Contratando a la diseñadora (Malvina V.DiDonato)

Hacia un par de días había asistido al ayuntamiento para encontrar una nueva diseñadora, ya que la que tenia asta el momento me había abandonado en medio de uno de los proyectos mas complicados que me habían pedido asta el momento, pero aquello no era el mayor problema, el problema residía en que aquel proyecto tenia fecha de entrega, y los días se acercaban cada vez mas deprisa sin oportunidad de terminar el proyecto.

El primer día que asistí al ayuntamiento me enseñaron varios currículo, bueno, en realidad solamente me habían enseñado uno, y se trataba de una jovencita de 19 años sin experiencia, y por lo que leí, solamente había estado trabajando, si se puede considerar de ese modo, de aprendiz de diseñadora. Ese día estaba un poco cabreado, pues fue el mismo día en el que mi diseñadora, con la que tenia mucha confianza y llevaba varios años, me había abandonado para formar parte del proyecto de mi enemigo empresarial, por lo que no tarde en reclamar en el ayuntamiento que aquella jovencita no debería tener ni currículo, pues ni siquiera era capaz de rellenar una sola linea de aquel folio, y que deberían mirar los currículos antes de aceptarlos. Volví a casa cabreado, donde mi secretaria personal la señorita Haine, me echo la bronca por comportarme como un empresario malcriado y estúpido, ademas de ordenarme, pues no había otra manera de describirlo, de que volviera, pidiera disculpas y aceptara aquella jovencita, por lo menos que la cogiera como prueba por unos días antes de descartarla, pues el tiempo se nos echaba encima y no podíamos seguir sin una diseñadora que nos ayudara.

Volví al ayuntamiento malhumorado al cabo de dos días para pedir disculpas y aceptar aquel currículo, pues si no fuera por mi secretaria, jamas hubiera vuelto a aquel lugar. Aparque delante del ayuntamiento, con intención de coger rápidamente el currículo, pedir disculpas y salir de aquel lugar lo mas rápido posible, pues realmente la que llamaría a la jovencita para contratarla debía de ser mi secretaria, y no yo personalmente, pues realmente era ella la que se encargaba de esos temas ya que para mi, pocos eran capaces de ser buenos trabajadores para mi empresa. Ademas de que solía confiar en el juicio de ella.

Al entrar observe a una jovencita que estaba montando el espectáculo. Me acerque a ella sin quitarme las gafas y dije:-¿Te ocurre algo jovencita?.- Que puedo decir, las mujeres me atraen, y aunque ella era joven era bastante bella.

Allí estaba yo, en el ayuntamiento, montando un follón monumental, y no era para menos claro, según la secretaria de recepción, el gran Anthony Jackson, el mejor empresario de todo Storybrooke no había aceptado mi curricul por poca experiencia. -¿Pero como voy a conseguir experiencia si nadie me contrata?- grité, mientras la muchacha intentaba calmarme. Pero cuando estaba enfadada lo estaba, y no era facil tranquilizarme.

Comencé a propinar insultos por doquier, estaba cansada de todo aquella vida de mierda que llevaba. Necesitaba dinero para irme de mi casa y así no aguantar más los insultos de mi madre y de mis hermanas. Pero claro la experiencia, o no eres lo que buscamos...

Una voz me interrumpió. ¿Había dicho jovencita?, me gire pare ver quien era, un hombre bastante más mayor que yo, vestía de manera elegante y llevaba unas gafas de sol puestas. Intente relajarme, aunque no pude hacerlo.-Si que me ocurre algo si... pero no tiene solución sabe- Le dí la espalda para respirar profundamente e intentar calmarme, el no tenía la culpa de nada y solo intentaba ayudar.

Le volví a mirar, y pude fijarme en su atractivo natural, a pesar de tener unos añitos más que yo, me resultaba muy atrayente.-Bueno en realidad si me pasa algo...-pero mi calma duro muy poco ya que solo de pensar en el nombre del repujnante empresario me ponía nerviosa.-Un tipo no aceptado mi curriculum por ser demasiado joven e inexperta, un gilipollas, un tal Anthony Jackson o algo así. Ojala me lo encontrara por la calle le diría cuatro cosas a la cara y me desahogaría del todo, igual gracias por preouparse- Le dediqué una de mis sonrisas más atractivas y me volvía girar para seguir quejandome de aquel tipo.

Antes de acercarme, escuche como la muchacha del alboroto aumentaba el volumen de su voz mientras preguntaba como podía llegar a conseguir experiencia laboral si nadie la contrataban por no tenerla. Algo me decía que aquella joven estaba así por mi culpa, o por lo menos, que la muchacha a la que había rechazado contratar por no tener experiencia laboral podría haber tenido una reacción parecida a la de aquella muchacha,. Por supuesto yo jamas había pasado por esas cosas, pues desde donde consigo recordar, yo siempre he tenido tanto fama como dinero, por lo que nunca tuve problemas para conseguir trabajo.

Todavía no había terminado de gritar aquella pregunta, cuando comenzó a insultar a todo el mundo, alguien debía tranquilizarla, y bueno, ya que había hecho algo parecido a otra muchacha debía recompensarlo, me acerque a ella y le pregunte si le ocurría algo, una pregunta estúpida después de ver el espectáculo que estaba montando. Por supuesto ella no lo negó , y comento que su problema no tenia solución, al final resulta ser que aquella no era la misma muchacha que yo le había denegado el trabajo, pues lo suyo no tenia solución y yo iba con intención de darle trabajo a la señorita que había rechazado con anterioridad. Parecía intentar relajarse, aunque cuando por fin parecía conseguirlo, de nuevo volvía a enfadarse. Me dio la espalda , tal vez intentaba volver a calmarse, o tal vez mi poder mujeriego volvía a tener efecto en las mujeres.

Me volvió a mirar más calmada, y continuo hablando, tal vez ahora seria capaz de contarme algo mas de lo que me había dicho con anterioridad, y no, no me había equivocado al pensar que tal vez ella era la joven que había rechazado, ya que comenzó a explicar lo ocurrido, al parecer un tipo no había aceptado su currículo por ser demasiado joven e inexperta.. ¿por que aquello me sonaba tanto?... y lo dijo, dijo mi nombre con el sinónimo de gilipollas añadido. Comento que le gustaría encontrarme en la calle para decirme cuatro cosas para desahogarse, me dio las gracias por preocuparme y yo dibuje media sonrisa en mi cara pensando en lo irónico de la situación,yo, el culpable de que hubiera tenido aquella pataleta, era el encargado de tranquilizarla, seguí sonriendo y dije: ¿así que te gustaría decirme cuatro cosas?.- comente mientras me quitaba las gafas y le extendía la mano, sabiendo que lo mas seguro es que me la rechazaría.- Anthony Jackson, el gilipollas empresario. Siento haberte provocado esta pataleta.

Intente olvidar el tema y pedirle disculpas a la secretaria que estaba algo agitada por todo aquel alboroto. Per entonces aquel amable hombre me dijo que le dijera cuatro cosas ya que el era el famoso empresario. Me giré intentando no parecr sorprendida, pero no lo conseguí. Alargó su mano con el fin de que yo la estrechara, pero no lo pude evitar impulsiva como yo misma, mi mano se lanzó contra su mejilla, propinandole un guantazo bastante sonoro.

-¿No quería que le dijera cuatro cosas? pues se las voy a decir si señor. 1 es usted un pijo sin reparo que ha tenido todo en la vida y no valora el esfuerzo de las personas.- Hice un paron de uno segundos para continuar-2 usted me repujna-mentía me parecía bastante atractivo-3 se va arrepentir de no haber contratado a una artista como yo, se que tengo talento-y sonreí antes de decir la última de las cosas- y 4 es usted un gilipollas ,aunque creo que se lo dije antes-

Me dispuse a coger mi bolso que estaba en el escritorio de la secretaria y salir de allí como alma que lleva el diablo, pero mi plan no salió bien. Ya que acabó en el suelo, junto con mi apreciada libretita negra donde narraba mi día a día y mi pluma. Me agache bastate nerviosa por toda aquella situación. Siempre que me enfadaba era así, no paraba de temblar sin saber muy bien porque, siempre había pensado que era porque el mal genio me salía por los poros y me desestabilizaba, aunque era una pura memez. Deje de pensar en tonterías y empecé a recoger mi cosas ey a guardarlas en aquel bolso enorme.

Cuando terminé de recoger todo me percaté de que mi pluma y mi diario negro no aparecian. Me incorporé de nuevo y vi como aquel Anthony alias, Gilipollas, lo tenía en sus manos y leía una de mis ultimas páginas totalmente entretenido. ¿No había tenido bastante con no contratarme como para ahora leer mi vida para luego mofarse?.

-Es usted un fastidio ¿sabe?, deme ahora mismo mi libreta y mi pluma si no quiere que le de otro guantazo- amenacé mientras alargaba la mano en espera de la entrega.

La joven comenzó a pedirle disculpas a la secretaria a la cual con anterioridad había estado echándole la bronca por no haber sido contratada, realmente la secretaria tenia muy mala suerte, pues también era la misma a la que yo le había dado la charla sobre como no sabían contratar a empleados.

Después de decirle quien era, ella se giro sorprendida, aunque por lo visto había intentado evitar mostrar su sorpresa. Como me esperaba su mano se dirigió directa a mi cara propinándome una bofetada. Debo reconocer que la joven tenia fuerza en la mano, pues aquel bofetón me puso los dientes en su sitio, de todos modos sonreí , pues me lo merecía y no podía culparle de querer propinarme una paliza. No tardo en comenzar a decirme las cuatro cosas que había comentado que me diría, la primera era que era un pijo que había tenido todo durante mi vida sin esfuerzos, para que negalo si era verdad. Seguí mirándola divertido a la vez que esperaba escuchar su segunda frase. Le repugnaba, algo también bastante esperado después de haber rechazado su currículo por no tener experiencia. La tercera era que me arrepentiría de no haberla contratado, que equivocada estaba, si había ido al ayuntamiento era para contratarla. La cuarta de nuevo el apodo gilipollas, tampoco nada sorprendente.

Iba a contestarle cuando la joven cogió su bolso y se dispuso a salir del ayuntamiento, aunque resbalo y cayo al suelo. Me disponía a ayudarla, pero cuando me di cuenta ya estaba de pie, me fije en que su pluma y su libreta habían caído al suelo, al recogerlo, sin querer lo abrí por una de las paginas, pero no llegue a leer nada, pues ya lo había cerrado, no sin antes dejarle dentro mi tarjeta de contacto.

Cuando me di cuenta la joven buscaba como loca la libreta, y de nuevo lo malinterpreto pensando que lo había estado leyendo. No tenia ganas de discutir, y puesto que ya había metido mi tarjeta dentro de su libreta, mi misión ya estaba cumplida,si necesitaba algo de mi podría contactarme con facilidad.: aquí tienes, no a sido mi intención abrirla.

Me dió la libreta, aunque más bien se la arranqué de la mano. Salí del ayuntamiento como alma que lleva a el diablo. Esos pijos-ricos eran unos estupidos que no tenían ninguna consideración las con el resto de personas, ya que se creen que su poder alcanza niveles que hacen que el resto parezcan insignificancias. Pero no era de sorprender el mundo estaba lleno de sin verguenzas, y el tal Anthony no era el primero que conocería y claramente tampoco el último, por desgracia.

Caminaba hacia casa intentando relajarme. Saqué mi libretita para comprobar que estaba intacta. Un papelito calló al suelo, ¿que sería?, me dispuse a recogerlo, y no lo pude creer... Una tarjeta de visita de aquel tipo, ¿se la habría puesto sin querer?, o quizas ¿La habría pues aposta, con el fin de hablar y arreglar las cosas?. No lo sabía en aquel momento. En la tarjeta venían especificados 2 números de teléfono, además de su dirección. Tal vez, ella se había pasado un poco al darle aquel guantazo y debía disculparse, ella no era nada agresiva, pero cuando estava nerviosa no se controlaba. La mejor sería pensar con un poco de tranquilidad y barajar la opción de llamarlo o ir a su casa más friamente. Quizás se podrían arreglar las cosas y ser contratada, pero despues de aquel numerito en el ayuntamiento lo dudaba y mucho, pero por intentarlo no se pierde nada ¿o si?