Huyendo de casa [Violette Holloway]

Desde la llegada de Ariadna las cosas en casa se habían puesto patas arriba. No estaba acostumbrado a convivir con alguien, mucho menos con una adolescente gritona que no hacia mas que hacerme enojar. Sabia que debería tener mas paciencia con ella pero es que era la personificación de mi madre y no podía evitar las comparaciones. Además, lidiar con niños no era lo mio. Jamas había querido tener hijos, no tenia sobrinos, no tenia ningún pariente pequeño y en conclusión jamas había tenido que lidiar con chicos menores. Mi hermana era un reto, lo admitía, y si no aprendía a convivir con ella pronto terminaría queriendo mudarme.

De hecho ya quería mudarme, por esa razón había salido de casa huyendo con Lobo, seguro de que si continuaba escuchando la extraña música de ella a todo volumen iba a enloquece. Estaba seguro de que ella lo hacia a propósito y ya empezaba a cansarme de sus juegos pero simplemente no sabia como detenerla.

Aumente la velocidad de mi carrera queriendo olvidarme de todos esos problemas. Debería de estar trabajando, tenia un plano que entregar para la semana próxima y iba a apenas a medias y definitivamente eso no era propio de mi sin embargo no me quedaba espacio para ello, simplemente no encontraba la inspiración necesaria. Amaba mi trabajo pero a veces necesitaba un descanso, creo que hoy era uno de esos días.

Y ahí estaba Violette, sentada en uno de los bancos de la plaza principal de Storybrooke. Había acabado allí como la mayoría de veces, para intentar inspirarse y poder escribir tranquila, ya que en su casa nunca encontraba la total tranquilidad que necesitaba para dar rienda suelta a su imaginación junto a su inspiración. Así que había decidido ir a la plaza paseando como de costumbre, aunque sus sitios habituales eran el parque, el bosque o incluso la playa.

Caminaba mirando uno de sus cuadernos en los que escribía el borrador de sus novelas, quería modificar varias cosas y añadir otras ya que no le parecían adecuadas. Andaba tan distraída leyendo que no se había dado cuenta de que se había cruzado en el camino de alguien que venía corriendo.

- ¡Auch! Cuanto lo siento.. ¡Qué torpe soy! - Le decía cuando se había chocado con él, haciendo que se le cayera todos lo que llevaba en sus manos.

Se agachó para recogerlo y cuando terminó de recoger todo del suelo, se erguió y pudo comprobar que la persona con la que se había chocado era un chico (muy atractivo desde su punto de vista) y estaba acompañado de un perro.

- Es precioso.. - Le dijo mientras que se acercaba al animal y lo acariciaba. - Perdona que despistada soy, Violette. Un placer. - Le dijo tendiendole la mano a modo de saludo.