Recordando malos ratos [Alex Prior]

Solo acostumbraba a seguir un par de rutinas en mi vida: la de salir a trotar a diario sin importar las condiciones climáticas que se presentaran en mi camino, y el tomarme el tiempo de salir a pasear a Raj.

Pese al extraño -para ésta época del año- frío de aquella noche, que para muchos habría sido la excusa perfecta para quedarse en casa, yo me encontraba abrochando mis deportivas sobre el césped del parque mientras Raj corría en todas direcciones intentando atrapar a los insectos que se le cruzaban por el camino, dando pequeños ladridos y moviendo la cola sin cesar.

— Oh vamos. ¿Insectos?. — pregunto a la nada una vez he vuelto a abrochar mi zapatilla y me dedico a observar a mi perro mientras él continúa corriendo de un lado a otro como si de eso dependiera su vida. Sonrío para mi mismo y me pongo en cuclillas, inhalando el olor a tierra mojada y humedad. Se nota que han apagado las regaderas automáticas hace poco; una estrategia bastante buena si se considera el querer alejar a los niños pequeños del césped para que no terminen arruinándolo.

La brisa me revuelve el cabello y sonrío para mi mismo, si el clima se mantuviese de ésta manera la mayor parte del año vivir en Storybrooke sería todo un placer. No es como si no lo fuera, no conozco otro sitio que no sea éste como para comparar, pero ciertamente se haría todo más llevadero, al menos para mi.

— Hey, Raj. ¡No!. — mis pensamientos se ven interrumpidos cuando el Husky pasa a toda velocidad por mi lado en dirección a los columpios donde hay alguien meciéndose y que no debe imaginar siquiera que un juguetón cachorro de ocho meses piensa atacarle quien sabe cómo con tal de llamar su atención.

Me incorporo rápidamente y troto hasta el lugar para advertirle pero es demasiado tarde, Raj mece su cola alegremente e intenta acercarse a la chica como puede. Gracias a Dios no le ha saltado encima.

— Lo siento. — menciono al llegar hasta a ella y le hago una seña a Raj para que baje las revoluciones pero al parecer a él no le interesa en lo más mínimo.

Siempre fui consciente de que afortunadamente Raj era una raza de perro bastante dócil, al menos la mayor parte del tiempo, y solo se había acercado para jugar en vez de atacar cómo había visto hacerlo a otros. Esa era una de las principales razones por la que le había rescatado del refugio ya bastantes meses atrás, porque no suponía peligro alguno, solo una buena compañía para mis trotes diarios y para mi madre en casa en las horas en que me tocaba trabajar haciendo clases de deporte en el colegio.

Como era de esperar no me hace caso alguno con la seña que le he hecho, todo lo contrario, parece reaccionar ante las palabras de la chica y ahora esta animadamente meciendo la cola y dando golpecitos con su nariz a una de sus rodillas para conseguir que le acaricie otra vez. Todo un aprovechado, no iba a conocer yo cada una de sus tácticas.

— ¿Segura?. — presiono mis labios entre ellos mientras le miro fijamente. — A veces puede ser demasiado cargante. — cual amo, cual perro. ¿No era eso lo que decían por ahí?.

Intento hacer memoria, de recordar si le he visto antes por estos lados o en algún otro sitio del pueblo pero no se me viene nada concreto a la mente. — No te había visto antes, ¿Eres de Storybrooke?. — ladeo la cabeza aún intentando descifrar algo, pero no hay caso, debe ser porque simplemente jamás me tomo el tiempo de ver quien realmente vive en este pueblo, simplemente vivo mi vida sin importar quien pasa por mi lado o no, a menos claro, que esa persona esté relacionada conmigo de alguna forma, de lo contrario no sabría de su existencia.

Quizás es eso lo que pasa con ésta chica, sus ojos me recuerdan a alguien, pero no sé a quién, así que simplemente asumo que hemos de habernos topado en la Granny’s o en algún sitio de ese estilo.