¿Un baño? [LIBRE]

Domingo, día de descanso y mi cabeza llena de información, cotilleos en su mayoría, de la que por unos instantes se quería olvidar.
Decidí ir esa tarde a la playa, darme un baño -adoraba el agua, fresca, salada...- y estar un rato a la sombra. Tenía la piel demasiado nibea como para que el sol le diese. No quería quemarme, nada de eso y el sol sin protección era lo que hacia y con ello podría conllevar un melanoma y por hay si que no iba a pasar. No, no quería morir y como no había comprado crema protectora para el sol, lo único que podía hacer era ponerme a la sombra y dar pequeños paseos por la orilla mientras mi piel, recién bañada por el agua, se secaba.

Preparé una bolsa con una talla para secar mi cuerpo y para poner sobre la arena, un libro de lectura y un pequeño tupper repleto de jugosas y frescas fresas. ¿Que me faltaba? Repasé la bolsa y vi que no podía ir sin nada que beber. Caminé hacia la cocina y cogí un botellin frío de agua, lo metí en una pequeña bolsa-nevera, de esas que conservan la temperatura de los alimentos y bebidas. Nuevamente fui a mi cuarto y guardé en la bolsa la bolsita-nevera y cogí en uno de los cajones de mi armario un bikini de color negro con detalles azules, también cogí un vestido playero y me fui a cambiar al baño de mi cuarto.

Cuando al fin estuve lista me fui a la playa dando un grato paso. Unas gafas de sol negras ocultaban lo bello de mis ojos y, mis labio rojizos destacaban gracias al brillo labial que se había dado al salir de casa.
Estuve un buen rato caminando, muchas personas querían pararse a hablar conmigo, mas no cruzamos mas que unas cuantas palabras. Y, al fin, llegué a mi destino.
Dejé la bolsa bajo un pequeño arbolito y, cogí de esta la toalla. Una leve brisa el alborotó mi cabello y hizo que algunos mechones rojizos de este se pegasen en mis jugosos labios.

Tras extender la toalla, algo llamativa cabe decir, me situé sobre ella y me quité el vestido, quedándome así en bikini.
Retiré el mechón de cabello rojizo de mis labios con un ligero y suave movimiento y lo situé detrás de mi oreja para que no regresase a mis labios.
Me quedé sentada allí, medio al sol medio a la sombra, mirando el paisaje. Mis ojos azules se quedaron fijos en el mar, las olas iban y venían, tranquilas pero con algo de fuerza. No es que hubiese mucha mareada, pero tampoco estaba el mar como un plato.

No fue mucho el tiempo en el que noté una presencia a mi lado y giré mi rostro para saber de quien se trataba. Era un chica de rostro dulce y adornado con pequeñas pecas, cabellos largos y castaños. No sería mucho mayor ni mucho mas pequeña que yo, pero su rostro reflejaba jovialidad, ganas de divertirse y... no lograba definir con una sola palabra la sensación que le daba al verla.
Suspiré por lo bajo algo exasperada por no poder finalizar mi primer análisis. La primera impresión no siempre era buena, pero contaba.
Estaba decidido, quería saber la segunda impresión, pro lo que dibuje una pequeña pero amable sonrisa en mi rostro y extendí mi mano.

- Hola -la salude en un principio- Soy Arie... Bueno, Arienne... -me presenté con tranquilidad y manteniendo aquella pequeña sonrisa en mi rostro.

Me preguntaba que primera impresión había tenido ella de mi. Mas no lo podía saber, aun no.
Flexioné mis piernas y con la mano que aun tenía "libre" las rodeé juntándolas mas con mi pecho.
El viento seguí soplando. Era agradable sentir aquella brisita, hacía que el calor que el astro sol nos proporcionaba se viene minimizado y que estar allí, bajo el, fuese más placentero. Si, sin duda aquel poco viento que hacía era de agradecer.