¡Fuera lo viejo! [¡Libre como el viento!]

¿Que si Willow seguía sintiéndose miserable por lo ocurrido con Everett? Oh, totalmente. Si se tomaba en cuenta que estaba enamorada de él desde aquellos días en los que lo tenía por profesor, no podían esperar que en cuestión de días o apenas un par de semanas todo para ella siguiera como si nada hubiera ocurrido. No quería hablar de ello y ya, fin de la discusión.

Pero estaba haciendo el intento por seguir adelante. Por lo menos creía ya haber dejado atrás la etapa de llorar a todas horas porque el dolor era tanto que hasta respirar le costaba. Ahora sólo lloraba si prestaba atención a algo que le hiciera pensar en él, como por ejemplo, la colección de comics que se había ido haciendo desde que adoptara el hábito para poder tener algo más de que hablar con el físico.

Tenía que deshacerse de ellas.

Con eso en la cabeza era que al bajar al taller para ponerse a trabajar, que no le convenía seguir perdiendo dinero o no iba a poder cumplir con la cuota de ese mes para el Señor Gold, fue que empezó a sentirse un poco claustrofóbica en su propio taller. Que aquellas eran las sillas en las que se sentaba para hablar con él, y aquel era el estante contra el que se había golpeado la cabeza sin querer y él la había abrazado por ello.

Que va, que las decisiones extremas para Willow eran cosas de todos los días y eso no iba a ser diferente. Necesitaba un cambio radical, porque a ese paso, todo lo que tenía en el taller iba ligado a una u otra historia con el profesor y no podía con todo eso. Así que esa misma tarde fue a la tienda de artículos de mejoras para el hogar, compró varias cubetas de pintura y envío un SMS masivo a todos sus amigos. El sábado a medio día (porque levantarse temprano en fin de semana era criminal) comenzaría el Pinta-tón de Willow que le serviría para sacar del lugar todas las cosas que le hacían sentir mal, para mantenerse ocupada y por supuesto, mimar un poquito a su amado taller, que aunque fuera pequeñito (y en términos legales, de Gold hasta que terminara de pagarle), era su bebé y una de las cosas que la hacían feliz ante todo.

Tenía las cubetas preparadas. Las máquinas las había subido al departamento en el segundo piso y los muebles grandes ya estaban cubiertos de papel periódico para no mancharlos, así como el piso. Se había puesto unos shorts cortitos, sus zapatillas más viejas y una de las camisetas que usaba cuando quería andar de perezosa en casa sin hacer nada. El glamour no era necesario si iban a mancharse de todas formas.

Había una hielera repleta de refrescos y cerveza, que había prometido como pago al que quisiera pasarse. Más tarde ordenaría algunas pizzas. Y había enchufado además su laptop a un par de bocinas sobre la mesa para amenizar la cosa con música. Si, tenía la impresión de que aquel iba a ser un buen día. No importaba que no fueran los mejores pintores del pueblo, por lo menos pasarse un rato con sus amigos riendo y haciendo el tonto le iba a hacer bien.

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Libre libre libre para los amiguitos de Willow y para quien quiera pasar y unirse al relajo jaja *-*
La cancioncita que suena Mama Luba, pero sientanse libres de moverle al radio =P

Realmente no esperaba salir ese día en particular. Ella simplemente estaba en su habitación escuchando música y leyendo revistas, mientras los demás muchachos, pues estaban por ahí. Sin duda, ese día en especial no tenía mucho interés por saber que estaban haciendo sus compañeros de piso, simplemente quería hacer sus cosas como le parecían y ya.

Fue en ese momento, cuando su teléfono comenzó a vibrar y vio un sms de Willow, que decía ampliamente que tenía cervezas y unas pizza para los que fueran a su taller. Eso le parecía perfecto, ya que por lo menos ayudaba a su amiga mientras se entretenía y no tendría que quedarse todo el tiempo en casa. Le dio una última ojeada a la revista y la cerró para vestirse. Aunque claro, la situación le impedía destacarse, siempre se pensaba bien lo que se iba a poner antes de salir... ya era por costumbre que por cualquier otra cosa.

Se puso una camisa manga largas roja, ya que casi no utilizaba y unos shorts de jeans ni tan cortos ni tan pegados como las personas pensaría que ella utilizaría. Y pues, tenía unas botas que odiaba en lo profundo de su ser, y se arrepentía de por vida por haberlas comprando, así que se las puso, ya que se iba a alegrar si quedaban arruinadas. Por lo tanto una vez "lista", se agarró una coleta, y se dirigió a la casa de Willow.

- ¿Dónde está la fiesta? que ha llegado el alma - Dijo una vez llegado al taller de la chica, en tono de broma y con una sonrisa. Se dirigió hacia ella y le dio un abrazo junto con un beso en la mejilla como saludo - Y bien, ¿Cómo sigues?, ¿En qué te ayudo?, ¿Qué hacemos? - Estaba entusiasta ese día, así que era normal que preguntara un poco más de lo normal.

Aunque era temprano, había salido de la residencia por el simple hecho de salir. Charlie estaba en el taller terminando unas cosas para la reparación de un auto, así que no podía salir tan fácilmente como él. Por un momento, pensó en ir como siempre a la pastelería a ver a la dulce Savannah, pero el día se ofrecía para algo más grande... Así que, ¿Quién mejor para la diversión para llamar a su siempre colega de juergas? Ian.

Así que sin más le mandó un sms al chico para reunirse. No pasó más de media hora para que ambos se reunieran, vaya que si al chico le dicen "diversión" cancelaba todos sus planes para ir a la fiesta. Era algo muy gracioso, pero sí, así era como se llevaban y no faltaba ir a un bar, para conversar y ver unos cuantos culos... EJEM, chicas lindas que no faltaban en el lugar.

Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo más, su celular avisó y trataba de un sms de Willow que decía de cervezas gratis y pizza. Le mostró el sms a Ian, sabía que entre los dos habían tenido sus cosas, pero supuso que si el motivo de aquello era para distraerse, ya que cabía mencionar que lo de Everett la había dejado un tanto mal, pues Ian quizá no causaría tanto problema. Bueno, al menos eso era lo que él presumía, aunque nada se sabía si no se arriesgaba, por lo que convenció al chico de que lo acompañara.

- Vamos, nada más será comer pizza y tomar una que otras cervezas, no hay nada malo en el asunto - Garantizó, aunque bueno, quizás solo era una garantía un tanto vacía ya que no podía asegurar de que eso fuera totalmente cierto,

Aún así, se dirigió hasta la casa, con el chico y ahí en medio de toda la urbanización se escuchaba fuertemente la radio, así que sabía que la chica todavía estaba esperando a las personas que asistieran. Así que sin más entró al lugar, para su sorpresa, Ophelie ya estaba con ella.

- ¡Vaya! y yo diciéndole a Ian que fuéramos donde están las chicas sexys, y mira que aquí están - Dijo socarrón, mientras saludaba a Willow con un beso y luego se dirigía a su compañera de piso de la misma manera - Will, te prometo que él no hará nada que tú no quieras, venimos por pizza y cerveza, tal cual lo dijiste - Tras esto le sonríe