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Desayuno sin diamantes {Sutton}
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Desayuno sin diamantes {Sutton}
Anneliese entró a Granny's la cafetería de la ciudad.A pesar de ser bastante temprano, el establecimiento constaba de una cantidad considerable de clientes. Reunión de madrugadores. Bromeó para sí misma. Estaba algo ocupada, pendiente de la voz que le respondía a través del pinganillo del móvil. - Aham.-Asintió. -Si.-Abrió su libreta y apuntó unos datos para los nuevos cambios de horarios de última hora que tenía que realizar. -No se preocupe,ya está.Todo en orden.- Aseguró a su cliente a la vez que se acercaba al mostrador y hacía una seña con los dedos para llamar la atención a los camareros, además de saludares. No tenía que hablar, ella estaba allí prácticamente todas las mañanas y siempre pedía lo mismo:un café solo con dos cucharas de azúcar. Mientras esperaba su bebida, continuaba hablando.-¿Perdona me lo podrías repetir?- preguntó, uno de los presentes se dio por aludido a lo que ella respondió con sacudir la mano.-Tu no.- Sonrió de lado señalando al aparato que llevaba enganchado en su oreja. - Vale. Todo hecho, cualquier cambio contactaremos con usted.- Aseguró a su receptor a la vez que garabateaba unas palabras en su agenda. Seguro que parecía loca y todo, a primera vista parecía hablar sola.No comprendía como la gente se complicaba tanto por un concierto benéfico, que si los cantantes necesitaban practicar más, que si la alcaldesa estaba ocupada, que si todavía tenían que recibir los nuevos encargos para los efectos especiales del escenario... A veces parecía imposible contentar a todos, pero ella intentaba hacer todo lo posible. Apretó el dispositivo con su dedo indice para colgar la llamada y apagarlo.
Le tendieron su café en la barra, su taza seguía desprendiendo humo de lo caliente que estaba.- Gracias.- Agradeció ahora que tenía libertad de enterarse de lo que sucedía a su alrededor. Tenía las manos algo ocupada por lo que se puso el bolígrafo apoyado contra su oreja izquierda, la agenda contra su cuerpo sujeta por los brazos y tomó la taza entre ambas manos y se dirigió hacia uno de los asientos vacíos del local. Se llevó la mano a la boca y bostezó, todavía intentaba despertarse, dejar de andar tan empanada. Eso de apenas dormir y madrugar no le ayudaba demasiado. Tomó un sorbo de su café y se hecho hacia atrás apoyándose contra el respaldo de su asiente. Café.¿Qué haría sin ti? En cierto modo era eso lo que la mantenía en pie.
Le tendieron su café en la barra, su taza seguía desprendiendo humo de lo caliente que estaba.- Gracias.- Agradeció ahora que tenía libertad de enterarse de lo que sucedía a su alrededor. Tenía las manos algo ocupada por lo que se puso el bolígrafo apoyado contra su oreja izquierda, la agenda contra su cuerpo sujeta por los brazos y tomó la taza entre ambas manos y se dirigió hacia uno de los asientos vacíos del local. Se llevó la mano a la boca y bostezó, todavía intentaba despertarse, dejar de andar tan empanada. Eso de apenas dormir y madrugar no le ayudaba demasiado. Tomó un sorbo de su café y se hecho hacia atrás apoyándose contra el respaldo de su asiente. Café.¿Qué haría sin ti? En cierto modo era eso lo que la mantenía en pie.
Anneliese S.Leclair- Chicas de Storybrooke
- Soy : No sabe, no contesta.
Mensajes : 15
Empleo /Ocio : Ex-actriz / Organizadora de eventos sociales
Fecha de inscripción : 05/09/2012
Re: Desayuno sin diamantes {Sutton}
Me permito bostezar llevándome una de las manos a la boca mientras me cuelgo bien el bolso sobre mi hombro izquierdo. Amo, adoro mi trabajo, pero es obvio que hacer dobles turnos no puede ser sano para nadie, ni siquiera para alguien que acostumbra a dormir tan poco como lo hago yo. Es entonces cuando me hago una pregunta que no es la primera vez que me hago, ¿cómo es capaz mi cerebro de almacenarlo todo con lo cansada que me siento? Decido por millonésima vez que no voy a encontrar respuesta a esa pregunta y sigo andando, alejándome con cada uno de mis pasos un poco más del hospital.
Alejarme de mi lugar de trabajo también consigue de alguna manera que despeje mi cabeza mientras me fijo en mi entorno. Soy capaz de percatarme del más mínimo cambio en las fachadas de esos lugares o en el propio ambiente y me enorgullezco de mi misma por ser capaz de verlo, sobretodo porque sé perfectamente que no es una habilidad muy común. No, eso que yo puedo hacer realmente no es algo normal, aunque lejos de verme como un bicho raro siempre me he visto a mí misma como alguien especial.
Tengo muy claro donde quiero ir y guio mis pasos hasta la cafetería del pueblo. Un buen café cargado es lo que necesito después de tantas horas de trabajo, porque aún a pesar de saber que tengo el día y la noche libre, no pretendo dormir de día o me convertiré en un vampiro durante toda la noche y tampoco es que sea una idea fantástica, teniendo en cuenta que mañana si que tendré que ir a trabajar.
La campanita que hay sobre la puerta del establecimiento suena en el preciso instante en que abro la puerta y me permito sonreír mientras me acerco a la barra y le pido a una de las camareras si me puede poner un café bien cargado, haciendo bastante énfasis en la palabra “cargado” para que quede lo más claro posible. Me apoyo sobre la barra y comienzo a tamborilear con los dedos sobre ella sonriendo nuevamente cuando me tiende la taza – Gracias – Murmuro lo suficientemente alto como para que me oiga mientras tomo la taza entre mis manos. Noto el calor que desprende contra las palmas de mis manos, una sensación que he vivido muchos otros días y que tengo demasiado vívida en mi mente, pero no por eso en esta ocasión deja de ser especial.
Me vuelvo sobre mí misma, con cuidado de que no se me resbale el asa del bolso por el hombro (cosa que me pasa continuamente y me pone de los nervios, porque tengo la sensación de que el bolso acabara en el suelo y no me gusta nada) y es entonces cuando veo a Anne sentada en una de las mesas. Camino hasta donde está, taza en mano con una de mis típicas sonrisas en el rostro - ¡Buenos días Anne! - La saludo con una vitalidad que da lugar al engaño. Cualquiera diría que llevo toda la noche despierta en el hospital y que encima hice turno doble. Posiblemente mi cuerpo ya se ha acostumbrado a esos trotes a esa vida “loca”. - ¿Qué tal estás? Hace unos días que no te he visto... - ¿Cómo iba a verla con los turnos tan frenéticos que teníamos últimamente en el hospital? - Bueno, la verdad es que yo he estado muy ocupada estos últimos días. Ya sabes... el trabajo. - Continúo diciendo mientras le doy unas cuantas vueltas con la cucharita al café antes de darle un sorbo. Compruebo que realmente está cargado, tal y como he pedido, asiento una vez y vuelvo a dejar la taza sobre la mesa - ¿Estás metida en alguno de tus eventos? ¿Alguien ha pedido algo especial?
Apoyo mis brazos sobre la mesa y me inclino ligeramente hacia delante, pero no demasiado, no busco intimidarla ni mucho menos. Simplemente estoy mostrando curiosidad por su trabajo y lo que hace, es algo que me gusta hacer, mostrar ese tipo de interés por lo que hacen los demás. Incluso me he llegado a preguntar alguna vez si yo habría sido capaz de trabajar en algo parecido a lo que hacia Anne... No estoy del todo segura.
Alejarme de mi lugar de trabajo también consigue de alguna manera que despeje mi cabeza mientras me fijo en mi entorno. Soy capaz de percatarme del más mínimo cambio en las fachadas de esos lugares o en el propio ambiente y me enorgullezco de mi misma por ser capaz de verlo, sobretodo porque sé perfectamente que no es una habilidad muy común. No, eso que yo puedo hacer realmente no es algo normal, aunque lejos de verme como un bicho raro siempre me he visto a mí misma como alguien especial.
Tengo muy claro donde quiero ir y guio mis pasos hasta la cafetería del pueblo. Un buen café cargado es lo que necesito después de tantas horas de trabajo, porque aún a pesar de saber que tengo el día y la noche libre, no pretendo dormir de día o me convertiré en un vampiro durante toda la noche y tampoco es que sea una idea fantástica, teniendo en cuenta que mañana si que tendré que ir a trabajar.
La campanita que hay sobre la puerta del establecimiento suena en el preciso instante en que abro la puerta y me permito sonreír mientras me acerco a la barra y le pido a una de las camareras si me puede poner un café bien cargado, haciendo bastante énfasis en la palabra “cargado” para que quede lo más claro posible. Me apoyo sobre la barra y comienzo a tamborilear con los dedos sobre ella sonriendo nuevamente cuando me tiende la taza – Gracias – Murmuro lo suficientemente alto como para que me oiga mientras tomo la taza entre mis manos. Noto el calor que desprende contra las palmas de mis manos, una sensación que he vivido muchos otros días y que tengo demasiado vívida en mi mente, pero no por eso en esta ocasión deja de ser especial.
Me vuelvo sobre mí misma, con cuidado de que no se me resbale el asa del bolso por el hombro (cosa que me pasa continuamente y me pone de los nervios, porque tengo la sensación de que el bolso acabara en el suelo y no me gusta nada) y es entonces cuando veo a Anne sentada en una de las mesas. Camino hasta donde está, taza en mano con una de mis típicas sonrisas en el rostro - ¡Buenos días Anne! - La saludo con una vitalidad que da lugar al engaño. Cualquiera diría que llevo toda la noche despierta en el hospital y que encima hice turno doble. Posiblemente mi cuerpo ya se ha acostumbrado a esos trotes a esa vida “loca”. - ¿Qué tal estás? Hace unos días que no te he visto... - ¿Cómo iba a verla con los turnos tan frenéticos que teníamos últimamente en el hospital? - Bueno, la verdad es que yo he estado muy ocupada estos últimos días. Ya sabes... el trabajo. - Continúo diciendo mientras le doy unas cuantas vueltas con la cucharita al café antes de darle un sorbo. Compruebo que realmente está cargado, tal y como he pedido, asiento una vez y vuelvo a dejar la taza sobre la mesa - ¿Estás metida en alguno de tus eventos? ¿Alguien ha pedido algo especial?
Apoyo mis brazos sobre la mesa y me inclino ligeramente hacia delante, pero no demasiado, no busco intimidarla ni mucho menos. Simplemente estoy mostrando curiosidad por su trabajo y lo que hace, es algo que me gusta hacer, mostrar ese tipo de interés por lo que hacen los demás. Incluso me he llegado a preguntar alguna vez si yo habría sido capaz de trabajar en algo parecido a lo que hacia Anne... No estoy del todo segura.
Sutton N. Faraday- Humanos
- Soy : Mad Hatter's Wife
Mensajes : 108
Empleo /Ocio : Enfermera y madre a tiempo completo
Localización : Storybrooke - Maine - United States of America
Fecha de inscripción : 05/09/2012
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