Where did you sleep last night? [Malvina] [+18]

Aquel juego en el mar parecía traer de cabeza a Malvina. Nadar era mi afición, era mi deporte consagrado por excelencia. Pese a que de pequeño ya me había gustado jamás me había planteado el participar en una competición hasta que me lo propusieron. Una vez hube empezado, ya no pude dejarlo hasta que acabé la carrera, donde tenía que decidir entre seguir con mi afición o dedicarme a aquello a lo que siempre había aspirado. Pese a que la decisión había sido duda, creía haber tomado la decisión correcta.

Ambos parecíamos inmersos en un juego de coqueteo del que ninguno de los dos parecía querer salir. Ya ambos en el mar comenzamos a beber más desenfrenadamente. Nuestras gargantas eran recorridas por aquel líquido ambarino que, cuanto más bebíamos parecía nublar más nuestro juicio. Ella me ofreció la botella y le di un largo trago imitando su ejemplo anterior, hasta que me la apartó para comenzar a besarnos apasionadamente. Coloqué mis brazos alrededor de su cintura, juntando cada vez más nuestros cuerpos. De no ser por la humedad del mar, con el calor que desprendíamos ambos parecía que no estuviésemos en el agua. Seguí sus besos y sus caricias, acariciando suavemente cada centímetro de su piel. Acaricié sus nalgas y las atraje hacia mi para que nos acercásemos más mientras bajaba mis labios por su cuello.

Cuando ella introdujo sus manos en el interior de mi bañador, comencé a sentirme completamente excitado. Subí mis manos hacia la parte de arriba de su bikini, jugando con el enganche con la intención de abrírselo. Separé mi rostro unos centímetros del suyo para observarla. Tenía los ojos fijos en los suyos. La respiración algo agitada por lo que habíamos estado haciendo. Esbocé una sonrisa traviesa y volví a beber un sorbo de tequila. Empezaba a sentir que estaba algo borracho, ya que a pesar de no haber bebido alcohol había sido todo muy rápido. - ¿No crees que deberíamos ir a un lugar mas cómodo?

A pesar de haberle propuesto aquello no me había movido ni un milímetro, seguía en contacto con su cuerpo. Ahora mismo estaba deseando hacer el amor junto a ella, me daba igual que fuésemos hasta mi casa o que lo hiciésemos allí mismo, en la playa. O incluso en el mar. - ¿O es que tienes alguna idea mejor?

Le observaba distraída mientras me daba la opción de elegir, que por otra parte y aunque no me la hubiera dado lo habría terminado haciendo. Siempre había sido así, decidida y segura, aunque siempre pensé que era más fachada que otra cosa. -¿Pues que tal si nos quedamos aquí?- Note como jugaba con el broche del bikini. Yo acariciaba su pelvis y su torso suave y como no, trabajado. Me acerque a su oreja y susurre suavemente- Pero debemos tener cuidado con mirones y borrachos- Me separe sonriéndole. Mientras me dirigía a su cuello y lo bese con desenfrenó.

Siempre me había gustado llevar la iniciativa en todos los aspectos, y en este era mi preferido. Lo encaminé hasta la orilla sin dejar de besarlo, lo empujé cayendo encima de él. Bese sus labios mientras acariciaba su cuerpo lentamente. Bajé de nuevo mi cara hasta su oreja, pero esta vez para morder el lóbulo de esta, no pare de mordisquearlo suavemente. De nuevo me volví hasta su boca para besarla descubriendo espacios nuevos en ella. Nuestras lenguas jugaban mientras las caricias se hacían más notables.

La temperatura de nuestro cuerpo ascendía en segundos, y aunque las pequeñas olas llegaban a nuestros cuerpos empapándonos no se conseguía bajar. Me volví a separar de él, me puse de rodillas y antes de hablar moví mi pelo con total sensualidad- Creo que no aguantarías irte de aquí y llegar a casa, así que la decisión no ha sido difícil de tomar-Dije intentando picarlo un poco y que la noche se pusiera aun más interesante de lo que estaba.
Hice que rodáramos un poco y el quedo totalmente encima de mí- Enséñame que sabes hacer-Lo tome por su barbilla y concluí la frase con un beso.

Encogí mis hombros antes la pregunta que me hizo sobre si quedarnos aquí. En esos momentos mi mente ya no sabía bien separar lo correcto de lo que no lo estaba y, realmente, el exhibicionismo me empezaba a dar un poco igual. - A mi me parece perfecta tu idea de quedarnos aquí, así tenemos menos que andar - Esbocé una sonrisa pícara y me mordí el labio inferior. No cabía decir que estaba bastante excitado; entre la figura de la morena y el alcohol, estaba fuera de mí. - La gente está a su aire, todavía es temprano para que la gente se mueva de la pista de baile. Además... aquí casi no llega la luz - Dije observando la oscuridad que se cernía sobre nosotros. Solo alcanzaba a verla bien por estar tan cerca - Aunque si prefieres podemos ir a otra parte más privada de la playa.

Ella parecía llevar el control de la situación y yo me dejé hacer. Sus besos y sus caricias parecían sometemerme para seguir su ritmo. Yo revolvía aquellos gestos con los mios propios, besando sus húmedos y calurosos labios mientras con mis manos acariciaba su húmeda espalda de arriba abajo. Primero despacio mas después mis movimientos se volvieron más acalorados al sentir como se elevaba la excitación que sentía. Notaba sus labios sobre mi cuello y los míos propios mientras sus manos recorrían mi piel. Era una sensación placentera en la que los juegos también tenían cabida.

Cuando separamos nuestros labios escuché lo que me decía. No pude arquear una ceja mientras emitía una silenciosa risa - ¿Solo yo? Creo que no soy el único que no aguantaría tanto tiempo - Afirmé pícaramente y terminé por sonreírle. Rodamos por la arena hasta que terminé sobre ella mientras me retaba a que le enseñase lo que yo sabía hacer. No iba a negar que tenía experiencia, porque de eso me sobraba. Tenía ya bastantes años tras de mi y no los había desaprovechado. Me acerqué lentamente a sus labios sin llegar a besárselos: simplemente mordí su labio inferior con sensualidad.

Tras ello, mis labios recorrieron su cuello, dándole cortos pero apasionados besos, continuando mi camino hacia abajo. Mis manos se colocaron bajo su espalda y desabrocharon por fin la parte de arriba de su bikini. Con suavidad mientras continuaba con los besos por encima de sus pechos, retiré el trozo de ropa a un lado para dejarlos libres. Entonces continué mi periplo hasta llegar a éstos. Mientras mi mano derecha acariciaba y masajeaba el derecho, mis boca se entretenía besando y dando suaves mordiscos en su areola. Mi mano libre, la izquierda, se hallaba todavía más abajo, jugando a acariciar la sección de su abdomen inmediatamente superior a la parte de abajo de su bikini, haciendo amagos de colarse bajo este para llegar a su sexo pero sin acabar de hacerlo. Me gustaba hacer ese tipo de cosas para aumentar el deseo de aquel contacto. Separé un momento mis labios, justo cuando comenzaban su trayecto más hacia abajo - ¿De momento está siendo de su agrado? - Comenté con un tono caballeroso mientras esbozaba una sonrisa, aunque no creía que ella pudiese verla dado la posición de mi cabeza y la oscuridad de la noche.