faltaba quien haciendo gala de una falsa amabilidad resultaba ser un hipócrita de primera categoría y esa clase de personas le sacaban de quicio. Casi que prefería que si en realidad eran groseros de corazón lo fueran siempre poniendo su verdadera cara. No era como si no supiera cómo tratar con brutos.
– No hay cuidado. – Le aseguró sonriente y haciendo un ademán con la mano de que no se preocupara. Tal vez dentro de algunos – muchos años - le llegaría el día, cuando tuviera el cabello ya pintado de plateado, en el que preferiría que se refirieran a ella como usted. Pero por mientras sentía un poco extraño que, cuando no estaba de servicio, gente de su misma edad o hasta menores le hablaran con tanta formalidad.
- No, que va, si sabe tan bien como lo describen no creo que sea necesario demasiado teatro para convencer a nadie de probarlo. – Además que Melinda era de bastante buen diente. A ella nada de eso de contar calorías ni preocuparse por lo que comía o negarse a llevarse a la boca nada que no fuera lechuga. Le parecía demasiado estresante. Prefería inclinarse al ejercicio que a hacer dietas para mantenerse en forma, porque disciplinada era y mucho, pero su fuerza de voluntad para resistirse a un buen pastelillo francés relleno de crema era nula. Mataba dos pájaros de un tiro, que entre más resistencia física tuviera mejor para su trabajo, ¿qué no?
- Pues mucho gusto Sol. Melinda. – Oficial Summers según la situación, pero ahora mismo no se encontraba en ningún escenario relacionado con su trabajo si no desayunando en tranquilidad. Era una persona sociable y le gustaba mucho conocer gente nueva, así que entablar algo de conversación nunca venía mal. Encontraba fascinante la clase de sorpresas que escondían los demás y que sólo descubrías si te animabas a conocerlos.
Apenas recibir el batido dio un sorbo a través de la pajilla. ¡Y qué bueno estaba! No debería comer tal vez tanto azúcar como hacía pero no podía evitarlo. Además eso era fruta. Al final iba a resultar que el cliché aquel sobre los policías y los doughnuts iba a ser verdad. – ¿En Storybrooke? – Aburrido según que días, pero considerando su profesión esa era buena señal. – La verdad no se está mal. – Rio un poco y se inclinó sobre la barra. – Ustedes se ven con bastante trabajo esta mañana. ¿Siempre es así a esta hora? -
– No hay cuidado. – Le aseguró sonriente y haciendo un ademán con la mano de que no se preocupara. Tal vez dentro de algunos – muchos años - le llegaría el día, cuando tuviera el cabello ya pintado de plateado, en el que preferiría que se refirieran a ella como usted. Pero por mientras sentía un poco extraño que, cuando no estaba de servicio, gente de su misma edad o hasta menores le hablaran con tanta formalidad.
- No, que va, si sabe tan bien como lo describen no creo que sea necesario demasiado teatro para convencer a nadie de probarlo. – Además que Melinda era de bastante buen diente. A ella nada de eso de contar calorías ni preocuparse por lo que comía o negarse a llevarse a la boca nada que no fuera lechuga. Le parecía demasiado estresante. Prefería inclinarse al ejercicio que a hacer dietas para mantenerse en forma, porque disciplinada era y mucho, pero su fuerza de voluntad para resistirse a un buen pastelillo francés relleno de crema era nula. Mataba dos pájaros de un tiro, que entre más resistencia física tuviera mejor para su trabajo, ¿qué no?
- Pues mucho gusto Sol. Melinda. – Oficial Summers según la situación, pero ahora mismo no se encontraba en ningún escenario relacionado con su trabajo si no desayunando en tranquilidad. Era una persona sociable y le gustaba mucho conocer gente nueva, así que entablar algo de conversación nunca venía mal. Encontraba fascinante la clase de sorpresas que escondían los demás y que sólo descubrías si te animabas a conocerlos.
Apenas recibir el batido dio un sorbo a través de la pajilla. ¡Y qué bueno estaba! No debería comer tal vez tanto azúcar como hacía pero no podía evitarlo. Además eso era fruta. Al final iba a resultar que el cliché aquel sobre los policías y los doughnuts iba a ser verdad. – ¿En Storybrooke? – Aburrido según que días, pero considerando su profesión esa era buena señal. – La verdad no se está mal. – Rio un poco y se inclinó sobre la barra. – Ustedes se ven con bastante trabajo esta mañana. ¿Siempre es así a esta hora? -
Melinda J. Summers- Chicas de Storybrooke
- Soy : ¿A qué no lo adivinas?
Mensajes : 17
Empleo /Ocio : Policía
Fecha de inscripción : 03/08/2012
Re: Un día ajetreado (Libre)
Melinda parecía ser una persona con carácter, bueno, suponía que por algo era agente, no me encajaba mucho un agente endeble, que los habría. Pero por otra parte se la veía amable y gentil. Sabía que las apariencias podían engañar y no era muy dada a la confianza con la gente que no conocía de nada, pero podía reconocer cuando alguien inspiraba confianza y quien no. Y Melinda inspiraba confianza, quizás ayudaba eso de que fuera agente.
Volví a sonreirle, me sentía mucho más cómoda hablandole de tú, además de que no debía ser mucho más mayor que yo, con lo que me resultaba incluso raro tratar de usted a una persona joven, pero eran las políticas de empresa. Era un poco absurdo porque si tratabas de usted a alguien la relación era mucho menos cercana, aunque sí respetuosa, pero en un lugar como aquel debería primar la confianza, pero yo no era quién para ir en contra de esa norma.
Reí suavemente con su comentario sobre el desayuno. -No, lo cierto es que esta mañana ha sido el más demandado. Y no ha hecho falta decir más que continental para que lo pidieran Volví a reir tranquilamente y de manera corta. -Parece que hoy todo el mundo viene hambriento. Me encogí de hombros con una sonrisa en mis labios. Había más gente de lo normal, pero mejor, mucho mejor, más propinas y más dinero para el negocio.
-Igualmente Melinda Dije ladeando un poco la cabeza mientras sonreía, no me vendría mal confiar en alguien por una vez en la vida. Además que me fiaba menos de los hombres que de las mujeres. Suponía que eso se debía a la tira de tíos que se habían comportado conmigo como verdaderos idiotas, así que... Desconfiaba de todos ellos.
Asentí cuando preguntó si hablaba del pueblo. Sonreí mientras iba secando los platos que antes había limpiado. -Eso está bien Comenté con bastante normalidad pero cuando preguntó aquello de si siempre estábamos así no pude evitar soltar una leve risa. -Qué va! No sé qué pasa hoy, no es normal que haya tanta gente, pero supongo que se ha extendido nuestra fama por el pueblo. Me encogí de hombros sin darle más importancia y entonces tocaron la campanita de los pedidos. Ya estaba listo su plato. Cogí los platos y se los acerqué, en uno la tostada y en otro un croissant pasado por la plancha para darle mejor sabor. En otro plato en un pequeño cuenco la mantequilla y en otro la mermelada. -Melinda, antes no te he preguntado, ¿quieres café? Se me había pasado por completo, esperaba que no le sentara mal o algo así.
Volví a sonreirle, me sentía mucho más cómoda hablandole de tú, además de que no debía ser mucho más mayor que yo, con lo que me resultaba incluso raro tratar de usted a una persona joven, pero eran las políticas de empresa. Era un poco absurdo porque si tratabas de usted a alguien la relación era mucho menos cercana, aunque sí respetuosa, pero en un lugar como aquel debería primar la confianza, pero yo no era quién para ir en contra de esa norma.
Reí suavemente con su comentario sobre el desayuno. -No, lo cierto es que esta mañana ha sido el más demandado. Y no ha hecho falta decir más que continental para que lo pidieran Volví a reir tranquilamente y de manera corta. -Parece que hoy todo el mundo viene hambriento. Me encogí de hombros con una sonrisa en mis labios. Había más gente de lo normal, pero mejor, mucho mejor, más propinas y más dinero para el negocio.
-Igualmente Melinda Dije ladeando un poco la cabeza mientras sonreía, no me vendría mal confiar en alguien por una vez en la vida. Además que me fiaba menos de los hombres que de las mujeres. Suponía que eso se debía a la tira de tíos que se habían comportado conmigo como verdaderos idiotas, así que... Desconfiaba de todos ellos.
Asentí cuando preguntó si hablaba del pueblo. Sonreí mientras iba secando los platos que antes había limpiado. -Eso está bien Comenté con bastante normalidad pero cuando preguntó aquello de si siempre estábamos así no pude evitar soltar una leve risa. -Qué va! No sé qué pasa hoy, no es normal que haya tanta gente, pero supongo que se ha extendido nuestra fama por el pueblo. Me encogí de hombros sin darle más importancia y entonces tocaron la campanita de los pedidos. Ya estaba listo su plato. Cogí los platos y se los acerqué, en uno la tostada y en otro un croissant pasado por la plancha para darle mejor sabor. En otro plato en un pequeño cuenco la mantequilla y en otro la mermelada. -Melinda, antes no te he preguntado, ¿quieres café? Se me había pasado por completo, esperaba que no le sentara mal o algo así.
Solange F. Desmarais- Humanos
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Fecha de inscripción : 25/08/2012
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