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Whisky para los amigos [Sebastian]
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Whisky para los amigos [Sebastian]
Benjamin no solia hacer demasiado caso de las habladurías de los habitantes de Storybrooke. Había adquirido esa habilidad cuando su mala vida le hacía ser protagonista día si, día también de los chismes, que solían estar exagerados hasta la saciedad. Sin embargo al parecer el chisme de aquella ocasión era algo gordo, y nadie en todo Storybrooke podría quedarse al margen.
No hace falta decir que su sorpresa fue mayúscula cuando oyó toda la historia. Sebastian, su amigo Sebastian, seguramente el tipo más decente que conocía (por dios, si se pasaba el día con mocosos sin perder la cabeza...) había roto el matrimonio Sullivan, se había partido la cara con él doctorcito y había tenido algo que ver en que ella perdiera el bebé. Al menos aquello era lo que había podido sacar en claro de todas las diferentes versiones de los hechos que había llegado a escuchar.
Pero el caso es que aquello le sonaba mucho. Demasiado.
Su historia con Evelyn tenía un episodio muy parecido a aquel, enterrado en el cajón de temas que era mejor no tratar, con la ligera excepción de que él había estado acostándose con ella mientras estaba casada durante meses, con al diferencia que al enterarse del embarazo de Evelyn había huído como cobarde, se había descubierto todo, su marido la había dejado después de un proceso horrible de divorcio y ella había terminado perdiendo el bebé. Y otra diferencia importante es que nunca nadie había sabido que él había sido la tercera persona en aquella relación. Había habido suposiciones, claro, pero nunca nadie había tenido la confirmación.
En cambio Sebastian estaba metido en aquello hasta el cuello. Le habían pillado con las manos en la masa, y todos parecían estar horrorizados con el comportamiento del profesor. Bueno... Pues a él le traía con cuidado lo que hiciera, primero porque no era quien para juzgar aquel tipo de comportamientos, y segundo porque continuaría considerándolo un amigo aunque se dedicara a romper uno tras otro todos los matrimonios de ese maldito pueblo.
Por eso aquella tarde en la que Evelyn estaba trabajando y él había terminado pronto su trabajo en el taller decidió que iría a casa de Sebastian. Quizás nadie se había molestado en ir a decirle que pasara de lo que pudieran decir, o en ir a escuchar su versión de los hechos. Pasó un momento por casa de Evelyn para tomar un par de botellas del whisky más añejo que encontró y se plantó en casa de los Jones, esperando que su madre o no estuviera o estuviera encerrada en su habitación.
- Tío... ¿En que líos te metes? Todo el pueblo habla de ti. Por cierto...¿Alguien te ha dicho que un muerto tiene mejor cara que tú? – bueno, Ben no era persona de delicadezas. Le ayudaría en lo que pudiera pero no pensaba irse con rodeos. Le diría las cosas tal cual las pensaba, pero Sebastian le conocía lo suficiente bien para saber que sería así, y aquello fue lo primero que le dijo después que él le abriera la puerta de su casa – Traigo whisky.
Entró en casa de los Jones sin esperar una invitación explícita. Conocía lo suficientemente bien la casa como para saber hacía donde dirigirse para llegar al salón, donde dejó caerse sobre el sofá y dejar sobre la mesita las dos botellas que había traído con él. Le quitó el tapón a una de las botellas, le dio un trago y luego se la tendió a Sebastian.
- Así que... Grace Sullivan. Que callado te lo tenías. – fue todo lo que dijo, como forma de darle pie a que contase lo que quisiera de todo ese asunto.
No hace falta decir que su sorpresa fue mayúscula cuando oyó toda la historia. Sebastian, su amigo Sebastian, seguramente el tipo más decente que conocía (por dios, si se pasaba el día con mocosos sin perder la cabeza...) había roto el matrimonio Sullivan, se había partido la cara con él doctorcito y había tenido algo que ver en que ella perdiera el bebé. Al menos aquello era lo que había podido sacar en claro de todas las diferentes versiones de los hechos que había llegado a escuchar.
Pero el caso es que aquello le sonaba mucho. Demasiado.
Su historia con Evelyn tenía un episodio muy parecido a aquel, enterrado en el cajón de temas que era mejor no tratar, con la ligera excepción de que él había estado acostándose con ella mientras estaba casada durante meses, con al diferencia que al enterarse del embarazo de Evelyn había huído como cobarde, se había descubierto todo, su marido la había dejado después de un proceso horrible de divorcio y ella había terminado perdiendo el bebé. Y otra diferencia importante es que nunca nadie había sabido que él había sido la tercera persona en aquella relación. Había habido suposiciones, claro, pero nunca nadie había tenido la confirmación.
En cambio Sebastian estaba metido en aquello hasta el cuello. Le habían pillado con las manos en la masa, y todos parecían estar horrorizados con el comportamiento del profesor. Bueno... Pues a él le traía con cuidado lo que hiciera, primero porque no era quien para juzgar aquel tipo de comportamientos, y segundo porque continuaría considerándolo un amigo aunque se dedicara a romper uno tras otro todos los matrimonios de ese maldito pueblo.
Por eso aquella tarde en la que Evelyn estaba trabajando y él había terminado pronto su trabajo en el taller decidió que iría a casa de Sebastian. Quizás nadie se había molestado en ir a decirle que pasara de lo que pudieran decir, o en ir a escuchar su versión de los hechos. Pasó un momento por casa de Evelyn para tomar un par de botellas del whisky más añejo que encontró y se plantó en casa de los Jones, esperando que su madre o no estuviera o estuviera encerrada en su habitación.
- Tío... ¿En que líos te metes? Todo el pueblo habla de ti. Por cierto...¿Alguien te ha dicho que un muerto tiene mejor cara que tú? – bueno, Ben no era persona de delicadezas. Le ayudaría en lo que pudiera pero no pensaba irse con rodeos. Le diría las cosas tal cual las pensaba, pero Sebastian le conocía lo suficiente bien para saber que sería así, y aquello fue lo primero que le dijo después que él le abriera la puerta de su casa – Traigo whisky.
Entró en casa de los Jones sin esperar una invitación explícita. Conocía lo suficientemente bien la casa como para saber hacía donde dirigirse para llegar al salón, donde dejó caerse sobre el sofá y dejar sobre la mesita las dos botellas que había traído con él. Le quitó el tapón a una de las botellas, le dio un trago y luego se la tendió a Sebastian.
- Así que... Grace Sullivan. Que callado te lo tenías. – fue todo lo que dijo, como forma de darle pie a que contase lo que quisiera de todo ese asunto.
Benjamin J. Hawthorne- Chicos de Storybrooke
- Mensajes : 59
Empleo /Ocio : Mecánico
Fecha de inscripción : 11/07/2012
Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Es la séptima vez que habré leído la estupidez de que "Aurora" es la el nombre femenino de los "aurores" de Harry Potter. A ser sincero y siendo lunes no tenía demasiados ánimos de encajar una clase que no he preparado así que he optado por o fácil, hacerlos sacar una hoja y poner algunas cuantas preguntas sobre historias de cuentos de hadas que llevamos leyendo todo el año. La bella durmiente, pocahontas, blancanieves, la bella y la bestia, alicia en el país de las maravillas, etc. Me he encontrado cosas peores que lo de aurora, como lo de blancanieves que es una chica blanca llena de nieve.
Suspiro como por décima vez mientras termino de beberme el poco bourbon que me quedaba y que no usé para cocinar el almuerzo de esa tarde. Mi madre ha salido, no se a donde, no se porqué, solo sé que me ha gritado que no voy a ver a mi padre, me ha armado toda una de esas escenas típicas de las madres locas de adolescentes rebeldes y luego se ha pirado dando un portazo. Cómo si no fuera suficiente que hablaran de mi sobre lo que ha pasado con Grace, ahora encima tienen motivos de sobra con los gritos que se ha ido pegando mi madre sobre la mala persona que soy y que solo corroboran algo que ya siento.
Habría ido tras ella pero no estoy de humor, hoy es lunes (lo cual no mejora la situación) y si de mi dependiera me bebería todo lo que hay en la casa y me moriría hasta diciembre, sin embargo no tengo alcohol en casa más del justo que uso para cocinar, y el vino de cocina que es el que me queda a montones en la despensa no me gusta como sabe. Es por eso que en cuanto suena la puerta y oigo la voz de Benjamin antes de que sepa si quiera que es él, tengo la sensación de que hay un ángel de la guarda escuchando lo que pienso.
Agarro la botella cuando me la tiende sin mencionar nada y añado una mueca ante su comentario sobre mi aspecto. Ya sé que no estoy en mis mejores días pero tampoco es cómo que eso me importe mucho. - Y a ti no te han dicho que traes alcohol a la casa de la gente y luego te vas? - Sé de todos modos que por muchas amenazas e indirectas que le lance hará lo que le de la gana, así que al final empujo la puerta para cerrarla y le sigo al salón.
Quito los exámenes de en medio sin que me importe mucho mezclar los corregidos con los sin corregir porque probablemente termine aprobandolos a todos sin terminar de leerlos, creo que he llegado a mi límite de tonterías leídas por un día, antes de apoyarme del todo sobre el escritorio y remover la botella. - Porque no había nada que decir - Antes de aquella tarde me limitaba a verla de lejos, a autoconvencerme a mi mismo de que no importaba lo que hiciera, ella no era mía. - Estaba borracho. Fue una estupidez. - Me oculto tras lo obvio, ni siquiera sé que es peor, si intentar mentirme a mi mismo sobre lo que pasó aquella tarde y pasar el resto de mi vida siendo un borracho impulsivo para el resto del mundo, o aceptar la realidad y ser el capullo que va por ahí jodiendo matrimonios.
Suspiro como por décima vez mientras termino de beberme el poco bourbon que me quedaba y que no usé para cocinar el almuerzo de esa tarde. Mi madre ha salido, no se a donde, no se porqué, solo sé que me ha gritado que no voy a ver a mi padre, me ha armado toda una de esas escenas típicas de las madres locas de adolescentes rebeldes y luego se ha pirado dando un portazo. Cómo si no fuera suficiente que hablaran de mi sobre lo que ha pasado con Grace, ahora encima tienen motivos de sobra con los gritos que se ha ido pegando mi madre sobre la mala persona que soy y que solo corroboran algo que ya siento.
Habría ido tras ella pero no estoy de humor, hoy es lunes (lo cual no mejora la situación) y si de mi dependiera me bebería todo lo que hay en la casa y me moriría hasta diciembre, sin embargo no tengo alcohol en casa más del justo que uso para cocinar, y el vino de cocina que es el que me queda a montones en la despensa no me gusta como sabe. Es por eso que en cuanto suena la puerta y oigo la voz de Benjamin antes de que sepa si quiera que es él, tengo la sensación de que hay un ángel de la guarda escuchando lo que pienso.
Agarro la botella cuando me la tiende sin mencionar nada y añado una mueca ante su comentario sobre mi aspecto. Ya sé que no estoy en mis mejores días pero tampoco es cómo que eso me importe mucho. - Y a ti no te han dicho que traes alcohol a la casa de la gente y luego te vas? - Sé de todos modos que por muchas amenazas e indirectas que le lance hará lo que le de la gana, así que al final empujo la puerta para cerrarla y le sigo al salón.
Quito los exámenes de en medio sin que me importe mucho mezclar los corregidos con los sin corregir porque probablemente termine aprobandolos a todos sin terminar de leerlos, creo que he llegado a mi límite de tonterías leídas por un día, antes de apoyarme del todo sobre el escritorio y remover la botella. - Porque no había nada que decir - Antes de aquella tarde me limitaba a verla de lejos, a autoconvencerme a mi mismo de que no importaba lo que hiciera, ella no era mía. - Estaba borracho. Fue una estupidez. - Me oculto tras lo obvio, ni siquiera sé que es peor, si intentar mentirme a mi mismo sobre lo que pasó aquella tarde y pasar el resto de mi vida siendo un borracho impulsivo para el resto del mundo, o aceptar la realidad y ser el capullo que va por ahí jodiendo matrimonios.
Sebastian J. Jones- Realeza
- Soy : Príncipe Philip / Profesor
Mensajes : 171
Empleo /Ocio : Profesor
Edad : 36
Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Ben puso los ojos en blanco ante la respuesta de Sebastian. Para cualquier otro aquella explicación hubiera bastado, pero no para él. No se hacían ese tipo de cosas sólo por haber bebido más de la cuenta. Ni siquiera él, que se consideraba mucho más cabrón que Sebastian en ese sentido se hubiera ido a besar a una mujer casada sólo por el estado de estupidez que otorgaba el alcohol. Se habría jugado una mano en que ahí había algo más.
- Intenta convencer a otro con esta mierda de que no fue nada importante. ¿Recuerdas que yo ya he estado ahí? He sido el capullo rompe-matrimonios, y también huí cuando las cosas se pusieron complicadas. Y usé las mismas excusas patéticas. Pero la verdad te acaba dando en la cara tarde o temprano. No haces algo así por un impulso estúpido.
Se estiró para tomar la otra botella que había traído para no tener que quitarle la suya a Sebastian. Él se sentía capaz de beberse aquella él solito, y seguro que su amigo estaba lo jodido que él creía que estaba también terminaria con todo el contenido de la otra.
- Que se jodan si no están conformes con la forma en la que hiciste las cosas. Desde luego a mi me importa poco que le partieras la cara a Sullivan o que besaras a su mujer. De hecho ojalá lo hubiera hecho yo con esa lagartija que tenía Evelyn por marido.
A decir verdad no creía que nunca se hubieran parado a hablar detenidamente de toda su historia con Evelyn y su marido el forense con Sebastian. O sea, él conocía los detalles a grandes rasgos, porque tal y como sucedía ahora, en su momento había sido algo de lo que había hablado todo el pueblo, pero nadie sabía como había vivido todo aquello él. El culpable de todo. Era por eso precisamente que sabía tan bien como se sentía Sebastian. Él había estado en su mismo lugar. Había creído que podría huír de todo lo sucedido sin mirar atrás, y ahí estaba en esos momentos. No sólo no se había podido alejar de Evelyn, sino que había terminado aceptando que todo lo que había hecho se resumía a algo muy sencillo: la quería. Y desde que lo había aceptado, todo había sido mucho más sencillo en su vida.
- Pero bueno, no tenemos que hablar del tema si no quieres aprovecharte de mi sabiduría. Nos sentamos aquí en silencio y nos emborrachamos. Así de fácil. Antes que te decidas a hacerme callar con tu gancho de derechas, ahora que tienes la práctica de como hacerlo. - terminó con una sonrisa burlona. Seguro que agradecía que alguien se tomara medio en broma todo ese asunto.
- Intenta convencer a otro con esta mierda de que no fue nada importante. ¿Recuerdas que yo ya he estado ahí? He sido el capullo rompe-matrimonios, y también huí cuando las cosas se pusieron complicadas. Y usé las mismas excusas patéticas. Pero la verdad te acaba dando en la cara tarde o temprano. No haces algo así por un impulso estúpido.
Se estiró para tomar la otra botella que había traído para no tener que quitarle la suya a Sebastian. Él se sentía capaz de beberse aquella él solito, y seguro que su amigo estaba lo jodido que él creía que estaba también terminaria con todo el contenido de la otra.
- Que se jodan si no están conformes con la forma en la que hiciste las cosas. Desde luego a mi me importa poco que le partieras la cara a Sullivan o que besaras a su mujer. De hecho ojalá lo hubiera hecho yo con esa lagartija que tenía Evelyn por marido.
A decir verdad no creía que nunca se hubieran parado a hablar detenidamente de toda su historia con Evelyn y su marido el forense con Sebastian. O sea, él conocía los detalles a grandes rasgos, porque tal y como sucedía ahora, en su momento había sido algo de lo que había hablado todo el pueblo, pero nadie sabía como había vivido todo aquello él. El culpable de todo. Era por eso precisamente que sabía tan bien como se sentía Sebastian. Él había estado en su mismo lugar. Había creído que podría huír de todo lo sucedido sin mirar atrás, y ahí estaba en esos momentos. No sólo no se había podido alejar de Evelyn, sino que había terminado aceptando que todo lo que había hecho se resumía a algo muy sencillo: la quería. Y desde que lo había aceptado, todo había sido mucho más sencillo en su vida.
- Pero bueno, no tenemos que hablar del tema si no quieres aprovecharte de mi sabiduría. Nos sentamos aquí en silencio y nos emborrachamos. Así de fácil. Antes que te decidas a hacerme callar con tu gancho de derechas, ahora que tienes la práctica de como hacerlo. - terminó con una sonrisa burlona. Seguro que agradecía que alguien se tomara medio en broma todo ese asunto.
Benjamin J. Hawthorne- Chicos de Storybrooke
- Mensajes : 59
Empleo /Ocio : Mecánico
Fecha de inscripción : 11/07/2012
Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Mi mirada se va directamente a la botella en cuanto me dice que vaya a otro con esas mierdas. Ni siquiera sé en qué momento se me ocurrió que podría pasar por nada, que de verdad podría mentirme no solo a mi mismo sino a la persona que posiblemente entiende mejor una situación como la que yo estoy pasando. Paso mi dedo por la etiqueta intentando arrancarla antes de quitar el tapón de la botella y dar un sorbo largo escuchando sus palabras que son como puños. No haces eso por un impulso estúpido. Hay un problema, yo necesito desesperadamente que sea un impulso estúpido porque así me será más fácil olvidarme de todo ésto.
Bajo la botella poniéndola sobre la mesa pero sin soltarla y también sin mirarle. Ahora mismo mi confusión es tan grande que apenas puedo entender que narices me está pasando. La quiero, era algo que tenía claro esa tarde, fue el motivo que me llevó a pedirle que nos largáramos y fue el motivo también por el que he dejado que se vaya. Ahora es libre, libre de verdad para no cometer el error de venir conmigo ahora que su matrimonio ha terminado, de poder venir porque quiere. Aunque ¿cómo se supone que va a venir conmigo si yo prácticamente la he echado?.
Un suspiro se me escapa y la mano se me va directa a la cabeza en un movimiento casi desesperado por comprender que coño me pasa. La quiero cerca, la quiero lejos, la dejo ir, pero quiero que vuelva, la lastimo y espero que se repare sola. Ni siquiera me entiendo yo mismo en este instante, porque tengo un conflicto entre lo que quiero hacer y lo que realmente estoy haciendo o debería hacer. Lo que todo el mundo probablemente espera que haga. Esto es el mundo real, en el mundo real las cosas siempre acaban mal, es por eso que unos pocos decidieron escribir un montón de cuentos de hadas sobre besos de amor eternos que rompen cualquier maldición; porque esas cosas no pasan en el mundo real pero hacen mucha falta.
En el momento en el que menciona el hecho de que le rompí la cara al marido de Grace me relamo los labios. Escuchar aquello me provoca una satisfacción casi enfermiza, el mismo motivo por el que últimamente ni siquiera consigo reconocerme. - No es tan fácil. La gente habla, las personas tienen motivos para desconfiar que sea una persona equilibrada que tenga derecho a educar a sus hijos. - A parte de lo de siempre, he oído cosas sobre lo en muy desacuerdo que están algunos padres con que sus hijos sigan siendo alumnos míos. Probablemente hasta la alcaldesa esté pensando en llevarse a su hija lejos de mi, algo que quiere hacer desde que le regalé aquel libro de cuentos que vi en el desván y que ahora le he puesto a tiro. - Personas que ni siquiera tienen que ver con todo ésto están pagando el pato. Cuando metes la pata así nunca son solo las personas implicadas, siempre hay más detrás que terminan siendo tocadas, quieras o no - Eso es probablemente lo que mas me amarga de todo éste asunto. Jamás me habría importado haber sido encarcelado, haber sido golpeado, humillado y tachado del imbécil rompehogares que siento que soy si Grace tuviera a su hija, si Willow siguiera queriéndola tanto como antes de enterarse de todo lo que pasó, si todos los niños fueran a clase sin miedo de que su maestro preferido ya no estuviese allí para dar clase.
Me resbalo hasta el suelo apoyando la espalda en la mesa del escritorio arrastrando en el proceso algunas de las hojas de exámenes que vuelan por todas partes. - Además ¿por qué se supone que va a querer algo conmigo después de lo que hice?. Lo ha perdido todo, soy su última esperanza - Voy bajando la voz conforme hablo negándome a levantar la vista de la etiqueta de la botella que intento arrancar con gran ahínco. - Cuando todo pase sus amigos volverán, hablarán de otra cosa y tendrá otra persona con la que irse - Aquello suena con recelo a pesar de mis intentos de que no lo haga y por primera vez en mucho tiempo me doy cuenta de algo: no la quiero a mi lado porque me aterra la idea de perderla, así que como un cobarde prefiero esperar a que aquello que considero un capricho se pase del todo. Si nunca la tengo, nunca tendré que perderla y nunca tendré que ver cómo se va con otro que no la haya hecho perder su reputación, sus amigos y a su hija.
Aquel pensamiento solo consigue frustrarme más, la botella vuelve a mi boca y el sabor amargo del Whisky invade mi garganta.
Bajo la botella poniéndola sobre la mesa pero sin soltarla y también sin mirarle. Ahora mismo mi confusión es tan grande que apenas puedo entender que narices me está pasando. La quiero, era algo que tenía claro esa tarde, fue el motivo que me llevó a pedirle que nos largáramos y fue el motivo también por el que he dejado que se vaya. Ahora es libre, libre de verdad para no cometer el error de venir conmigo ahora que su matrimonio ha terminado, de poder venir porque quiere. Aunque ¿cómo se supone que va a venir conmigo si yo prácticamente la he echado?.
Un suspiro se me escapa y la mano se me va directa a la cabeza en un movimiento casi desesperado por comprender que coño me pasa. La quiero cerca, la quiero lejos, la dejo ir, pero quiero que vuelva, la lastimo y espero que se repare sola. Ni siquiera me entiendo yo mismo en este instante, porque tengo un conflicto entre lo que quiero hacer y lo que realmente estoy haciendo o debería hacer. Lo que todo el mundo probablemente espera que haga. Esto es el mundo real, en el mundo real las cosas siempre acaban mal, es por eso que unos pocos decidieron escribir un montón de cuentos de hadas sobre besos de amor eternos que rompen cualquier maldición; porque esas cosas no pasan en el mundo real pero hacen mucha falta.
En el momento en el que menciona el hecho de que le rompí la cara al marido de Grace me relamo los labios. Escuchar aquello me provoca una satisfacción casi enfermiza, el mismo motivo por el que últimamente ni siquiera consigo reconocerme. - No es tan fácil. La gente habla, las personas tienen motivos para desconfiar que sea una persona equilibrada que tenga derecho a educar a sus hijos. - A parte de lo de siempre, he oído cosas sobre lo en muy desacuerdo que están algunos padres con que sus hijos sigan siendo alumnos míos. Probablemente hasta la alcaldesa esté pensando en llevarse a su hija lejos de mi, algo que quiere hacer desde que le regalé aquel libro de cuentos que vi en el desván y que ahora le he puesto a tiro. - Personas que ni siquiera tienen que ver con todo ésto están pagando el pato. Cuando metes la pata así nunca son solo las personas implicadas, siempre hay más detrás que terminan siendo tocadas, quieras o no - Eso es probablemente lo que mas me amarga de todo éste asunto. Jamás me habría importado haber sido encarcelado, haber sido golpeado, humillado y tachado del imbécil rompehogares que siento que soy si Grace tuviera a su hija, si Willow siguiera queriéndola tanto como antes de enterarse de todo lo que pasó, si todos los niños fueran a clase sin miedo de que su maestro preferido ya no estuviese allí para dar clase.
Me resbalo hasta el suelo apoyando la espalda en la mesa del escritorio arrastrando en el proceso algunas de las hojas de exámenes que vuelan por todas partes. - Además ¿por qué se supone que va a querer algo conmigo después de lo que hice?. Lo ha perdido todo, soy su última esperanza - Voy bajando la voz conforme hablo negándome a levantar la vista de la etiqueta de la botella que intento arrancar con gran ahínco. - Cuando todo pase sus amigos volverán, hablarán de otra cosa y tendrá otra persona con la que irse - Aquello suena con recelo a pesar de mis intentos de que no lo haga y por primera vez en mucho tiempo me doy cuenta de algo: no la quiero a mi lado porque me aterra la idea de perderla, así que como un cobarde prefiero esperar a que aquello que considero un capricho se pase del todo. Si nunca la tengo, nunca tendré que perderla y nunca tendré que ver cómo se va con otro que no la haya hecho perder su reputación, sus amigos y a su hija.
Aquel pensamiento solo consigue frustrarme más, la botella vuelve a mi boca y el sabor amargo del Whisky invade mi garganta.
Sebastian J. Jones- Realeza
- Soy : Príncipe Philip / Profesor
Mensajes : 171
Empleo /Ocio : Profesor
Edad : 36
Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Realmente parecía que Sebastian estaba peor de lo que había creído en un principio. Peor de lo que había llegado a estar él en su misma situación en ningún momento, seguramente porque él nunca había sido de darle tantas vueltas a las cosas. Eran blancas o negras, y cuando veía demasiadas tonalidades de gris decidía que era algo demasiado complicado y que no sacaría nada en claro de seguir pensando en eso. Aquella costumbre hacía las cosas mucho más sencillas, y quizás era parte del problema para Sebastian.
- La gente siempre habla. Que les den. ¿O es que ellos siempre hacen bien las cosas? Vas a volverte loco si no paras de pensar en todas las consecuencias que ha tenido lo que has hecho. No vas a poder cambiarlo y no puedes estar toda la vida torturándote por eso.
Al menos eso era lo que hacía él, y tampoco le había ido tan mal. Si... Había habido una época en la que seguramente Evelyn le había odiado más que a nadie en el mundo, pero ahora todo parecía ir bien, al contrario de lo que le pasaba a su amigo.
Y si, tenía la sensación de que ese tipo de conversaciones no eran su punto fuerte, y que tal vez sus consejos no fueran el mejor modelo a seguir para nadie. Pero no podía dejar a Sebastian sintiendose como una mierda
- Bueno, si quieres huir de lo que significa lo que pasó no voy a ser yo quien te lo impida. A fin de cuentas yo hice lo mismo... Pero al menos ten la decencia de no fingir que es por su bien. Ella envió su matrimonio a la mierda por ti, no por esa otra persona que tú quieres creer que puede hacerla más feliz, ni por ninguno de sus amigos ni por nadie de los que chismean sobre ella.
Sabía que hablaba demasiado claro y que tenía menos sensibilidad que las piedras. Nunca había sabido como tratar temas delicados siendo precisamente eso, delicado, y probablemente por eso se había ganado más de un golpe a lo largo de su vida. Pero las cosas eran como eran. ¿Porque perder el tiempo suavizandolas?
Dio unas vueltas a la botella que tenía entre los dedos mirándola fijamente antes de levantarla y darle otro trago. Vale, él no era completamente objetivo en ese caso, porque se parecía demasiado a lo que había pasado él y por eso sabía que el camino que estaba siguiendo Sebastian conducía a la miseria más absoluta, mientras que el arriesgarse... Bueno, eso llevaba directamente a la situación en la que él estaba y con la que era feliz, de un modo que nunca habría esperado.
- Sólo otra cosa y ya luego si quieres me callo... ¿Te has molestado en preguntarle a ella lo que quiere? ¿O te has montado toda la película tu solo?
Y alguna cosa le decía que era lo segundo. La verdad es que no conocía a Grace Sullivan más allá de las veces contadas que se habían cruzado por el pueblo y aquello que había oído sobre ella. No parecía la clase de chica fácil que rompía años de matrimonio por nada, así que para ella también debía haber sido algo importante. Quizás estaban siendo idiotas los dos.
Ben cerró un momento los ojos, pensando que ese tipo de situaciones eran del nivel de complicación que siempre evitaba, de las cosas a las que tenías que dar mil vueltas antes de poder llegar a sacar algo en claro.
Definitivamente necesitaba más whisky.
- La gente siempre habla. Que les den. ¿O es que ellos siempre hacen bien las cosas? Vas a volverte loco si no paras de pensar en todas las consecuencias que ha tenido lo que has hecho. No vas a poder cambiarlo y no puedes estar toda la vida torturándote por eso.
Al menos eso era lo que hacía él, y tampoco le había ido tan mal. Si... Había habido una época en la que seguramente Evelyn le había odiado más que a nadie en el mundo, pero ahora todo parecía ir bien, al contrario de lo que le pasaba a su amigo.
Y si, tenía la sensación de que ese tipo de conversaciones no eran su punto fuerte, y que tal vez sus consejos no fueran el mejor modelo a seguir para nadie. Pero no podía dejar a Sebastian sintiendose como una mierda
- Bueno, si quieres huir de lo que significa lo que pasó no voy a ser yo quien te lo impida. A fin de cuentas yo hice lo mismo... Pero al menos ten la decencia de no fingir que es por su bien. Ella envió su matrimonio a la mierda por ti, no por esa otra persona que tú quieres creer que puede hacerla más feliz, ni por ninguno de sus amigos ni por nadie de los que chismean sobre ella.
Sabía que hablaba demasiado claro y que tenía menos sensibilidad que las piedras. Nunca había sabido como tratar temas delicados siendo precisamente eso, delicado, y probablemente por eso se había ganado más de un golpe a lo largo de su vida. Pero las cosas eran como eran. ¿Porque perder el tiempo suavizandolas?
Dio unas vueltas a la botella que tenía entre los dedos mirándola fijamente antes de levantarla y darle otro trago. Vale, él no era completamente objetivo en ese caso, porque se parecía demasiado a lo que había pasado él y por eso sabía que el camino que estaba siguiendo Sebastian conducía a la miseria más absoluta, mientras que el arriesgarse... Bueno, eso llevaba directamente a la situación en la que él estaba y con la que era feliz, de un modo que nunca habría esperado.
- Sólo otra cosa y ya luego si quieres me callo... ¿Te has molestado en preguntarle a ella lo que quiere? ¿O te has montado toda la película tu solo?
Y alguna cosa le decía que era lo segundo. La verdad es que no conocía a Grace Sullivan más allá de las veces contadas que se habían cruzado por el pueblo y aquello que había oído sobre ella. No parecía la clase de chica fácil que rompía años de matrimonio por nada, así que para ella también debía haber sido algo importante. Quizás estaban siendo idiotas los dos.
Ben cerró un momento los ojos, pensando que ese tipo de situaciones eran del nivel de complicación que siempre evitaba, de las cosas a las que tenías que dar mil vueltas antes de poder llegar a sacar algo en claro.
Definitivamente necesitaba más whisky.
Benjamin J. Hawthorne- Chicos de Storybrooke
- Mensajes : 59
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Fecha de inscripción : 11/07/2012
Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
¿Te has molestado en preguntarle a ella lo que quiere? ¿O te has montado toda la película tu solo?. Éso es literalmente un golpe, peor que si hubiese agarrado una licuadora y me la hubiera estampado en la cabeza. ¿que si le he preguntado lo que quiere? ¿alguien hace eso?. ¡Claro que no! Yo se lo que quiere, quiere estar conmigo porque está... está confusa y es por eso por lo que no puedo dejar que pase. Porque no quiero perderla, no quiero que se levante dentro de tres meses y me diga que todo fue un error.
Me aferro a la botella casi semi-abrazándola, protegiéndome de un moco infantil ante las agresiones de sus insinuaciones. Llega un momento en el que toda la seguridad que tenía sobre mi situación se desvanece. Ya no se si soy yo quien tiene razón o soy el que se está equivocando. ¿Y si me estoy equivocando?. Ésto no tiene sentido, se supone que yo pienso las cosas racionalmente, las comparo, la comparo y me aseguro de elegir la mejor opción. ¿Algo así puede ser un error?.
Llevo mis labios a la botella pero no la inclino. Beber solo hace que todo empeore. Esa nunca fue la solución, está claro que borracho no consigo sacarla de mi cabeza así que ni siquiera sé porque prefiero seguir bebiendo antes que aceptar que el alcohol no va a hacer más rápido el olvido. Probablemente porque pensar en ella mientras estoy sobre me produce una culpabilidad enfermiza, en cambio borracho deja de importarme.
Intento rasgar la etiqueta callado, sin palabras, repentinamente toda la prosa y jerga que conozco se ha difuminado de mi cabeza. ¿Que excusa pongo ahora? no lo se, porque ya no se lo que pienso, hago, digo... ni siquiera sé lo que estoy sintiendo. En éste momento soy un desastre emocional absoluto. - No es una película - Me excuso, pero no hay razón para hacerlo porque él tiene razón. No se lo he preguntado. - Es la realidad. Éstas cosas pasan todos los días. La gente se pelea, se reconcilia, se va con personas y se arrepiente - Mi trabajo como maestro me da muchas horas vacías, es probable que por eso tenga demasiado tiempo libre que a veces me veo obligado a gastar con películas. - No quiero ser el error que cometió porque se quedó sola - Hablo en serio, como si la sola idea de que algo como eso sucediera me asustara en exceso. - No quiero irme 10 años en el futuro y oir cómo me dice que jamás debió haber venido conmigo - Ese último pensamiento me resulta aún más deprimente que el hecho de que me hiciera caer en cuenta de que he tomado una decisión arbitraria sin contar con Grace, pensando en lo que era mejor para ella.
Suelto un ruido entre un gemido desesperado y derrotista chocando mi cabeza contra el escritorio cerrando los ojos un momento. - Me siento tan rematadamente patetico - Es algo que me repito una y otra vez, pero ahora es mas tangible e insoportable, porque todas estas cosas que se me pasaron por la cabeza alguna vez, ahora las está oyendo alguien.
Me aferro a la botella casi semi-abrazándola, protegiéndome de un moco infantil ante las agresiones de sus insinuaciones. Llega un momento en el que toda la seguridad que tenía sobre mi situación se desvanece. Ya no se si soy yo quien tiene razón o soy el que se está equivocando. ¿Y si me estoy equivocando?. Ésto no tiene sentido, se supone que yo pienso las cosas racionalmente, las comparo, la comparo y me aseguro de elegir la mejor opción. ¿Algo así puede ser un error?.
Llevo mis labios a la botella pero no la inclino. Beber solo hace que todo empeore. Esa nunca fue la solución, está claro que borracho no consigo sacarla de mi cabeza así que ni siquiera sé porque prefiero seguir bebiendo antes que aceptar que el alcohol no va a hacer más rápido el olvido. Probablemente porque pensar en ella mientras estoy sobre me produce una culpabilidad enfermiza, en cambio borracho deja de importarme.
Intento rasgar la etiqueta callado, sin palabras, repentinamente toda la prosa y jerga que conozco se ha difuminado de mi cabeza. ¿Que excusa pongo ahora? no lo se, porque ya no se lo que pienso, hago, digo... ni siquiera sé lo que estoy sintiendo. En éste momento soy un desastre emocional absoluto. - No es una película - Me excuso, pero no hay razón para hacerlo porque él tiene razón. No se lo he preguntado. - Es la realidad. Éstas cosas pasan todos los días. La gente se pelea, se reconcilia, se va con personas y se arrepiente - Mi trabajo como maestro me da muchas horas vacías, es probable que por eso tenga demasiado tiempo libre que a veces me veo obligado a gastar con películas. - No quiero ser el error que cometió porque se quedó sola - Hablo en serio, como si la sola idea de que algo como eso sucediera me asustara en exceso. - No quiero irme 10 años en el futuro y oir cómo me dice que jamás debió haber venido conmigo - Ese último pensamiento me resulta aún más deprimente que el hecho de que me hiciera caer en cuenta de que he tomado una decisión arbitraria sin contar con Grace, pensando en lo que era mejor para ella.
Suelto un ruido entre un gemido desesperado y derrotista chocando mi cabeza contra el escritorio cerrando los ojos un momento. - Me siento tan rematadamente patetico - Es algo que me repito una y otra vez, pero ahora es mas tangible e insoportable, porque todas estas cosas que se me pasaron por la cabeza alguna vez, ahora las está oyendo alguien.
Sebastian J. Jones- Realeza
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Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Tuvo que morderse la lengua para no reconocerle que en realidad si era patético. No era nada personal, simplemente que todo hombre enamorado lo era. Sebastian lo era, él mismo lo era, y cualquiera en su situación lo seria también. Pero ya había valido de dura sinceridad para esa tarde. Sin embargo la forma en la que razonaba le parecía completamente opuesta a la realidad que él o cualquier persona que no ser perdiera en los prejuicios, podría tener de aquella situación.
- Bueno, es un punto de vista... Pero yo creo que completamente equivocado. Ella está sola como consecuencia de que te eligió a ti, ¿no? No es como si se hubiera quedado sola por alguna atrocidad que no tiene nada que ver con esto y luego hubiera dicho "Bueno, me iré con el imbécil de Jones un tiempo porque es el único que me hace caso". O al menos eso me parece a mi que sólo soy un pobre espectador.
Sabía que ya estaba hablando más de la cuenta. El alcohol tendía a aflojarle la lengua más de lo habitual en los primeros tragos, mucho antes de que empezara con las incoherencias. Pero de algún modo se sentía responsable de ello. Porque quizás en su momento habría agradecido que alguien se tomara la molestia de darle una colleja y decirle lo imbécil que estaba siendo. Pero a pesar de todo sabía que si Sebastian continuaba empeñado en creer lo que creía, ni él ni nadie conseguiría hacerle cambiar de idea.
- Evidentemente luego ella puede darte la patada si no eres lo que espera. ¿Pero no es eso lo que puede pasar en cualquier relación? A ti, a mi, a cualquiera. Y si no nos arriesgaramos nunca estariamos con nadie.
Le había costado comprenderlo, pero aquello era exactamente lo que le había hecho huir en primer lugar de lo suyo con Evelyn. Cuando todo era algo que no podía ser, y ella tenía un marido al que volver nunca había habido problema. En cuanto todo aquello cambió y pasó a ser una posibilidad real, él había decidido que romperle el corazón y hacerle creer que nunca le había importado y que solo había sido sexo, era lo mejor que podía hacer para seguir con su vida sin complicaciones. Y era exactamente lo que estaba haciendo Sebastian en esos momentos.
Volvió a dar un trago a la botella sin poder evitar notar que su acompañante estaba bajando la intensidad. No lo culpaba. Sabía que el alcohol no solucionaba ninguno de esos problemas ni permitía pensar con claridad (que seguramente era lo que tan atractiva volvía aquella posibilidad d dejar de pensar en todo).
Dejó la botella encima de la mesa, dándole a entender que él tampoco iba a beber más. Aquella situación le requería minimamente sobrio.
- Ella no te esperará para siempre. Deja de comportarte como un capullo. – y aquello era lo último que pensaba agregar sobre el tema. Había expuesto todo lo que creía de la forma en la que creía que él podría entenderlo y ahora dependía de él si le hacía caso o continuaba haciendo lo que le diera la gana.
- Bueno, es un punto de vista... Pero yo creo que completamente equivocado. Ella está sola como consecuencia de que te eligió a ti, ¿no? No es como si se hubiera quedado sola por alguna atrocidad que no tiene nada que ver con esto y luego hubiera dicho "Bueno, me iré con el imbécil de Jones un tiempo porque es el único que me hace caso". O al menos eso me parece a mi que sólo soy un pobre espectador.
Sabía que ya estaba hablando más de la cuenta. El alcohol tendía a aflojarle la lengua más de lo habitual en los primeros tragos, mucho antes de que empezara con las incoherencias. Pero de algún modo se sentía responsable de ello. Porque quizás en su momento habría agradecido que alguien se tomara la molestia de darle una colleja y decirle lo imbécil que estaba siendo. Pero a pesar de todo sabía que si Sebastian continuaba empeñado en creer lo que creía, ni él ni nadie conseguiría hacerle cambiar de idea.
- Evidentemente luego ella puede darte la patada si no eres lo que espera. ¿Pero no es eso lo que puede pasar en cualquier relación? A ti, a mi, a cualquiera. Y si no nos arriesgaramos nunca estariamos con nadie.
Le había costado comprenderlo, pero aquello era exactamente lo que le había hecho huir en primer lugar de lo suyo con Evelyn. Cuando todo era algo que no podía ser, y ella tenía un marido al que volver nunca había habido problema. En cuanto todo aquello cambió y pasó a ser una posibilidad real, él había decidido que romperle el corazón y hacerle creer que nunca le había importado y que solo había sido sexo, era lo mejor que podía hacer para seguir con su vida sin complicaciones. Y era exactamente lo que estaba haciendo Sebastian en esos momentos.
Volvió a dar un trago a la botella sin poder evitar notar que su acompañante estaba bajando la intensidad. No lo culpaba. Sabía que el alcohol no solucionaba ninguno de esos problemas ni permitía pensar con claridad (que seguramente era lo que tan atractiva volvía aquella posibilidad d dejar de pensar en todo).
Dejó la botella encima de la mesa, dándole a entender que él tampoco iba a beber más. Aquella situación le requería minimamente sobrio.
- Ella no te esperará para siempre. Deja de comportarte como un capullo. – y aquello era lo último que pensaba agregar sobre el tema. Había expuesto todo lo que creía de la forma en la que creía que él podría entenderlo y ahora dependía de él si le hacía caso o continuaba haciendo lo que le diera la gana.
Benjamin J. Hawthorne- Chicos de Storybrooke
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Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Empiezo a reírme de un modo algo estúpido ante la imagen de Grace diciendo "el imbécil de jones" porque yo en el fondo estudio con niños que se ríen de estupideces y algunas de esas estúpideces se me pegan. La mayor del tiempo las mantengo ocultas bajo la fachada inmadura pero responsable que uso para relacionarme con ellos. Estar cercano y lejano a la vez. Cerca para que puedan necesitarme y echar mano de mi si les hago falta, pero lejos para darme cuenta desde ese punto de vista aquello que tanto necesitan y que si estuviese demasiado cerca me pasaría desapercibido. Casi puedo oírlos reírse detrás de mi porque benjamin ha dicho "imbécil" y también las habituales risas que vienen tras la frase "me he caído de culo".
Ya he pasado ese límite que me mantiene entre la cordura alcohólica y la pérdida total de la misma porque me hallo sentado a mi mismo en un modo muy desinteresado y poco elegante en el suelo, casi sobre la espalda, con la botella sobre mi estómago y mis manos alrededor de la misma acariciando con el pulgar la boquilla de ésta. - Ya lo se - Sé que no me esperara para siempre. Nadie en su sano juicio es capaz de hacerlo. - Eso es precisamente de lo que pretendía valerme. Cuando se hartara de esperarme me olvidaría, todo volvería a la normalidad y solo serían malos recuerdos. - Chasco la lengua y suelto un par de refunfuños que suenan algo incoherentes porque no es que los esté pensando mucho, fijando mi vista en la etiqueta del Whisky que si sigo leyendo es probable que para cuando me la acabe ya me la sepa de memoria.
Chisto y alzo mi vista hacia Bejamín. Creo recordar todas las cosas que me ha dicho sobre él, que han contado los demás, los rumores sin pruebas, las palabrerías. A diferencia de lo que le pasó a él, es que no le pillaron. - Pero lo cierto es que me siento raro - Raro porque no me reconozco, porque tengo sentimientos de odio que creía haber dejado tras salir de la adolescencia. Es todo tan complicado y confuso que más que miedo estoy en un completo pánico. Si no me reconozco yo ¿por qué iban a hacerlo los demás?. - Quiero matar a su marido, me parece muy normal querer hacerlo, me produce una satisfacción enfermiza mirarme al espejo y reconocer los moretones que probablemente tenga él también - Al principio hablo como si fueran palabras completamente al azar, pero poco a poco van cobrando velocidad y sé a ciencia cierta de lo que estoy hablando. - Yo no soy así - Al menos, hasta antes de esa tarde estaba completamente seguro. - Mi madre siempre decía que la chica de la que te enamoras debe hacerte mejor persona. y si no lo hace es porque no es la correcta. - Me lo he repetido tantas veces en los últimos días que ya ni siquiera recuerdo cual era la explicación racional para ello o porqué me la dijo alguna vez. - Aunque ella que sabrá. - Según recuerdo haber oído cuando era niño, mis padres no se casaron precisamente enamorados. Han permanecido juntos mucho tiempo porque... pues porque eso es lo que se supone que hacen las personas casadas. Ellos siguen creyendo que estamos en el siglo XVIII y se niegan a ver el hecho de que existen los divorcios... de que ya no hace falta permanecer para siempre con una persona por la cual no sientes nada en absoluto, más que los sentimientos derivados de la convivencia.
- No quiero ser una mala persona - Concluyo todo mi discurso con esas sencillas palabras y en una especie de susurro volviendo a mi misión de arrancar la de por sí ya destrozada etiqueta. - Grace no se merece una mala persona -
Ya he pasado ese límite que me mantiene entre la cordura alcohólica y la pérdida total de la misma porque me hallo sentado a mi mismo en un modo muy desinteresado y poco elegante en el suelo, casi sobre la espalda, con la botella sobre mi estómago y mis manos alrededor de la misma acariciando con el pulgar la boquilla de ésta. - Ya lo se - Sé que no me esperara para siempre. Nadie en su sano juicio es capaz de hacerlo. - Eso es precisamente de lo que pretendía valerme. Cuando se hartara de esperarme me olvidaría, todo volvería a la normalidad y solo serían malos recuerdos. - Chasco la lengua y suelto un par de refunfuños que suenan algo incoherentes porque no es que los esté pensando mucho, fijando mi vista en la etiqueta del Whisky que si sigo leyendo es probable que para cuando me la acabe ya me la sepa de memoria.
Chisto y alzo mi vista hacia Bejamín. Creo recordar todas las cosas que me ha dicho sobre él, que han contado los demás, los rumores sin pruebas, las palabrerías. A diferencia de lo que le pasó a él, es que no le pillaron. - Pero lo cierto es que me siento raro - Raro porque no me reconozco, porque tengo sentimientos de odio que creía haber dejado tras salir de la adolescencia. Es todo tan complicado y confuso que más que miedo estoy en un completo pánico. Si no me reconozco yo ¿por qué iban a hacerlo los demás?. - Quiero matar a su marido, me parece muy normal querer hacerlo, me produce una satisfacción enfermiza mirarme al espejo y reconocer los moretones que probablemente tenga él también - Al principio hablo como si fueran palabras completamente al azar, pero poco a poco van cobrando velocidad y sé a ciencia cierta de lo que estoy hablando. - Yo no soy así - Al menos, hasta antes de esa tarde estaba completamente seguro. - Mi madre siempre decía que la chica de la que te enamoras debe hacerte mejor persona. y si no lo hace es porque no es la correcta. - Me lo he repetido tantas veces en los últimos días que ya ni siquiera recuerdo cual era la explicación racional para ello o porqué me la dijo alguna vez. - Aunque ella que sabrá. - Según recuerdo haber oído cuando era niño, mis padres no se casaron precisamente enamorados. Han permanecido juntos mucho tiempo porque... pues porque eso es lo que se supone que hacen las personas casadas. Ellos siguen creyendo que estamos en el siglo XVIII y se niegan a ver el hecho de que existen los divorcios... de que ya no hace falta permanecer para siempre con una persona por la cual no sientes nada en absoluto, más que los sentimientos derivados de la convivencia.
- No quiero ser una mala persona - Concluyo todo mi discurso con esas sencillas palabras y en una especie de susurro volviendo a mi misión de arrancar la de por sí ya destrozada etiqueta. - Grace no se merece una mala persona -
Sebastian J. Jones- Realeza
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Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
- Uy si... Que mala persona... - ironizó con una sonrisa antes de agregar - Querer partirle la cara a Sullivan no es ser una mala persona. Es algo completamente normal dadas las circunstancias.
Pero según parecía sus excusas para dejar claro que lo suyo no tenía futuro no iban a terminarse, y a él si se le empezaban a terminar los argumentos para convencerle de lo contrario. Porque por mucho que él dijera, él estaba convencido que "matar" era algo exagerado para lo que debía sentir para con el doctor. Partirle la cara, seguramente, aunque eso ya lo había hecho, y sus moratones todavía visibles lo acreditaban. ¿Y que? El lo habría hecho con el desgraciado de Downey. Incluso no descartaba el hacerlo todavía, porque cada vez que se cruzaba con él se le crispaban los nervios sin saber exactamente porque.
- Trabajas con niños y todos estan encantados contigo. Sigues aguantando a tu madre y viviendo en esta casa para no dejarla sola. Llevas años visitando a diario a tu padre en el hospital aún cuando lo más seguro es que no despierte... Tu di lo que quieras, pero eso no encaja en la descripción de una mala persona. No eres un santo, claro que no. Nadie lo es. Además que ser buena persona exclusivamente debe ser lo más aburrido del mundo.
Claro que él no se consideraba mala persona, pero tampoco era buena persona. Había hecho sufrir a Evelyn y a incontables chicas más, usándolas a su favor y luego olvidándose de ellas sin mirar atrás. Así que era el primero que no creía en todas aquellas paridas de tener que ser una buena persona para ser merecedor de estar con quien quieres. Para él no eran más que tonterías.
- Todo esto no son más que mierdas, Sebastian. Eres como eres. No tienes que cambiar para estar con nadie. Si a ella le gusta bien, y sino pues nada. Tal vez ella también tenga cosas que una vez conozcas hagan qu quieras dejarlo. - se hechó hacía atrás en el sofá pasando la vista por unos instantes en el lío de papeles tirados por todas partes en el que se había convertido el comedor. Seguramente la señora Jones entraria en histeria cuando viera todo aquello - Pero estoy perdiendo el tiempo, ¿verdad? Tu tienes pensadas mil y una excusas, y cada vez que intente demostrarte que estás equivocado con una me saldrás con otra...
Se levantó de su asiento ligeramente tambaleante, pero todavía con la estabilidad suficiente para tenerse en pie sin problemas. Y no, no pensaba irse, sólo quería ir a la cocina para encontrar algo de comer, pero aún así se detuvo en el marco de la puerta, intentando hacer trágica su salida.
- A fin de cuentas todo se reduce a un problema: Piensas demasiado. Y no hay nada racional en estas mierdas del amor. Pensar no sirve. - se giró de espaldas y continuó caminando hacia la cocina - ¿Tienes algo para comer? Me muero de hambre. - o más bien no le daba la gana volver a casa y tener que prepararse algo él solo. Era pésimo cocinando.
Pero según parecía sus excusas para dejar claro que lo suyo no tenía futuro no iban a terminarse, y a él si se le empezaban a terminar los argumentos para convencerle de lo contrario. Porque por mucho que él dijera, él estaba convencido que "matar" era algo exagerado para lo que debía sentir para con el doctor. Partirle la cara, seguramente, aunque eso ya lo había hecho, y sus moratones todavía visibles lo acreditaban. ¿Y que? El lo habría hecho con el desgraciado de Downey. Incluso no descartaba el hacerlo todavía, porque cada vez que se cruzaba con él se le crispaban los nervios sin saber exactamente porque.
- Trabajas con niños y todos estan encantados contigo. Sigues aguantando a tu madre y viviendo en esta casa para no dejarla sola. Llevas años visitando a diario a tu padre en el hospital aún cuando lo más seguro es que no despierte... Tu di lo que quieras, pero eso no encaja en la descripción de una mala persona. No eres un santo, claro que no. Nadie lo es. Además que ser buena persona exclusivamente debe ser lo más aburrido del mundo.
Claro que él no se consideraba mala persona, pero tampoco era buena persona. Había hecho sufrir a Evelyn y a incontables chicas más, usándolas a su favor y luego olvidándose de ellas sin mirar atrás. Así que era el primero que no creía en todas aquellas paridas de tener que ser una buena persona para ser merecedor de estar con quien quieres. Para él no eran más que tonterías.
- Todo esto no son más que mierdas, Sebastian. Eres como eres. No tienes que cambiar para estar con nadie. Si a ella le gusta bien, y sino pues nada. Tal vez ella también tenga cosas que una vez conozcas hagan qu quieras dejarlo. - se hechó hacía atrás en el sofá pasando la vista por unos instantes en el lío de papeles tirados por todas partes en el que se había convertido el comedor. Seguramente la señora Jones entraria en histeria cuando viera todo aquello - Pero estoy perdiendo el tiempo, ¿verdad? Tu tienes pensadas mil y una excusas, y cada vez que intente demostrarte que estás equivocado con una me saldrás con otra...
Se levantó de su asiento ligeramente tambaleante, pero todavía con la estabilidad suficiente para tenerse en pie sin problemas. Y no, no pensaba irse, sólo quería ir a la cocina para encontrar algo de comer, pero aún así se detuvo en el marco de la puerta, intentando hacer trágica su salida.
- A fin de cuentas todo se reduce a un problema: Piensas demasiado. Y no hay nada racional en estas mierdas del amor. Pensar no sirve. - se giró de espaldas y continuó caminando hacia la cocina - ¿Tienes algo para comer? Me muero de hambre. - o más bien no le daba la gana volver a casa y tener que prepararse algo él solo. Era pésimo cocinando.
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Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Ya tengo mas excusas preparadas en la boca pero me las callo llevándome la botella a los labios para dar un sobro a medias, no muy dispuesto a dejar pasar demasiado líquido porque sé que he pasado ese límite que no debo pasar, el sin retorno de donde ya no hay vuelta atrás. - Eso no cuenta. Es mi trabajo, es mi madre, es mi padre y eso ha sido muy cruel por tu parte. - Empiezo como si todo fuese tremendamente obvio para cambiar a un tono de estarle riñendo como a un niño pequeño por el comentario de mi padre. No estoy seguro de si el motivo por el que no me afecta es el alcohol, o que llevo toda mi vida sabiendo que no va a despertar pero fingiendo que sí solo por aparentar no haber perdido la esperanza. De todos modos no tengo tiempo ni tampoco ganas de ponerme a ahondar dentro de mi y averiguarlo.
Me pongo a cuatro patas colocando la botella sobre le escritorio para levantarme, quedándome de rodillas con la cabeza por encima mirando el desorden que he hecho yo mismo sin darme cuenta y empezar como paranóico a buscar cosas. - Pues claro que tengo excusas, tengo un montón de excusas porque llevo pensando todo el rato lo que ha pasado y... ¿donde está mi gato? - Mi concentración vuela como una hoja al viento. Después de pasarme como tres minutos buscándolo me doy un tortazo contra la mesa al intentar levantarme, lo que me hace acordarme irónicamente de algo obvio. - Pero que digo, si yo no tengo gato -
Alzo mi vista hacia Benjamin que de repente se ha puesto serio, suelto un tsk al oír eso de que pienso demasiado y una parte de mi sabe que tiene razón. - Puede ser, pero tu no piensas en absoluto y eres un poco idiota - Me relamo los labios por un momento mientras sopeso mis propias palabras. Miro hacia la botella y me doy cuenta de que va por debajo de la mitad así que la alejo de mi con un gesto de mi mano (que no servirá de nada si al final decido que quiero acabármela) y termino por ponerme en pie.
Estoy tan borracho que ya ni siquiera soy coherente con lo que digo. ¿De donde salió lo del gato? de un recuerdo estúpidamente cruzado. Paula nunca ha tenido una mascota y se me pasó por la cabeza elegir una para clase que no fuera muy ruidosa. Lo primero que se me ocurrió fue un gato hasta que me di cuenta de que no podía, porque se pasaban durmiendo la mayor parte del día, la otra comiendo y la otra jugando y entonces me vi, casi como en una visión futurista, explicando matemáticas al viento porque todos estarían tonteando con el estúpido gato que cogería como horas de juego justamente aquellas horas en las que todos los niños estaban en clase. Luego nos pasamos al pecesito de colores, pero resulta tan rematadamente aburrido que es como si no tuviéramos ninguno. - Tengo que comprar una ardilla - Doy por sentado en una de esas conexiones mentales que solo puedes hacer en la madrugada con litros de alcohol en vena.
Lo de la comida me saca de mi delirio mental y asiento siguiéndole a la cocina dando un par de tumbos involuntarios por el camino. Saco de la nevera algunas galletas y bollos que guardo para que no se derritan por fuera por culpa del relleno y por último un taper con comida de verdad dejándolo todo sobre la mesa. - Supongo que puedo dejar de pensar - Abro el congelador en busca de hielo, lo cierro y lo vuelvo a reabrir hasta acordarme que busco hielo y saco un par de vasos dejando el alcohol a un lado por un momento y sirviendo zumos de tetra brick. - e ir a partirte la cara si algo sale mal - Bromeo con ello, porque tengo sangre y energía suficiente para hacerlo riéndome ahogadamente.
Me pongo a cuatro patas colocando la botella sobre le escritorio para levantarme, quedándome de rodillas con la cabeza por encima mirando el desorden que he hecho yo mismo sin darme cuenta y empezar como paranóico a buscar cosas. - Pues claro que tengo excusas, tengo un montón de excusas porque llevo pensando todo el rato lo que ha pasado y... ¿donde está mi gato? - Mi concentración vuela como una hoja al viento. Después de pasarme como tres minutos buscándolo me doy un tortazo contra la mesa al intentar levantarme, lo que me hace acordarme irónicamente de algo obvio. - Pero que digo, si yo no tengo gato -
Alzo mi vista hacia Benjamin que de repente se ha puesto serio, suelto un tsk al oír eso de que pienso demasiado y una parte de mi sabe que tiene razón. - Puede ser, pero tu no piensas en absoluto y eres un poco idiota - Me relamo los labios por un momento mientras sopeso mis propias palabras. Miro hacia la botella y me doy cuenta de que va por debajo de la mitad así que la alejo de mi con un gesto de mi mano (que no servirá de nada si al final decido que quiero acabármela) y termino por ponerme en pie.
Estoy tan borracho que ya ni siquiera soy coherente con lo que digo. ¿De donde salió lo del gato? de un recuerdo estúpidamente cruzado. Paula nunca ha tenido una mascota y se me pasó por la cabeza elegir una para clase que no fuera muy ruidosa. Lo primero que se me ocurrió fue un gato hasta que me di cuenta de que no podía, porque se pasaban durmiendo la mayor parte del día, la otra comiendo y la otra jugando y entonces me vi, casi como en una visión futurista, explicando matemáticas al viento porque todos estarían tonteando con el estúpido gato que cogería como horas de juego justamente aquellas horas en las que todos los niños estaban en clase. Luego nos pasamos al pecesito de colores, pero resulta tan rematadamente aburrido que es como si no tuviéramos ninguno. - Tengo que comprar una ardilla - Doy por sentado en una de esas conexiones mentales que solo puedes hacer en la madrugada con litros de alcohol en vena.
Lo de la comida me saca de mi delirio mental y asiento siguiéndole a la cocina dando un par de tumbos involuntarios por el camino. Saco de la nevera algunas galletas y bollos que guardo para que no se derritan por fuera por culpa del relleno y por último un taper con comida de verdad dejándolo todo sobre la mesa. - Supongo que puedo dejar de pensar - Abro el congelador en busca de hielo, lo cierro y lo vuelvo a reabrir hasta acordarme que busco hielo y saco un par de vasos dejando el alcohol a un lado por un momento y sirviendo zumos de tetra brick. - e ir a partirte la cara si algo sale mal - Bromeo con ello, porque tengo sangre y energía suficiente para hacerlo riéndome ahogadamente.
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Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
El que se encontrara a si mismo riéndose de las tonterias de borracho sin sentido de Sebastian le demostraba que tal vez él, a pesar de sus esfuerzos, también había pasado ese límite en el que el alcohol no le afectaba.
- A tu gato se lo comió mi perro. - dijo también en una frase sin sentido mientras le seguía hasta la cocina, porque a decir verdad, aunque él si tenía el perro mencionado, Whisky era lo suficientemente bobo como para dejar que el gato se lo comiera a él y no al revés. Pero en su mente ya algo menos coherente que de costumbre aquella frase tenía toda la logica del mundo.
Evaluó la comida que él había dejado sobre la mesa y abrió el tupper con la comida de verdad para ver exactamente de que se trataba, e identificando unos espaguetis con carne se dio por satisfecho y llevándose a la mesa dos tenedores que cogió de uno de los cajones, le tendió uno a Sebastian y empezó a comer directamente del recipiente de plástico. Cuanto menos ensuciaran, menos habría que lavar.
- Vas a intentar partirme la cara, que no es lo mismo que conseguirlo. Pero no vas a querer hacerlo porque va a salir bien. Mis consejos son buenos. Me vas a deber una muy muuuuuy grande.
Frunció el ceño mientras seguía comiendo espaguetis en silencio. En su mente pasaban muchas cosas, y muchas de ellas sin conexión unas con otras, y por supuesto nada que ver con el tema del que habían estado hablando durante todo el rato. Sabía que tenía que darle algún que otro consejo para que intentara llevar todo aquello a un buen final, pero no podía llegar a concretar la idea para llegar a pronunciarla en voz alta.
- Tio que complicado es todo esto... - dijo al final frunciendo ligeramente el ceño - Yo iba a decirte algo que... ¡Ah si! Discreción ante todo, en un principio. Ya tenéis demasiadas habladurías sobre vosotros para un tiempo. - cogió algunos espaguetis más y después le miró de nuevo - Supongo que vivir con tu madre tiene ciertas ventajas. - dijo refiriéndose a la comida.
Definitivamente sus pensamientos ya no seguían un órden demasiado coherente...
- A tu gato se lo comió mi perro. - dijo también en una frase sin sentido mientras le seguía hasta la cocina, porque a decir verdad, aunque él si tenía el perro mencionado, Whisky era lo suficientemente bobo como para dejar que el gato se lo comiera a él y no al revés. Pero en su mente ya algo menos coherente que de costumbre aquella frase tenía toda la logica del mundo.
Evaluó la comida que él había dejado sobre la mesa y abrió el tupper con la comida de verdad para ver exactamente de que se trataba, e identificando unos espaguetis con carne se dio por satisfecho y llevándose a la mesa dos tenedores que cogió de uno de los cajones, le tendió uno a Sebastian y empezó a comer directamente del recipiente de plástico. Cuanto menos ensuciaran, menos habría que lavar.
- Vas a intentar partirme la cara, que no es lo mismo que conseguirlo. Pero no vas a querer hacerlo porque va a salir bien. Mis consejos son buenos. Me vas a deber una muy muuuuuy grande.
Frunció el ceño mientras seguía comiendo espaguetis en silencio. En su mente pasaban muchas cosas, y muchas de ellas sin conexión unas con otras, y por supuesto nada que ver con el tema del que habían estado hablando durante todo el rato. Sabía que tenía que darle algún que otro consejo para que intentara llevar todo aquello a un buen final, pero no podía llegar a concretar la idea para llegar a pronunciarla en voz alta.
- Tio que complicado es todo esto... - dijo al final frunciendo ligeramente el ceño - Yo iba a decirte algo que... ¡Ah si! Discreción ante todo, en un principio. Ya tenéis demasiadas habladurías sobre vosotros para un tiempo. - cogió algunos espaguetis más y después le miró de nuevo - Supongo que vivir con tu madre tiene ciertas ventajas. - dijo refiriéndose a la comida.
Definitivamente sus pensamientos ya no seguían un órden demasiado coherente...
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Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Chisto cuando me dice que una cosa es que intente partirle la cara y otra partirsela de verdad, apoyando la espalda en el mesón mientras agarro uno de los bollitos empezando a comerlo. En realidad no tengo hambre en absoluto pero es el efecto amigos, si él come yo como. Chisto ante eso y señalo la botella que todavía sostiene. - Te lo pagaré con alcohol, pero solo si te lo mereces - Añado un silencioso sino no chascando la lengua y moviendo mi mano de modo negativo.
Termino el bollito y me siento en la mesa escuchando sus consejos soltando una especie de suspiro porque ahora empieza lo complicado. Salir al aire con todo lo que sentimos es como lanzar un reto de "joderos todos nos importa una mierda si os gusta o no os gusta". Me muerdo el labio y desvío la mirada hacia ningún lado concreto. Tal vez deba permitirme pensar una última vez como voy a hacer lo que quiero hacer mientras al mismo tiempo mantengo la discreción. En medio de todo el caos mental que me hago en un segundo decido que ir ahora, no es buena idea.
Me llevo la mano a la cabeza para rascarme como si eso ayudara con algo mirándole cuando dice que vivo con mi madre. - Ella vive conmigo - En realidad es un tecnicismo estúpido, porque el caso es que... - Y siempre cocino yo - Ella nunca tiene tiempo para nada más que para sus cosas y para deprimirse en la cama mirando a cualquier parte echando de menos una persona que no va a volver. - Supongo que está deprimida y todo eso - Nunca he pensado en mi madre como una persona que realmente echara de menos a papá, y menos con los recuerdos que tengo sobre como lo trataba.
Miro el reloj de la pared de la cocina y pasan de las dos de la madrugada, tengo la necesidad interna de preguntarme donde coño puede estar pero sé que no es una adolescente y eso a mi no me importa. - Se va a cabrear cuando se entere de todo esto - Y sé que no lo ha hecho porque aún no me ha estallado la séptima guerra en casa, cómo siempre que sucede con todo lo que afeta a mi vida en general de una manera u otra, y que ella no quiere que sea de esa forma.
Termino el bollito y me siento en la mesa escuchando sus consejos soltando una especie de suspiro porque ahora empieza lo complicado. Salir al aire con todo lo que sentimos es como lanzar un reto de "joderos todos nos importa una mierda si os gusta o no os gusta". Me muerdo el labio y desvío la mirada hacia ningún lado concreto. Tal vez deba permitirme pensar una última vez como voy a hacer lo que quiero hacer mientras al mismo tiempo mantengo la discreción. En medio de todo el caos mental que me hago en un segundo decido que ir ahora, no es buena idea.
Me llevo la mano a la cabeza para rascarme como si eso ayudara con algo mirándole cuando dice que vivo con mi madre. - Ella vive conmigo - En realidad es un tecnicismo estúpido, porque el caso es que... - Y siempre cocino yo - Ella nunca tiene tiempo para nada más que para sus cosas y para deprimirse en la cama mirando a cualquier parte echando de menos una persona que no va a volver. - Supongo que está deprimida y todo eso - Nunca he pensado en mi madre como una persona que realmente echara de menos a papá, y menos con los recuerdos que tengo sobre como lo trataba.
Miro el reloj de la pared de la cocina y pasan de las dos de la madrugada, tengo la necesidad interna de preguntarme donde coño puede estar pero sé que no es una adolescente y eso a mi no me importa. - Se va a cabrear cuando se entere de todo esto - Y sé que no lo ha hecho porque aún no me ha estallado la séptima guerra en casa, cómo siempre que sucede con todo lo que afeta a mi vida en general de una manera u otra, y que ella no quiere que sea de esa forma.
Sebastian J. Jones- Realeza
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Fecha de inscripción : 29/06/2012
Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
- Que sea alcohol del caro. - asintió al final dándose por satisfecho, porque aquello era la confirmación que sus ideas habían sido buenas, que él se daba por vencido y que después de todo si servía para aconsejar amigos, cosa que suponía una novedad.
Dándose por satisfecho con los espaguetis, volvió a dejar el tupper a un lado, porque aunque realmente estuvieran buenos, no eran horas para atiborrarse. Cosa que le recordó que tal vez debería volver, y más si la señora Jones estaba a punto de volver y a montar en cólera por no sabía exactamente que, si el desorden del comedor o encontrar a su hijo y a un amigo borrachos en la cocina, terminando con sus existencias de comida.
- ¿Y desde cuando tu cocinas así de bien? Podria haberme aprovechado de eso antes... - dijo pensativo, mientras otra idea se iba formando en su mente, algo más relentizada por el alcohol, mientras otra parte de su cerebro le indicaba que tal vez era hora de volver a casa, antes de que Evelyn creyera que había muerto por coma etílico en cualquier esquina - Vale, ese es el plan. Dejas de pensar, le preparas una cena, le explicas que tienes un amigo maravilloso que te hizo dejar de ser imbécil y te dejas llevar, sin excusas. Y para estar lejos de miradas indiscretas... - tanteó el bolsillo de sus pantalones hasta sacar las llaves que siempre llevaba con él, y de entre esas separó una, que fue la que tendió a Sebastian - Mi piso. Está vacío. Y así no tendrás que preocuparte por los cabreos de tu madre.
Y entonces si se levantó tambaleante de su asiento, dispuesto a irse. Comprobó que todavía tenía las llaves de casa de Evelyn (no quería despertar a nadie a esas horas de la madrugada).
- Me iré antes de que llegue tu madre y su histeria. Quédate con el whisky. Mantenme informado. - dejó escapar una órden tras otra sin darle tiempo a responder antes de empezar a caminar con pasos algo inseguros hacia el recibidor, abrir la puerta de la calle y definitivamente salir, sin siquiera un "adiós", pero Sebastian ya debía estar más que acostumbrado a su forma de hacer las cosas.
Dándose por satisfecho con los espaguetis, volvió a dejar el tupper a un lado, porque aunque realmente estuvieran buenos, no eran horas para atiborrarse. Cosa que le recordó que tal vez debería volver, y más si la señora Jones estaba a punto de volver y a montar en cólera por no sabía exactamente que, si el desorden del comedor o encontrar a su hijo y a un amigo borrachos en la cocina, terminando con sus existencias de comida.
- ¿Y desde cuando tu cocinas así de bien? Podria haberme aprovechado de eso antes... - dijo pensativo, mientras otra idea se iba formando en su mente, algo más relentizada por el alcohol, mientras otra parte de su cerebro le indicaba que tal vez era hora de volver a casa, antes de que Evelyn creyera que había muerto por coma etílico en cualquier esquina - Vale, ese es el plan. Dejas de pensar, le preparas una cena, le explicas que tienes un amigo maravilloso que te hizo dejar de ser imbécil y te dejas llevar, sin excusas. Y para estar lejos de miradas indiscretas... - tanteó el bolsillo de sus pantalones hasta sacar las llaves que siempre llevaba con él, y de entre esas separó una, que fue la que tendió a Sebastian - Mi piso. Está vacío. Y así no tendrás que preocuparte por los cabreos de tu madre.
Y entonces si se levantó tambaleante de su asiento, dispuesto a irse. Comprobó que todavía tenía las llaves de casa de Evelyn (no quería despertar a nadie a esas horas de la madrugada).
- Me iré antes de que llegue tu madre y su histeria. Quédate con el whisky. Mantenme informado. - dejó escapar una órden tras otra sin darle tiempo a responder antes de empezar a caminar con pasos algo inseguros hacia el recibidor, abrir la puerta de la calle y definitivamente salir, sin siquiera un "adiós", pero Sebastian ya debía estar más que acostumbrado a su forma de hacer las cosas.
Benjamin J. Hawthorne- Chicos de Storybrooke
- Mensajes : 59
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Fecha de inscripción : 11/07/2012
Re: Whisky para los amigos [Sebastian]
Hago una leve mueca catalogando si se merece o no se merece el alcohol del caro terminando por mover mi cabeza dudando. - Eso ya lo veremos por el camino - Suelto una leve risa mientras lo veo comer, removiendo un poco de las patatas que han sobrado por ahí para mezclarlas con la salsa del pollo que apenas me limito a probar. - Desde siempre, es que nunca comes en mi casa. Jódete - Desde que tengo memoria cocino, salvo cuando salía con Lydia, ella no le gustaba encontrarme en la cocina cuando llegaba de trabajar y no estaba muy dispuesta a meterse ella así que hicimos el pacto de comer siempre fuera, en al restaurante Granny's, una costumbre que a veces hecho de menos.
Me dedico un rato a morder el tenedor mientras me cuenta su idea sopesándola bastante. Suena bien, pero también suena tan típico, además se me pasa por la cabeza la pregunta más importante de todas las que se me han pasado por la cabeza esa noche: ¿Donde la busco? ¿donde vive ahora?. Cuando me ofrece su casa alzo una ceja y niego. - Pretende que uses tu casa como... - Hago gestos con mis manos porque la palabra en sí no me sale. - Olvidalo. Ademas no importa - Pasados varios segundos capto ese leve tono de "mi casa siempre está vacía" pero para cuando mi mente ha hilado una frase bastante cotilla al respecto ya se ha levantado.
Lo dejo para otro día de todas maneras haciendo un gesto con mi mano mientras se marcha. Oigo la puerta cerrarse y me quedo en la cocina un rato con toda la comida y chucherias regadas por todas partes. - Creo poder suponer porqué su casa siempre está vacía... - Lo susurro, cómo si hubiera una mínima posibilidad de que alguien escuchara, se chivara y se armara la de dios. Suelto un leve "shhh" haciéndome callar a mi mismo para luego levantarme de la mesa, recoger todo y meterlo sin mucho cuidado dentro de la nevera, lo demás al lavavajillas.
Una vez la cocina está medio decente salvo al despacho recogiendo por el camino un par de hojas pero dejando varias más en el suelo. Mañana me sacaré uno de esos sellos de aprobado y se lo pongo a todo el mundo, total, nadie va a morir porque no sepa quien es Alicia o Blancanieves. Subo las escaleras hacia mi habitación y limitándome a quitarme la mitad de la ropa me dejo caer sobre la cama tal cual boca abajo. Me habría quedado allí tendido pero la incómoda postura me lo impide, el leve dolor punzante de las costillas izquierdas y el hecho de que uno de mis brazos cuelga de un borde.
Al final cierro los ojos cómo todos los días, con cierta persona en al cabeza a la que ya me permito dejar entrar por propia voluntad.
Me dedico un rato a morder el tenedor mientras me cuenta su idea sopesándola bastante. Suena bien, pero también suena tan típico, además se me pasa por la cabeza la pregunta más importante de todas las que se me han pasado por la cabeza esa noche: ¿Donde la busco? ¿donde vive ahora?. Cuando me ofrece su casa alzo una ceja y niego. - Pretende que uses tu casa como... - Hago gestos con mis manos porque la palabra en sí no me sale. - Olvidalo. Ademas no importa - Pasados varios segundos capto ese leve tono de "mi casa siempre está vacía" pero para cuando mi mente ha hilado una frase bastante cotilla al respecto ya se ha levantado.
Lo dejo para otro día de todas maneras haciendo un gesto con mi mano mientras se marcha. Oigo la puerta cerrarse y me quedo en la cocina un rato con toda la comida y chucherias regadas por todas partes. - Creo poder suponer porqué su casa siempre está vacía... - Lo susurro, cómo si hubiera una mínima posibilidad de que alguien escuchara, se chivara y se armara la de dios. Suelto un leve "shhh" haciéndome callar a mi mismo para luego levantarme de la mesa, recoger todo y meterlo sin mucho cuidado dentro de la nevera, lo demás al lavavajillas.
Una vez la cocina está medio decente salvo al despacho recogiendo por el camino un par de hojas pero dejando varias más en el suelo. Mañana me sacaré uno de esos sellos de aprobado y se lo pongo a todo el mundo, total, nadie va a morir porque no sepa quien es Alicia o Blancanieves. Subo las escaleras hacia mi habitación y limitándome a quitarme la mitad de la ropa me dejo caer sobre la cama tal cual boca abajo. Me habría quedado allí tendido pero la incómoda postura me lo impide, el leve dolor punzante de las costillas izquierdas y el hecho de que uno de mis brazos cuelga de un borde.
Al final cierro los ojos cómo todos los días, con cierta persona en al cabeza a la que ya me permito dejar entrar por propia voluntad.
Sebastian J. Jones- Realeza
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